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CARBONEROS - Peñarol (Uruguay)


Los inicios

El nombre de Peñarol proviene de una ciudad piamontesa, Pinerolo, que por su parte tomó el nombre de una especie de pino de dicha región: el "Pinus Aerolus", que luce estilizado en la heráldica lugareña. Pinerolo es una ciudad de unos cincuenta mil habitantes, aproximadamente, cabeza de distrito, sede episcopal y estación ferroviaria entre Turín y Torre Pellice.

¿Cómo llegó dicho nombre a Montevideo? Pasada la mitad del siglo XVIII, Giovanni Battista Crosa, natural de Pinerolo, se afincó en el paraje de campo abierto junto a la propiedad del abuelo de José Artigas. Casado con Francisca Pérez Bracamonte, gallega, Giovanni debió castellanizarse, incluso su apellido, al que emocionadamente agregó "Pinerol", en piamontés, deformado luego a Peñarol y agregado definitivamente como apellido por sus descendientes.

De ahí que el paraje se llamara popularmente "lo de Peñaro". El Pueblo, la Villa Peñarol, tomó su nombre oficialmente a fines de 1890, pocos meses antes que se fundara el club, y en las cercanías del apartado lugar, donde se había radicado Don Juan Bautista Crosa Peñarol, uno de cuyos descendientes fue el conocido guerrero de la Independencia: Cnel. Félix Croxa Peñarol.

Por la necesidad de tener lugar común de reunión y desarrollar socialmente a los habitantes de la zona, es por lo que se funda el Centro Artesano.

En el Centro Artesano se celebrarán los festejos y las conmemoraciones de las fechas magnas de la República. Era magisterio y manifestaciones populares, alegría y trabajo.

Atendidos los requerimientos de la cultura y la expansión espiritual, se pensó en la creación de otro centro independiente del anterior que atendiera el cuidado de los deportes que por entonces eran tres: cricket, fútbol y tenis.

Nace así el Central Uruguay Railway Cricket Club (CURCC), el 28 de Septiembre de 1891. Habría que trasladarse hasta la Villa Peñarol, al lado de toda la maquinaría ferroviaria. Allí se daba vida al más glorioso club del país y a uno de los más gloriosos del mundo entero.

El día de la fundación se estampó en el libro de actas: “será eterno como el tiempo y florecerá en cada primavera...” La frase, de ‘El Libro de las Profecías’, apunta justamente hacia quienes alguna vez discutieron la continuidad peñarolense en el tiempo.

El renacer primaveral, el florecer de cada septiembre, no solamente es el secreto de su eternidad sino que es una realidad incontrastable en la vida de Peñarol, todos los trofeos, los colores, la enseña, los registros sociales, la plantilla de jugadores y cuanto da representación y vida a una entidad, pasó a la dirección política criolla del club. Fue el renacer más importante de todos los renaceres.

Un club británico, fundado en el apartado Pueblo Peñarol por un núcleo apenas ferroviario y con una directiva de oficio presidida por el administrador del ferrocarril... Pero Peñarol no era solamente eso. Y así, siendo pueblo y un pueblo deportivo extendido a través de todas las barriadas, supo sostener la bandera con el corazón y asentar su florecer eterno.

La historia de Peñarol puede resumirse fácilmente: un espíritu generoso invitando al esfuerzo físico; una bandera deportiva extendida a través de todos los rincones de la patria; y una cosecha de triunfos esplendorosa, disfrutada en contagiosa comunicación de pueblo.

Su denominación anterior pudo llamar a equívocos, aunque jamás nadie sintió gritar otra cosa que Peñarol, Peñarol campeón; a lo largo del siglo nadie gritó Central, ni Cen-Uruguay, ni CURCC.

Aunque hasta el 13 de Diciembre de 1913 no tomará oficialmente el nombre de Peñarol, siempre fue Peñarol, y siempre fue “el carbonero” en clara alusión a su estirpe ferroviaria. El carbonero era el empleado que se encargaba de alimentar con carbón el fuego de la locomotora. Uno de los trabajos más duros del ferrocarril, precisaba de hombres fuertes que pudieran hacer la incansable tarea de apalear constantemente al candente fuego de las calderas.

Ya en 1895 había tenido su primer capitán criollo, Julio Negrón, y toda una generación de jóvenes de la Villa epónima había crecido agitando con orgullo las banderitas aurinegras.

A la continuidad histórica, se agrega la unidad sociológica entre aquel sentir peñarolense de la Villa y el actual ya trascendido a todos los rincones de Uruguay y con notoriedad en América y el Mundo.

Todo nació desde el Centro Artesano en el Pueblo Peñarol, la Institución que trascendió a su origen británico y a su cuna lejana; el eterno como el tiempo, que florece en cada primavera...

Peñarol, en Mayo de 1892, iniciando la práctica del deporte que sería popular por excelencia, jugó amistosamente con el Albion, en Punta Carretas. El Albion de Lichtenberger derrotó por 3 a 1 a Peñarol y Arthur "Papá" Davenport fue el autor del primer gol aurinegro.

El campo de Villa Peñarol se inauguró el 25 de Mayo de 1892, que en aquel entonces era Fiesta Nacional (rioplatense). Engalanado con banderas oriental, argentina, del Albion, la clásica británica de la "Unión Jack" y la primitiva enseña del CURCC, el campo era un hermoso campo de juego con un alambre de un hilo a su alrededor.

Las crónicas afirman que dos mil personas rodearon el campo, que estaba frente a los Talleres, concurriendo en masa el personal obrero, de administración y de servicio del ferrocarril. El resultado fue de 4 a 1 para Albion, anotando Jones para aquella formación de jugador-dirigente-hincha que era el Peñarol naciente.

La historia del Peñarol está íntimamente abrazada con el gol. Si el resultado es el cuerpo, el gol es la piel, el músculo en tensión, la mente que lo crea. El gol es alivio, milagro, honor, venganza, fortuna...

Pues bien, el primer gol oficial fue contra el Albion, por la Copa Competencia de 1900, y lo marcó Guillermo Davies. Eso fue en el Paso Molino el 10 de Junio (Peñarol ganó dos a uno). El 15 de Julio los aurinegros ganaron el primer clásico, amistoso -2 a 0- en el Parque Central.

Belvedere, Parque Lugano, canchita de Wanderers en Millán, del Bristol en Maroñas, la leonera del Reformers, la gallera del Dublín... Después el Parque de los Aliados, el nuevo Parque Central, el estadio Centenario... Todos han sido escenarios que han recogido goles de este club amado por medio país.

El conjunto aurinegro de 1905 ganó invicto y sin goles en contra, es decir, imbatido, la Copa Uruguaya. El Peñarol de 1905 tenía claro acento criollo, con los Carbone, Pancho en la portería e imbatido de esa Copa y Luis al lado de Mazzucco. De medio derecho jugaba Ceferino Camacho, hermano de Juan y del goleador Aniceto.

Con Pena, los Acevedo (Edmundo y Amílcar), Mañanita y ‘Perucho’ Zibechi, el aporte oriental era mayoritario.

En 1907, en Maroñas, campo en esos momentos del viejo River Plate, volvió a ganar el decano con gol de Aniceto. Se habían incorporado a Peñarol los Manito, Guillermo, Miguel y Agustín, que apuntaba como sucesor de Aniceto.

Pero surgió José Piendibene. La afición le creyó inglés, pero luego le vio magistral y le llamó "Penita" (por Juan Pena). El Parque Central, escenario propiedad de una empresa tranviaria, fue el campo de las más grandes hazañas de José Piendibene. Con el tiempo, sumaría más goles que nadie -de su época- contra el adversario de todos los tiempos, Nacional.

Desde 1911, Piendibene fue el "Maestro", bautizado con la celeste en el pecho. Para la evocación de sus goles aurinegros quedan muchos inolvidables a lo largo de sus dos décadas de jugador goleador incomparable.

Técnica y espectacularidad. Los goles de Piendibene se caracterizaban por lo primero: un remate suave, con más dirección que fuerza, con más efecto que potencia. Espectacularidad tuvieron los goles de Isabelino Gradín, con tiros impresionantes de media distancia

Antonio Sacco fue un extraordinario jugador de fútbol. Tiempos en que el trato de la pelota era lo fundamental, jugando con Anselmo y el "Maestro", a ese placer agregó la sal de sus goles decisivos.

Sacco definió nada menos que tres clásicos contra Nacional. Y como para pasar a la historia, los tres 1 a 0, en escenarios diferentes: en el Parque Central, el 19 de Abril de 1926, en Pocitos el 23 de Mayo de ese mismo año, y en el Estadio Centenario, en 1930.

Este último correspondió a la Copa Uruguaya de 1929 y se jugó en el cumpleaños de Peñarol (28 de Septiembre) del año del Centenario patrio. Fue el primer clásico en el estadio.

En 1932 comenzó la era profesional. Un jugador que brillaría con luz propia a lo largo de los años fue Raúl Antonio Schiaffino, "El pequeño maestro". En su regate de cintura mostraba el arte de Piendibene. ‘Toto’ Schiaffino fue el espejo donde se miraron muchos jóvenes a la hora de empezar a tocar un balón.

Una figura histórica en el seno del Peñarol fue Arthur William Davenport. Nacido en 1866, fue primer secretario de la Institución, en carácter de fundador y primer autor de un acta en castellano. "Papá" Davenport fue el autor del primer gol del Peñarol de todos los tiempos, en Mayo de 1892 contra el Albion.

Acompañó a Peñarol hasta su alejamiento de Montevideo en 1937. En 1951 participó en los festejos del 60ª Aniversario del Club. A los 85 años, tenía un aspecto patriarcal, reflejando una personalidad simpática y atrayente. La misma que inculcó al conjunto aurinegro. Falleció en Londres en 1953.

Y para no perdernos en el tiempo, habrá que destacar los hombres que hicieron posible que la historia de Peñarol fuera eterna como el tiempo y floreciese cada primavera.

José Piendibene fue jugador de fútbol, con letras mayúsculas. Mostró un camino de la mano de la técnica con su pase de muleta, su peinada, su remate de tornillo o de puñalada; puso la grifa en el costado de cada fotografía de sus goles de bostezo, de cachetada, de pelota dormida.

Y puso el sello mayor: fue goleador. Nadie vestido con la celeste le hizo más goles a Argentina; hasta su desaparición física, nadie vestido con la aurinegra le anotó más goles a Nacional...

Dos récords trascendentes, de primera línea, de emoción mayor. José Piendibene le enseñó al mundo futbolístico que para ser crack y pasar a la historia había que ser goleador.

El Maestro Piendibene

José Piendibene fue el primero al que su grandeza en el tiempo y su extraordinaria jerarquía le valió el unánime reconocimiento de "El Maestro".

Rubio, alto, flexible, a los 17 años comenzó a sembrar una maravillosa escuela de fútbol que contagiaría al mundo futbolístico. De carrera zigzagueante, capaz de regatear toda una defensa, marcó una época en el fútbol uruguayo.

Si grande fue lo de Piendibene, trastocando todo lo conocido hasta integrarse en una primera gran formación internacional, también fue grande, aunque sin alcanzar los niveles de hechizo del "Maestro", el aporte de otro hombre de la oro y negro: John Harley.

Fue el mismo Piendibene quien lo escogió, y el hecho conviene recordarlo. Harley vivía en Argentina y actuaba con Ferrocarril Oeste cuando en un amistoso con Peñarol el "Maestro" advierte que su fútbol tenía poco que ver con lo conocido, apreciando la facilidad y claridad con que pasaba la pelota dominada a sus compañeros de adelante.

Piendibene planteó que se consiguiera su traslado a Montevideo para defender a Peñarol, en lo que constituye la "transferencia" más influyente de toda la historia del fútbol uruguayo.

Harley se "acriolló" de tal manera que ganó las simpatías generales por sus dotes personales y extraordinaria capacidad para dar la vuelta a conceptos, en lo que formó un único y formidable binomio de "revolucionarios" con Piendibene.

Jugando la pelota a ras del suelo, colocando el pase justo, evitando el "bombazo" contra el que luchaba desesperadamente Piendibene, con un impecable juego de cabeza, imprimió al fútbol uruguayo una de sus claves siempre: el pase corto.

Uno, Piendibene, "creó" el fútbol uruguayo dotándolo de riqueza técnica, y otro, Harley, aumentó sus valores con el pase corto. Y ambos fueron hombres de la gloriosa enseña peñarolense como para que siempre con la celeste constituyeran casi una misma cosa.

Y con estos antecedentes nos presentamos en el final de la década de los 40. El Peñarol del 49 no se borra de la mente de los aficionados aurinegros.

Y para no errar en datos importantes, Juan Alberto Schiaffino, con su tradicional capacidad de análisis, da una visión muy particular de las características del Peñarol del 49: "El papel de don Emerico Hirsch era fundamental, pues entrenaba y dirigía, es decir: nos preparaba físicamente y nos ubicaba en la cancha. No todos los jugadores hacíamos el mismo trabajo físico y era frecuente que yo diese unas vueltas al campo e hiciera poco fútbol. Era una hombre de vasta experiencia, y armó el equipo enseguida.
Desde luego que fue tácticamente más prolijo el Peñarol del 51, por la evolución lógica e incluso el cambio de algunas figuras, como el ingreso de Abbadie principalmente. Jugábamos en WM y la base del éxito, hablando de 1949, estaba en la gran efectividad.
El Peñarol del 49 era un equipo que contaba con dos delanteros muy veloces y atentos al cambio de frente, lo que abría brechas para la contundencia de los demás y de un ataque que tenía todo: velocidad, táctica, habilidad y potencia.
El líder era el diálogo y el valor individual de los jugadores, dúctiles y poseedores de recursos técnicos y tácticos. Es muy difícil que pudiera darse en este momento un equipo como aquél, entre otras cosas porque perteneció a una etapa de nuestro fútbol diametralmente distinto al de ahora y por la carencia actual de grandes individualidades.
El mejor recuerdo del Peñarol del 49 era la seguridad con que arrasamos los campeonatos locales. En la defensa las cosas no eran muy parejas, primando también las individualidades para alcanzar un rendimiento efectivo. Pero la tranquilidad que teníamos adelante era absoluta: cada fin de semana era una fiesta".


Así pues, de manera escueta y profunda, Schiaffino nos ha relatado convenientemente cómo era el Peñarol de un año que marcó varias décadas.

El año 1959 preparaba un acontecimiento magno en la historia de Peñarol. Empezaba a originarse la Copa Libertadores. En Montevideo hay un dicho que refleja el pensar aurinegro: "Peñarol le echó sal, Peñarol la preparó, y este pícaro Peñarol se la comió, se la comió". Y es que el conjunto uruguayo tuvo mucho que ver en la constitución de la Libertadores.

La Copa de Campeones fue una idea de la Asociación Chilena de Fútbol, pero en nadie halló ambiente mas propicio que en el seno de Peñarol y más precisamente en su delegado titular como parte de sus funciones al asumir la representación de la entidad y su visión personal del "adelantado".

En el Congreso realizado en Santiago en el 59 junto al Dr. Juan Carlos Bracco concurrió como representante ahora de la Asociación a tratar como punto principal la creación de un campeonato de esas características.

El Congreso designó una comisión para redactar las bases del primer reglamento de la Copa que en su mayor parte continúa vigente y Washington Cataldi fue uno de sus miembros.

Peñarol -en medio de descreimiento- tomó casi con pasión la idea y se convirtió así en su abanderado desde aquellos días augurales.

Terminaba la idea de un fútbol local, que limitaba los títulos a las satisfacciones personales, "íntimas", de los países: se abría un horizonte de posibilidades que los miembros del Consejo Directivo abarcaron de inmediato en toda su extraordinaria dimensión.

Peñarol aparecía así como el gran abanderado de una gran idea, y asoció su nombre desde los primeros difíciles pasos.

EI 19 de Abril de 1960 el Estadio Centenario de Montevideo fue testigo del echarse a rodar la pelota, comenzando el primer Campeonato de Campeones.

El 19 de Junio de 1960 el Peñarol empataba a uno en Asunción frente al Olimpia y levantaba por primera vez la Copa Libertadores. Se iniciaba así el camino de éxitos que marcaron y marcarán la intrínseca historia del club aurinegro.

Cinco Copas Libertadores adornan sus vitrinas, lo que viene a significar que es el segundo club de América con más trofeos. Solo el Independiente de Avellaneda le supera, con siete títulos.

Si el Peñarol fue el club que más interés puso en que la idea de lanzar una Copa de Campeones se llevara a cabo, no podía ser menos a la hora de su consecución.

No cabe duda que Peñarol sabía el realce que daría a nivel internacional la consecución de este preciado trofeo, que no olvidemos tiene en la dificultad su mayor virtud.

Así como Peñarol fue el adelantado en toda la Copa, y así como inauguró las despedidas, también inauguró los retornos triunfales. Al día siguiente del decisivo encuentro en Asunción, se vivió la primera apoteosis al arribar la delegación.

El aeropuerto resultó pequeño y los aledaños también. Cuando el ómnibus que recogió a los viajeros puso rumbo al centro de la ciudad, se improvisó una caravana de victoria que recogió a su paso el fervoroso saludo del pueblo amarillo y negro en cientos de miles de personas. Peñarol, raíz del pueblo, estaba en sus brazos.

El impacto de la victoria a nivel continental no se detuvo ahí: al día siguiente Washington Cataldi por Peñarol, y el presidente de la Asociación, Fermín Sorhueta, viajaban especialmente a Madrid para echar las bases de la Copa Mundial de Clubes, la Intercontinental, que en 1960, en su primera edición, ganara el fabuloso Real Madrid al empatar con Peñarol 0-0 en Montevideo y derrotarle en Madrid.

Aquel entusiasmo desatado por las conquistas a todo nivel, la idea de un Peñarol avasallante, hicieron nacer como natural expresión popular el famoso "Y dale dale los Peñaroles...", que llenó una época y está ahí, junto a cada gran éxito, listo para salir de la garganta del pueblo y echar a volar como las campanas que anuncian una gran fiesta.

La difusión de la letra y la música singularmente pegadizas fueron inmediatas y constituyen el himno popular por excelencia. Nada más justo que haya aparecido a comienzos de la década del 60, años esplendorosos cuya iniciación hemos historiado y cuyos alcances todavía se perciben.

Sí fue el despegue del fútbol del país, el rompimiento de las antiguas barreras que lo limitaban a una lucha doméstica sin otro objetivo que la imposición local, fue también y esto no es de casualidad, el despegue, la proyección mundial antes que ningún otro club de América del glorioso Club Atlético Peñarol.

Al alcanzar Peñarol el mayor éxito interclubes del mundo Copa Europea, Sudamericana o Copa Intercontinental apareció y se popularizó la letra con ritmo murguero y música conocida en el Río de la Plata. Esa canción de homenaje y aliento fue registrada por Bernardo Abate, un autor de cuño futbolístico desaparecido en 1978.

"Y sí, señores, soy aurinegro.
Y sí, señores, de Peñarol...
en esta tarde tan futbolera
el hincha espera tu acción triunfal.

Y dale, dale, los peñaroles
y dale, dale, de corazón...
porque esta barra tan futbolera
con toda el alma te vino hoy a alentar..."

Y es que Peñarol será eterno como el tiempo y florecerá en cada primavera... La afición celebra y canta la canción con la consecución de cada título, que se produce cuando los capullos abren sus pétalos y la rosa llega a todo su esplendor.

Campeón de América y el mundo (1961-1969)

En 1961, Peñarol como campeón de Uruguay y de América en la temporada anterior, disputó una nueva versión de la Copa de Campeones, alcanzando el bicampeonato de la misma tras superar en la final a Palmeiras de Brasil, luego de ganar por 1 a 0 en Montevideo, con gol del ecuatoriano Alberto Spencer, y empatar 1 a 1 en São Paulo. En la segunda parte del año Peñarol se adjudicó el campeonato uruguayo y, por primera vez en su historia, la Copa Intercontinental, al derrotar al Benfica por 5 a 0 en el Centenario, después de haber perdido la primera llave por 0 a 1.


Al siguiente, el club estuvo a un paso de alcanzar se tercera consagración el Copa de Campeones, sin embargo, tras perder en la primera final por 0 a 1 y ganar la segunda llave, en un partido marcado por los incidentes, por 3 a 2, debió disputar una tercera definición, en el Estadio Monumental de Buenos Aires Peñarol cayó ante Santos, equipo en el que destacaba entre otros Pelé, por 3 tantos a 0, viendo de esta manera impedida su intención de alzar un nuevo campeonato continental. Tuvo como consuelo la obtención del campeonato uruguayo, lo que le valió obtener su primer quinquenio de oro (1958-1962).

Tras una temporada sin títulos, en la que destacó a nivel internacional por obtener la llave con mayor diferencia de goles en la historia de la Copa Libertadores luego de superar en el global por 14 a 1 al Everest de Ecuador (5 a 0 y 9 a 1), Peñarol obtuvo el campeonato uruguayo en 1964 y 1965, éste último año además alcanzó la final de Copa Libertadores en la que fue derrotado por Independiente de Avellaneda. No obstante, en 1966 Peñarol obtuvo su tercera consagración como campeón de América, luego de derrotar a River Plate en un tercer partido de definición jugado en Santiago de Chile por 4 tantos a 2. Ese año también obtuvo su segunda Copa Intercontinental tras superar al Real Madrid por 2 a 0, tanto en el Centenario como en el Santiago Bernabéu.

En los siguientes años, Peñarol continuó obteniendo logros a nivel nacional e internacional, destacando la obtención de los campeonatos nacionales de 1967 y 1968, y de la Supercopa de Sudamericana de Campeones Intercontinentales en 1969, torneo que agrupó a los clubes sudamericanos que hasta ese momento habían ganado la Copa Intercontinental y que fue reconocido oficialmente por la Conmebol en 2005. Durante este periodo Peñarol consiguió, además, el mayor invicto registrado en el campeonato uruguayo, el cual se prolongo por 56 partidos entre el 3 de septiembre de 1966 y el 14 de Septiembre de 1968, cuando cayó derrotado 0 a 2 ante Liverpool. Ésta marca corresponde además al invicto más prolongado realizado por algún club sudamericano en torneos profesionales de primera división y el segundo si se considera la etapa amateur, por detrás de Boca Juniors.

La transición (1970-1979)

En 1970, Peñarol alcanzó nuevamente la final de Copa Libertadores, en la cual cayó derrotado por Estudiantes de La Plata. Cabe resaltar que en aquel torneo el club logró la mayor goleada en la historia de la competición, luego de batir a Valencia de Venezuela por 11 a 2. Al año siguiente, en un torneo dividido en dos fases, Peñarol se ubicó segundo por detrás de Nacional. Al cabo de la primera etapa, el club acumuló 32 puntos, misma cantidad que Nacional, sin embargo no pudo mantener el ritmo en la fase final, en la que sumó 7 unidades, 1 menos que los tricolores. Tras terminar nuevamente como subcampeón en 1972, en 1973, año en cual llegó a Peñarol el goleador histórico del club y del fútbol uruguayo Fernando Morena, el club obtuvo el campeonato uruguayo, honor que repitió en 1974 y 1975. En 1974 Peñarol se convirtió en el primer cuadro uruguayo en ganar por Copa Libertadores en Argentina, luego de derrotar a Huracán en Buenos Aires por 3 a 0.

Luego de ubicare segundo en 1976 y 1977, al año siguiente, Peñarol ganó su vigésimo cuarto campeonato uruguayo, temporada en la que Fernando Morena marcó dos récord, el de mayor número de goles convertidos en una temporada (36) y la mayor cantidad de anotaciones en un partido, convirtió 7 frente a Huracán de Buceo.

La década de los ‘70 se cerró de buena manera con la obtención de un nuevo campeonato nacional.

Nuevamente en la cima (1980-1989)

Tras comenzar la década de los años 1980 ubicándose en el tercer lugar, en 1981 Peñarol se consagró nuevamente campeón uruguayo tras superar por tres puntos Nacional. En el equipo campeón destacaron las figuras de Rubén Paz, goleador del torneo con 17 tantos, y Fernando Morena, que esa temporada retornó al club por la cifra récord, hasta ese instante, de U$S 1.029.000.

Al año siguiente, Peñarol obtuvo nuevamente la Copa Libertadores luego de superar a Cobreloa en condición de visitante por 1 a 0, con gol de Fernando Morena en el minuto 89, quien además fue goleador del certamen continental con 7 tantos. En el segundo semestre, Peñarol repitió el campeonato uruguayo, nuevamente con Morena como goleador con 17 anotaciones, y se adjudicó por tercera vez en su historia la Copa Intercontinental, al vencer al Aston Villa de Inglaterra por 2 a 0.

En 1983, el club realizó un discreto papel a nivel local, ubicándose en el séptimo puesto, no así en plano internacional, en el que tras superar en semifinales a Nacional, alcanzó una nueva final de Copa Libertadores, sin embargo, no logró revalidar el título del año anterior al caer ante Gremio de Porto Alegre. En 1985 y 1986, el club se alzó nuevamente con el campeonato uruguayo, siendo la última de estas conquistas particularmente singular, puesto que, los problemas económicos del club no le permitieron disputar el primer partido de ese año, perdiendo en consecuencia los puntos, no obstante, se acordó que en el caso que Nacional superara a Peñarol con menos de 2 puntos de ventaja, se disputaría un partido de definición. A fin de campeonato, Nacional solo supero a Peñarol por un punto, por lo cual se jugó la final en la Peñarol se impuso por 4 a 3 en la tanda de penales. En 1987, el club pese a los innumerables problemas económicos además de juventud del platel, 22 años de promedio, se coronó por quinta vez campeón de Copa Libertadores, al batir a América de Cali, por 1 a 0 con gol de Diego Aguirre en el minuto 120 del alargue. Como curiosidad esta fue la tercera Copa Libertadores obtenida por Peñarol en el Estadio Nacional de Chile.

A pesar de su éxito en el plano internacional, ese año Peñarol no realizó una buena actuación en el campeonato uruguayo, posicionándose en el octavo puesto, en los años posteriores pese a mejorar su rendimiento no logró adjudicarse algún torneo.

Un nuevo quinquenio (1993-1997)

A mediados de 1990 la directiva de la institución decidió contratar al ex seleccionador argentino César Luis Menotti con el objetivo de recuperar el título de campeón uruguayo, que Peñarol no ostentaba desde 1986. No obstante, el club no realizó una buena campaña en Campeonato Uruguayo, finalizando solo en la tercera posición a ocho puntos de Bella Vista. En tanto que en el plano internacional fue eliminado en semifinales de la Supercopa Sudamericana por Olimpia de Paraguay. Ese año además fue constituida una comisión especial a fin de organizar los preparativos en conmemoración a los cien años de vida del club, la cual estuvo presidida por el ex presidente de la República Julio María Sanguinetti. Sin embargo, en forma paralela la plana directiva del Club Nacional de Football conformó la denominada “Comisión del Decanato” que rechazó abiertamente la celebración del centenario, reviviendo la polémica en torno a la fecha de Peñarol y a su vinculación con el CURCC.

Al año siguiente, ya sin Menotti en el banquillo e impedido de participar en la Copa Libertadores de América, dada su temprana eliminación de Liguilla Pre-Libertadores, Peñarol festejó su aniversario número cien en el marco de la suspensión del Campeonato Uruguayo, luego de que la AUF determinase dicha medida hasta que las instituciones afiliadas a ella aceptaran una serie de medidas que tenían como objetivo evitar actos de violencia.

Posteriormente, en 1993 de la mano de la llegada del internacional uruguayo Pablo Bengoechea y bajo la conducción técnica de Gregorio Pérez, el Club Atlético Peñarol conseguiría su segundo quinquenio histórico siendo campeón durante 5 años consecutivos del Campeonato Uruguayo entre 1993 y 1997.

En el año 1998 pierde la oportunidad de lograr un inédito sexenio, logrando su eterno rival Nacional cortar esta histórica oportunidad al ganar los dos torneos cortos (Apertura y Clausura), siendo la segunda y hasta hoy última vez que un club lo conseguía desde 1994, cuando Peñarol obtuvo los dos campeonatos, pero perdió el Apertura para Defensor Sporting por una sanción de quita de puntos por actos de violencia de su barra brava.

En el año 1999 se vuelve a coronar campeón uruguayo otra vez de la mano del técnico Julio Ribas, con una campaña impresionante en el Clausura, que batió el record de goles de la popular "Máquina del '49", equipo de Peñarol integrado entre otros por Juan Eduardo Hohberg, Juan Alberto Schiaffino, Alcides Edgardo Ghiggia y Oscar Omar Míguez.

El equipo marcó en total 47 goles en 14 partidos, con 12 triunfos y 2 empates. El récord fue el arranque, con 8 triunfos sobre 8 encuentros jugados, y 37 goles a favor en esos partidos, dando un impresionante promedio de 4,625 goles por encuentro.

El nuevo siglo y la crisis

El nuevo siglo trajo a las vitrinas de Peñarol el Torneo Uruguayo de 2003. Nacional accedió a la final al haber ganado el Apertura y Peñarol al lograr ganar el Clausura. El equipo carbonero se consagró campeón en un sólo partido (ganó 1 a 0 con gol de Joe Bizera) porque tenía esa ventaja al haber ganado también la tabla Anual. Pero de ninguna manera este título disimulaba la crisis en la que se encontraba desde hacía años desde lo institucional y lo deportivo con una sequía inusual de títulos.

En Agosto de 2007 fallece un emblema del "Carbonero", el verborrágico José Pedro Damiani, a raíz de los problemas renales que sufría, y con él se va un pedazo grande de la mejor historia aurinegra.

Fue uno de los tres presidentes más destacados de la institución junto a Gastón Güelfi y Washington Cataldi. Una de sus principales virtudes era la austeridad económica a la hora de levantar al club de su pésima situación financiera, haciendo gala de su título de Contador Público. Como decía Cataldi: “llamen a Damiani que se prende fuego”.

Había tomado la conducción del club en 1987 cuando Peñarol pasaba sus peores momentos deportivos y económicos. En 1987 con un plantel muy joven logra obtener la quinta Copa Libertadores de América en una final electrizante ante América de Cali en Santiago de Chile.

En 1989 deja la conducción de Peñarol en acuerdo con Cataldi para que éste tomara la presidencia del club. Vuelve en 1993, período en el que logra obtener el segundo quinquenio de Oro (1993-1994-1995-1996-1997) formando un plantel maduro, con varias figuras que estaban de regreso desde Europa y con la consolidación de varios juveniles.

José Pedro Damiani presentaba su renuncia a la presidencia del Club Atlético Peñarol el día 24 de Julio del 2006 luego de que Peñarol saliera último en el Campeonato Uruguayo, y vuelve inmediatamente asumiendo el cargo menos de dos días después, argumentando que dio un paso al costado.

En la actualidad Peñarol, uno de los equipos que acumula más títulos en el fútbol sudamericano, atraviesa una crisis institucional y deportiva que pareció tocar fondo con su rápida eliminación de la Copa Libertadores de América 2009, torneo que supo ganar en cinco ocasiones anteriormente. Los problemas de Peñarol no son nuevos y afectan desde la cabeza.

En las recientes elecciones hubo tres listas, duras acusaciones y recriminaciones entre los candidatos y esas disputas, que se mantienen, se reflejan en la interna del club.

Los directivos realizaron una fuerte apuesta económica y formaron en los últimos meses uno de las planteles más caros, sino el mejor remunerado, del fútbol uruguayo. Un grande que quiere levantarse para demostrar la guapeza que siempre le caracterizó.

Uniforme titular

Desde sus inicios los colores que representaron al CURCC y posteriormente a Peñarol, han sido el amarillo y negro. Esto a partir del distintivo ferroviario, que a su vez procede de la Locomotora Rocket, diseñada y construida por George Stephenson, vencedora de una prueba de aptitud en 1829, logrando de esta manera el contrato de la línea ferroviaria Liverpool-Manchester, desde donde se expandió el modelo hacia el resto del mundo.

La primera camiseta utilizada por CURCC en 1891 consistió en camiseta dividida en dos mitades verticales -negro a la derecha y a rayas amarillas y negras a la izquierda-, pantalón negro y medias de igual color. En 1901 el club cambio su camiseta por una a cuadros amarillos y negros. La indumentaria actual de Peñarol -camiseta listada amarilla y negra- data de 1905 y desde entonces se ha utilizado casi ininterrumpidamente con muy pocas variaciones, entre las que se pueden contar el color de las medias -alternando entre amarillas y negras-, el color del pantalón -amarillo en 2001-, así como algunas variaciones en la dirección de las franjas en la camiseta.

Uniforme alternativo

En lo que respecta al uniforme alternativo, se sabe con relativa certeza que el primer uniforme utilizado fue una camiseta a cuadros, similar al uniforme titular utilizado en 1901, negros y naranjos. Desde entonces se han utilizado diferentes modelos, entre los cuales se cuenta una camiseta a franjas horizontales en 1985, camiseta amarilla y pantalones negros en 1987, así como uniformes totalmente negros, grises o amarillos usados en la última década. Adicionalmente han sido utilizadas camisetas de distinto color para partidos internacionales, especialmente el la década de los años 1960 y 1970.

El clásico del fútbol uruguayo

El primer enfrentamiento entre Peñarol y su rival tradicional, Nacional, data del 15 de Julio de 1900, fecha en la cual el CURCC se impuso por 2 a 0 con anotaciones de Aniceto Camacho. Debido a esto se considera al clásico como la rivalidad más antigua fuera de las islas británicas, no obstante, esta posición es discutida a causa de la controversia que rodea la relación entre el CURCC y Peñarol. Fue durante esta etapa en la cual CURCC se adjudicó la mayor goleada en la historia del clásico tras ganar por 7 tantos 3, el 1º de Noviembre de 1911 en el marco de la Copa de Honor. En total, considerando partidos oficiales y amistosos, CURCC y Nacional se enfrentaron en 59 oportunidades, con 24 victorias para CURCC y 20 para Nacional.

Ya bajo la denominación actual de Peñarol el primer enfrentamiento contra Nacional, aconteció el 14 de Diciembre de 1913. Durante el amateurismo Nacional obtuvo una leve ventaja en el historial de partidos, sin embargo con la llegada del profesionalismo Peñarol revirtió esta tendencia. A lo largo de esta etapa, han sido diversos los episodios que han quedado en la retina de los aficionados, entre ellos uno de los más recordados fue el denominado "Clásico de la fuga", ocurrió el 9 de Octubre de 1949 en el marco de la primera ronda de la Copa Uruguaya. A término del primer tiempo Peñarol se imponía por 2 a 0, sin embargo, durante el descanso previo a la segunda mitad del partido, Nacional decidió no salir a la cancha y retirarse del encuentro a través de los vestuarios. Si bien en filas de Nacional justificaron que el abandono del partido se debía a disconformidades frente a los fallos arbitrales, los aficionados "aurinegros" argumentaron que el motivo real del retiro habría sido el miedo a sufrir una goleada de mayores proporciones. Desde 14 de Diciembre de 1913, Peñarol enfrentó a Nacional en 433 ocasiones, con 154 victorias y 138 derrotas.

Por lo tanto, al considerar las distintas etapas amateur y profesionales en encuentros oficiales y amistosos, tanto locales como internacionales e incluyendo los resultados obtenidos por el CURCC, ambos clubes se encontraron 492 veces, con 178 victorias Manyas y 158 Tricolores, finalizando los 156 partidos restantes en empate.

Hinchada

En el ámbito futbolístico uruguayo, Peñarol y Nacional se disputan las preferencias de la afición. Generalmente, se sostiene que el país se divide en dos, en alusión a los hinchas de uno y otro club, y se considera que ambas instituciones se encuentran muy parejas en este aspecto. Los diversos estudios de opinión pública realizados al respecto no son concluyentes, al existir algunos que sitúan a Peñarol como el club con mayor cantidad de adhesiones, mientras que otros ubican a Nacional en dicha posición. En efecto, una encuesta realizada a nivel de todo el país por la consultora Datos en 1997, publicada por el diario El País, reveló que Nacional poseería el 45% de los hinchas, mientras que Peñarol el 42%. No obstante otro estudio realizado por la consultora FACTUM en 2006, contrapone ésta posición otorgando un 45% de las preferencias a Peñarol y un 35% a Nacional, esto según lo publicado en el diario uruguayo “El Observador”. La barra brava de Peñarol es conocida como La Caterva Aurinegra.

Los apodos

Aurinegro: En referencia a los colores de la casaca tradicional, amarillo y negro (tomados de la locomotora del ferrocarril).

Decano: Peñarol ha sido llamado Decano, por todos los medios de prensa escrita y oral hasta fines de los años 30, en referencia al club activo más viejo del Uruguay.

El Cuadro de los Gringos: también llamado el cuadro de los "gringos" no solo por los que eran ingleses sino también por otros de diferentes nacionalidades, que por trabajar en el ferrocarril ya eran Peñarolenses por concepción. La gran mayoría de los empleados ferroviarios de fines de siglo 19 y comienzos de siglo 20 eran ‘gringos’ estos también eran sus primeros jugadores, dirigentes e hinchas.

El Cuadro del Pueblo: Peñarol es el primer cuadro de Uruguay y quizás de América que por su carácter obrero, humilde y popular, incorporó los sectores más populares en sus equipos y en su masa social. Peñarol, acunado en una villa obrera, acogió primero a los trabajadores del ferrocarril y luego a los hijos de éstos, que habían emigrado de la vieja Europa. El cuadro del pueblo, fue una expresión muy usada por los periódicos de comienzos del siglo XX, justamente por la característica popular del club.

El Equipo de los Negros: Peñarol fue popularmente así bautizado debido a la gran cantidad de morenos que vestían la camiseta oro y carbón allá por principios del siglo XX, esto gracias a Isabelino Gradín, Juan Delgado y ‘Tatita’ Silva. Peñarol el primer equipo en incorporar a los negros del sur montevideano.

El Viejo Club: (idem a la referencia de Decano). Poco usado

Ferrocarrilero: (idem a la referencia de Carbonero). Poco usado.

Manya: click aquí

Mirasoles: Se le llama así en connotación al girasol, oleaginosa cultivada en todo el mundo. ‘Mirasol’ es un seudónimo de esta hermosa flor que lleva los colores del club Peñarol.

Estadio

Peñarol ejerce de local, frecuentemente, en el Estadio Centenario, de propiedad estatal y que fue inaugurado el 18 de Julio de 1930. Posee una capacidad de 76.609 espectadores, mientras que el terreno de juego tiene dimensiones de 110 x 70 m. Esta emplazado en Parque Battle, Montevideo.

No obstante, Peñarol dispone de un estadio propio, denominado actualmente José Pedro Damiani (antiguamente "Las Acacias"), inaugurado el 19 de Abril de 1916 y que cuenta con capacidad para 12.000 espectadores. Si bien esta cancha está habilitada para disputar partidos de primera división, normalmente no es utilizada por carecer de una infraestructura acorde para el desarrollo de un partido de la institución, aunque se ha utilizado en varias oportunidades. El Palco y el portón de entrada de Las Acacias formaron parte del mítico Estadio Pocitos, lugar donde se convirtiera el primer gol de un Mundial de fútbol.

Actualmente hay negociaciones por parte del grupo inversor, Ficus Capital, y el club, con el fin de que Peñarol cuente con un estadio propio que cumpla los requisitos para albergar no sólo partidos del campeonato uruguayo sino también de las competiciones internacionales. Primariamente la idea es construir un estadio desde cero que albergue aproximadamente unas 35.000 o 40.000 personas, o bien remodelar “Las Acacias” para que llegué a poseer dicho aforo. Sin embargo, la difícil situación económica e institucional por la que actualmente atraviesa el club hace difícil que éste proyecto se realice en corto o mediano plazo.


Palmarés

Torneos nacionales

* Campeonatos uruguayos en la era amateur (4): 1918, 1921, 1928 y 1929

* Campeonatos uruguayos en la era profesional (36): 1932, 1935, 1936, 1937, 1938, 1944, 1945, 1949, 1951, 1953, 1954, 1958, 1959, 1960, 1961, 1962, 1964, 1965, 1967, 1968, 1973, 1974, 1975, 1978, 1979, 1981, 1982, 1985, 1986, 1993, 1994, 1995, 1996, 1997, 1999 y 2003

Torneos internacionales

* Copa de Honor Cousenier (1): 1918

* Cup Tie Competition (1): 1916

* Copa Aldao (1): 1928

* Copa Escobar-Gerona (1): 1942

* Copa Intercontinental (3): 1961, 1966 y 1982

* Copa Libertadores de América (5): 1960, 1961, 1966, 1982 y 1987

* Supercopa de Campeones Intercontinentales -zona Sudamericana- (1): 1969

* Subcampeón de la Copa Conmebol en 1993 y 1994


Fuentes consultadas:

* Wikipedia
* Blog carbonero
* Página web oficial del Club Atlético Peñarol
* Sr. Edgardo Andrada
* Libro “Los grandes clubes del fútbol mundial”, Tomo I, Pág. 157 a 168


Campeón Intercontinental 1966


Campeón del Mundo 1982



Campeón de América 1987

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El fútbol es un sistema de signos, un lenguaje. Hay momentos que son puramente poéticos: los del gol. Cada gol es siempre una invención, una subversión del código: fulguración, estupor, irreversibilidad. Igual que la palabra poética.
El goleador de un torneo es el mejor poeta del año. El fútbol que produce más goles es el más poético. Incluso el dribbling es de por sí poético aunque no siempre como la acción del gol.
En los hechos, el sueño de cada jugador, compartido por cada espectador, es partir de la mitad del campo, dribbliar a todos y meter el gol. Si se puede imaginar en el fútbol una cosa sublime, es ésa. Pero no sucede nunca. Es un sueño...


(PIER PAOLO PASOLINI, 1922/1975, poeta, escritor y cineasta italiano)

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La realidad es que con el técnico el seleccionado argentino no coincidimos mucho, mis códigos no son los de él y nosotros dos está claro que no podemos trabajar juntos.

(JUAN ROMÁN RIQUELME, explicando ayer, en declaraciones televisivas, los motivos que lo llevaron a renunciar a jugar en la Selección Argentina que conduce Diego Maradona)

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Todos deberíamos entender que, cualquier intento por recuperar lo mejor de la historia ‘ñubellsta’, comienza por lograr que sus próximas autoridades sean legítimas. Participar masivamente y de manera civilizada de las elecciones, es la mejor forma de enfrentar la impunidad.

(MARCELO BIELSA, en carta abierta a los hinchas de Newell's Old Boys, publicada el 13/12/08 en el diario “La Capital” de Rosario, a raíz de las elecciones en el club ‘leproso’, que se celebraron al día siguiente, coronando a Guillermo Lorente (foto) como nuevo presidente de la entidad)

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Magallanes, último bastión del fútbol romántico (Ramón Díaz Eterovic - Chile)


"Magallanes es la última expresión del fútbol romántico en Chile". La frase pertenece a mi amigo Patricio Seguel con quien suelo recordar los buenos tiempos del equipo de la "Vieja Academia" y de tarde en tarde, nos vamos a sentar en los añosos tablones del Estadio Santiago Bueras de Maipú para ver y apoyar al "equipo de nuestros amores".

Lo cierto es que hay que tener una idea romántica de la vida para ser hincha de Magallanes en una época en que a la gente la impulsan a seguir sólo las causas rentables o victoriosas.

Para ser hincha del Magallanes hay que tener el cuero duro y seguir creyendo en los viejos valores de la amistad, del vino tinto, la poesía y el buen fútbol, ese que se sustenta en jugadas asociadas, gambetas mágicas, y sobre todo en el talento de jugadores que saben tratar bien la pelota.

El hincha del Magallanes probablemente sea una especie en extinción que, recurriendo a otra idea de mi amigo Seguel, sobrevive en los bares color sepia del Barrio Matadero, jugando la última carrera del Chile, soñando con que vuelva la perseguidora, añorando la Boite Royal o el Lucifer, buscando los discos de Humberto Lozán o Luis Alberto Martínez. Un hincha de corazón que es capaz de viajar a cualquier parte para ver a su equipo jugar en potreros donde el pasto suele ser sólo una ilusión.

El Club Deportivo Magallanes se fundó el 27 de Octubre de 1897, cinco años más tarde que Santiago Wanderers, club pionero en las lides del fútbol chileno. En sus primeras formaciones estuvo el mítico David Arellano, antes que él y otros jugadores albiceleste decidieran dejar el club y formar el hoy popular Colo Colo.

En los años treinta Magallanes obtuvo los campeonatos que ostenta en su historial, y su última gran actuación fue en el año 1983, cuando clasificó a la Copa Libertadores de América, con un equipo de lujo, en el que participan, entre otros, el ‘Gringo’ Neff, Eduardo Vilches, Marcoleta, el brasileño Pereira, el ‘Fino’ Toro, y el ‘Mariscal’ Alberto Quintano.

El hincha del Magallanes es un tipo habituado al rigor, y aunque suele cosechar derrotas, le basta escuchar los sones de la aguerrida "bandita" para renovar sus esperanzas y volver a creer en un triunfo dominguero. Las tribunas magallánicas suelen estar pobladas de gente tranquila que, apenas el equipo "salta" a la cancha, canta con entusiasmo: "Magallanes lucha siempre con valor, vencedores o vencidos, pero siempre con honor". Tribunas que tienen un inconfundible aire familiar que es compartido por hombres y mujeres de diferentes generaciones que festejan las buenas jugadas y retan sin tapujos a los jugadores que equivocan un pase o corren con poco entusiasmo.

En la actualidad se extraña la presencia del "Gordo" Nissim que animara la barra del Magita con sus gritos e inconfundible figura. Pero, aún se siguen rifando pelotas o banderines para alimentar las arcas del club, y en el entretiempo no falta el dirigente que recorre los asientos pidiendo una cooperación para los músicos de la banda.

¿Neruda, socio del Magallanes?

Ignoro sí Pablo Neruda práctico alguna vez el fútbol. Tiendo a pensar que no, ya que su envergadura física hace pensar en un gran campeón de la buena mesa o de la rayuela corta. De haber sido locutor deportivo, probablemente se habría jactado relatar los goles más tristes del fútbol chileno, como aquel que privó de la Copa Libertadores de América al Colo Colo del año 1973. Lo que sí conozco es que Neruda fue socio del Magallanes. La fuente de este dato es la escritora Inés Valenzuela, esposa de Diego Muñoz, el autor de las notables novelas "Carbón" y "De repente".

Don Diego, gran amigo de Neruda, era a su vez amigo de un presidente del Club Magallanes, quien temiendo ser desbancado de su cargo en una elección de directorio que se aproximaba, pidió a Diego Muñoz que le consiguiera socios entre sus colegas poetas y escritores. Muñoz, aceptó el encargo y unió su nombre junto al de Neruda a la lista de socios de la Vieja Academia. ¿Pagó Neruda las cuotas sociales? ¿Su nombre está en los registros del Club? Dejo la tarea para algún periodista o para un investigador privado.

Y si de escritores se trata, me parece que en Chile los escritores tienden a mirar en menos al fútbol y su entorno. No hay un Osvaldo Soriano que, en la Argentina desplegaba sin reserva su fervor por los gatos y la camiseta de San Lorenzo de Almagro, o un Mempo Giardinelli que vibra con los colores de Vélez Sarsfield.

Tampoco un Eduardo Galeano que ha escrito páginas notables sobre el deporte más popular del mundo. Y menos aún existe un Camus que teorizó con acierto sobre la relación del fútbol y la vida, o un Manuel Vásquez Montalbán que hurgó en la trastienda del fútbol español, junto a su detective Pepe Carvalho, en la novela "El puntero izquierdo murió al amanecer".

¿Prejuicios, cierto pudor a reconocer que también los escritores son capaces de pasar una tarde frente al televisor o junto a una cancha de fútbol? Como dato al margen y excepción a la regla, recuerdo la antología "Hinchas y goles. El fútbol como personaje" que preparó Poli Délano (que poco sabe de fútbol, pero sí de buenos cuentos), y en la que aparecen relatos de escritores latinoamericanos, entre los que está el chileno Juan Gabriel Araya.

Pero, vuelvo al Magallanes y a cualquier tarde asoleada de domingo en que me despego de la rutina semanal y voy a ver jugar a mi equipo. En la cancha brilla la pelota y las camisetas albicelestes parecen cargarse de energía a los sones de la bandita del Magallanes.

A mi lado nunca falta el hincha antiguo que recuerda los viejos y buenos tiempos del club, y afortunadamente, tampoco faltan los jóvenes que visten sin rubor la camiseta del equipo. Lo demás es aguardar que la pelota comience a rodar, y sufrir o gozar con las jugadas del equipo, sabiendo que como en la vida, no siempre se gana, y que lo importante es la alegría de tener una causa por la cual bregar.

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El 5 de Noviembre de 1971, el por entonces presidente de facto Alejandro Agustín Lanusse, firmó un decreto para implementar el PRODE (apuestas de Pronósticos Deportivos) en base a una idea desarrollada por el Ministro de Bienestar Social de la época, Francisco “Paco” Manrique.
El PRODE conmocionó a los argentinos, haciéndose apuestas sobre los resultados del fútbol, con fabulosos premios monetarios.
En Agosto de 1972, se produjo el "milagro". Por vez primera hubo un solo ganador con los 13 aciertos requeridos. El afortunado se quedaba con 315 millones de pesos (unos 400.000 dólares). El ganador no aparecía, aunque se sabía el nombre: Mercedes Negrete.
Todos pensaban en una mujer, pero a las pocas horas se supo la verdad: el que acertó con todos los resultados de los partidos era un paraguayo, Mercedes Ramón Negrete (foto), de 26 años, que vivía en una humilde casa de Villa Dominico, partido de Avellaneda.
Negrete había llegado al país en 1969 y trabajaba como carpintero. Apostó una boleta de 300 pesos, todo en valores de 1972.
Había hecho la apuesta mínima de 30 centavos, con un sólo doble. "Es que tenía que cuidar la plata, porque gano 56.000 pesos al mes (56 dólares) y no me alcanzaba para lujos", dijo en las pocas entrevistas que concedió, quien pasó a ser en esos días la persona más buscada y nombrada del país.
La historia tuvo un tinte dramático porque al saberse ganador, Negrete desapareció de su hogar, dejando a su concubina, la argentina Fabiana López quien requirió, ante la justicia, su parte del premio. Y la obtuvo, aunque muy inferior a lo esperado.
Luego, mientras Negrete regresó a su país -allí se casó y tuvo 5 hijos- invirtiendo en tierras y otros negocios, con suerte diversa, Fabiana López, quien con su ternura obtuvo mucha popularidad, contrajo matrimonio (fue televisado) tuvo un hijo, y continuó la vida llena de felicidad.
"Ma' que PRODE ni PRODE -decía-. Con mi hijo gané mucho más que dinero".
Hubo otros únicos ganadores del PRODE, incluso con premios mayores a los de él. Pero ninguno grabó su nombre al juego futbolero como Mercedes Ramón Negrete.

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Llevé a este club a lo más lejos que se ha logrado en una competición europea. Los mantuve en primera cuando a mi llegada sólo habían conseguido cinco puntos en diez partidos, he disminuido la masa salarial y no gasté mucho. ¿Qué más quieren? Hay que preguntarse por la inteligencia de esa gente.

(GARY MEGSON, entrenador del Bolton inglés, respondiendo acerca de quienes lo abuchearon tras el 2-2 ante Blackburn Rovers a fines de Enero de 2009)

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Los enemigos del fútbol son tres: el árbitro y los líneas.

(ANÓNIMO)

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La mano de Dios desde un bar en Fiorito (José María Pascual - Argentina)


Los potreritos tienen un algo especial para atraer a los pibes que ni el más pensado de los juguetes todavía pudo descifrar.

Y ahí, cerca del chaperío, donde los veranos son más calurosos y los inviernos son mucho más fríos, cualquier pedacito de tierra sirve para escapar de algunas crueles realidades.

Detrás de ese tornado de polvo que levantan los chicos por correr detrás de una pelota, hay historias increíbles. Esta es la de uno muy especial, uno que cada vez que la pelota llega a sus pies todo puede pasar porque la imaginación se hace presente hasta burlar las leyes de la física, porque no se trata de lógica sino de esa magia que tiene la voz de Gardel, esta vez depositada en un par de botines y al servicio de la redonda esa que le juró fidelidad desde que empezó a caminar.

La tarde llegó lenta al bar de aquella esquina. De a poquito se fueron poblando todas las mesas. No era un día común, la selección argentina jugaba contra los ingleses.

El gallego se subió a un cajón de soda y prendió el televisor, los parroquianos comenzaron a girar las sillas, las cartas de truco se tomaron un descanso y los vasos se llenaron de moscato.

Los equipos estaban en la cancha, en ese momento todas las historias fueron la misma por 90 minutos, el doctor, el lustrabotas, el ladrón, el policía, la peluquera, el cura, el presidente, el pobre, el rico, todos frente a la pantalla para ver a la celeste y blanca.

En el bar no se escuchaba ni una respiración, hasta que el uno a cero reventó en la garganta de los presentes.

El gallego, pasando el trapo rejilla por el mostrador para limpiar un vermouth que se derramó con el festejo, dijo en voz baja: -¡Pero mira que guarro, ese gol fue hecho con la mano, hombre!

-Callate gallego ¿qué decís? Gritó a coro la clientela.

La calle guardaba un silencio que permitía escuchar los pasitos apurados de un perro vagabundo en busca de su cena.

Y de pronto, el instante increíble, el 10 toma el esférico en el círculo central, comienza una danza que va dejando a los marcadores en otra dimensión, un hilo invisible entre la pelota y los pies, una jugada que deja con la boca abierta a los espectadores, como en un sueño lento el cielo azteca no puede creer lo que esta viendo, el arquero está en el piso y la redonda cruza la línea de gol.

Ni supieron como gritarlo en el bar, había ojos con lágrimas, nudos en la garganta, manos que buscaban apoyo para evitar esa sensación de mareo.

Es que muchos de los que estaban ahí conocían al pibe de la 10, lo habían visto en el potrero haciendo la misma jugada, lo escucharon decir que quería ser campeón del mundo y ahora lo estaban viendo por la tele.

El gallego fue el primero en gritar: -¡Qué gol ha hecho el Diego, joder! Y revoleó el trapo casi hasta el techo. Los que estaban sentados bajaron lo que tenían en el vaso de un solo trago y los que estaban de pie se sentaron para ver si aflojaba el temblor.

El silencio se transformó en murmullo, se escuchaban cosas como: “¿Lo viste? -No lo puedo creer, pellizcame hermano, no se puede creer”.

El gallego seguía su monólogo: -Un gol del carajo, hombre, que ya decía yo que este chaval iba a llegar lejos…

Cuando el juez marcó el final, uno se acercó a la barra y le dijo con tonito irónico: -qué lástima que no le cobraron el primero, ¿no?

-¿Cómo que no lo han cobrado, si ha terminado 2 a 1?

-Lo que pasa es que el segundo valió doble gallego. Le dijo el hombre mientras sonreía emocionado.

Esa tarde, un pedacito del potrero de Fiorito estaba a miles de kilómetros y una de las obras maestras del fútbol había sido firmada por ese pibe que no se va a cansar nunca de arrancarnos lagrimas de alegría, ese que juega distinto, que está enamorado de la pelota y la pelota de él, ese que tiene en los pies la magia que tiene la voz de Carlos Gardel.

(Un gracias enorme a José María Pascual, por cederme este cuento para compartirlo con la gente de "Los cuentos de la pelota")

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¿Estás enamorado también del fútbol? En Sudamérica se vive con mucha pasión.

En Uruguay y Argentina es una locura, una religión, y yo soy parte de eso también. Al fútbol en sí, le habré cantado cuatro o cinco canciones, como “Mi cuadro” o la canción que la Asociación Uruguaya de Fútbol en un momento me encomendó que le escribiera a la selección uruguaya como canción oficial. Lo que sucede es que en muchas otras utilizo la terminología futbolera para hablar de temáticas como el amor, la política, la soledad, temas más filosóficos; pero con alegorías, terminologías, metáforas futboleras, puesto que esto es muy común en el habla cotidiana. ¡Es increíble! No te puedes imaginar cuántas veces por minuto aparece una expresión que conecta con el fútbol en una conversación cualquiera. Yo no soy más futbolero que los demás. Todos mis amigos sabes más que yo de fútbol. Lo que me sucede es que he sido el primer músico popular allá en Uruguay. Hace 27 años escribí mi primera canción que combina murga, rock y fútbol. Esto llamó la atención a la prensa y quedó como que metía mucho fútbol en mis canciones. La primera vez que me preguntaron por qué era así, dije: “A mí lo que me parece raro es que los demás músicos no hagan lo mismo”.

(JAIME ROOS, músico uruguayo, autor de “Cuando juega Uruguay”, canción-homenaje a la selección de su país)

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Hay cosas que me llaman la atención. River perdía y la hinchada lo bancaba a muerte a Ramón Díaz. En cambio se la agarraba con dirigentes y jugadores.

(MARCELO GÓMEZ, ex jugador de Vélez y River en declaraciones a la Revista "Mística", Nº 149, del 19/02/00)

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Podríamos haber jugado un día entero y no habría habido goles.

(ARRIGO SACCHI, técnico italiano, tras el 0-0 de la final del Mundial USA 94 entre Italia y quien, por penales, fuera el campeón: Brasil)

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Defensa de la derrota (Roberto Fontanarrosa - Argentina)


Se apoyará, primero, los brazos estirados, las palmas de las manos contra la pared. Respirará hondo y acompasadamente varias veces, hasta que el frío de la pared le llegue. Cerrará los ojos, no mucho tiempo. Sentirá entonces, penetrándole, un reposo húmedo. Será la tristeza. Algo tibio. Intimo, casi fraterno. Decididamente poético. Eso. Poético. Se sentará entonces, sin mirar a nadie. Le punzarán algunas miradas furtivas. De reojo. No deberá hablar casi. Ni insultar. Deberá callar largamente. Sentirá entonces, creciéndole, un orgullo callado, quieto. Será la dignidad. Lo tomará del hombro, llenando con blandura el silencio que acompaña a los fracasos. No deberá llorar. Nunca. Tal vez apretar fuertemente la mandíbula. Un instante. Se pondrá de pie. Sentirá entonces, en el pecho, detrás de los labios, un escozor denso y aguachento. Será el romanticismo, que envuelve en una gasa tenue todas las derrotas. Tomará entonces su frágil fama, su trémulo orgullo antes impecable, se vestirá con ellos cuidadosamente, casi con cariño, y se marchará. No habrá las historias resonantes de la victoria, las felicitaciones sofocantes de la victoria. Estará solo. Y tendrá que caminar lento, pero no muy lento. Una mano en el bolsillo y un gesto vacío en la cara. Apenas una palidez quebradiza en la piel cubierta paternalmente por la solapa levantada. No habrá ni un solo amigo. Ni uno. O tal vez uno que respetará el momento, el silencio, la tristeza, que dejará caer casi con temor, o con respeto, una palmada leve sobre el hombro, como temiendo romper algo, como temiendo que se le desprenda al vencido ese fino revoque de melancolía, de nostalgia.
El vencido sacudirá una vez la cabeza, o dos, en agradecimiento, sin hablar, porque una palabra, un gesto amartillado en falso, puede precipitar el llanto. Y el vencido digno no se permitirá llorar ante terceros. Se marchará solo. Se preparará en su casa un café fuerte, negro, espeso y caliente. Se tomará la cara con las dos manos, para apretarse aun más sobre los párpados esa poesía inútil de las derrotas. Para fijarse sobre los pómulos todo el romanticismo suave e impalpable de las derrotas. Se podrá permitir, ahora sí, un gesto nervioso, un puñetazo corto y duro al aire dulzón de la cocina o bien sobre la mesa. Se podrá permitir, ahora sí, llorar con un llanto comprimido, convulsivo, desesperado y hondo contra el marco de la puerta del comedor. Deberá luego lavarse la cara, secarse los ojos con una toalla. Mirarse al espejo preguntándose si tenía realmente necesidad de llorar.
Y se sentará en el sillón de mimbre.
Tomará su café. No se sentirá tan mal, después de todo.

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Corría el año de 1978, Mundial de Argentina, el día 6 de Junio México se enfrentaba al equipo germano, resultado final: Alemania 6 - México 0.
Al minuto 39, los germanos ya ganaban 3-0, entonces se lesiona el portero José Pilar Reyes quien inmediatamente es sustituido por el arquero suplente Pedro Soto.
Al término del partido, Reyes preguntó: "¿cómo quedamos?" Soto respondió: "empatamos","¿en serio?" cuestionó Pilar. "Sí, a ti te metieron tres y a mi también" fue la cómica respuesta de Soto.

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Si no fuera por aquel gol al Inter en 1999 sería un ladrón. En la escuela solo sacaba doses. Aquel partido y mi talento me salvaron de la perspectiva de una vida de mierda.

(ANTONIO CASSANO, jugador italiano, en su libro “Dicco Tutto” -Lo digo todo-)

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No quiero ser crítico con nadie, pero es lo que es. Si echas la vista atrás a los últimos 60 días, con todo lo que ha ocurrido se podría llenar un hospital psiquiátrico.

(BRUCE ARENA, entrenador de Los Ángeles Galaxy, manifestando en el diario "Los Ángeles Times" su deseo de que finalice la 'novela Beckham' y el astro inglés, cedido por los angelinos al AC Milan, pueda regresar al equipo estadounidense antes del 9 de Marzo, a pesar de su deseo de permanecer en Europa)

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Futbolistas: un gran partido para ellas


De pedir autógrafos o fotos, algunas mujeres uruguayas pasaron a una búsqueda insistente para seducir al futbolista. Son las “botineras”, casi una profesión en Argentina y que ahora surgen en Uruguay. La casilla de Facebook de varios jugadores de la selección Sub 20 se recargó de invitaciones de estas nuevas fans provocativas. El tema preocupa a los entrenadores y psicólogos del deporte.

“Divinooo”, “llamame cuando vuelvas”, “te espero con mis amigas”, "pasame fotos y un fono”. Estos y otras decenas de mensajes seductores cayeron en la cuenta de Facebook de un futbolista de la selección Sub 20 mientras estaba en Venezuela, en el campeonato sudamericano de la categoría. Como a él, que prefiere no revelar su nombre, a otros chicos de la juvenil se le recargó la casilla de correos insinuantes: 10, 20 y hasta 33 envíos provocativos en un día contó uno de los deportistas. Incluso, algunos resolvieron cerrar su cuenta en Facebook para evitarse problemas con sus novias.

Así, la Sub 20 se trajo no solo un tercer puesto y la clasificación al campeonato del mundo, sino también la confirmación de que los futbolistas (aún los muy jóvenes) se han transformado en figuras deseadas para algunas mujeres. Por ellos van a las canchas y a los entrenamientos, los esperan, acuden a las mismas discotecas y buscan siempre la forma de conseguir el celular de alguno de ellos, en especial de los de más exposición.

En Argentina, se las conoce como "botineras": mujeres para las que los futbolistas juegan siempre un buen partido. Y los buscan sin importar demasiado la apariencia física o si el susodicho se come las eses al hablar. Las hay famosas: Wanda Nara se casó con Maxi López y acaba de tener su primer hijo. Evangelina Anderson se ennovió con el defensa de la selección argentina Martín Demichelis y Nicole Neumann con Fabián Cubero, de Vélez Sarsfield. La "moda" de parejas de modelos con jugadores ha copado y copa los espacios de las revistas y programas de farándula. E incluso hay un caso uruguayo: Diego Forlán sale con Zaira Nara, modelo y hermana de Wanda.

Por acá, el término "botinera" cuesta en entrar porque es sinónimo de estar "regalada" ante la presencia de un futbolista, por lo que nadie se asume como tal. Es también el inicio de un proceso incómodo: la botinera va por lo general tras el objetivo de transformarse en novia o esposa del jugador en cuestión. Si lo consigue, pasa al bando de las "novias", profundamente enfrentadas con las chicas que pretenden a sus parejas.

El martes, en el aeropuerto, al menos cien personas recibieron al plantel Sub 20 que regresaba de Venezuela. Entre ellas estaba Gabriela, novia de uno de los juveniles desde hace un año. ¿Miedo a las botineras? “No, miedo no. Ellas que hagan lo que quieran. Yo estoy segura de él”, responde y da instrucciones para identificar a una botinera: “Se visten de forma provocativa, van a los partidos y están siempre en las tribunas más cerca de los jugadores. Y después, los esperan a la salida”.

Yosselem Rocamora, conocida por su affaire con el árbitro argentino Sergio Pezzotta, es también periodista deportiva y amiga, según se declara, de varios futbolistas. “Como nosotros copiamos todo de Argentina, y allá está de moda esto de las botineras, acá también se empiezan a ver. Las veo en los entrenamientos o en los boliches, chicas que están siempre atrás de los futbolistas. Cuando yo era joven (ahora tiene más de 40) iba a esperar a los jugadores, a Morena, al ‘Indio’ Olivera... pero iba como admiradora, por un autógrafo o una foto. No en actitud de cargue, como veo ahora a muchas chiquilinas, desesperadas por sacarle el celular o que la invite a salir. Hay un `botinerismo` creciente”.

Las razones de esta tentación están en la tabla del 1: por su condición de deportistas, los jugadores tienen un físico cultivado. Y, a la vez, en caso de militar en cuadros importantes o en el exterior, ganan bastante más dinero que los pares de su edad que no son futbolistas. Como pasa con los actores o músicos, los más expuestos en los medios cuentan con séquito mayor. No es casualidad que los perfiles de Facebook de algunos jugadores de la selección estallaran justamente cuando disputaban el torneo sudamericano, con gran parte del país pendiente de sus actuaciones.

Incluso, algunos oportunistas se han subido al tren y crean casillas de Facebook con el nombre de un futbolista, pero no son ellos. Por ejemplo, se cuenta que había un Abel Hernández en esa red social, con foto del delantero juvenil, pero que no era él. Hoy, esa cuenta ha desaparecido. Después de todo, el engaño no resistirá nunca la concreción en una cita real.

Hugo de León, ex jugador y actual entrenador, asegura que “lógicamente, el jugador de fútbol conocido tienen más posibilidades con las mujeres”, aunque él, que jugó en Argentina, Brasil y Uruguay, evalúa que el nivel de fanatismo y obstinación de las botineras uruguayas es muy inferior a los países de la región y los de Europa. “Aquí, tenemos una cultura distinta, mucho más discreta”, continúa De León.

Pero, ¿cuál es la diferencia entre una fan y una botinera? En Uruguay y en el mundo, el interés de las mujeres por ver, informarse y jugar al fútbol está en aumento. Según una encuesta del mes pasado de la consultora Sport + Markt, el 38% del total de aficionados a este deporte en el mundo son mujeres. En números, 300 millones de féminas siguen a sus equipos. Pero de ahí a integrar la idea de un jugador de fútbol como proyecto de pareja (estable u ocasional) existe un salto grande. Incluso, también hay un cambio de modelo de atractivo masculino, al menos en Uruguay. Es probable que siempre los futbolistas hayan tenido admiradoras, pero seguro que no estaban en los primeros lugares de preferencias femeninas, como parecen ubicarse ahora.

El tema se convierte a menudo en cuestión de debate en los foros de las hinchadas. En Forobolso.com, sitio de los seguidores de Nacional, varias veces ha surgido la discusión en cuanto algún hincha (hombre) acusa a otra de botinera. Una usuaria respondió en Diciembre, por ejemplo: “No deberían catalogar a todas las chiquilinas así. Algunas, como yo, son sólo fanáticas y se sacan fotos con ellos porque los admiran... Este tema es muy complicado, no niego que hay minas que se les regalan, pero qué le vas a hacer. Cada uno hace lo que quiere. Los jovencitos (jugadores) están para la joda y los mayores, están para la de ellos”. Y otra hincha publicó que Mauricio Victorino le había firmado su camiseta: “Síiii, me la firmó. Ay que vergüenza que tenía. Es lindo, pero no soy una alzada, para aclararlo”.

En Facebook existe un grupo titulado “Las que tenemos alma de botineras”. Allí, 76 chicas, mayormente de Argentina, hacen comentarios sobre los futbolistas y sus atributos físicos. Una de ellas justificó sus gustos: “Porque son tan lindos... ¡¡encima tienen unas gambas!!”. Y otra reconocía: “Hace un mes que me chapé a un jugador. Soy botinera con todas las letras”.

Del otro lado del charco, estas confesiones son más abiertas e incluso hay un grupo musical: Las auténticas botineras, que hace música tropical.

Por acá, un viejo conocido del fútbol, ex dirigente y entrenador, da más pistas. “En los partidos en el estadio, mirá siempre a la platea América (que da a los bancos de suplentes). En general, hay dos o tres grupos de chicas, depende de si juega Peñarol o Nacional, que van siempre vestidas como de fiesta y lentes negros”.

Pero, también hay que decirlo, el de las botineras es un mercado muy competitivo. Los futbolistas uruguayos suelen establecer relaciones formales muy prontamente y la mayoría están casados o en concubinato.

La noche

Peñarol no gana. Cinco años hace que no obtiene el Uruguayo y tres, que ni siquiera clasifica para la Libertadores. Problema grande para un equipo grande. Entonces empiezan a trazarse posibles explicaciones y una que ha corrido estos días es que el plantel habría gozado de cierto "libertinaje" de salidas nocturnas. Incluso, circularon fotos en Internet de varios futbolistas aurinegros en una fiesta en W. Lounge, a la que había asistido también el entrenador de entonces, Mario Saralegui.

¿Cuánto afecta el rendimiento deportivo participar de actividades nocturnas? Hugo de León, opina: “El jugador tiene que llevar una vida diferente a la normal. Vive de su físico, y el descanso es una parte fundamental, durante el día y la noche. Todo aquel que no respete esto de modo adecuado, se verá afectado en su juego, tanto en lo físico como en lo técnico. La noche no es para los futbolistas. Ellos no pueden participar de la vida normal, de diversión, de otras personas”.

Con todo, De León reconoce que existen varias excepciones: jugadores que pueden mantener una actividad nocturna y al otro día, rendir igualmente en la cancha. “Pero son eso, excepciones, quizás uno en 500 que tiene la genética como para darse ese lujo, digamos. La generalidad es otra y es lo que debe cumplirse dentro de los clubes. Ahora, los futbolistas son personas mayores y uno no va a estar vigilando a las doce de la noche a ver si salió o no. En mi caso, yo me doy cuenta al otro día quién cumplió y quién no. Como entrenador, no he tenido problemas para que se respete esto porque uno dirige a jugadores inteligentes y que entienden”.

Yosselem Rocamora asegura que los futbolistas salen de noche y lo han hecho siempre. “Es normal. Son jóvenes, son seres humanos y les gusta divertirse. Tienen su día libre y ¿por qué no pueden salir?”. El problema se da cuando lo hacen previo a un partido y hay versiones de "escape" de las concentraciones prácticamente en todos los equipos en los últimos años. ”Yo vi a un jugador de Nacional a las siete de la mañana en un boliche, en un estado deplorable, con dos chicas. Y al otro día, a las pocas horas, ese futbolista jugó el clásico y lo ganó. Jugó bien”, dice Rocamora y añade que nunca dará nombres.

El psicólogo deportivo Jesús Chalela, que trabaja con futbolistas asegura que es necesario desarrollar talleres en los clubes para que no solo entrenen física y futbolísticamente a los jóvenes, sino en materia nutricional, de cuidado, descanso y relación humana. “El deportista está hoy un poco solo en el manejo de estas cosas”. Y De León, añade: “El jugador de fútbol no solo debe ser profesional en su juego, sino también en la vida”.

¿Sexo vs. rendimiento?

¿Las relaciones sexuales perjudican el rendimiento deportivo? Por muchos años, los científicos pensaron que la actividad sexual implicaba un desgaste físico que magullaba, al cabo, la capacidad de los deportistas. Por eso y hasta ahora en muchos equipos de fútbol, los vínculos de sábana están prohibidos en la víspera de los partidos.

Investigaciones más recientes, en cambio, señalan que las relaciones sexuales, siempre y cuando no sean en extremo desgastantes incrementan la testosterona y con ella, el rendimiento físico.

“El sexo es normal. Cada jugador sabe, según al conocimiento de su físico, qué días está apto para eso. Y qué tipos de relaciones, si es una relación más controlada o más alocada”, dice Hugo de León.

“Hay que formar deportistas”

Fama, dinero y mujeres. Un trío de premios que suele alcanzar a los deportistas más destacados y que, según el psicólogo del deporte Jesús Chalela, puede también transformarse en un arma perjudicial para su carrera y su vida.

¿Cómo preparar a los futbolistas, por ejemplo, para cuando llegue el momento de la fama y no se "mareen", como suele decirse popularmente? Chalela responde: “Yo siempre insisto en que los clubes deben crear talleres con profesionales que los ayuden a manejar otras cosas que no son del deporte, sino el entorno. Hay que implementar temáticas como el alcohol, las drogas, las relaciones sexuales, la alimentación y el entrenamiento invisible; es decir, todo lo que el jugador hace cuando no está en el entrenamiento, cómo cuidarse en esos momentos”.

Chalela, que fue psicólogo de las selecciones juveniles entre 1995 y 1999 y que mantiene esa actividad en el Club Malvín, sostiene que esas herramientas serán vitales si llega lo que se conoce como "el salto": el pase a la fama de un deportista.

El tema reviste crucial importancia en cuanto no pocos conocedores del fútbol argumentan que los triunfos deportivos de Uruguay se acabaron justamente debido a que los jugadores contemporáneos no han sabido lidiar con la fama. Y se "marearon" o "perdieron la cabecita", como suele decir el conocido comentarista Jorge Da Silveira.

Chalela relata la anécdota de un psicólogo del Deporte mexicano, Octavio Ribas, referente internacional en la materia. “Cuando fue psicólogo de la selección mexicana, había dos temas que él siempre trabajaba con insistencia: el manejo del dinero y la persecución que las mujeres hacían de los jugadores. Tener esos dos puntos claros son vitales para el rendimiento de los deportistas”, relata Chalela.

Para el psicólogo uruguayo, estos temas deben plantearse directamente y sin rodeos a los jóvenes deportistas. “Claro, uno no debe meterse en la vida privada, pero si hay uno que no tiene pareja estable y se relaciona con cuatro o cinco mujeres a la vez, hay que hablarle. Decirle que eso lo puede afectar en su carrera, en su rendimiento y en su vida afectiva”.

(artículo del periodista Miguel Bardesio publicado en el diario uruguayo “El País” del domingo 15/02/09)

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En Avellaneda, y por la Copa Libertadores, Estudiantes le ganaba 2 a 0 a Independiente con goles de Ribaudo. Casi al final del primer tiempo, a Oscar Malbernat (foto) se le caían las medias y el árbitro lo obligó a que se las levantara. Estaba cerca del banco de suplentes de Independiente, entonces lo miró al uruguayo Urruzmendi, que estaba allí sentado, y le dijo: "Pepe, ¿no me das unas tiritas?" "Que tiritas ni tiritas, andá a la puta que te parió", le contestó el uruguayo rojo de ira.
En el entretiempo, Malbernat contó lo sucedido y sus compañeros resolvieron, en pleno vestuario y "por mayoría", que cada uno que pasara cerca del banco local le dedicara una frase a Urruzmendi. Nada cordial, por supuesto, para calentarlo por si le tocaba entrar. Y le tocó Enrique Fernández Viola, técnico de los Diablos Rojos, lo llamó y le dijo: "Entre y provóquelo a Aguirre Suárez". Hubo una falta, se paró el juego, y Urruzmendi entró. Fue derecho hasta donde estaba Aguirre Suárez, lo insultó y le pegó una trompada. Aurelio Bosolino, que era el juez de línea, llamó al referí y Ángel Norberto Coerezza lo expulsó. Fue récord mundial.
Cuando terminó el partido, Fernández Viola explicó que cuando le dijo "provóquelo" se refería al juego. Su intención era que Urruzmendi lo saque del centro del área al defensor de Estudiantes, que lo llevara hacia los costados para abrirle el camino a algún compañero. Pero Urruzmendi entendió otra cosa. Cuando el uruguayo se iba del campo de juego, expulsado, Malbernat lo saludó con un "Feliz Navidad, Pepe", y se desató una batalla campal.
Los diarios de los días posteriores al hecho indicaron que el jugador de Independiente fue recibido por la expresión: "Uruguayo muerto de hambre".

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No me considero el dueño del fútbol, no soy propietario de ningún equipo, ni tampoco tengo jugadores. Simplemente trabajo en la industria de esta actividad, donde el producto fútbol es un negocio muy importante.

(CARLOS ÁVILA, empresario paraguayo, titular de Torneos y Competencias en 1998, respondiendo ante el dedo acusador de Javier Castrilli, quien lo acusaba del interés de la empresa en que descendieran de categoría Huracán, Argentinos Juniors, Ferro y Platense)

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Diego tiene muchas cosas a favor, pero aunque uno tenga el título de técnico, en la práctica no es técnico. Y Diego todavía no es técnico ya que no le ha tocado resolver problemas aunque puede tenerlos en abundancia.

(FRANCISCO MATURANA, actual entrenador de Trinidad y Tobago, opinando a fines de Enero de 2009 sobre la nueva función de Maradona en la Selección Argentina)

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Juan Enrique Carreño (Samuel Orellana - Chile)



Dónde estás Candonga,
ahora que trazo estas jugadas, con nostalgia,
retirado en mi casita de Maipú, esta noche sin estrellas,
con lluvia y sin estrellas.

El té ya no es más dulce ni la marraqueta más grande
si no se escucha en todas las radios del país
tu conquista frente a Bolivia:
Musrri para Margas, Margas que centra, aparece Carreño, cabezazo perfecto, gol,
Candonga, gol, clasificamos conchemimadre.

Era el día de tu cumpleaños.

A Francia los boletos.

Te imagino frente a un vaso de cerveza, amigo mío,
recordando el día en que te echaron del Colo.

Comenzaba la peregrinación por cuanto equipo auspiciara tu alegría de vivir,
la sed de meterla adentro, Candonga,
sólo como tú sabías, artillero.

Pero el ’93 hiciste lo tuyo con la Unión en la Libertadores,
el barrio Independencia se vistió de gala para merecerte
y los viejos tripulantes del Winnipeg destaparon su vinillo a lo que
por la madre España,
y por el Coto
y el matador Sánchez,
y a tu salud, valiente hidalgo.

Más tarde vendrían los coscachos:
en Osorno dejaste tres cuerpos en el piso
y a los mexicanos les enseñaste lo que es canela.

Siempre fuiste un duro
dentro y fuera de la cancha.

Por eso los técnicos miedosos
y los jugadores que se repliegan como ratones en su arco
detestaban tu coraje, tus ganas de romper el empate del chileno.

Dónde estabas, Candonga
cuando los brasileños nos humillaron frente al mundo
y los hinchas invocábamos tu nombre
como una cábala desesperada,
Juan Enrique Carreño.

Tú hubieras inflado la red con el puntete implacable
que temían los arqueros y aplaudíamos tus seguidores
o al menos, Candonga, hubieras repartido un par de combos
en el hocico.

Te imagino cansado después de tantas vueltas,
de tantas luchas sin objeto, de club en club,
sabiendo que los dirigentes te cagaron el ‘98
-digamos las cosas por su nombre-
con la condena de un desgarro imaginario,
un desgarro, Candonga, que se iría cumpliendo con el tiempo.

Esta noche sin estrellas, y con lluvia,
retirado en mi casita de Maipú
me acuerdo de tus goles, tu alegría, los años dulces,
el cabezazo precioso en el arco de Bolivia
y sigo gritando gol, gol conchemimadre.

Los triunfadores van a Francia, Candonga,
nosotros, amigo mío, los verdaderos, los de siempre
nos quedamos.


(Un especial agradecimiento a Samuel Orellana (Maipú, Chile, 1978), Licenciado en Filosofía por la Universidad de Chile, quien permitió la publicación en este blog de los poemas pertenecientes al libro "Gol de Oro", editado en el año 2004)

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El talentoso volante uruguayo Rubén Paz, ídolo de la gente del Racing Club de Avellaneda, le contaba a un periodista en el Mercado del Puerto de Montevideo una anécdota del inolvidable entrenador charrúa Washington “Pulpa” Echamendi: "Un día vino a probarse a Nacional un pibe muy atlético, que se ve que vivía para el fútbol. Y el "Pulpa" le pregunta "¿Y usted de qué juega?" 'De volante ventilador', le contestó el pibe que, se nota, estaba influenciado por lo que escuchaba en las trasmisiones de partidos europeos.
El “Pulpa” lo miró y le dijo: "¿Volante-ventilador? Ya no necesito pibe, volvé para el próximo verano".

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Sería un placer tenerlo con nosotros. Nos haría muy felices recibirlo como simpatizante, aunque calculo que por algún tiempo estará muy ocupado.

(GIANFRANCO ZOLA, entrenador del West Ham, acerca de la próxima visita al estadio de los “Hammers” de un simpatizante de lujo, Barack Obama, por impulso de su hermanastra Auma, que vive en el Condado de Kent)

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Edwards era incomparable. Fue terrible que muriera, y sólo puedo explicar a la gente que su adiós fue la mayor tragedia, porque era el mejor de todos nosotros. En toda mi vida como futbolista, siempre sentí que podía competir con cualquier jugador. Menos con Duncan. Él era el talento, siempre me sentí inferior a él. Nunca conocí a alguien tan dotado técnicamente y tan fuerte. Duncan tenía una presencia que nos eclipsaba a todos.

(BOBBY CHARLTON, opinando sobre Duncan Edwards, legendario jugador del Manchester United fallecido en la tragedia de Munich)

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Entrevista a Stefan Kovacs (1972)


Entrevista al entrenador rumano, nacido en 1920, que en la década del '70 con el Ajax holandés marcó una era de juego inolvidable y revolucionario.


-Señor... yo soy latino…

Esa fue la primera respuesta de Stefan Kovacs, el D.T. del Campeón de Europa, cuando le preguntamos si las entrevistas que él concedía a la prensa debían pagarse. Porque ya teníamos el antecedente inmediato y estábamos sobre aviso. Esas palabras, expresadas un poco con cancha, otro poco con comprensión, vaticinaban más que una entrevista un diálogo. Un diálogo abierto, sin condiciones, sin preguntas tabúes, sin límite de tiempo. A pesar de que estaba en la cancha desde las diez de la mañana con los hombres del Ajax, que hacía menos de catorce horas le habían ganado al Bayern Munich por 2 a 1 en partido de preparación con vistas a la Intercontinental.

A la una de la tarde, cuando todos los integrantes del plantel superior ya habían hecho sonar los escapes de sus respectivos prototipos sport, nos ubicamos cómodamente debajo de la tribuna principal del estadio del Ajax, donde Stefan Kovacs tiene su despacho permanente. Cigarrillos, whisky y un cordial “A sus órdenes, señor Valdés... dispongo del tiempo que usted estime oportuno…”.

-¿Cuál es su opinión acerca del rendimiento del equipo?

-Estoy plenamente conforme con el resultado. Buscaba en esta oportunidad efectuar un test de rendimiento de cada jugador, fundamentalmente en lo que se refiere al segundo tiempo.

-¿Por qué “al segundo tiempo”?

-En el segundo tiempo de los partidos es donde se aprecia claramente el estado físico del jugador y la repercusión que una mala preparación trae acarreado en la recuperación de los hombres. Fíjese que lo hice con toda intención. Hace poco decidí someter a todo el plantel a dos entrenamientos fuertes; muy fuertes, diría yo. A las veinticuatro horas juegan con estos alemanes, que por algo son campeones en su país. Termina la primera parte sin abrirse el marcador; van en pérdida parcial al promediar el segundo tiempo y finalmente ganan por dos a uno. Es una prueba que deja satisfecho a cualquiera, máxime teniendo en cuenta que ese mismo -no equipo había jugado tres días antes en Alemania, y en a propia cancha del Bayern les hicimos cinco. Siete goles contra uno en dos partidos es algo significativo, creo yo... ¿no?

-¿Encuentra al Ajax "a punto" o le falta algo aún?

-El equipo está bien preparado, pero le falta. No ha llegado todavía al ciento por ciento de su rendimiento. Estará a punto -no lo dude- para los partidos contra Independiente.

-¿Por qué Cruyff jugó más retrasado que como lo hace habitualmente?

-Cruyff es un hombre polifuncional. Juega en cualquier sector de la cancha y es capaz de desempeñar a satisfacción cualquier misión que se le encomiende. Porque es Cruyff los marcadores rivales tienen la obsesión de marcarlo arriba, de no dejarlo mover. Al ubicarlo más retrasado hay una triple ventaja:
1) El queda más libre, con mayor facilidad de movimientos y desplazamiento. Puede explotar la extraordinaria precisión que tiene su pase de larga trayectoria.
2) Los marcadores tienen dos alternativas: o dejarlo solo en el fondo (en cuyo caso se amplía la libertad de movimientos y el panorama de cancha) o encimarlo como siempre. En este último caso hay dos hombres menos que defienden dentro del área. Y no pierda de vista que en ese caso se hará más difícil que nunca aguantar al Ajax. Porque Suurbier llegará con mayor facilidad, Keizer explotará mejor su pierna izquierda, Muhren podrá sacar el taponazo desde la medialuna con menos piernas que defiendan...
3) El pique sorpresivo, la corrida de cuarenta metros, arrancando del fondo y llegando a la línea de gol al mismo tiempo que la pelota que llega bombeada desarma a cualquier defensa. Y tenga en cuenta que Cruyff, jugando a veinte o más metros del área rival, hizo un gol, ayudó a convertir el segundo y estuvo a punto de meter al tercero...


-¿Cuál es el régimen de trabajo del Ajax?

-Depende de la época del año. En circunstancias normales el sistema es el siguiente: los lunes hay entrenamiento liviano, de 40 a 60 minutos, dividiendo el plantel en dos grupos, según hayan jugado o no en el fin de semana; luego del entrenamiento, sauna, duchas y masajes. Los martes se hacen dos sesiones de training (por la mañana y por la tarde) de una hora y media cada una. El miércoles es el día libre en forma total, porque es el momento en que el organismo del jugador se encuentra físicamente apto y mentalmente dispuesto para aprovechar la vida familiar, con su mujer y sus hijos. Quiero aclararle que este régimen es imposible seguirlo durante la disputa de la Copa de Europa, ya que los partidos se juegan precisamente los días miércoles. Los jueves se reanuda el entrenamiento, sobre la base de caminatas y corridas fuera del estadio, generalmente en los bosques y parques que rodean a Ámsterdam. Los viernes un training de una hora en horas de la tarde y los sábados por la mañana otro training final de 60 minutos. Pero mire... acá viene lo más importante. El sábado yo formo el equipo. Hay, previa discusión con los jugadores, cambio de ideas acerca del match y de cómo se encuentra cada uno. Nada de misterios. Nada de indecisiones. Cuando ellos se van para sus casas ya saben quién juega y quién no. Eso brinda tranquilidad de espíritu y crea sentido de responsabilidad.

-Haciendo un promedio, ¿cuántas veces por semana juega el Ajax en un año?

-Dos partidos, pero hay veces en que juega hasta cuatro partidos semanales.

-¿De qué plantel dispone?

-Actualmente de 17 jugadores. Quince de primera categoría y dos juveniles de 18 y 19 años, respectivamente, que están equiparados a los consagrados.

-Para jugar contra Independiente, ¿le gustaría reforzar la defensa?

-Yo estoy conforme con el equipo que tengo. Es parejo, luchador y técnicamente se encuentra en un nivel aceptable.

-¿Le parece que la velocidad de retorno de Blankenburg es suficiente para descontar el terreno que en el pique le puedan sacar los delanteros argentinos?

-Blankenburg es un buen jugador. Por otra parte es el último de la línea de fondo y la contención de la delantera de Independiente es cuestión de planteos tácticos, de la forma de esperarlos en la marca...
Por otra parte, sí bien Blankenburg no será tan ligero como otros, es un hombre que espera a pie firme -siempre lealmente- y es difícil pasarlo.


-¿Cuál es su opinión acerca del fútbol sudamericano?

-Mire, yo por fútbol sudamericano entiendo dos zonas geográficas: el Río de la Plata y Brasil. Con diferentes influencias en el fútbol mundial según las épocas. Del año 50 para atrás hubo predominio rioplatense. Para adelante, los brasileños están en el "top". Lo que nadie me saca de la cabeza es que en todo el mundo, entiéndame bien, en todo el mundo no hay mejor fábrica de jugadores que el Río de la Plata. La materia prima es única, increíblemente valiosa. Y una cosa curiosa: muchas veces los propios latinoamericanos no se dan cuenta de lo que tienen entre manos; hay una subestimación y una falta de valoración evidente. No por ignorancia, sino por idiosincrasia o forma de ser. Individualmente considerado, el jugador argentino es insuperable...

-¿Y de Brasil qué?

-Sería ilógico negarle a Brasil el enorme mérito que desde hace más de 20 años viene poniendo de manifiesto. Que por otra parte lo ha demostrado con hechos concretos. A Brasil lo veo ahora como el país más fuerte en materia futbolística. Ejemplares en lo que se refiere a preparación física, a la aplicación de las tácticas modernas del fútbol, integrándolas a la agilidad nata del jugador brasileño. Y tres títulos mundiales son tres títulos mundiales...

-¿Le tiene miedo a la mentada violencia del fútbol rioplatense?

-Los rioplatenses son tan leales y a la vez tan fuertes y tan hombres como los europeos, como los africanos o como los esquimales. Ocurre que se ha creado una falsa imagen acerca de todo eso, pero en realidad lo que pasa es que hay otras razones de por medio. Pero voy a ir por partes, porque quiero ser bien claro en esto.
Primero: no es verdad que los sudamericanos jueguen brutalmente; que prefieran al puntapié alevoso o la disminución física del rival en forma premeditada. Son hombres como otros cualesquiera sometidos a los vaivenes de un partido de fútbol, a tolerar un buen o mal arbitraje, a saber no escuchar a la tribuna; en definitiva, dependiendo de su propio carácter, de su fuerza moral, de su comprensión o de su tolerancia.
Segundo: el público latinoamericano es más correcto que el público europeo. Yo he estado en México presenciando el último Campeonato del Mundo. Argentina no estuvo, pero estuvieron Perú, Brasil, el propio México, Uruguay... En ningún momento ví nada raro, nada fuera de lo común. Quedé admirado con la corrección y cordialidad del latinoamericano, dentro y fuera del estadio.
Acerca de estos dos puntos yo ya he hablado con mis jugadores, sobre todo para que no se dejen influenciar por noticias e informaciones tendenciosas, que son bastantes, por cierto.


-¿A qué se refiera cuando habla de informaciones tendenciosas?

-A eso iba. Mire, mi amigo, ¿sabe lo que pasa? hay muchos interesados en que Argentina no sea la sede del Campeonato del Mundo de 1978. Hay demasiados intereses creados y demasiadas ambiciones personales de por medio. Tratan por todas las vías de presentar una imagen falsa de la presunta violencia argentina para de esa manera incorporar un elemento en contra de la nominación definitiva. No importa que la realidad demuestre otra cosa. No importa para nada, ni cuenta el ejemplar comportamiento desde hace dos años de los cuatro finalistas de la Libertadores; no cuentan tampoco la falta absoluta de antecedentes en materia de partidos disputados dentro del marco de la Copa del Mundo, y eso a pesar de que los rioplatenses tendrían argumentos de sobra para haber perdido la calma... ¿O es que ya no se acuerdan de Inglaterra-Argentina y de Uruguay-Alemania en Londres del 66, con expulsiones increíbles y penales evidentes no cobrados? Pero no se preocupe usted porque esos mismos que presentan en Europa las imágenes aisladas de esa seudo violencia rioplatense son los mismos que se olvidan de hechos más recientes sucedidos en Europa. Y me refiero por ejemplo a la lata de cerveza que le abrió la cabeza a Boninsegna, jugando contra el Borussia; o a la lucha grecorromana que tuvimos que presenciar el año pasado entre el Red Star y el Sparta; o a la invasión de los alcoholizados escoceses en el Nou Camp de Barcelona, jugando contra el Dynamo de Moscú... Mire, yo no critico ni dejo de criticar. Solamente constato hechos imparcialmente, sin apasionamientos. Y le repito: todo esto forma parte de una política destinada a desprestigiar el fútbol argentino. Y en parte está en los propios argentinos el demostrar con hechos (como lo vienen haciendo) que las cosas son diferentes.
Creo en el fútbol sudamericano y creo en Argentina. Le digo más. Como integrante de la Federación de Fútbol de Rumania -mi país- apoyé con mi voto la nominación de la Argentina como sede del Campeonato del Mundo. Y estoy seguro de que voté bien. ¿Y ahora me permite usted que yo te formule una pregunta?


-Cómo no, de acuerdo...

-¿Para qué países va destinado este reportaje?

-Fundamentalmente para Argentina, Uruguay y el resto de América del Sur.

-Bueno... pero mire que si desea publicarlo en Europa puede hacerlo mañana, eh...

(entrevista del periodista Jorge Valdés, de Radio Nederland, Holanda, en Agosto de 1972)

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La Copa América también se cuenta a través de las anécdotas e historias que descansan en sus archivos.
Por ejemplo, ¿Cuál es el partido más largo disputado en este torneo? Fue en 1919, en la edición celebrada en Río de Janeiro. Tras los noventa minutos iniciales en los que no se movió el marcador de la final entre Brasil y Uruguay, se disputaron dos prórrogas de 30 minutos cada una. En el minuto 122 Arthur Friedenreich dio el título a los brasileños.
Arthur Friedenreich, el primer futbolista mestizo de Brasil, apodado “El Tigre”, fue el primer mestizo que jugaba en la selección de Brasil, pasó a la historia del fútbol de este país por sus 26 años como profesional. Se retiró a los 43 años y más de 1.300 goles en su haber.
Aquel gol ante Uruguay tuvo una dedicatoria especial en una escultura con su medio y bota expuesta en un comercio de Río de Janeiro con la leyenda “A perna do campeao”.

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Es un crack, pero aún puede mejorar. Tiene que saber cuándo debe soltarla rápido y cuando probar la gambeta imposible. El día que domine este aspecto no ganará un Balón de Oro, sino una colección.

(JOHAN CRUYFF, opinando sobre Lionel Messi en “El Periódico”, Octubre de 2007)

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Jugar con línea de 3 contra Brasil es lo mismo que declararle la guerra a Estados Unidos.

(HORACIO PAGANI, periodista deportivo argentino, en el programa “Estudio Fútbol” que se emite diariamente por el canal TyC Sports)

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Celeste y rojo (Pablo Ramos - Argentina)


A la memoria de Beto


Caminaba hacia el bar pero se detuvo un poco antes de llegar a la puerta. Un perro viejo se había echado sobre el colchón de hojas amontonadas por el viento; ahí, quieto, parecía no respirar. Él se agachó y con un pedazo de corteza seca lo tanteó en la barriga.

El perro estiró una pata y luego, lentamente, giró la cabeza: tenía los ojos de piedra. Él le acarició le lomo y se levantó, sosteniéndose de la pared. Dale Arsenal leyó en letras que le parecieron su letra, pintadas con aerosol rojo. Respiró profundo el aire frío, se acomodó la camisa y el pullóver adentro del pantalón y subió el cierre de su campera hasta el cuello. Llegó al bar, empujó la puerta y entró.

El bar era un mostrador, algunos bancos altos, el billar y una mesa redonda donde cuatro hombres jugaban generala triple. La poca luz provenía de la calle, toda la que podía entrar a través de los vidrios mugrientos. Sobre la mesa se mezclaban los vasos a medio tomar, los cigarrillos, los dados que iban y venían, y las apuestas: fichas amontonadas en el centro.

- Qué hacés acá, pibe, ¿no deberías estar guardado vos? -lo saludó Ángel.

- Vine a despedirme, me voy.

Ángel dejó un dado y metió los otros adentro del cubilete. Lo miró con desconfianza.

-Un as te va en segunda. -El jugador de la derecha señalaba una planilla escrita en lápiz, tres columnas de números ordenados de alguna manera.

-A mí también me gustaría irme algún lugar -dijo Ángel, y encendió un cigarrillo con otro que hacía equilibrio en el borde de la mesa

-¿Te anoto o no te anoto? -insistió el jugador.

Ángel hizo una seña, tomó un trago y, con la vista puesta en la mesa, dijo algo a modo de despedida

En la calle había empezado a llover. El perro parecía no tener fuerzas ni para resguardarse. Lo tomó de la cola y lo arrastró despacio hasta el rectángulo seco bajo el balcón de chapa de la casa de al lado. Sintió el viento en la cara y escuchó el silbato del tren detrás del murmullo de la avenida Mitre. Caminó pensando en lo que, días atrás, le había dicho el Ruso.

-Tres -le había dicho-, con tres estás al pelo. Si te tomás cuatro sos capaz de pelearte con un gorila.

Llegó a su casa y entró por la puerta del patio. Su madre no estaba. No quiso mirar hacia ningún rincón, sintió que cualquier cosa podía haberlo hecho dudar, haberlo detenido.

Tomó la mochila y metió el walkman y la bandera de Arsenal de Sarandí. Tomó la plancha de pastillas, sacó todas las pastillas y se las metió en la boca. Masticó y bajó el amasijo con agua. Celeste y rojo, pensó; y salió de la casa.

Tenía cuatro cuadras hasta la avenida Mitre y, después de cruzarla, unos metros más hasta la escalera del viaducto. Celeste y rojo, se le cruzó otra vez sin saber por qué. Sólo los colores, los dos colores que estaban ahora en su mochila y caminó casi feliz por el descubrimiento de esa idea: celeste y rojo todo junto atrás en la mochila. El corazón se le aceleraba y casi no podía respirar. Como en un sueño, su cuerpo lo llevaba a través de la tormenta, las calles vacías, las hojas de otoño bajo sus pies dormidos.

De pronto se encontró frente a la escalera del viaducto sin recordar haber cruzado la avenida. Encendió el walkman y comenzó a subir los escalones de hormigón. La escalera que lleva a la estación Sarandí del Ferrocarril Roca, una isla de cemento entre dos vías.

Las piernas de le aflojaban y sentía la transpiración más helada que la lluvia. La música era apenas un susurro al oído, entonces subió el volumen y se concentró en la canción. Hablaba de alguien que se iba lejos, a otro país. Pensó en lo que sería vivir en otro país, en la serenidad y en la lejanía que parecían estar incluidas en esas palabras. Caminaba por el andén.

Trataba de pensar en fútbol, en alguna tarde de sábado guardada sólo ahí, en su memoria, y que por eso estaba destinada a perderse para siempre. Recordó un gol cualquiera, tal vez inventó uno, un gol al Porvenir. Celeste y rojo todo junto atrás en la mochila, pensó, y sacó la bandera, se la ató al cuello, la vio agitarse en el viento. Subió más el volumen del walkman: los que no pueden más se van, decía la canción. Entonces bajó a las vías y extendió los brazos, con los colores flotando en el aire, como un pájaro sereno, un ser invencible. El silbato del tren, el bulto enorme salido entre las sombras.

Los que no pueden más se van, se van; eso decía ahora la canción.

(relato tomado del libro “Cuando lo peor haya pasado”, Alfaguara 2005)

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-¿Es cierto que en esa etapa llegaste a ser muy amigo de Ronaldinho?

-Sí, hasta el día de hoy sigo hablando con él y con Deco. Se había formado una linda banda, con Rafa Márquez, con Messi... Y el Negro era un show.

-Cuentan que le enseñaste a hacer asados...

-En realidad, lo obligamos a cambiar algunas costumbres. Para su cumpleaños le hicimos comprar cerveza Quilmes y carne argentina... Quedó tan encantado que después, cada vez que hacíamos una barbacoa, como le dicen ellos, se usaban los mismos ingredientes.

-Seguro que no faltaba la pica Argentina-Brasil.

-En la Playstation, Ronaldinho era muy bueno. Nos ganaba siempre a Leo y a mí... Además, le gustaba cargarme con otras cosas. Se hizo de Boca solamente para molestarme.

-¿Cómo?

-Sí, me jodía diciendo que era de Boca... Pero yo sé que en el fondo él era de River. Hasta me llamaba a casa y me decía: "Maxi, prendé la tele que están dando los goles.

(MAXI LÓPEZ, jugador argentino, recordando su paso por el Barcelona FC en diario "Olé" del sábado 10 de Enero de 2009)

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