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Si Willington Ortiz hubiera jugado el mundial de Italia 90 hubiera sido el Rey del Futbol a nivel mundial.

(EFRAÍN "El Caimán" SÁNCHEZ, ex futbolista y director técnico colombiano)

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El fútbol es el juego más sencillo del mundo.

(STEVE Mc MANAMAN, ex futbolista inglés)

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Mi cotidiano insomnio (Leonardo Favio - Argentina)


Mi cotidiano insomnio
se obstina en el misterio
de recordarme al otro
aquel que fui.

El niño que rondó algún potrero
que, seguro, ya no besa la luna.

Aún no habías nacido
y andabas en mi envidia,
como en todos los niños.

Diego,
en la callada foto
que conservo en mi cuarto
donde desguarnecido
te apoyaste en mi pecho,
vi tu desolación
de niño acorralado.

Se adivina el madero
en tu mirada tierna.
Una constelación de multitudes
te ha cercado por siempre.

Ya no tendrás olvido,
ya no tendrás descanso.

Mientras haya un planeta
en que respire un niño,
un niño habrá que sueñe
que es Diego,
y que repite los goles imposibles
de músicas y pájaros.

Diego,
no te puedo ayudar,
hoy he llorado.

(Leonardo Favio, reconocido realizador cinematográfico,
guionista, compositor, cantante y actor argentino)

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En cuestión de cábalas en el fútbol, hay miles de anécdotas, pero un caso singular le ocurrió a Jorge Valdano. Relató el caso de un adorno en su casa, un elefante de características especiales "Me remonto a mi etapa de jugador en Zaragoza. Ocurrió en un momento en que me iba muy mal, me había lesionado. Y tenía en mi casa un elefante con la trompa para abajo, que creo que había sido un regalo de mi hermano, el cual lo había visto en un negocio de Buenos Aires. Era un elefante en forma de marco, con mi foto y por eso mi hermano lo compró para mí. Hasta que una vez alguien me dijo: '¿Qué haces con un elefante con la trompa para abajo? Eso da mala suerte'. Yo no le di importancia, pero me iba peor y comencé a mirar con desconfianza al elefante.
Un día tenía un problema de pubis y me dijeron que me tenía que operar. Estaba de mal humor. En ese estado de ánimo, entré a mi casa y tiré el elefante por la ventana. Todo cambió. Mucho más tarde, cuando dirigía al Tenerife, fuimos a jugar contra Rayo Vallecano. Esa vez usé una corbata que me habían regalado y que estaba llena de elefantes. Ganábamos 2 a 0 y terminamos perdiendo 4 a 3. Miré la corbata y advertí que todos esos elefantes tenían la trompa boca abajo. Me quise morir. Después de contar esas anécdotas, empezaron a decir que era supersticioso y recibí de parte de hinchas varias corbatas con elefantes con la trompa boca arriba. Pero no soy supersticioso…"

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Él casi firma por el Middlesborough, pero le dije que Newcastle está más cerca de Londres. Afortunadamente, los futbolistas creen cosas como éstas.

(KEVIN KEEGAN, ex futbolista y director técnico inglés, sobre el fichaje de Robert Lee con las "urracas" en 1992)

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Si me lo alunan me muero...

(ANTONIO ALZAMENDI, ex futbolista uruguayo, luego del gol convertido a Alemania en el Mundial de 1986. NOTA: Antonio, cómo te lo van a "alunar" si esa selección no le hacía ni un gol al arcoiris...)

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Pedernera, el Beethoven del fútbol


El fútbol tiene memoria débil y no siempre devuelve lo mucho que le dan y permite que se pierdan en el olvido nombres de futbolistas muy grandes, que contribuyeron a la evolución y crecimiento de este deporte.

Uno de esos grandes olvidados es el argentino Adolfo Pedernera, un genio que supo adelantarse a la época que le tocó vivir y que entendió el juego como nadie lo había hecho.
En una nota que publicada en el año 2007 en la página web del prestigioso Diario “As”, de España, y firmada por Oscar García, se señala que “sus compañeros y rivales sí supieron valorar la aportación de Pedernera al fútbol y hombres como Alfredo Di Stéfano no ahorran elogios cuando hablan de Adolfo, uno de los principales referentes de La Saeta en sus comienzos en River. Rivales como el legendario capitán uruguayo Obdulio Varela también lo tenían claro: "Yo he jugado contra Pedernera, y cómo él, nadie".

Agrega el comentario que “Pedernera fue el gran ideólogo de 'La Máquina' dentro del campo, el hombre que con su calidad, inteligencia y visión de juego hizo posible que un grupo de excelentes jugadores marcara una época en la historia del fútbol, no sólo argentino, sino mundial. La paternidad de ese equipo legendario ha sido atribuida a los técnicos Renato Cesarini y Carlos Peucelle”. Cansado de la disputa, Peucelle quiso acabar con el debate muchos años después: "La Máquina de River fue un invento de doña Rosa, la madre de Adolfo Pedernera".

La casualidad, como en casi todos los aspectos de la vida, también hizo su aportación. Y es que Pedernera comenzó jugando como delantero por la izquierda, pero el excelente marcaje al que le sometió en dos ocasiones Ignacio Díaz, defensa de San Lorenzo, motivó que retrasara su posición.

García también dice en su nota que "así, actuando como un moderno mediapunta, más que como delantero centro, se convirtió en el generador de todas las acciones ofensivas de River. Sus magníficas cualidades hicieron de él un futbolista ideal para ese puesto y sus excelentes pases encontraron en Ángel Labruna el mejor destinatario posible".

La perfección que alcanzó aquel bloque la trató de explicar el propio Adolfo: "En la práctica nosotros hacíamos una WM, con Moreno, yo, Rodolfi y Ramos en los cuatro vértices de lo que se llamaba el cuadrado mágico. Pero lo fundamental de ese equipo era que cubríamos todos los sectores de la cancha moviéndonos con permanentes cambios de puesto". Eran los años 40 y el fútbol total había llegado a este juego. Y no sólo había llegado, sino que bajo el liderazgo que ejercía Pedernera era interpretado a la perfección.

Famosos, ricos y admirados, en aquella época la presencia de los futbolistas también era requerida en los principales círculos sociales. Pedernera recurría a la ironía para justificar la fama de mujeriegos que les acompañaba: "No es cierto que anduviéramos por ahí corriendo mujeres. Nosotros no las corríamos: ellas se dejaban agarrar".

Conocido como El Beethoven del fútbol, El Gardel del fútbol o El Maestro, Pedernera jugó posteriormente en Millonarios de Bogotá, donde se reunió con Pipo Rossi y Di Stéfano para hacer historia en el fútbol colombiano con un equipo que alcanzó tal grado de brillantez que fue conocido como "El Ballet Azul".

Se retiró en Huracán e inició entonces su trayectoria como técnico. Dirigió a Independiente, América de Cali, Colombia, Gimnasia y Esgrima de La Plata, Boca Juniors, Quilmes, Independiente y Argentina, con la que fracasó en su intento de clasificarla para el Mundial ’70.

Fallecido en Mayo de 1995, pocos meses antes transmitió la principal diferencia que veía entre el fútbol de su época y el actual: "Ya no existe la bohemia de antes. Hoy el mensaje es más claro: si ganas, sirves; si pierdes, no".

"Ojalá hubiera muchos Pedernera" (por Alejandro Dolina)

La palabra código no me gusta mucho, porque uno enseguida la puede asociar a la mafia. Pero, de todas maneras, creo que algunos están bien. Son una especie de lealtad de discreción.

El código parece algo corporativo. Muchas veces conviene no decir ciertas cosas. Cuando uno va a criticar a una persona pone todo en la balanza. Si es buen tipo, si se mandó alguna macana, en fin. Para criticar hay tiempo. Entonces es bueno reflexionar antes de abrir la boca. Uno no puede actuar como un fiscal.

En el caso de los entrenadores que acusan a los que trabajaron antes, hay que ser pensantes y tener en cuenta que no hubo una “botoneada” directa. No es para tanto. Ellos necesitan dar una respuesta ante un público que no admite el fracaso. Tienen muchas presiones, se sienten perseguidos. Los entiendo.

¿Si yo hubiera hecho lo mismo? Hay que estar en un lugar, en una posición para poder decir u opinar. A mi no me gusta decir que en lugar de tal tipo yo no haría lo mismo. Es una cuestión de principios. Por ejemplo, yo jamás digo que nunca haría un programa de concursos, con premios y esas cosas que se hacen a menudo. Hoy por suerte me va bien y tengo trabajo. Pero si en el futuro lo necesito, quizás lo tenga que realizar.

Un tipo con códigos fue Adolfo Pedernera, una persona que mantenía sus conductas. Pero claro, estamos hablando de un fuera de serie. Un tipo como los que no hay. Ojalá hubiera muchos Pedernera. El sostenía todo lo que decía con sus actos y jamás te iba a dejar a mitad de camino, pero no todos pueden ser Pedernera.

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El ex árbitro argentino Arturo Andrés Ithurralde contó que en ocasión de expulsar a un jugador de la cancha, durante el Torneo Metropolitano de 1981, que tuviera como Campeón a Boca Juniors, dirigido por Silvio Marzolini y con incorporaciones de gran nivel como Diego Armando Maradona y Miguel Ángel Brindisi, un futbolista se le acercó recordándole que "hace poco viajamos en el mismo avión a Montevideo, no me puede hacer esto, don Arturo". Y el árbitro, recordando el viaje en cuestión, le contestó: Es cierto, a Montevideo viajamos juntos, ¡pero al vestuario se va solito!

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Lo único que le falta al vestuario es el aire acondicionado, díganle a Macri que no sea tan miserable je..."

(RAMÓN DÍAZ, ex DT de San Lorenzo, después de un partido ante Boca Juniors en La Bombonera -2007- y una "indirecta" al por entonces presidente de la entidad de La Ribera)

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Por salvarse del descenso cobraron un millón de dólares de premios y el técnico otros 200 mil. Yo en mi puta vida he visto un millón de dólares juntos y eso que hace 47 años que soy abogado.
Central va a salir adelante, va a salir del lugar en que está, porque sino los voy a matar a todos estos hijos de mil p..., jugadores y técnico.


(HORACIO USANDIZAGA, Presidente de Rosario Central, días atrás, durante un discurso en la filial "Mario Alberto Kempes" en la localidad de Funes, cercana a Rosario)

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Se juega (Rubén Juárez - Argentina)

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En Noviembre de 1957, el Esporte Clube Recife solicitó al Santos F. C. dos jugadores en préstamo.
El club paulista ofreció a los jugadores Ciro y Pelé por 4 meses.
Días después, un telegrama, que se guarda aún como una reliquia, llega a la sede del Santos proveniente del Director de fútbol del club de Recife y el cual decía textualmente:
"Pelé no interesa. Embarquen a Ciro".

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En Italia, la cultura táctica ya es casi una obsesión; incluso los futbolistas dejan de lado sus capacidades para poder aplicarse tácticamente.

(MANUEL PELLEGRINI, entrenador chileno)

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Tenía olfato de gol, era una fracción de segundo más rápido que los defensas.

(GERD MULLER, ex futbolista alemán, opinando sobre él mismo)

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El loco Cansino (Roberto Fontanarrosa - Argentina)


Para que usted tenga una idea de qué tipo de futbolista era ese muchacho, le cuento que jugaba llorando. Pero no le digo llorando porque protestaba o porque se la pasaba quejándose a los árbitros o esas cosas que nos han dado a los argentinos la fama de llorones, no.
El Loco Cansino lloraba en serio, con lágrimas, desconsoladamente, mientras llevaba la pelota. Yo lo he visto. Parece algo digno de risa pero créame que era una cosa bastante impresionante. Cómo decirle... angustiante.
Cansino entraba a la cancha muy serio, no sé si concentrado o qué, pero usted lo veía serio, el ceño fruncido, con la vista perdida sobre el césped, parecía que no se fijaba ni en los adversarios ni en la gente que había ido a la cancha. Y le aseguro que por ese entonces iba muchísima gente a la cancha de Sparta, muchísima. Porque tenía un equipazo. Jugaban el Gringo Talamone, el Negro Oroño, Sebastián Drappo, que después fue a Racing, la Garza Olmedo, que era el arquero, y otros más que ahora escapan a mi memoria pero que ya me voy a acordar.
Pero la figura, la figura, era Cansino sin duda alguna, el Loco Cansino. Y mientras el partido iba bien, digamos, mientras no fueran perdiendo, Cansino se mostraba normal, calmo, tranquilo. Jugaba ahí, en su punta, participaba poco del juego, la pedía de vez en cuando, al estilo de los viejos punteros derechos, que no se movían de al lado de la raya. Hasta daba la impresión de ser un poco frío, de no interesarle demasiado el partido.
Pero si los rivales hacían un gol, se ponían en ventaja, ahí Cansino se ponía a llorar.
No le voy a decir que se ponía a llorar de golpe, de repente. Pero era una cosa como que entraba a hacer pucheros, a aspirar aire, a fruncir la cara, y ya la gente empezaba a prestarle más atención a él que al partido porque sabía que Cansino se iba a largar a llorar.
Era una cosa bastante dramática, permítame que le diga. Bastante dramática.
"¡Aguante, Cansino! ¡No es nada, Loco, ya van a empatar, no llores!" lo alentaban desde la tribuna, porque a la gente le daba no sé qué verlo así, tan sentido. Pero se largaba a llorar nomás, como los chicos. Y le cuento que Cansino, cuando pasó por Sparta ya andaba cerca de los 30, debía ser un muchacho de 28, 29 años.
Le juro que entonces, ya perdiendo uno a cero, se venía para el medio, era como que no podía esperar a que la pelota le llegase a la punta. Se venía para el medio y empezaba a conducir el juego, pero no dejaba de llorar, desconsoladamente lloraba, daba pena verlo pobre muchacho. Era algo desgarrador mirarlo correr con la pelota, levantando la cabeza para localizar a sus compañeros, saltando sobre las barridas de los rivales y llorando a moco tendido, la boca abierta, colorado por el esfuerzo, las venas del cuello hinchadas a punto de reventar.
Lo notable es que los árbitros no sabían cómo tratarlo, no hay en el reglamento ninguna regla que estipule que un jugador no puede jugar llorando. Que no pueda insultar, sí, está contemplado, o gritarle al referí, bueno, vaya y pase (o como ahora que no está permitido seguir si un jugador está sangrando), pero nunca el reglamento dijo algo sobre un jugador que llorara. Lo dejaban, entonces.
Me acuerdo que hubo un arbitro muy grandote, el Inglés Mackinson, que la primera vez que lo vio así trató de consolarlo porque él mismo, Mackinson, ya tenía los ojos enrojecidos, vidriosos. Vio usted que hay gente que cuando ve llorar a otra persona, llora también. Paró el partido y le habló, agarrándolo de un hombro, paternalmente.
Pero no hubo caso, Cansino se contuvo un momento, tratando de aspirar hondo para cortar los sollozos; apenas reanudado el juego empezó de nuevo a pucherear y enseguida volvió al llanto.
Se imagina que a la hinchada de Sparta la cosa mucho no le gustaba porque era motivo de la risa de las otras hinchadas. De las risas y de las cargadas. Si hasta llegaron a decirles " los llorones" a los hinchas de Sparta, por causa de Cansino.
Por otra parte, en esos momentos era cuando Cansino, desesperado por el resultado adverso, podía conseguir los milagros más conmovedores, futbolísticamente hablando. Era ahí cuando se hacía dueño de la pelota y podía dar vuelta un resultado con una facilidad asombrosa. Gambeteaba de a cuatro, de a cinco rivales, hacía jugadas que yo, después, no he visto hacerlas a nadie, podía dar vuelta un partido él solo aunque fuera perdiendo por 3 ó 4 a o (cero).
Después, cuando Sparta lograba empatar, Cansino ya se calmaba. Casi ni gritaba el gol del empate, le digo. Se abrazaba con sus compañeros, eso sí, y se limpiaba los ojos con la manga de la camiseta. O con un pañuelo mugriento que siempre llevaba en la media. En ocasiones los mismos árbitros le alcanzaban un pañuelo y en una oportunidad lo vi secarse los ojos con el banderín del córner luego de lanzar el centro que determinó la paridad en el marcador.
"Escaso nivel de resistencia ante la adversidad", así me lo definió el doctor Suárez una vez que le pregunté, preocupado, por el caso de Cansino. Porque, indudablemente, como periodista deportivo del matutino "Democracia", el caso me interesaba.
Consulté a Suárez, asimismo, y ya en otro orden de cosas, si había alguna condición física, alguna anomalía incluso, que generara esa capacidad que Cansino tenía para la gambeta. "A veces se presenta una distorsión congénita -recuerdo perfectamente que me dijo el doctor Suárez, médico del Sparta- que genera una apreciable diferencia entre un hemisferio del cerebro y el otro, lo que produce en el paciente una distinta captación del tiempo y el espacio. Esto, en algunos casos, motiva una distinta relación en el equilibrio, y es por eso que Cansino puede intentar algunas cabriolas, o recuperar la vertical en una forma totalmente imposible para el resto de los mortales".
Alguna explicación de ese tipo debía de haber porque era insólito lo que hacía este muchacho en la cancha. La ley de gravedad no parecía existir para él y a veces uno sospechaba que tenía un radar de ésos que tienen los murciélagos dada su capacidad para no chocar contra los objetos sólidos. Pasaba entre una multitud de piernas, zigzagueando, sin tocarlas, cambiando el ángulo de su carrera a medida que lo iban bloqueando, modificando incluso su volumen corpóreo como si fuese líquido, como si fuese de mercurio, en procura de evitar los choques.
Era, por supuesto, imprevisible, y por eso le decían "El Loco". Podía arrancar, de pronto, hacia su propio arco, como si hubiese perdido el sentido de la orientación, como esas tortugas que ante explosiones atómicas han perdido la brújula genética que les indica dónde se encuentra el mar. O, de repente, llegaba hasta la línea de fondo y echaba el centro hacia el lado de afuera de la cancha, estrellándolo contra el alambrado. Para no contar las veces en que, de repente, se iba de la cancha, murmurando cosas, hablando solo, hasta meterse en el túnel.
Nadie se animaba a decirle nada porque, por sobre todas las cosas, Cansino era muy manso, muy buen muchacho, muy dócil. Le digo esto porque un par de veces yo fui a hacerle alguna entrevista a los entrenamientos y me atendió con mucha cordialidad. Pero, eso era cierto, se le notaba que no era un muchacho muy normal. O, digamos, yo ya comencé a percibir que, en él, se estaba desencadenando lo que después terminó como terminó.
La primera vez que le hice un reportaje fue acá en el centro, en el Hotel Italia, donde él paraba. Recuerdo que nos sentamos a tomar un café y me esquivaba la mirada. Otro detalle que recuerdo perfectamente, porque me impresionó mucho, fue que transpiraba. Transpiraba muchísimo, y era pleno invierno. Yo le hice una pregunta y no me contestó, no me contestó nada.
Había empezado a mirarme con cierta molesta fijeza. Pensé que no me quería contestar aquella pregunta que ya no recuerdo pero que, sin duda, era una pregunta absolutamente convencional y tonta, como ser dónde había nacido o cosa así. Intenté entonces con otra, que tampoco me contestó. Opté por una tercera, ya francamente incómodo e inseguro: considere usted que yo era un pibe de poco más de 20 años. A la quinta pregunta, Cansino modificó un poco su postura en la silla, me señaló su oreja izquierda y me dijo: "Hábleme de este lado, porque no escucho nada con el otro oído". Yo le había estado hablando sobre el oído sordo.
De ahí en más pude hacerle la entrevista y me encontré con la sorpresa de que era un hombre muy culto. Me habló de los inconvenientes que debe superar un joven de clase trabajadora para acceder a los primeros niveles en el orden del deporte, del fino y personalizado trabajo artesanal que hay en la confección de una pelota de fútbol, del elevado porcentaje de lactosa que se encuentra en un litro de leche de vaca y de la reconstrucción de la ciudad de Constantinopla luego de haber sido destruida por la Cuarta Cruzada a los Santos Lugares.
Era un poco errático en materia de conversación, lo admito, pero muy interesante. Lo del oído lo comenté después con el doctor Suárez y él me corroboró que ese tipo de disminución auditiva influía en gran medida en el sentido del equilibrio, tema que ya habíamos tocado en relación con la gambeta. Había algo inconexo en él; debido a eso, había un quiebre del equilibrio o de la inercia que lo hacía imprevisible.
En aquel campeonato regional del año 37, gracias a Cansino, Sparta se prendió en las primeras posiciones, cosa que nunca había conseguido. Pero a medida que se acercaba la definición del campeonato, la conducta de Cansino se hizo más y más extraña. Nunca se mostró agresivo o violento, pero siempre daba la nota con algún detalle fuera de lo común o medio raro. Salía a la cancha, por ejemplo, con una toalla rodeándole el cuello, como si recién se hubiera bañado. Había referís que se la hacían quitar, otros se hacían los distraídos, pero no era un detalle que pasara desapercibido pese a que le estoy hablando de una época en que los árbitros dirigían con saco y, a veces, los arqueros usaban sombrero, pero sombrero de fieltro, funyi.
Por esa época, Cansino empezó a escuchar voces, afirmaba que escuchaba voces que le hablaban en otros idiomas. Y lo que era más raro, las escuchaba en el oído sordo. En Sparta lo tenían entre algodones, preservándolo para la final, especialmente el ingeniero Wernicke, el presidente del club. Wernicke, muy preocupado, me decía: "Yo fui el que lo traje al club. Y cuando lo contraté sabía que le decían "El Loco", como se les dice a tantos wines derechos, pero no sabía que era loco de verdad".
Hacía bien en preocuparse Wernicke, quien además quería mucho a Cansino. En la semana previa al partido final contra Deportivo Federación, Cansino empeoró. Lo encontraron una noche caminando desnudo por las terrazas en la manzana de la pensión donde vivía. Dijo que estaba entrenando. O caminaba por calle Córdoba señalando con dedo índice hacia el cielo, vocalizando como si hablara pero sin emitir sonido. La gente no le decía nada porque lo reconocían. Lo reconocían porque andaba siempre con la camiseta de Sparta puesta, debajo del saco y la corbata.
Dos días antes del partido me enteré que lo habían llevado a un manicomio. Una cosa muy mesurada, hecha bajo cuerda para que no tomara estado público, pero con la intención de que lo trataran, lo sedaran, procurando que para el domingo estuviera bien. Un tratamiento rápido, por supuesto, de shock se diría ahora.
El sábado lo fui a ver, con una curiosidad más humana que periodística. Le estoy hablando de una época en que había menos canibalismo periodístico, no existía esa compulsión hacia los escándalos y las noticias rimbombantes. De ser así... ¿cuántos periodistas hubieran dado lo que no tenían para disponer de una primicia como la que yo sabía, revelada por el propio presidente del club?
Me fui a Oliveros, entonces, donde había por entonces, una pequeña casa de reposo, de salud. Y ahí estaba Cansino. Le habían hecho un tratamiento de electroshock que le había chamuscado casi todo el pelo. Él tenía un pelo bastante mota, renegrido y, cuando yo llegué, todavía le humeaba. Se imagina usted que, por esos años, no había un cabal conocimiento del manejo de la energía eléctrica y esos tratamientos se hacían un poco a lo bestia. Le conectaban unos alambres, le humedecían la ropa para que hubiera una mejor transmisión de la corriente y ahí le sacudían. Cuatro, cinco veces, las que fueran necesarias. El doctor que estaba a cargo del establecimiento me dijo que también le habían suministrado unas inyecciones de láudano, tilo y mercurio, para tranquilizarlo. También me contó que indudablemente la práctica del fútbol había empeorado la disfunción mental de Cansino, aquella descoordinación entre un hemisferio cerebral y el otro, de la cual me había hablado Suárez.
"Cada vez que este muchacho va a cabecear, y cabecea -me dijo-, el cimbronazo del impacto descoloca un poco más la armonía entre un hemisferio y el otro, haciendo más grande la grieta entre ambos".
De todos modos, la verdad es que Cansino lucía tranquilo, calmo. Se paseaba entre los otros pacientes con una sonrisita por esa especie de parque que tenía la clínica. Me reconoció enseguida y fue muy cordial conmigo. Me dijo que iba a jugar al día siguiente, que estaba perfecto. Me preguntó si yo sabía idiomas, porque creía reconocer la voz mía entre las voces que solía escuchar, habiéndole en portugués. Le dije que no, que lamentablemente sólo hablaba castellano. Incluso en un rasgo de sensatez me consultó cuál sería la formación del equipo de Sportivo Federación al día siguiente, y si había llegado al país en el dirigible Hindenburg. Ahí la pifiaba feo porque Federación era un club de acá nomás, de Roldan. Pero no lo encontré mal, dentro de todo.
Al día siguiente, el domingo, fui a la cancha. Había un gentío impresionante. Era la final, creo que ya le dije. Y el Loco Cansino salió con el equipo, lo que provocó una algarabía enorme entre la hinchada de Sparta porque algo había trascendido sobre su internación y había rumores de que no iba a jugar. Humeaba un poco, todavía, o al menos así me pareció a mí, pero también es posible que haya sido ese vapor que se desprende de los jugadores cuando están transpirados por el calentamiento previo y salen al frío del invierno.
Eso sí, lo noté algo descoordinado en los movimientos. Se hizo la señal de la cruz -yo no sabía que era tan católico- tocándose la frente, un hombro, una cadera, la rodilla derecha y el otro hombro. Luego se le producía un estremecimiento facial, una contracción como la que ocurre cuando uno bebe algo muy ácido. Pero estaba bien.
La cuestión es que empezó el partido y Federación metió un gol, así nomás, de arranque. Y, por supuesto, curado o no curado, contenido o no contenido, el Loco se largó a llorar, lo que produjo la burla, la cargada, el sarcasmo de la hinchada rival que había llegado en buen número.
Era algo contradictorio porque, como ya le he contado, Cansino lloraba y metía pierna como el que más, trababa más fuerte que ninguno y gambeteaba a cuanto rival se le cruzara. Sin embargo, todo su esfuerzo fue en vano. Cerca del final del primer tiempo, Federación metió el segundo gol. Era más equipo, buscar otras explicaciones sería faltar a la verdad. Más equipo. Empieza el segundo tiempo y el Loco estaba desatado.
Lloraba y metía centros, lloraba y pateaba al arco, lloraba y eludía a los adversarios. Cerca de los 20 minutos hizo una jugada bárbara y se metió en el arco con pelota y todo: 2 a 1.
En eso, yo, que estaba agarrado al alambrado, cerca de los palcos para la prensa y las autoridades, entre el griterío de la gente escucho una sirena. Me doy vuelta y veo llegar, por detrás del estadio, una ambulancia, a toda velocidad. Enseguida entran al estadio un par de enfermeros, con el médico que yo había conocido en la casa de salud de Oliveros y se dirigen corriendo hacia el palco del ingeniero Wernicke. Me acerco, entonces, a riesgo de que me consideraran un entrometido. Y escucho que el médico le cuenta al ingeniero que Cansino había matado a uno de los pacientes de la clínica. Se suponía que lo había degollado con un vidrio durante la noche, pero había escondido el cuerpo bajo la cama de su propia habitación y los enfermeros recién lo encontraron al mediodía, cuando a Cansino ya le habían permitido volver a Rosario para jugar el partido. Según el médico, había que encerrarlo de inmediato porque era muy peligroso.
Yo vi la cara del presidente y comprendí de inmediato el intenso conflicto emocional que lo invadía en esos momentos. Cansino era fundamental para alcanzar el empate que les permitiría consagrarse campeones. Le pidió, entonces, le rogó, al médico, que le diera a Cansino diez minutos más de libertad. El médico accedió, en parte porque le gustaba el fútbol, y en parte porque estaba esperando la llegada de la policía para dominar a Cansino.
Diez minutos después, exactamente diez minutos después, Cansino hizo otra jugada extraordinaria y le sirvió el gol al Valija Molina, un nueve grandote que era muy bruto pero que siempre la empujaba adentro. Molina hizo el gol y, automáticamente, toda la hinchada de Sparta invadió la cancha, para festejar.
Fue lo que aprovecharon la policía y los enfermeros, junto con nosotros, para correr hacia donde todos los jugadores de Sparta celebraban apilados: una decisión providencial, creo. Cuando llegamos hasta la montaña de jugadores, debajo de dos o tres de ellos, Cansino, rojo, desencajado, estaba estrangulando a Sturam, al petiso Sturam, el cuatro de su propio equipo con un alambre de enfardar.
Se le tiraron encima los enfermeros, los policías y hasta el presidente mismo para contenerlo. Después la prensa, desinformada, acusó a la policía de parcialidad manifiesta por unirse en el festejo de la conquista. Lo cierto es que, en el remolino de gente, lo agarraron a Cansino entre muchos y se lo llevaron para el túnel.
El partido no pudo reanudarse, había mucha gente dentro de la cancha y en realidad faltaban nada más que dos minutos. Entre la algarabía de la hinchada, yo escuché las sirenas de las ambulancias y de la policía alejándose. Fue la última vez que pude ver a Cansino. El club notificó luego que lo habían vendido a Montevideo, hubo trascendidos de que se había retirado del fútbol. Pero lo cierto es que nadie supo nada más de él.
Quedó como un héroe, eso sí. Vaya usted y pregunte a los viejos hinchas de Sparta por el Loco Cansino y todos se van a llenar la boca de elogios hablándole de él. Yo estuve tentado un par de veces de irme para Oliveros porque tenía la sospecha de que lo habían vuelto a encerrar allí. Pero vio cómo son estas cosas, va pasando el tiempo, uno se ocupa de otras cosas, y al final no va nunca. Pero... qué wing derecho era el Loco... Qué wing derecho.

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El pintor argentino Antonio Berni (1905-1981), fue un gran amante del fútbol. Era hincha del Club Colón de Santa Fe.
El último partido que presenció fue en la cancha del Club Atlético Boca Juniors, días antes de su muerte. Ese día jugó Diego A. Maradona, a quién él mucho admiró.
Se cuenta que estaba viendo el partido y al ser descubierto por un grupo que estaba en los palcos vecinos estos comenzaron a gritarle: "Maestro, esto es lo que tiene que pintar, la cancha y sus jugadores", a lo que él respondió "ya lo hice".
Efectivamente, Berni involucró en su pintura el tema del fútbol, pero dándole un carácter pueblerino y barrial.
Los protagonistas de "Club Atlético Nueva Chicago" (foto) y "Team de fútbol" son, precisamente, los chicos del barrio.

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Franz Beckenbauer es un defensor del fútbol, los momentos culminantes y la mentalidad ganadora. Además, ganó la Copa Mundial en nuestro país. Estamos orgullosos de él.

(BORIS BECKER, leyenda del tenis alemán, opinando sobre un emblema del fútbol germano)

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Tuve el placer de disfrutar de la compañía de Pelé en más de una ocasión, y si hubiera una selección mundial de bebedores también llevaría el número diez.

(ALAN HUDSON, ex internacional inglés)

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Entrevista a Diego Maradona (4ª parte)


94 ¿Vos, que te bancaste todas las presiones en todas las canchas, te estresaste por un programa?

Sí, porque era en vivo y había que dar la cara. En el vivo te imponen cosa por cosa, me hubiera gustado hacerlo a mi manera.

95 ¿Qué comés todos los días? ¿Tenés muchas cosas prohibidas?

Tengo una dieta pero tampoco es que dejo de comer lo que quiero. Ya no estoy a purecito como en otro momento.

96 ¿Cuántas veces por semana hablás con tus viejos?

La casa de mis hijas queda a diez cuadras de la de mis viejos, así que paso por las dos. Vivo en Ezeiza y voy a Devoto todos los días... Pero Devoto del lado de afuera, eh.

97 ¿Qué te dijeron tus viejos cada vez que estuviste cerca de ir a jugar picados con el Barba?

Se preocuparon, como todo padre. Me piden que me cuide, como yo les digo a mis hijas también. Puede ser una guía como yo puedo ser una guía para mis hijas, pero después decide cada uno.

98 “Llegó el momento de dejarme de hinchar las pelotas y quererme un poquito más”, admitiste hace seis meses, cuando saliste de la última. ¿Estás cumpliendo?

Sí, todos los días.

99 El doctor Cahe dijo, también en la última, que en tu caso mueren 8 de cada 10, ¿sos un milagro no sólo futbolístico sino también médico?

Ojo que Cahe también dice muchas boludeces, de verdad, así que no le lleven mucho el apunte.

100 Hace 15 años, ¿pensabas que ibas a llegar a los 47?

Sí, quizás no tan bien como estoy hoy, pero sí.

101 Algunos “amigos” tuyos aseguraban que no llegabas a los 40.

Y, bueno, les gané.

102 De todas las veces que coqueteaste con la muerte, ¿en cuál te asustaste más?

En la última, porque toqué fondo. Ahí fue cuando Gianinna me pidió que viviera para ella. Me lo contó Dalma, porque yo estaba muerto, no la escuchaba, sólo veía oscuridad, me veía para mis adentros y no podía reaccionar.

103 ¿Tévez o Riquelme?

Tévez, por la villa.

104 Bueno, Riquelme tampoco nació en Recoleta.

Pero Riquelme es más fino, viste. Tévez es más villero como yo.

105 Sinceramente, ¿te gustaría ser DT o no te ves yendo todos los días a entrenar a un equipo?

No, no, pará que en la Selección Argentina, Basile no va todos los días, pará.

106 ¿Pero te bancarías el traqueteo del día a día?

Sí, si es algo que me tiene alegre, sí, que se pueda disfrutar de un entrenamiento.

107 ¿Cuál fue tu mayor logro en el fútbol?

Haber llegado a vestir la camiseta argentina y defenderla como la defendí siempre: en mundiales, en eliminatorias, amistosos. Siempre.

108 ¿Y el mayor milagro fue haber sacado campeón al Napoli?

Sí, puede ser (risas), y también haberme salvado del descenso con Argentinos Juniors.

109 De todos los posibles sucesores de Maradona, ¿quién creés que es el que más se acercó?

Pongámoslo a Messi, dale, hagamos ese juego.

110 El Mundial 86 lo ganaba cualquiera de los ocho finalistas con Maradona. Verdadero o falso.

Yo era argentino, soy argentino y voy a morir argentino.

111 Maradona era hincha de Independiente y después cambió. Verdadero o falso.

Nunca fui hincha de Independiente. Yo iba a ver la Copa Libertadores con mi cuñado, el Colorado, que me sacaba de Fiorito y me llevaba a la cancha de Independiente. Para mí, salir de Fiorito e ir a la cancha de Independiente era como ir a Manhattan (risas). Admiraba al Bocha, pero hoy también lo admiro y no por eso soy hincha de Independiente.

112 A Maradona no le podés decir que no. Verdadero o falso.

Falso. Le di en la cabeza a Aldo Proietto cuando era director de "El Gráfico" porque puso eso del “sidieguismo”. Preguntale a Proietto si no le metí con El Gráfico en la cabeza en el hotel de Italia. Decía que mi hermano había jugado en el Juvenil por ser mi hermano, y el Turco la rompió. Entonces le di en la cabeza con la revista. Se me salió la cadena.

113 Maradona es una persona llena de contradicciones. Verdadero o falso.

Falso. Soy como todo el mundo.

114 Mundial 86, 2-1 a Inglaterra, entraste al vestuario, ¿en qué momento se te ocurrió la frase “la mano de Dios”?

Es que no lo podía mandar al frente al referí, nos estaba dando una mano grande...

115 El referí no la vio.

El que lo tenía que ver era el línea, que me tenía de frente. A propósito de eso, te voy a contar una anécdota. Hace un tiempo vino a hacerme una nota Gary Lineker para la televisión inglesa, le preparé un asado en la casa de mi mamá y todo. En un momento me dice: “¿No te parece que vos les robaste a los ingleses?”. Y yo le contesté: “No, porque nosotros jugamos así desde chiquitos, para nosotros es un juego, no es que pensamos que vamos a cagar a alguien a propósito”. En otro momento él me comentó: “Los ingleses no robamos”. Ah no, fijate lo que le hizo McLaren a Ferrari, que le robó la información. Ahora, a través de El Gráfico, me gustaría decirle a Lineker que venga a hacer otro reportaje y me hable de los ingleses (risas). Igual, todo bien con Lineker, está afiliado a la Iglesia Maradoniana.

116 ¿Cómo se te ocurrió la frase, te la sopló alguien?

No, no, para nada, pará, a mí no me sopla nadie las frases; si no, no las digo. Teníamos conferencia de prensa cada cinco minutos y dije “fue la mano de Dios”, no podía decir “fue con la mano”, porque era volver atrás otra vez, por qué lo hiciste, por qué no lo hiciste, al referí lo iban a sancionar de por vida, era Inglaterra, los capos del fútbol, era todo para quilombo.

117 Lo del gol con la mano es una picardía, ¿pero con el bidón no se les fue la mano?

Lo del bidón es algo que se le ocurrió a Carlos y Carlos es así, ¿qué querés que te diga? No por nada dicen de las agujas de Zubeldía, dicen que en esa época existía el doping en el fútbol argentino, se dijeron un montón de cosas que no fueron probadas.

118 ¿No intentaste frenar a Bilardo con el bidón?

No, para nada, porque no creí que Branco fuera a tomar. ¿Qué querés que haga, viejo? El que iba a tomar era Olarticoechea y le grité: “Noooooooo, Vasco, nooooo”.

119 ¿Es muy jodido ser Maradona?

Es el precio que hay que pagar por ser argentino y vivir en un país de fútbol. Por eso cuando vos tenés que elegir las vacaciones, hay que irse a países donde no se juegue al fútbol. Tenés que ir a Tanzania, si hoy en todos lados juegan al fútbol. Yo una vez me fui a la Polinesia con mi hija, al mismo lugar donde 25 años atrás no veían fútbol, y lo primero que me dijo un portugués apenas llegué fue: “Mañana hacemos un partido”. Mi hija le retrucó: “Pará, portugués, mi papá es mío, lo traje hasta acá para tenerlo para mí”.

120 ¿Y a vos te jode ser Maradona?

No, para nada, estoy tranquilo.

121 ¿Te genera algo que haya una Iglesia Maradoniana o que un tipo les ponga de nombres a sus hijas Mara y Dona o ya se agotó tu capacidad de asombro?

Me conmueven como el primer día, por supuesto que todavía tengo capacidad de asombro. Por eso les mandé un mensaje en video a los muchachos de la Iglesia.

122 ¿Tus hijas tienen una vida tranquila o las vuelven locas por el apellido?

Tienen una vida totalmente tranquila, la gente entiende que son mi hijas y que el que hizo los goles fui yo. Aparte mis hijas se manejan como Gianinna y Dalma, no como Maradona.

123 ¿Sos una persona melancólica? ¿Te da cada tanto por sentarte y ver partidos viejos?

No, incluso cuando hablan de mí, bien o mal, cambio. Tampoco me gusta cuando dicen “genio, maestro”, esas cosas.

124 La última: si pudieras pedir tres deseos.

Que mis hijas sean felices, ser técnico de la Selección y que mi sobrino se cure.

(entrevista publicada en la revista "El Gráfico", edición Diciembre de 2007)

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En su paso por el fútbol uno va recogiendo muchas vivencias, sobretodo en las giras, en las concentraciones y en los entrenamientos, elige con el tiempo quienes serán sus compañeros de mesa, su compañero de cuarto, como así también su compinche o ladero.
A medida que el tiempo transcurre junto con la vivencia cotidiana, uno empieza a querer a aquellos que eligió. Tal es el caso de jugadores con los cuales me ligan un montón de anécdotas como Pedro Larraquy, Carlos Morete, Julio Falcioni, Carlos Ereros, Gustavo Tognarelli, Hugo Iervasi, todos ellos me han demostrado en algún momento su hombría de bien.
Hoy me quiero referir a una anécdota muy sabrosa que tiene como intérprete a Carlos Manuel Morete (foto).
Demás esta decir que "el Puma" fue un goleador de raza, capaz de esperar más de 20 minutos sin tocar una pelota para tener una oportunidad y mandarla a guardar-
En Argentinos Juniors estaba visto como el jugador que desentonaba en cuanto al juego que desenvolvía aquel glorioso equipo del 85, más de una vez le gritaron desde la platea que le pusiera "cascabeles" a la pelota, pero lo más gracioso que escuché que le gritaran al "puma" fue cuando se vio involucrado en una jugada violenta sin ser responsable de alguna actitud antideportiva, pero como se formó un tumulto de jugadores, el juez no sabía quien fue el agresor, por consiguiente no sabía a quien echar, cuando un hincha de Argentinos se acercó lo más que pudo al alambrado y le gritó al juez:
¡el que le pegó fue Morete!
Lógicamente el hincha no lo quería ver ni en figuritas.

(Anécdota extraída de la página web de José "Pepe" Castro)

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Con los futbolistas que mejores relaciones formé en mi carrera fue con los otros número cinco que pasaron por el plantel. Tanto con Zapata, con Claut, con Villarreal, con el Pelado Almeyda..., porque siempre entendí que el tema era competir sanamente, que todo pasaba por mi esfuerzo.

(LEONARDO ASTRADA, ex futbolista de River Plate y actual DT de Estudiantes de La Plata)

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Hasta sus pies son inteligentes.

(MICHEL HIDALGO, ex seleccionador de Francia, opinando sobre Michel Platini)

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Entrevista a Diego Maradona (3ª parte)


63 De todas las canciones, poesías y ofrendas en general, ¿cuál es la que más te gusta?

La canción de Rodrigo me parece la más linda de todas. Hay un proyecto de juntar en un CD todas las canciones que me hicieron y que yo las cante. Me parece fantástico.

64 Supongo que cantarás mejor que Tevez...

Yo canto.

65 Vas en auto y cruza Ruggeri por la calle, ¿le tocás bocina?

Lo ignoro.

66 ¿Por qué te peleaste con él?

Porque quiso ser el ejemplo, y de ninguna manera Ruggeri es ejemplo. Le quiso decir a mis hijas quién era yo, por eso le respondí y le voy a responder. Es otro que está con Coppola. Es un traidor. Lo conozco bien a Ruggeri.

67 ¿Vos imaginabas, antes de empezar la final con Alemania en el 90, que Codesal los iba a bombear?

Sí, porque Grondona me agarra en la ducha, un día antes de la final, cuando hicimos el reconocimiento de campo en Roma, y me dice: “Está difícil mañana, eh”. Yo le pregunté: “¿Qué quiere decir, Julio?”. Y él: “No, nada más, Diego...”

68 ¿Y por qué creés que los bombeó?

Porque estaba todo armado. Nosotros le cagamos a Matarrese (Antonio, integrante del Comité Organizador del Mundial) y a Italia una final puesta con la mano, que era Italia-Alemania. Ya estaba todo el negocio, le cagamos 180 millardi (millones) al ente que hacía el Mundial, le cagamos la bandera, le cagamos la bocina, le cagamos el festejo, la televisión, les hicimos un desastre total. Y nos tenían que pasar la factura.

69 ¿Qué fue lo primero que pensaste apenas viste entrar a la enfermera en USA 94, después del 2-1 a Nigeria?

No se me cruzó nada. Yo tendría que haber salido en ese partido, le había pedido el cambio al Coco, pero él me pidió que esperara, que aguantara la pelota arriba porque se nos venía Nigeria. Las últimas 2 o 3 jugadas las hice prácticamente en apnea, no me entraba aire por ningún lado. Después salí, se equivocaron con el remedio, el famoso coso que me daba Cerrini y fui en cana. ¿Qué voy a hacer? Ya está.

70 ¿A quién se le escapó la tortuga: a vos, a Basile, al médico, a Cerrini o a Grondona?

El primer culpable soy yo y asumo todo lo que venga, pero en realidad al que se le escapa la tortuga es a Cerrini y a Marcos Franchi, que eran los dos que manejaban la cosa.

71 ¿En el repechaje, contra Australia, no hubo antidoping, no?

No hubo ni allá ni acá.

72 ¿Eso fue una manera de decirte: “Tomá lo que quieras que no te vamos a joder, te necesitamos en el Mundial porque se nos cae el negocio”?

Yo no miento, hermano, por estas dos (se señala el tatuaje de sus brazos), que no las vea más. Para mí estaba todo arreglado. ¿Por qué no hubo antidoping con Australia? ¿No se acuerdan de que salimos todos desnudos por Canal 9, que el "Colorado" Mac Allister salió en bolas con Romay, y Romay no sabía si estábamos jugando fútbol o rugby? ¡Vamos, viejo!

73 ¿Te llegó alguna vez la versión de que Basile no te quería en ese equipo y no le quedó otra que llamarte por los cinco goles de Colombia?

Puede ser que no me haya querido, pero la pelota hace cambiar de parecer a muchos. Aparte yo defendía la camiseta argentina como ninguno y Basile quería lo mejor para la Selección. Yo le servía tanto adentro como afuera de la cancha.

74 ¿Por qué te enojaste con Basile?

Se olvidó de los códigos, nada más. Sabiendo que yo le fui de frente, él se fue de vacaciones con Coppola, me parece una falta de respeto. Pero bueno, es grande, está vacunado, tiene todos los documentos en regla. El hará su vida y yo la mía, cada uno por su lado.

75 Tu día más feliz y tu día más triste en el fútbol.

Los más felices fueron cuando salí campeón del mundo con la Selección, con Napoli, con Boca, con el juvenil. Y el más triste cuando me cortaron las piernas en USA 94, porque era el último Mundial y porque íbamos a ser los campeones del mundo. Cuando después de ese Mundial me los crucé a Romario y a Bebeto, los dos me dijeron lo mismo: “Cuando vimos que le remontaban el partido a Nigeria, nos dimos cuenta de que tendríamos que jugar la final contra ustedes”.

76 El mejor partido de tu vida.

Contra Uruguay, en Puebla, por el Mundial 86. Ese día en que me anularon el gol, por plancha. Claro, era italiano el árbitro. Ese día jugué mejor que contra Inglaterra, las gané todas, todas.

77 ¿Grondona hizo más cosas buenas que malas para el fútbol argentino o al revés?

Estando tantos años en un sillón como el de la AFA habrá hecho cosas buenas.

78 ¿Qué harías hoy si fueras el presidente de la FIFA?

Le daría mucha más importancia a los jugadores para que estén más cubiertos futbolísticamente. Haría calendarios para que rindan más y se vean mejores espectáculos. Si los de rugby hacen un Mundial de 45 días, ¿por qué los de fútbol son de 30?

79 ¿Qué le recomendarías a Riquelme?

Me gustaría que juegue, yo voy a defender siempre a Riquelme, no sé cuál es el problema con este chileno, si tiene la menstruación o qué, no lo entiendo. Riquelme no es un jugador polémico para decir: “No lo pongo porque se portó mal o hace camarilla o es jodido”. No es así. Lo conozco bien a Román.

80 Definí a Passarella.

Un buen técnico.

81 ¿Como persona?

No lo terminé de conocer.

82 ¿Por qué se pelearon?

Todavía no entendí por qué fue la pelea, creo que tenemos una charla pendiente y me gustaría hablar de eso, entre otras cosas.

83 ¿Por qué no lo hiciste, si dijiste que tenías ganas? ¿No te da para llamarlo?

Yo levanté el teléfono para llamarlo cuando le pasó lo del hijo, le dejé mensajes a los teléfonos que me dieron, nunca tuve respuestas y bueno, cada uno es como es, yo no voy a insistir.

84 ¿Ramón Díaz no fue al Mundial 86 ni al 90 porque estaba mal con vos?

A mí no me incomodaba. En la época de Menotti yo me entendía bien con Ramón, el problema es que él estaba del lado de Passarella. Yo me lo banqué a Passarella, me lo hubiese bancado a Ramón, me banqué a Burruchaga, a Ruggeri, me banqué a un montón, no había problemas.

85 Por ahí Bilardo no quiso incomodarte.

No creo, y te voy a decir una cosa: Bilardo, en el 90, no llevaba a Caniggia. Yo lo paré y le dije: “Entonces borrá a dos”. El Narigón no entendía: “¿Cómo?” (hace el gesto de ajustarse la corbata). “Borrá a dos: Maradona y Caniggia”, le pedí: “Ah, no, no, pará, pará”.

86 ¿Es cierto que en un Napoli-Avellino, Ramón te mandó a tirar sal?

Sí, me mandó al masajista a tirarme sal en los botines antes de empezar. ¿Sabés la patada en el orto que le di al masajista? Le metí el botín bien en el orto. Y al Pelado lo mandé a la concha de su madre, porque ésa es de él, lo conozco.

87 ¿No volviste nunca más a hablar con Ramón?

Con él no. Hablé varias veces con el hijo, que es napolitano, tengo buena onda con él.

88 ¿Cómo viviste el Mundial 78?

Vi un par de partidos en la cancha, me invitaron contra Italia y fui con mi hermano. También estuve en la final con Holanda.

89 ¿Por adentro estabas contento por los éxitos o puteabas porque te habías quedado afuera?

Me puse contento por los muchachos, por el fútbol argentino, pero yo sabía que tenía que estar, yo volaba en ese momento. Si volví con Argentinos y le ganamos a Chacarita 5-3 y metí tres goles. Igual salí a festejar al Obelisco como todos, pero yo estaba convencido de que estaba para jugar ese Mundial.

90 Un periodista.

Hubo muy buenos periodistas, me parece que Víctor Hugo es una persona excepcional. Alguna vez hablamos de su relato de mi segundo gol a Inglaterra y lo felicité. Hasta el día de hoy me conmueve cuando algún pibe me dice que tiene el ringtone con el relato de Víctor Hugo del gol a Inglaterra. Es una de las cosas que me emocionan.

91 ¡¿Vos le agradeciste a Víctor Hugo por el relato?! ¿Y él que te contestó: “Gracia' a vo' pibe, por la jugadita”?

Sí, sí (risas), en realidad Víctor Hugo llegó a Argentina en el 81 cuando yo pasé a Boca y es como que le di la bienvenida al fútbol argentino. Es un hombre al que admiro mucho.

92 ¿Sabés de dónde viene la frase “barrilete cósmico” del relato de ese gol?

Sí, por una declaración previa de Menotti sobre mí, que era un barrilete o algo así... No, no, yo me hago el boludo pero no soy tan boludo (risas).

93 ¿Por qué después del éxito de “La Noche del Diez” no seguiste con la tele?

El proyecto es hacerlo por las provincias y llevar a los invitados que no pudieron venir la vez pasada, pero la verdad es que fue mucho estrés, no es fácil.

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A comienzos de 1959, el club Real Madrid le había echado el ojo a un brasileño que acababa de consagrarse campeón del mundo en Suecia '58: Waldir Pereira, Didí.
Era figura de Botafogo, como un futbolista fino, estilizado, al que se le adjudicaba ser el inventor de la "folha seca" (un disparo seco y fuerte).
Didí golpeaba la pelota con la parte exterior del pie, con bastante potencia, elevándolo por encima de la barrera, y por lo general marcaba el gol de forma espectacular.
Al principio daba la impresión que la pelota iba a la tribuna, pero enseguida bajaba hacia el ángulo del arco para convertirse, lentamente, en gol, como caen las hojas secas (folha seca).
El tema es que el entrenador Fleitas Solich lo llevó al Madrid, con toda la pompa de haber sido una de las piezas clave, junto a Pelé, del Brasil ganador de la Copa del Mundo en Suecia.
Pero todo terminó con una gran desilusión: Didí fracasó rotundamente. Su traslado cansino por el campo de juego y su escaso espíritu de sacrificio no cuajaron con la manera de transpirar la camiseta de Alfredo Di Stéfano o Gento. Didí duró muy poco jugando en Europa y pronto regresó a su país, mientras que el propio presidente del Real, Santiago Bernabeu, declaraba a la prensa, de manera irónica: "Hemos pagado las hojas secas a precio de oro dieciocho quilates".

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Riquelme es un jugador bastante complicado de manejar, es diferente... y algunos compañeros se molestan por sus actitudes porque en algunos partidos aparenta correr y en otros, aparenta estar pasivo. Tal vez, jugando en la selección esté poquito más motivado que jugando en Boca. Le está costando muchísimo en estos últimos partidos, porque no ha alcanzado el nivel que normalmente da. Creo que debería estar un poquito mejor anímicamente, trabajar un poco más, porque es un jugador que ha ganado todo prácticamente, y por ahí, si en el fútbol no tenés motivación tenés que dar un paso al costado. La diferencia entre Riquelme y Palermo es que Martín, con 34 años, hace la pretemporada a la par de los chicos que tienen 17 años y es un jugador que ganó todo con Boca. Palermo nunca tuvo una mala cara para trabajar, siempre está primero a la punta del grupo.
(JULIO CÉSAR CÁCERES, defensor de Boca Juniors, disparando munición gruesa a través de Radio Cáritas de Paraguay contra Juan Román Riquelme)

Yo a este club lo amo. Él no sabe lo que amo al club y siento por él. El club me dio todo, yo le di todo, y me duele porque es un muchacho (por Cáceres) que no dio nada a nuestro club. Es muy doloroso. Lo que hace (Cáceres) con esta actitud es afectarnos a nosotros, justo ahora que viene el superclásico. Me duele el culo, la espalda y juego igual. Si soy otro digo que estoy cansado y me quedo en mi casa. Yo juego igual y no acuso ninguna lesión.
A mí me da pensar que por algo se fue mal de todos los clubes y me pone a mí de excusa para irse del club.

(JUAN ROMÁN RIQUELME, devolviendo la gentileza horas después en “La última palabra” de Fox Sports)


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Hay quienes sostienen que el fútbol no tiene nada que ver con la vida del hombre, con sus cosas más esenciales. Desconozco cuánto sabe esa gente de la vida. Pero de algo estoy seguro: No saben nada de fútbol.

(EDUARDO SACHERI, escritor argentino)

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Entrevista a Diego Maradona (2ª parte)


32 ¿Quiénes es hoy el mejor jugador argentino?

Messi, sin ninguna duda. Lo siguen en el podio Agüero y Riquelme.

33 ¿Y quién es el mejor del mundo?

Entre Ronaldinho y Messi, puede acercarse Rooney.

34 ¿Kaká?

A Kaká lo pongo en el pelotón, no lo destaco tanto, lo veo más atrás.

35 ¿Messi podrá alcanzarte?

Si es para el bien del fútbol argentino, que me pase.

36 ¿Qué fue lo primero que sentiste apenas viste el gol de Messi al Getafe?

No tiene nada que ver con el mío.

37 Las circunstancias no, pero las jugadas fueron parecidas, Diego...

No, no, dejá, no tienen nada que ver. De esos goles, en los entrenamientos, yo hice millones, pero no están grabados. No me jodás. Si vamos a hablar en serio en esta nota, no me hagás decir cosas...

38 El mejor jugador que viste en tu vida.

Está entre Romario y Van Basten.

39 ¿Quién te gustaría que fuera hoy el DT de la Selección?

Diego Maradona. El pompón mío, que es Gianinna, me lo pide todos los días. Es quien más me lo recuerda; Dalma está un poco más alejada y ya tiró la toalla, pero Gianinna, cada vez que hay un partido, me dice: “Papá, ¿por qué no estás vos?”. Y no sé, yo no puedo obligar a nadie.

40 ¿Te la llegaron a ofrecer formalmente alguna vez?

Te juro por mis dos hijas (se hace la cruz con los dedos sobre la boca): fue antes del partido con Alemania, en el último Mundial. Cara a cara, en persona, Grondona me dijo: “Diego, el próximo sos vos”. Estaban Claudia y la mujer de Grondona como testigos. Después no se dio, no sé por qué.

41 ¿Qué significa para vos el showbol?

Es un volver a vivir dentro del fútbol, porque decir que uno “fue” como jugador es olvidarse de los momentos lindos que vivió. Y uno no se puede olvidar jamás de lo que fue el fútbol.

42 ¿Cómo se armó?

La idea viene de los brasileños, que nos ofrecieron jugar, nos dieron un CD con un partido y nos gustó. Reunimos a los muchachos que teníamos y fuimos a hacer una prueba a Brasil. Ellos estaban acostumbrados a jugar con la pared, nosotros nada, y el primer tiempo fue 4-0 abajo. Al final ganamos 8-4. Nosotros ni nos habíamos concentrado, jugamos relajados, pero los brasileños nos hicieron entender que era por los puntos y nos cayó la ficha de que defendíamos la camiseta argentina. Esa noche, otra vez volvimos a sentir el fuego que nos corrió durante toda la vida.

43 ¿Juegan en el interior del país por algún motivo en especial?

Es otro de los puntales del showbol. En la Capital te cruzás con Palermo, Orteguita o cualquiera en la calle, pero para la gente del interior nada que ver. Ir a Bahía, Mendoza o Paraná y que la gente llene la puerta del hotel para vernos nos enorgullece. Yo soy hijo de correntinos y sé lo que es el provinciano, cómo siente, es otro trato, otra tranquilidad.

44 El ritmo de juego es muy intenso, ¿no te preocupa tu salud?

El doctor Cahe me hace análisis de sangre cada mes. En el último me salió bajo el potasio, entonces me dio potasio. Estoy muy controlado.

45 ¿Cómo empezó tu relación con Mancuso?

A Mancu lo conozco de la Selección y seguimos siempre ligados, nos reunimos para hacer esto del showbol y metimos gente del riñón nuestro. Acá no tenemos camiseta, no es ni River ni Boca ni San Lorenzo, el único requisito para estar en el equipo es ser buena gente. No hay nadie que no sea buena gente.

46 ¿Ramón Díaz o Bianchi como DT?

Los dos son capaces de entrenar a cualquier equipo, lo han demostrado.

47 De los jóvenes, ¿Cagna, Simeone o Mohamed?

Simeone les lleva una luz a todos. El Cholo tiene un poco más de empuje, pero Cagna y el Turquito son muy buenos proyectos.

48 ¿Al Cholo lo ves como el futuro técnico de la Selección?

No.

49 ¿A La Volpe en Boca le hicieron la cama los jugadores?

Noooo, La Volpe no ganó los partidos que tenía que ganar y por eso se fue.

50 ¿Quién te gustaría que fuera el próximo DT de Boca?

Russo, no hay otro para dirigir a Boca. Me pareció desacertado, aunque lo respeto mucho, que Digón esté promoviendo a Bianchi en medio de un campeonato.

51 ¿Cómo lo ves a Boca en Japón?

Bien, con chances. Todos hablan del Milan, pero el Milan es kakádependiente. No le tengo miedo al Milan, yo quiero que Boca llegue bien físicamente, que no se desgaste tanto en el campeonato.

52 ¿A quién votás en una encuesta de los máximos ídolos de la historia de Boca?

A Rojitas, Giunta, Pernía, Marzolini, el Loco Gatti, Riquelme, Schelotto, Palermo... A Rattín no.

53 ¿Y Maradona?

Vengo peleándola ahí, pero yo no me meto nunca...

54 Te metemos nosotros.

(Silencio, espera unos segundos) Meteme como primero, entonces (risas).

55 ¿Cómo estás con Bianchi?

Nunca lo elogiaste demasiado a pesar de ser el DT más ganador de la historia de Boca. Yo le agradezco con el alma a Bianchi los títulos pero está con Coppola, y él sabe que si va al cumpleaños de Coppola está en mi contra.

56 Se están ahogando Havelange, Coppola y Codesal, y vos estás en un barco con un solo salvavidas.

Que se mueran los tres, no les tiro el salvavidas a ninguno. Yo no perdono.

57 ¿En qué te falló Coppola?

En todo, me cagó en todo. Me sacó la plata de mis hijas.

58 Cuando te agarraste a piñas con Bilardo, en el Sevilla, ¿qué dijeron las tarjetas del jurado?

Que gané yo.

59 ¿Por nocaut o por puntos?

Por puntos, porque se metió Claudia. Pero ya lo aclaramos con Carlos y quedó todo bien. Igual, conste que tenía razón yo: le había preguntado si jugaba o no, él me contestó que sí y me pidió que me infiltrara. Me infiltré y después me sacó a los diez minutos, ¿cómo no me iba a calentar?

60 ¿Te hubiera gustado ser ahora DT del Sub-20?

No.

61 ¿Quién fue el peor DT que tuviste?

Ottavio Bianchi, en el Napoli. No sabía nada y tenía un equipazo. Era una cosa lamentable.

62 ¿Había un rival al que no querías enfrentar? Uno que en la noche anterior decías: “Uh, este tipo otra vez, no...”

Sí, a Pietro Vierchowod, uno que era mitad tano y mitad ruso. Físicamente era un animal, tenía músculos hasta en las cejas. Jugaba en la Sampdoria, también en la selección de Italia, lo marcó a Borghi en México 86. Era fácil pasarlo, pero cuando lo pasabas y levantabas la cabeza, estaba otra vez. Yo lo hacía pasar de largo 2 o 3 veces y a la cuarta vez tenía que pasar la bola porque ya me cansaba de verlo.

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Se puede decir que Fritz Walter tenía una personalidad parecida a la de Sepp Herberger, sólo que más sensible. Siempre estaba dispuesto a echar una mano, tanto dentro como fuera del campo. Hablaba mucho con sus compañeros, era una especie de segundo entrenador para nosotros. La disciplina y los buenos modales eran muy importantes para él.
Hay una pequeña anécdota que no olvidaré nunca. Después de los partidos era habitual ir a comer con los demás jugadores. En una ocasión, me senté con mi compañero Karl Wanger y decidimos ir a la ciudad tras la comida. Estábamos ya preparados, así que nos levantamos de la mesa antes que nadie y cometimos el 'error' de no colocar la silla convenientemente. Fritz Walter nos reprochó agriamente el gesto y nos indicó con severidad que no es de buena educación levantarse de la mesa antes que los demás y, además, no colocar la silla convenientemente. Aquello se me quedó tan grabado que, desde entonces siempre espero a que la gente se levante de la mesa y coloco la silla convenientemente.


(HORST ECKEL, compañero en la selección campeona del mundo en 1954, opinando sobre Fritz Walter)

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Hay jugadores de River que le tiene que dar una parte de lo que cobran al cuerpo técnico; los jugadores no quieren hablar, no lo quieren decir.

(ADRIÁN PAENZA, periodista argentino, 02-11-99)

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Pagliuca sale del área como un ciervo del bosque.

(VUJADIN BOSKOV, técnico serbio, opinando sobre el ex arquero de la Sampdoria)

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