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Por poquito (Johan Bush Walls - Guatemala)


-El director técnico lo hizo muy bien, ¿no le parece?

El hombre con gafas de montura de oro sonrió, al tiempo que bajó la mano derecha hacia el cenicero y tomó con la otra el grueso tarro de vidrio que contiene una bebida dorada.

-Ha sido un buen movimiento, pero nada comparado con aquella vez que conseguimos que Brasil perdiera la Copa del 98.

-Claro, esas son ligas mayores, igual les dimos la sede del 2014, pero no todos los años hay Mundial, hay que entrarle a lo que venga.

-Como aquella vez que hicimos clasificar a Trinidad y Tobago, no podíamos quedar mal con Jack.

-Lo mejor de todo es que no siempre se trata de dinero, las comunicaciones y los derechos de televisión han cambiado mucho las cosas, ¿recuerda cuando andábamos de arriba para abajo con esos maletines llenos de dinero?

-Eran otros tiempos.

El hombre se sentó derecho, cuidando que su fino traje de diseñador se arrugara lo menos posible, en el exclusivo restaurante del hotel de cinco estrellas se sentía el rey del universo; quizá lo era, su trabajo le permitía darse esos lujos, tantos años en el negocio le habían valido para acceder a toda clase de privilegios; los otros, los directivos, pensaban que él era su empleado, pero al final resultaba lo contrario, dependían de él, dependían de sus negociaciones para que el gran teatro no se les cayera. Es cierto, entre todos decidían quienes jugarían la siguiente Copa del Mundo, cuál sería la próxima sede, y aún más, que país sería el próximo campeón, pero quien tenía los contactos era él.

-La verdad es que esos jovencitos guatemaltecos juegan bien, pero igual no les costó dejarse golear y menos perder por penales.

-Y nosotros logramos deshacernos de los mexicanos, como no les bastó el campeonato Sub-17, siguen necios con ser los próximos campeones, y más necios con seguir apoyando a ese bocón que tienen por técnico, no se dan cuenta que nos perjudican el negocio.

-Por eso hay que tomar medidas drásticas, vaya que los guatemaltecos siempre ayudan.

El mesero recogió los tarros y vació discretamente el cenicero, no es propio que un dirigente deportivo tenga ese feo hábito.

-Nos falta el tema del técnico, bueno, de los dos técnicos ¿a dónde va el tico ahora?

-A donde sea, no podemos darnos el lujo de que haga clasificar a la selección mayor de Guatemala al Mundial.

-¿Y quién se quedará con la bicolor?

-Esas son pequeñeces, las directrices ya están dadas, hay que hacerles creer que son ellos los que deciden.

-Es cierto, para un fútbol de la edad de piedra, un entrenador primitivo.

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Ángel Clemente Rojas (Sarandí 1944) debutó por Boca Juniors en 1963. En los años siguientes se constituyó en un ídolo del equipo y el conductor de los títulos logrados por los xeneizes en 1964, 1965, 1969 y 1970. Amigo de la noche y de la vida disipada se cuenta que en 1972 el presidente de Boca, Alberto J. Armando, cansado de sus indisciplinas y de las del ‘Pocho’ Pianetti los negocia con equipos peruanos en momentos en que en el fútbol incaico se pagaba más que en el argentino.
De esa manera, el 15 de Marzo de 1972 Ángel Clemente Rojas (a la izq. en la imagen) llegó al Perú para ponerse a órdenes de Tito Drago, DT de Deportivo Municipal.
Debutó con el equipo de la comuna el 2 de Abril en un encuentro frente al Defensor Arica que terminó empatado a 2 goles por bando.
Rojitas mostró chispazos de su fútbol pero se presentó con un notorio sobrepeso y fuera de ritmo futbolístico. Durante aquel torneo Rojitas alternó sin lucir su verdadero nivel fuera de haberse complicado su estado físico por las constantes lesiones.
El partido que más se le recuerda a Rojitas es aquel en que vencieron a Universitario por 3-2 con 2 goles suyos y con el mítico baile de Sotil (a la derecha en la foto) a Ballesteros.
En términos generales, Ángel Rojas no fue con la casaquilla del Municipal ni la sombra del gran jugador que brilló en Boca Juniors, equipo al que regresó en 1973 y le dio el pase en blanco a los pocos meses, para jugar luego en Racing, Nueva Chicago, Lanús y Argentino de Quilmes, equipo en el que se retiró del fútbol en 1978.
El fútbol peruano tuvo la suerte de reunir a Rojas y Sotil, dos de los más grandes gambeteadores del fútbol mundial. Fue en el Deportivo Municipal de 1972.

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Por más viejas que sean las jugadas preparadas hay que intentarlas, siempre hay un tonto en el equipo contrario.

(CARLOS BILARDO, ex jugador y entrenador argentino)

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Messi es el Maradona de hoy, pero nunca será Diego.

(HUGO ORLANDO GATTI, ex arquero argentino, en “Radio 10”, 29 de Enero de 2010)

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Así se fabrica la pelota del Mundial 2010

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Al futuro Viejo Gasómetro (Ernesto Pierro - Argentina)


La cancha tenía platea de pibes
con unos asientos pintados de azul;
a nuestras espaldas, un alto alambrado,
mi viejo mirando y la multitud.

Los ojos buscaban después adelante
el otro alambrado, tras el cual creciò
la leyenda santa de un fútbol sagrado
que un cura de barrio al mundo brindó.

Tras ese alambrado del sueño más puro,
el césped, los arcos, las líneas de cal,
y el túnel de donde surgían los héroes
buscando la historia de sesgo inmortal.

La Voz del Estadio traía del cielo
la Marcha sagrada, el canto de amor;
aquella que hablaba del club más querido
que siempre había sido glorioso campeón.

El Alumni, allá enfrente, era incomprensible:
¿qué sería X?, que sería O?
No es O, sino cero, pronto corregía
un pibe de apenas año más que yo.

Carrillo lucía su buzo amarillo,
y en negro enfundado se acercaba el juez
con un ayudante como él ataviado
y entre ambos palpaban la deseada red.

De pronto un murmullo crecía incesante:
la cinco rodaba… ¡Vamos "El Ciclón"!
Mi viejo seguía tras el alambrado
mirando el partido con mi corazón.

¡Pasámela Higinio! -gritaba Facundo-,
en tanto ya "El Nene" picaba hacia el gol.
Un nuevo triunfo llegaba en la tarde
y un mar de pañuelos saludándolo.

Al irse ya todos, vivir la aventura
de subir tablones de a uno, de a dos
mirar Avda. La Plata de arriba…
ver pasar la vida desde el escalón.

Bajo los tablones nacía otro cielo
con la misma honra, con igual honor
por aquel pasillo todo embaldosado
seguía el camino del más ganador:
el hockey, el tenis, natación o tiro
-algunos ejemplos de orgullo sin fin-;
Catedral de básquet, de box y atletismo
que vio aquel gigante salón San Martín.

De un lado la escuela, de otro lado el cine,
y unos Carnavales para no creer;
ajedrez, folklore, y una biblioteca
que solo el más grande podía tener.

Patín, yudo, pesas, en todo campeones,
y en cuanto a pasiones ninguno mejor;
ninguno que luzca más lindos colores
ni hinchada que ame con tan fiel amor.

Volverán las tardes aquellas, te juro,
Gasómetro hermano, aunque yo no esté.
Será en Avda. La Plata, tu calle,
tu barrio Boedo te verá volver.

Se oirá más fuerte que nunca ese grito
de “¡Ciclón!” bajando de la multitud.
Y tendrá la cancha platea de pibes
y asientos pintados de color azul.

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¿Qué características debe tener un técnico ideal?

Saber escoger los jugadores, saber claramente qué es lo que quiere con ese grupo y que ese grupo entienda perfectamente qué es lo que quiere el técnico. Tiene que haber una comunión perfecta. Que el grupo entienda el mensaje.

¿Con qué técnico del mundo se identifica?

Ferguson. Me encanta la forma como dirige sus equipos, como para los equipos en la cancha. Un referente mío para ser entrenador fue Carlos Salvador Bilardo, un hombre campeón del mundo, un hombre trabajador, un hombre honesto. Un hombre que vino a Colombia y enseñó muchísimo.

¿Qué es lo que más recuerda de Bilardo?

Lo que más recuerdo del 'Profe' es que vino y nos demostró que había un gran material humano, que tenía una gran condición en el jugador colombiano, pero faltaba acondicionar esa gran condición a la exigencia, a la concentración, al trabajo mañana y tarde, al profesionalismo, al respeto por una camiseta, por una institución. Cinco o seis años después tenemos la fortuna de jugar el Mundial del 90 con jugadores y técnicos de Bilardo. Las clasificaciones al Mundial del 90, 94 y 98 son el fiel reflejo del paso de Bilardo y Zubeldía y ahí es un punto de partida del fútbol colombiano, ahí el fútbol colombiano se parte en dos. Antes de Bilardo y Zubeldía y después de Bilardo y Zubeldía.

(FERNANDO “El Pecoso” CASTRO, ex jugador y entrenador colombiano en el portal “Fútbolred”)

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Quejarse de que el fútbol sea aburrido es como quejarse de que Rey Lear tenga un final tan triste: es no haber entendido nada.
El fútbol es un universo alternativo, tan serio y tan estresante como el trabajo, con las mismas preocupaciones, esperanzas y desilusiones. Yo voy al fútbol por muchas razones, pero no voy buscando entretenimiento.


(NICK HORNBY, en su libro “Fiebre en las gradas” -1992-)

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Habíamos preparado el partido para ganar 5-0; lamentablemente ese gol nos perjudicó.

(HUGO SÁNCHEZ, entrenador de la selección mexicana Sub-23, el 16 de Marzo de 2008, tras la victoria ante Haití por 5 a 1, con lo que se quedó a un gol de clasificar a los Juegos Olímpicos de Pekín)

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"Aldo Pedro: el jugador hincha" (Roberto Fontanarrosa - Argentina)


-Aldo, he descubierto que te amo.

Aldo Pedro cesó de untarse sus melancólicos bigotes con bálsamo Sloan y miró a lo lejos, como pensando.

-Ahora todos me quieren -musitó, ausente, mientras sorbía un sobrio trago de aceite verde.

-No, no -insistió aquella voluptuosa mujer-, yo siempre te he querido, siempre.

Aldo Pedro echó hacia atrás la pluma que tornaba su sombrero de ala ancha y sacudió su melena de novio en el recuerdo. Rememoraba, tal vez, los insultos, rememoraba, quizás, las amenazas, las ofensas.

-No es cierto -silabeó nuevamente.

-Siempre, siempre -porfió la mujer, retorciendo con desesperación su ceñida blusa azul y oro-; yo nunca te protesté, ni te odié, ni pedí a Dios que te agarrara un cáncer, ni pedí a los rivales que te quebraran en cuatro, ni prometí no volver a la cancha hasta que te echaran a patadas del club, ni me amargué porque no te hiciste mierda con el auto en el bulevar Rondó...

Aldo Pedro entrecerró sus pequeños ojos tornasolados, avezados en la búsqueda del intersticio esquivo, baqueanos en medir la distancia milimétrica del pase a Ramoncito, aguzador en la pesquisa constante de localizar espacios vacíos, o bien en detectar al 'Chango' Gramajo, hábilmente oculto tras sus marcadores.

-Mentira, vos me odiabas, me odiabas como todos...

-No, no... te juro... nadie te odiaba, eran unos pocos apátridas, eran infiltrados en la hinchada, todos te quisimos siempre, te amamos siempre...

Aldo Pedro acomodó su capa, su espada cantora y pareció escuchar. De lejos llegaba un coro celestial de querubines entonando el Opus 9, tocatta y fuga "Gol del Aldo". Recordaba, quizás, aquel remoto equipo de tercera, el de Pignani, el de Palma, y tantos otros que habían sido devorados por el túnel del tiempo, o de los vestuarios.

-Mentira... todos me odiaban...

-No digas eso, Aldo.

La mujer entrelazó sus dedos expertos en lanzar confetti, globos, preservativos inflados y rompeportones, en los revueltos cabellos del Aldo. Sobre aquella cabeza legendaria, sobre ese endemoniado rulo izquierdo que volara un día, certero y cruel como un águila vengadora, hacia una pelota rauda, coqueta, ese endemoniado parietal izquierdo que golpeara el fútbol disparado desde la derecha y lo pusiera lejos, inesperado y seco, de la mano inmóvil de Fenoy, del griterío canalla del Monumental.

-Es que has recorrido un largo camino muchacho -aventuró aquella mujer-; has cambiado mucho, ahora juegas para todos, corres, te prodigas...

Aldo Pedro meneó apenas la cabeza. Recordaba, quizás, cuando don Miguel lo mandaba al muere, a buscar contra los laterales los pelotazos de los volantes, a dominar la pelota de alto, de espaldas al arco, con los dos marcadores centrales que le reventaban los riñones a rodillazos, que lo amasijaban contra la raya, cuando debía evitar el anticipo, dominar el fútbol y esperar que Gennoni no se estrellara contra un palo picando en diagonal hacia el centro, o el Oreja no le pidiera la pelota entre una manifestación de defensores; cuando después de todo eso, hecha la pausa que refresca, metido el toque justo, debía salir picando hacia el arco, hacia el gol, porque él era el número nueve, porque llevaba el número nueve en la espalda como una condena y los números nueve deben estar ahí, adelante carajo, que así jugaban Cagnotti, Potro, Guzmán, y no como este malnacido de Poy, que ojalá le dé un síncope en el medio de la cancha; cuando lo odiaban...

-Mentira... -el último romántico se ajustó con morosa lentitud el suspensor-. Yo sé que ahora vendrán caras extrañas. Yo siempre me brindé, nunca pudieron decir de mí, como de otros talentosos, que jugaba cuando quería, ni que era cagón, ni que no quería la camiseta; sin embargo me odiaban, salvo un pequeño grupo al que miraban como descastados, como leprosos... no... como leprosos no, como apestados.

-No es cierto, no es cierto -la mujer sollozaba doblada sobre el bombo-, eres amado, eres el gran ídolo viviente de Rosario, eres hermoso, no morirás nunca, y cuando mueras, en los partidos contra Ñul te sacaremos como al Cid, embalsamado, con la azul y oro, para que tiemblen las huestes del Parque...

Aldo Pedro volvió a mirar hacia el horizonte, apartó con deliberado cariño a la mujer y sonrió apenas. El vaivén de su melena en los hombros eran las palmadas de un viejo amigo. Miró hacia ambos lados, como esperando el anticipo, y finalmente picó raudo. El centro podía llegar en cualquier momento.

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El puesto de arquero es muchas veces muy ingrato. En la soledad de los tres palos, se viven procesos inversos, mientras muchas veces los compañeros se abrazan con un gol, el arquero lo grita en soledad. Cuando se hace una atajada monumental, muchas veces la jugada continúa y a lo más se escucha un “vamos”, “excelente” y nada más. Pero es parte del oficio de ser arquero.
Carlos Fenoy fue un caso inusual en su época, su carrera transitó entre Newell’s Old Boys de Rosario, Vélez Sarsfield y Huracán, hasta que da el salto a España, más precisamente al Celta de Vigo para disputar la temporada 1976-1977.
En aquellos años, que un arquero pateara un penal era algo muy extraño, pero Carlos Fenoy se tenía fe y ya en la tercera fecha logra batir a Luis Arconada de la Real Sociedad, dando inicio a un verdadero ritual donde diversos arqueros de la Liga Española deben sufrir su eficacia en el punto penal: Esteban del Elche, Daniel Carnevali del club Las Palmas, Miguel Ángel del Real Madrid y nuevamente Carnevali, esta vez en el estadio insular. A excepción hecha de ese último partido ante Las Palmas, en las anteriores cuatro ocasiones, sus goles dieron la victoria al Celta.
Lamentablemente, los goles de Fenoy no pudieron evitar lo inevitable, el descenso del Celta de Vigo a la Segunda División producto de la mala campaña. Pasaron los años y Fenoy se retiró jugando en el Valladolid en 1988, pero inolvidable resultó su primer año, donde sentó un precedente para futuros arqueros goleadores.
Carlos Alberto Fenoy Muguerza, nació en Buenos Aires el 15 de Octubre de 1948.
Trayectoria profesional:
* 1970-1972: Newell’s Old Boys
* 1973-1975: Vélez Sarsfield
* 1976: Huracán
* 1976-1980: Celta de Vigo
* 1980-1988: Real Valladolid

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Cuando un equipo anda bien, no anda mal; y viceversa.

(MARIANO PUYOL, ex futbolista chileno, considerado uno de los máximos ídolos de Universidad de Chile de todos los tiempos, haciendo gala en 1985 de una inusitada filosofía socrática)

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El fútbol de los años 30 no admitía pases para atrás; la pelota iba siempre en dirección del gol. No andábamos dando vueltas por el campo, recibíamos el balón siempre de frente para el gol.

(ERNESTO MASCHERONI, Campeón Mundial 1930 con la selección uruguaya de fútbol, en entrevista publicada en el periódico brasileño "Jornal da Tarde", 29 de Mayo de 1978)

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Ivan Haramija (Croacia)

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La recordada pelea Sanfilippo-Goycochea

El domingo 5 de Septiembre del año 1993, en el Estadio "Monumental", Argentina jugaba contra Colombia un partido por las eliminatorias del Mundial de EEUU 1994. El resultado de aquel partido es por todos recordado... Argentina 0 - Colombia 5.
Dos días más tarde, en el programa "Tiempo Nuevo", conducido por Bernardo Neustadt se producía un inolvidable episodio... José Sanfilippo, recordado goleador argentino, criticaba a un sorprendido Goycochea.
Carlos Salvador Bilardo, viendo lo acontecido por televisión, se dirigió a los estudios de TELEFE e ingresó al programa con el fin de defender al arquero...

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En el libro escrito por Daniel Roncoli, "Canilleras en el alma", se relata un hecho singular, con argentinos en un país árabe: "Gabriel Humberto Calderón (en la imagen) tenía una consigna compleja -dice Roncoli-. Nada parecía ser abismal para un hombre que cruzó de vereda para jugar de Racing a Independiente sin que le pusieran precio a sus piernas, pero este desafío planteaba complejidades. Había asumido como técnico de la Selección de Arabia Saudita y a la dificultad que le provocaba para el trabajo la religión -la conflictiva posibilidad de organizar turnos de entrenamiento por las horas de rezo- se sumaba el desconocimiento del medio y del idioma. Con su ayudante e intérprete, Eduardo Anzarda, comenzaron a ver partido por partido del certamen local para escoger a los integrantes para la primera convocatoria.
En uno de esos encuentros, en que 'Caldera' y el 'Chavo' se complementaban para en un listado ir volcando datos, Anzarda descubrió que uno de los equipos tenía diez hombres. Le pareció extraño, creyó estar equivocado. El juego se puso en marcha y repitió la cuenta. Otra vez le daba diez. Le comentó el episodio al técnico principal y a éste, el conteo siguió arrojándole diez hombres.
Lo que más curiosidad les despertaba es que en el banco del equipo disminuido se encontraba la nómina habitual de suplentes. Volvieron a contar a cuatro ojos y a cuatro manos y les seguía faltando uno. Ya enloquecidos por el disparatado ejercicio contable, apelaron al traductor que no parecía muy entusiasmado con el deporte. ¿Estarían observando visiones?, ¿Todo se trataría de un espejismo? El árabe saudí les indicó que tras la zona de bancos había un sillón de peluquero, donde podía percibirse a un hombre rasurando a otro.
Aquí no se puede jugar con pelo largo, la figura de este equipo pretendió entrar al campo con el cabello un poquito más extenso de lo estipulado y las autoridades lo mandaron a pelarse.
Es una situación que está contemplada, siempre hay peluquero y elementos por si esto sucede. Hasta que no estuvo acondicionado el look del desobediente de acuerdo a lo permitido, uno de los clubes se desempeñó con uno menos.
Podían haber incluido a un reemplazo, pero por tratarse de una de las estrellas del conjunto, lo esperaron".

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Brasil nunca puede faltar a un Mundial, ni Paraguay ir a dos consecutivos.

(JOSÉ LUIS CHILAVERT, ex futbolista paraguayo)

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Periodista: ¿Qué tipo de mujer te gusta?

Houseman: La que tengo: Olga, mi esposa.

P: ¿Y sacando a tu esposa?

H: Jessica, mi hija.

P: ¿Y sacando a la familia?

H: TODAS!

(RENÉ HOUSEMAN, ex futbolista argentino, en revista "El Gráfico" -2005-)

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El gol es un relato imaginario


Una costumbre argentina, la de escuchar fútbol por la radio, cumplió recientemente 80 años sin que nadie se diera cuenta. En 1924, coincidiendo con el partido en que Cesáreo Onzari convirtió el primer gol de córner de todos los tiempos y el seleccionado argentino le ganó por 2 a 1 a Uruguay en la vieja cancha de Sportivo Barracas, por LOR Radio Argentina, Horacio Martínez Seeber, un inquieto radioaficionado interesado también por el periodismo, y Atilio Casime, jefe de Deportes del mítico diario “Crítica”, transmitían el primer partido de la historia (en la imagen, antes del comienzo del encuentro); sin saberlo, ataban un lazo emotivo que, a lo largo de ocho décadas, viene uniendo la máxima pasión nacional con varias generaciones de hinchas.

El choque entre Argentina y Uruguay, que estrenaba el título olímpico ganado poco antes en el Estadio de Colombes (Francia), se disputó un 2 de Octubre, aunque debió haberse jugado poco antes, el domingo 28 de Septiembre. Pero la multitud desbordó las tribunas del estadio y el partido se suspendió a los cuatro minutos del primer tiempo. Radio Argentina, la emisora pionera de la radiotelefonía nacional que había iniciado sus emisiones en 1920, narró los tumultos e incidentes en las voces de Martínez Seeber y Casime. Y decidió retornar a la cancha el jueves 2 de Octubre para contar los 86 minutos restantes.

No se trató de un relato clásico, del tipo de los que en hoy en día se escuchan, sino de una simple descripción de las incidencias del juego. Martínez Seeber, un profundo conocedor de los aspectos técnicos de la radiotelefonía, tenía la licencia oficial de radioaficionado número 1, otorgada por el Ministerio de Marina y, esa tarde, hizo a la vez de relator, comentarista y técnico. Instaló tres micrófonos en el puesto al borde del campo de juego: uno para él, otro para Casime, y el tercero de ambiente para registrar el enorme bullicio del partido internacional.

El primer relato íntegro data de 1927 y se lo atribuyó a sí mismo Tito Martínez Delbox, quien dijo haber narrado para Radio Nacional (hoy Radio Belgrano) el partido entre Sportivo Barracas y Estudiantil Porteño por el campeonato de la Asociación Amateurs Argentina, utilizando un teléfono candelero y con don Jaime Yankelevich, el dueño de la emisora, como técnico operador. Allí dio comienzo una historia que reconoce cuatro nombres sobre los que no hay dudas: cada uno con lo suyo y en el orden que se prefiera, Lalo Pelliciari, Fioravanti, José María Muñoz y Víctor Hugo Morales han sido los más grandes, los relatores que marcaron su tiempo.

Lalo Pelliciari vino de Uruguay en 1935 y relató en Rivadavia, Stentor y Mitre, de la que llegó a ser su dueño. Son muy escasas las grabaciones existentes que pueden dar cuenta de su estilo. Pero quienes lo recuerdan destacan su teatralidad. “Inventaba los partidos, los adornaba”, opinó de él Fioravanti, su comentarista en la ya desaparecida Radio Stentor. Era desprejuiciado, informal, espontáneo, claro y veloz en la descripción de las jugadas. “Vamos muchachos, vamos”, gritaba cuando el partido no tenía el ritmo que él pretendía para hacer ameno su relato. Y cuando veía a un jugador bien ubicado, lo resaltaba diciendo, por ejemplo, “me gusta la posición de Moreno” (o de Sarlanga, o de quien fuera).

Sin embargo, para los mayores, no hubo ni habrá nadie como Fioravanti. Joaquín Carballo Serantes (tal era su nombre completo) fue el creador de la transmisión tal cual se la conoce ahora, el primero en todo. Relató desde una cabina ubicada en lo más alto del estadio y no desde el borde del campo o en la platea para evitar que se cuelen los insultos de los espectadores. Creó las conexiones para tener al instante todo lo que sucedía en las otras canchas.

Tuvo durante años un auspiciante único (cigarrillos Caravana, Bodegas y Viñedos Giol) para que las largas tandas y las voces de sus locutores comerciales no consumieran los mejores momentos de los partidos. Y al final de sus programas resumía la jornada con una vibrante síntesis que remataba con la repetición del relato de los goles. "Más que un relator, soy un narrador", acostumbraba a definirse a sí mismo Fioravanti. Y era tal cual: posaba su voz sobre el partido, acompañando las acciones y subrayaba los momentos de mayor emoción, con un lenguaje pulcro, tan elegante que enriquecía el vocabulario de quienes lo escuchaban. Los lunes, en las escuelas, los chicos les preguntaban a sus maestros el significado de tal o cual palabra porque el domingo la habían escuchado de su boca. Fioravanti fue el número uno, el más popular en los ’40 por Radio Splendid y en los ’50 por El Mundo. En los ’60 debió adaptar su estilo ante la aparición de Muñoz en el aire de Radio Rivadavia. Tuvo que hacerse más enfático sin perder buen gusto y lo consiguió hasta su retiro en 1972, 31 años después de su debut.

Muñoz elevaba la voz, gritaba, dejaba que la emoción lo desbordase y se derramase sobre sus oyentes. Antonio Carrizo no duda cada vez que habla de él: “Fue el personaje más importante de la radiofonía argentina”. Jorge Fontana, su locutor comercial en los ’60, llegó a decir: “Muñoz es al periodismo deportivo y a la radio lo que Troilo es al tango”. En verdad, Muñoz fue un obsesivo de la producción que trabajaba de lunes a lunes, llegaba antes que ninguno a la radio de Arenales y Pueyrredón, y se iba después que todos. Aprovechó la explosión de las comunicaciones de los ’60 y unió al país y al mundo con sus conexiones, Fragata Libertad y Base Marambio inclusive.

“El Relator de América” supuso que hacía patria con sus relatos. Y eso explica su inveterado oficialismo con militares, peronistas y radicales, su periodismo alambicado y meloso, acrítico con el poder y los poderosos de turno. Apoyó sin reservas el Mundial ’78, mandó a la gente que celebraba el título juvenil del ’79 a manifestar en contra de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y movilizó en 1982 a favor de la aventura en Malvinas, porque entendía que era lo mejor para el país. Siempre quedará la duda de si calló cosas durante la dictadura porque estaba demasiado bien informado o porque no sabía la verdad de lo que estaba sucediendo.

El 12 de Febrero de 1992 condujo desde la cama de un sanatorio una previa de dos horas del clásico Boca-River. Dos días después falleció. Sin ser un relator extraordinario, pegándole a menudo a la palabra de al lado, Muñoz revolucionó a la radio.

El hoy es de Víctor Hugo Morales. El uruguayo lleva 23 años de labor ininterrumpida en la Argentina y es, para muchos, el más grande relator de habla hispana de la actualidad y de todos los tiempos. Su relato del segundo gol de Maradona a los ingleses en 1986 ya le ha asegurado un lugar en la historia que él se encarga de defender, partido a partido, con su voz extraordinaria y su talento único. Le tocan tiempos ingratos: la televisión le pelea espacios a la radio, las empresas no invierten en sus transmisiones y hoy ya no se asocian como antes los grandes acontecimientos deportivos con las voces enronquecidas de los narradores.

Sin embargo, después de ochenta años, la magia no se extingue. La radio no puede estar sin el fútbol. El fútbol, tampoco sin la radio.

(artículo de Daniel Guiñazú publicado en el diario “Página 12” del lunes 29 de noviembre de 2004)

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Dado tu cariño con la Argentina, ¿cómo cree que le irá en el Mundial?

-Viví en Buenos Aires entre los tres y los diez años y cultivé en ese tiempo la atracción y pasión por el fútbol argentino. No apostaría un peso por la Argentina en el Mundial, aunque lo fantástico del deporte es su arte por lo imprevisto. En Japón, con Bielsa, le fue mal y allí llegaba como el favorito.

-¿Y Maradona?

-Era un jugador que deleitaba y al que veneraba. Trabajé en México 86 y lo disfruté. Pero estos elogios no se extienden a la persona. Hay un error argentino de creer que porque fue fantástico como futbolista, será fantástico como ser humano. Maradona cree que puede opinar de cualquier cosa. Fue ilógica su contratación [como DT], no está capacitado. El minimiza el rendimiento de los jugadores. Que Messi sea una sombra en la selección, parte de la culpa es de Maradona. Messi es un jugador de otra dimensión, mejor que Cristiano Ronaldo y cualquier otro.

-Más allá de Maradona, ¿qué opina del equipo argentino?

-A la Argentina la veo mal, con una defensa muy pobre y con Verón en el medio campo, un jugador que fracasó en 2002. Los argentinos se aferran a una nostalgia eterna y no se está construyendo a futuro.

(JOHN CARLIN, periodista británico, en entrevista con el diario argentino "La Nación" de ayer, 25/01/10)

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No se le ocurra meter un gol antes de los seis minutos porque nos quedamos sin récord. Nosotros tenemos que estar en todas las conversaciones, en las buenas y en las malas. Después de los seis minutos hagan lo que quieran…

(JORGE VALDANO, recuerda aquel 28 de Marzo de 1990 donde la Selección Argentina estaba a punto de batir el récord de tiempo sin conseguir goles y Carlos Bilardo, su entrenador, los aconsejaba en la charla previa al partido amistoso contra Escocia, en Glasgow)

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En aquel equipo, Marco Van Basten era el mejor, pero Ruud Gullit el más importante.

(ARRIGO SACCHI, entrenador italiano, en clara referencia al Milan de finales de los 80 que dirigía)

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Escenas de la vida deportiva (Roberto Fontanarrosa - Argentina)

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En los Juegos Olímpicos de 1996 disputados en Atlanta, Estados Unidos, el seleccionado de fútbol femenino del país anfitrión logró la medalla de oro.
Según el detalle de las crónicas de la época, la guardavallas del equipo, Briana Scurry, por entonces de 24 años de edad, había realizado una insólita promesa en el caso de ganar el torneo olímpico.
Scurry anticipaba que si llegaba el triunfo olímpico, recorrería las principales calles de Atlanta, desnuda y con la medalla de oro colgando de su cuello.
Fue asi que tras la final del torneo, cuando Estados Unidos venció a China por 2 a 1, en la primera participación del fútbol femenino en un torneo olímpico, aguardaban la actitud que tomaría Scurry en cuanto a cumplir la promesa.
Tras el triunfo, y como mujer de palabra, aprovechó la madrugada para salir de su hospedaje, y cuando no había ningún transeúnte, se desnudó dentro de su automóvil para luego comenzar a correr, por la Village Avenue, tal cual Dios la echó al mundo, portando solamente su oro olímpico. Una secuencia que fue filmada por una amiga. "Las promesas hay que cumplirlas. Si no hubiera hecho lo que hice, hoy estaría con una deuda espiritual muy importante" admitió la guardameta años más tarde.

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Antes los zagueros centrales agarraban la pelota y se la daba al volante. Si Perfumo o Basile tiraban una pelota a la platea de Racing, los silbaba todo el estadio. Antes era prohibitivo que un central tirara la pelota a la tribuna. Se perdió la exigencia por el espectáculo, la belleza.

(OSVALDO “Chiche” SOSA, entrenador argentino)

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El fútbol... ¿qué es el fútbol? Señores, esto: un pibe que juega como Alonso. Eso es el fútbol.

(OSVALDO ARDIZZONE, recordado periodista argentino -1970-)

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El alambrado (José Cantero Verni - Argentina)


Nadie sabe lo que sufro
pegadito al alambrado,
hasta el último minuto
al tejido estoy colgado.

Mi garganta se desdobla
tengo el gol agazapado,
entre insultos y alegrías,
de victorias y fracasos.

Y vibrás con mi locura,
contenés también mi llanto
sos la piel de un sentimiento,
futbolero apasionado.

Abrazado a tu tejido,
que circunda todo el campo,
hasta el borde de la cal
vas envuelto con mi canto.

Voy trepado a tu figura
aferrado con mis manos,
compartiendo cada sueño
hasta el último pitazo.

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Para los estadígrafos argentinos, hubo tres goleadas históricas dentro del fútbol nacional, partidos en que en la suma de tantos de uno y otro bando, siempre dio 14. En el campeonato de 1945, Huracán venció a Rosario Central por 10 a 4. En el torneo de 1960 Racing derrotó a Rosario Central (nuevamente la víctima) por 11 a 3, y en 1974, Banfield apabulló a Puerto Comercial de Bahía Blanca, por 13 a 1 (foto).
Entre las curiosidades que ofrece la estadística de esos partidos, se destaca que al término del primer tiempo del encuentro entre Racing y Central, los de Avellaneda ganaban apenas por 4 a 3. ¡Lo que le esperaba a los canallas en la segunda parte! Los goles albicelestes los anotaron Rubén Sosa (4), Orestes Omar Corbatta (3), Pedro Mansilla (2) y Juan José Pizzuti (2).
De este encuentro hubo otro dato curioso porque el único de los delanteros que no convirtió fue el puntero izquierdo Belén que, de su amargura, se fue llorando a los vestuarios.
En cuanto a la mencionada goleada de Banfield en 1974, también quedó un récord marcado por Juan Alberto "Juanchi" Taverna, quien esa tarde hizo ¡7 tantos! Inolvidable.

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Llegué aquí a Corinthians para darle un nuevo ánimo a Ronaldo. Para que se concentre más, para que mantenga el peso, para que se divierta cada día más. Yo quiero motivar a Ronaldo a que, quién sabe, podamos regresar juntos a la selección.

(ROBERTO CARLOS, veterano lateral izquierdo brasileño, reciente incorporación del Corinthians brasileño)

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Es increíble, todo el mundo sabe que Carlos es un gran jugador. Todos lo quieren y éste ha sido un partido especial para él, con el que ha soñado creo que puede repetir el partido contra el United la próxima semana. Carlos le demostró que es un jugador de primera clase, después de todo lo que Neville habló mal de él.

(PABLO ZABALETA, compañero y compatriota de Carlos Tevez, refiriéndose al gesto obsceno -foto- que le dedicara Gary Neville al 'Apache' tras la conquista del primer gol en el clásico jugado horas atrás y en el que el Manchester City triunfara por dos goles a uno ante el United. La semana pasada Neville había comentado a los medios ingleses que "Ferguson hizo bien en vender a Tevez".)

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