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Hay cosas que me llaman la atención. River perdía y la hinchada lo bancaba a muerte a Ramón Díaz. En cambio se la agarraba con dirigentes y jugadores.

(MARCELO GÓMEZ, ex jugador de Vélez y River en declaraciones a la Revista "Mística", Nº 149, del 19/02/00)

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Podríamos haber jugado un día entero y no habría habido goles.

(ARRIGO SACCHI, técnico italiano, tras el 0-0 de la final del Mundial USA 94 entre Italia y quien, por penales, fuera el campeón: Brasil)

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Defensa de la derrota (Roberto Fontanarrosa - Argentina)


Se apoyará, primero, los brazos estirados, las palmas de las manos contra la pared. Respirará hondo y acompasadamente varias veces, hasta que el frío de la pared le llegue. Cerrará los ojos, no mucho tiempo. Sentirá entonces, penetrándole, un reposo húmedo. Será la tristeza. Algo tibio. Intimo, casi fraterno. Decididamente poético. Eso. Poético. Se sentará entonces, sin mirar a nadie. Le punzarán algunas miradas furtivas. De reojo. No deberá hablar casi. Ni insultar. Deberá callar largamente. Sentirá entonces, creciéndole, un orgullo callado, quieto. Será la dignidad. Lo tomará del hombro, llenando con blandura el silencio que acompaña a los fracasos. No deberá llorar. Nunca. Tal vez apretar fuertemente la mandíbula. Un instante. Se pondrá de pie. Sentirá entonces, en el pecho, detrás de los labios, un escozor denso y aguachento. Será el romanticismo, que envuelve en una gasa tenue todas las derrotas. Tomará entonces su frágil fama, su trémulo orgullo antes impecable, se vestirá con ellos cuidadosamente, casi con cariño, y se marchará. No habrá las historias resonantes de la victoria, las felicitaciones sofocantes de la victoria. Estará solo. Y tendrá que caminar lento, pero no muy lento. Una mano en el bolsillo y un gesto vacío en la cara. Apenas una palidez quebradiza en la piel cubierta paternalmente por la solapa levantada. No habrá ni un solo amigo. Ni uno. O tal vez uno que respetará el momento, el silencio, la tristeza, que dejará caer casi con temor, o con respeto, una palmada leve sobre el hombro, como temiendo romper algo, como temiendo que se le desprenda al vencido ese fino revoque de melancolía, de nostalgia.
El vencido sacudirá una vez la cabeza, o dos, en agradecimiento, sin hablar, porque una palabra, un gesto amartillado en falso, puede precipitar el llanto. Y el vencido digno no se permitirá llorar ante terceros. Se marchará solo. Se preparará en su casa un café fuerte, negro, espeso y caliente. Se tomará la cara con las dos manos, para apretarse aun más sobre los párpados esa poesía inútil de las derrotas. Para fijarse sobre los pómulos todo el romanticismo suave e impalpable de las derrotas. Se podrá permitir, ahora sí, un gesto nervioso, un puñetazo corto y duro al aire dulzón de la cocina o bien sobre la mesa. Se podrá permitir, ahora sí, llorar con un llanto comprimido, convulsivo, desesperado y hondo contra el marco de la puerta del comedor. Deberá luego lavarse la cara, secarse los ojos con una toalla. Mirarse al espejo preguntándose si tenía realmente necesidad de llorar.
Y se sentará en el sillón de mimbre.
Tomará su café. No se sentirá tan mal, después de todo.

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Corría el año de 1978, Mundial de Argentina, el día 6 de Junio México se enfrentaba al equipo germano, resultado final: Alemania 6 - México 0.
Al minuto 39, los germanos ya ganaban 3-0, entonces se lesiona el portero José Pilar Reyes quien inmediatamente es sustituido por el arquero suplente Pedro Soto.
Al término del partido, Reyes preguntó: "¿cómo quedamos?" Soto respondió: "empatamos","¿en serio?" cuestionó Pilar. "Sí, a ti te metieron tres y a mi también" fue la cómica respuesta de Soto.

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Si no fuera por aquel gol al Inter en 1999 sería un ladrón. En la escuela solo sacaba doses. Aquel partido y mi talento me salvaron de la perspectiva de una vida de mierda.

(ANTONIO CASSANO, jugador italiano, en su libro “Dicco Tutto” -Lo digo todo-)

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No quiero ser crítico con nadie, pero es lo que es. Si echas la vista atrás a los últimos 60 días, con todo lo que ha ocurrido se podría llenar un hospital psiquiátrico.

(BRUCE ARENA, entrenador de Los Ángeles Galaxy, manifestando en el diario "Los Ángeles Times" su deseo de que finalice la 'novela Beckham' y el astro inglés, cedido por los angelinos al AC Milan, pueda regresar al equipo estadounidense antes del 9 de Marzo, a pesar de su deseo de permanecer en Europa)

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Futbolistas: un gran partido para ellas


De pedir autógrafos o fotos, algunas mujeres uruguayas pasaron a una búsqueda insistente para seducir al futbolista. Son las “botineras”, casi una profesión en Argentina y que ahora surgen en Uruguay. La casilla de Facebook de varios jugadores de la selección Sub 20 se recargó de invitaciones de estas nuevas fans provocativas. El tema preocupa a los entrenadores y psicólogos del deporte.

“Divinooo”, “llamame cuando vuelvas”, “te espero con mis amigas”, "pasame fotos y un fono”. Estos y otras decenas de mensajes seductores cayeron en la cuenta de Facebook de un futbolista de la selección Sub 20 mientras estaba en Venezuela, en el campeonato sudamericano de la categoría. Como a él, que prefiere no revelar su nombre, a otros chicos de la juvenil se le recargó la casilla de correos insinuantes: 10, 20 y hasta 33 envíos provocativos en un día contó uno de los deportistas. Incluso, algunos resolvieron cerrar su cuenta en Facebook para evitarse problemas con sus novias.

Así, la Sub 20 se trajo no solo un tercer puesto y la clasificación al campeonato del mundo, sino también la confirmación de que los futbolistas (aún los muy jóvenes) se han transformado en figuras deseadas para algunas mujeres. Por ellos van a las canchas y a los entrenamientos, los esperan, acuden a las mismas discotecas y buscan siempre la forma de conseguir el celular de alguno de ellos, en especial de los de más exposición.

En Argentina, se las conoce como "botineras": mujeres para las que los futbolistas juegan siempre un buen partido. Y los buscan sin importar demasiado la apariencia física o si el susodicho se come las eses al hablar. Las hay famosas: Wanda Nara se casó con Maxi López y acaba de tener su primer hijo. Evangelina Anderson se ennovió con el defensa de la selección argentina Martín Demichelis y Nicole Neumann con Fabián Cubero, de Vélez Sarsfield. La "moda" de parejas de modelos con jugadores ha copado y copa los espacios de las revistas y programas de farándula. E incluso hay un caso uruguayo: Diego Forlán sale con Zaira Nara, modelo y hermana de Wanda.

Por acá, el término "botinera" cuesta en entrar porque es sinónimo de estar "regalada" ante la presencia de un futbolista, por lo que nadie se asume como tal. Es también el inicio de un proceso incómodo: la botinera va por lo general tras el objetivo de transformarse en novia o esposa del jugador en cuestión. Si lo consigue, pasa al bando de las "novias", profundamente enfrentadas con las chicas que pretenden a sus parejas.

El martes, en el aeropuerto, al menos cien personas recibieron al plantel Sub 20 que regresaba de Venezuela. Entre ellas estaba Gabriela, novia de uno de los juveniles desde hace un año. ¿Miedo a las botineras? “No, miedo no. Ellas que hagan lo que quieran. Yo estoy segura de él”, responde y da instrucciones para identificar a una botinera: “Se visten de forma provocativa, van a los partidos y están siempre en las tribunas más cerca de los jugadores. Y después, los esperan a la salida”.

Yosselem Rocamora, conocida por su affaire con el árbitro argentino Sergio Pezzotta, es también periodista deportiva y amiga, según se declara, de varios futbolistas. “Como nosotros copiamos todo de Argentina, y allá está de moda esto de las botineras, acá también se empiezan a ver. Las veo en los entrenamientos o en los boliches, chicas que están siempre atrás de los futbolistas. Cuando yo era joven (ahora tiene más de 40) iba a esperar a los jugadores, a Morena, al ‘Indio’ Olivera... pero iba como admiradora, por un autógrafo o una foto. No en actitud de cargue, como veo ahora a muchas chiquilinas, desesperadas por sacarle el celular o que la invite a salir. Hay un `botinerismo` creciente”.

Las razones de esta tentación están en la tabla del 1: por su condición de deportistas, los jugadores tienen un físico cultivado. Y, a la vez, en caso de militar en cuadros importantes o en el exterior, ganan bastante más dinero que los pares de su edad que no son futbolistas. Como pasa con los actores o músicos, los más expuestos en los medios cuentan con séquito mayor. No es casualidad que los perfiles de Facebook de algunos jugadores de la selección estallaran justamente cuando disputaban el torneo sudamericano, con gran parte del país pendiente de sus actuaciones.

Incluso, algunos oportunistas se han subido al tren y crean casillas de Facebook con el nombre de un futbolista, pero no son ellos. Por ejemplo, se cuenta que había un Abel Hernández en esa red social, con foto del delantero juvenil, pero que no era él. Hoy, esa cuenta ha desaparecido. Después de todo, el engaño no resistirá nunca la concreción en una cita real.

Hugo de León, ex jugador y actual entrenador, asegura que “lógicamente, el jugador de fútbol conocido tienen más posibilidades con las mujeres”, aunque él, que jugó en Argentina, Brasil y Uruguay, evalúa que el nivel de fanatismo y obstinación de las botineras uruguayas es muy inferior a los países de la región y los de Europa. “Aquí, tenemos una cultura distinta, mucho más discreta”, continúa De León.

Pero, ¿cuál es la diferencia entre una fan y una botinera? En Uruguay y en el mundo, el interés de las mujeres por ver, informarse y jugar al fútbol está en aumento. Según una encuesta del mes pasado de la consultora Sport + Markt, el 38% del total de aficionados a este deporte en el mundo son mujeres. En números, 300 millones de féminas siguen a sus equipos. Pero de ahí a integrar la idea de un jugador de fútbol como proyecto de pareja (estable u ocasional) existe un salto grande. Incluso, también hay un cambio de modelo de atractivo masculino, al menos en Uruguay. Es probable que siempre los futbolistas hayan tenido admiradoras, pero seguro que no estaban en los primeros lugares de preferencias femeninas, como parecen ubicarse ahora.

El tema se convierte a menudo en cuestión de debate en los foros de las hinchadas. En Forobolso.com, sitio de los seguidores de Nacional, varias veces ha surgido la discusión en cuanto algún hincha (hombre) acusa a otra de botinera. Una usuaria respondió en Diciembre, por ejemplo: “No deberían catalogar a todas las chiquilinas así. Algunas, como yo, son sólo fanáticas y se sacan fotos con ellos porque los admiran... Este tema es muy complicado, no niego que hay minas que se les regalan, pero qué le vas a hacer. Cada uno hace lo que quiere. Los jovencitos (jugadores) están para la joda y los mayores, están para la de ellos”. Y otra hincha publicó que Mauricio Victorino le había firmado su camiseta: “Síiii, me la firmó. Ay que vergüenza que tenía. Es lindo, pero no soy una alzada, para aclararlo”.

En Facebook existe un grupo titulado “Las que tenemos alma de botineras”. Allí, 76 chicas, mayormente de Argentina, hacen comentarios sobre los futbolistas y sus atributos físicos. Una de ellas justificó sus gustos: “Porque son tan lindos... ¡¡encima tienen unas gambas!!”. Y otra reconocía: “Hace un mes que me chapé a un jugador. Soy botinera con todas las letras”.

Del otro lado del charco, estas confesiones son más abiertas e incluso hay un grupo musical: Las auténticas botineras, que hace música tropical.

Por acá, un viejo conocido del fútbol, ex dirigente y entrenador, da más pistas. “En los partidos en el estadio, mirá siempre a la platea América (que da a los bancos de suplentes). En general, hay dos o tres grupos de chicas, depende de si juega Peñarol o Nacional, que van siempre vestidas como de fiesta y lentes negros”.

Pero, también hay que decirlo, el de las botineras es un mercado muy competitivo. Los futbolistas uruguayos suelen establecer relaciones formales muy prontamente y la mayoría están casados o en concubinato.

La noche

Peñarol no gana. Cinco años hace que no obtiene el Uruguayo y tres, que ni siquiera clasifica para la Libertadores. Problema grande para un equipo grande. Entonces empiezan a trazarse posibles explicaciones y una que ha corrido estos días es que el plantel habría gozado de cierto "libertinaje" de salidas nocturnas. Incluso, circularon fotos en Internet de varios futbolistas aurinegros en una fiesta en W. Lounge, a la que había asistido también el entrenador de entonces, Mario Saralegui.

¿Cuánto afecta el rendimiento deportivo participar de actividades nocturnas? Hugo de León, opina: “El jugador tiene que llevar una vida diferente a la normal. Vive de su físico, y el descanso es una parte fundamental, durante el día y la noche. Todo aquel que no respete esto de modo adecuado, se verá afectado en su juego, tanto en lo físico como en lo técnico. La noche no es para los futbolistas. Ellos no pueden participar de la vida normal, de diversión, de otras personas”.

Con todo, De León reconoce que existen varias excepciones: jugadores que pueden mantener una actividad nocturna y al otro día, rendir igualmente en la cancha. “Pero son eso, excepciones, quizás uno en 500 que tiene la genética como para darse ese lujo, digamos. La generalidad es otra y es lo que debe cumplirse dentro de los clubes. Ahora, los futbolistas son personas mayores y uno no va a estar vigilando a las doce de la noche a ver si salió o no. En mi caso, yo me doy cuenta al otro día quién cumplió y quién no. Como entrenador, no he tenido problemas para que se respete esto porque uno dirige a jugadores inteligentes y que entienden”.

Yosselem Rocamora asegura que los futbolistas salen de noche y lo han hecho siempre. “Es normal. Son jóvenes, son seres humanos y les gusta divertirse. Tienen su día libre y ¿por qué no pueden salir?”. El problema se da cuando lo hacen previo a un partido y hay versiones de "escape" de las concentraciones prácticamente en todos los equipos en los últimos años. ”Yo vi a un jugador de Nacional a las siete de la mañana en un boliche, en un estado deplorable, con dos chicas. Y al otro día, a las pocas horas, ese futbolista jugó el clásico y lo ganó. Jugó bien”, dice Rocamora y añade que nunca dará nombres.

El psicólogo deportivo Jesús Chalela, que trabaja con futbolistas asegura que es necesario desarrollar talleres en los clubes para que no solo entrenen física y futbolísticamente a los jóvenes, sino en materia nutricional, de cuidado, descanso y relación humana. “El deportista está hoy un poco solo en el manejo de estas cosas”. Y De León, añade: “El jugador de fútbol no solo debe ser profesional en su juego, sino también en la vida”.

¿Sexo vs. rendimiento?

¿Las relaciones sexuales perjudican el rendimiento deportivo? Por muchos años, los científicos pensaron que la actividad sexual implicaba un desgaste físico que magullaba, al cabo, la capacidad de los deportistas. Por eso y hasta ahora en muchos equipos de fútbol, los vínculos de sábana están prohibidos en la víspera de los partidos.

Investigaciones más recientes, en cambio, señalan que las relaciones sexuales, siempre y cuando no sean en extremo desgastantes incrementan la testosterona y con ella, el rendimiento físico.

“El sexo es normal. Cada jugador sabe, según al conocimiento de su físico, qué días está apto para eso. Y qué tipos de relaciones, si es una relación más controlada o más alocada”, dice Hugo de León.

“Hay que formar deportistas”

Fama, dinero y mujeres. Un trío de premios que suele alcanzar a los deportistas más destacados y que, según el psicólogo del deporte Jesús Chalela, puede también transformarse en un arma perjudicial para su carrera y su vida.

¿Cómo preparar a los futbolistas, por ejemplo, para cuando llegue el momento de la fama y no se "mareen", como suele decirse popularmente? Chalela responde: “Yo siempre insisto en que los clubes deben crear talleres con profesionales que los ayuden a manejar otras cosas que no son del deporte, sino el entorno. Hay que implementar temáticas como el alcohol, las drogas, las relaciones sexuales, la alimentación y el entrenamiento invisible; es decir, todo lo que el jugador hace cuando no está en el entrenamiento, cómo cuidarse en esos momentos”.

Chalela, que fue psicólogo de las selecciones juveniles entre 1995 y 1999 y que mantiene esa actividad en el Club Malvín, sostiene que esas herramientas serán vitales si llega lo que se conoce como "el salto": el pase a la fama de un deportista.

El tema reviste crucial importancia en cuanto no pocos conocedores del fútbol argumentan que los triunfos deportivos de Uruguay se acabaron justamente debido a que los jugadores contemporáneos no han sabido lidiar con la fama. Y se "marearon" o "perdieron la cabecita", como suele decir el conocido comentarista Jorge Da Silveira.

Chalela relata la anécdota de un psicólogo del Deporte mexicano, Octavio Ribas, referente internacional en la materia. “Cuando fue psicólogo de la selección mexicana, había dos temas que él siempre trabajaba con insistencia: el manejo del dinero y la persecución que las mujeres hacían de los jugadores. Tener esos dos puntos claros son vitales para el rendimiento de los deportistas”, relata Chalela.

Para el psicólogo uruguayo, estos temas deben plantearse directamente y sin rodeos a los jóvenes deportistas. “Claro, uno no debe meterse en la vida privada, pero si hay uno que no tiene pareja estable y se relaciona con cuatro o cinco mujeres a la vez, hay que hablarle. Decirle que eso lo puede afectar en su carrera, en su rendimiento y en su vida afectiva”.

(artículo del periodista Miguel Bardesio publicado en el diario uruguayo “El País” del domingo 15/02/09)

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En Avellaneda, y por la Copa Libertadores, Estudiantes le ganaba 2 a 0 a Independiente con goles de Ribaudo. Casi al final del primer tiempo, a Oscar Malbernat (foto) se le caían las medias y el árbitro lo obligó a que se las levantara. Estaba cerca del banco de suplentes de Independiente, entonces lo miró al uruguayo Urruzmendi, que estaba allí sentado, y le dijo: "Pepe, ¿no me das unas tiritas?" "Que tiritas ni tiritas, andá a la puta que te parió", le contestó el uruguayo rojo de ira.
En el entretiempo, Malbernat contó lo sucedido y sus compañeros resolvieron, en pleno vestuario y "por mayoría", que cada uno que pasara cerca del banco local le dedicara una frase a Urruzmendi. Nada cordial, por supuesto, para calentarlo por si le tocaba entrar. Y le tocó Enrique Fernández Viola, técnico de los Diablos Rojos, lo llamó y le dijo: "Entre y provóquelo a Aguirre Suárez". Hubo una falta, se paró el juego, y Urruzmendi entró. Fue derecho hasta donde estaba Aguirre Suárez, lo insultó y le pegó una trompada. Aurelio Bosolino, que era el juez de línea, llamó al referí y Ángel Norberto Coerezza lo expulsó. Fue récord mundial.
Cuando terminó el partido, Fernández Viola explicó que cuando le dijo "provóquelo" se refería al juego. Su intención era que Urruzmendi lo saque del centro del área al defensor de Estudiantes, que lo llevara hacia los costados para abrirle el camino a algún compañero. Pero Urruzmendi entendió otra cosa. Cuando el uruguayo se iba del campo de juego, expulsado, Malbernat lo saludó con un "Feliz Navidad, Pepe", y se desató una batalla campal.
Los diarios de los días posteriores al hecho indicaron que el jugador de Independiente fue recibido por la expresión: "Uruguayo muerto de hambre".

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No me considero el dueño del fútbol, no soy propietario de ningún equipo, ni tampoco tengo jugadores. Simplemente trabajo en la industria de esta actividad, donde el producto fútbol es un negocio muy importante.

(CARLOS ÁVILA, empresario paraguayo, titular de Torneos y Competencias en 1998, respondiendo ante el dedo acusador de Javier Castrilli, quien lo acusaba del interés de la empresa en que descendieran de categoría Huracán, Argentinos Juniors, Ferro y Platense)

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Diego tiene muchas cosas a favor, pero aunque uno tenga el título de técnico, en la práctica no es técnico. Y Diego todavía no es técnico ya que no le ha tocado resolver problemas aunque puede tenerlos en abundancia.

(FRANCISCO MATURANA, actual entrenador de Trinidad y Tobago, opinando a fines de Enero de 2009 sobre la nueva función de Maradona en la Selección Argentina)

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Juan Enrique Carreño (Samuel Orellana - Chile)



Dónde estás Candonga,
ahora que trazo estas jugadas, con nostalgia,
retirado en mi casita de Maipú, esta noche sin estrellas,
con lluvia y sin estrellas.

El té ya no es más dulce ni la marraqueta más grande
si no se escucha en todas las radios del país
tu conquista frente a Bolivia:
Musrri para Margas, Margas que centra, aparece Carreño, cabezazo perfecto, gol,
Candonga, gol, clasificamos conchemimadre.

Era el día de tu cumpleaños.

A Francia los boletos.

Te imagino frente a un vaso de cerveza, amigo mío,
recordando el día en que te echaron del Colo.

Comenzaba la peregrinación por cuanto equipo auspiciara tu alegría de vivir,
la sed de meterla adentro, Candonga,
sólo como tú sabías, artillero.

Pero el ’93 hiciste lo tuyo con la Unión en la Libertadores,
el barrio Independencia se vistió de gala para merecerte
y los viejos tripulantes del Winnipeg destaparon su vinillo a lo que
por la madre España,
y por el Coto
y el matador Sánchez,
y a tu salud, valiente hidalgo.

Más tarde vendrían los coscachos:
en Osorno dejaste tres cuerpos en el piso
y a los mexicanos les enseñaste lo que es canela.

Siempre fuiste un duro
dentro y fuera de la cancha.

Por eso los técnicos miedosos
y los jugadores que se repliegan como ratones en su arco
detestaban tu coraje, tus ganas de romper el empate del chileno.

Dónde estabas, Candonga
cuando los brasileños nos humillaron frente al mundo
y los hinchas invocábamos tu nombre
como una cábala desesperada,
Juan Enrique Carreño.

Tú hubieras inflado la red con el puntete implacable
que temían los arqueros y aplaudíamos tus seguidores
o al menos, Candonga, hubieras repartido un par de combos
en el hocico.

Te imagino cansado después de tantas vueltas,
de tantas luchas sin objeto, de club en club,
sabiendo que los dirigentes te cagaron el ‘98
-digamos las cosas por su nombre-
con la condena de un desgarro imaginario,
un desgarro, Candonga, que se iría cumpliendo con el tiempo.

Esta noche sin estrellas, y con lluvia,
retirado en mi casita de Maipú
me acuerdo de tus goles, tu alegría, los años dulces,
el cabezazo precioso en el arco de Bolivia
y sigo gritando gol, gol conchemimadre.

Los triunfadores van a Francia, Candonga,
nosotros, amigo mío, los verdaderos, los de siempre
nos quedamos.


(Un especial agradecimiento a Samuel Orellana (Maipú, Chile, 1978), Licenciado en Filosofía por la Universidad de Chile, quien permitió la publicación en este blog de los poemas pertenecientes al libro "Gol de Oro", editado en el año 2004)

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El talentoso volante uruguayo Rubén Paz, ídolo de la gente del Racing Club de Avellaneda, le contaba a un periodista en el Mercado del Puerto de Montevideo una anécdota del inolvidable entrenador charrúa Washington “Pulpa” Echamendi: "Un día vino a probarse a Nacional un pibe muy atlético, que se ve que vivía para el fútbol. Y el "Pulpa" le pregunta "¿Y usted de qué juega?" 'De volante ventilador', le contestó el pibe que, se nota, estaba influenciado por lo que escuchaba en las trasmisiones de partidos europeos.
El “Pulpa” lo miró y le dijo: "¿Volante-ventilador? Ya no necesito pibe, volvé para el próximo verano".

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Sería un placer tenerlo con nosotros. Nos haría muy felices recibirlo como simpatizante, aunque calculo que por algún tiempo estará muy ocupado.

(GIANFRANCO ZOLA, entrenador del West Ham, acerca de la próxima visita al estadio de los “Hammers” de un simpatizante de lujo, Barack Obama, por impulso de su hermanastra Auma, que vive en el Condado de Kent)

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Edwards era incomparable. Fue terrible que muriera, y sólo puedo explicar a la gente que su adiós fue la mayor tragedia, porque era el mejor de todos nosotros. En toda mi vida como futbolista, siempre sentí que podía competir con cualquier jugador. Menos con Duncan. Él era el talento, siempre me sentí inferior a él. Nunca conocí a alguien tan dotado técnicamente y tan fuerte. Duncan tenía una presencia que nos eclipsaba a todos.

(BOBBY CHARLTON, opinando sobre Duncan Edwards, legendario jugador del Manchester United fallecido en la tragedia de Munich)

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Entrevista a Stefan Kovacs (1972)


Entrevista al entrenador rumano, nacido en 1920, que en la década del '70 con el Ajax holandés marcó una era de juego inolvidable y revolucionario.


-Señor... yo soy latino…

Esa fue la primera respuesta de Stefan Kovacs, el D.T. del Campeón de Europa, cuando le preguntamos si las entrevistas que él concedía a la prensa debían pagarse. Porque ya teníamos el antecedente inmediato y estábamos sobre aviso. Esas palabras, expresadas un poco con cancha, otro poco con comprensión, vaticinaban más que una entrevista un diálogo. Un diálogo abierto, sin condiciones, sin preguntas tabúes, sin límite de tiempo. A pesar de que estaba en la cancha desde las diez de la mañana con los hombres del Ajax, que hacía menos de catorce horas le habían ganado al Bayern Munich por 2 a 1 en partido de preparación con vistas a la Intercontinental.

A la una de la tarde, cuando todos los integrantes del plantel superior ya habían hecho sonar los escapes de sus respectivos prototipos sport, nos ubicamos cómodamente debajo de la tribuna principal del estadio del Ajax, donde Stefan Kovacs tiene su despacho permanente. Cigarrillos, whisky y un cordial “A sus órdenes, señor Valdés... dispongo del tiempo que usted estime oportuno…”.

-¿Cuál es su opinión acerca del rendimiento del equipo?

-Estoy plenamente conforme con el resultado. Buscaba en esta oportunidad efectuar un test de rendimiento de cada jugador, fundamentalmente en lo que se refiere al segundo tiempo.

-¿Por qué “al segundo tiempo”?

-En el segundo tiempo de los partidos es donde se aprecia claramente el estado físico del jugador y la repercusión que una mala preparación trae acarreado en la recuperación de los hombres. Fíjese que lo hice con toda intención. Hace poco decidí someter a todo el plantel a dos entrenamientos fuertes; muy fuertes, diría yo. A las veinticuatro horas juegan con estos alemanes, que por algo son campeones en su país. Termina la primera parte sin abrirse el marcador; van en pérdida parcial al promediar el segundo tiempo y finalmente ganan por dos a uno. Es una prueba que deja satisfecho a cualquiera, máxime teniendo en cuenta que ese mismo -no equipo había jugado tres días antes en Alemania, y en a propia cancha del Bayern les hicimos cinco. Siete goles contra uno en dos partidos es algo significativo, creo yo... ¿no?

-¿Encuentra al Ajax "a punto" o le falta algo aún?

-El equipo está bien preparado, pero le falta. No ha llegado todavía al ciento por ciento de su rendimiento. Estará a punto -no lo dude- para los partidos contra Independiente.

-¿Por qué Cruyff jugó más retrasado que como lo hace habitualmente?

-Cruyff es un hombre polifuncional. Juega en cualquier sector de la cancha y es capaz de desempeñar a satisfacción cualquier misión que se le encomiende. Porque es Cruyff los marcadores rivales tienen la obsesión de marcarlo arriba, de no dejarlo mover. Al ubicarlo más retrasado hay una triple ventaja:
1) El queda más libre, con mayor facilidad de movimientos y desplazamiento. Puede explotar la extraordinaria precisión que tiene su pase de larga trayectoria.
2) Los marcadores tienen dos alternativas: o dejarlo solo en el fondo (en cuyo caso se amplía la libertad de movimientos y el panorama de cancha) o encimarlo como siempre. En este último caso hay dos hombres menos que defienden dentro del área. Y no pierda de vista que en ese caso se hará más difícil que nunca aguantar al Ajax. Porque Suurbier llegará con mayor facilidad, Keizer explotará mejor su pierna izquierda, Muhren podrá sacar el taponazo desde la medialuna con menos piernas que defiendan...
3) El pique sorpresivo, la corrida de cuarenta metros, arrancando del fondo y llegando a la línea de gol al mismo tiempo que la pelota que llega bombeada desarma a cualquier defensa. Y tenga en cuenta que Cruyff, jugando a veinte o más metros del área rival, hizo un gol, ayudó a convertir el segundo y estuvo a punto de meter al tercero...


-¿Cuál es el régimen de trabajo del Ajax?

-Depende de la época del año. En circunstancias normales el sistema es el siguiente: los lunes hay entrenamiento liviano, de 40 a 60 minutos, dividiendo el plantel en dos grupos, según hayan jugado o no en el fin de semana; luego del entrenamiento, sauna, duchas y masajes. Los martes se hacen dos sesiones de training (por la mañana y por la tarde) de una hora y media cada una. El miércoles es el día libre en forma total, porque es el momento en que el organismo del jugador se encuentra físicamente apto y mentalmente dispuesto para aprovechar la vida familiar, con su mujer y sus hijos. Quiero aclararle que este régimen es imposible seguirlo durante la disputa de la Copa de Europa, ya que los partidos se juegan precisamente los días miércoles. Los jueves se reanuda el entrenamiento, sobre la base de caminatas y corridas fuera del estadio, generalmente en los bosques y parques que rodean a Ámsterdam. Los viernes un training de una hora en horas de la tarde y los sábados por la mañana otro training final de 60 minutos. Pero mire... acá viene lo más importante. El sábado yo formo el equipo. Hay, previa discusión con los jugadores, cambio de ideas acerca del match y de cómo se encuentra cada uno. Nada de misterios. Nada de indecisiones. Cuando ellos se van para sus casas ya saben quién juega y quién no. Eso brinda tranquilidad de espíritu y crea sentido de responsabilidad.

-Haciendo un promedio, ¿cuántas veces por semana juega el Ajax en un año?

-Dos partidos, pero hay veces en que juega hasta cuatro partidos semanales.

-¿De qué plantel dispone?

-Actualmente de 17 jugadores. Quince de primera categoría y dos juveniles de 18 y 19 años, respectivamente, que están equiparados a los consagrados.

-Para jugar contra Independiente, ¿le gustaría reforzar la defensa?

-Yo estoy conforme con el equipo que tengo. Es parejo, luchador y técnicamente se encuentra en un nivel aceptable.

-¿Le parece que la velocidad de retorno de Blankenburg es suficiente para descontar el terreno que en el pique le puedan sacar los delanteros argentinos?

-Blankenburg es un buen jugador. Por otra parte es el último de la línea de fondo y la contención de la delantera de Independiente es cuestión de planteos tácticos, de la forma de esperarlos en la marca...
Por otra parte, sí bien Blankenburg no será tan ligero como otros, es un hombre que espera a pie firme -siempre lealmente- y es difícil pasarlo.


-¿Cuál es su opinión acerca del fútbol sudamericano?

-Mire, yo por fútbol sudamericano entiendo dos zonas geográficas: el Río de la Plata y Brasil. Con diferentes influencias en el fútbol mundial según las épocas. Del año 50 para atrás hubo predominio rioplatense. Para adelante, los brasileños están en el "top". Lo que nadie me saca de la cabeza es que en todo el mundo, entiéndame bien, en todo el mundo no hay mejor fábrica de jugadores que el Río de la Plata. La materia prima es única, increíblemente valiosa. Y una cosa curiosa: muchas veces los propios latinoamericanos no se dan cuenta de lo que tienen entre manos; hay una subestimación y una falta de valoración evidente. No por ignorancia, sino por idiosincrasia o forma de ser. Individualmente considerado, el jugador argentino es insuperable...

-¿Y de Brasil qué?

-Sería ilógico negarle a Brasil el enorme mérito que desde hace más de 20 años viene poniendo de manifiesto. Que por otra parte lo ha demostrado con hechos concretos. A Brasil lo veo ahora como el país más fuerte en materia futbolística. Ejemplares en lo que se refiere a preparación física, a la aplicación de las tácticas modernas del fútbol, integrándolas a la agilidad nata del jugador brasileño. Y tres títulos mundiales son tres títulos mundiales...

-¿Le tiene miedo a la mentada violencia del fútbol rioplatense?

-Los rioplatenses son tan leales y a la vez tan fuertes y tan hombres como los europeos, como los africanos o como los esquimales. Ocurre que se ha creado una falsa imagen acerca de todo eso, pero en realidad lo que pasa es que hay otras razones de por medio. Pero voy a ir por partes, porque quiero ser bien claro en esto.
Primero: no es verdad que los sudamericanos jueguen brutalmente; que prefieran al puntapié alevoso o la disminución física del rival en forma premeditada. Son hombres como otros cualesquiera sometidos a los vaivenes de un partido de fútbol, a tolerar un buen o mal arbitraje, a saber no escuchar a la tribuna; en definitiva, dependiendo de su propio carácter, de su fuerza moral, de su comprensión o de su tolerancia.
Segundo: el público latinoamericano es más correcto que el público europeo. Yo he estado en México presenciando el último Campeonato del Mundo. Argentina no estuvo, pero estuvieron Perú, Brasil, el propio México, Uruguay... En ningún momento ví nada raro, nada fuera de lo común. Quedé admirado con la corrección y cordialidad del latinoamericano, dentro y fuera del estadio.
Acerca de estos dos puntos yo ya he hablado con mis jugadores, sobre todo para que no se dejen influenciar por noticias e informaciones tendenciosas, que son bastantes, por cierto.


-¿A qué se refiera cuando habla de informaciones tendenciosas?

-A eso iba. Mire, mi amigo, ¿sabe lo que pasa? hay muchos interesados en que Argentina no sea la sede del Campeonato del Mundo de 1978. Hay demasiados intereses creados y demasiadas ambiciones personales de por medio. Tratan por todas las vías de presentar una imagen falsa de la presunta violencia argentina para de esa manera incorporar un elemento en contra de la nominación definitiva. No importa que la realidad demuestre otra cosa. No importa para nada, ni cuenta el ejemplar comportamiento desde hace dos años de los cuatro finalistas de la Libertadores; no cuentan tampoco la falta absoluta de antecedentes en materia de partidos disputados dentro del marco de la Copa del Mundo, y eso a pesar de que los rioplatenses tendrían argumentos de sobra para haber perdido la calma... ¿O es que ya no se acuerdan de Inglaterra-Argentina y de Uruguay-Alemania en Londres del 66, con expulsiones increíbles y penales evidentes no cobrados? Pero no se preocupe usted porque esos mismos que presentan en Europa las imágenes aisladas de esa seudo violencia rioplatense son los mismos que se olvidan de hechos más recientes sucedidos en Europa. Y me refiero por ejemplo a la lata de cerveza que le abrió la cabeza a Boninsegna, jugando contra el Borussia; o a la lucha grecorromana que tuvimos que presenciar el año pasado entre el Red Star y el Sparta; o a la invasión de los alcoholizados escoceses en el Nou Camp de Barcelona, jugando contra el Dynamo de Moscú... Mire, yo no critico ni dejo de criticar. Solamente constato hechos imparcialmente, sin apasionamientos. Y le repito: todo esto forma parte de una política destinada a desprestigiar el fútbol argentino. Y en parte está en los propios argentinos el demostrar con hechos (como lo vienen haciendo) que las cosas son diferentes.
Creo en el fútbol sudamericano y creo en Argentina. Le digo más. Como integrante de la Federación de Fútbol de Rumania -mi país- apoyé con mi voto la nominación de la Argentina como sede del Campeonato del Mundo. Y estoy seguro de que voté bien. ¿Y ahora me permite usted que yo te formule una pregunta?


-Cómo no, de acuerdo...

-¿Para qué países va destinado este reportaje?

-Fundamentalmente para Argentina, Uruguay y el resto de América del Sur.

-Bueno... pero mire que si desea publicarlo en Europa puede hacerlo mañana, eh...

(entrevista del periodista Jorge Valdés, de Radio Nederland, Holanda, en Agosto de 1972)

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La Copa América también se cuenta a través de las anécdotas e historias que descansan en sus archivos.
Por ejemplo, ¿Cuál es el partido más largo disputado en este torneo? Fue en 1919, en la edición celebrada en Río de Janeiro. Tras los noventa minutos iniciales en los que no se movió el marcador de la final entre Brasil y Uruguay, se disputaron dos prórrogas de 30 minutos cada una. En el minuto 122 Arthur Friedenreich dio el título a los brasileños.
Arthur Friedenreich, el primer futbolista mestizo de Brasil, apodado “El Tigre”, fue el primer mestizo que jugaba en la selección de Brasil, pasó a la historia del fútbol de este país por sus 26 años como profesional. Se retiró a los 43 años y más de 1.300 goles en su haber.
Aquel gol ante Uruguay tuvo una dedicatoria especial en una escultura con su medio y bota expuesta en un comercio de Río de Janeiro con la leyenda “A perna do campeao”.

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Es un crack, pero aún puede mejorar. Tiene que saber cuándo debe soltarla rápido y cuando probar la gambeta imposible. El día que domine este aspecto no ganará un Balón de Oro, sino una colección.

(JOHAN CRUYFF, opinando sobre Lionel Messi en “El Periódico”, Octubre de 2007)

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Jugar con línea de 3 contra Brasil es lo mismo que declararle la guerra a Estados Unidos.

(HORACIO PAGANI, periodista deportivo argentino, en el programa “Estudio Fútbol” que se emite diariamente por el canal TyC Sports)

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Celeste y rojo (Pablo Ramos - Argentina)


A la memoria de Beto


Caminaba hacia el bar pero se detuvo un poco antes de llegar a la puerta. Un perro viejo se había echado sobre el colchón de hojas amontonadas por el viento; ahí, quieto, parecía no respirar. Él se agachó y con un pedazo de corteza seca lo tanteó en la barriga.

El perro estiró una pata y luego, lentamente, giró la cabeza: tenía los ojos de piedra. Él le acarició le lomo y se levantó, sosteniéndose de la pared. Dale Arsenal leyó en letras que le parecieron su letra, pintadas con aerosol rojo. Respiró profundo el aire frío, se acomodó la camisa y el pullóver adentro del pantalón y subió el cierre de su campera hasta el cuello. Llegó al bar, empujó la puerta y entró.

El bar era un mostrador, algunos bancos altos, el billar y una mesa redonda donde cuatro hombres jugaban generala triple. La poca luz provenía de la calle, toda la que podía entrar a través de los vidrios mugrientos. Sobre la mesa se mezclaban los vasos a medio tomar, los cigarrillos, los dados que iban y venían, y las apuestas: fichas amontonadas en el centro.

- Qué hacés acá, pibe, ¿no deberías estar guardado vos? -lo saludó Ángel.

- Vine a despedirme, me voy.

Ángel dejó un dado y metió los otros adentro del cubilete. Lo miró con desconfianza.

-Un as te va en segunda. -El jugador de la derecha señalaba una planilla escrita en lápiz, tres columnas de números ordenados de alguna manera.

-A mí también me gustaría irme algún lugar -dijo Ángel, y encendió un cigarrillo con otro que hacía equilibrio en el borde de la mesa

-¿Te anoto o no te anoto? -insistió el jugador.

Ángel hizo una seña, tomó un trago y, con la vista puesta en la mesa, dijo algo a modo de despedida

En la calle había empezado a llover. El perro parecía no tener fuerzas ni para resguardarse. Lo tomó de la cola y lo arrastró despacio hasta el rectángulo seco bajo el balcón de chapa de la casa de al lado. Sintió el viento en la cara y escuchó el silbato del tren detrás del murmullo de la avenida Mitre. Caminó pensando en lo que, días atrás, le había dicho el Ruso.

-Tres -le había dicho-, con tres estás al pelo. Si te tomás cuatro sos capaz de pelearte con un gorila.

Llegó a su casa y entró por la puerta del patio. Su madre no estaba. No quiso mirar hacia ningún rincón, sintió que cualquier cosa podía haberlo hecho dudar, haberlo detenido.

Tomó la mochila y metió el walkman y la bandera de Arsenal de Sarandí. Tomó la plancha de pastillas, sacó todas las pastillas y se las metió en la boca. Masticó y bajó el amasijo con agua. Celeste y rojo, pensó; y salió de la casa.

Tenía cuatro cuadras hasta la avenida Mitre y, después de cruzarla, unos metros más hasta la escalera del viaducto. Celeste y rojo, se le cruzó otra vez sin saber por qué. Sólo los colores, los dos colores que estaban ahora en su mochila y caminó casi feliz por el descubrimiento de esa idea: celeste y rojo todo junto atrás en la mochila. El corazón se le aceleraba y casi no podía respirar. Como en un sueño, su cuerpo lo llevaba a través de la tormenta, las calles vacías, las hojas de otoño bajo sus pies dormidos.

De pronto se encontró frente a la escalera del viaducto sin recordar haber cruzado la avenida. Encendió el walkman y comenzó a subir los escalones de hormigón. La escalera que lleva a la estación Sarandí del Ferrocarril Roca, una isla de cemento entre dos vías.

Las piernas de le aflojaban y sentía la transpiración más helada que la lluvia. La música era apenas un susurro al oído, entonces subió el volumen y se concentró en la canción. Hablaba de alguien que se iba lejos, a otro país. Pensó en lo que sería vivir en otro país, en la serenidad y en la lejanía que parecían estar incluidas en esas palabras. Caminaba por el andén.

Trataba de pensar en fútbol, en alguna tarde de sábado guardada sólo ahí, en su memoria, y que por eso estaba destinada a perderse para siempre. Recordó un gol cualquiera, tal vez inventó uno, un gol al Porvenir. Celeste y rojo todo junto atrás en la mochila, pensó, y sacó la bandera, se la ató al cuello, la vio agitarse en el viento. Subió más el volumen del walkman: los que no pueden más se van, decía la canción. Entonces bajó a las vías y extendió los brazos, con los colores flotando en el aire, como un pájaro sereno, un ser invencible. El silbato del tren, el bulto enorme salido entre las sombras.

Los que no pueden más se van, se van; eso decía ahora la canción.

(relato tomado del libro “Cuando lo peor haya pasado”, Alfaguara 2005)

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-¿Es cierto que en esa etapa llegaste a ser muy amigo de Ronaldinho?

-Sí, hasta el día de hoy sigo hablando con él y con Deco. Se había formado una linda banda, con Rafa Márquez, con Messi... Y el Negro era un show.

-Cuentan que le enseñaste a hacer asados...

-En realidad, lo obligamos a cambiar algunas costumbres. Para su cumpleaños le hicimos comprar cerveza Quilmes y carne argentina... Quedó tan encantado que después, cada vez que hacíamos una barbacoa, como le dicen ellos, se usaban los mismos ingredientes.

-Seguro que no faltaba la pica Argentina-Brasil.

-En la Playstation, Ronaldinho era muy bueno. Nos ganaba siempre a Leo y a mí... Además, le gustaba cargarme con otras cosas. Se hizo de Boca solamente para molestarme.

-¿Cómo?

-Sí, me jodía diciendo que era de Boca... Pero yo sé que en el fondo él era de River. Hasta me llamaba a casa y me decía: "Maxi, prendé la tele que están dando los goles.

(MAXI LÓPEZ, jugador argentino, recordando su paso por el Barcelona FC en diario "Olé" del sábado 10 de Enero de 2009)

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En 1971 la selección chilena, dirigida por Raúl Pino, enfrentó a Haití en Puerto Príncipe. Formados en la cancha, los visitantes tenían que saludar a Francois Duvalier, Papá Doc, un dictador sanguinario, presidente vitalicio del país caribeño.
El capitán chileno, "Tito" Fouillioux, lo saludó en francés. Cuando le tocó el turno a Leonel Herrera, "el Chuflinga" le dio la mano y le dijo: "Hola, huevón, ¿cómo estai?"

(tomado del libro “Anecdotario del fútbol chileno” de los periodistas Luis Urrutia O' Nell y Juan Cristóbal Guarello, Ediciones B)

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La televisión ha cambiado algunos códigos, ver el fútbol por ella es -ya para muchos- un espectáculo más entretenido que ir a la cancha; la gente extraña que no le reiteren la jugada. Una amiga se sorprendió al ir a la cancha que después de los goles movían del medio ¡No sabía que eso ocurría! El público del fútbol ya tiene más cultura televisiva que de estadio.

(VÍCTOR HUGO MORALES, relator y periodista uruguayo)

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Cuando Diego llegó a Boca en 1981, la conmoción que causó fue extraordinaria. Si vos que me estás leyendo tenés más de 35 años debés acordarte de lo que fue aquello.
El debut fue una fiesta, Diego enloqueció a todos los hinchas y también a los periodistas entre los que estaba como su primer admirador Víctor Hugo Morales. El “uruguayo” tenía debilidad por Diego: cada una de sus jugadas era consecuentemente elogiada por el periodista y así se fue generando una relación entre ellos de respeto mutuo pocas veces visto. Pero se conocían solamente a través del aire, nunca habían estado juntos personalmente. Entonces con la complicidad de unos amigos de Diego, organizamos un partido de fútbol en la casa del Diez.
Nuestro equipo era el “Sport 80”, entre otros, formado por: el “perro” Mena al arco (qué buen tipo, pero qué mal arquero), Fernando Niembro, Adrián Paenza, Roberto Leto, el “Ruso” Ramenzoni, Víctor Hugo (que jugaba de mediocampista zurdo) y yo (25 kilos menos).
En el equipo de Diego, algunos familiares y ex compañeros de Argentinos Juniors, un equipazo. Para jugar el partido pusimos las siguientes condiciones: dos tiempos de 25 minutos cada uno y que Diego tenía que jugar de defensor y no podía pasar la mitad de la cancha (que no era de medidas profesionales, sino para jugar ocho contra ocho). Comenzó el partido y Diego desde la mitad de la cancha sacó un zurdazo impresionante que se coló en el ángulo.
Con el correr de los minutos el partido se hizo parejo y no se modificó el marcador. Pero cuando estaba a punto de finalizar el primer tiempo, Víctor Hugo me tiró una pelota larga, corro apareado con Maradona y cuando entrábamos al área me tiro, sin que Diego me toque, y el árbitro compró y cobró penal. No les puedo ni contar como se puso Diego, se lo quería morfar al juez, que se bancó las protestas y no modificó la decisión. El penal lo pateó Víctor Hugo y con el 1 a 1 terminó el primer tiempo.
Ni los refrescos del entretiempo hicieron que la bronca se le pasara a nuestro anfitrión que, recaliente, cuando empezaba el segundo tiempo dijo: “Así que hacen trampa, entonces yo no juego más de defensor, voy arriba”. Y fue arriba nomás, y el partido terminó 9 a 1. No lo pudimos agarrar ni con la mano, nos pegó un baile inolvidable, ni a las bolitas le gustaba perder. Por suerte después vino el asado, con buen vino y ahí si, les puedo asegurar que con mi actuación ganamos por goleada.

(anécdota del periodista Miguel “Tití” Fernández, tomada de su libro “Secretos (con) partidos”, junto a Marcelo Benedetto y publicado por Ediciones B)

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Nino Landa que estás en los cielos (Francisco Mouat - Chile)


Ni el foul de tus intenciones podrá evitar la caída
cuando en la red de tus labios te acomode el primer gol
.
Bonano, Fattorini y Pettorosi


No hay vuelta: al destino le agradan las coincidencias, las repeticiones. Honorino Landa sólo confirmó la sentencia. Finteó con la muerte, gozó haciéndole sombreritos y uno que otro túnel, hasta intentó una pared corta en plena área chica para esquivarla. No pudo: se estrelló definitiva, dolorosamente con ella el 30 de Mayo de 1987, tendido en una cama del Hospital Barros Luco, a las cinco de la tarde, las mismas cinco de la tarde del 30 de Mayo de 1962, cuando Nino Landa dio el puntapié inicial del Mundial de Chile, a la Copa Jules Rimet, con las medias gachas, el jopo en la frente, las piernas gruesas y el gol a exactos cincuenta metros de su mirada.

Lo de Nino fue un pacto de amor con la pelota de fútbol, un encantamiento sin dobleces. De pequeño, cuando vivía interno en el Hispanoamericano, el menor de los Landa se divertía muchísimo con una bola en los pies a lo largo y a lo ancho de cualquier patio del colegio. Entre rezos y confesiones, los curas no tardaron en darse cuenta de que este muchacho tenía dotes excepcionales para el fútbol. Apenas acabó las humanidades lo llevaron a Unión Española con la certeza de que a Dios jamás se le ocurriría vetar esa decisión tan mundana como celestial.

Nino no defraudó: ni A Dios ni a los curas ni a nadie.

Debutó en Primera División en 1959 contra O’Higgins de Rancagua: tres veces metió la pelota en el arco de los contrarios. Ya nadie lo supo detener.

Félix Landa, hermano: “Hay tres clases de futbolistas: el rápido, el hábil y el inteligente. Nino tenía las tres características: muy rápido, muy hábil y muy inteligente. Por eso yo digo que es lejos el jugador más dotado que ha tenido el fútbol chileno”.

De pronto, Honorino se encontró con que era un joven de sólo diecinueve años al que la hinchada quería y celebraba porque era un gusto ver sus piques cortos, su manera cantinflesca de correr con la pelota imantada en el botín derecho que mareaba defensas, defensas irresolutos y desesperados que no podían adivinar si Nino trazaría líneas rectas o dibujaría cabriolas sobre el pasto de la cancha de turno.

Rosa Trepiana, cuñada: “Era un bailarín, una cosa impresionante cómo finteaba y corría y finteaba. Cuando metía un gol, todo el estadio aplaudía de pie sus genialidades”.

Veinticuatro tantos marcó Honorino en el campeonato nacional de 1961: goleador absoluto del torneo. Fernando Riera, entrenador de la selección chilena, no tuvo dudas: Landa llevaría la número 9 en el Mundial del 62. Al compás de Los Ramblers, del rock de la fiesta universal del deporte y el balón, Nino salió a la cancha y enfrentó a los suizos, alemanes, italianos, soviéticos y brasileños. No marcó un solo gol en el todo Mundial, y le dieron duro.

Honorino Landa: “No fracasé. Había que estar adentro, en la cancha, para comprender lo difícil que era enfrentar a las defensas europeas. Les aseguro que en los partidos con Alemania e Italia recibí más golpes que en dos años de campeonato local. Y eso habría lo de menos si después del quiscazo el camino se hubiese abierto, pero no se abrió. Lo importante en un equipo no es quién haga el gol, sino que se haga”.

A pesar de esa sequía goleadora, el teléfono de su casa debió desconectarse durante y después del Mundial porque había mujeres que llamaban a Nino todo el día para ofrecerle citas con romance incluido, mientras se llenaban bolsas y más bolsas con cartas de fans que le confesaban admiración.

Lucía Montenegro, secretaria: “Estupendo. Crespo, dientes lindos, piernas viriles, regio, rico. En mi pieza tenía afiches de Honorino Landa. Iba con mis amigas al estadio nada más que para verlo. A otras les gustaba Fouillioux, pero a mí no; muy blancuchento. Landa era de comérselo”.

Una fiesta en la cancha, Nino. Un deleite. Al arquero Pancho Fernández le bajaba los pantalones. Al Palitroque Rodenack le quitaba el gorro y salía con él arrancando por toda la cancha. A Colo Colo, en una Copa Libertadores, le metió un golazo y luego se fue por la pista de ceniza del estadio Nacional con la pelota dribleando carabineros ante el delirio de las tribunas: “Lo único que quería era hacer jugar a los pacos”, explicó más tarde. A Manuel Cuesta, legendario presidente de la rama de fútbol de Unión Española, le robó el vaso en que guardaba su ojo de vidrio: “estaba ahí, delante de mí, flotando, y uno no podía dejar de mirarlo. Después se lo devolví”.

Honorino Landa: “Mi desplante tiene mucho de afición a jugarme carriles, a desafiar incluso la lógica sin pensar mucho en las consecuencias. No me tomo el fútbol a la tremenda. Ni tan adentro que te quemes, ni tan afuera que te hieles. La verdad es que yo no puedo tomar nada a la desesperada. No está en mí. Me siguen cargando los tontos graves, los que no saben ponerle un poquito de pimienta a las cosas. Por ejemplo, jugar a canillas peladas obliga a aguzar el ingenio para eludir los raspones. Por último, nadie es tan malo que le vaya a dar un quiscazo a una pierna desnuda sin pensarlo dos veces”.

Las gracias y el talento de Nino se repartieron luego entre el Mundial del 66 (se perdió un gol increíble contra Corea), Green Cross, Huachipato, La Serena, Magallanes, Aviación y Unión Española. Abandonó el fútbol activo en 1975. Fumaba Lucky sin filtro. Jamás se desentendió de la pelota. Hizo un curso de entrenador y trabajó con sus hermanos en el criadero de pollos Navarra, bautizado asó en homenaje a la región hispana desde donde zarpó su padre hacia Chile a mediados de los treinta. Fue director técnico de las divisiones inferiores y del primer equipo de Unión Española, y más adelante jugó con sus amigos de barrio defendiendo los colores del club Tato Rojas.

A fines del año 86 asomó el cáncer. Fulminante. Asunto de siete meses.

Tendido en una cama del hospital Barros Luco, Honorino Landa murió el 30 de Mayo de 1987 a las cinco de la tarde en punto.

Todos lloraron a Nino. En el estadio Santa Laura, en el preludio de un partido entre Universidad Católica y Everton hubo silencio durante un minuto. Y después un gran aplauso. Jota Eme resumió el sentimiento de los hinchas: “Este es nuestro último aplauso para ti, crack, crack, crack”.

Al cementerio llegó una enorme columna. Allí estaban su canoso y octogenario profesor de castellano, el vendedor de calugas de Santa Laura, los compañeros del Mundial del 62. Tristes, todos ellos avanzaron en silencio tras la urna de Nino mientras una trompeta ejecutaba “Yo tenía un camarada”.

Ya no más malabares. Ya no más verónicas a la entrada del área.

(texto publicado en el libro “Nuevas cosas del fútbol”, de Francisco Mouat, Ediciones B, Santiago de Chile, 2002)

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Si jugara al fútbol como a la Play Station, sería el mejor del mundo.

(DENILSON, internacional brasileño)

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Fue técnico de este equipo por unos pocos minutos. Quedé como un tonto y puse en riesgo la reputación que construí durante años de una carrera honorable. Uno conocía la situación del equipo, pero no todos los detalles.

(ABEL BALBO, ex internacional argentino, renunció antes de ayer (25/02) a la dirección técnica del Treviso, apenas diez minutos después de comenzada la primera práctica al mando de ese equipo. Ayer reasumió sus funciones luego de una extensa charla con el presidente de la institución de la Serie B del fútbol italiano)

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Cómo liderar, motivar y obtener éxitos (según Carlos Bianchi)


Carlos Bianchi es uno de los directores técnicos de fútbol más ganadores del mundo, pero su vitrina de trofeos quizá no exhibe su credencial mayor, aquella de la que se valió para conquistar el reconocimiento unánime: su habilidad para conducir, motivar y conseguir buenos resultados.
No es un gurú del management ni un especialista en recursos humanos. Sin embargo, en una charla realizada, en el Paseo La Plaza, unos 450 dirigentes de empresas lo escucharon con veneración, cautivados ante sus definiciones sencillas, concisas, llenas de sentido común y, fiel a su manera de ser, cargadas de buen humor.

Para el ex-técnico de Boca Juniors la clave del éxito se apoya en cinco conceptos:

1) disponer de gente inteligente;

2) ser un profesional ciento por ciento, al margen del dinero que uno perciba como remuneración;

3) pensar siempre en el grupo más que en uno mismo;

4) dar el ejemplo ante los demás en todo momento,

5) respetar a todos por igual, desde el más jerarquizado hasta el más novato de los dirigidos.

La primera frase que dejó este hombre de Villa Luro, que dejó sus estudios de chico para trabajar en el kiosco de diarios de su padre para luego brillar en el fútbol, abrió un gran silencio que se extendió durante las dos horas y veinte minutos que duró la reunión. "Ustedes esperarán que hoy sea un maestro, pero yo odio dar lecciones. Uno puede ser un ejemplo, pero nunca un maestro. Trabajar con un grupo siempre es difícil, porque los grupos son frágiles y delicados. Pero dando el ejemplo se logra mucho más en todos los órdenes de la vida", dijo ante una audiencia joven, mayoritariamente masculina, entre las que se contaban ejecutivos de distintas empresas.

Enseguida, desgranó sus ideas principales, algunas de ellas acompañadas por experiencias de su vida deportiva, pero aplicables a lo que sucede hoy en cualquier empresa privada:

La gente: "Lo más importante es tener gente inteligente, y este concepto abarca a todos los demás, porque el tipo inteligente piensa siempre primero en el grupo antes que en él. Ser inteligente es dejar de lado el ego personal, es dar el ejemplo y respetar a todos por igual. Es ser el primero en empezar a trabajar y el último en irse. Una vez, como técnico, en Italia, un jugador apareció un día con una moto Harley Davidson, al día siguiente con un Mercedes Benz y al otro con una Ferrari. ¿Qué le podía decir yo a alguien así?", disparó.

La motivación: "El solo hecho de ser profesionales nos tiene que alcanzar para motivarnos. Pero cuando le hablamos a nuestra gente tenemos que utilizar las palabras justas y tomar conciencia de que nuestros nervios y responsabilidades se contagian. Hay veces en que hay adrenalina suficiente y no hace falta motivar".

Trabajar en grupo: "Lo imprescindible en un grupo es que tenga actitud positiva. Hay que hacerle comprender al grupo que todos son importantes. Cuando les hacemos sentir a todos que son valiosos, ahí se obtienen los resultados. Hay privilegiados, pero son pocos, tal vez el que hace los goles o el que los evita, pero es fundamental que todos sientan que no hay tratos diferentes, desde el pibe que acaba de ascender al plantel superior a la estrella mejor paga".

El líder: "Hay tres clases: el pasivo, que tiene demasiado respeto por sus pares -así era yo como futbolista- y no dice todo lo que piensa; el negativo, que siembra maldad para imponerse y siempre está descontento, y el positivo, que discute lo mejor para todos y llega siempre primero. Ahora bien, el líder sabe que tiene el poder, pero el poder no lo tiene que hacer equivocar. Hay que ser muy medido con el poder. Se debe respetar a todos por igual y no infundir respeto a través del miedo. El jugador o las personas que ustedes dirigen deben poder expresarse, pero sin desubicarse, ahí está la frontera. Una vez un jugador se me largó a llorar antes de una final. Yo lo respeté".

Las situaciones críticas: "Si las cosas no van bien, el líder no debe hacerlas más negras. El ambiente debe ser siempre el mismo. Es quien dirige quien crea el clima de trabajo. Si nos va mal no nos tenemos que poner pesimistas, la vida sigue. Yo soy de sonreír y sonreír hace envejecer más tarde. Si en una oficina dos o tres empleados no se hablan, las cosas no pueden salir bien".

La comunicación: "Hay que hacerle comprender al jugador que uno es sincero, que no le miente. Hay que ir de frente, que no desconfíe. No hay que darle la posibilidad de que nos reproche nada".

¿Les grita a sus dirigidos?: "Hay que gritar sólo cuando es necesario. Recuerdo que me enojé mucho una vez. Habíamos ganado 6 a 2 a Huracán en cancha de Boca, pero los jugadores los sobraron haciéndoles "ole". Les faltamos el respeto y eso no corresponde. Entonces, me encerré en el vestuario y ahí sí me escucharon (risas)".

Las personas conflictivas: "A aquellos que piensan más en lo individual que en lo personal se van o los dejo ir".

El rival: "Nunca hay que provocar al competidor, porque generamos que le salgan el orgullo y la bronca de adentro con más fuerza que antes. Si respetamos al adversario, ganamos puntos. Si lo menospreciamos, lo ponemos de pie".

Antes de la ovación final, dejó expuesto no sólo su criterio como conductor sino también su calidad humana. Dijo “que si uno de sus dirigidos tiene una adicción o pasa un mal momento psicológico haría lo posible para sacarlo y hacer que vuelva a creer en sus capacidades". Que los objetivos de su vida son llegar a los 80 años de edad con su mujer, Margarita, hacer bien su trabajo y ver a sus nietos casarse.

Por último, tres frases que lo pintan de cuerpo entero:

* Con sólo ser un profesional sirve para estar motivado

* Nada enseña más que dar el ejemplo

* El mejor líder es aquel que piensa en los demás.

Fuente: Fernán Saguier - De la Redacción del diario La Nación




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Cuando Estudiantes de La Plata consiguió su primer título, el de Campeón Metropolitano de 1967, uno de los más alegres en el vestuario era un sacerdote, el Padre Tiscornia. Era una especie de asesor espiritual del plantel pero, en realidad, se trataba de un hincha fanático encubierto.
En medio del júbilo lo interrumpió la televisión. “¿Rezó mucho para que ganara Estudiantes, Padre?”, le preguntó el cronista. "Muchísimo, siempre rezo para que le vaya bien a los muchachos". "¿Y le parece justo mezclar el fútbol con la religión?", le repreguntó ahora con un tomo más duro. "Por supuesto hijo, absolutamente, -remarcó con énfasis el sacerdote- ya lo dice el refrán: A Dios rogando y con el mazo dando".

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En mi anterior etapa me criticaban por no lavar la ropa sucia dentro del vestuario, pero es que llevaba tres meses lavándola y no se secaba nunca.

(JOHN BENJAMIN TOSHACK, entrenador galés)

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Pues si su calidad es desmarcarse, pues no lo marcamos.

(JOHAN CRUYFF, en su época como entrenador del Barcelona FC, cuando le apuntaban las virtudes del jugador Manolo, previo a un Barça-Atlético Madrid)

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