(OSVALDO SORIANO 1943-1997, recordado escritor argentino en su artículo "Festejos")
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(OSVALDO SORIANO 1943-1997, recordado escritor argentino en su artículo "Festejos")
Sentida carta de un niño a Papá Noel (Anónimo - Argentina)
Un papá, fanático de Belgrano de Córdoba, ve en Papá Noel la oportunidad de introducir a su hijo de 9 años, en su misma pasión, ya que el niño aún no ha decidido de que equipo ser hincha.
El chico encuentra como regalo de navidad una camiseta de Belgrano y cuando la ve pregunta: ¿Papi porqué me trajo Papá Noel la camiseta de Uruguay?
-No hijo, esa es la camiseta de Belgrano.
-Y papi, ¿cuál es el máximo rival de Belgrano?
-Talleres hijo, ese es nuestro máximo rival.
-Ahhh ¿y le llevamos muchos partidos de ventaja papi?
-No hijo, solo nos llevan 17 clásicos, pero ojo hijo, cuando ellos estaban en Primera y nosotros en el Regional (que ahora se llama Argentino ‘A’) les ganamos 18 amistosos (la mayoría por penales) claro que ellos ponían equipos de emergencia, pero contando esos hijo, les llevamos uno de ventaja.
-Pero papi los amistosos entre equipos grandes no se cuentan en las estadísticas…
-Sí hijito, tenés razón, nos llevan 17.
-Bueno papi, pero no te pongas mal, ¿seguro que tenemos más copas que ellos?
-No hijo, en el fútbol local ni sé, ni quiero saber porque nos llevan muchas (doce).
-¿Y en el fútbol oficial papá?
-Bueno ahí ellos tienen solamente dos y una, hijo, ya no se juega más.
-¿Y nosotros papi?
-No hijito, nosotros nunca en toda nuestra historia ganamos ninguna.
-No te pongas tan serio papi, si querés no te pregunto más…
-No hijo, tenés que saber.
-Bueno papito, seguro que alguna vez le habremos ganado algún partido definitorio ¿no?
-No hijo, la única final que jugamos fue un campeonato oficial de AFA, la ganaron ellos y encima nos dieron la vuelta olímpica en la cara, ese es el otro campeonato que ellos tienen.
El chico (ya preocupado) vuelve a preguntar: bueno papi, pero seguro que tenemos más hinchas que ellos ¿no?
-No, hijo somos menos, todas las encuestas locales y nacionales lo dicen, además también lo dice la historia de la AFA.
-Bueno papi, pero ellos no van a la cancha…
-Siiiiii hijito, una vez llevaron 15.000 hinchas a Racing de Avellaneda y 18.000 a Rosario, pero bueno, estaban jugando arriba y encima los iban a ver de todo el país.
-Está bien papito, no te pongas así, seguro que nosotros tuvimos jugadores en la Selección ¿no?
-Sí, una vez citaron uno a la Sub17.
-No papi, yo digo a la selección mayor.
-No, en la mayor nunca tuvimos ninguno...
-Bueno, pero seguro que ellos tampoco…
-Si hijito, ellos tuvieron muchos y 5 fueron campeones del mundo (Tarantini, Baley, Oviedo, Valencia y Galván)
-¿Galván papi? ¿el que vi en tus revistas que fue el único jugador calificado con 10 en una final de un Mundial?
-Si hijo, fue un gran jugador...
-¿Y ese fue el ídolo de Talleres papi?
-Si ese y muchos más como Willington, Ludueña, Bravo (ese nos hizo 4 goles en un solo clásico), Valencia, Maidana, Borghello, Garay, etc...
-Y nuestro ídolo papi ¿quién es?
-HHHHUMMMMMMM, nuestro ídolo era la 'Pepona' Reinaldi, pero se hizo de ellos así que nos quedó el ‘Luifa’ Artime.
-¡Pero papi!
-Bueno hijo ya sé, pero ponía mucho huevo y además siempre le ponían un micrófono y hablaba mal de Talleres, por eso fue ídolo.
-¿Papito estás llorando?
-No hijo, es que los recuerdos me emocionan.
-Bueno papi, ¿cuántas copas internacionales jugamos nosotros?
-Ninguna hijo, ninguna, para jugar esas copas hay que ser muy buenos en Primera División y nuestra historia es de segunda categoría.
-Bueno ¿ellos tampoco no?
-Si hijo, ellos jugaron tres, la Copa Libertadores, la Sudamericana y la Conmebol.
-¿Esa es la que Talleres ganó, papi?
-Si hijo, pero esa era una Copa que no se juega más.
-Pero papi ¿entonces porqué Lanús y Rosario Central festejaron tanto cuando la ganaron?
-Bueno no sé, si sé, bueno que se yo, preguntale a ellos…
-Bueno papi, ¿querés que no te pregunte más porqué llorás?
-No hijo, preguntá, lloro de emoción.
-Bueno papi, seguro que clubes importantes del mundo vinieron a jugar con nosotros ¿no?
-No hijo, el Milan y el Santos de Pelé vinieron a jugar con ellos, pero escuchá hijito, en el año 1986 ganamos el Regional, en el último partido le ganamos 3 a 2 a Olimpo y subimos al primer Nacional ‘B’
-¿Y fuimos el único equipo papi?
-No hijo, eran 6 zonas y ascendieron todos.
-¿Entonces papi no fuimos campeones?
-Siiiiiií, fuimos 6 campeones!!
-Papaaaaá!!!
-Bueno… no fuimos campeones, además el Regional, ya te dije era el Argentino ‘A’ de ahora así que era amateur.
-Y Talleres, ¿no ganó ninguna zona de esas?
-No hijo, Talleres hacía ocho años que estaba en Primera División.
-Entonces papi ¿ellos jugaron más que nosotros en Primera División?
-Si hijo, ellos jugaron más de 1.100 partidos y nosotros 520.
-Papá, te pregunto en serio, ¿en qué les ganamos?
-Nosotros hijo tenemos la cancha más grande que la de ellos, el problema es que está en el medio de una villa, por eso nos dicen ‘bolivianos’.
-Bueno papito, pero ellos también…
-No hijo, ellos la tienen en una zona residencial.
-Bueno papi, pero nuestro predio es más lindo ¿no?
-Sí hijo, pero es alquilado.
-Bueno papi, estoy cansado y te veo muy triste.
-No hijo, me encanta hablar de fútbol con vos, preguntá nomás.
-Bueno papi ¿cómo nos fue en los clásicos sin público visitante?
-Ahhhh, empatamos casi todos.
-¿Como casi todos?
-Sí, uno lo ganaron ellos de pedo, con el gol de Borghello y ese día nació el ‘Día del Silencio’ porque éramos 37.000 y ellos habrán sido 30, uno de los que estuvo yo lo conozco, es amigo mío.
-Qué huevos para estar ahí ¿no? Papito, un compañero mío me dijo que Talleres pasó casi quince años sin poder ganarnos.
-Sí, sí, hijito. En esos quince años fue cuando le ganamos todos los amistosos, tenemos en nuestras vitrinas 12 Copas ‘Neder Nicola’.
-Papito ¿y por qué se jugaban solo amistosos?
-Bueno hijo, lo que pasa es que ellos jugaban en Primera División y nosotros los Regionales.
-Papi ¿entonces nos llevaban dos categorías?
-Si hijo, pero ahora si le ganamos a Gimnasia o a Rosario Central la Promoción nosotros también le vamos a sacar dos categorías.
-Papi ¿y cuando jugábamos los Regionales los ganábamos, no?
-No hijo, perdimos varias finales, pero hubo una que nos dolió hasta el alma porque fue 4 a 0 con Estudiantes de Río Cuarto y 3 goles los hizo el ‘Hacha’ Ludueña que era símbolo de Talleres.
-¿Y nunca ganamos papi?
-Sí hijo, ya te dije, ganamos una Zona del Regional 1986.
-Papi me voy a dormir...
-No hijo, ahora quiero contarte la parte buena de nuestra historia, la parte de los festejos.
-¿Y qué tenemos para festejar Papi?
-Hijo querido estamos en el medio de nuestra máxima alegría como club, la máxima alegría de nuestra historia, una alegría que nos permitió juntar miles de personas en el Patio Olmos y en la Plaza Jerónimo del Barco, una alegría que solo se puede comparar a una vuelta olímpica.
-No me digas nada papi, ¡¡salimos campeones!!
-No hijo, Talleres se fue al Argentino ‘A’.
-Y eso papi ¿es lo único que tenemos para festejar en esa historia de mierda que me contaste? ¿Y todos los años que nosotros estuvimos en el Argentino ‘A’ ellos festejaban así?
-No hijo, nos ignoraban y muchos hinchas nuestros viajaban a ver sus partidos, por eso los odiamos tanto.
-Pero papi eso es muy, pero muy mediocre y yo no quiero ser así...
El niño se fue llorando a su cuarto y comenzó a escribir una carta a Papá Noel: “Querido Papá Noel, sinceramente no sé qué tan mal puedo haber hecho las cosas, para que te hayas portado tan horrorosamente conmigo, yo creo que me he portado bien. Igualmente te perdono y te suplico si todavía hay tiempo que me traigas una camiseta de Talleres, si no tiro ésta y espero al año que viene, total con lo que mi papá me contó seguro que volveremos porque somos demasiado grandes.
Y quiero contarte Papá Noel, como secreto nuestro, que lo que me definió para hacerme para siempre de Talleres, fue que después de hablar con mi papá (pobre, quedó llorando) entendí por primera vez, lo de ‘Vírgenes’, ‘Mediocres’, ‘Ídolo Artime’, ‘Único festejo una desgracia ajena’.
-Noooooooooooo!!!! Yo no quiero ser así por favor...
(Mi agradecimiento a Raúl por el envío de este material, del cual desconozco el autor)
Su carrera como futbolista discurrió casi en su totalidad en el principal club de su ciudad, el Ajax, equipo en el que estuvo desde 1945 hasta 1958. Entre 1959 y 1960 jugó en un equipo local de Ámsterdam Zandvoortmeeuwen. Al retirarse decidió seguir vinculado al fútbol desde los banquillos. En 1965 ya estaba dirigiendo al Ajax, en el que tuvo a su cargo a jugadores de la talla de Johan Cruyff, Johan Neskeens, Jonhy Rep. Tanto Cruyff como Neskeens también estuvieron a sus órdenes en el Barça.
Sus mayores logros los consiguió con la Selección de Holanda, en la que inventó el llamado 'fútbol total' y que pudo poner en práctica gracias a jugadores como Cruyff, Rensenbrink o Neeskens. Con la naranja mecánica logró el subcampeonato del Mundo en 1974 frente a Alemania. Más tarde, regresaría a la selección holandesa para hacerla campeona de Europa en 1988 de la mano de Rijkaard, Van Basten, Gullit, Koeman, etc.
En el Barcelona consiguió tres títulos en las dos etapas (1971-75 y 1976/78) en las que estuvo: La Finalisima de Ferias ente el Leeds United (1971), La Liga (1973/74) y la Copa del Rey, ante la UD Las Palmas (1978).
Durante su estancia en el Barça tuvo varios enfrentamientos con los jugadores más carismáticos del Barça de la época: Charly Rexach, Reina, Marcial... y un largo etc... no olvidan aquellas broncas.
Quique Costas destacó que Michels era, "básicamente, una persona recta y muy correcta con el club", y recordó la anécdota del champán. "En un desplazamiento, los jugadores nos reunimos en una habitación para tomar una copa de champán. Michels lo descubrió y, muy enfadado, se metió en la habitación. Nos cayó una bronca monumental".
Ángel Mur, el masjista de la época: "Antes, Marinus había trabajado con mi padre. Era muy serio, responsable, profesional, incluso una persona cerrada y distante en el trabajo. Difícilmente uno podía acceder a él. Sin embargo, fuera era una persona maravillosa. En las comidas, nos solía cantar en holandés junto a su mujer, que era encantadora", comentó Mur.
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(MICHEL y una frase antológica durante un partido de la selección española en el que oficiaba de comentarista de TV)
(NORBERTO ALONSO, símbolo de River Plate)
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El sueño del pibe (por Diego Maradona)
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Lo que pocos saben es que Nasazzi trabajaba en los talleres de una marmolería que cortaba, destrozaba y pulía el mármol para el revestimiento del Palacio Legislativo de Montevideo.
Cuando a Nasazzi le anunciaron que iba a ser el capitán del equipo olímpico que iría a los Juegos Olímpicos de París de 1924, recién allí dejó la dura profesión de marmolista.
Y fue así nomás, porque al regreso de París, con la medalla de oro a cuestas, fue nombrado empleado de los Casinos Municipales de Montevideo, llegando con los años, a ocupar la gerencia general del mismo.
En aquéllos tiempos de un fútbol para nada mercantilizado, para Nasazzi, su nuevo trabajo, mucho menos sacrificado que el de la marmolería, resultaba como un premio a su jerarquía futbolística.
Nasazzi, quien murió a los 68 años, se había iniciado en el club Bella Vista (el conjunto Papal, por sus colores blanco y amarillo) para luego consagrarse en Nacional de Montevideo. José Nasazzi, un uruguayo que honró al fútbol sudamericano.
(PATRICIO HERNÁNDEZ, ex futbolista y entrenador argentino)
(PAOLO DI CANIO, jugador italino, hablando en el año 2002 de genealogia con un hincha del Sheffield Wednesday)
Bela Guttman: "Sin mí, el Benfica no volverá a ganar una final europea"
El entrenador húngaro, que llevó al Benfica a ganar dos Copas de Europa en el arranque de los sesenta, fue despedido por la entidad portuguesa debido a que pidió un aumento de sueldo. El día que se despidió del club lo hizo lanzando una sentencia que en aquel momento fue tomada de forma anecdótica pero que se ha convertido en toda una losa para el Benfica. “Sin mí, el Benfica no volverá a ganar una copa europea”. Desde entonces ha disputado seis finales y las ha perdido. Cinco de Copa de Europa y una de la UEFA.
Guttmann, el trotamundos
Bela Guttman [Budapest, 1900-Viena, 1981] fue un trotamundos como jugador y también lo fue como entrenador. En su etapa como jugador fue un destacado mediocentro húngaro de origen judío que conquistó dos títulos de Liga con el MKT Budapest, jugó con la selección en los Juegos Olímpicos de París de 1924, y marchó al Hakoah Viena. Este equipo austriaco se convirtió en uno de los más importantes de Centroeuropa en la década de los años 20. Su popularidad le llevó a medirse con el West Ham United inglés. El primer partido se disputó en Viena y el resultado fue de empate. Los ingleses se comprometieron a disputar el desempate en Londres. Allí, el Hakoah humilló a los hammers endosándoles un rotundo 0-5. Bela Guttmann siempre fue inquieto. Tras una gira por Estados Unidos se quedó asombrado tras disputar un partido en el New York’s Polo Ground ante 46.000 espectadores. Por ello, y porque buena parte de los clubes eran de propiedad judía, decidió marcharse a la liga estadounidense donde jugó 176 partidos hasta su retirada a la edad de 32 años.
Sus inicios en el banquillo estuvieron ligados al Hakoah Viena. Posteriormente marchó al Enschede holandés (actual Twente) y ganó la Liga. También ganó la Liga húngara en la temporada 1938/39 con el Ujpest. Tras la II Guerra Mundial siguió entrenando en Hungría. Se hizo cargo de las riendas del Kispest Honved, con el que ganó otros dos campeonatos. El Honved era propiedad del padre de Ferenc Puskas, detalle que podría ser anecdótico pero que fue crucial en su trayectoria en la institución. Su marcha se produjo tras un roce con Puskas hijo. Guttmann quiso cambiar a un defensa y Puskas se negó. El cambio no se produjo. Guttmann se había dado cuenta que acaba de perder el respeto de sus jugadores. Se sentó en el banquillo, ojeó una revista hasta la conclusión y presentó la dimisión.
Marchó a Italia. Tras pasar por los banquillos de Pádova y Triestina recaló en el AC Milan en 1953. El camino de Trieste a Milan no lo hizo solo. Se llevó a un prometedor defensa de la Triestina: Cesare Maldini. Se convirtió en uno de los jugadores históricos del club rossonero. Fue el encargado de levantar la primera Copa de Europa de los milanistas en 1963. Pero, sobre todo, fue uno de los mejores defensores de su época. Guttmann tuvo un gran equipo a sus órdenes. Contó con el trío ‘gre-no-li’. Es decir, con los delanteros suecos: Gunnar Gren, Gunnar Nordahl y Nils Liedholm. Los tres formaron parte del combinado nacional que había sido oro olímpico en los Juegos de Londres de 1948. Además, también contó con el uruguayo Juan Alberto Schiaffino. Uno de los autores de goles del llamado ‘maracanazo’. Con este plantel, el Milan ganó el título de 1955. Nordahl fue el máximo goleador del torneo. El sueco actualmente es el segundo máximo goleador de la historia del Scudetto. En 1956 salió por la puerta de atrás del Milan y se despidió de Italia tras entrenar al Vicenza.
Su llegada a Portugal
De Bela Guttmann se dice que fue un gran estratega. La leyenda dice que él fue el inspiró el 4-2-4 con el que Brasil se proclamó campeona en el Mundial de 1958. Se dice que Guttmann durante su etapa en el MTK decidió fortalecer el medio del campo y para ello comenzó a emplear un 4-2-4 que Bukovi y Sebes también empezaron a utilizar. En 1957 Guttmann volvió a dirigir al Honved. El mítico Honved en el que jugaban: Puskas, Czibor, Kocsis, Bozsik, Budai, Lorant y Grosics. Con este 4-2-4 el Honved realizó una gira por Brasil. Allí se enfrentó a varios equipos. El conjunto húngaro maravilló y Guttmann se quedó en Brasil para hacerse cargo del Sao Paulo. Un Sao Paulo al que llevó al título en 1957. En este equipo formaron Dino Sani y Mauro Ramos, que ganaron el Mundial de 1958, y, sobre todo, destacaba la presencia del veterano Zizinho. Él fue el primer centrocampista brasileño que impactó a nivel mundial.
Tras su paso por Brasil, Guttmann puso rumbo a Portugal. En concreto a Oporto. Ganó la Liga con los dragoes. El Benfica se fijó en él y le contrató un año más tarde. Alrededor de este húngaro hay mucha mística y leyenda. Otra de esas leyendas dice que antes de firmar con el Benfica pasó por la barbería. En ella, coincidió con José Bauer, que en ese momento era el técnico del Sao Paulo. A lo largo de la conversación surgió el nombre de un joven mozambiqueño que tenía cautivado a Bauer. Guttmann decidió mandar a un ojeador y Eusebio Ferreira llegó a Lisboa a finales de 1960. Con la pantera negra, Guttmann encontró lo que al Benfica le faltaba para aspirar a la corona continental. De hecho, el primer triunfo europeo de las águilas se remonta a 1960. La irrupción de Eusebio no pudo ser más estrepitosa. En la final del Torneo de París de 1961, el Benfica iba perdiendo 3-0 con el Santos de Pelé y tan sólo habían transcurrido 20 minutos de partido. Guttmann desesperado decidió poner a Eusebio en el campo. El mozambiqueño respondió a la confianza de su entrenador con tres goles que igualaron el partido y que provocaron la reacción de Pelé. El astro brasileño hizo dos goles y su equipo terminó ganando por 6-3. Pero el gran triunfador de la noche fue Eusebio. La crónica de France Football es fiel reflejo de ello: “Eusebio 3, Pelé 2″.
El camino hasta la final de Berna fue relativamente cómodo para el Benfica. Eliminó al Hearts, Ujpest, AGF y Rapid de Viena. Pero el rival en la final iba a ser el todopoderoso FC Barcelona. El conjunto azulgrana había eliminado en primera ronda al Real Madrid, equipo que había ganado las cinco copas de Europa que se habían disputado hasta la fecha. Tenía un conjunto temible encabezado por los húngaros Kubala, Kocsis y Czibor más Evaristo y Luis Suárez. El Barça partía como favorito. Pero no cumplió. Se estrelló con la madera. Hasta cuatro balones acabaron en los postes. El Benfica no pudo contar con Eusebio en la final debido a que no había podido de arreglar el contrato con el club lisboeta. A pesar de ello, las águilas se impusieron por 3-2 en la prórroga.
El título de campeón de Europa lo iba a revalidar en la temporada siguiente. Y lo iba a hacer ante el mismísimo Real Madrid que alcanzó la final y que quería sumar su sexto título en siete ediciones. El conjunto blanco tuvo una difícil eliminatoria de semifinales ante la Juventus. Di Estéfano firmó el tanto del triunfo madridista en Turín. Pero la Juve repitió resultado en Charmartín, infligiendo al Real Madrid la primera derrota europea en casa de su historia. Fue necesario un partido de desempate en París que concluyó con triunfo blanco por 3-1. Si el Real Madrid sufrió en cuartos, el Benfica lo hizo en las semifinales ante el Tottenham Hotspur. 3-1 en Lisboa y derrota por 2-1 en The Lane. La final de Ámsterdam iba a enfrentar a los dos únicos campeones de la competición. Y Guttmann iba a poder contar con Eusebio, que estaba maravillando al continente con el fútbol que tenía en sus botas. Además, Guttmann tenía la posibilidad de tomarse una pequeña revancha con Puskas. El jugador húngaro fue el mejor de los blancos. Firmó tres goles, todos los que hizo el conjunto de Charmartín en aquella tarde. Pero el Benfica hizo cinco, dos de ellos de Eusebio.
Parecía que el Benfica iba a sustituir al Real Madrid en el trono continental. Si los blancos habían dominado la década de los 50 con Di Estéfano como gran abanderado, el Benfica se encomendaba a Eusebio y Guttmann para imponer su tiranía. El Benfica parecía un equipo imbatible. Con un poderío ofensivo notable y con un Eusebio al que ninguna defensa lograba frenar o, al menos, minimizar. Guttmann afrontaba su tercer año en la entidad. El húngaro pensaba que la tercera temporada era la más difícil para un entrenador. Por ello, durante el verano pidió un aumento de sueldo. Las negociaciones entre técnico y directiva no llegaron a buen puerto, hubo mucha tensión y el club decidió cesar Bela Guttmann. Tras el cese, el húngaro profirió la ya cita frase de “sin mí, el Benfica no volverá a ganar una copa europea”. La frase comenzó a tener sus efectos en ese mismo 1962. A finales de año, en la disputa de la Intercontinental que se llevó el Santos de Pelé.
Seis decepciones
Con la derrota en la Intercontinental no se quiso dar mayor importancia a la frase de Guttmann. Normal. Al fin y al cabo, la Intercontinental no era una competición europea y, por supuesto, ¿quién iba a creer esa amenaza cuando se tenía un equipo tan potente?. En 1963 el Benfica alcanzó la final de la Copa de Europa que se iba a disputar en Wembley. El rival era el AC Milan de Nereo Rocco que contaba con Gianni Rivera, Cesare Maldini, Giovanni Trapattoni y José Altafini, que se convirtió en el máximo realizador del torneo con 14 dianas. La final también era el escenario en el que se iban a enfrentar dos de las más grandes figuras futbolísticas del momento: Altafini y Eusebio. Ambos fueron los encargados de inaugurar el marcador. Altafini adelantó al Milan y Eusebio igualó la contienda. Pero Altafini iba a decantar el título con otro gol, logrado a pase de Rivera. En 1964, el Benfica cayó eliminado en primera ronda por el Borussia de Dortmund. Iba a ser un año después cuando las águilas alcanzasen su cuarta final de la máxima competición continental. De nuevo iba a enfrentarse a un conjunto italiano de la ciudad de Milán, pero esta vez su rival iba a ser el Internazionale, que era el vigente campeón de la competición. El Inter acrecentó la leyenda. Los elementos se aliaron con los neroazurri. El Inter jugaba en San Siro. La climatología no acompañó, llovió y el agua impidió que el Benfica practicase su estilo ofensivo. El Inter defendió con orden y rigor y, además, consiguió golpear primero gracias al tanto que Jair logró al filo del descanso. Este gol sirvió a los neroazurri para ganar su segunda y última Copa de Europa hasta la fecha. El Benfica perdía por segunda ocasión aunque firmaba un quinquenio de excepción: cuatro finales con dos títulos. La carrera de Eusebio tocó techo en 1968 y la del Benfica también. La pantera negra fue elegida Balón de Oro por France Football. Fue la primera ocasión en la que se otorgó este premio y el galardón recayó sobre el mejor jugador del momento. El Benfica estaba considerado como el mejor equipo de Europa. Tras eliminar a Gletoran (se deshizo de este rival gracias al valor doble de los goles en campo contrario, primera vez que se utilizó este sistema para decidir una eliminatoria igualada), Saint Etienne, Vasas y Juventus, el Benfica regresó a Wembley. No era un escenario que le traía buenos recuerdos y, además, iba a tener que jugar contra un equipo inglés: el Manchester United de Matt Busby. Un detalle nada anecdótico ya que los diablos rojos no habían conseguido ganar ningún partido fuera de casa durante las eliminatorias previas. En Wembley iban a contar con el apoyo de sus seguidores. Hibernian, Sarajevo, Gornik y Real Madrid fueron sus obstáculos para llegar a Wembley. La final no registró goles hasta la segunda mitad. Bobby Charlton, en el 54’, inauguró el marcador. Jaime Graça igualó minutos después. Se llegó a la prórroga. En ella, Charlton, Best y Kidd hicieron los tantos del United. 4-1. Tercera final perdida para el Benfica.
15 años iba a tardar el Benfica en regresar a una final europea. No fue en la Copa de Europa, sino en la Copa de la UEFA de la temporada 1982/83. El Benfica contaba en el banquillo con la dirección de un entrenador sueco: Sven-Göran Ericksson. Eliminó a Betis, Waasland, Zürich, AS Roma y Universidad de Cracovia. El equipo a batir era el Anderlecht belga. El club belga había ganado dos Recopas, perdido otra, y dos Supercopas de Europa durante la década de los 70. En esa temporada, antes del partido de vuelta de la eliminatoria ante el Oporto, Van Himst relevó a Tomislav Ivic en el banquillo. Se plantó en la final que se disputaba a doble partido. En la ida, el Anderlecht venció por la mínima gracias a un solitario gol del danés Brylle. El Estadio de la Luz registró un gran lleno para la vuelta. El Benfica acariciaba el título a pesar del resultado en contra que traía de Bélgica. Sheu, en el 36’, adelantó a las águilas e igualaba la final, pero el español Lozano, dos mimutos después del tanto portugués, puso el 1-1 con el que iba a finalizar el partido. La Uefa era para el Anderlecht y Bela Guttmann se reía desde su tumba en Viena, en la que descansaba desde hacía dos años.
Un año después de que el Oporto levantase su primera Copa de Europa en la final que le enfrentó al Bayern de Munich, el Benfica tenía la posibilidad de romper la maldición de Guttmann en la quinta final continental que iba a disputar tras la marcha del húngaro. De nuevo era finalista de la Copa de Europa. Stuttgart acogió la final. En ella el Benfica iba a tener que enfrentarse con el PSV Eindhoven de Guus Hiddink. El PSV no enamoró a Europa. Europa estaba del lado del Benfica. Ganó tan sólo tres de los nueve partidos que disputó en la competición. A penas hizo goles. Superó los cuartos de final (Girondins) y la semifinal [Real Madrid] gracias al valor doble de los goles conseguidos fuera de casa y, además, se granjeó la antipatía europea debido a la entrada que Koeman realizó a un jugador francés al que lesionó de gravedad. El PSV contaba con un gran portero bajo palos: Van Breukelen. Además en defensa contaba con el ya citado Koeman y con el belga Gerets, El fútbol en la medular lo creaba el danés Lerby y en las bandas contaba con Vanenburg y Gillhaus. En ataque, el delantero centro era Wim Kieft, El Benfica había eliminado a Partizan, AGF, Anderlecht y Steaua de Bucarest para llegar a la final. El encuentro concluyó 0-0. Se disputó la prórroga y el marcador no se movió. En los penaltis, el PSV acertó con todos mientras que Veloso falló el sexto por parte del Benfica. La maldición estaba más viva que nunca.
La última final que hasta la fecha ha disputado el Benfica fue dos años después de la derrota en Stuttgart. En 1990. El escenario iba a ser el Pratter vienés. Como el Benfica iba a visitar Viena, donde está la tumba de Bela Guttmann, al club se le ocurrió poner punto y final a la maldición. Una delegación lisboeta encabezada por Eusebio hizo una ofrenda floral en la tumba del húngaro y rezó antes de la disputa de la final en la que las águilas iban a volver a verse las caras con el AC Milan. El Milan de Sacchi atemorizaba Europa. Estaba revolucionando el fútbol y ya había ganado una Copa de Europa 12 meses antes en el Camp Nou. El Milan sufrió para llegar a la final. Sobre todo ante el Real Madrid en octavos y ante el Bayern de Munich en semifinales. Derrotó a los alemanes en la prórroga. El camino del Benfica también fue duro y, al igual que el Milan, sufrió en semifinales. El Olympique de Marsella era uno de los conjuntos favoritos para hacerse con el triunfo final. Era el aspirante al trono del Milan, incluso se decía que el único que podía batir al cuadro rossonero. El Olympique cayó en las semifinales ante el Benfica en un polémico encuentro de vuelta que se resolvió gracias a un tanto de Vata. Tampoco se vio una gran final, pero sí se vio a un Benfica gris, sin ideas para abordar al Milan. Rijkaard, en el 68’, marcó el 1-0 definitivo. Esta fue la última vez que el Benfica se asomó a una final continental que perdió como las cinco anteriores que había disputado tras la marcha de Bela Guttmann. De momento, la maldición de Guttmann sigue haciendo efecto a las águilas.
(tomado de la página "Fútbol táctico")
Etiquetas: Biografías, Club-POR: Benfica, Hungría, Portugal 2 comentarios
En un partido en el estadio “Santa Laura”, le arrancó la gorra al arquero argentino Arturo “Palitroque” Rodenak (foto), que defendía a Rangers y la escondió bajo su camiseta.
Palitroque lo empezó a perseguir en medio del desconcierto del árbitro Mario Gasc y las risotadas del público. Posteriormente, en Talca, el Nino Landa repitió la gracia en un tiro de esquina y Rodenak lo correteó hasta la mitad de la cancha, con el juez Domingo Santos detrás de ellos. En Junio de 1987, Rodenak fue a los funerales de Landa en Santiago y Alberto Fouillioux, haciendo gala de humor negro, le gritó: “¡Palitroque! ¿viniste a buscar la gorra?”
(JORGE BERNARDO GRIFFA, ex jugador y entrenador argentino)
(OSCAR RUGGERI, ex internacional argentino en Revista "Mística", Nº 3 del 3 de Mayo de 1997. Recordar también que quería terminar con la AFA -"voy y tiro el alambrado de Ezeiza con la 4x4"-)
El goleador (Horacio Iannella - Argentina)
Los rivales se sucedieron pero él los esquivó con imperceptibles movimientos de cintura. Le hizo un caño al último defensor y con la cabeza levantada esperó la salida del guardavalla, le amagó a una punta, la enganchó con el empeine, suavecito, y la paso por arriba del cuerpo ya burlado del arquero.
La pelota, su amiga, llegó hasta el fondo del arco lentamente, como si supiera que solo debía acariciar la red. Era el quinto gol que convertía esa tarde y los hinchas, embanderados con los colores del club, lo aclamaban como ídolo indiscutido.
Se abrazó con sus compañeros e imaginó los titulares del día siguiente con sus fotos en cada uno de los matutinos.
Al finalizar el partido se despidió de la gente con el brazo en alto y el puño cerrado con el índice extendido, tal era su costumbre.
Después de hacer declaraciones a una radio y firmar dos autógrafos esquivó la maceta rota, la del helecho, pidió un cigarrillo que no le dieron y se dirigió a los baños del pabellón “C” del Instituto Neurosiquiátrico.
Junto al paredón, que nunca supo de revoque ni de pintura, quedó abandonado un bollo de papel de diario con noticias tristes.
(un gracias enorme a Horacio por autorizarme a publicar este cuento)
En el primer enfrentamiento, el resultado fue favorable a Bella Vista por 2 a 1. Y en el segundo partido, los “bohemios” se tomaron revancha venciendo por 1 a 0. Como no estaba dispuesto un tercer y definitorio cotejo, ni tampoco había definición por penales, la Asociación Uruguaya dispuso que, en su sede, se realizara un sorteo ante la presencia de los delegados de ambas instituciones.
Con muchos nervios, el 5 de Abril de 1951, a pocos días de la iniciación del campeonato de dicho año, los delegados tomaron de un bolillero, -con números del 1 al 100- quedándose en Primera División el que se quedara con el más alto.
El representante de Montevideo Wanderers sacó el número 53, mientras que el de Bella Vista el 43, descendiendo a Segunda. Toda una injusticia desde el punto de vista deportivo, eso de depender de un bolillero lo que no fue dentro de la lógica de un campo de juego. Y a Bella Vista le costó 17 años regresar a la máxima categoría del fútbol de Uruguay.
(LUIS CORREA, psicoanalista uruguayo)
(ROBERTO PERFUMO, ex futbolista y entrenador argentino)
La caída del imperio británico (Juan Bonilla - España)
Cayeron las repúblicas, dictaduras y dioses.
Cayeron boxeadores y jefes de la mafa.
Cayeron los amantes de juventud hermosa.
Cayeron los hipócritas. La noche llega a todo.
Caerán tarde o temprano las catedrales nórdicas.
Todo caerá no hay duda. Si cayó -recordadlo,
recordad esa tarde que el estadio de Wembley
tembló cuando los húngaros su sexto gol marcaron-
la hasta entonces invicta selección de Inglaterra.
Estaba muy bien armado Nacional. Jugamos trece partidos y sólo recibimos cuatro goles ¡uno solo de cancha!, el que nos hizo Romero en La Plata. Después fueron dos goles de penal y uno en contra de Ancheta. Hicimos 27 goles, era flor de cuadro".
(JUAN MASNIK, ex jugador de Nacional de Montevideo, recordando sus duelos con Estudiantes de La Plata por Copa Libertadores de América a fines de la década del 60, tomado de 'Ovación digital' del 24/06/09)
(ISIDRO SILVEIRA, presidente del Racing Club de Ferrol, y una declaración llena de optimismo para con el plantel del club -Marzo 2009-)
(HERNÁN BERNARDELLO, mediocampista de Newell's Old Boys de Rosario, revelando el pasado 4 de Junio el pedido de los hinchas “leprosos” para que Newell’s vaya a menos en los dos últimos partidos del campeonato, con la finalidad de que el clásico rival, Rosario Central, termine perdiendo la categoría)
Aquel gol de Olmedo (Pablo Pedroso - Argentina)
La situación era que estábamos con Joaco, mi hijo, mirando en la tele un programa donde pasan viejos partidos o recuerdan momentos importantes de la historia del fútbol. Y así estábamos cuando comienzan a pasar imágenes de la selección argentina en un partido muy trascendente, según mi sueño, claro está.
Era un partido que temporalmente puede haber ocurrido en 1997 o 1998. O Eliminatorias o el Mundial… No importa eso, lo relevante de ese partido, lo fundamental, lo histórico fue que la jugada clave, el gol de Argentina lo convirtió Alberto Olmedo, el cómico, el Negro Olmedo. Es verdad, no es chiste. Así son los sueños: raros y sin sentido aparente, por eso hay gente que se gana la vida interpretando sueños. No sé cuál puede ser la interpretación de este sueño ni me quiero enterar.
En el relato, el cronista destaca la presencia de Alberto Olmedo y el buen papel que cumplió para la selección. ¡Olmedo jugando con la camiseta de Argentina en el ’97 ó ’98 cuando en realidad falleció en Marzo de 1988!
Se puede soñar algo semejante pero lo que me cuesta entender es que en el sueño, en ese momento, cuando descubro sobre qué partido van a pasar las imágenes, comienzo yo a explicarle a mi hijo que Olmedo había llegado a la selección por el clamor popular luego de tener un torneo impresionante vistiendo la camiseta de Rosario Central. Y se lo cuento como si fuera una historia archiconocida por todo el público futbolero. Es como que yo mismo entro en la locura de mi propio sueño. ¡De no creer!
Para colmo, pareciera que conozco la historia a la perfección y se la cuento a Joaco de una manera fluida, con lujo de detalles: Olmedo había decidido un año antes largar el fútbol y sólo por pedido de los hinchas de Central fue a tratar de dar una mano al equipo de sus amores. ¿De qué jugaba Olmedo en mi sueño? De diez, ¿de qué otra cosa puede jugar? Tan bien le fue en Central que se ganó la celeste y blanca, y llegó como el salvador, como la última esperanza del fútbol nacional, para meter ese gol histórico que estábamos por ver.
Un gol que nos permitió conquistar no sé qué cosa pero seguramente fue un hito en la historia de nuestro fútbol. Debo ser sincero y debo reconocer los méritos de mi sueño: cualquiera hubiera soñado un gol de Olmedo como el de Diego a los ingleses o hazaña semejante. Yo no, en mi sueño, el gol de Olmedo fue medio pedorro, metido con la rodilla, en una jugada ridícula y luego de unos cuantos rebotes. Un verdadero gol de orto. Y ese detalle le da un toque realista que te permite seguir soñando y continuar con la fantasía sin que puedas darte cuenta, justamente, que estás soñando.
Porque si todo es inverosímil te terminás despertando, y yo, este sueño, no me lo quería perder por nada del mundo: Olmedo dándole una alegría más a los argentinos, la gente feliz y contenta, todos los jugadores abrazándose y yo más feliz que ninguno, permitiéndome disfrutar de Olmedo, el Grande, presenciando un momento único del fútbol argentino y compartiendo un rato maravilloso con mi hijo. ¡Qué más puedo pedir!
Un número de conquistas aún no igualada, en un mismo torneo organizado por la Confederación Sudamericana de Fútbol, por ningún otro futbolista.
En ese año 1966, en el que precisamente Onega debutó en Primera División, River llegó a la final de la Copa, perdiendo en partido desempate ante Peñarol de Montevideo, cotejo disputado en el Estadio Nacional de Chile.
Daniel Onega, cuyo hermano Ermindo, el "Ronco", marcó toda una época de nuestro fútbol, nació en 1945, en Las Parejas, provincia de Santa Fe.
Daniel, apodado futbolísticamente como "El Fantasma", por su manera inesperada para aparecer frente al arquero rival, comenzó jugando en River, integrando su Primera División entre 1966 y 1971 y, tras un breve paso por Racing en 1972 (allí jugó 41 partidos anotando 9 tantos) regresó al club de Núñez.
En River jugó un total de 207 encuentros, convirtiendo 87 goles. Además, integró el seleccionado nacional.
Posteriormente viajó a España, fichando para el Córdoba, donde jugó 3 temporadas. Finalmente, en 1978 lo contrató Millonarios de Colombia, registrando excelentes actuaciones. Y se retiró del fútbol dejando bien parado el apellido ilustre que hizo conocer al mundo futbolístico su hermano Ermindo.
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(BEATRIZ ALVES, esposa de Abel Alves, el entrenador interino de Boca Juniors, criticando duramente a los dirigentes de la entidad de la Ribera, ya que no le dieron a su marido la oportunidad de dirigir por más tiempo al equipo de Primera División)
(SERGIO MARCHI, titular de Futbolistas Argentinos Agremiados, Diario Olé, 23/08/2008)
El Rugby se había hecho muy popular en muchas escuelas, pero se encontró con algunos sectores y clubes a los que no les gustaba esa forma más brusca de practicar el deporte y apostaron por crear un reglamento en el que el juego del balompié no estuviese basado en golpear al rival para conseguir el control del balón y ambos quedasen diferenciados.
Allá por 1848 se reunieron en el Trinity Collage de Cambridge representantes de varias escuelas y trataron de hacer un reglamento que recogiese una serie de normas básicas para el ejercicio de ese deporte. Algunas de las normas permitían el arrancar el balón con las manos o dar un puntapié al contrario Allí nació el conocido como “Reglamento de Cambridge”.
Pero no fue hasta 1863, más concretamente en la mañana del 26 de Octubre en una taberna de Londres llamada Freemasons’s, cuando se realizó una reunión en la que se creó la Asociación de Fútbol (FA). Allí estaban representantes de todas las asociaciones que practicaban dicho deporte y todos juntos se dispusieron a redactar el primer reglamento de fútbol.
De esa primera reunión salieron las 14 primeras reglas. Se estuvieron reuniendo durante dos meses (en total 5 reuniones), pero no llegaron a un acuerdo total con todos los clubes, ya que el Blackheath se oponía a que no se permitiera agarrar el balón con las manos y que las patadas a un jugador contrario estuviesen penalizadas. Poco tiempo después el representante del Blackheath era uno de los fundadores de la Federación Inglesa de Rugby.
El manuscrito original del primer reglamento de Fútbol de 1863 se conserva en la Universidad de Oxford y se publicó en un libro en el año 2006.