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Lamentable papel cumplió Estudiantes de La Plata en Noviembre de 2000, cuando hizo una minigira por Costa Rica que le reportó algo de dinero y una vergüenza deportiva más grande que la mismísima ciudad de las diagonales.
De entrada, los dirigentes que habían acordado un amistoso con la selección tica, olvidaron decirle a los organizadores que no viajarían los mejores jugadores del Pincha, sino que lo harían aquellos que no eran tenidos en cuenta por el técnico y varios juveniles de la Reserva.
Con el lógico fastidio del periodismo local, el 'León' dirigido por Juan Ramón Verón afrontó el compromiso con lo que pudo, pero no alcanzó la medida mínima de dignidad.
Con tantos de Fonseca (3), Sunsing (2) y Bryce, el combinado centroamericano se impuso por 6 a 1 ante los argentinos, que llegaron al gol a traves de Acciari.
Los medios fueron durísimos con el elenco de La Plata, destacando su falta de preparación. “Los tricolores hicieron tiro al blanco ante Estudiantes, al que enviaron a Sudamérica con seis recuerdos” afirmó el periódico 'La República'.
Como si fuera poco, a raíz del resultado catastrófico la delegación del Pincha tomó la decisión de suspender otro partido acordado de palabra ante un club local, el Santos de Guapiles y se volvió antes de tiempo... para seguir haciendo papelones.
En un primer momento, el Diario 'Hoy' había publicado la crónica del match, con una formación de Estudiantes que no demostraba nada raro, más allá de la escasa presencia de suplentes: Evangelisti, Juan Fernández, J.J. Lezica, Menghini, Baratteri; Bezombe, Acciari, Cejas; Fúriga, Simone y Piersimone (Pablo Figueredo, Lucas Nardi y Ricardo Pérez en el banco).
Sin embargo, un día más tarde saltó la ficha de un dato para nada menor. Algunos problemas en la documentación de Figueredo y Pérez, retrasó la llegada de ambos a Costa Rica e inexplicablemente el que comenzó atajando para el equipo albirrojo fue... ¡el portero costarricense Miguel Mena! Sí, aunque cueste asimilarlo, al Pincha le hicieron los 3 primeros goles con un rival en el arco propio. Figueredo llegó justo para el comienzo del segundo tiempo y se comió los restantes.

(tomado del portal "Taringa")

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No hay tiempo para atender las extravagancias de la FIFA y sus socios. El Mundial debía servir a Colombia y no Colombia a la multinacional del Mundial.

(BELISARIO BETANCUR, ex Presidente de Colombia, 1982-1986, dando las razones por las cuales ese país renunciaba a la organización de la Copa del Mundo de 1986)

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Hay muchos jugadores que tienen que guardar el orden en la cancha para que algunos pocos hagan un desorden y puedan crear situaciones de gol para ganar partidos.

(PATRICIO CAMPS, ex jugador argentino)

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Carne y fantasía (Carlos Maggi – Uruguay)


Sin tragedia griega, sin canto gregoriano, casi sin concepción del mundo, el oriental es un ser feliz. Las dos únicas preocupaciones nacionales corren sobre la gramilla y son, a saber: las vacas y el fútbol. El fútbol es la actividad espiritual; las vacas constituyen el sustento de la carne.

Jugar bien al fútbol es un trabajo aburrido y muy sucio, que está mal visto. Así como ningún inglés decente bajaría a la pista para ser caballo de carrera, ningún compatriota de clase media, salvo los canillitas y los obreros, se animaría a ser jugador.

Sin embargo el fútbol ha influido en nuestra cultura más hondamente que el cisma de la iglesia. Por ejemplo, más que la vacuna antivariólica y los binomios de Newton, ha prendido entre nosotros, la dualidad Peñarol-Nacional y es seguramente esta forma bipolar de organizar las pasiones, la que ha mantenido los dos grandes partidos de nuestra política.

Como fenómeno espiritual, el fútbol es fuente de las más hermosas leyendas y nuestra única literatura anónima en prosa, versa sobre fabulosos goles, moñas y pases de los tiempos de oro.

Cada tres meses, la población de nuestro país se divide en dos grupos y mientras uno vive la gloria maravillosa del triunfo, el otro apura la copa amarga de la derrota. Este mismo ejercicio que el oriental realiza, naturalmente, cada clásico de fútbol, gozar la victoria ó padecer el desastre, les cuesta a los alemanes veinte años de dictadura y a los ingleses el trabajo centenario de hacer y deshacer un imperio.

Los jugadores de fútbol, tanto ó más que los bailarines, parecen pensar con los pies y después con el cuerpo y por fin con la cabeza. Por eso entusiasman y maravillan a la gente: hacen cosas imposibles.

Entre el fútbol y el ballet hay muchos parecidos; es cuestión de pelos de diferencia.

Los bailarines danzan según los lleva la música, los futbolistas se mueven arrastrados por el ritmo y la coreografía imprevisible que se imponen unos a otros.

Como el fútbol es improvisado, el espectador no va solamente a ver, va a recordar lo que jamás habrá de repetirse, ni parecido. Por eso el fútbol tiene algo de milagro, porque está en el tiempo y se van con él. Por eso el fútbol es tan fácilmente mitológico.

La Sangre Charrúa es el Zeus de nuestro Olimpo donde abundan los dioses menores como la Celeste, la Táctica Rioplatense, la Viveza Criolla y otros.

Nuestros héroes son hijos de padre italiano y alguna de estas divinidades. Piendibene, rico en ardides; Benicansa, el de los pies ligeros; Petrone, domador de caballos (Amor Brujo llegó a patear tan fuerte como su dueño) y más recientemente Ghiggia, nacido en la lejana Ogigia, la isla de Calipso.

(Texto publicado en el semanario "Marcha", Uruguay, 1952)

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Un hecho curioso se produjo dentro del fútbol uruguayo en el año 2008. Concretamente, jugaron juntos padre e hijo en la Primera División del Montevideo Wanderers: Carlos María Morales y Juan Manuel Morales. En ese partido que quedó para la historia, Montevideo Wanderers enfrentó, por la primera fecha del torneo charrúa, a Peñarol.
El padre, Carlos Morales, de 38 años, venía de una extensa trayectoria deportiva que comenzó en el River Plate de la capital uruguaya, para pasar luego por el Toluca y el Atlas, en México, y Unión Española, O'Higgins y Everton, en Chile,
Por su parte, Juan Manuel, de 19 años, en sus comienzos, no podía creer que en la segunda parte del cotejo, el técnico lo haría ingresar al campo de juego, para hacer paredes y goles junto a su progenitor: "Solo habíamos jugado un par de amistosos, y en algún momento, para pedirle un pase, se me escapó un '¡Dale Pá!', que sirvió para que me tomaran el pelo mis compañeros y mis rivales también. Pero este partido fue oficial, algo que queda registrado para siempre en las estadísticas", dijo Juan Manuel.
En cuanto a Carlos, dio gracias a Dios al verlo entrar a su hijo, para tenerlo como compañero: “Sí, somos compañeros, porque no quiero marcar una diferencia con el resto de los jugadores. Concentramos y comemos en mesas diferentes y dormimos en habitaciones diferentes. Ahí en el campo de juego, ni padre ni hijo, compañeros".
Finalmente, Carlos distinguió los estilos de juego: “Mi hijo es un volante zurdo, rápido y más técnico que yo. Lo mío es oportunismo para el gol y ser un gran luchador”.

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Arsenio Erico fue un fenómeno como jugador además de ser un señor como persona. Su mejor arma era cuando saltaba. Les ganaba a los arqueros y metía todos los goles de cabeza. No era como Bernabé Ferreyra de hacer goles espectaculares, pero siempre estaba ahí. Cualquier rebote, cualquier pelota que le quedaba, era gol. Le pegaba bien y de cabeza era un fenómeno. Todos recuerdan la anécdota de cuando estaba por ganar el premio de los cigarrillos ‘43’: me confesó que una pelota la dejó pasar para que la metiera otro así no se perdía la plata.

(FRANCISCO “Pancho” VARALLO, ex jugador argentino, recordando al temible goleador paraguayo de Independiente de Avellaneda)

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Shilla, el central izquierdo, juega en el Asante Kotoko, en Ghana, y nunca había participado en una competición grande. Tengo miedo de que se quede parado mirando que bien juegan Ronaldo o Ronaldinho y pensando a quién le va a pedir el autógrafo y la camiseta.

(RADOMIR DUJKOVIC, entrenador serbio, a cargo de la selección de Ghana en el Mundial de Alemania 2006, opinando antes de enfrentar a Brasil quien los venció con un cómodo 3-0)

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Furia color sangre (Javier Elizalde Blasco - España)

* dedicado al C.A. Osasuna



Espíritu rebelde que
todos quieren apaciguar,
toro ensangrado cuyo destino
pretenden determinar.

Calor, pasión, color, que fluyen
entre montañas y ríos,
nubes negras quieren ocultar
su resplandor y su brío.

El fútbol de toque se puede
dibujar con regla y compás,
el que brota de un alma rebelde
sólo la poesía lo puede cantar.

Extranjero de un estilo de vida,
desterrado de su propio Edén,
inventó su propio juego
y en otro no puede creer.

Nunca llenará portadas,
nadie de fuera lo elogiará,
porque no saben su idioma
y aprederlo no podrán.

Furia color sangre
que no dejará de brotar,
su grito es su único himno,
no hay notas que lo puedan tocar.

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Yo ya tenía 34 años y Fabián, apenas 15. Jugábamos juntos en la zaga central del Club San José, de Aldea Brasilera, un pueblito que participaba en la Liga Diamantina, en Entre Ríos. Además, yo también era el técnico, pero en este partido que voy a contar no me había puesto.
De repente, en una jugada, el Nº 9 de ellos le pegó una trompada a Fabián que lo sacó del partido. Es más, se lo llevaron al hospital. Yo entré y me acerqué al árbitro, que ya tenía la roja en la mano para echarlo al Nº 9. Y le dije:
'no lo vas a echar, ¿no? Nooo, dejalo, no fue nada, son cosas que pasan...' Y no sé cuántas cosas más le dije. No quería que lo expulsaran. Y lo logré: el Nº 9 siguió en la cancha. Aunque no mucho más. ¡Cómo se iba a salvar después de lo que le había hecho a mi hijo! Entonces hice un cambio: entré yo. Un rato más tarde, cuando Fabián dejaba el hospital... el Nº 9 de ellos entraba.

(ROBERTO AYALA, padre del jugador homónimo, en “La Nación Deportiva Mundial” del lunes 19 de Junio de 2006)

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El centro delantero, el puesto clave... Son extraños, estos cazadores de goles. Mírenle los ojos. Sus pupilas bailan arriba, abajo, a la derecha, a la izquierda, se mueven en direcciones oblicuas y así todo el tiempo. Una sola idea en la cabeza, como en los poetas o en los grandes novelistas. Insensatez, sí, pero insensatez grandiosa, divina. Eso es el delantero centro, aquél que, más allá de la mitad del campo, encuentra soluciones inesperadas rápidas, fulgurantes... Acuérdense de Gerd Müller, de Sánchez, de Sotjkovic, de Schillaci, de Stoikchov, de Paolo Rossi, de sus miradas predadoras...

(VLADIMIR DIMITRIJEVIC, escritor serbio, autor del libro “La vida es un balón redondo”)

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A la gente, a los aficionados, no les importa saber cómo estás. Eres visto como el futbolista, el ídolo, y nadie te pregunta cómo estás. Te conviertes en un esclavo de tu propia imagen.

(GIANLUIGI BUFFÓN, arquero italiano, campeón del mundo en Alemania 2006, en su reciente autobiografía)

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Fútbol (Cándido Portinari - Brasil)

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El lenguaje de los doctores del fútbol (Eduardo Galeano - Uruguay)


Vamos a sintetizar nuestro punto de vista, formulando una primera aproximación a la problemática táctica, técnica y física del cotejo que se ha disputado esta tarde en el campo del Unidos Venceremos Fútbol Club, sin caer en simplificaciones incompatibles con un tema que sin duda nos está exigiendo análisis más profundos y detallados y sin incurrir en ambigüedades que han sido, son y serán ajenas a nuestra prédica de toda una vida al servicio de la afición deportiva.

Nos resultaría cómodo eludir nuestra responsabilidad atribuyendo el revés del once locatario a la discreta performance de sus jugadores, pero la excesiva lentitud que indudablemente mostraron en la jornada de hoy a la hora de devolucionar cada esférico recepcionado no justifica de ninguna manera, entiéndase bien, señoras y señores, de ninguna manera, semejante descalificación generalizada y por lo tanto injusta. No, no y no.

El conformismo no es nuestro estilo, como bien saben quienes nos han seguido a lo largo de nuestra trayectoria de tantos años, aquí en nuestro querido país y en los escenarios del deporte internacional e incluso mundial, donde hemos sido convocados a cumplir nuestra modesta función. Así que vamos a decirlo con todas las letras, como es nuestra costumbre: el éxito no ha coronado la potencialidad orgánica del esquema de juego de este esforzado equipo porque lisa y llanamente sigue siendo incapaz de canalizar adecuadamente sus expectativas de una mayor proyección ofensiva hacia el ámbito de la valla rival. Ya lo decíamos el Domingo próximo pasado y así lo afirmamos hoy, con la frente alta y sin pelos en la lengua, porque siempre hemos llamado al pan pan y al vino vino y continuaremos denunciando la verdad, aunque a muchos les duela, caiga quien caiga y cueste lo que cueste.

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El fútbol, en el fondo, es facilísimo. Difícil es el jugarlo, pero facilísimo en el concepto básico. Lo que yo pido, en definitiva, es que cada futbolista que salga al campo entregue lo mejor de sí mismo. Jugar bien o jugar mal es otra cosa. Un accidente. Todos hemos tenido tardes negras pero, lo importante, es que al término de un partido, yo pueda mirar a los ojos de un jugador y decirle: 'No pasa nada. Tranquilo. Has dado todo lo que tenías'. Lo malo es si no me pueden mirar a la cara, si tienen que bajar la vista. En ese momento, para mí, han fracasado. Sea quien fuere.

(JOHAN CRUYFF, en su libro "Mis futbolistas y yo")

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El desmarque es amagar una posición falsa e ir a la real, adonde vos querés ir. Esto no puede ser lento, tiene que ser explosivo; si hacemos un seguimiento a un jugador durante todo un partido vemos que de los noventa minutos sólo tres tiene la pelota en sus pies, tres minutos si es un fenómeno; es decir que tiene 87 para jugar sin pelota, ¡mirá si hay tiempo para desmarcarse!

(LUIS GARISTO, entrenador uruguayo)

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No me gusta la prostitución intelectual. Me gusta la honestidad intelectual. Ha habido mucha manipulación intelectual durante los últimos días. Se ha hecho un gran trabajo para manipular a la opinión pública. No puedes decir que no fue penal, puedes decir que existen dudas.

(JOSÉ MOURINHO, entrenador del Inter, "atendiendo" a Claudio Ranieri quien, en un programa de televisión italiano, puso en duda la legitimidad de un penal cobrado en favor del equipo milanés el domingo 8/3/09 en el empate 3-3 ante la Roma)

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El Bambino en el cine

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El hombre del corazón azulgrana (Rocío Soria R. - Ecuador)


Lindo Quito de mi vida, es la frase recurrente que pronunciaba el hombre, se llenaba la boca con esta frase, se llenaba la vida entera, tal si hubiera tomado aire nuevo y este aire fuera de un mágico elixir, y este mismo aire le permitiera mantenerse en pie.

Hay apasionamientos tan grandes en los hombres, inexplicables para el resto de los mortales y que de a poco se convierten en formas de vida, la poesía no solo se la escribe desde el papel, no solo se la sangra en el papel, sino que se la hace en la vida, con el cuerpo, con el dolor, con el llanto, con la rabia, y qué mejor si la musa de inspiración es la AKD.

Cuando ganamos nuestra tercera estrella en el 2008 hubo algo que me hizo enteramente feliz, la contemplación de la sonrisa de mi madre que estaba en la casa con el corazón acelerado mirando el partido por TV mientras yo andaba en Latacunga.

Pero más que la sonrisa de mi madre, me hacía feliz otra cosa, ¿hay algo que a un mortal le pueda hacer más feliz?, pues si, la esperanza de que ese hombre que se llenaba la boca y la vida con un “Lindo Quito de mi vida” estuviera presenciando el partido.

Ser hincha del equipo que siempre pierde, es como estar enamorado de esos amores imposibles, de esos que no se concretan y por el hecho de no concretarse gozan de una cierta magia o misticismo, mítico compromiso, cuento sin final. El Quito es un sentimiento y eso no tiene discusión, decía mientras filosofaba ese hombre.

Los años 55, 56 y 57 fueron años gloriosos para la hinchada ferviente del Quito, supongo entre esa hinchada estaba ese niño de 4 años, que de a poco se volvió hombre, niño en cuerpo de hombre, pasión en cuerpo de niño. El tricampeón era indomable en esa época, decía el hombre.

Y es que los amores de la vida de este hombre fueron dos, su madre y su equipo, qué más se puede pedir a Dios que haber contado con los dos amores más bellos, el filial y puro de la madre y ese que rabia en el alma, el amor a la camiseta, el amor a la AKD.

Recuerdo que una vez me desperté sobresaltada, era el hombre que cantaba a voz en cuello, para todo el barrio: “Desde chiquito te vengo a ver, y me persigue la policía no sé hasta cuando me van a joder no me entienden que vos sos mi vida”… desde chiquito… Finalmente siempre somos lo que fuimos de niños.

La vida únicamente es válida por la mayor o menor medida de pasión que pongamos en nuestros actos, recuerdo aquella vez que juntos fuimos a la Cocha a ver al equipo amado, él, desarmado, se había vuelto un fardo de dolores nuevos, pero eso no tenía importancia, su corazón estaba pintado de azul grana, procuraba no desplomarse, el espíritu le sostenía el cuerpo por dentro, ese era el amor que profesaba a su Quito Corazón. Cuando se sometía a su tratamiento de diálisis, su madre, sus tíos y yo rezábamos porque aunque no lo crean, salía radiante si el Quito ganaba, incluso hasta el tío hincha de Liga, rezaba por el Quito, rezaba por este hombre.

Yo aun tiemblo al escuchar esos cánticos de las barras y les contaré un secreto, pues no es blasfemia asegurar que además de haberse ido con la casaca roja y azul por debajo y con traje azul y la corbata roja, también se hubiera ido pronunciando con lo que le quedaba de su voz, Lindo Quito de mi vida., lindo Quito de mi vida.

Mi madre no me dejaría mentir en esto. Ese hombre, de quien les hablo, era mi hermano, el Ing. Ramiro Heredia, quien fue miembro de la directiva del Deportivo Quito, más conocido como Ramiro “Conaie” Heredia en la cultísima barra de la cual formó parte y cuyo nombre consta en la publicación de Patricio Ycaza.

(Mi agradecimiento a Rocío por este material para compartir con todos ustedes)

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¿El Betis un equipo de ‘descamisados’? Solo a un malaje se le ocurre tamaña mentecatez. Descamisado. Sepa usted que los sevillanos son muy mirados con las formas de cortesía y tratamiento. Que el Betis es Real Betis, Real, y tiene en su historia una cortedad de condes y duques.
Mire usted, desde Septiembre de 1914, ayer como quién dice, su majestad el Rey Don Alfonso XIII (imagen) es presidente honorífico y perpetuo, ¿me oye bien?, perpetuo. No se si ese título será hereditario, que no estoy muy fuerte en genealogía, pero si lo es, ahí tiene usted a su majestad Don Juan Carlos I como presidente del Betis, pero espere, es que de vez en cuando oigo ruidos así de raros, le decía que hay una mortandad de nobles en la fundación del Betis, el Marqués de Esteria, el Conde de Romanote, el Marqués de Alucena, el Duque de Maura, el Conde de la Cortedad (este fue presidente de la federación de Fútbol), el Marqués de Viana el Conde de Urbina, el Marqués de Tordesillas, el Marqués de Solobral y el Marqués de Monchale. Esos ‘descamisados’ eran la directiva del Betis…

(tomado del libro “Las grandes mentiras del fútbol español” de Bernardo de Salazar y Félix Martialay, Editores: Madrid : Fuerza Nueva, 1997)

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Lo más rico en el Barcelona es que nosotros salimos a divertirnos en la cancha, por eso jugamos alegres. El fútbol es para divertirse...

(SAMUEL ETO’O, jugador camerunés del FC Barcelona, -2007-)

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Como negocio, el fútbol es una expresión más del capitalismo. Pero tiene una excepción: habla del mérito. No hace falta ser hijo de nadie para llamarse Maradona y volver loco de amor a un país y llenar de admiración al mundo. Es la justicia que se impone en este deporte: el fútbol es una actividad con demasiados testigos como para permitir el fraude. El que tiene talento y carácter, prospera.

(JORGE VALDANO, ex futbolista, director técnico y escritor argentino)

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Gladiador (Rodrigo Damián Gaite - Argentina)


Yo me pasé casi 30 años de mi vida en el club. Imaginase, desde mi cargo conocí todos los detalles y pormenores no solo del club sino también de la ciudad, cuando yo empecé a trabajar estaba el viejo Flavio de presidente.

En la calle o en los comercios de la zona la gente solía preguntarme “Y usted ¿Qué cargo tiene en el club?” Y yo decía con orgullo: “Jefe de mantenimiento del estadio”. Je! ¿qué tal? Total la mayoría de los que me preguntaban después no aparecían por el club, sino se hubiesen dado cuenta que muy bien mantenido que digamos no estaba. Pero bueno.

Como le decía; yo pasé toda mi vida en el club y además veo fútbol desde que tengo uso de razón, y le aseguro que a lo largo de mi vida he visto a muchos jugadores recios, temperamentales, tipos que jugaban con el cuchillo entre los dientes como el cholito Simeone, “hacha brava” Navarro, Giunta, Aguirre Suárez, algún que otro marcador de punta uruguayo, que se yo, tantos. Pero no recuerdo a ninguno que lo hayan llamado “Gladiador” como a Rómulo Romano.

Muchos pensarán que como se llamaba Romano de apellido era un simple juego de palabras. Pero no. Por que yo le aseguro que Romano era un verdadero gladiador adentro de la cancha. Metía que daba miedo, enérgico, a veces sanguinario.

Me acuerdo que llegó muy joven al club, lo que no recuerdo muy bien es quien lo trajo. En los primeros entrenamientos ya comenzaba a mostrar esa personalidad que lo caracterizó durante toda su trayectoria. Alto, media como un metro ochenta, de espaldas anchas, el pelo bien cortito casi rapado. Tenia un par de cicatrices en la frente y en los muslos, siempre se lo veía con una barba de dos o tres días y una mirada extraña.

Yo me acerqué a él, por que ni bien llega un jugador nuevo, uno trata de hablarle, para que se sienta a gusto, así no le cuesta tanto el tema de la adaptación. Por eso yo me quedaba después de los entrenamientos y tomábamos unos mates en la utilería.

Me contó que vivía por allá por Pompeya, se notaba que le barrio le tiraba, y uno lo entendía. El barrio es el barrio. Lo que nunca entendí muy bien es como viviendo en Pompeya era hincha de Gimnasia, por que era bastante fana del lobo, me contaba que le gustaba andar a caballo, iría al campo supongo y que le gustaba mucho ir al teatro, la verdad que daba gusto dialogar con él. Me decía que la mejor materia que tuvo en el secundario era “Latín” y que se la pasaba leyendo y estudiando esa lengua. Después me decía cosas como que la comida principal la hacía a la noche con la familia, y bueno, cada uno tiene su manera de vivir.

También me contó que tenía un hermano gemelo. Lo que nunca me voy a olvidar es la cara que puso ese muchacho la primera vez que entró al estadio para entrenar con el primer equipo. Es el “Coliseo” me dijo después en la utilería. Por que como se habrá dado cuenta era un muchacho bien instruido.

Pero eso de Coliseo, que quiere que le diga, recién lo habían inaugurado y estaba reluciente, pero tampoco era para tanto. Tiene una forma medio circular, visto desde el aire es parecido a la cancha de Racing, más o menos. Por afuera esta pintado de un color ocre.

El estadio se construyó en esos terrenos que nos vendió la municipalidad en cómodas cuotas. Por lo que pude saber le habían pertenecido a unos inmigrantes griegos, que no se que problema tuvieron que se los terminaron rematando. Por eso el lugar estuvo abandonado por años.

Piense que era otra época. Se pensaba en el futuro, había gente emprendedora. Se inauguró bajo la presidencia del gordo Tito, buenazo el Tito, estuvo solo un año de presidente por que después falleció, era abogado, un tipo muy carismático, él se hizo cargo cuando murió su padre don Flavio, un militar de carrera y pocas pulgas. Pero el Tito era tan querido por la gente que parece mentira que haya muerto tan joven.

En realidad lo primero que se hizo fueron un par de estructuras de hormigón, después las plateas y recién después de un par de años las dos cabeceras. Por que en total se tardó casi diez años en construirlo todo, se había hecho correr la bola de que había un proyecto para techarlo. Pero no, nada que ver. Eso si. Si durante la semana llovía, teníamos que tirar un par de bolsas de arena en las áreas y en el medio campo.

Una vez llovió tanto durante un partido que parecía una batalla naval, al otro día, en el programa que pasan el resumen de la fecha, se leía en la parte inferior de la pantalla: “Una exhibición de Naumaquia”.

En la platea hay un sector para la prensa y el palco presidencial, no se por que motivo los comerciantes y funcionarios iban a un sector determinado. El día de la inauguración, vino el gobernador, varios intendentes y algunos senadores.

Es una maravilla, no es por nada. Para la cuidad es un orgullo, y eso que acá hay varias edificaciones lindas. Está el templo y la Basílica; hay muchos teatros y había un circo que no se si está todavía. Creo que lo primero que se hizo en la cuidad fue el acueducto, pero no estoy seguro.

Hay muchas plazas con esculturas de mármol. Edificios con arco de medio punto que tienen columnas que son una belleza. El que la tiene reclara con la historia de la cuidad es don Livio, que es tan fanático que se convirtió en el historiador oficial. Un filósofo el viejo.

Lo que es un verdadero lujo es el piso y la decoración de la sede social, no sabe lo que eran las cenas de fin de año o de cualquier otro festejo. Era entrar y ver esas mesas con fuentes de plata colmadas con frutas, ostras, pescados, carnes y garras de vino al por mayor.

Después, bueno, usted sabe tanto como yo de lo que fue pasando en las últimas décadas. Falta de presupuesto, lo que había no alcanzaba, y bueno, se hace lo que se puede. Al menos la gente de seguridad deportiva nos permite seguir jugando en nuestra cancha. Son macanudos los muchachos del Coprosede (Comité Provincial de Seguridad Deportiva); ponen esa cara de “y bueno hagamos la vista gorda, sino ¿A dónde van a ir a jugar?”.

Encima en nuestra cancha entre la línea de cal, ¡bah! de cal. Entre la línea del lateral y el alambrado es donde hacen el precalentamiento los suplentes. ¿Sabe lo qué es para los contrarios cuando el técnico manda a calentar algún jugador?, ni se imagina las cosas que le gritan los vagos desde las gradas. Antes era peor, por que ahora por lo menos hay una paresita de unos ochenta centímetros casi y después empieza el alambrado. Esa la hicieron los muchachos del corralón y algo aportaron los de la papelera a cambio de pintar la publicidad: “la estática” por que así quedó desde que la pintaron hace años. La verdad que jugar acá de visitante se la regalo, ¿Sabe como rugen las fieras?

Pero yo le estaba hablando de Romano. Rómulo era un jugador aguerrido (así decían los cronistas). Yo lo vi sacar partidos poniéndose el equipo al hombro. Con él ganamos en cada reducto que daba miedo el solo hecho de mirar las ‘caripelas’ de la hinchada contraria. Era un toro, se agrandaba en las difíciles.

Era el capitán y el emblema del equipo, manejaba a los árbitros con una labia que ni le cuento. Por que eso también hay que decirlo, era muy hábil, sabía cuando atacar y cuando tirarse atrás, arengaba a sus compañeros de tal forma que hasta el más desanimado salía a jugar con los tapones de punta. En la cancha era un líder positivo. Ya le dije que era medio sanguinario, le digo la verdad, trababa pelota tibia y peroné todo junto.

Corría y corría todo el partido por toda la cancha, era como si quisiera extender los límites del campo de juego. La pelota se iba al lateral y el seguía corriendo como si nada, ¿Sabe cuantas veces los jueces de línea lo tuvieron que zamarrear de la camiseta?

Por eso nuestra hinchada lo bautizó “Gladiador”. Por su temple, por la garra que ponía en cada partido y no por que fuese un simple juego de palabras. En su carrera no tuvo muchos goles. Tarjetas rojas de amontones, ¡Lo que era sacarlo de la cancha cuando lo expulsaban!

Cuando el equipo salía al verde césped, él era el primero de la fila. Salía inflando el pecho y con la pelota bajo el brazo apretada contra la cadera. La hinchada lo ovacionaba, él saludaba y se venía todo abajo.

Después como siempre, usted sabe lo que es este ambiente. Se dijo de todo de él, se dijeron cada pavadas. Una vez leí una nota que decía que como el club le debía varios meses de sueldo él amenazaba con prender fuego el estadio y la sede social. ¡Una locura! Mire si iba hacer una cosa semejante.

Pero un par de semanas después hubo un foco de incendio en las tribunas y un diario dijo que había sido él. Lo acusaban lisa y llanamente. Lo fui a buscar al payaso que escribió esa nota y me dijo socarronamente:

¿Y qué me dice del fuego que los bomberos tuvieron que apagar en la cabecera local?, ¿o no se acuerda?

-Si que me acuerdo, ¡Pero por favor! -le dije indignado- lo que pasó es que había mucho viento y un par de brazas del puestito de choripán cayeron sobre unas serpentinas de papel y se volaron hasta un deposito en el que hay maderas y esas cosas, y ese deposito está debajo de la cabecera local. Así se originó todo. Por suerte los bomberos llegaron rápido y pudieron extinguirlo. ¿Qué tenia que ver Romano?

-¡Qué casualidad! -me dijo burlonamente- los equipos volvían para el segundo tiempo y Romano no aparecía. ¿Dónde estaba?

-¿Y no se, se habrá demorado en el baño? -vacilé.

-Si, puede ser- dijo y se alejó sonriente.

No se, yo la verdad no creo que Romano haya tenido algo que ver con lo sucedido aquel día, ya le dije que yo hablaba mucho con él y fuera de la cancha era un tipo muy centrado.

¿Vio que hay jugadores que cuando termina el partido dicen “lo comparto con todos mis compañeros” o tienen alguna cábala?

Bueno. ¿Sabe lo qué hacía Romano cuando terminaba el partido? Se paraba en el círculo central con la frente alta y la mirada altiva. Miraba hacia el palco presidencial, y el Tito lo saludaba levantando el pulgar hacia arriba y una sonrisa de oreja a oreja. Pero le voy a contar lo que sucedió una vez.

Jugamos de local y nos pegaron un peludo bárbaro. Rómulo no la vio ni pasar, estaba claro que no era su tarde, pero eso le puede pasar cualquier jugador, además se sabía que tenía una distensión en el muslo, pero él quiso jugar igual, y la verdad que jugó muy mal, en el diario le pusieron un 4 y creo que fueron generosos.

La cuestión es que termina el partido y Romano se va para el medio de la cancha. Se para y mira hacia el palco como lo hacía siempre y el Tito no se si por jodón o por la calentura del partido, extendió el brazo y apuntó con el pulgar hacia abajo mientras lo hacía subir y bajar varias veces.

¡Uy, para qué! La cara que puso Rómulo, se quedó duro. Pálido, parecía que le había bajado la presión de golpe, como si le hubiesen dicho que lo iban a decapitar. Pobre muchacho no sabe lo que costó hacerle entender que el Tito lo hizo por jodón no más.

-¿En serio me lo dicen?

-¡Pero claro hombre! No lo tomes tan a pecho- le decía el utilero.

El fue un jugador emblemático. Uno de esos 5 que están en las formaciones de los equipos durante años; como Rattín en Boca o ‘Mostaza’ Merlo en River. Mire que pasaron técnicos, jugadores y dirigentes, hasta una asamblea de representantes hubo una vez.

Acá hubo tipos como Adriano ¡Pero no el de la selección de Brasil!; el único brasilero que estuvo en el club fue Julio Cesar. Jugaba de armador, un estratega, pero era un poco egoísta con los compañeros, se le notaba que quería volar alto, soñaba a lo grande una vez le oí decir: “A mi edad, Alejandro ya había conquistado el mundo y yo aún no he hecho nada memorable”.

Después se ve que se metió en cosas raras por que lo mataron como de veinte puñaladas.
En cambio Romano jugó durante no se cuantas temporadas ininterrumpidamente. Pero vea como son las cosas, cuando todo hacía pensar que él se iba a retirar del fútbol con todos los honores, que la camiseta número 5 se la iban a entregar en reconocimiento a su trayectoria, no pasó nada de eso. Romano dejó el fútbol si, pero sin pena ni gloria. Pasó que cuando quemaba sus últimos cartuchos en primera, muchos decían que el tipo jugaba confiado, que ya no tenía esa chispa avasallante de su juventud. Yo que lo veía entrenarse todos los días lo atribuía más a la experiencia que brindan los años, además él era intocable.

El equipo se formaba él y diez más. Pero fíjese en este detalle interesante. Antes que empezara el campeonato, durante la pretemporada, alguien le dijo al técnico que en la reserva había un pibe que venia pidiendo la primera y el técnico lo mandó a llamar, me acuerdo que cuando vino a entrenarse con esa pinta de desfachatado el ayudante de campo le preguntó:

-¿Y vos de qué jugás?

-De 5 - Contestó sin vacilar.

Nadie iba a pensar que ese mocoso atrevido le iba a sacar el puesto a Rómulo Romano, eso era impensado.

El Turco le decían los vagos de la pensión, por que cuando hablaba a la “S”, la pronunciaba como “J”.

“Pajala” le decía a los compañeros. Por eso le decían el Turco.

La cuestión es que a las pocas fechas de haberse iniciado el campeonato, nuestro querido gladiador perdió el puesto en el equipo. Durante las semanas previas, en los entrenamientos, era como si él mismo presentía que había llegado la hora del retiro. El último partido que jugó fue en nuestra cancha; encima jugamos contra esos Vándalos que nos la tenían junada. Romano jugó muy mal, se lo veía abatido, desconcentrado. Por respeto a su trayectoria la gente no lo silbó cuando terminó el primer tiempo.

Camino al túnel no se lo veía triste, más bien resignado, como que se había dado cuenta de que había llegado la hora de colgar los botines; pero por otro lado tenía ese brillo en los ojos como de bronca, de querer seguir, de no darse por vencido, más que nada por la situación que se vivía en el ambiente, si el aire se podía cortar con una espada, El clima era una caldera, ya se sabía que los contrarios venían a provocar desmanes.
Lo cierto es que en el entretiempo a Romano lo reemplazó el pibe este que yo le contaba. El Turquito.

Cuando los jugadores salieron para el segundo tiempo, él se quedó en el vestuario sentado en uno de los bancos de listones, con la cabeza gacha y la camiseta toda traspirada, algunos rayos de sol que entraban por las ventanitas que están en la parte de arriba, le iluminaban el rostro pensativo. Esa es la última imagen que tengo de él. Así se fue del fútbol.

Uno se imaginaba que iba a seguir ligado al club de alguna manera. Pero no. Por que desapareció para siempre. Por supuesto que nos dejó un recuerdo imborrable de cientos de batallas.

De más está decir que el turquito ese no le llegó ni a los talones, pero bueno, de a poco la hinchada se fue acostumbrando a no ver más a Romano saliendo del túnel con la pelota bajo el brazo y aferrada a la cadera. Acá la mano ya venía fulera. Por que ojo. ¡Atenti!, que esto no se cayó de un día para otro como muchos creen eh. Esto fue el resultado de años de malas administraciones, de despilfarrar la plata, de querer siempre más y más sin medir las consecuencias. Pero bueno, que va ser.

El tiro de gracia fue cuando terminó aquel partido de Romano, con esos Vándalos se armó un quilombo de la puta madre. Fue una verdadera batalla campal. Perdimos, nos fuimos al descenso y la cuidad y el estadio parecían Sarajevo después de la guerra. Con ese panorama imagínese. “Se cayó un imperio” tituló días después la revistita esa que siempre nos tira palos.

Los años fueron pasando. Yo me jubilé un par de meses después cuando al club lo tomó la gerenciadora. Hay cambió todo. Trajeron un montón de juradores de refuerzo, aumentaron la cuota social y le cambiaron el color a la camiseta para que coincidiera con el logo de la empresa. Todo en medio de promesas de ascensos y campeonatos. Todo duró un suspiro. No ascendimos ni por decreto, a la gerenciadora la hinchada la sacó a patadas en el orto, pero no en sentido figurado y volvimos a usar la camiseta de siempre. La gloriosa.

Al tiempo me encontré en el bar que esta frente al estadio con un periodista amigo. Resulta que cuando él empezó lo mandaban a cubrir los partidos que jugábamos de local, ahí hicimos buenas migas. Después el tipo no paró de crecer, parece que tenía un estilo muy objetivo y no se casaba con nadie. Esos tipos del estilo de Dante Panzeri o de Osvaldo Ardizzone. Se que viajó por todo el mundo, pero siempre se acordó de mi y cuando nos encontrábamos charlábamos de todo un poco. Tipo humilde de esos que no se agrandan cuando tienen un programa en la televisión.

Parece que andaba haciendo una antología del ascenso o algo por el estilo y por eso me llamó para hablar. Ahí fue cuando mediante café y café fue desarrollando el tema del fútbol, pero más bien desde un punto de vista sociológico, desde el lugar que ocupa en la historia de los pueblos.

Me explicaba, que el fútbol como la vida tiene un ciclo. Todo lo que empieza se desarrolla y termina. Termina una etapa para dar comienzo a otra. Le soy sincero, al principio no entendía muy bien a que se refería.

-Vos fíjate- me decía mientras hacía girar la cucharita en el pocillo- que en la historia se marcan fechas para dar comienzo o terminar una etapa, pero entre medio del comienzo y del fin esta ese “desarrollo” y eso es nada más y nada menos que la vida misma, que puede ser linda y cruel, de amores y odios, con guerras, democracias o dictaduras, con metas, proyectos, etc. Así se van desarrollando los hechos, y así se van trazando las épocas.

Pero tomemos al fútbol en este “desarrollo”. Un club de fútbol nace con proyectos, con mucho sacrificio y pasión. Vive etapas de alegrías y frustraciones y finalmente muere como todas las cosas. Mira estos casos: Mandiyú de Corrientes y Chaco For Ever. Desaparecieron. Hay ciclos que se terminan más rápidos que otros, algunos llevan años de angustia y sufrimiento por parte de los hinchas, por que está claro que a los dirigentes el sentimiento les importa un carajo. Ellos hacen y deshacen; transan y comercian; compran y venden y algunos son tan ineptos que no saben como manejar la situación y viene el colapso. Después tratan de hacer malabares creando el fideicomiso, convocatoria de acreedores. Cualquier cosa. A la gran mayoría eso no les interesa ya que la cuestión de fondo es usar al club como trampolín hacia una carrera política. Los únicos que quieren al club de verdad son los hinchas.
Se demuele un estadio emblemático como el “Viejo Gasómetro”, para hacer un supermercado, ¡total que importa la historia!
Mira Argentinos Juniors vendió ciento de jugadores que después fueron cracks, O sea que plata había. ¿Y cuanto tiempo estuvo sin poder remodelar el estadio de La Paternal? ¿Quién te asegura que donde está el Monumental el día de mañana no haya un complejo turístico o habitacional?

Se puede avasallar la tradición, todo vale. A Boca le agregan dos rayitas blancas a la camiseta por una cuestión de marketing. La camiseta de Banfield es blanca con una banda verde y juega con una toda naranja, ¿y Ferro?, uno dice verde y ya piensa en Ferro Carril Oeste. ¿Y qué hacen los dirigentes en 1999? Aceptan el diseño de una marca deportiva para jugar con una casaca ¡violeta!, y para no ser menos los de San Lorenzo en el 2000 aprueban una ¡negra y amarilla!

Para que en Europa vean un partido por televisión lo más tranquilo, de este lado del mundo se juega con 40 grados, y los entretiempos que antes eran de 15 minutos, hoy duran lo que dura la tanda publicitaria y durante el partido te mandan una propaganda cada 30 segundos. Antiguamente las camisetas no tenían numeración, después por una cuestión lógica el arquero usaba el 1, un delantero el 7 o el 11. Hoy es cualquier cosa, usan el 36, el 44, ¿sabés que número le dieron al brasileño Ronaldo en el Milán? El ¡99!, dejémonos de joder.

-¿Me vas siguiendo?, ¿te das cuenta como nace y se transforma un ciclo?

La mayoría de las veces no nos damos cuenta, algunos llevan décadas pero a la larga todo termina.

Mira Racing, sino desapareció fue por su gente, de eso no hay duda. ¡Si hasta por la tele dijeron que había dejado de existir!, ¿Y Español? Zafó por que pasó del Deportivo al Social. ¿Y Temperley? Nació, jugó en primera, descendió, presentó quiebra, volvió a nacer.

Hoy manda la televisión y los grupos empresarios. Antes la fecha se jugaba los domingos la primera “A” y el sábado el ascenso. Hoy tenés partidos los viernes, sábado, domingo a la tarde y a la noche. Copa de acá y copa de allá los miércoles y jueves.

Y así, como pasa con los clubes pasa con los jugadores. Mira Carlos Roa. Arquero de la selección nacional, lo quería el Manchester United. Deja el fútbol por motivos religiosos y vuelve al tiempo con la condición de no jugar los sábados.

Antes, el espectáculo se centraba en los jugadores. Se hablaba del “Expreso” de Gimnasia de la Plata, de la “Máquina” de River, de los “Cara sucias” de San Lorenzo.
Después el protagonismo lo tomaron los directores técnicos: El Estudiantes de Zubeldía, el Boca de Bianchi, y en el futuro va ser el Liverpool de tal empresa, el Ajax de tal otra.
¿Y que me decís de los jugadores que fueron ídolos y terminaron en el olvido?- hizo una pausa para ubicar al mozo.

¿Qué me decís de Alzamendi? Fue a ver a River y no lo dejaron pasar por que no lo conocían. ¡A Alzamendi! Que hizo el gol de la Intercontinental en Japón. ¿Y Corbatta? ¿No terminó en la miseria en un cuartito de prestado en la cancha de Racing?
El Real Madrid. El mejor club del mundo ¡Tres años sin ganar un torneo!, pero contrata a un jugador por que es carilindo y habla en ingles, y venden 8.000 camisetas en un día hasta en Asia.

Hoy un jugador se cambia los botines en medio de un partido frente a las cámaras por contratos de publicidad y los estúpidos de los periodistas dicen que se pone tapones altos por que la cancha está mojada.

¿Cual es la mayor expresión de alegría en el fútbol? El gol. Antes se jugaba con 5 delanteros. Hoy es todo defensivo, mezquino. 4-4-2, 4-3-3, como si fuese un número de teléfono. ¿Entendés a que me refiero?

Entiendo le dije mientras salíamos a la calle. Me puse a mirar la deteriorada fachada del estadio y pensaba en Rómulo Romano. Él y nosotros habíamos sido parte de la historia, de esos ciclos de la vida que forman la religión, las creencias, los usos y costumbres que un buen día se terminan y aparecen otros. De hecho, la forma de vivir de nuestros abuelos era muy diferente a la nuestra. Las culturas van cambiando con el paso generacional y el fútbol de hoy ya no es el de antes. Todo cambia. Pero por más que cueste, hay que aceptar que los tiempos cambian con el avance de la ciencia y la tecnología. Es nacer, vivir y morir. Morir: Verdad universal irrefutable.

-Así se va escribiendo la historia José- me decía mientras nos despedíamos- Así se va escribiendo la historia.

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Fuimos a jugar un amistoso a Pergamino para pagar los trajes que tiene el plantel. Una cancha llena de pozos, cuatro velas como iluminación. No le salió nada en el primer tiempo y entonces empezaron los de Boca, los de River de allá de Pergamino: “Salí, pelado, andá a cuidar los nietos”. Yo dije éste para el segundo tiempo me pide el cambio. Vi a mil estrellas borrarse en casos así. Incluso le pregunté yo si seguía. “Sigo, sigo”, me dijo.
Entró y metió tres caños, dos pases de gol y ganamos 3 a 0. Dio vuelta el espectáculo, dio vuelta todo. Saltaron los hinchas de Independiente con el “Bo-Bo-chini”. Hasta los mancos aplaudían. Él quiere siempre y no se achica por nada.

(JORGE SOLARI, en entrevista publicada en la revista “El Gráfico” del 31 de Octubre de 1989, cuando era el entrenador de Independiente de Avellaneda y no escatimaba elogios hacia Ricardo Bochini)

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El fútbol embrutece sólo al que ya viene bruto de su casa.

(CAMILO JOSÉ CELA, 1916/2002, escritor, novelista, periodista y ensayista español)

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¿Adonde vas cuando dejas el Manchester United? El único lugar para ir es abajo.


(ANDY COLE, ex jugador británico, retirado en 2008)

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Entretiempo


Amigos de "Los cuentos de la pelota", sabido es que en estas latitudes denominamos "Entretiempo" al momento comprendido entre la finalización del primer tiempo de un partido de fútbol y su reanudación.
Así he denominado a un nuevo espacio en este blog (a la izquierda de la pantalla, debajo del reloj) que consiste en una biblioteca de audio, provista por GoEar, la que estará compuesta por cuentos, anécdotas, canciones, entrevistas y todo aquello referente al fútbol que, espero, haga más ameno el momento en que se encuentran navegando por este sitio.
Dicho espacio será renovado semanalmente y espero que sea de vuestro agrado.
Un grande abrazo para todos.
Totonet

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Entrevista a Manuel Esteban y Tomás Roncero


A Tomás Roncero le delata la sonrisa con la que viste su saludo. Implacable en sus expresiones, el cuerpo le sigue para reafirmar lo que su boca exhala: un madridismo confeso que, en los últimos años, apenas sólo le da disgustos y le obliga a forzar más la mandíbula para mantener su faz alegre. Manuel Esteban, Manolete, es también rotundo en sus gestos. Bracea con insistencia en un orden casi siempre vertical para dejar bien claro que lo que dice va a misa, o al Calderón, según este colchonero de corazón, quien tiene en el feudo rojiblanco el templo de sus sueños y sus desvelos. Un seguidor del Real Madrid y otro del Atlético de Madrid, ambos acostumbrados a la discusión y al debate, separados por sus colores, pero unidos por el amor al fútbol y el convencimiento que en este deporte algo sobra: la violencia. Esta es la entrevista realizada a los dos periodistas de “As”:

Pregunta (P): Usted, Tomás, es del Real Madrid ¿me equivoco?

Tomás Roncero (TR): En absoluto. Más blanco que el Bernabéu.

P: Y Usted Manuel, evidentemente del Atlético ¿cierto?

Manuel Esteban (ME): Tenlo tan claro como que el Atleti es el mejor equipo de Madrid.

P: Sin embargo, ustedes son amigos.

TR: No me queda más remedio. El pobre Manuel se dio un golpe en la cabeza y mírale: está hecho uno más del Atlético. Le tengo que perdonar sus pecados e intentar llevarle por la buena senda del madridismo.

ME: A mí, fíjate, me pasa algo parecido. La gente descarriada me da algo de pena y siempre he sido generoso con los demás. Verdad solo hay una, es rojiblanca y a Roncero tengo que intentar enseñársela, aunque dudo de que algún día la vea.

P: Por lo visto, no dejan ustedes sus diferencias por los colores ni en una entrevista.

TR: Claro que no. Esto es lo más bonito que tiene el fútbol. Poder discutir con algún conocido en el bar de la esquina, en tu peña de amiguetes o en el trabajo aporta a este deporte una salsa sin la que sería bastante más aburrido. De hecho, presumimos de esa variedad. La afición en nuestro país es enrollada, latina, fresca, es, en definitiva, la representación de una forma de vivir natural y tolerante.

ME: Estoy totalmente de acuerdo. El fútbol es pasión, rivalidad, corazón y eso implica pasárselo bien discutiendo durante un partido con el que tienes al lado para, cuando el árbitro pita el final, irte con él a cenar y reírte a carcajadas de todo lo que ha sucedido durante ese encuentro. Todo lo que sea traspasar esa barrera de lo sano es de burros y gente que no merece un espacio en nuestra sociedad.

P: Entonces, ¿por qué tiene el fútbol esa fama de espectáculo violento?

ME: Es una mala fama que no se puede atribuir en ningún caso sólo al deporte por el deporte, al fútbol por el fútbol. Lo podemos comprobar con los chavalines que juegan cada fin de semana en los campos de toda España e incluso en los partidos que disputan los amigos a cualquier edad. Ahí no hay violencia. La violencia surge cuando insertamos el fútbol en un panorama social, cuando es la sociedad la que se une al fútbol y refleja, por lo tanto, todas sus miserias en un deporte. Pasa también en muchos otros espectáculos. No puede caerle al fútbol toda la culpa por ese estereotipo mal aplicado.

TR: Yo invito a otra reflexión que incluso va más allá de la que aporta Manolete. En los últimos años los casos de violencia en el fútbol, de vergüenza en este deporte, los han aportado los propios protagonistas del espectáculo y no tanto los aficionados a los que se les otorga el estereotipo de exaltados. Unos ejemplos: Rijkaard rompió un banquillo en el Lluís Companys de un puñetazo; jugadores de Valencia e Inter se lían a tortazos tras una eliminatoria de Champions League, los presidentes de Sevilla y Betis se enzarzan en discusiones subidas de tono por una simple foto. Son sólo unos cuantos casos que evidencian que la sociedad no tiene tanta culpa en esa mala imagen que se le quiere atribuir al fútbol. Las estrellas de este espectáculo son los que deberían reflexionar para dejar de creerse el ombligo del mundo y abandonar el egocentrismo que les impulsa a actos así.

P: Lo que dicen es cierto, pero no lo es menos que un aficionado pudo matar al entrenador del Sevilla, Juan de Ramos, por un botellazo en un partido de Copa del Rey.

TR: Sí, pero estoy convencido de que aquello no hubiera sucedido sin las provocaciones previas entre directivas. El ambiente estaba demasiado caldeado y ese acto de un necio fue sólo la consecuencia de un bochornoso comportamiento entre varios dirigentes que se desenvolvieron como dos miembros más de cualquier barra brava. Sea como fuere, son actos que se deben perseguir, no podemos dejar a los violentos impunes.

ME: Se deben perseguir tanto en la grada como en los despachos. Somos muchos los que llevamos tiempo reclamando sanciones duras contra los directivos que se comportan de manera grotesca, tal y como sucedió en los prolegómenos de ese Betis-Sevilla. Actuaciones así sólo sirven para alentar a los 50 imbéciles que acuden a un campo de fútbol con intenciones violentas. Si sus presidentes se permiten extralimitaciones verbales, ellos se sienten legitimados para sacar pecho y cometer las burradas que vimos en ese derby.

P: Quizá el primer fallo es permitir el acceso a los estadios a esos 50 violentos.

ME: Que no te quepa la menor duda y ahí son de nuevos los directivos del fútbol los que tienen que actuar, en ningún caso se puede responsabilizar al aficionado que acude a un campo.
Son los clubes los que permiten que los grupos ultras tengan cuartos donde guardar las herramientas con las que cometen sus tropelías, los que les facilitan carnés de socio a precios económicos, los que les ubican en gradas privilegiadas o los que les financian los desplazamientos. Hasta que no se consiga cortar el grifo de las gratificaciones a semejante chusma, no seremos capaces de avanzar seriamente para poner fin a la violencia en el deporte.

TR: Tampoco podemos dejar a los clubes solos delante de semejantes decisiones. También la ley debe actuar para criminalizar a todo aquel individuo inadaptado que pretende convertir el fútbol en una crónica de sucesos constante. El Estado posee una capacidad punitiva que debe esgrimirse con la máxima radicalidad posible para aislar al violento de cualquier deporte. Solo así conseguiremos que el fútbol deje de estar teñido por actos siempre aislados, pero nunca olvidables.

P: ¿Los medios de comunicación deben cambiar en algo para evitar la violencia?

TR: Está claro que podemos tener nuestra parte alícuota de culpa. Pero, sinceramente, no creo que sean los medios de comunicación los que alientan a la violencia en el fútbol.
Sólo reflejamos, siempre de manera muy comedida, la pasión que tiene este deporte. Si fuéramos totalmente asépticos, si no diésemos esa imagen de ímpetu que posee el fútbol nadie querría comprar un periódico o escuchar la radio o ver un partido por televisión. En general somos bastante honestos.


ME: En realidad solemos ejercer una función de barrera para frenar este tipo de actos violentos. Cuando detectamos que determinada actuación o determinado evento pueden alimentar la violencia, activamos los mecanismos necesarios para llamar a la calma, al sosiego y al espectáculo bien entendido; prever, en definitiva, cualquier desmadre de dimensiones incalculables.

P: Muchas gracias y que gane el mejor.

TR: Gracias a vosotros y seguro que ganará el Real Madrid. Siempre el Madrid.

ME: Gracias, pero no hagáis caso a Tomás. Si tiene que ganar el mejor, ese será el Atlético de Madrid.

(entrevista del periodista Francisco Javier Martín y publicada en la revista "Deporte y gestión de Madrid" Nº 14, Febrero/Marzo de 2007)

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Fabricio de chiquito quería ser arquero. Su ídolo era Navarro Montoya. Y yo no quería; no tengo nada en contra de los arqueros, pero le decía que prefería que disfrutase del fútbol como la había hecho yo. Pero no, el quería ser arquero. “Fabri, te llevo a jugar, pero ojo con el puesto que elegís”, le advertí. Lo llevé al baby Almafuerte, en Lomas de Zamora, y cuando le preguntaron de qué quería jugar, me miró y respondió de N° 5. Entonces, respiré aliviado.

(OSVALDO INRI COLOCCINI, subcampeón con Racing de Córdoba en el Nacional 80, además de jugar en San Lorenzo y Vélez, recordando la infancia de su hijo Fabricio en “La Nación Deportiva Mundial” del lunes 19 de Junio de 2006)

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En Francia era igual ganar que perder; casi daba lo mismo, nadie se hacía problemas. En Italia aprendí lo que es ganar, lo que importa ganar.

(ZINEDINE ZIDANE, ex internacional francés)

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Estoy de acuerdo con que cuando uno es bueno, cuando uno es especial, sea más caro que otros. Es como con los coches. Algunos son mejores que otros y por eso son más caros.

(CRISTIANO RONALDO, internacional portugués, en una entrevista concedida al "Daily Mirror", Enero de 2009)

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