(GABRIEL CALDERÓN, ex jugador argentino, Campeón Mundial Juvenil en Japón 1979, opinando sobre César Luis Menotti)
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(GABRIEL CALDERÓN, ex jugador argentino, Campeón Mundial Juvenil en Japón 1979, opinando sobre César Luis Menotti)
(PATXI GABILONDO, secretario de la Federación Guipuzcoana de Fútbol)
Tarde de fútbol (Mercedes Luna Fuentes - México)
frente a su novia
sobre el pasto súper verde y bien podado
con los tachones oscuros regalo de un partido.
Tira un autogol
frente a la cuadrilla de limpieza que brinca
avienta sus escobas y cachuchas.
Tira un auto gol
pita el árbitro lo besan los contrarios
lo empujan sus compañeros
lo patea la afición.
Banderines en el suelo
botellas frituras
sobre bilis sobre orines y cigarros.
¡Quiero más! grita grita un pordiosero
que deambula
entre la poca afición tumbada
borracha de tropezones.
Uno de ellos era Matías González, fuerte defensor, implacable en la marca, decisivo para jugar tamaño torneo. González no estaba bien visto en el plantel por no haber acompañado la huelga, y sus compañeros hasta le negaban el saludo. Pero ahí surgió la figura de Obdulio Varela, líder del grupo, guapo y de fuerte personalidad. Obdulio, el "Negro Jefe" reunió a todo el equipo y después de una breve introducción, dijo: "nadie sale de esta pieza sin saludar a este compañero", con obvia referencia al por entonces zaguero de Cerro.
Lógicamente, la sugerencia fue aceptada sin chistar. Para Obdulio Varela era la única forma de crear una unidad, un grupo de verdad, más allá de diferencias y personalismos. Era la única forma de lograr el objetivo tan anhelado por los uruguayos: traer nuevamente la Copa Jules Rimet al Uruguay. Y así fue que todo terminó en el glorioso Maracanazo, con Obdulio como figura en el medio de la cancha y un Matías González que tuvo una extraordinaria actuación en la defensa.
* Glosario
Carnero (trabajador que no se adhiere a una huelga)
(MARIO DAS NEVES, gobernador de la provincia de Chubut, objetando al gobierno argentino por los retrasos en el giro de fondos a provincias, mientras está al día el contrato con la A.F.A. por la televisación del fútbol)
(JUAN VILLORO, escritor mexicano)
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La Guerra de los cinco días
Así que entonces los 23.833 espectadores que pagaron entrada; más los 7.000 "portugueses" que completaron las 30.000 personas que llegaron al Estadio, fueron privilegiados testigos de algo que el tiempo no borrará.
En la guerra de los 5 días, River ganó dos batallas que serán inolvidables. Porque casi siempre los equipos "chicos" son los grandes defraudadores de la expectativa. Y cuántas veces hemos mirado con simpatía una buena campaña de un "chico" que finalmente se desploma al llegar al Estadio.
Cuántas veces un "chico" le gana a un "grande" y después cae demostrando que aquella victoria fue una golondrina que no hizo verano.
En cambio River, que ya muy bien había jugado aquel sábado ante Nacional, el siguiente fin de semana fue un gigante que dominó casi sin problemas a Peñarol.
Generalmente, cuando un equipo juega muy bien al fútbol, es llevado por delante por intermedio de la fuerza. Lo corren a "ponchazos". Pero con este River no sucede eso. Porque a los toques magistrales de Aguilera, Moura y Ponce, se suma cuando hay que "meter", la fuerza de Agresta, del "Pello" Rodríguez y de Sánchez, que son capaces de trancar con la cabeza como lo han demostrado.
FICHA TÉCNICA
River Plate 3-Nacional 2
Fecha: 6/6/81
Formación de River Plate: C.Carussini, D.Sánchez, J.Rodríguez, M.Menchaca, N.Agresta, J.C.Rodríguez (Cap.), C.Aguilera, J.Ponce, W.Villar, H.Moura, (15' O.Giménez), J.Torres.
Goles: 51' J.C.Rodríguez, 53' Villar y 69' Moura.
River Plate 2-Peñarol 0
Fecha: 11/6/81
Formación de River Plate: C.Carussini, D.Sánchez, J.Rodríguez, M.Menchaca, N.Agresta, J.C. Rodríguez (Cap.), C.Aguilera, J.Ponce, W.Villar, (75' W.Ocampo), H.Moura y J.Torres.
Goles: J.C.Rodríguez y J.Torres.
¡Atajó Roma! (Aldo Riera - Argentina)
"Si sabes encontrar el triunfo tras la derrota,
y recibir a estos dos mentirosos con el mismo
gesto, si puedes conservar tu coraje y tu
cabeza cuando todos los demás la pierdan,
entonces los reyes, los dioses, la suerte,
la victoria serán para siempre tus esclavos
sumisos y, lo que vale más que los reyes
y la gloria, serás un hombre, hijo mío".
RUDYARD KlPLING
-¡Hola, hola, probando!
José Bolzoni, don Pepe para el barrio, está probando los parlantes para transmitir la carrera.
Sí, otra vez carreras de bicicletas y el barrio está de fiesta. La Sociedad de Fomento organiza.
El micrófono conectado a la consola, los cables en su lugar, en minutos todo estará listo, con tiempo y a la perfección, como a él le gusta. No deja nada librado al azar. Es un perfeccionista, tiene experiencia, esta es la centésima carrera que va a transmitir. Una bocina colgada de cada plátano y las tres cuadras principales tendrán información. Todo está saliendo a pedir de boca.
Las densas nubes que se habían juntado en el poniente a las primeras horas de la mañana se van disipando. No lloverá, les espera otro día bochornoso de calor. La champion tapó los pozos. El regador por la tarde humedecerá la tierra, solo falta eso. Lo demás todo listo. Pero Pepe no está conforme, esa tarde tiene otra cita impostergable, esa tarde Boca puede asegurarse el campeonato; está aun punto de River; al que debe enfrentar hoy, ¡el clásico nada menos! El partido del siglo, exageraba la prensa capitalina. Ganar y la gloria.
El partido comenzará a las cinco, la carrera también. Lo que dura el partido, durará la carrera. Imposible escucharlo; estaba realmente malhumorado. No concebía a Boca jugándose un campeonato y él ausente, aunque solo fuera como oyente. La solución se la dio su sobrino Ricardo.
Rolando Narciso Rivero echa el agua de la palangana sobre su cabeza calva, no ha podido dormir la siesta, las sábanas se le pegaban en su piel lampiña, el calor es insoportable. Pero este hecho no lo ha puesto mal. Está feliz; debuta después de un centenar de carreras. Sí, debuta con la famosa bicicleta del Pescado Gaveglio, recientemente retirado, que con dolor y por necesidad tuvo que venderla. Aquella, casi una leyenda, la que encontró en un basural y con paciencia y artesanía puso competitiva. La que lo llevó a destacadas actuaciones por las rutas nacionales. Grande fue el esfuerzo de Rolando Narciso, pesito a pesito fue juntando con horas extras y changas. Y por fin se le cumplió su sueño. Hoy es el día. Hoy se va a prender con los Uturriaga, los Lomónaco, los Impala, en fin, con los líderes de la categoría.
Está lleno de expectativa y ansiedad. Se seca la cabeza con una toalla, arranca del almanaque el día 8, hoy es el día 9 de Diciembre de 1962, Boca puede ser La tierra, solo falta eso. Lo demás todo listo. Pero Pepe no está conforme, esa tarde tiene otra cita impostergable, esa tarde Boca puede asegurarse el campeonato; está aun punto de River; al que debe enfrentar hoy, ¡el clásico nada menos! El partido del siglo, exageraba la prensa capitalina. Ganar y la gloria. El partido comenzará a las cinco, la carrera también. Lo que dura el partido, durará la carrera. Imposible escucharlo; estaba realmente malhumorado. No concebía a Boca jugándose un campeonato y él ausente, aunque solo fuera como oyente. La solución se la dio su sobrino Ricardo.
Rolando Narciso Rivero echa el agua de la palangana sobre su cabeza calva, no ha podido dormir la siesta, las sábanas se le pegaban en su piel lampiña, el calor es insoportable. Pero este hecho no lo ha puesto mal. Está feliz; debuta después de un centenar de carreras. Sí, debuta con la famosa bicicleta del Pescado Gaveglio, recientemente retirado, que con dolor y por necesidad tuvo que venderla. Aquella, casi una leyenda, la que encontró en un basural y con paciencia y artesanía puso competitiva. La que lo llevó a destacadas actuaciones por las rutas nacionales.
Grande fue el esfuerzo de Rolando Narciso, pesito a pesito fue juntando con horas extras y changas. Y por fin se le cumplió su sueño. Hoy es el día. Hoy se va a prender con los Uturriaga, los Lomónaco, los Impala, en fin, con los líderes de la categoría. Está lleno de expectativa y ansiedad. Se seca la cabeza con una toalla, arranca del almanaque el día 8, hoy es el día 9 de Diciembre de 1962, Boca puede ser campeón, a él no le preocupa, ni le interesa. Solo piensa en ganar, ha participado en más de cien eventos y nunca ha ganado, pero ahora no es una utopía pensar en un triunfo. Por primera vez tiene máquina para pelearles a los más encumbrados de la Tercera Libre. Le puso grafito al piñón, la rueda giró y giró libremente durante largos minutos. ¡Es una maravilla!, está conforme. Se ató el pañuelo en la frente. Un beso a Matilde. "Que triunfe, hijo", su deseo de madre, "pero en caso contrario, recíbalo con el mismo gesto", y con ternura la anciana completa el consejo, "Serás un hombre, hijo mío". Le abre la precaria puerta; Rolando Narciso Rivero (Revire, para los muchachos del ambiente, apodo que se ganó por méritos propios, pues sus reacciones eran un tanto díscolas) salió del interior de la casucha montado en su máquina, parado sobre los pedales, balanceándose, camino a la gloria. Su madre se queda con el brazo levantado despidiéndolo hasta que se pierde en el fondo de la calle polvorienta. Será una sorpresa para todos, está seguro.
Un mundo de gente alborotada en derredor del palco. Por los parlantes el dúo Gardel-Razzano y sus guitarras amenizan. El sol cae a plomo, insoportable, no importa; un sombrero, una gorra, un pañuelo, una sombrilla y el entusiasmo por ver el espectáculo lo aplacan. Don Pepe, con la radio a válvulas al hombro, llega al palco.
-Mi sobrino es un genio. El transmitirá la carrera, el gordo Muñoz el partido y todos felices.
Marino Castellani, una gloria del pedal de las décadas de los cuarenta y cincuenta, bajó la bandera a cuadros y...
-¡Largaron! -gritó el viejo Bolzoni.
Nai Foino, pitó con energía.
-¡Comenzó el clásico! -tronó la voz del Gordo Muñoz- ¡Valentín para el Beto Menéndez! -pero no se escuchó, la radio bajita para que no interfiriera en sus relatos.
-¡Y, allá se va el pelotón, en busca de la grandeza que solo uno logrará. Son treinta pasiones, son treinta almas que ansiosas pedalean hacia la gloria! ¡Se pierden en el fondo de la recta! ¡Señores y señoras! acaban de presenciar la largada de la tercera edición de la vuelta del barrio Emilio Mitre, que organiza la Sociedad de Fomento. La Tercera Libre está en carrera; disputan el trofeo "Joyería Biondini". Don Miguel Difeo, representante de la firma, se ha hecho presente y él mismo en persona hará entrega en mano al ganador este bonito trofeo que ustedes están visualizando, aquí mismo en este palco.
Eufórico Pepe, en su lenguaje tan personal, transmite los primeros minutos del evento. Con sus gritos tapa la voz de Muñoz, que es difundida por el receptor casi sin volumen.
-Doblaron en la esquina de Irigoyen y avenida La Plata, Aquiles Tonarelli marcha en punta, muy de cerca lo escolta Felipe Impala, su compañero de equipo. Atrás los hermanos Cottini, luego el pelotón como un enjambre de abejas.
A Rolando Narciso Rivero el sudor se le desliza por la frente, el pañuelo que le hace de vincha se empapa, los lentes ahumados le cortan los reflejos. Está último, ni se da cuenta, está tan concentrado, tan poseído, solo piensa en su carrera. Me mantendré expectante, debo sorprenderlos, planea su estrategia.
-¡Centro laaargo de Sarnari, sale Roma y controla bien! -la vieja radio a válvulas sobre la mesa con el volumen muy bajo; Muñoz, relata, don Pepe no la escucha.
-¡Caballero quiere vestir elegante y distinguido, un traje a su medida, Casa Rizzo el as de la tijera! -los ciclistas transitan la recta opuesta, Rolando Narciso agacha su cabeza calva, los músculos de sus piernas se tensan, la bicicleta se desliza con una velocidad increíble, es liviana, una pluma, está sorprendido, es bárbara.
-¡Su Paperino lo espera en Casa Meypa, la moto del futuro! ¡Panadería La Equidad!; el petiso Conti, un amigo que aquí lo visualizo y saludo, le llevará el pan calientito a la puerta de su casa, patrona. El panadero con un gesto le devuelve la atención.
-¡Allá vienen, allá vienen! -gritó el público, los corredores han doblado y enfilan por la recta principal.
-¡Aquiles, el eterno Aquiles, comanda el pelotón, Impala, su compañero de equipo, le cuida la espalda; los siguen el Claro Cottini, atrás, su hermano Tarcisio, Cucaracha para todos; marchan bien los lecheros, después viene Jesús Domínguez, siempre firme con su piñón fijo, en tenaz persecución, el Nato Becerra, atrás de este Luisito Uturriaga, ganador de la última edición; luego muy juntitos vienen Mediasuela Jiménez y el Ladrillo Minervino, representante de Chacabuco... cierra el pelotón el Pelado Rivero.
Si una virtud tenía el Pepe, era lo claro y ligero que transmitía, habilidad de nombrar a todos los integrantes del pelotón sin equivocarse nunca en los puestos que cada uno llevaba al cruzar frente al palco. Tanta era su seguridad que los organizadores recurrían a él cuando había duda en alguna clasificación final. Y ya se había hecho costumbre pues el planillero oficial, don Prudencio Dell’ Gesso, no solo estaba viejo, sino que a causa de las cataratas estaba prácticamente ciego, y por el respeto a su larga trayectoria no lo desplazaban del puesto.
Sin grandes variantes transcurrieron las primeras vueltas. Pepe alternaba transmisión y publicidad, una cobertura muy profesional. Pero del partido, nada. Boca se iba con todo sobre el arco de Amadeo Carrizo. Muñoz, lo gritaba cada vez más fuerte, como para que Pepe lo escuchara. Pero éste no, seguía con la transmisión. Cuarenta segundos de relato, cuando pasaban frente al palco, un minuto de propaganda cuando los ciclistas transitaban la recta opuesta. Pero no aguantó más, perdió la paciencia. Entonces conectó la radio al equipo, y por los amplificadores, se empezó a escuchar la estridente voz del gordo Muñoz. El público lo recibió con una gran algarabía.
-Los anunciantes comprenderán, que me perdonen. En la quinta vuelta los hermanos Cottini se escaparon del pelotón y se mandaron a mudar. Van nueve minutos de carrera.
-¡Aquí pasan los Cottini, en punta! ¿Aguantarán el ritmo? Los persiguen, Impala, Aquiles, Luisito Uturriaga, el Omar Lomónaco, el Jesús, Ladrillo Minervino, Becerra, Gardenia, Mediasuela, De Biasi, Azcurra, Linares, el Pingüino Broggi, Chumillo, Crisanfulli, y... cerrando el pelotón el Pelado Rivero.
Y Rolando Narciso piensa, todo va bien, las gotas de sudor se deslizan por su cráneo brillante y mueren indefectiblemente en su pañuelo anudado.
Y en la repleta Bombonera: Primer tiempo minuto nueve.
-Pelotazo del Beto, para el pibe Pezzi, que lo deja solo frente a Carrizo, ¡tapa el arquero! -el gordo a voz en cuello, hace que los de River festejen a la distancia.
Rolando Narciso alarga las pedaleadas, la bici se desliza en la tierra, como pejerrey en la laguna. Se da cuenta que le sobra máquina, está tranquilo, no siente el esfuerzo, espera el momento.
Entran en la octava vuelta y los hermanos, abdican ante la tenaz persecución del pelotón, van catorce minutos de carrera.
-1º Uturriaga, 2º Impala, 3º Tonarelli, 4º Becerra, 5º Lomónaco, luego vienen el Aldo Chumillo, el Ladrillo, Gardenia, Jesús Domínguez, Claro y Cucaracha Cottini, Mediasuela, De Biasi, Azcurra, Linares, el Pingüino, el pibe Crisanfulli, y... cerrando el pelotón, el Pelado Revire, perdón Rivero.
-¡Catorce minutos, pared de Pueblas y Menéndez, toque para Valentín! ¡Ditro que queda en el camino, el brasileño en posición de gol, sale Amadeo lo engancha! ¡Penal! ¡Penal! ¡Claro penal! José María Muñoz le pone emoción a uno de los momentos culminantes del partido.
-No le quedaba otra al excelente arquero, era penal o gol. La pena máxima siempre da una posibilidad más. Enzo Ardigó y su criterioso comentario. Silencio total en el barrio.
-El mismo Valentín lo va a ejecutar. ¡Toma carrera, tiraaa... gol, gol, gol, goool de Boooca...! -por las bocinas se difunde el gol. ¡Goool de Boca! todos se llenan la boca de gol; nadie le presta atención a Aldo Chumillo, que ha comenzado a comandar la carrera.
¡Boca, Boca, Boca, para todo el mundo!
Es una topadora, su andar es firme y sostenido! Este grandote de gran porte y mucha polenta que es el Aldo, se ha cortado del pelotón y es el nuevo puntero. Veremos cuál será la reacción del resto. ¡Gana Boca viejo y peludo nomás!
Respira con ritmo, se siente bien, su corazón acelerado pero sin sobresaltos, le dice que esta es su carrera. Está último como de costumbre, pero en otras ocasiones ya las piernas le han aflojado. Hoy no, está entero. Rolando Narciso espera su momento.
-Fue un tiempo de poco fútbol, River no apareció. Sarnari no tuvo las luces prendidas, Delem deambuló por el medio campo sin poder hacerse de la pelota. Rattín y Gonzalito conduciendo a un Boca que, con más garra que fútbol, empujó dentro de su área a un River timorato y sin ideas. Merecido el uno a cero y el resultado no fue más abultado gracias al gran Amadeo, que como es su hábito siempre respondió con solvencia. Pero ya nadie escucha a Ardigó. Don Pepe ha bajado el volumen y comienza a ponerse al día con los anunciantes.
-Su Roma Sport está en Casa Carballeira. ¡Olvídese del carbón, la leña y el kerosén, sea moderna, patrona! Ahora, gas en garrafas en Casa Richelmini Hermanos.
El Aldo Chumillo les ha sacado más de trescientos metros de ventaja, siempre firme en el pedal -Bolzoni, transmite la carrera-.
Vuelta cuarenta y cinco, comienza el segundo tiempo, Aldo Chumillo pasa frente al palco oficial, lleva el pie estirado, a los pocos metros salta de la bicicleta, siempre con la pierna tensa, un calambre lo ha dejado fuera de carrera.
¡Se quedó el grandote, se quedó Chumillo!, ahora la punta es del Ñato Becerra, 2º Tonarelli, 3º Uturriaga, 4º Impala, 5º Minervino, 6º Gardenia, luego Lomónaco, De Biasi, Jiménez, Domínguez, Azcurra, Crisanfulli, Broggi, Linares, los lecheros Cottini que se van quedando, y... cerrando el pelotón, el Pelado Rivero.
-Este segundo tiempo no tiene nada que ver con el primero. River ha dado un vuelco total a las acciones. Delem se ha transformado en la figura del partido... se ha juntado con Pando y Sarnari y se han adueñado del medio campo. Enzo Ardigó comenta las vicisitudes del clásico. -Van treinta minutos; River está cerca del empate -los boquenses sufren, la carrera continúa.
-¡Uturriaga es el puntero ahora, el vasquito guapo! Van cincuenta vueltas, a este ritmo, llegarán a completar un total de sesenta. El Ornar Lomónaco se va para arriba, va a ser protagonista, el de Chacabuco también en franca avanzada, el Ñato no le da tregua -Pepe Bolsón comenta las vicisitudes de la competencia-. De estos cuatro saldrá el ganador, estoy seguro -ahora anticipa un pronóstico-. Luego vienen Aquiles, el Chiche Impala, Gardenia, Crisanfulli, Di Biase, Mediasuela, Azcurra, Broggi, Linares, Piñón Fijo, el Claro, el otro Cottini, Cucaracha ha abandonado y... cerrando el pelotón el Pelado Rivero. Faltan quince minutos de carrera y tendrá un desenlace de incógnita.
Pepe se prepara para transmitir un final emocionante.
Al partido también le faltan quince minutos.
-River dominador absoluto, Boca se defiende con garra y entereza, nada está definido, habrá un final de incógnita también -José María Muñoz, le pone cada vez más énfasis, para un final emocionante.
Ya pasaron las dieciocho y treinta. ¡Es el momento! Piensa Rolando Narciso. Solo depende de mí, una hora y media de carrera, y es como si recién hubiera largado, no he sentido el esfuerzo. Es la máquina, estoy entero. ¡Ahí voy! Hundió el pie izquierdo en el pedal y luego el derecho, y otra vez el izquierdo, agachó la cabeza, le puso toda su fuerza, le puso toda su alma.
Los tomadores de puesto se fueron preparando, tres vueltas más, y se cumple la hora de llegada. A la vuelta sesenta se define, ya no hay dudas. A Claro Cottini le pasó como un poste. Linares, Azcurra y Mediasuela, también fueron superados. Ahora Rolando Narciso busca a los punteros. Tengo aire, firmes las piernas, me sobra máquina. Sigue pasando rivales. ¡Esta carrera es mía! ¡Es mía! El pelotón enfila la última recta.
¡Ahí viene el pelotón, los corredores están por entrar en la última vuelta! ¡Última vuelta! ¡Campana de última vuelta! -grita don Pepe y clasifica-: 1º Uturriaga, 2º Lomónaco, 3º Becerra, 4º Minervino, 5º Gardenia, 6º Crisanfulli, y luego una sorpresa, Rolando Rivero, el pelado. Han quedado atrás, Aquiles, el Chiche, el Pingüino, Piñón Fijo Domínguez, Mediasuela, Azcurra, Linares y... cerrando el pelotón, el Claro Cottini. -Ha sonado la campana, los tomadores de puesto han clasificado, cotejan los puestos están de acuerdo.
El público se aprieta para ver -¡Un final ELECTRIZANTE! -enfatiza el relator-. El vasquito al frente, el Omar no le da tregua. Final abierto, nadie se pudo escapar del pelotón. Sorprendente lo del pibe Crisanfulli, en su avanzada, pero más sorprendente aún lo del pelado Revire, perdón, Rivero, que desde el fondo del pelotón se ha encaramado entre los punteros, pero lamentablemente no le va a alcanzar.
Nai Foino da tres minutos de descuento. Una eternidad piensa Pepe, pero mejor, la carrera terminará antes, la podré transmitir, luego disfrutaremos del triunfo de Boca, se consuela.
-Van cuarenta y tres minutos, este resultado se está haciendo insostenible para Boca, River carga con todo. Delem para Roberto, toque para Artime, que pisa el área, el Cholo Simeone se le tira atrás, ¡Penal!, ¡penal! -grita Muñoz, las bocinas aturden. Silencio helado en la tarde tropical del barrio.
Primero Crisanfulli y luego Gardenia, no le hacen resistencia en la curva opuesta. Faltan solamente ochocientos metros, ahora Rolando Narciso, va en busca de los punteros. ¡Es mía! ¡Es mía!
Pepe también Se quedó mudo. Ya estaba, dos minutos y ya estaba, se lamenta. Adiós campeonato.
Van por avenida República, las cabezas gachas, los lomos inflados, las piernas tensas, los corazones acelerados, nadie afloja. FINAL ELECTRIZANTE, al que ya nadie le presta atención, todos atentos a los parlantes que cuelgan de los árboles.
Última curva, último esfuerzo. Las gotas de sudor le bajan por la frente, el pañuelo se ha saturado, ya no las contiene, le arden los ojos. Los punteros están rueda a rueda; Rolando Narciso, media bici atrás. El pasacalle anuncia LLEGADA, es lo último que ve, cierra los ojos, aprieta los dientes. Va por la gloria. Uturriaga, Lomónaco, Becerra y ahora él también rueda a rueda.
Pepe los ve venir pero no reacciona, está totalmente compenetrado en el relato de Muñoz.
-Toma carrera Delem, tirooo... ATAJÓ ROMA! ¡ATAJÓ ROMA! Una explosión de júbilo y algarabía en el barrio. Don Pepe arrojó su sombrero al aire. Empezó a gritar como un energúmeno: -¡Atajó Roma! ¡Atajó Roma! Los cuatro ciclistas cruzaron la meta, pegados.
Los controladores se abrazaban entre sí, nada controlaron. Atrás el pelotón como un enjambre. Cuando le preguntaron a don Pepe, el partido había finalizado y contestó ¡Ganó Boca! ¡Ganó Boca! La decisión fue salomónica, clasificaron como pasaron en la vuelta anterior, la cincuenta y nueve. Coronaron a Luisito Uturriaga. Miguel Difeo, emocionado le entregó el trofeo. Nunca nadie supo quién ganó verdaderamente esa carrera.
¡Dale campeón, dale campeón! La barra de Boca, en una chatita de Ford ‘A’ embanderada de azul y oro, lenta y ruidosamente cruzaba por la plaza principal.
-¿Quién es ese?, ¿está loco?
Un pelado, totalmente desnudo, izaba su bicicleta en el mástil junto a la enseña patria.
-Es Revire, un tumbado, es corredor de bicicleta, un crudo, jamás ganó una carrera. Se volvió loco del todo.
La chatita siempre lenta y con su barra bullanguera se fue hacia el centro de la ciudad a completar los festejos. Las bombas estallan a lo lejos. Los últimos rayos del sol se reflejaban en su cuerpo lampiño y transpirado.
La ambulancia del Hospital Regional lo vino a buscar.
Este cuento está dedicado, a todos aquellos
que nunca ganaron y que siempre hicieron
deporte por amor a éste.
(tomado del libro “El fútbol chico y el fútbol grande”, Buenos Aires, 2003, edición del autor)
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(LUIS AMARANTO PEREA, defensor colombiano del Atlético de Madrid, en el diario español "El País" del 04/02/2010)
Etiquetas: Club-ESP: Atlético de Madrid, Club-ITA: Milan, Colombia, Italia 0 comentarios
(EDUARDO GALEANO, escritor uruguayo, en la antología “Cuentos de fútbol”, Ed. Alfaguara)
Y dale alegría a mi corazón (Fito Páez - Argentina)
(BRITO, ex campeón mundial en México 1970, opinando sobre su ex compañero en Cruzeiro)
¿Quién era Pichichi?
Se llamaba Rafael Moreno Aranzadi, pero era conocido como Pichichi. Había nacido en Bilbao, provincia de Vizcaya, el 23 de Mayo de 1892 y falleció el 1º de Marzo de 1922. Comenzó a jugar al fútbol, y a meter goles, en 1911, vistiendo la casaca del Athletic Club de Bilbao, club con el que obtuvo 4 Copas del Rey (1914-1915-1916 y 1921).
Pichichi fue el primero en conquistar un gol en San Mamés, y es por ello que se colocó un busto suyo en dicho estadio. Además, integró la selección de España que logró la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Amberes, en 1920. Rafael Moreno Aranzadi, se constituyó en el mejor artillero de la época. Y fue así que, años después de su retiro y como homenaje, se decidió entregar un trofeo -el Pichichi, claro- al goleador de cada campeonato, comenzando por el de la temporada 1928-1929.
En la historia del fútbol español, varios argentinos lograron el Pichichi, los ya legendarios Alfredo Di Stéfano, Mario Alberto Kempes y Juan Antonio Pizzi. La Saeta Rubia lo consiguió en 5 ocasiones con la camiseta del Real Madrid. Fue en las temporadas 1953/1954; 1955/1956; 1956/1957; 1957/1958 y 1958/1959.
El Matador Kempes, con la casaca del Valencia, lo ganó en los torneos 1976/1977 y 1977/1978. Por último, Juan Pizzi, recibió el Pichichi jugando para el Tenerife, en la temporada 1995/1996. Tanto Alfredo Di Stéfano como Pizzi, jugaron en el seleccionado de España, en cambio Kempes nunca vistió otra camiseta nacional que no fuera la Argentina.
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(ANÓNIMO)
Mística, otra forma de reflejar el deporte
El sábado 19 de Abril de 1997 apareció la revista Mística acompañando la edición de los días sábados de Olé. Definida por el director del diario, Ricardo Roa como “El espíritu del deporte”, la revista proponía una mirada diferente sobre el deporte, con reportajes a los protagonistas, historias e investigaciones especiales. Contenía 84 páginas y un gran despliegue fotográfico.
Según el director del diario deportivo, esta nueva publicación “responde a las necesidades del nuevo lector de deportes, que constantemente está buscando cosas nuevas. Plantea una mirada distinta sobre el deporte. Hay una distinción básica con Olé: el diario se ocupa de lo urgente. La revista toma el mismo hecho pero con otros ojos, que van más allá de lo inmediato".
En su primera edición, Mística arrancó con todo y tuvo una tirada de 200 mil ejemplares, que demostraron una muy cuidada edición, un importante despliegue fotográfico y la presencia de varios columnistas especiales. Según Roa, "Olé es el diario del hincha y Mística es tanto del hincha como del simpatizante. Que viven de maneras diferentes una misma pasión por el deporte. El diario muestra a los protagonistas en la cancha. La revista se mete en el túnel con ellos y los acompaña para mostrarlos en todo lo que no se ve en el juego. El diario es la pasión, Mística es el espíritu del deporte. Al estilo Olé, que significa emoción, testimonios y rigor informativo".
Mientras permaneció en el mercado (hasta el 4 de Noviembre de 2000 vieron la luz 186 números de la revista), abordó las vivencias, motivaciones, dilemas e intimidades dentro y fuera del escenario de competencia. Así, pudo verse en la tapa al goleador Martín Palermo disfrazado de mujer; a Alfredo Davicce -el sobrio presidente de River- con un sombrero de arlequín con los colores del club o a los mellizos Barros Schelotto personificados en dos gangsters. La revista tiene análisis, investigaciones y otros géneros, compaginados en secciones habituales bajo la identificación de La rabona, Instantánea (cuatro fotografías del deporte en acción), Fotomemoria, Radiografía, Fanática, Retro, Peloteo, El buzón, Sprint y las columnas Tinta Roja y Posición adelantada.
Vale aclarar que la revista apareció en el mercado en un momento favorable en relación a cuestiones económicas y de expansión del mercado deportivo. Lo mismo había sucedido con el diario Olé en el año 1996.
Se produjo un aprovechamiento de las condiciones económicas, deportivas y culturales imperantes en la época. La masificación de la televisión por cable produjo la aparición de gran cantidad de medios dedicados al deporte. Y, a su vez, esa proliferación de medios responde al crecimiento del negocio. Se dio una relación simbiótica: los medios ayudaron al fútbol y éste a los medios. El fútbol se transformó en un espectáculo mediático y al mismo tiempo surgió un mercado inexplorado donde ciertos empresarios encontraron la veta para sacar un nuevo producto.
De esta manera surgió Olé y se transformó en un elemento necesario incluso para el periodista deportivo. Su aparición está íntimamente relacionada con una época donde los procesos económicos vigentes permitieron mayores inversiones a las empresas. Teniendo en cuenta que las materias primas y materiales eran adquiridos a precio dólar, en ese momento en paridad cambiaria con la moneda argentina, la inversión resultaba más fácilmente concretable. Ejemplo de esto es que tanto para el diario como para la revista se trabajó en conjunto con un diseñador español; cosa que hoy implicaría costos mucho más onerosos.
Grupo de pertenencia
Un elemento que no debe ser obviado dentro de este análisis es que la creación de Olé y Mística se da bajo la tutela de Clarín. No es un dato menor, que tal emprendimiento saliese al mercado y contara con la aprobación y el respaldo periodístico-económico de uno de los grupos empresarios periodísticos más significativos y de mayor poderío en la Argentina. Y esto es un elemento clave a la hora del análisis.
Analizando por partes, fue el Grupo Clarín el multimedio que se animó a editar un diario deportivo. Contando con los recursos económicos necesarios para una gran preproducción y también para solventarlo en épocas de reconversión de ventas, Olé salió al mercado con el irreemplazable valor del apoyo que tuvo de Clarín. En segundo lugar, cuando logró establecerse en el mercado argentino como el diario deportivo y la referencia tanto para el ámbito de futbolistas como periodístico, surgió la idea de la aparición de Mística. Aquí también la revista tuvo detrás el apoyo, pero en este caso la referencia era claramente Olé y no así el Grupo Clarín.
Sin embargo, la revista pudo mantener su edición poco más de tres años. Eso lleva a pensar en la política del multimedio Clarín, con el apoyo económico que posee: ¿no pudo o no le interesó sostener este emprendimiento? Del mismo modo resulta difícil pensar en el surgimiento de nuevas revistas deportivas independientes. Incluso el paso del tiempo lo demuestra ya que desde la desaparición de Mística no hubo revistas deportivas que hayan aparecido y perdurado en el tiempo.
Innovaciones que presentó
Mística fue una revista moderna en sus aspectos visuales; y tuvo la particularidad de ser, en nuestro país, la primera revista de un diario deportivo. Desde ese punto de vista es una innovación para los medios gráficos argentinos. Además, por surgir en ese marco, es que no puede compararse directamente con otras revistas deportivas; no sería adecuado porque puede basarse en otros aspectos al no tener que seguir el mismo concepto de actualidad. Buscó diferenciarse del resto de las revistas porque en su caso particular, no tuvo que seguir la actualidad día a día. El diario se ocupaba de eso y la revista de los protagonistas, fuera del ámbito en que practicaban su actividad.
De esa manera, podía hacerle frente a la vorágine de actualización constante que imperaba, y aún impera, en el universo deportivo. Olé actualizaba la información todos los días y Mística podía leerse durante toda la semana porque sus notas pueden ser consideradas atemporales.
Por otra parte, las notas publicadas en Mística contaban con un tiempo de preparación mayor al de otras revistas. Si bien resulta incomparable el tiempo de elaboración de una revista con respecto a un diario, en este caso ese tiempo era aún mayor. Porque no tuvo que esperar a que se produzca un hecho deportivo determinado para cubrirlo y que aparezca en sus páginas. Todo ese tipo de información iba en Olé. Entonces podía planearse con mucha antelación y no debía cambiar su estructura. Un resultado de último momento no iba a modificar su estructura. Presentó textos mejor escritos por contar con más tiempo de elaboración y también tuvo la particularidad de colaboradores que se ofrecían para escribir notas para la revista en una especie de “despuntar el vicio” con una nota de elaboración extensa que no podrían realizar en el diario.
Muchas de las notas de la revista bien podrían haber ocupado un espacio dentro de otro tipo de publicación ya que los contenidos no se limitaban solamente a cuestiones deportivas. Además, las notas -según contaron periodistas de su redacción- en muchos casos surgieron espontáneamente, sin tener en cuenta la actualidad deportiva.
Podemos presentar a Mística de Olé, en una especie de paralelismo a lo que representa Viva de Clarín. Es decir, una revista más de personajes que de actualidad propiamente dicha, de lectura que permite extenderse a lo largo de la semana.
Composición de la redacción
Mística fue una revista más analítica, descriptiva y que buscaba el debate. Atractiva y moderna en cuanto a los recursos estilísticos que presentaba. Con un protagonismo preponderante del diseño. Más rigurosa en su mirada del deporte donde presentó un discurso crítico y más complejo discursivamente. Con notas de varios tipos: cortas y a veces con una mirada menos comprometida y en ocasiones sólo marcando un tinte informativo; y de desarrollo, investigación y análisis. Produjo innovación también en la relación entre texto e imagen. Fue una revista deportiva pero que se asemejaba por las producciones fotográficas a una revista de interés general.
Con Mística se buscó en primera instancia consolidar la posición del diario a un año de su aparición; y a la vez realizar una revista que se expandiera más allá del ámbito de la cancha.
Los periodistas de la redacción de Mística escribieron sabiendo para quién lo hacían, porque conocían desde un primer momento el público consumidor de Olé y tuvieron un objetivo claramente establecido: mejorar la escritura en el periodismo deportivo, aprovechando el tiempo de elaboración con que contaban.
Otra de las características distintivas que podemos establecer de Mística fue que intentó replantear las preguntas que hacía el periodista deportivo de entonces. Desde una mirada más audaz y reflexiva basada tal vez en la influencia de la edad de los que hacían la revista. Eran periodistas que -salvo excepciones- apenas superaban los 30 años y muchos colaboradores jóvenes que se iniciaban.
Avatares de la publicación
Si bien iba a ser la revista del diario deportivo, la publicidad que se hizo de Mística (antes de su salida y durante su producción) no fue como la que anteriormente se realizó para presentar la salida de Olé. Si bien se promocionó dentro del diario deportivo no tuvo una extensa publicidad fuera de él ya que la prioridad el diario.
No obstante, los inconvenientes también se plantearon al momento del acceso a la revista por parte del público y las diferencias que planteó en sus contenidos con respecto al diario.
Se trató de una revista que se acercó más hacia aspectos literarios y contó con grandes producciones fotográficas en contraposición de un diario que prácticamente analiza desde la posición del hincha. El análisis caliente y actualizado del diario contra el análisis más frío, analítico y descriptivo de la revista. Claro está también que esa posición de la revista pudo establecerse de esa manera porque era Olé el que se dedicaba al día a día en la información. La posibilidad de no destacar resultados deportivos y basarse en el protagonista del deporte también es un rasgo característico de Mística, que a la vez se produce gracias a llegar acompañando a Olé.
No obstante, las diferencias entre uno y otra fueron notables. El lector se encontró con una publicación totalmente distinta a lo que era el diario e incluso las revistas deportivas conocidas hasta ese momento.
Pero ante esto surgieron inconvenientes en el proceso de búsqueda de lectores específicos. Se trató de dos productos que si bien salían en conjunto los días sábados, tuvieron ópticas distintas. Y en ese proceso de ampliar el mercado, se planteó el problema de cómo podía hacer Mística para conquistar a un público que no tenía acceso a Olé. Y desde el otro lado, cómo podía leerla un lector que no se interesaba por el diario. Imposible. O casi, si tenemos en cuenta la salvedad del comentario boca a boca o algún otro imprevisto.
La revista no podía comprarse por separado. Los sábados era el diario junto a la revista. No hubo opción, como sí años más tarde la hubo -y todavía la hay- con la revista Ñ de Clarín, que sale los sábados pero se la consigue durante el transcurso de la semana en los kioscos de diarios pagando el precio adicional.
En el caso de Mística, después de las entrevistas realizadas con personal de la revista, quedó demostrado que ese adicional resultó un peso para una parte de los compradores de Olé. Porque esas personas que no se interesaban por el contenido que presentaba la revista indefectiblemente debían pagar ese canon extra para acceder al diario.
Está claro que más allá de todo lo expuesto con anterioridad, la historia periodística de nuestro país demuestra que una publicación de las características de Mística chocó, choca y chocará con una verdad absoluta dentro del periodismo gráfico: las revistas deportivas -salvo raras excepciones- carecen del apoyo publicitario.
El periodismo gráfico no atrae a las grandes firmas. Y el caso de Mística no fue la excepción. La publicidad ocupa el mayor porcentaje de ingreso en un medio gráfico, y en caso de Mística, los avisos no compensaron los costos. Por lo tanto, ese faltante hizo que la revista tuviera que modificar ciertos rasgos (incorporando nuevas secciones pensando más en vender que en el espíritu de la revista) para buscar solventarse. Ese fue el caso de secciones como Fierros, ESPN e incluso promociones como la raspadita (que regalaba entradas para espectáculos deportivos) que tenían como única finalidad incorporar ingresos económicos. Es decir, cambios que fueron incorporándose a la publicación más pensando en una salida económica que en el espíritu inicial de la revista.
En el caso de Mística, quedó claro que la búsqueda inicial en cuanto a los anunciantes se volcó hacia las grandes firmas pero esto no logró el efecto deseado y a partir de allí comenzaron a notarse las falencias en cuanto al objetivo económico del proyecto.
Más allá de esto, hay que destacar que Mística permitía dos lecturas: leerla para reírse y disfrutar o para reflexionar sobre ciertos aspectos ocultos detrás del deporte. Fue una revista flexible en cuanto a la forma en que podía ser leída.
Propuso una mirada distinta para mostrar el espíritu del deporte. Mostrar aquello que no se veía, el detrás de escena, con notas intimistas pero sin dejar de ser profundas. Ocupó un nuevo lugar a partir del cual reveló ciertas intimidades y reflexiones de los protagonistas. Exploró un lugar hasta ese momento inédito. Con investigaciones sobre temas que se manejaban por detrás de la imagen misma del deporte, con el objetivo de demostrar que detrás de escena se manejan muchas intimidades que extrañamente eran tratadas por los medios gráficos.
También es probable que esas diferencias que se manifestaron entre Olé y Mística hayan sido perjudiciales. La identificación se produjo más desde el nombre y ciertos rasgos gráficos que desde el estilo y el discurso. Fue la revista del diario, pero se basó en aspectos del deporte desde una mirada totalmente distinta.
Periodistas que cambian de sección
La redacción estuvo integrada por periodistas provenientes de distintas ramas del periodismo. No todos los que formaron parte de la revista provenían del seno del periodismo deportivo. Entonces la mirada sobre los temas presentados fue mucho más amplia y, como ya mencionamos, permitió tratar ciertas temáticas que iban más allá de la frontera del deporte.
Una vez que Mística dejó de aparecer, los integrantes de la revista buscaron otros horizontes; y si bien algunos como Sanz y Ladrón de Guevara aún permanecen en Olé, otros prefirieron seguir su propio camino lejos del diario deportivo. Este es el caso de periodistas que para escribir sobre deporte más analíticamente se abren de los medios propiamente deportivos y se recluyen en medios gráficos que le brindan el lugar o bien pasan a integrar otro tipo de sección. Alejandro Caravario forma parte actualmente de la revista dominical del diario Crítica y Juan José Becerra se dedica a la literatura y sigue la campaña de Boca escribiendo para Crítica pero desde un lugar distinto al del periodista deportivo tradicional (según explicó, realiza una crónica pero sin tomar ningún tipo de nota durante el encuentro y sólo escribe a partir de lo que registra en su memoria al final del mismo).
Agenda en detrimento del análisis profundo
Luego de la aparición de Olé, y la transformación que produjo en la agenda deportiva (que pasó a ser diaria), se modificaron otros productos (en el caso de los diarios ampliando su sección deportiva y en el caso de la revista El Gráfico es importante tener en cuenta que presentó un rediseño y se configuró como una revista que dejó de basarse en los resultados deportivos). Además es interesante marcar que las revistas comenzaron a generar menos expectativa y muchas desaparecieron (Goles, Sólo Fútbol) ya que se transforma en un imposible que una revista semanal pueda competir con un diario.
Estos productos se encuentran en desventaja con respecto a los otros medios: periodísticamente se las considera atemporales. Ya sea la radio, los diarios o Internet, le han sacado enormes ventajas. Está claro que la sociedad en la que vivimos dedica poco o prácticamente nulo espacio al análisis y al pensamiento. En una época donde se demoniza a la cultura de la letra, declarándola prácticamente prescindible, como parte de una moda que privilegia la información audiovisual, recordar y escribir permite intentar comprender grandes cuestiones. Así las cosas, las revistas tienen otro elemento en contra.
Y de la mano de esta lucha que sostienen los diferentes soportes de comunicación para ver quién llega primero con la información, las revistas quedan totalmente en desventaja. No hay dudas en que el mundo está dividido y dominado por la velocidad. Y los medios no son la excepción. Esta sociedad posmoderna que privilegia el individualismo por sobre las necesidades colectivas, no permite generar espacios para la reflexión.
Los requerimientos de información al instante y la necesidad de cumplir con la agenda van, salvo casos excepcionales, en detrimento del análisis profundo.
La sociedad se acostumbró a dejar de lado el análisis a cambio de la información más superficial privilegiando el concepto de actualidad. Saliendo estrictamente del periodismo deportivo, es infrecuente encontrar en un diario durante la semana que se toquen temas con profundos análisis de sus columnistas. Ese tipo de notas se dejan de lado para el fin de semana.
Otro interrogante a plantear es si el público no lee porque no tiene tiempo o porque prefiere consumir otra cosa. Sería interesante realizar estudios sobre la audiencia para determinar con certeza si son las condiciones sociales que hacen al poco tiempo disponible para la lectura o es una cuestión cultural en la sociedad que lleva a planificar el tiempo de ocio hacia lugares que van en detrimento de la lectura.
Mística propuso detener el tiempo de la información; dedicarse a analizar en lugar de correr detrás de la actualidad. Interpretar los hechos que muchas veces quedaban sin profundizar en el diario.
Y es aquí donde se plantea el interrogante para determinar si es posible llevar a cabo proyectos de este tipo. Porque aunque en el caso de Mística la revista es bien recordada y añorada por muchos seguidores del deporte, los anuncios publicitarios nos se acercaron a ella y de esa manera es imposible mantener un producto.
También sería vital realizar estudios sobre la factibilidad en cuanto al público de llevar adelante este tipo de proyectos. Es decir, determinar si, en este caso en particular, el lector que se acerca al deporte se interesa por leer columnas de opinión y notas que tal vez no están relacionadas directamente con los últimos acontecimientos. O bien solamente está atento a las publicaciones que remiten a los sucesos más cercanos al momento de su publicación.
Identidad fútbol-sociedad
Históricamente se ha denostado y criticado al deporte. No se lo ha tomado como algo en serio desde lo que produce, genera o mueve. Sin embargo, en este caso particular no es fácil hablar del fútbol más allá de una pelota. Ahora bien, tanto el deporte y principalmente el fútbol poseen en nuestro país una valor agregado. La aparición de un diario deportivo, que tiene como bandera la información del fútbol, no es un dato menor y merece ser analizada desde varias aristas.
Más allá de las condiciones mencionadas en líneas anteriores que originaron los productos que son objetos de nuestra tesis, cabe preguntarnos: ¿de qué hablamos cuando hacemos referencia al fútbol?
En primer término podemos definirlo como una expresión privilegiada de nuestro imaginario social, con su pasión, su creatividad y su excelencia. También con su agresividad, su violencia y su machismo. Porque el fútbol, como cualquier realización humana (arte, filosofía, religión, ciencia, tecnología), se genera desde los discursos y las prácticas sociales de una cultura determinada. Entonces, se puede pensar desde el fútbol una posibilidad -fecunda e iluminadora- para pensar nuestro tiempo histórico.
Asimismo puede ser enmarcado como una pasión desbordante, que provoca sentimientos encontrados que lo alejan a uno de la reflexión serena; es el fenómeno de masas de mayor convocatoria; la pasión colectiva más significativa en tierras como las nuestras. Tal es el caso, que llevándolo a situaciones límites, de los resultados de los partidos depende la dicha o la desdicha de millones de personas; y sin embargo hay un divorcio entre la cultura y el poder. En síntesis el fútbol como reflejo de la sociedad, es una tremenda manifestación cultural y delirio colectivo único.
Cuántas cosas nos genera este increíble universo cuando podemos escapar de la crónica rutinaria referida a 22 protagonistas que juegan un partido durante noventa minutos. Allí es donde los rasgos culturales nos unen. Al fin y al cabo el fútbol sigue siendo la excusa para contar historias de vida.
Pero sin embargo no es tan simple como muchos suponen. Tiene la exacta complejidad de la condición humana. Hay en este deporte comportamientos heroicos, impensables por su grandeza. Pero también genera miseria de espíritu y vicios públicos. Es el reflejo de una sociedad que recibe migajas de fiestas ajenas y prolonga un viejo fracaso de identidad…el fútbol, espectáculo único e irrepetible, proclive al desborde humano.
La elección de un equipo de fútbol marca una identificación con un grupo determinado lo que a su vez es uno de los elementos intervinientes en la construcción de la propia identidad. La identificación con el grupo se forma cuando se establecen barreras frente a otros grupos. La pertenencia de esta manera al grupo adquiere un gran peso en la identidad del individuo.
Exigir el reconocimiento de una identidad propia significa expresar una diferencia en oposición o contraste a otros grupos. Las identidades son construcciones sociales formuladas a partir de diferencias reales o inventadas que operan como signos diacríticos, esto es, signos que confieren una marca de distinción.
Sin embargo, el deporte y el fútbol -particularmente- tienen muchos temas detrás. No es posible analizar la lógica de este deporte dejando de lado las crisis económicas de muchos clubes, los barras bravas, las Sociedades Anónimas y la violencia. Temas que fueron tratados en las páginas de Mística yendo en contra de lo que dicen implícitamente ciertos códigos del fútbol. La revista no se preocupó por dejar de lado aquellos temas de los que frecuentemente “no hay que hablar”.
No resulta tan sencillo hablar de fútbol más allá de la pelota. El sistema y el contexto social, político y cultural no están de acuerdo. Hay ciertos aspectos vedados en los que es preferible mirar hacia otro lado y no meterse en un análisis estructural.
Sería importante recuperar y aprovechar la identidad que se produce entre el fútbol y la sociedad para, de esa manera, comenzar a recuperar lectores interesados en los problemas que alguna vez trató Mística.
Es decir, que los problemas escondidos detrás de la escena del negocio del fútbol puedan salir a la luz y resulten atractivos para el público. Que el fútbol no sólo sea un deporte del que hay que publicar los resultados y las fotos de los protagonistas sino que sea un espacio de estudio sobre los problemas que lo rodean. Para, así, poder comprender el escenario completo y no solamente lo superficial.
Lo importante estaría en fomentar la lectura analítica por parte del público. Buscar la veta por donde entrarle a todos aquellos seguidores del fútbol que no se interesan por el análisis. Tratar de ingresar a través de los textos a ese mundo de la identificación que se produce entre el fútbol y la sociedad e incursionar más allá de los temas superficiales.
(parte del trabajo presentado como Tesis de Grado en 2008 en la Cátedra de Periodismo Deportivo I en Periodismo Deportivo de la Universidad Nacional de La Plata por los alumnos Nicolás Octavio Bozza, Gerardo Carmona y Federico Ariel Serra)
Esta tradicional institución tuvo su origen en el mismo puerto donde desembarcó el fútbol allá por el lejano Siglo XIX… Valparaíso.
El primer encuentro disputado por Wanderers en su historia habría sido frente al National Football Club del Cerro Artillería y la alineación del club habría estado compuesta por el portero Eduardo Real; Gilberto Hidalgo y Francisco Avaria en defensa; Romeo Real, Enrique González, Pedro Mujica en mediocampo y los delanteros Manuel Álvarez, Eduardo Pizarro, Arturo Acuña, Carlos Salar y Germán Sánchez.
Con el nacimiento del Siglo XX comenzó a participar en el campeonato de la Football Association of Chile, donde ganó varios campeonatos y protagonizó sus primeros clásicos con La Cruz Football Club y Everton de Viña del Mar.
Con la llegada de la primera Copa del Mundo de la historia (Uruguay ´30), un representante “caturro” fue seleccionado para representar a Chile en dicho campeonato: Humberto Elgueta.
En 1937 nace oficialmente los campeonatos nacionales organizados por la Asociación de Fútbol Profesional (lo que sería actualmente la ANFP) y si bien tiene un comienzo desastroso (12 derrotas en 12 partidos), con los años comenzaron a ser un equipo tradicional en dicho campeonato (ganándolo 3 veces) y la temporada 2010 lo tendrá como animador del torneo de Primera División del fútbol chileno.
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(CARLOS FERNANDO NAVARRO MONTOYA, ex futbolista argentino)
(ADRIANO, internacional brasileño, en 2000 cuando jugaba por Flamengo, al ser despertado por su madre quien le anoticiaba de su convocatoria a la selección brasileña)
Justicia penal (Ricardo A. Rodríguez - Argentina)
Si hubieran nacido en otra parte, cerca de la Capital, seguramente se hubieran convertido en figuras indiscutibles del fútbol grande.
Eran dos colosos, cada uno en su puesto marcaba una diferencia impresionante sobre sus pares. Pero les tocó nacer por estos lares, lejos de las luces del centro.
Para colmo, se criaron enfrentados.
Romualdo en el seno de una familia relacionada históricamente con el Atlético. Primero su abuelo y luego su padre, habían sido presidentes de la Institución. Y él había heredado el amor por los colores desde la cuna.
Gervasio, en cambio, nació, se crió y aún vivía en una casa ubicada justo enfrente a la cancha del Deportivo. De purrete cruzaba la calle y se iba a patear a ese lugar que era mágico para él. Hincha fanático, jugador y colaborador permanente del Club.
Romualdo Ramón Barrenechea, el mejor pateador de la zona. Le pegaba fuertísimo a la pelota. Histórico encargado de los penales y tiros libres de su equipo. Lo apodaban ‘Cañoncito’, con la obviedad que ese sobrenombre significaba. Él había hecho toda su carrera defendiendo los colores del Atlético, jamás se le hubiera cruzado por la cabeza vestir otra camiseta. Allí jugó hasta el retiro, el día que cumplía treinta y cinco años, cuando su rodilla derecha dijo basta, después de un feroz planchazo que le propinara un defensor de La Colonia.
Gervasio Amador Mercado, arquero del Deportivo desde que tenía 16 años, y ya andaba rondando los cuarenta. Aunque, cuando le tocó la conscripción, lo habían fichado para el Defensores Unidos, el cuadro más prestigioso de la capital de la provincia. Pero allí jugó un año nada más, el año que duró la colimba, ni bien le dieron la baja volvió al pueblo y a ocupar nuevamente el arco del Deportivo. Famoso por el arte que tenía para atrapar la pelota. Un par de manos prodigiosas que lo habían convertido en el mejor guardametas de la región. Se había ganado con justicia el sobrenombre de ‘Tenazas’.
Los dos equipos, el Atlético y el Deportivo, fueron protagonistas excluyentes de las finales del año 1968. Un capricho del fixture quiso que el clásico se jugara en la última fecha del campeonato, el Deportivo llegaba un punto arriba del Atlético. Era el partido decisivo. Esa tarde habría un campeón en el poblado.
La gente, ante semejante promesa de emociones que deparaba el match, se había dado cita como nunca en la cancha del Deportivo. Hasta habían venido de los pueblos vecinos para presenciar el juego, el denominado: partido del año. Clásico y final. ¿Qué más se podía pedir?
Tarde de sol brillante, promediando el mes de octubre, una multitud expectante, estaba todo dado para vivir una incomparable jornada futbolera.
El partido fue transcurriendo sin que ninguno pudiera abrir el marcador. Hubiera quedado definitivamente en el olvido sino fuera que con el empate en blanco el Deportivo se estaba consagrando campeón de la temporada.
Hasta que llegó el momento culminante de la tarde.
¡Un penal para el Atlético sobre la hora!
Casi no se discutió la sanción del árbitro, quien además estaba haciendo señas de que se pateaba el penal y terminaba el partido, no había, ni siquiera, posibilidad de aprovechar un rebote.
De un lado y del otro confiaban ciegamente en quienes iban a ser los encargados de definir la historia, de develar la incógnita.
Si Barrenechea metía el penal, ganaba el Atlético y daba la vuelta olímpica. En cambio, si Mercado lo atajaba, el partido quedaba empatado, entonces era el Deportivo, por su punto de ventaja, el que obtenía el título máximo.
Frente a frente. El ‘Cañoncito’ Barrenechea y ‘Tenazas’ Mercado.
A pesar de la dilatada trayectoria de ambos, y de haber jugado muchos clásicos como el de aquella tarde, nunca se habían encontrado en una situación semejante. En los clásicos no era fácil cobrar penales, y cuando se había dado, o faltaba Barrenechea o no estaba Mercado. Pero por fin había llegado el momento tan esperado.
Allí estaban tomando ubicación, ante lo que sería, sin lugar a dudas la situación más importante en la vida futbolística de los máximos ídolos de todos los tiempos.
‘Tenazas’ parado sobre la raya de cal, levemente inclinado hacia delante, había empezado a abrir sus brazos, seguramente buscando ocupar la mayor parte de los siete con treinta y dos de ancho, por dos metros con cuarenta y cuatro de alto que medía su arco.
Enfrente, ‘Cañoncito’ había empezado a retroceder para tomar carrera, después de haber acomodado la pelota sobre la marca de cal que señalaba el punto penal, a once metros de la raya del arco, o doce pasos, que es casi lo mismo, aunque, a aquella altura de la tarde, poco importara la distancia reglamentaria.
Lo único que cautivaba la atención de la muchedumbre era la ejecución de la pena capital.
El mejor ejecutor frente al mejor arquero en aquella definición sin parangones.
La multitud parecía una postal. Nadie se movía. Era un momento histórico.
Dio la orden el árbitro, arrancó ‘Cañoncito’, uno, dos, tres pasos y le entró a la pelota de lleno, con el empeine de su pie derecho, remate seco, violentísimo, que buscó el poste derecho del arco rival. Hacia ese palo se arrojó ‘Tenazas’, convencido, seguro de sí mismo. El arquero atrapó el balón, apretándolo con ambas manos. Fue tan fuerte el apretón, y tan rápido venía la pelota, que las costuras del futbol no resistieron. Los hilos se abrieron dejando escapar del interior a la cámara de la número cinco, que emergió para seguir su camino rumbo al fondo de la red. ‘Tenazas’ terminó su fenomenal volada revolcándose en el suelo y aferrado al casco de cuero desinflado.
¡Gol! -gritaron unos. ¡Lo atajó! -exclamaron los otros.
El árbitro, atónito, no sabía qué hacer. Volvió a mirar la escena como para dar un veredicto. En el suelo, abrazado al cuero estaba Mercado. Y allá, en el fondo del arco, dormía la cámara su siesta primaveral.
Ambas parcialidades festejaban, amagaban con meterse al campo de juego. El delirio se generalizaba. La gente por momentos se exaltaba. Algunos se abrazaban celebrando el campeonato, otros insultaban al árbitro que seguía dudando. Los veintidós jugadores lo rodeaban esperando una definición y el hombre de negro no podía balbucear palabra alguna.
Entró la policía, ingresaron dirigentes de ambos clubes, hasta se colaron algunos hinchas. Por momentos parecía que se iba a desatar una batalla campal. Algunos amagaban a comenzar la vuelta olímpica. Otros se querían comer crudo al árbitro y los jueces de línea.
En el momento en que la Policía le brindó plena seguridad, el referí tomó una decisión salomónica. Suspendió el partido.
Como ya se había cumplido el tiempo de juego, todos sabían que ese encuentro nunca se iba a reanudar.
La decisión final estaría a cargo del Tribunal de Disciplina de la Liga, o del Consejo Federal, o la AFA o la FIFA, o vaya a saber qué estamento del fútbol internacional, iba a poder determinar el resultado final del partido, y por consiguiente consagrar al campeón del año.
Quince días después de aquel domingo lleno de magia y emoción, se conoció la noticia en el pueblo.
El Tribunal de Disciplina había decidido dar por concluido el partido con marcador incierto, otorgando, a ambos Clubes, el título de Campeón de la temporada 1968.
Hubo, entonces, dos vueltas olímpicas, dos fiestas de campeones, y, fundamentalmente, hubo, a partir de aquella tarde y de la posterior decisión de la Liga, dos jugadores de fútbol, Romualdo Ramón ‘Cañoncito’ Barrenechea y Gervasio Amador ‘Tenazas’ Mercado, que dejaron su condición de ídolos de sus hinchadas, para ascender a la categoría de héroes incondicionales de toda la afición futbolera.
Tres semanas después, nuevamente en Sportivo Barracas, Boca consiguió vencer en el cuarto encuentro disputado el 27 de Abril de 1924 en cancha de Sportivo Barracas por 2 a 0, dos goles de Alfredo Garasini, y coronarse campeón pasados 390 minutos de juego a lo largo de 43 días.
La formación xenieze fue con: Tesorieri, Bidoglio y Mutis, Médici, Busso y Elli, Calomino, Cerrotti, Garasini, Pozzo y Pertini. El árbitro fue el señor D. R. Vallarino (Uruguayo).
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(BOBBY CHARLTON, ex jugador del Manchester United y la selección inglesa)
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(JORGE VALDANO, ex jugador y entrenador argentino)
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Mediocampo (Gilberto Gil - Brasil)
yo continuo aquí mismo
perfeccionando lo imperfecto.
Dando un tiempo, dando una forma,
despreciando la perfección,
que la perfección es una meta
defendida por el arquero
que juega en la selección.
Y yo no soy Pelé ni nada
si algo fuera, yo soy Tostao,
hacer un gol en ese partido
no es fácil, mi hermano.
El honor de ser 'pincha'
Estudiantes es único y brillante...
Cuenta mi padre, Emilio, a los 86 años, que un peluquero llamado Puricelli lo convirtió en ‘pincha’ en 1932, en la ciudad de Mercedes. Y que vio jugar a los famosos "Profesores". Pero para él no hubo otro wing como Juan Ramón Verón.
Recordamos con mi hermano Oscar aquel día en que gritamos agónicamente el gol de Pedro Prospitti en el viejo Fortín de Vélez, en 1963, cuando vimos por primera vez a Estudiantes. Fue el punto de partida.
Ser de Estudiantes siempre fue especial. Sobre todo para mí, que fui un hincha rebelde y que abandoné por un buen tiempo sus colores para luego volver, casi como arrepentido de haber cometido un pecado capital. Estudiantes tiene el significado de la comunión familiar para los Príncipi. Quizá para nosotros sea el lazo afectivo más importante después del sanguíneo. Las hazañas coperas ante Peñarol, Racing, Palmeiras y Nacional convirtieron a Estudiantes en héroe de tiempos modernos. Ajeno y distinto de cualquier otro campeón de América.
La hazaña mundialista en Manchester, por su grandeza emblemática y su apariencia de tercera guerra mundial, fue un acto exclusivo y colosal, sepultando la soberbia de los Charlton y de los ingleses que habían despreciado a nuestro país en aquel Mundial de 1966. Esa consagración pincha lo diferencia de cualquier otro club argentino, mayormente triunfador ante sonrisas, abanicos y llaves de autos gigantes en el pacífico Japón.
Fuimos y seremos especiales e incomprendidos. Tan incomprendidos que hasta nuestra vieja cancha de madera ha sido condenada al derrumbe por intereses políticos y no a extinguirse por muerte natural. Para defender su caída, casi como parte de la última misión del centenario, los Príncipi de Mercedes estaremos juntos, como cuando gritamos aquel gol de Prospitti, por primera vez...
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(JUAN CARLOS MURÚA, ex jugador argentino, revista “El Gráfico” Nº 2700, 6 de Julio de 1971, pág. 59)
(JOHN CARLIN, periodista británico)
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Señor Labruna (Rodolfo Braceli - Argentina)
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Como cualquier niño, e incluso en mi tiempo, nuestro único juguete fue una pelota y había potreros de tierra donde golpearla con el pie todo el día. Lo que falta hoy en día. Era fútbol, fútbol y fútbol. Tenía todas las condiciones para convertirme en "goleador”, ser un "9" y marcar goles. A la edad de diecisiete años llegué a Instituto de Córdoba, donde el fútbol ha cambiado mi vida. Tuve la oportunidad de marcar cuarenta y seis goles en dos años. En ese momento no había campeonato nacional, disputaba la Liga Cordobesa con otros muy buenos equipos como Talleres de Córdoba, Racing y Belgrano.
Y un club grande de la Argentina ha venido a buscarte...
Sí. Se decía en el país que había un "9", que marcaba muchos goles, lo que ha suscitado el interés de Boca Juniors. Al principio parecía que iba a firmar por Independiente o River Plate pero enseguida se coló Boca. Yo, en mi ciudad, Bell Ville, Córdoba, escuchaba las noticias en la radio... Por último, mi traslado se hizo cuando jugamos un amistoso contra Boca en Córdoba. Yo sólo jugué veinte minutos porque Blanco me ha enviado a un hospital. Todo el mundo pensó que me había roto todo, pero finalmente solo fue un golpe. Cuando volví a la cancha, el juego ya estaba terminado y mi presidente dijo: “Hugo, Boca acaba de comprarlo”. Pensé que era mentira, pero el gran Alfredo Di Stefano, quien era el entrenador de Boca, había ordenado a su presidente comprar el ‘9’ de Instituto.
En Boca ha sido un delantero halagado...
Sí, pero no era fácil para mí. He ganado mi lugar en los últimos días de 1969, cuando salimos campeones. Un día le dije al entrenador: "Oiga, maestro, me voy a ir a casa. Marco dos goles en cada entrenamiento y no juego. ¿Cuál es el problema? Y él respondió: “No simplemente pensé que no tenías las bolas (hombría) suficientes para pedírmelo”. Y de ahí, me puso en espera el domingo siguiente y nunca más salí del equipo. Hice 68 goles en 126 partidos, no está mal como promedio ¿no? (risas).
(HUGO CURIONI, temible goleador argentino de la década del '70, en una entrevista publicada en la página del periodista francés Nicolas Deltort, 19/09/09)