No haga eso que el señor es músico!! (De JOSÉ MANUEL MORENO a ENRIQUE "Chueco" GARCÍA, cuando el puntero izquierdo de Racing le estaba pegando un baile descomunal al defensor uruguayo Schubert Gambeta)
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Tengo una anécdota terrible con Fabio Capello. Estábamos jugando un picado en la Ciudad Deportiva y había más de tres mil personas mirando. Recibo una pelota en el área y la paro de pecho. Me queda para patear de primera, pero veo que viene un defensor, engancho y lo hago pasar de largo... ¡Aró como tres metros! Sigo y enfrento al arquero, pero la pelota me pica mal. La única que me queda es darle de taco. Pin... ¡palo! La cancha se viene abajo de los aplausos, pero en el contragolpe nos embocan ellos. Capello paró el entrenamiento y me gritó como si hubiese hecho un gol en contra. La tribuna aplaudía y el tano me mataba. Fue horrible. En ese momento me sentí como si a un trompetista le tapan la trompeta cuando va a empezar el concierto (ESTEBAN CAMBIASSO, durante su paso por el Real Madrid, Mayo de 1997)
Yo crecí en un barrio privado... privado de luz, agua, teléfono... (DIEGO MARADONA, durante su visita a Bolivia en Marzo de 2004)
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Nunca me peleé con Navarro Montoya. Hasta paré una reunión en la que querían sacarle la cinta de capitán. Él en eso era bueno. Adentro y afuera. Nos hizo ganar guita a todos (ALBERTO "Beto" MÁRCICO, ex jugador argentino, en declaraciones a la revista "Mística" Nº 7, 31/5/97)
Si ellos lo dicen...
“Fue el milagro argentino. Nadie discute que el país ganó el Campeonato Mundial de Fútbol de 1978 antes de que se diera el puntapié inicial. Su organización lograda contra los presagios, sorprendió al mundo (...) Los periodistas argentinos que tuvimos que convivir con nuestros colegas extranjeros durante esos días pudimos comprobar cómo en los más honestos de ellos -afortunadamente la mayoría- se disolvían los prejuicios que traían de sus países merced a la insidiosa propaganda motorizada por las organizaciones subversivas y los ingenuos de siempre (...) Es cierto que los argentinos todos vivieron por primera vez en décadas la oportunidad de salir a la calle bajo una sola bandera. Después de cuatro o cinco años de sufrir una guerra sucia, la guerra desatada por la subversión, surgió la ocasión de expresar entusiasmo (...) En rigor, la tranquilidad estuvo volviendo lentamente antes del Mundial. Actualmente, los argentinos vivimos una calma maculada por las resonancias de escasos pero siempre dolorosos atentados, generalmente efectuados con bombas instaladas por manos anónimas. El último y uno de los que repercutieron más penosamente en el ánimo de la opinión pública. El que costó la vida a tres personas en la calle Virrey Melo, en Barrio Norte, entre ellas la de Paula Lambruschini, de quince años, hija del jefe de Estado Mayor de la Armada (...) De todos modos, esta calma expectante que vive la Argentina es anterior al Mundial. Muy probablemente sin ella no podría haber habido Campeonato. Pero fue durante su transcurso cuando casi mágicamente despertó en la conciencia colectiva esa necesidad de expresarse, de mostrar su unidad bajo la bandera nacional. De mostrarse patriota, en fin. También fue una manifestación de victoria (...) Quizá sea cierto, pero en los festejos del Mundial mostramos por primera vez en mucho tiempo que estamos orgullosos de ser argentinos".
(Marcelo Araujo y Mauro Viale. Revista “Argentina ante el mundo”, Septiembre-Octubre de 1978)
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Ya no somos el país de los grandes arqueros porque seguimos pensando que es un puesto para el gordito o el boludo (UBALDO FILLOL, ex arquero argentino, Enero de 1998)
¿El árbitro es catalán?… No hay más que decir (BERND SCHUSTER, ex jugador y técnico alemán, tras el Sevilla-Real Madrid -Noviembre 2007-)
Fue un fotomontaje la imagen que se vio, mis abogados ya tomaran cartas en el asunto (JORGE "Chino" BENÍTEZ, ex técnico de Boca Juniors, después de su escupitajo al "Bofo" Bautista en la Bombonera)
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Chilavert dice que las presiones las tiene el que se levanta a las cinco de la mañana para ir a trabajar, no los futbolistas...
-Yo no comparto esa opinión. Creo que cada uno en su trabajo tiene presión. La presión de hacer las cosas bien, de saber que cuando la haces mal alguien te va a recriminar. No pasa sólo por una cuestión social. Todos tenemos presiones. Es incluso una meta: hacer las cosas bien. Yo quiero educar bien a mis hijos y eso en sí representa una presión, ¿me entendés? Ahora, lo que creo es que Chilavert habla de necesidad, no de presión, que son dos cosas diferentes. Yo no tengo la necesidad de ganar: por más que pierda a la noche voy a comer, voy a dormir en mi casa, en mi techo. La presión que dice Chilavert es la del hombre que si no vende las tortas fritas que tiene que vender no le va a poder dar de comer a sus hijos (JUAN ANTONIO PIZZI, en declaraciones a la revista "Al arco", Julio de 2001)
En el fútbol, cuando muñeco supera a muñeco, el equipo que defiende está perdido (JOSEP "Pep" GUARDIOLA, ex jugador español)
Tablón - Héctor Sánchez (Argentina)
A los sufridos hinchas del fútbol de ascenso, que gambeteando la violencia todavía se le animan a la tarde de los sábados. Señor, yo sé que no tengo perdón porque esto no se redime de ninguna manera. Yo, que ando por ahí creyendo que esto es una enfermedad. Y a veces eso me parece grave y otras veces digo que es sólo una enfermedad.
Y eso me sucede, digamos, cada vez que perdemos, porque cuando ganamos -sábados de tanto en tanto- puedo decir que soy un enfermo mientras me río, salto y grito.
Y vuela por el aire el gorrito. Hasta la radio vuela por el aire.
Señor, yo, que algo sé de fútbol y que suelo acertar cuando digo que ese diez que corre en punta de pies dentro de poco estará jugando en algún equipo grande. No, yo digo de los grandes de los sábados, porque ya pasar a los domingos es otra cosa, otra categoría. Pero así y todo yo lo saqué por la pinta al Lungo Pérez, dije: vean, ése sí que va a llegar, a más tardar dentro de un año va a jugar -por lo menos- en Chicago, o en All Boys.-Sí, y vamos a terminar los vestuarios o las cabinas para los periodistas, dijo el Pelado Luis, masticando las palabras. -Lo mato al presi si lo llega a vender, gruñía el Gordo Adrián. -¿Y si no cómo entra un mango a este club? Callate Gordo, hacéme el favor, casi gritaba el Tino.
También dije que aquel grandote que hizo dos goles el día que debutó no iba a llegar a ningún lado.
- No se sabe dar vuelta, le rebota la pelota a tres metros del pecho, no ves que es un paquete, dije al sábado siguiente, y duró menos de 10 partidos en primera. Por eso, señor, yo sé que me defiendo mirando el fútbol, aunque grite como un salvaje. Pero sé diferenciar entre un golcito y un gol de ésos que hasta el número dos de ellos reverencia con la mirada cuando la pelota viaja hacia la mitad de la cancha para sacar del medio. Y también sé que esta enfermedad no se cura. Porque yo sé que nunca me va a tocar volver doblado una madrugada, borracho y feliz, por haberle ganado a River, o por entrar a una Copa Libertadores. Sí, borracheras hubo y habrá, entendeme bien, pero nunca por un motivo sublime así.
Señor, por eso te digo que a veces no tengo perdón por borrarme en todos los partidos, por partir el calendario con un tajo el día sábado, y ocupar ese espacio con un abismo y unas bocanadas de aire agitado que se me escapan cuando estoy llegando a la cancha. Al cajón de manzanas, nos dicen los turros de la tribuna de enfrente. Gritan contra los tablones, estos tablones, mis tablones, los que mi tío me contó que el club compró cuando yo no había nacido todavía, en la maderera ésa que estaba en Avellaneda. Fue cuando dividieron la tribuna lateral y construyeron la Social, como le llamaba mi tía cuando veníamos para la cancha con una sonrisa más grande que el sol que les daba de lleno a los visitantes. Cuando la inauguraron ganamos por goleada, una barbaridad el equipo ese día, no lo voy a olvidar jamás.
Así son mis sábados, señor, mezcla de ritual antiguo y misa popular, pero en un tablón. Aunque los pobres de espíritu digan que tengo los sábados hipotecados, que no comparto esas tardes con las nenas, que el egoísmo y que todas esas cosas. Pero ojo, señor, que peor son los tipos como yo pero de los domingos, eh. Esos verduguean a todos los suyos en el día bíblico. El día de la familia. Sacrifican los asaditos, la mesa compartida, el vino que es tu sangre, señor.
Y encima, a muchos de ellos les toca volver tan en banda como vuelvo yo la mayoría de los sábados. Sin nada en el bolsillo del alma. Más vacíos que el vestuario después que se van los gritos de los muchachos. Esos, señor, no tienen perdón. Pero yo, pobre pecador que cada vez grita menos goles y que cada año, por esos laberintos que tiene la fe, cree un poquito más, te digo, señor, que este solcito tibio, los manises que vende el Rengo Raúl al lado del alambrado y las banderas que aparecen 15 minutos antes de los partidos, todo eso es mío. Y lo que es más mío de todo este asunto es la voz del estadio, señor. Esa magia, esos parlantes de verdulero que se escuchan gangosos como si el que habla transmitiera desde una lancha de pasajeros del Tigre, y que siempre van a decir, hasta cuando estén apagados, que si su piloto no es aguamar / no es impermeable / lo puedo asegurar. Esa será, para siempre, la música de fondo de mis sábados a la tarde, señor.
Todo eso y nada menos que eso me lo voy a llevar puesto el día del viaje final. Que será un sábado, después de que el canchero descuelgue las redes de los arcos y junte los banderines del córner; y después de que el Rengo Raúl embolse los manises que le quedaron para vendérselo al boliche de la Avenida que tiene cerveza suelta. Con el corazón congelado por el recuerdo de un descenso, saldré por el portón de la Social, como le decía mi tía. Y entonces veré el cielo pálido por entre los tablones. Señor, no hay mejor vista para un atardecer. Te lo puedo asegurar.
(extraído de la revista “Al arco”, Julio 2001)
Grondona es un mafioso. Te corre siempre con que es el vicepresidente de la FIFA (DIEGO MARADONA, "atendiendo" al pope del fútbol argentino)
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Yo escucho a los técnicos que dicen: "Estoy preparando el equipo para el próximo torneo", y eso que tienen a los jugadores seis meses. Yo los tengo cinco días y me piden que el equipo sea brillante. ¡Dejate de joder! (DANIEL PASSARELLA, Abril de 1997, por entonces técnico de la Selección Argentina)
No creo que golpear el balón con la cabeza provoque algún problema a los jugadores, los futbolistas ya son lo suficientemente estúpidos (Un comentarista de la Premier League, analizando la noticia acerca de que los cabezazos podrían causar daños cerebrales)
Todo lo que podía salir mal salió mal. Espero que podamos llegar a casa sin que nos pase nada... (FRANK CLARK, entrenador del Nottingham Forest después de perder 7-0 contra el Blackburn)
COLCHONEROS - Atlético de Madrid (España)
Cuando el 26 de Abril de 1903 un grupo de estudiantes vascos que residían en Madrid fundan el Athlétic Club de Madrid, casi ninguno de ellos pensó en que esta sucursal madrileña del Athlétic de Bilbao llegaría a convertirse con los años en uno de los más grandes clubes de España.
Los colores iniciales de la camiseta fueron los mismos que los de su progenitor vasco: camisa blanquiazul a rayas verticales y pantalón blanco. En 1912, el equipo de Madrid debió abandonar la tutela de su homónimo vasco por acuerdo federativo.
Abocado el club a conseguir una nueva indumentaria, la misma es encargada a Juanito Elorduy, jugador del club, quien viajaba a Inglaterra, quien también recibió el encargo de abastecer el vestuario del Athlétic de Bilbao con las mejores camisas de fútbol que se pudieran conseguir, las provenientes de Inglaterra.
El vasco, dejó el encargo para último momento y se encontró el día de retorno dando vueltas por el puerto de Southampton con el ferry esperando para cruzar el canal. No había camisas azules y blancas, como las que necesitaba, pero sí gran cantidad por todos lados de camisas a rayas rojas y blancas que eran las del equipo local, el F.C. Southampton.
Elorduy compró 50 blusas abotonadas, rojas y blancas. A su llegada, en Bilbao, quedaron 25 y las otras 25, que se estrenaron antes, viajaron con él para Madrid.
De ahí proviene el apodo de “colchoneros” porque en la época en la que el Atleti lució por vez esas camisetas a franjas rojiblancas (1911), éstas guardaban gran similitud con los colores de las fundas de los colchones de la época.
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El referí demasiado justo (Alejandro Dolina - Argentina)
El colorado De Felipe era referí. Contra la opinión general que lo acreditó como un bombero de cartel, quienes lo conocieron bien juran que nunca hubo un árbitro más justo. Tal vez era demasiado justo.
De Felipe no sólo evaluaba las jugadas para ver si sancionaba alguna infracción: sopesaba también las condiciones morales de los jugadores involucrados, sus historias personales, sus merecimientos deportivos y espirituales. Recién entonces decidía. Y siempre procuraba favorecer a los buenos y castigar a los canallas.
Jamás iba a cobrarle un penal a un defensor decente y honrado, ni aunque el hombre tomara la pelota con las dos manos. En cambio, los jugadores pérfidos, holgazanes o alcahuetes eran penados a cada intervención. Creía que su silbato no estaba al servicio del reglamento, sino para hacer cumplir los propósitos nobles del universo. Aspiraba a un mundo mejor, donde los pibes melancólicos y soñadores salen campeones y los cancheros y compadrones se van al descenso.
Parece increíble. Sin embargo, todos hemos conocido árbitros de locura inversa, amigos o lacayos de los sobradores, por temor a ser sus víctimas. Inflexibles con los débiles y condescendientes con los matones. Una tarde casi lo matan en Ciudadela. Los Hombres Sensibles de Flores lamentaron no haber estado allí, para hacerse dar una piña en su homenaje.
(extraido del libro "Crónicas del ángel gris)
Vimos unas luces rojas, creíamos que pasaba algo malo y por eso entramos (JAIME "Pajarito" VALDÉS, delantero chileno, tras ser sorprendido dentro de un sauna, intentando "despejarse" de la dura vida en la concentración de la Sub-20 chilena)
Tan solo fui por el balón.
(VINNIE JONES, ex jugador inglés, luego de derribar a ¡un niño!, en un partido de pretemporada del Leeds United -1988-)
(ROY KEANE, ex jugador y técnico irlandés, dirigiéndose al DT de Irlanda Mick McCarthy, tras ser expulsado de la concentración irlandesa en el verano de 2002, previo al Mundial de Corea-Japón)
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Si el padre de David Seaman hubiese usado condón, todavía estaríamos en el Mundial.
(NICK HANCOCK, humorista inglés, comentando el gol de Ronaldinho al ex portero del Arsenal, en la fase final del Mundial 2002 que derivó en la eliminación de Inglaterra)
Ustari tuvo la culpa de los dos goles del Valencia. Tuvo una noche tan mala que esperamos y rezamos para que el "Pato" esté listo para el partido contra el Real Madrid (MICHAEL LAUDRUP, ex jugador y técnico del Getafe, "respaldando" con todas sus fuerzas a su arquero titular ante la lesión de Abbondanzieri, Octubre 2007)
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A mí no me importa que usted diga que soy un tronco mientras me siga poniendo en la tapa de la revista
El maldito segundo de Heysel
Un miserable segundo separó al Atlético de Madrid de proclamarse campeón de Europa. Fue el 15 de Mayo de 1974 en el estadio "Heysel" de Bruselas. Enfrente tenía un buen equipo, pero asequible al conjunto rojiblanco: el Bayern de Munich de los Beckenbauer, Breitner, Hoeness y Müller.
El Atlético formó con Reina; Heredia, Eusebio, Capón; Adelardo, Luis, Irureta; Ufarte (Becerra), Gárate y Salcedo (Alberto). Al equipo de esta campaña se le conocía cariñosamente como el Atlético Buenos Aires. Y es que además del técnico Juan Carlos Lorenzo, había muchos jugadores argentinos: Rubén "Ratón" Ayala, Ramón "Cacho" Heredia, El "Panadero" Díaz, Benegas e Iselín Santos Ovejero.
Los rojiblancos habían controlado el centro del campo con su mayor calidad técnica y llevado las riendas del encuentro durante la mayor parte del tiempo. Los delanteros fueron sometidos a férreos marcajes (Heredia sobre el "Torpedo" Gerd Müller y Schwarzenbeck sobre Gárate) y el marcador no se movió.
En la prórroga siguió la misma tónica del partido. Pero a falta de seis minutos el colegiado belga Leraux señaló una falta en el borde al área alemana. Luis Aragonés, el "Sabio de Hortaleza", catedrático en el lanzamiento de golpes francos, lo vio muy claro. Golpeó el balón por encima del muro alemán y antes de que entrara ya estaba festejando el tanto. El portero Maier se quedó de piedra.
El partido parecía decidido en favor de los rojiblancos. Pero, cuando el colegiado ya miraba su cronómetro, un zapatazo desde 35 metros de Schwarzenbeck se coló entre una nube de piernas y llegó hasta la red atlética. Era el empate definitivo. No dio tiempo ni a sacar de centro. La fortuna le había dado la espala a los rojiblancos. En el fútbol, como juego que es, además de poner todos los medios a tu alcance para conseguir la victoria, hay que contar con la suerte. Y en lo referente a la diosa fortuna el Atlético siempre ha sido subcampeón. Los dados nunca le han sido favorables y aquella noche mucho menos.
Dos días después se jugó el partido de desempate. Pero el jarro de agua fría dejó congelada la moral atlética y los rojiblancos sucumbieron por 4-0 ante los muniqueses. La final ya se había perdido 48 horas antes. Cierto es que el partido no acaba hasta que el árbitro no pita el final..., pero no hay duda de que el campeón de Europa moral de 1974 vestía a rayas rojas y blancas, aunque la Copa "volara" de las vitrinas atlétlcas por un maldito y fatídico último segundo.
(extraido del libro "Los grandes clubes del fútbol mundial", pág. 127)
DIABLOS ROJOS - América de Cali (Colombia)
"Porque el América es uno. El de ayer, el de hoy o el de mañana. Porque el nuestro no es un equipo de fútbol solamente. Es una explosión humana, una pasión aberrante, una arbitrariedad del corazón.
No somos el antojo de esos buenos señores que se dedican al fútbol para disfrutar su tiempo y gastar su plata. NO. El América es sangre de la sangre de un pueblo que por él vive y padece. Y que por él se deja llevar de los diablos todos los domingos.
Como el Flamengo de Río, el Boca de Buenos Aires, el Colo Colo de Santiago, el Alianza de Lima -para no citar otros-, el nuestro no es un club por acciones, sino todo un pueblo uniformado de rojo".
Este adagio de Alfonso Bonilla Aragón, hermano de Carlos Bonilla, primer guardameta que tuvo el América de Cali, resume la filosofía de este equipo.
América es la institución más antigua de Colombia, es el decano del fútbol profesional colombiano, su fundación se remonta a 1927 y su historia está ligada a lo más íntimo de la historia de la ciudad de Cali.
Nació en los barrios populares y desde entonces su insignia está cosida al alma de un pueblo. En todos los rincones de la geografía del país se quiere, respeta y admira.
El América que hoy conocemos tiene sus antecedentes en un equipo llamado Junior, club que mereció el nombre de Racing, por usar los colores distintivos del homónimo argentino.
Posteriormente, se llamó Independiente, y por fin, América, tal como lo relata Marco Tulio Villalot uno de sus primeros guardametas, en un folleto histórico que se publicó hace años. Desde entonces, el uniforme asumió los colores rojos.
El calificativo de "diablos rojos” apareció en los años treinta, después de un partido celebrado en Bogotá, donde un periodista de antaño afirmó que los jugadores del América eran unos auténticos “diablos” en la cancha. El escudo, con el diablo que identifica a la Institución, apareció en la década de los cuarenta.
Obligado por las circunstancias, América es el primer equipo que hace una gira nacional y obtiene el cariño de toda la nación colombiana. América, en una decisión absurda, es expulsado del torneo regional y el Presidente, Luis Carlos Cárdenas, propone la gira por las ciudades principales para no dejar morir a la institución.
Más que una gira fue un hazaña. Desde entonces los nombres de sus cracks alcanzaron la fama y la gloria. América recibió otro apelativo: “La academia roja”, por su fútbol lírico y elegante.
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Cuando llegué a Rosario para dirigir a Central, un periodista me acusó de burrero, de jugador compulsivo. Dijo que conmigo se iban a incrementar las apuestas en el Hipódromo Independencia. Es cierto que en mi época de futbolista pedía permiso para salir los sábados de la concentración e iba al Hipódromo de Palermo. Llegaba trotando y con todo lo que caminaba adentro, me hacía muy bien para estar 10 puntos para el partido del domingo (ÁNGEL AMADEO LABRUNA, el mayor símbolo de River Plate, contando sus experiencias al mando de los "canallas")
¡Chueco, hacele hacer un gol a Cassán! (Pedido del relator argentino Fioravanti, quien transmitía desde el costado del campo de juego, a Enrique "Chueco" García, cuando el jugador de Tigre reemplazó a Herminio Masantonio, en un partido por la Copa Roca con Brasil, en 1940.
Luego de desparramar unos cuantos rivales, el delantero de Racing le sirvió la pelota a Cassán, que decretó el 5 a 1 argentino. El "Chueco" salió corriendo y le preguntó a Fioravanti: ¿Y ahora...a quién?)
El 95 por ciento de los periodistas no sabe nada de fútbol (CÉSAR LUIS MENOTTI, técnico argentino -1982-)
Menotti dice que el 95 por ciento de los periodistas no saben nada de fútbol. Es muy generoso (ELBA DE PAULA LIMA, “Tim”, técnico brasileño, 1982)
Javier Zanetti es como una máquina sensible: parece un alemán con sentimiento latino (FRANCISCO “Pacho” MATURANA, director técnico colombiano, 1997)
MANYAS - Peñarol (Uruguay)
El gran momento de Nacional de Montevideo, que en 1915 iguala el récord del Alumni argentino de 1906, obteniendo los tres torneos de disputa anual en el Río de la Plata (Copa Competencia, Honor y Uruguayo), sería el inicio de un título a nivel local que nadie antes había logrado, la Copa Uruguaya en Propiedad, al ganar consecutivamente en 1915, 1916 y 1917.
Factor decisivo para esta conquista fue el retorno de Angelito Romano en 1915, y la incorporación de Carlos Scarone, ambos provenientes de Boca Juniors. La incorporación de Carlos Scarone tuvo sus entretelones a nivel familiar.
Carlos Scarone pertenecía a una familia emigrante italiana, ferrocarrilera y allegada al C.U.R.C.C. (Central Uruguay Railway Cricket Club, entidad de la cual miembros disidentes fundarían Peñarol) colores que defendió hasta su pasaje por Boca Juniors en 1913. Carlos viste la tricolor ante el C.U.R.C.C., tras haber sostenido una gran discusión con su padre por la determinación de su hijo, este ante las recriminaciones recibidas expresó: "¡que me voy a quedar allí, si son unos manya mierda!"
Expresado en un lenguaje muy particular de la época el mangiare (comer) quedó como el "manya", el resto no necesita explicación.