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Todos los futbolistas nos retiramos. Más pronto o más tarde. Es ley de vida. Y es, entonces, al mirar atrás, cuando te das cuenta de las cosas. Cuando ya no hay vuelta atrás. Y como ex futbolista sé que no hay nada peor que estar convencido de que en su día dejaste escapar cosas que tenías en la mano.

(JOHAN CRUYFF, ex futbolista y entrenador holandés)

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A Casillas no le gustan los partidos donde le rematan muy poco. Hay porteros que rezan por no tener que ejercer de porteros. A Casillas le ocurre lo contrario. Le gusta el guitarreo.

(SANTIAGO SEGUROLA, periodista español, en diario Marca del 16 de Junio de 2008)

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La promesa - (Eduardo Sacheri -Argentina- por Alejandro Apo)

1ª parte




2ª parte

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"Te necesito de lateral, Luquitas", le dijo un buen día de 1998 el “Bambino” Veira a Lucas Gatti (foto), hijo de Hugo Orlando Gatti, quien había llegado de Argentinos Juniors como volante ofensivo.
"Vas a ser un 3 fantássstico", completó el técnico para motivar a su jugador. El problema fue que al pibe justo le tocó vérselas de cerca con dos “pesos pesados” que enseguida le tomaron el tiempo: Maradona y Caniggia.
Al ver lo que estaba pasando, Veira decidió parar la práctica y hablar con su nuevo lateral izquierdo. "Luquitas, una barrrbaridad... Pero primero encargate de Cani y después de Diego", fue el consejo que le dio para evitar el 2-1. El Bambino dio media vuelta y comenzó a alejarse, pero a los dos pasos giró nuevamente y cerró su charla con Gatti: "Luquitasss, Caniggia es el rubio, eh".

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Tal vez habría que organizar un sextangular.

(REINALDO “Don Choco” SÁNCHEZ, ex Presidente de la ANFP chilena, con ideas claras acerca de la organización de un torneo y un tanto oscuras acerca de geometría)

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El árbitro tiene que saber a quién tiene delante. Los jugadores no son iguales. Yo no me dirigía igual a Butragueño que a Hugo Sánchez; con uno empleas un tono amable y reposado y con el otro tenías que ser mucho más enérgico poniéndole, además, la cara adecuada. Pero yo no inventé nada; está en el manual de los árbitros.

(VICTORIANO SÁNCHEZ ARMINIO, Presidente del Comité Técnico de Árbitros de España, en revista "Don Balón", Octubre de 2008)

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Un matrimonio sagrado


La mejor manera de explicar lo que significa ser hincha de un equipo de fútbol la dio el escritor inglés Nick Hornby en su libro “Fiebre en las gradas”, donde cuenta su relación de amor con el Arsenal londinense. Es como un matrimonio. Pero no cualquier matrimonio como los de ahora, que duran menos que el noviazgo. No, éste es un matrimonio estricto, espartano, victoriano. Indisoluble. Como dicen los sacerdotes, “hasta que la muerte los separe”. “Un matrimonio sagrado”, agregaría el cantante dominicano Juan Luis Guerra en su canción “Como abeja al panal”.
Un matrimonio, además, que no concibe la infidelidad. El hincha de Santa Fe jamás tendrá un affaire clandestino de dos semanas con Millonarios, el otro equipo de Bogotá. Si acaso, furtivos y pasajeros amores platónicos con equipos de otras ciudades, como el Deportivo Cali, el Unión Magdalena o el Júnior de Barranquilla, amores platónicos que se desintegran y vuelan por los aires el día en que estos equipos enfrentan a Santa Fe.
El hincha se comporta como un marido ejemplar, sumiso y leal. Acepta y asume los defectos de su equipo, como un esposo acepta que su señora ya no sea tan delgada como el día que se enamoró de ella, o que ronque, o que tenga ojeras y haga mala cara 18 de las 24 horas del día. Más allá de las iras momentáneas cuando el equipo juega mal. (En el caso concreto del Santa Fe, son veintidós años sin ganar ningún título.) Más allá de los airados reclamos al técnico de turno o a los ineptos jugadores que son incapaces de defender con decoro los colores del equipo. El hincha siempre termina en el estadio, siempre acompaña a su equipo en las buenas y en las malas y le cantará siempre, así sea en voz baja: “Olé olé olá/ cada día te quiero más.”
Y así como el marido paga cumplidamente las cuentas del hogar sin importar que a ratos éste se parezca más a un infierno que a otra cosa, el hincha le gasta plata al equipo. Y mucha. Antes bastaba con las boletas. Ahora no. También hay que comprar camiseta del equipo (que cambia de diseño o de fabricante en promedio cada seis meses y, por tanto, toca actualizarla), bufanda, bandera, el disco oficial con las canciones de la barra...
¿Y qué gana a cambio? Una serie de intangibles que sólo conoce quien es hincha de verdad. Un sentido de pertenencia tribal que no se consigue en ninguna otra parte del mundo, llámese triunfo electoral, concierto de rock de 100.000 personas o victoria militar. Un delicioso corrientazo por el espinazo cada vez que el equipo hace un gol, o le gana al enemigo eterno, y que se transforma en una sensación indescriptible que dura varios días. O años. En 1992 Santa Fe le ganó 7 a 3 a Millonarios y ese recuerdo, siete años después, todavía nos llena de orgullo a los hinchas del equipo rojo y se lo restregamos cada vez que podemos a los seguidores del equipo azul.
Una razón para aferrarse a la vida: no me puedo morir sin saber antes quién queda campeón este año o por cuánto le vamos a ganar a Millonarios en el próximo clásico.
Sin importar si uno elige bien o mal (Athletic de Bilbao o Real Sociedad, Boca Juniors o River Plate, Inter o AC Milan, Arsenal o Tottenham Hotspurs), el equipo de fútbol es sólo eso y nada más que eso: el único y verdadero amor de la vida.

(artículo de Eduardo Arias, periodista e hincha del
Deportivo Independiente Santa Fe, Bogotá, Colombia -1999-)

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Estábamos en la concentración de “Los Aromos”. Habíamos quedado de conversar cada uno con los dirigentes para dar una versión sobre el tema de los premios. Cuando estábamos cenando llegaron los dirigentes y llamaron al Tito Goncálvez, a Maidana y al Pepe Sasía. Cuando regresaron le digo: "Oye, Pepe, ¿para qué te han llamado?" "Nos llamaron para arreglar los premios", "¿cómo? ¿no habíamos quedado que cada uno iba a dar una versión? Yo no sé lo que arreglaron ustedes". "¿Qué, no te gusta? -me respondió él-" "Dejá, si ya arreglaron ya arreglaron" le dije, pero quedó la intriga. "Si quieres reunimos a los dirigentes y hablamos de vuelta" me ofreció. "No, dejá", le dije.
Al día siguiente jugábamos contra Líverpool, en Belvedere. Estaba jugando la reserva. Nosotros en la tribuna, y de pronto nos miramos cara a cara con el Pepe. ¿Querés algo conmigo?" preguntó. "Lo que quieras, pues". "Bueno, vamos calladitos al vestuario". "Vamos pues". "Nada en la cara ¿de acuerdo?", nos pusimos de acuerdo, para que nadie se diese cuenta y nos agarramos meta golpes. De pronto tocan a la puerta, porque había terminado el primer tiempo y las reservas se tenían que cambiar. "¡Abran!" gritan.
Nos arreglamos como pudimos y abrimos, pero nos encontraron agitados y dijimos que estábamos calentando. Después empieza el partido y todo normal; "damelá, Pepe", "damelá, Juan". Ganamos cinco a uno. Enseguida en el vestuario, nos estábamos bañando y nos cruzamos otra vez. "¿Quieres seguirla?" preguntó. "Ya, pues" contesté. Y otra vez. A la salida, yendo cada cual hacia su auto, me gritó: "Oye, Joya, nos vemos el martes". "Ya. Para la próxima mis asuntos me los arreglo yo" le grité. Y así ha sido. De ahí quedamos íntimos amigos. Tanto que al siguiente entrenamiento me llevó en el auto de él, un Peugeot de aquellos años, a tomar cerveza al Ipiranga y nos quedamos hasta las seis de la mañana. Era un gran muchacho. Una lástima que haya partido.

(JUAN JOYA CORDERO, 1934-2007 -foto-, ex jugador peruano de Peñarol en la década del ‘60, recordando viejos tiempos en la entidad carbonera)

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El fútbol no es realmente sobre ganar, o goles, o atajadas o hinchas. Se trata de gloria. Es hacer las cosas con estilo, con un firulete; es ir a darle palos a los otros, no esperar que se mueran de tedio; es soñar con la gloria que nos dio el doblete (Copa y Liga).

(ROBERT "Danny" BLANCHFLOWER, ex futbolista y manager irlandés, jugó entre 1954 y 1964 en el Tottenham Hotspur)

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Los grandes defensores del fútbol siempre han considerado que el juego de manos es juego de villanos.

(JULIÁN GARCÍA CANDAU, periodista y escritor español)

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El tango de Lavezzi (Nápoli - Italia)

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De vuelta del Mundial de 1958, los jugadores de la selección brasileña fueron recibidos por el Gobernador de Río de Janeiro. Los reunió en el estadio para conmemorar el acontecimiento del último triunfo conseguido por “la canarinha”.
Fue el primer mundial que ganaron los brasileños en una heroica final contra Suecia (5-2).
Entre los elementos de adorno y cosas que formaban parte del entorno y del acontecimiento había una jaula con una paloma. El Gobernador anunció que, como reconocimiento a la consecución de la Copa del Mundo, se iba a premiar a cada futbolista con una casa con jardín en la playa.
Garrincha se dirigió al gobernador y le dijo: “Señor, no me interesa la casa en la playa; yo tengo otro deseo”.
Se quedó mirando a la paloma y pidió su liberación.

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Fue la peor derrota de mi vida. Incluso Bilardo nos advirtió que si llegábamos a perder otra vez y quedábamos eliminados en la primera fase, él mismo iba a tirar abajo el avión con tal de no volver a la Argentina...

(SERGIO BATISTA, ex internacional argentino, recordando la derrota con Camerún en Italia '90)

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Riquelme es una expresión individual dentro de un fútbol con tendencia colectiva. Hoy está desafiante a la cultura imperante en el fútbol. Lo admirable es que aún sobreviva.

(JORGE VALDANO, opinando sobre Juan Román Riquelme)

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Cuatro líneas para cuatro arqueros (Arturo Corcuera - Perú)


Vitoreaban gol cuando 'el Mago' Juan Valdivieso se sacaba la pelota de la manga.

Jorge Garagate, relámpago dotado para atrapar la luna o una golondrina en el aire.

Teódulo Legario, portero suicida capaz de atenazar la pelota de los chimpunes de un tornado.

René Higuita, guardavallas que convirtió el veneno del escorpión en el dulce manjar de las tribunas.

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En los tiempos del gran Peñarol, Abbadie, Joya, Pedro Rocha, todos jugaban para mí. Yo sólo tenía que estar adentro del área y definir. Hoy el nueve casi no existe, y si existe juega tan solo que le es más difícil llegar a la red. Ese Peñarol tenía categoría y mucha escuela, porque Rocha era un talento impresionante, completo; el Pardo Abbadie, ¡por favor!, otro jugadorazo con una habilidad tremenda; el peruano Joya, con un pique y una velocidad imparables, llegaba al área de manera sorprendente… En fin, un equipazo con magia y clase que convertía muchos y lindos goles. Fue un momento notable el que me tocó vivir con Peñarol, y que marcó una etapa inolvidable en la historia del fútbol uruguayo y mundial.

(ALBERTO SPENCER, 1937-2006, ex futbolista ecuatoriano de imborrable paso por Peñarol de Montevideo, máximo goleador histórico de la Copa Libertadores con 54 goles)

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Tuvo una carrera completa en Hungría y la repitió en España con el Real Madrid. Por eso no es sólo un jugador de categoría mundial, sino que pertenece al reino de los sueños.

(GYULA GROSICS, portero de la selección húngara en la década del '50, opinando sobre Ferenc Puskas)

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Zoff defendía su meta con total rigor; mi estilo de juego pertenece a otro registro. Sinceramente, creo que los porteros estamos un poco locos. Nuestra función es especial, atípica, tenemos un carácter distinto.

(GIANLUIGI BUFFON, arquero de la Italia Campeona del Mundo en 2006, opinando sobre Dino Zoff, 112 veces internacional por Italia y participante en cuatro Copas del Mundo -1970, como suplente de Enrico Albertosi; 1974; 1978 y 1982-)

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Si lo hubieran visto al Pela (Martín Garrido – Argentina)


Los jóvenes se dirigieron al Almacén de la 33, en el único lugar que funcionaba un metegol fuera de temporada, compraron dos fichas y se dispusieron dos por lado. El dueño sabía que con una ficha trabarían la palanca para jugar unas bolas gratis pero no les dijo nada.

Los chicos jugaban al mismo tiempo que relataban el partido nombrando jugadores de moda, -“Rossi para Berta, Devaca para Luque, amaga, la toca para el centrooo, gooool de Bragieri”- “Bragieri, quien es Bragieri, si ustedes lo hubieran visto jugar al Pela, ese era un goleador, como definía el Pela”, dijo el hombre a medida que se acercaba a los muchachos.

La mujer cebó el primer mate, apoyó la pava en el mostrador, tomó un paquete de galletitas de la góndola y se marchó a abrir su peluquería, sabiendo que su esposo atacaría a los chicos con historias de Quilmes, de finales de los ochenta, con hazañas que no fueron y jugadores que ya nadie recuerda. “El Pela don Martín? ¿Y ese quién es?” preguntó uno de los chicos.

El hombre sacó de un cajón una carpeta polvorienta, y empezó a mostrar unos recortes de diario amarillentos. “Miren acá está, éste era un nueve, no como estos giles de ahora que hacen dos goles y se van a Europa. Miren que equipo, Amestoy, Morán Arias Coronel y González, De Sábato Silva y Abelen, Navarro Di Luca y Di Luca, ven este es el Pela, el Pela Di Luca, el mejor nueve que ví”.

El hombre acercó un escudo de Quilmes hecho en fundición, que un tío le había dado cuando trabajaba en la fabrica Istilart, y se le llenaron los ojos de lágrimas: “qué equipo por Dios, qué equipo” les dijo mientras sacaba un recorte cuyo título era “Ocho goles para cimentar una ilusión”. “¿Ocho goles don? ¿en serio?”. “Si pibe, ese era un equipo no como esos giles de Huracán que no le ganaron a nadie y llegaron a primera, por favor, antes no llegaba cualquiera eh, el cervecero se recorría toda la provincia, Dolores, Azul, Madariaga, Mar del Plata, Necochea, Bahía, y eran todos equipazos ¡eh! no te confundas pibe” “¿y salieron campeones jefe?” preguntó uno de los jóvenes, “no, después de hacerle ocho a Defensa de Dolores, perdimos en Necochea y no pasamos por un punto, si hubiéramos empatado pibe, si hubiéramos empatado…”

El hombre sacó una ficha de la caja y se las dio a los chicos “jueguen el último y vayan a la canchita, que en el club hacen falta jugadores de fútbol y no de metegol”.
Se quedó en silencio, guardó los recortes, acomodó el escudo en la repisa, se sirvió otro mate y meneando la cabeza repitió, “si lo hubieran visto al Pela, si lo hubieran visto…”

(Mi agradecimiento a Martín, fanático del cervecero tresarroyense, quien gentilmente me envió este cuento, y la imagen que lo ilustra, para compartirlo con todos ustedes. Gracias Martín!!)

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La visita de San Lorenzo de Almagro a España


En plena temporada de Liga, se inicia un descanso en la competición debido a la interesante jira (sic) que por tierras españolas ha de realizar el famoso conjunto argentino, campeón de su nación, San Lorenzo de Almagro. El fútbol del país unido al nuestro por estrechos e inquebrantables vínculos de sangre y hermandad, personificaba en aquellos instantes el de más clase de todas las naciones sudamericanas, y era lógico se quisiera cotejar la valía del español frente a otro de indudable categoría superior. Se hablaba ya de los ya famosos “gambeteos” y todo el mundo quería presenciar las maravillosas exhibiciones de un equipo que venía precedido de extraordinaria, y como se vio después, merecida, fama. Además, en sus filas, y como capitán del once, se presentaba nuevamente ante el público español, después de largos años de ausencia, nuestro compatriota el medio ala vasco Zubieta, que a los diecisiete años había vestido en España la camiseta internacional, y en aquellos instantes se decía mostrarse en la plenitud de sus facultades y juego.
El partido de presentación se realizó en el Estadio Metropolitano, frente a un equipo del Atlético de Madrid, en el que se observaban varias bajas sensibles en su conjunto. Constituyó el encuentro de punta a punta una auténtica y extraordinaria exhibición del San Lorenzo. El dominio de la pelota, verdaderamente cuajado de malabarismo, que ponían en práctica todos sus elementos y el acoplamiento de las diversas líneas con su espectacular raseado juego en corto trajo de cabeza al equipo madrileño, que pretendió batir con sus mismas armas al formidable contrario.
Nada pudo hacerse, y el once argentino, paseándose por el terreno, se apuntó la victoria por cuatro tantos a uno. Todo el mundo salió del Estadio Metropolitano convencido de que los conjuntos españoles nada tenían que hacer frente a tan caracterizado enemigo. Nadie se daba cuenta de que restaban unas armas de propiedad exclusiva nacional capaces de modificar de modo radical tan general criterio.
Y vino el segundo encuentro…

(tomado del “Libro de Oro del Real Madrid C. de F.", página 192, y que hace alusión a la gira de San Lorenzo de Almagro en el año 1946 por el viejo continente. Más información aquí)

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Para imponerse, el entrenador debe tener buenos conocimientos e inspirar confianza. No puede convertirse en un verdugo, ese error suele pagarse caro porque los grandes equipos, como las grandes empresas, se construyen con unidad y respeto mutuo, no con un látigo.

(PELÉ, ex jugador brasileño)

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El fútbol es un juego simple, lo difícil es hacer que lo parezca.

(RON GREENWOOD, 1921-2006, ex jugador y entrenador inglés)

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BOLSILLUDOS - Club Nacional de Fútbol (Uruguay)


El fútbol llegó a orillas del Río de la Plata llevado por los ingleses, encargados de perfeccionar la red ferroviaria y los servicios de Aguas Corrientes de Montevideo. Y allí, donde se instalaron, fundaron dos clubes y un campo deportivo para que los jóvenes se cultivaran con el deporte. El primer club del que se tiene noticia fue fundado por Mr. Lafone, un industrial de la carne. Su nombre fue “Victoria Cricket Club”. En 1861, con una colonia británica ya bastante numerosa, se funda el Montevideo Cricket Club. Allí nació el fútbol uruguayo.
El fútbol, aquel juego extraño de “los ingleses locos”, había ganado cierto interés en la sociedad uruguaya de finales del siglo XIX. Los diarios de la época ya hacían referencia a los primeros pasos del naciente fútbol criollo. Se fundan nuevos clubes. Y sus nombres comienzan a afirmar un fuerte sentido nacionalista: “Uruguay”, “Montevideo”, “Artigas”... Como en 1811 un grito de independencia sonó en Uruguay. Antes José Artigas intentó sacar al país del yugo de los conquistadores. Ahora, los jóvenes criollos, desde un plano mucho menos trascendente, querían luchar contra el poder inglés. Artigas era el símbolo. Había que terminar con el monopolio inglés en este creciente deporte, el fútbol.

Los primeros pasos de Nacional

Corre el año 1899. Los jóvenes que pronto fundarían el Nacional comienzan a dar sus primeras patadas a un balón. Esos estudiantes habían constituido una entidad deportiva que respondía al nombre de Montevideo Football Club. Pero, justo a unos metros, en otro de los claustros de la antigua Universidad, otro grupo de jóvenes habían fundado el Uruguay Athletic Club. Surgió así una creciente rivalidad deportiva. Entre ambos clubes dirimíanse contínuas batallas por la supremacía.
En ese mismo año, 1899, surge la idea de fusionar ambos clubes. Era la única manera de presentar batalla en el campo de fútbol a aquellos equipos que representaban el poder inglés, cuyo máximo representante era el poderoso Albion. Y allí, el 14 de Mayo de 1899, nacía el Club Nacional de Football en la casa de Ernesto Caprario en la calle Soriano Nº 99.
En esta asamblea fundadora, la cual estuvo presidida por Pedro Manini Ríos, fueron designadas sus autoridades. Se destaca la forma de elección del cargo de capitán, este era el cargo de mayor importancia, pues del capitán dependían la designación de jugadores, los desafíos, y concreción de partidos, con la correspondiente fijación de la cancha y elección de jueces.
Visto a la distancia, parece curioso que esta elección se haya realizado mediante un sorteo entre dos postulantes, el ganador del sorteo sería el Capitán y el perdedor resultaría ser el Presidente.
Este sorteo se realizó entre los capitanes de los clubes fusionados, es decir, por el Uruguay Athletic, Domingo Prat era quién ocupaba tal distinción, mientras que por el Montevideo Football Club, Sebastián Puppo era quién tenía tal privilegio.
Domingo Prat fue el ganador de tal sorteo erigiéndose como capitán, siendo en tal caso, Sebastián Puppo el primer Presidente del Club.
La Comisión Directiva se completó con Melitón Romero, como Secretario, Ernesto Caprario fue nominado tesorero y vocales serían todos los que tenían esta responsabilidad en sus clubes anteriores. Había nacido Nacional, el fútbol latino estaba de pie, este había visto la luz en aquellas ruinosas paredes que nos contaba Fourquet, dueño de una quimera, la de demostrar que se podía con los maestros, y eso fue lo que reconoció la gente de este país, el pueblo vio en él, en este club a su más fiel representante, y desde su fundación fue el preferido de más de la mitad del país.
Nacional veía la luz como algo más que un club de fútbol. Fue el primer club genuinamente criollo de América Latina. La particularidad de este club era su carácter netamente nacionalista, como su propio nombre, aceptado por unanimidad por sus fundadores, indica. Era la reacción nacional al carácter extranjero que tenían las instituciones que se dedicaban al deporte del fútbol.
Sus primeros pasos futbolísticos comienzan el 25 de Junio de 1899. Su rival, el Uruguay Athletic. La victoria fue para Nacional por 2 goles a 0. Era el comienzo de una historia que pronto se vería plagada de grandes conquistas. El sueño criollo ya daba sus primeros pasos. El 2 de Julio, Nacional se enfrenta, en su segundo partido, a los alemanes del Deutscher Fussball Klub. El resultado, empate a cero.
Tras algunos encuentros más, Nacional dio por finalizada su participación en partidos amistosos. La razón, muy especial. Domina en el ambiente la noticia de que en 1900 se va a fundar la Liga, iniciándose así la disputa de torneos oficiales. Nacional se siente con derecho a participar y, aunque aún faltan algunos meses, comienza a prepararse.

Nace la “League”

El 23 de Febrero de 1900 se reúnen los representantes de los cuatro clubes más significativos del país: Albion, CURCC, Uruguay Athletic y Deutscher FK. Tras algunas jornadas de reflexión y debate, resuelven declarar fundada la “The Uruguay Association League”. Era el principio de las competiciones oficiales.
Nacional no quiere quedarse al margen de la primera competición futbolística de Uruguay y presenta su petición de afiliación a la “League”. Integran el campeonato los cuatro clubes más importantes del país y fundadores de la Liga. Y pese a que Nacional ofreció todas las garantías de ser un club bien organizado su petición fue rechazada. No se le consideró como con categoría suficiente para ser incorporado al núcleo de los elegidos.
Seguía predominando un concepto aristocrático desdeñoso hacia los nativos y a todo cuanto tenía sentido nacionalista.
Por tanto, en este primer campeonato uruguayo intervendrán sólo cuatro clubes: Albion, CURCC y Uruguay Athletic como representantes del dominio futbolística inglés y el Deutscher FK, como representante alemán.
En 1900 se produce un hecho de máxima importancia en el desarrollo de este deporte en Uruguay: se inaugura el Gran Parque Central. Montevideo dispondrá, desde entonces, de un campo que para la época revestía el carácter de un gran estadio.
Entre tanto, los dirigentes de Nacional no descansaban en su intento de engrandecer al club y dotarlo de un equipo poderoso capaz de luchar de igual a igual con los conjuntos más prestigiosos del país. Y en este propósito de engrandecimiento de la entidad se produce la absorción del club el Defensa. Y en Julio de 1900 logró la cesión del campo principal del Gran Parque Central, hasta entonces reservado para uso exclusivo de los equipos de los buques británicos anclados en el puerto.
En 1901 Nacional recibe una oferta de la Liga argentina para que participe en sus torneos oficiales. La noticia cae como una bomba en Uruguay. Un equipo al que no se había admitido en la “League” recibe una oferta para disputar el prestigioso torneo argentino. No se podía consentir. Y “The Uruguay Association League” se apresura a darle a Nacional afiliación para que participe en la disputa de la Copa Uruguaya de 1901. El club ve cumplido su principal objetivo y declina amablemente la invitación argentina. Se incorpora así a la Liga uruguaya el primer club criollo. Y en este primer campeonato, Nacional alcanzaría un honroso segundo puesto.

Comienzos difíciles

Aún así, los comienzos fueron difíciles. El ambiente para el equipo era hostil. No se quería dar patente de seriedad a una institución en la que no figuraba ningún empleado de ferrocarril, ni de la banca y el comercio ingleses. El veterano Mr. Poole, el “papá del football”, como cariñosamente le llamaban los aficionados por su aportación a la implantación de este deporte en Uruguay, afirmaba refiriéndose a los primeros triunfos de Nacional: “La obra en que ustedes están empeñados es realmente hermosa pero dudo mucho que ella perdure. Es difícil conquistar posiciones pero más difícil es saberlas conservar. Para lo primero se necesitan aptitudes y entusiasmo, y a ustedes les sobran, para lo segundo se requiere constancia y disciplina, y el temperamento criollo no se aviene a ellas”.
¡Qué equivocado estaba Mr. Poole!
En 1902 se produce la incorporación de un nuevo equipo a la “League”, el Triunfo. Además esta sería la primera campaña gloriosa de Nacional. El equipo conquista su primera Copa Uruguaya, convirtiéndose en el primer campeón invicto de la historia de la competición. Consiguió 20 puntos en los 10 partidos jugados, marcó 40 goles y sólo encajó 5.
En estas fechas se abre también otra etapa hasta entonces inédita en la sede de Nacional: los partidos internacionales. En su primera visita a Argentina consiguió tales éxitos que la prensa del país aseguró que Nacional era uno de los equipos más fuertes del Río de la Plata.
Los siguientes años, ya con algunos de vida, transcurren sin grandes sobresaltos. Sólo la difícil crisis sufrida en 1911 que a punto estuvo de llevar al club a la desaparición. Pero una vez superada los éxitos y los fracasos se irán alternando. En el Campeonato Uruguayo consigue importantes triunfos.

Los hermanos Céspedes

Oriundo de Melo, Don Eusebio Céspedes formo su hogar montevideano con Luisa Polanco y se estableció en Paysandú 980 entre Daymán (hoy Río Branco) y Julio Herrera y Obes. La familia Céspedes comenzó a agraciarse con la llegada de Amílcar, Bolívar, Carlos, Delia y Ernesto. En Abril de 1890, el Banco Trasatlántico de Emilio Reus fundo el Barrio “19 de Abril”, donde los Céspedes adquirieron un inmueble en la calle Gil (actualmente 1365). Amílcar comenzó a jugar al fútbol en el Titén, que tenia su cancha en la calle Camino Castro y luego los tres hermanos mayores (Amílcar, Bolívar y Carlos) empezaron a jugar juntos en el Artigas. Los Céspedes estudiaban comercio en el Instituto Universal cuando el Albion apareció por el barrio, inaugurando su cancha (1899) y llevándolo inmediatamente a ella lo mejor del fútbol rioplatense. Allí maravillo un chico de 15 años llamado Bolívar Céspedes. Los tres hermanos se enrolaron en el Albion seducidos por la propuesta de este club e ir a jugar un partido en Quilmes (Argentina). Ellos jugaban en el Albion, pero miraban con buenos ojos a Nacional debido a qua sus amigos ya integraban aquel equipo tricolor y fue su padre Eusebio, fervoroso partidario del Partido Nacional que con su frase “los blancos solo pueden jugar en un club nacionalista" dio el ultimo empujón. El primer partido do los tres hermanos Céspedes con la casaca de Nacional fue contra el H. M S. Flora (al Flora, de su Majestad Británica), equipo imbatible en el Rió de la Plata. Nacional perdió 2-1, y el gol lo convirtió Carlos Céspedes. Desde 1902, los Céspedes solo tuvieron triunfos hasta que se produjo su separación trágica y definitiva. Bolívar Céspedes falleció el 9 de junio de 1905, producto de una viruela quo había contagiado la casa de la calle Gil donde vivía la familia. El 30 de junio de 1905 falleció Carlos. También Amílcar sufrió la enfermedad, pero logro superarla y continuo en al arco do Nacional durante toda la temporada de 1905. Jugo con Nacional hasta 1907 y en 1908 paso al Albion junto con Nébel y Apesteguy para ayudar a su ex club, el cual estaba por desaparecer. Amílcar falleció al 13 de junio do 1940.
Que a Nacional se le denominare "el club de los Céspedes" no puede sorprender. A partir del segundo clásico Nacional vs. C.U.R.C.C., estuvieron los tres en la cancha ininterrumpidamente durante tres temporadas y anotando Carlos y Bolívar todos los goles memos dos.
En homenaje a esta familia ligada a la familia tricolor, la concentración del Club Nacional se llama “Los Céspedes”. Este complejo deportivo para concentración de las divisionales superiores, cuenta con 5 canchas de fútbol y otras 10 que se están construyendo.
El terreno ubicado en el noroeste de Montevideo es de 20 hectáreas con cerca de 1.600 metros cuadrados de construcciones.

Abdón Porte: fidelidad a la causa tricolor

En el año 1918, Abdón Porte, jugador símbolo de la institución, decide suicidarse en pleno Parque Central debido a que debía retirarse del cuadro por su edad. Este acto es considerado la demostración de fidelidad más grande de un hincha hacia un club de fútbol, y fue reflejado en el cuento “Juan Polti, half back” del escritor uruguayo Horacio Quiroga.
Porte había ganado todo con Nacional, y en su irracionalidad, quizás, no encontró consuelo su corazón ¿Quién puede saber lo que pasó por su mente?, pero Abdón no podía asimilar la idea de dejar el club, es que la camiseta era parte de su cuerpo y el corazón era tricolor, era imposible separar uno del otro, Abdón era Nacional, su pensamiento era Nacional, su respiración era por Nacional, como dijo el Presidente Numa Pesquera: "Nacional era su ideal, lo amaba como el creyente a su fe, como el soldado a su bandera". Aquel 5 de Marzo de 1918, se suicidó pegándose un tiro.
En la mano izquierda apretaba un papel, donde se leía:

"Querido Doctor y Presidente: Le recomiendo a mi vieja y a mi novia. Usted sabe por qué hago esto. ¡Viva el Club Nacional!

Y más abajo esos versos:


Que siempre esté adelante
el club para nosotros anhelo
Yo doy mi sangre por todos mis compañeros,
ahora y siempre el club gigante.
¡Viva el Club Nacional!"


En busca de América

Nacional se siente atado. El club quería algo más. Quería demostrar que se encontraba entre los mejores clubes del mundo. Había que lograr éxitos más allá de las fronteras de Uruguay.
Pronto llegaron las ocasiones. En 1962 toma parte en su primera Copa Libertadores. Su bagaje internacional había sido muy escaso hasta el momento. Aún así, logra llegar a las semifinales. Pero el primer gran éxito se produce en 1964, sólo dos años después, logra llegar a la final aunque no consigue ganarla. Tampoco lo lograría en 1967. Y dos años después, en 1969, juega su tercer final. Pero esta vez tampoco a la tercera fue la vencida.
Este era el comienzo de una de sus épocas más gloriosas. En Uruguay consigue ganar el Campeonato del país cuatro años consecutivos (1969, 70, 71, y 72). A punto estuvo de igualar el récord conseguido en la década de los 40 cuando gana cinco títulos consecutivos (1939, 40, 41, 42 y 43). Pero Nacional tenía un sueño que traspasaba las fronteras de su país. Demostrar al mundo que es un gran club. No sólo quería ganar títulos en Uruguay. También quería ser internacional. La Copa Libertadores parecía hacerle un guiño para luego escapar. Nacional quería conquistar el mundo. Pero primero conquistaría América.

Una cita con la historia

La primera cita de Nacional con la historia se produciría en el año 1971. Se cumplían ya 72 años desde su fundación aquel 14 de Mayo de 1899. El sueño de convertirse en campeón de América y del Mundo estaba muy cerca de convertirse en realidad. Antes ya se le había escurrido entre las manos en tres ocasiones. En 1964 sería Independiente quien les privaría de lograr el gran éxito. Tres años después, en 1967, el verdugo sería el Racing de Avellaneda. Y volvería a perder. Esta vez en la temporada siguiente. El campeón fue Estudiantes de la Plata.
Pero ubiquémonos en 1971 y en la gran conquista de Nacional. Cuentan los cronistas de la época que aquel Nacional era un equipo que rayaba la perfección. Desde el portero Manga hasta el extremo izquierda, Julio César Morales, el equipo formaba un bloque compacto, potente, disciplinado tácticamente, veloz y de formidable capacidad individual. Por eso, arrasó con todos sus rivales.
Nacional comenzó la década de los 70 dominando con claridad el Campeonato Uruguayo. Suyas fueron las Copas del 69, 70, 71 y 72. En la Copa Libertadores las cosas no fueron tan fáciles. Hasta 1971 el éxito no llamó a su puerta. Ese año logró ceñirse, por primera vez en su historia, la corona continental.
En esa campaña Nacional acabó como líder invicto en su grupo. Empezaba a hablarse de este equipo entre signos de admiración. En segunda ronda debía enfrentarse a dos potentes equipos: el Palmeiras y el Universitario de Deportes de Lima. En su visita a Perú Nacional logra un valioso empate. Pero el gran triunfo fue la victoria conseguida en su partido ante Palmeiras en Brasil. De esta manera, el equipo se presentaba ante sus dos partidos en el estadio Centenario con claras posibilidades de alcanzar la final. Dos nuevas victorias lo catapultan hacia su cuarta cita con la historia.
El rival en la final será el campeón de la anterior edición: Estudiantes de la Plata. Para Nacional era la ocasión de vengar la derrota sufrida en la final de 1969 a manos de los argentinos.
El primer encuentro debía disputarse en Argentina. Estudiantes de la Plata será el anfitrión. La ciudad estaba volcada con su equipo y el ambiente se presentaba infernal para los jugadores de Nacional. El estadio se llenó en todo su aforo. Fue un partido equilibrado. Al final, la victoria argentina por uno a cero. La definición se produciría en el Centenario. Nacional tenía muy cerca la Copa Libertadores. La vuelta se produjo el 2 de Junio. Nacional venció por un gol a cero.
Debía disputarse un tercer partido. Lima fue la ciudad elegida para el encuentro. Y la victoria fue para los de Montevideo. La Copa Libertadores ya tenía nuevo propietario. Pero aún quedaban más alegrías para la hinchada tricolor.

Campeones del mundo

El siguiente éxito llegaría el 28 de Diciembre de 1971. Nacional disputaba su primera Copa Intercontinental. Pero su rival no sería el campeón de Europa. Los holandeses del Ajax no estaban dispuestos a vivir una experiencia tan desagradable como la sufrida ante el Estudiantes donde fueron duramente golpeados, la UEFA autorizó al Panathinaikos, a la sazón subcampeón del viejo continente, a disputar el torneo
El 15 de Diciembre Nacional logra empatar en el estadio Karaiskaki de El Pireo. Y el 2 de Diciembre se proclamaría campeón al vencer por dos goles a uno en Uruguay. Sólo quedaba la Copa Interamericana. El rival era el Cruz Azul de México. La Copa también viajaría a las vitrinas de Nacional.
En la sede de Nacional en la avenida 8 de Octubre ya podían contemplarse los tres máximos trofeos futbolísticos del Mundo: la Copa Libertadores, la Intercontinental y la Interamericana. Por fin, Nacional había conquistado la historia.
Luego vinieron años de sequía en títulos. Entre 1973 y 1980 Nacional participa en cuatro copas Libertadores siendo eliminado en todas las ediciones en primera ronda. Tuvo que esperar a 1980. Ese año el club colocaría en sus vitrinas una segunda Copa Libertadores. Y más tarde, también llevaría a Uruguay otra nueva Copa Intercontinental. Era el segundo doblete de su larga historia.
Pero vayamos paso a paso. A la edición de la Copa Libertadores de este año llegó tras una difícil clasificación. Perdió sus dos primeros partidos ante Peñarol y Defensor en el Torneo Liguilla Pre Libertadores de América. Es entonces cuando se produce el relevo en el banquillo. Pedro Dellacha dejó su lugar a Juan Martín Mujica. El nuevo técnico sólo tenía 48 horas para preparar el decisivo encuentro ante Peñarol. En juego estaba acudir a la Copa Libertadores. Y Nacional no defraudó. Venció por dos goles a cero. Los tricolores y Defensor serían los representantes uruguayos en el torneo. El año 1980 comenzó para Nacional con un cambio en sus dirigentes. Y en el seno de la Comisión Directiva entrante se estudiaron nuevos planes de futuro para el club. Nuevos jugadores llegaron a la disciplina tricolor y se pusieron en marcha obras para la remodelación y reparación de los campos de juego.

Después de ocho años

El comienzo de la temporada no fue demasiado brillante para el equipo. Pero poco a poco el equipo iría ganando en confianza y asimilando el planteamiento de su técnico y consiguió el pase en la Copa Libertadores. El objetivo primario estaba cumplido: Nacional, después de ocho años de postergación y ostracismo, volvía a estar presente en semifinales.
El sorteo no fue muy bondadoso con los uruguayos. Sus rivales serían el Olimpia de Paraguay -último campeón del torneo y de la Copa Intercontinental- y el O' Higgins de Chile. Mientras tanto, dominaba el torneo uruguayo con absoluta comodidad, bien afianzado en la primera posición de la tabla clasificatoria.
Las semifinales comenzaron con sendas victorias de Nacional en sus visitas a Chile y Paraguay.
El camino hacia la final parecía abierto. Sólo quedaba definir en el estadio Centenario. Y allí, conseguiría una nueva victoria sobre O' Higgins y un empate frente a los paraguayos. Y lo que meses antes parecía un milagro acababa de concretarse: Nacional era finalista de América. El rival sería el Internacional de Porto Alegre.
El sorteo celebrado en Buenos Aires, esta vez, si benefició a Nacional. Primero visitaría Brasil, la definición se produciría en Uruguay. A Porto Alegre acudieron más de veinte mil aficionados. El equipo no podía defraudarles. Y no lo hizo. Nacional consiguió un empate en el partido que para muchos fue el mejor del equipo en 1980. Internacional, sorprendido y desconcertado por el empuje de los jugadores uruguayos, no pudo hacerse nunca con el encuentro.
Para el partido de vuelta, el Estadio Centenario se vistió de gala. Y ahora el sorprendido fue Nacional ante el empuje de los jugadores brasileños. Sin embargo, un gol de Victorino convertiría, después de ocho años, a Nacional en campeón de América.
Semanas más tarde otra nueva alegría para su hinchada. El equipo alcanza el triunfo en el Campeonato Uruguayo. Sólo quedaba ya un título en juego: la Intercontinental. El rival sería el Nottingham Forest inglés. Y Nacional se hizo con su segunda Copa Intercontinental. No sólo era campeón de América, también había conquistado el Mundo.

El tercer doblete

La hazaña volvería a repetirse. Esta vez en el año 1988. De nuevo tuvieron que transcurrir ocho años para que Nacional alcanzase su tercera “copa doble”. Los protagonistas habían cambiado pero los sueños del club seguían intactos. Había que volver a conquistar América y el Mundo. El último triunfo quedaba ya olvidado en la memoria.
Son años en que en Sudamérica se habla de una cierta crisis en el fútbol uruguayo. Aún así, los dos equipos de Montevideo inscribieron su nombre en las ediciones de la Copa Libertadores de 1987 (Peñarol) y de 1988 (Nacional).
En la década de los 80 la crisis por la que atravesaba Nacional era de cierta importancia. En sólo dos ocasiones (1980 y 1983) había conseguido conquistar el Campeonato de Liga Uruguayo. Eran años en que Nacional parecía haber perdido su identidad. Esa voluntad de victoria que le llevó a lo más alto del fútbol mundial en los años 1971 y 1980. Pero cuando más aguda se presentaba la crisis para el club de Montevideo llega la sorpresa de una nueva hazaña, de una nueva conquista. Nacional alcanzaba su tercera corona de América. Precisamente cuando los tricolores llevaban sin ganar el Campeonato uruguayo desde 1983.
Además el conjunto tricolor entró en el torneo casi por casualidad. Jugó la liguilla de la Copa Libertadores porque Peñarol estaba clasificado por derecho (como campeón de la edición de 1987). Y fue el tercero en discordia del fútbol uruguayo: Montevideo Wanderers participaba como ganador del último Campeonato de Liga de Uruguay.
Su participación en la Libertadores fue otra historia. Sin partir como favorito dejó en la cuneta a sus dos compatriotas y pasó a la siguiente ronda como segundo clasificado, tras el América de Cali (Colombia).
Desde ahí hasta el final realizó un trabajo de hormiga. Con un fútbol calculador, especulador en el resultado y no muy espectacular pero práctico logró eliminar a Universidad Católica en la segunda fase. Luego caería el Newell's argentino. El último obstáculo que quedaba en el camino era América de Cali -que había perdido tres finales en los últimos años-. Nacional consiguió vencer en el Parque Central por un gol a cero. Y en la vuelta, el empate le dio el pase a la final.
El rival: Newell's -reclasificado por gol average-. Era la sexta vez que se presentaba en una final de la Copa América y no la dejó escapar. En el primer partido, disputado en terreno argentino, fue derrotado por un gol a cero. Pero en la vuelta logró golear a los argentinos por tres tantos a cero.
Nacional había ascendido hacia la Copa peldaño a peldaño. Sin descuidar los más mínimos detalles. Con un plantel renovado, con experiencia y oficio lograron escalar hacia la gloria por tercera vez.
Aún quedaba el remate final a otra gloriosa temporada. El 11 de Diciembre en Tokio jugaría la Copa Intercontinental ante el campeón de Europa, el PSV Eindhoven. Fue un partido jugado de poder a poder. Tanto que al final se llegó con un justo empate entre uruguayos y holandeses (2-2). Decidirían los penales. Y Nacional salió victorioso. En sus 89 años de vida había conseguido su tercer doblete: la Copa Libertadores y la Intercontinental volvían a sus vitrinas.
En 1989 Nacional obtiene la Recopa Sudamericana, derrotando al Racing Club de Avellaneda. Con este logro, Nacional se posicionó como el equipo uruguayo con más títulos internacionales oficiales organizados por CONMEBOL-FIFA con 9 logros. Éstos, sumados a los 12 obtenidos en los torneos rioplatenses dan un total de 21 títulos internacionales oficiales. Además, vale señalar que este fue el último título internacional oficial conseguido por un club uruguayo a la fecha.
La década del 90’, si bien trae el Campeonato Uruguayo de 1992, no comienza bien y en 1998 llega un hombre de la casa como técnico a Nacional, el club venía de una sequía de 6 años, el gran Hugo De León le cambia el camino a la magra historia de esos años y logra salir campeón uruguayo en 1998 logrando los dos campeonatos del año, cosa que hasta ahí nadie lo había hecho y también se corona Campeón Uruguayo en el 2001.
El nuevo siglo ve a los tricolores conquistar los Uruguayos 2002, 2005, 2005/2006 y a medio Uruguay palpitar con este grande del fútbol mundial con una rica historia y una parcialidad que alienta al cobijo de aquellos inolvidables versos:


“Y sepan y nunca olviden,
que en el Gran Parque Central,
el que nos quiera ganar,
deberá mostrar tesón,
pues es la sangre de Abdón,
la que riega la gramilla,
germinando la semilla,
de la estirpe tricolor"


El primer hincha fue de Nacional

No debe sorprender a nadie que actos como el de Porte hayan sido realizados por hinchas de Nacional, dado que el primer hincha de la historia del fútbol mundial fue justamente un aficionado bolso.
En efecto, el popular utilero de comienzos del siglo XX, un talabartero llamado Prudencio Miguel Reyes, era famoso por su continuo aliento al equipo tricolor. Los parciales que concurrían a los encuentros lo reconocían por una de las principales tareas de los utileros: "inflar" las pelotas, "hincharlas" (como se dice en lunfardo rioplatense). La gente comenzó a referirse a Reyes como "el hincha". Es ahí donde surge la palabra "hincha", utilizada actualmente en todo el mundo para designar a los seguidores de los equipos de fútbol.

El uniforme

El estatuto de Nacional establece que los uniformes deportivos de todos los equipos de la entidad deben componerse con los colores azul, blanco y rojo.
La primera camiseta, utilizada desde la fundación del club en 1899 hasta el año 1902, fue de color rojo, con cuello, bocamanga y cartera azules. Los jugadores llevaban un gorro de color rojo con una borla azul.
En 1902, el equipo cambia su casaca por razones prácticas: el color rojo de las telas de la época se desteñía fácilmente, por lo que el nuevo uniforme fue camisa blanca con bolsillo (que provoca el apodo de bolsilludos o bolsos), pantalón azul y faja roja. Además, se agregó el escudo con las iniciales C. N de F. sobre el bolsillo de la camisa.
Para fines de la década del 50, se abandona la faja de color rojo y el bolsillo, adoptándose el uniforme actual: camiseta blanca con vivos azules y rojos, pantalón y medias azules con vivos blancos y rojos (aunque también puede utilizar pantalón y medias blancas). El uniforme alternativo, por su parte, es una camiseta roja con vivos blancos y azules, pantalón y medias azules o blancas.

El clásico

En cuanto a las confrontaciones con Peñarol, acérrimo rival de los tricolores, el equipo de Nacional ostenta el récord de haber estado 16 clásicos invicto (entre los años 1971 y 1974).
Así mismo, tiene el récord de haber ganado 10 clásicos seguidos (entre los años 1939 y 1942). Entre esos 10 clásicos aparece el de la mayor goleada de la historia de los Nacional-Peñarol: el 14 de Diciembre de 1941 Nacional vence por 6 a 0 a Peñarol, en una jornada que se recuerda como el Día del 10 a 0 (porque además de los 6 goles del partido de Primera División, Nacional le ganó 4 a 0 a Peñarol en el partido de Reserva).
Nacional posee al máximo goleador clásico de la historia: el argentino Atilio Ceferino García, con 34 goles.
Además, el juninense, uno de los mayores ídolos de la historia del club, es el máximo goleador de los clásicos: le convirtió 34 goles a Peñarol (ninguno de penal) y es el jugador que más goles hizo en un solo partido clásico: 4 goles en la victoria por 5:1 del 8 de Diciembre de 1940.
Nacional es el equipo que ganó más finales clásicas, y también el equipo que ganó más clásicos de atrás (partidos en los que comenzó en desventaja para terminar triunfando).
También es el equipo que ganó todos los clásicos que se jugaron en el exterior del país (el primero en La Plata, Argentina, en 1960 por 4 a 0; el segundo en La Coruña, España, en 2005 por 3 a 1)
Recientemente, Nacional mantuvo una racha de 10 clásicos invicto: entre el 27 de Enero de 2004 y el 26 de Noviembre de 2006.

El Estadio

Ubicado en el barrio montevideano de La Blanqueada, el Estadio “Gran Parque Central”, remodelado a principios de 2005, es el campo de juego del Club Nacional de Football.
Este estadio, con capacidad para 20.000 personas, fue recientemente reconocido por la FIFA por haber sido la sede del primer partido de la historia de los mundiales de fútbol (disputado el 13 de Julio de 1930 entre los seleccionados de Estados Unidos y Bélgica, por el Grupo D de la Copa del Mundo, con resultado favorable a los estadounidenses por 3 a 0).
Simultáneamente, se jugó otro partido en el actualmente inexistente Estadio Pocitos.
En el terreno donde actualmente se ubica el Parque Central, José Artigas fue nombrado Jefe de los Orientales en el año 1811. Este dato no hace más que reafirmar el profundo sentimiento oriental de Nacional, el fuerte vínculo del club con las raíces históricas de Uruguay, que también se refleja en el nombre, escudo y uniforme de la institución.
Para encuentros que se supone puedan tener asistencias que excedan la capacidad del añejo Parque Central, se utiliza el Estadio Centenario, de propiedad estatal.

Palmarés

La Asociación Uruguaya de Fútbol organiza campeonatos oficiales desde 1900 a la fecha.
Hasta 1931 son torneos amateurs, de 1932 en adelante son torneos profesionales.

Primer Quinquenio
Lo logró Nacional por ser campeón consecutivamente durante 5 años la Copa Honor uruguaya, que clasificaba para la final rioplatense, en los años 1913, 14, 15, 16 y 17.
En los últimos años obtuvo también el título de campeón de la Copa de Honor Rioplatense.

Quíntuple Corona
En 1915 Nacional obtuvo los 5 campeonatos (3 uruguayos - Copa Uruguaya. de Honor y Competencia - y los 2 rioplatenses) superando el record del famoso Alumni argentino que en 1906 había conquistado 4 títulos.

Segundo Quinquenio
Nacional campeón de la Copa de Honor profesional desde 1938 a 1942.

Tercer Quinquenio
Este es el de Oro. Nacional fue campeón de la Copa Uruguaya ganada consecutivamente desde 1939 a 1943, con 3 goleadas anuales consecutivas a Peñarol: 1940 por 5 a 1; 1941 por 6 a 0 y 1942 por 4 a 0, por eso fue llamado el Quinquenio de Oro: 15 a 1 en 3 clásicos. Sigue siendo record.

Sexenio
Nacional conquista en 1943 la Copa de Honor por sexta vez consecutiva. Único caso en toda la historia de la A.U.F. desde 1900.

Cuarto Quinquenio
Nacional obtiene por 5 años seguidos la Copa Oficial que le faltaba, la Copa Competencia desde 1958 a 1963 (en 1960 no se disputó).

Cuatro tricampeonatos
El último, obtenido en el nuevo siglo: 2000-2001-2002

Único Quinquenio Rioplatense
En 3 años, entre 1915 y 1917, Nacional ganó 5 de las 6 Copas Rioplatenses disputadas.

Rey de Copas
Nacional obtiene en 5 meses (año 1988) los torneos internacionales:
Copa Libertadores Sudamericana
Copa Interamericana
Copa Intercontinental
Copa Mundial Toyota
Primera Recopa Sudamericana
Copa de Oro de Mar del Plata (Copa “70 años de la revista El Gráfico”)

Torneos nacionales

Campeonatos uruguayos (41): 1902, 1903, 1912, 1915, 1916, 1917, 1919, 1920, 1922, 1923, 1924, 1933, 1934, 1939, 1940, 1941, 1942, 1943, 1946, 1947, 1950, 1952, 1955, 1956, 1957, 1963, 1966, 1969, 1970, 1971, 1972, 1977, 1980, 1983, 1992, 1998, 2000, 2001, 2002, 2005 y 2005/2006

Torneos internacionales

* Copa Libertadores de América: 1971, 1980 y 1988
* Copa Intercontinental: 1971, 1980 y 1988
* Copa Interamericana: 1972 y 1989
* Recopa Sudamericana: 1989
* Copa Aldao: 1916, 1919, 1920, 1940, 1942 y 1946
* Copa de Honor Cousenier: 1905, 1915, 1916 y 1917
* Copa Competencia Chevallier Boutell: 1913 y 1915



Nacional 1971


Nacional 1980


Nacional 1988

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En tu escala de valores, ¿qué está primero: la eficacia, el jugar bien, el jugar lindo, ganar de cualquier forma?

Primero va ganar. Siempre. Al que gana le dan tres puntos; al que juega lindo, nada... Después podemos entrar en el aburrido y remanido "si vos jugás bien es más fácil ganar; si jugás mal es más fácil perder"... Es obvio que para ganar tenés que jugar bien. Nadie quiere jugar mal. Se pueden buscar las maneras, pero yo quiero ganar siempre. Siendo más eficaz, se gana. Ojo, yo no digo que no es una cuenta pendiente la de jugar mejor, pero antes quiero ganar. Se insiste con que River juega mal, y se le mete eso en la cabeza a la gente. Entonces cuando perdés, todo se potencia. Se insiste con la falta de Ortega, pero Ariel no estuvo el año pasado en varios partidos y ganamos; y no estuvo ante Central y ganamos. Yo digo que es difícil jugar bien, y que hay una especie de máxima que señala que hay que jugar lindo para ganar. Para mí, repito, hay que ser eficaz. Y el hincha quiere que su equipo gane.

Vos, la semana pasada, dijiste que preferís jugar bien a jugar lindo. ¿cuál es la diferencia?

Jugar bien es ser efectivo. Jugar lindo es para lucirse, quizás en lo individual. Jugar lindo es tener la pelota, es más visual. Yo considero que un pase lateral, si no es para disponer de la pelota por una necesidad, es una pérdida de tiempo. Jugar bien es ir hacia adelante, tener lucidez para atacar en el momento preciso. La diferencia es muy fina. Quizás te guste más el "Lobo" Ledesma que Ahumada. Pero Ahumada juega muy bien, quita, mete, es efectivo. Ledesma es más estético. El secreto es sacarle lo mejor a cada jugador. No es que yo quiera jugar mal; todo lo contrario. Pero hay que ver qué significa para cada uno. Hay jugadores que en Europa jugaron de una manera diferente a la que jugaban acá. Mirá Verón... Ese es crack en todos lados. Sin embargo, acá se lo valoró más a la vuelta. Claro, él antes no lucía porque no gambeteaba... Se valora más el barullo de la gambeta que la claridad del pase bien dado.

(DIEGO SIMEONE, ex internacional argentino y ex DT de Racing, Estudiantes de La Plata y River Plate en declaraciones al diario “Clarín”, 30/08/08)

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No se si mataría al que inventó el doble cinco, pero...

(FERNANDO GAGO, mediocampista del Real Madrid y de la Selección Argentina -2007-)

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No es un simple juego. Es el arma de la revolución.

(ERNESTO "Che" GUEVARA, médico, político y guerrillero argentino)

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De portero a Comandante "Ché" Guevara


'Me atajé un penal que va a quedar para la historia de Leticia' contaba, en una carta, un pibe argentino recién salido de la Facultad de Medicina. Se llamaba Ernesto Guevara (en la foto, apoyado al arco). Era asmático, apuesto y extravagante. Era hincha de Rosario Central, de los canallas, disfrutaba jugando al rugby, alentaba a Los Pumas y sentía verdadera devoción por Alfredo Di Stéfano. Aquellas líneas las escribía Ernesto en 1952, bordeando el Amazonas en compañía de su inseparable compadre Alberto Granado, al que Ernesto apodada “Pedernerita” por su magnífico toque de balón, en homenaje a Adolfo Pedernera, miembro de “La Máquina” de River Plate en los cincuenta. Ernesto no era tan hábil con la redó en los pies. Por eso prefería jugar de portero. Era el puesto que le exigía menos movilidad y donde podía tener siempre, a su alcance, el inhalador que lo rescataba del asma. Todavía no se había convertido en 'El Ché'.

En 1952, cuando todavía no era conocido por 'El Ché', Ernesto Guevara De la Serna y su inseparable Alberto Granados decidieron recorrer Sudamérica en motocicleta, viaje que inspiraría la posterior película 'Diarios de motocicleta'. Fue en ese viaje cuando llegaron hasta Chile en moto y después, debieron proseguir su odisea en barco. Pasaron por Leticia, una población en el Amazonas colombiano, en una barca que le llamaron Mambo-Tango y allí, al encontrarse a varios caminantes que trabajaban en clínicas para leprosos, tanto el Ché como Alberto se presentaron como amplios conocedores de la técnica futbolística.

Los colombianos pensaron que, por aquello de ser argentinos, debían saber bastante más de los rudimentos del fútbol que ellos mismos, así que les admitieron como entrenadores de un equipo llamado Independiente Sporting Club. Para reforzar el equipo, que no era precisamente un dechado de virtudes, el Che decidió actuar como portero, mientras que Granados fue delantero y lo hizo tan bien que los leticianos lo llamaron Pedernerita, aludiendo al gran Adolfo Pedernera, el mítico argentino de La Máquina de River que, por aquel entonces, actuaba en Millonarios.

Después de esa breve etapa por el Amazonas, Ché y Granados acudieron a la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional, donde conocieron a varios estudiantes, entre ellos Julián Córdoba, quien años después, explicó que tanto El Ché como Granado le suplicaron que los llevara a conocer a Alfredo Di Stéfano, que por aquellos años estaba enrolado en el Millonarios colombiano después de una huelga de jugadores en Argentina.

A Di Stéfano lo encontraron en un restaurante del centro, donde acostumbraba almorzar y La Saeta Rubia les regaló dos entradas para el partido de Millonarios con el Real Madrid, de España. El Ché no lo sabía, pero en aquellos días se estaba fraguando su pase fichaje por el Barça, y su posterior traspaso al Real Madrid. Claro, que Di Stéfano tampoco sabía que aquel muchacho argentino que había conocido en Colombia, sería el mayor líder revolucionario de la historia de América.

Otro legado futbolístico del Ché llegó en 1963, ya en Santiago de Cuba, donde su colega Granados recuerda como si fuera ayer un partido de fútbol. Por aquellas fechas, El Ché era Ministro de Industria y un personaje tremendamente popular. Pero, según Granados, “cuando estaba en el arco, era arquero. Enfrentábamos al equipo de fútbol de la universidad, que era entrenado por Arias, un español. Arias recibió la pelota y avanzó, pero el Che salió del arco, se le vino encima y le dio un revolcón. Nadie pensaba que el ministro se iba a tirar a los pies por una pelota. Pero él era así”.

Llevaba en el alma el verbo competir. Primero fue el balón, después, el mundo. Ahora que se celebra el cuadragésimo aniversario de la muerte del Ché Guevara, conviene recordar que, antes de convertirse en un mito, el comandante de la revolución cubana era un pibe que se llamaba Ernesto. Que era hincha de Rosario Central, que era asmático, que jugaba a rugby y que, de cuando en cuando, atajaba algún penalti cuando jugaba de portero.

(excelente artículo redactado por Rubén Uría y publicado en su sitio: “El Hacha”)

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Un hecho curioso que registran las estadísticas del seleccionado nacional, lo protagonizó una de las inolvidables estrellas de los primeros tiempos del profesionalismo argentino: José Della Torre...
“Pechito” (foto), notable zaguero, jugó todos los partidos de Argentina en la primera Copa del Mundo, en 1930, realizada en Montevideo, sin haber vestido nunca antes la casaca nacional, pero resultó su “debut y despedida”...
Tras la disputa de ese torneo, al que Argentina arribó a la final ante Uruguay (perdiendo 4 a 2), Della Torre no fue convocado nunca más...
Por aquéllos tiempos, en su posición estaban Bidoglio, Felipe Cherro, Omar y Tarrío, entre otros que eran los citados...
De esos 5 partidos jugados por Argentina en Uruguay, Della Torre fue el titular inamovible (1-0 a Francia; 6-3 a México; 3-1 a Chile; 6-1 a Estados Unidos y 2-4 ante Uruguay)...
Actuó durante 450 minutos, no decepcionó (no convirtió goles) pero fue su adiós en la selección...
De todas formas, José Della Torre siguió siendo capitán en Racing y tras su retiro, se dedicó a la dirección técnica. Dirigió al Racing campeón de 1958 y junto a Victorio Spinetto y José Barreiro, formó la trilogía técnica con que la Argentina ganó el Sudamericano de 1959 disputado en Buenos Aires...

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El fútbol se caracteriza por el placer de la elasticidad, de la sorpresa, de la retórica, que recuerda pasos de danza y fintas de capoeira.

(GILBERTO FREYRE, 1900-1987, escritor, sociólogo y periodista brasileño)

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Universidad de Chile es una marca... Colo Colo es Chile.

(GABRIEL RUIZ-TAGLE, empresario chileno, Presidente de Blanco y Negro, empresa que administra a Colo Colo, respondiendo el 23/10/08 a Federico Valdés, Presidente de la Universidad de Chile quien había manifestado que “el nombre de la U, le agrega más valor a un producto que Colo Colo”)

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