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Lo más interesante del Barça de Guardiola es que siguiendo las viejas consignas de Cruyff está convirtiendo a los seguidores del club en partidarios... de la felicidad. Cruyff y Pep son los responsables, ellos fulminaron el pesimismo histórico del Barcelona y lograron que las nuevas generaciones sean optimistas.

(ENRIQUE VILAS MATAS, escritor español, opinando sobre el flamante campeón de Europa

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No parece jugador de futbol, es re diferente, son todos muy brutos y el mío es una excepción.

(ROCIO MARENGO, "botinera" argentina, dejando días atrás esta descarnada confesión en el programa de Mirtha Legrand acerca de su novio, el arquero uruguayo Sebastián Viera)

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Transi (Guillermo Saccomanno)


Cuando Transi ve a Diego piensa en la yarará. Transi tiene doce años. Le pusieron Tránsito, por Cocomarola, pero acá, en la capital, le dicen Transi, por lo transero. Acá, en la capital, para mantenerse a flote, como los camalotes que veía bogar en el río desde el orfanato cerca del Paraná, hay que transar. Por Transi lo conocen en Corrientes y Florida, donde abre y cierra las puertas de los taxis por monedas. Transi, también le dicen los putos de Lavalle, Santa Fe y Marcelo T. de Alvear, cuando busca ganarse unos pesos más.

Con los putos se gana más, pero conviene andar con cuidado, piensa Transi. A su manera, Transi es un solitario y no confía en nadie, ni siquiera en los pibes de su banda, en la que se ganó el respeto a las piñas y con una sevillana, sin importarle que le rompieran el tabique. Cuando por las noches, reflejado en una vidriera, Transi se mira, le gusta la pinta que le da la nariz quebrada, ese aire de cachorro peligroso. Y a su manera Transi también es peligroso. Una noche, un puto gordo y fino se lo llevó a la casa, que quedaba en la provincia.

La casa era una quinta en Moreno, que a Transi le pareció una mansión. El puto era un gordo bastante amable, le cocinó, lo bañó, le dio de fumar un porro. Y cuando Transi reaccionó de la modorra, entre almohadones, vio al gordo vestido de cuero, con una gorra de milico, queriéndolo atar con unas cadenas. Transi sacó la sevillana, forcejeó con el puto, alcanzó a marcarlo en el cuello y salió disparando. Desde entonces Transi desconfía del porro y prefiere otra cosa para dormir. La cerveza y las pastillas son mejores que el pegamento. Y hacen menos daño, piensa.

Transi sabe dónde conseguirlas y también dónde venderlas. Para él la capital ya no tiene secretos. Y menos, la noche. Pero Transi odia la noche. Y espera casi hasta que amanezca para entrar en esa casa tomada en el Once, donde se mezclan bolivianos, peruanos, chilenos y muchos pibes como él. No hay agua ni luz eléctrica en los tres pisos de esa construcción que fue elegante y suntuosa a principios de siglo. Transi no teme atravesar los estrechos territorios separados por una cortina mugrienta, una chapa, un cartón. Sí, le teme al sueño, esa pesadilla que siempre lo agarra cuando cierra los ojos y contrae los párpados. En el sueño una víbora lo pica en el pie derecho. Y ya nunca va a patear una pelota como Diego.

Para explicar la pesadilla de Transi tenemos que ir para atrás. En las afueras de Posadas, entre el río y un monte, la Leonor, a quien todos apodaban la Leona, había levantado un galponcito a unos cuantos metros de su casa, mezcla de prefabricada y tapera, en la que vivía con su madre de noventa y pico. Al principio el galponcito fue almacén. Y más tarde, los viernes y los sábados, ahí venían hombres y mujeres para compartir asado, empanadas, chamamé y borrachera. La Leona no sabía con exactitud su edad y tampoco su madre podía determinar la fecha de su nacimiento. Debía tener más de cuarenta, pero aparentaba menos. Y tenía lo suyo. Si algún tipo se le sobrepasaba, la Leona sabía ponerlo en su lugar. No la habían apodado la Leona sólo porque estaba buena.

Pero una madrugada de Febrero, cuando la concurrencia se terminó de ir, después de la parranda, la Leona se quedó con un peón. Siete meses después nació Tránsito. El padre se negó a reconocer al hijo. La Leona no se preocupó. Siempre se las había ingeniado sola. No precisaba un hombre para criar al nene, y menos un cobarde que no se animaba a darle el apellido. Cuando Tránsito cumplió un año la Leona organizó una gran fiesta. Durante los preparativos iba y venía por el sendero de tierra roja que unía la casa con el galponcito, un sendero que se había hecho con las pisadas y que ella caminaba descalza, a excepción de los viernes y los sábados, cuando se calzaba unas skippy de plástico rojo. Esa tarde la Leona tenía puestas las skippy, estaba contenta y la felicidad la embriagaba. La felicidad y todo lo que había empezado a tomar desde temprano.

Esa tarde, mientras transportaba una caja con guirnaldas para decorar el galponcito, la picó una yarará. En dos horas a la Leona le bajó la temperatura, tembló sintiendo que se congelaba y la sacudieron las convulsiones. Cinco horas más tarde, cuando por fin la acostaron en una camilla del hospital, había muerto de un paro cardíaco. Aguantó bastante, opinó un médico de guardia, pero no lo suficiente. Tránsito fue a parar a un orfanato. A los diez años, el profesor de gimnasia y entrenador del equipo de fútbol le garantizó que tenía pasta de campeón y que podía llegar a ser como Maradona. Tránsito se daba cuenta que no iba a serle fácil ser como Maradona quedándose donde estaba. Y se escapó. Escondido en el acoplado de un camión llegó a la capital. Al plantarse frente al Obelisco se entusiasmó. Pero el optimismo le duró poco.

En estos días la capital fue empapelada con un afiche de Diego. El ídolo de Transi sonríe ganador. Tiene una camiseta, la luce orgulloso. Sol sin droga, dice la camiseta. Dando vueltas por Santa Fe, Transi pasa por Musimundo. Del negocio sale una música de salsa: No salgas solo esta noche. No salgas solo, mi amigo. Te puedes encontrar con tu peor enemigo. A Transi se le queda grabada la música. Camina tarareando el estribillo, moviéndose como esos negros enormes de las películas policiales. Aunque no le da la altura, Transi se siente poderoso. La sevillana guardada en la cintura, Transi se para frente a un afiche de Diego.

Le gustaría que el campeón apareciera en su sueño de la víbora, que la mandara a la mierda de un puntinazo. Pero por más que se lo fije, Transi nunca logra soñar eso. Saca la sevillana. Y le cruza la cara a Diego. A pesar del tajo Diego sigue sonriendo. Transi se ensaña con el afiche hasta despedazarlo. Cada tanto, alguien que pasa lo observa y sigue de largo apurándose. Ahora Transi puede estar satisfecho. Hay jirones del afiche en la vereda. Transi mira a los costados. Nadie se atreve a meterse con él. El cuerpo le está pidiendo tomar algo. Abandona Santa Fe, dobla por Junín hacia el sur. Y se pierde en la noche tarareando esa canción.

(de Gullermo Saccomanno, publicado en "Cuentos del fútbol argentino". © 1997 Alfaguara)

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En la biografía de José Francisco Sanfilippo, escrita por Alfredo Luis Di Salvo -¿Quién es Sanfilippo?- se relata una imperdible anécdota del legendario goleador, cuando a finales de la década el 60 jugaba en el Esporte Club de Bahía, en Brasil. Fue cuando el Santos iba enfrentar al equipo de Bahía, y Pelé estaba a punto de conquistar su gol Nº 1.000. Toda la prensa del mundo estaba pendiente de ese gol tan importante para la estadística del, por entonces, mejor futbolista del mundo.
El ‘Nene’ Sanfilippo, rememorando aquél momento, decía: "Antes del partido ingresó al vestuario un dirigente, solicitando una reunión con el equipo: ‘Tengo que pedirles algo para popularizar mundialmente a nuestra institución: me refiero a dejarle hacer a Pelé su gol mil'. Yo le respondí que su petición era una locura. Pero el directivo insistió: 'Si Pelé nos convierte el gol, el Bahía se proyectará y seremos conocidos en todo el mundo'. Entonces yo me saqué la camiseta y dije: Salimos a ganar jugando en serio, o no salgo a la cancha. El capitán se sumó a la moción y el directivo comprendió nuestra actitud. Pero imprevistamente vino a nuestro vestuario Carlos Alberto, compañero de Pelé, a pedirnos que si éste hacía el gol, nos fuéramos de la cancha. Ellos harían lo mismo, con el propósito de dejarlo solo a Pelé en los festejos. Lo sacamos cagando. Entonces, entramos los once muy incentivados, con unas ganas locas de ganar. El escenario fue el imponente estadio Fonte Nova, terminamos 1 a 1 y el ‘Rey’ Pelé no pudo conseguir su ansiado objetivo ante nosotros".

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Muy contento, sobre todo por el recibimiento que hemos tuvido.

(NICOLÁS OLIVERA, futbolista uruguayo, en CV152 Paz la Nueva Radio de Guichón, en 1997, recién llegado de Malasia consagrado como subcampeón de la Copa Mundial de Fútbol Sub-20)

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No sé por qué la prensa crea cosas. Muchas veces dije que Maradona es un gran jugador, pero mi mamá siempre ha dicho que yo soy mejor.

(PELÉ, el 27/05/09 en visita a Montevideo en donde fue declarado "Visitante Ilustre" de la ciudad)

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Balón (Antonio Del Toro - México)


Más que la pelota
que parte de la mano
que maravilla el balón
que sale del sueño disparado.

Todos los vimos atravesar
el ángulo preciso y cruzar el espacio.

Nunca ni el globo, ni el avión,
ni el pájaro o la flecha
partirán tan llenos de milagro.

Todavía lo siento en el pie:
ya está entre esas redes.

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Los estadígrafos están siempre a la pesca de una revisión de datos para dar a luz hechos insólitos. Por ejemplo, hay informes que determinan récords que forman parte de una "historia negra" en cuanto a escasez de goles o de ineficacias en cuanto a tácticas ofensivas de algunos equipos locales.
Por ejemplo, Ferrocarril Oeste, en Primera División, ostenta 876 minutos sin hacer goles, entre la última fecha del torneo Apertura de 1998 y la 10ª del Clausura de 1999, cuando Chaparro le anotó un tanto a River Plate.
En cuanto a la peor campaña en Primera División, ésta le correspondió a Argentino de Quilmes, cuando en el torneo de 1939, de los 34 partidos que disputó, perdió 30 y empató 4. En esa, su única temporada en el torneo superior, nunca tuvo la alegría de un triunfo.
Por su parte, Hugo Villaverde (foto), extraordinario último hombre de Independiente de las décadas del 70 y el 80, tiene el récord de cotejos jugados por un defensor (entre Colón e Independiente) sin anotar goles: 435 partidos. En cuanto a técnicos, Platense tuvo, en 1966, una seguidilla sin que ninguno diera en la tecla en cuanto a resultados. Pasaron por ese año en el equipo calamar ¡8 entrenadores…! A saber: Faidutti, Barreiro, Geronazzo, Cozzi, Kralj, Ferreira, Areso e Ignomirielio.

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No me atendía, así que opté por mandarle un mensaje y comunicarle que estaba despedido.

(GUILLERMO GARCÍA, presidente de Sportivo Desamparados de San Juan, comentando la forma en que despidió al técnico del club, Mauricio Magistretti, a causa de que no le atendía la llamada -26/05/09-)

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Decidle que mueva el culo hacia adelante. No pagamos un millón de dolares por un tipo que holgazanea en la defensa.

(Un directivo del Cosmos de Nueva York, en 1979, pidiendo a un colaborador que le diera su "mensaje" a Franz Beckenbauer)

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Johan Cruyff (Adolfo Rua - España)

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El fútbol al desnudo

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Todos los grandes jugadores argentinos de la década del sesenta, afirman que Federico Sacchi fue uno de los más talentosos, de los de mayor prestancia como volante o marcador central, y con una pegada de balón inigualable.
Sacchi, un maestro futbolístico para toda una generación de jugadores, nació en Rosario el 4 de Septiembre de 1936.
Comenzó a jugar en Tiro Federal, en la divisional “C”, para pasar muy pronto a Newell's Old Boys, donde se hizo conocer en Primera, al lado de un compañero con el que se entendía de maravillas: Anacleto Peano.
Uno de los equipos de ‘la lepra’ de 1960, lo conformaban Gironacci; Ambrosich y D'Ambrosio; Amaya, Peano y Sacchi; R. González, Zurita, Sosa, Lallana y Ance.
Sacchi y Peano pasaron a Racing, para consagrarse campeones en ese mismo año: 1961. Era el equipo de Negri; Anido y Mesías; Blanco, Peano y Sacchi; Corbatta, Pizzuti, Mansilla, Sosa y Borges o Belén.
Fue la consagración de Sacchi quien, convocado por el técnico del seleccionado nacional, Juan Carlos Lorenzo, intervino en el Mundial de Chile de 1962. Con la casaca nacional jugó 15 partidos, convirtiendo un gol.
En 1965 pasó a Boca. Una de aquellas alineaciones xeneizes fue: Roma; Silvero y Marzolini; Simeone, Rattin y Sacchi; Pianetti, Ángel Clemente Rojas, Alfredo Rojas, Grillo y González. Sacchi no fue siempre titular, pero Boca se consagró campeón.
Más tarde jugó en Perú, (Porvenir Miraflores) y Brasil, retirándose en 1970, con la misma calidad de siempre.

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Hoy la primicia es ganar.

(MARCELO "Pato" SOSA, ex internacional uruguayo, al ser entrevistado antes de un partido en 2005. ¿No sería la premisa?)

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Pegarle de rabona no es un lujo ni tampoco demostración de calidad, es simplemente como gritar que tu otra pierna no sirve para nada...

(CLAUDIO BORGHI, ex jugador y entrenador argentino)

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El delantero usurpado


En la temporada 1983-84, un patoso delantero jamaicano fichado por el Milán al Watford inglés contribuyó decisivamente con sus errores a la pésima campaña que terminó con la escuadra rossonera en la Serie "B" del calcio.

Los tifosi milaneses purgaron en él su frustración. Especialmente irritados, los neofascistas nunca pudieron admitir que aquel negro desgarbado que había llegado con honores de estrella cobrase más que sus colegas blancos y se retirase millonario tras sufrir (o fingir, eso nunca se aclaró) una lesión, dejando al equipo en la peor crisis de su historia reciente.

Muchos años después, fusilado por el sol de su Jamaica natal, Luther Blisset apuraba en ron las últimas liras de su contrato millardario, sin saber que estaba prestándole su nombre a uno de los fenómenos contraculturales más significativos e impactantes del cambio de milenio.

Y es que sobre 1993 unos cuantos estudiantes de Bolonia “la roja”, la capital histórica de la izquierda italiana, tomaron el nombre del mediocre jamaicano para firmar panfletos y reivindicar actos de guerrilla mediática, en lo que era el arranque del fenómeno Luther Blisset.

El contexto de este segundo nacimiento de Blisset está muy bien definido: una izquierda intelectual vinculada a los centros sociales ocupados y a las redes culturales alternativas, embrión local de ciertas corrientes integradas luego bajo la inexacta etiqueta “antiglobalizadora”; una izquierda bien formada y a la vez curtida en el activismo de la lucha estudiantil.

La primera batalla de renombre ganada por este originario foco de acción de Luther Blisset en su guerrilla mediática se libró en el programa de televisión Chi l’ha visto, versión italiana y más morbosa de “Quién sabe donde”, en el que una llamada a nombre de Luther Blisset denunció la presunta desaparición del presunto ex-artista punky Harry Kipper, cerca de Udine, mientras viajaba en una bicicleta de montaña con la intención de trazar la palabra “ARTE”.

Entre los objetivos principales de este colectivo que comenzó a identificarse con el heterónimo múltiple Luther Blisset, hay que destacar así, sobre todo al principio, la puesta en cuestión de la infalible verdad difundida por los medios, el sabotaje desde dentro, con las mismas armas (la tergiversación, la manipulación, la no contrastación de fuentes) que tan a menudo les sirven a los propios mass media para construir la realidad a su antojo y conveniencia.

Pero el fenómeno fue enseguida más allá de esos furtivos fraudes mediáticos. Inmerso en el despegue de Internet, Luther Blisset encontró en la Red su medio ambiente ideal para crecer y multiplicarse. Además de las páginas virtuales o reales en las que se comentaba el asunto desde el escándalo o la fascinación o las dos cosas, Internet fue el cauce perfecto para miles de nuevas travesuras y nuevos textos rubricados por Blisset, perfilándose así definitivamente la naturaleza múltiple de la identidad del personaje.

Y mientras esto ocurría en la ingobernable república de Internet, los hipotéticos padres de la criatura, los cuatro veinteañeros boloñeses que fueron los primeros en utilizar el seudónimo Luther Blisset, convencieron a la todopoderosa casa Mondadori para publicar Q, una novela histórica escrita entre los cuatro. Q plantea un viaje por toda la Europa del siglo XVI, en pleno conflicto entre la modernidad del humanismo renacentista y el oscurantismo religioso heredado del medioevo que se resiste a desaparecer. Mezcla personajes y situaciones documentadas con leyendas de capa y espada, en un deslumbrante ejercicio de erudición y de fantasía, para trazar una parábola sobre el sentido de las grandes revoluciones sociales.

Sólo en Italia, el libro ha vendido casi 100.000 ejemplares, pero el número de lectores que han tenido acceso a Q es muy superior, ya que, desde la misma novela se daba permiso y se alentaba a fotocopiarlo (además de que ha estado disponible en varios lugares de Internet).

Con la edición en Mondadori, el proyecto Luther Blisset cumplía una de sus principales ambiciones: dar el salto desde la marginalidad a la cultura pop, llegar al corazón de la industria cultural. Pero lo más sorprendente fue la promoción de la novela, consistente en un “essere presenti, ma non apparire” (“hacerse presentes pero no aparecer”). Le interesa a Blisset una transparencia frente a los lectores pero una opacidad frente a los medios de comunicación. No se trata del aislamiento o la renuncia que han cultivado escritores como Onetti o Sallinger, sino de una peculiar forma de prestarse al juego de las actividades promocionales poniendo unos límites, para no degenerar en el tedioso culto al autor-personaje público. Luther Blisset, los cuatro Luther Blisset autores de Q, han concedido entrevistas y han hecho presentaciones públicas de sus libros, pero no han permitido que se difunda su imagen ni en fotografías ni en televisión, ni han filtrado detalles de su vida privada.

Y además le pusieron un plazo de vida a “su” Luther Blisset, el quinquenio que fue de 1994 a 1999, para no convertirlo en un autor-personaje más de los que criticaban. Desde entonces andan embarcados en un nuevo proyecto, el laboratorio de diseño literario Wu-ming.

Otros Luther Blisset siguen vivos, sin embargo, en todo el mundo, firmando y manifestándose aquí y allá, fiel a su identidad múltiple y única que contribuye a poner en crisis la tiranía del artista como clarividente genio individual.

¿Y a aquél Luther Blisset jamaicano que hundió al Milán en Segunda, chi l’ha visto?

(artículo del periodista español Juan Antonio Bermúdez y publicado en el portal "Literaturas.com")

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El 22 de Febrero de 1976, por la 3ª fecha del torneo Metropolitano (zona B) se enfrentaron River y San Lorenzo de Almagro, en Núñez.
Esa tarde, Leopoldo Jacinto Luque, de River, se convertiría en el primer futbolista en anotar 5 goles en un clásico de equipos grandes, en toda la historia el profesionalismo argentino.
River venció a San Lorenzo por 5 a 1, I con 5 goles del hombre que descolló también con la camiseta del seleccionado nacional que ganó la Copa del Mundo en 1978. La síntesis del partido fue la siguiente:


RIVER (5): Landaburu; Comelles. Perfumo, Passarella y H. López; Merlo, Russo (Artico) y Sabella; Pedro González, Leopoldo Jacinto Luque y Más (Reinaldi).

SAN LORENZO (1): Irusta; Ruiz, Navarro, Olguín y E. Sánchez; Gauna, Maletti y Mendoza: Premici, Villarreal y Rizzi.

Árbitro: Miguel Ángel Comesaña.

GOLES

1º Tiempo: 16' Luque (R).
2º Tiempo: 9', 28', 30' y 32' Luque (R) y 39' Jorge Olguín (SL), de penal.

Leopoldo Luque, proveniente de Unión de Santa Fe, se consagró en River, debutando en el seleccionado nacional, dirigido por César Luis Menotti, el 3 de Agosto de 1975 frente a Venezuela, por la Copa América. Tuvo 45 presencias con la camiseta argentina. Nunca defraudó.
En ese torneo de 1976, Boca Juniors fue el campeón del Metropolitano y pese a sus 5 anotaciones en un solo partido, Luque no pudo ser el goleador. El máximo artillero de ese torneo fue Mario Alberto Kempes, que jugaba para Rosario Central, con 21 conquistas.

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Maradona pasea solo dentro del gigantesco hotel donde se aloja en estos días el seleccionado argentino.
Lo observábamos ayer, visiblemente molesto en todo ese lujo. Podríamos jurar que en poco tiempo Diego Maradona empezará a comprender que el fútbol está hecho también de pequeños y grandes sufrimientos.


(ENRICO MAIDA, "Corriere dello Sport-Stadio", 25 de Mayo de 1979)

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La mujer es como un jugador: si no quiere en determinada posición, no hay que insistirle.

(CARLOS BILARDO, ex jugador y entrenador argentino)

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El fútbol o yo (Alejandro Brandes - Argentina)


Cuando tenía diez años, conocí a una nena que se llamaba Estela, fue en un baile de disfraces, yo estaba disfrazado de astronauta y ella tenía puesto un ridículo vestido violeta y un sombrero marrón, que hacia juego con sus ojos.

-¡De qué estás disfrazada? -le pregunté.

Ella me miró con cara de perro rabioso y me contestó: ¡no tengo puesto ningún disfraz!

Luego le pedí disculpas y la invité a bailar, poco a poco nos fuimos conociendo, hasta que un día, la llamé por teléfono y le pregunté si quería ser mi novia (me daba mucha vergüenza, hacer semejante pregunta personalmente), ella me contestó que sí, pero con la condición de que abandonara el fútbol, (yo jugaba en las divisiones inferiores de Independiente) y le contesté que el fútbol nunca lo iba a abandonar y que si ella me quería tenía que aceptarme tal cual era, entonces me puso entre la espada y la pared, y me dijo: “el fútbol o yo”, me quedé pensando unos segundos y le contesté: “el fútbol”. Ella cortó el teléfono y me quedé con el tubo en la mano, sin saber que hacer.

Una semana después, luego de un entrenamiento, el director técnico de Independiente, me miró con cara de lástima y me dijo:

-Pibe, vos sos muy entusiasta, pero sos menos habilidoso que un semáforo.

-Don Jacinto, es probable que no tenga habilidad, pero soy muy buen defensor.

-Mirá pibe, no quiero desilusionarte, pero vos no tenés categoría para jugar en Independiente, vos tenés cabeza y lo mejor que podés hacer, es dedicarte al estudio.

Y yo, que tenía mi orgullo, le dije:

-Don Jacinto, si usted me deja libre va a cometer un gran error, fíjese lo que pasó con el "Mariscal" Perfumo, cuando era un pibe lo echaron de River y hoy es una estrella de Racing y de la Selección.

-¡Entonces andá a probarte a Racing!- me contestó, secamente.

Y yo que era un nene muy educado, le dí la mano como un caballero y le dije:

-Don Jacinto, gracias por todo y quiero decirle que cuando sea grande, voy a jugar en la Selección y el primer gol que haga, se lo voy a dedicar a usted.

Después me fui caminando sin rumbo por la avenida Mitre, pensé en ir a probarme a Racing (cuadro del cual era hincha fanático), pero descarté la posibilidad, porque no me parecía justo que en el club de mis amores, jugara alguien tan malo como yo.

Me sentía desconsolado, hasta que el rostro de Estela, se dibujó en mi mente y me dijo: "el amor es más importante, que una pelota de fútbol", entonces me fuí a comprar un docena de rosas y me tomé el colectivo 85 hasta la casa de Estela, toqué el timbre y ella misma abrió la puerta, me miró con un poco de desprecio y me preguntó: -¿qué querés?

Entonces puse cara de arrepentimiento y le entregué las flores, ella las agarró y las arrojó al aire, como si fuese "papel picado".

-Muchas gracias, me encantan las rosas.

-Estelita, te pido perdón por lo del otro día, lo estuve pensando bien y llegué a la conclusión, de que ser tu novio es mucho más importante, que jugar en Independiente.

Ella levantó las cejas, me miró con cara de fastidio y me dijo:

-Lo lamento mucho, pero llegaste tarde.

...y desde adentro de la casa, como si fuese un fantasma, apareció Mariano, que tenía el cerebro de una hormiga, pero poseía la virtud de ser un nene muy lindo, era rubio de ojos azules y jugaba al rugby, la miré a Estelita sorprendido y le pregunté:

-¿Este "papanata" es tu novio?

-Este "papanata" es más respetuoso que vos, se viste con ropa importada, habla inglés, levanta pesas y mi mamá lo adora.

Mientras tanto, Mariano mascaba un chicle, me miraba con carita sobradora y sacaba músculos.

Entonces yo emití un largo suspiro, la miré a Estela con resignación y le dije:

-No me queda más remedio que volver al fútbol, cuando sea grande voy a jugar en la Selección y el primer gol que haga te lo voy a dedicar a vos.

Después me fui...

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La Copa América de 1925 tuvo la curiosidad del pequeño número de participantes: sólo tres, Argentina, Brasil y Paraguay, la más mermada de todas las ediciones disputadas.
Ese mismo año, el argentino Julio Libonatti, “El potrillo” (foto), se convirtió en el primer sudamericano “exportado” a Europa (Italia), y llegó a ser internacional con la selección italiana.
La edición de 1935, disputada en Lima, estrenó la posibilidad de hacer cambios de jugadores en los partidos (tres de campo y el arquero), mientras que la celebrada un año después, en 1936, comenzó ese año y acabó uno después, en 1937, ya que el partido inaugural se disputó el 27 Diciembre y la final a comienzos de Febrero. Precisamente el encuentro decisivo también se prolongó en dos días distintos. Comenzó el 1º de Febrero y acabó de madrugada, la primera vez que se celebraron partidos en horario nocturno.

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Di Stéfano fue manufacturado en la tierra. Pelé fue hecho en el cielo.

(GEOFFREY GREEN, periodista británico)

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Soy un hombre de derechas y he votado a la derecha en las elecciones. Me gustan los valores que defiende el fascismo: la patria, el orden social y el respeto a la religión católica, basta de considerar el fascismo como un tema tabú.

(CHRISTIAN ABBIATI, arquero italiano, en polémicas declaraciones al diario español “El País” del 26/09/2008)

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Carta para Lis (Federico Martínez - Argentina)


Avellaneda 25/8/1991


Querida Lis: Han pasado ya cinco meses de tu partida, sé que es difícil contactarnos por el tema de los horarios y demás, por eso lo único que me queda es mandarte esta carta en la que quiero contarte cómo me está yendo en mi carrera de futbolista, esa por la que tantas noches rezamos juntos para que se me dé.

Un mes después de que te fuiste, comencé a entrenar con el plantel profesional, me di el lujo de correr a la par de “la Tota” Fabbri, “Goyco”, Rubén Paz y tantos otros más.

Me hubiese encantado que estés para mi debut, fue algo mágico, indescriptible, lleno de emociones, largo de contar en una sola carta. Pero no te preocupes, los muchachos del pueblo me lo grabaron entero y me lo trajeron a la pensión para que lo puedas ver cuando regreses. Te juro que me temblaba todo y se me notó más el susto cuando después del partido, me hizo una nota el Flaco Viale.

Disputé cinco encuentros en Primera; todos con muy buenas actuaciones, hasta me citaron para una preselección de la Juvenil Argentina; no quedé, pero no fue por mi culpa.

¡La hinchada me conoce y me aprecia mucho! El último partido que jugué, salí por un dolor en la rodilla y me reemplazó otro pibe de las inferiores de apellido López, le dicen "el piojo", cuando me retiré todo el Cilindro coreaba:"...olé olé olé olé Mati Mati...olé olé olé olé Mati Mati..."

Fue una emoción muy grande, casi me largo a llorar, se me puso la piel de gallina, encima mi familia no había podido viajar porque tuvieron que cuidar a la tía Sara que estaba jodida por la artrosis.

Lo más importante que quiero contarte, es que en la 10ª fecha, contra Platense convertí 2 goles. El 1º fue de cabeza y el 2º de tiro penal (se la piqué al arquero como vos siempre me pedías que haga. ¿Te das cuenta? A la distancia te sigo haciendo caso).

¿Sabés cómo festejé los goles? Cuando hice el 1º me arrodillé en el pasto y comencé a tirar besos con mi mano hacia el norte, donde vos estás, para que te lleguen, en forma de dedicatoria. Para el 2º gol hice algo más evidente, salí corriendo desesperado hacia una cámara de ATC, la tomé con mis manos y bien cerca del micrófono, grité: "Para vos Lis, te quiero amor".

¡No te das una idea cómo me gastaron mis compañeros! el “Coco” Reynoso no paró de joderme, pero el “Pato” Miguez dijo que soy un fenómeno porque impuse una moda; ahora todos los jugadores de distintos equipos hacen lo mismo. Qué sé yo, a mí me salió así, no lo pensé mucho, vos me conocés.

Bueno linda, espero tenerte pronto junto a mí, te tengo guardadas las camisetas de tus ídolos, la de "gambetita" Latorre y la del "Turquito" Mohamed; las únicas que te pude conseguir, porque lamentablemente tuve que dejar el fútbol por culpa de una maldita lesión en la rodilla derecha que ya no me responde más.

Pero vos no te preocupes, quedate tranquila, ya me estoy recuperando de la operación y a la vez estoy haciendo el curso de técnico, porque el club me va a designar una categoría en las inferiores, para seguir ligado al fútbol, que es una de las cosas que más amo.

De mi parte te puedo decir que estoy bien y con paciencia, esperando que todo pase para empezar a trabajar pronto.

Además no me puedo quejar, porque sé que es difícil llegar, y yo no sólo llegué, sino que también pude hacer un par de goles. Pero lo más importante es que pude gritarle al mundo lo mucho que te quiero.

PD: En el clásico contra Independiente estrenamos una bandera que reza: "Más allá de toda lógica, más allá de toda razón, te entrego mi alma y mi corazón". La frase es mía, la hinchada piensa que es el sentimiento que tengo por la Acadé, pero en realidad es lo que siento por vos.
Hasta la vuelta, besos.

(Un gracias enorme a Federico y a Sebastián Farías por cederme este cuento y la ilustración correspondiente al mismo. Gracias amigos!)

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¿Cómo viviste dentro de la cancha la final del último Mundial, con la famosa expulsión de Zidane?

Se ha hablado mucho de esa final, pero puedo entender la reacción de Zizou porque él es un creador y, a veces, la gente quiere destruirlo. Además, en el fútbol ganan o pierden los 23 integrantes del plantel.

¿Te diste cuenta en el momento de lo que había pasado?

No, para nada. Y tampoco quería hablar de eso después, en el vestuario. Con Zidane hemos ganado un montón de cosas. Ganamos y perdimos juntos. Es duro perder, pero hemos hecho un gran Mundial. Creo que se esperaba más de Francia en 2002 que en 2006. Pero el fútbol es un deporte muy raro, ¿no?

(THIERRY HENRY, futbolista francés, en la revista argentina "Viva" del domingo 27/07/08)

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Si Maradona hubiese nacido en la época de Cristo habría sido por lo menos uno de los santos, uno de los apóstoles.

(EMIR KUSTURICA, músico y director de cine bosnio -2008-)

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El técnico que se mantenga al costado... es una figura importante, por supuesto, pero es más probable que pierda el partido a que lo gane. A los partidos los ganan los jugadores.

(ROMARIO, ex internacional brasileño)

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Fútbol modesto (Leopoldo de Luis - España)


Desmontes amarillos bajo el sol del invierno
que pone su piedad, su tibieza en las cosas,
que arranca falsas luces de los vidrios verdosos,
diamantes de un fantástico sueño por el que cruzan
heridos perros de esperanza y pena.

Delgados muchachitos,
pálidos obrerillos con sus botas gastadas,
bajo sus trajes grises, que van a hacer deporte
o a aprender que ellos mismos son un balón doliente
que a puntapiés manejan los grandes jugadores de la vida.

Mañana de domingo. La carne fatigada
bosteza lentamente su cansancio remoto.

Una humilde ilusión, como el rayo en los vidrios,
arranca de las almas llamitas de alegría.

Bota el cuero cosido de esperanza,
hinchado con un aire de esperanza,
de risa triste, de ilusión oscura.

Colores desteñidos que nunca se asomaron
al sol de los estadios,
van, vuelven, corren las camisetas, buscan,
persiguen una esfera del color del sueño.

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Cienciano del Cusco y Juan Aurich de Chiclayo se enfrentaron en el Estadio Garcilaso de la Vega en el año 2002. Los dos equipos no se percataron de un detalle: tenían camisetas de un color similar (rojo) Por eso el conjunto chiclayano usó un chaleco verde encima de la indumentaria oficial, lo que motivó la ira y la explosión de un periodista canoso, experto y fanático del fútbol en Europa, donde, según él, esas cosas jamás ocurren por ser un continente que respeta las reglas; y no hay informalidad. "Esto sólo pasa aquí en el Perú, donde existe un fútbol social. Cómo vas a jugar un partido del torneo local con chalecos de entrenamiento", renegaba el destacado comentarista.
A minutos de la conclusión del choque en la Ciudad Imperial llegó la noticia de que Claudio Pizarro delantero del Bayern Munich, había anotado dos tantos ante Hamburgo. Lo curioso fue que las imágenes de la televisión internacional mostraban al 'Bombardero de Los Andes' celebrando con la camiseta roja y oficial del cuadro bávaro y un ¡chaleco verde! encima, debido a que Hamburgo se presentó en Olímpico de Munich con un uniforme de tono parecido al del dirigido en ese entonces por el DT Ottmar Hitzfeld.
Parece que también en Alemania hay fútbol social...

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Aun ganando se puede ser un perfecto imbécil y perdiendo se pueden sacar de la experiencia una serie de enseñanzas que permitan reconvertirlo en triunfo.

(JORGE VALDANO, ex jugador y entrenador argentino -1996-)

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