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En España se toman todo en serio. A mi me dicen "Loco" y los gallegos pensaban que estaba loco en serio. A Roberto Acuña lo llaman "Toro" y pensaban que la mujer lo engañaba.

(SEBASTIÁN ABREU, delantero uruguayo, en Junio de 2000, haciendo alusión a su locura y a los hipotéticos "cuernos" del jugador paraguayo)

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Una acusación que no se me puede hacer es que siempre he hecho lo mejor.

(ALAN SHEARER, ex internacional inglés, 2006)

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El gladiador tranquilo


Los necaxistas nos hemos doctorado en frustraciones. Durante 57 años el equipo no ganó la liga, ha desaparecido dos veces del primer circuito y no ha encontrado su tierra prometida. La diáspora se anunció en el nombre mismo de Necaxa, pueblo inundado para producir electricidad, continuó en el ciudad de México (donde encontró apropiado lugar en entrenamiento en el Club Israelita) y ahora despacha en Aguascalientes, esa Patagonia tan alejada del Azteca.

En los noventa el Necaxa conquistó trofeos con una constancia un tanto vulgar para el estoico gusto de sus viejos seguidores. Sin embargo, en los años de gloria su alineación fue tan inestable como la de Deep Purple. En sentido estricto, la década de oro le perteneció a Alex Aguinaga. En una liga donde cada vez es más difícil que un jugador se identifique con un club, el ecuatoriano demostró que los prodigios pueden ser duraderos y sólo dijo adiós en 2003, a los 35 años.

Aguinaga tuvo la inasible condición del crack. Sus ojos de insomne y su boca abierta daban la equívoca impresión de que se había cansado; sin embargo, aparecía en cualquier sitio donde la pelota pudiera volverse interesante. Jugó con el número 7 de los viejos extremos derechos, pero fue un 10 natural.

No entraba al partido a defender pero se barría para recuperar balones de acceso restringido. No era un volante retrasado pero filtraba pases de treinta metros. Nadie lo confundió con centro delantero pero resolvió rompecabezas de área chica. En cada situación era más de lo que debía ser.

Aguinaga descifró el juego en el terreno entero y deambuló por la poblada media cancha con entusiasmo de escapista. Rara vez jugaba de primera intención porque el fútbol impulsivo no es lo suyo, pero jamás dormía el esférico. En el fragor de la trifulca, demostró las virtudes épicas de la serenidad; inventaba pausas, hacía pensar que los que corren sin freno no saben lo que hacen. Un jugador mental cuyo atletismo es la concentración.

Durante más de diez años ejerció la maravilla de los tres toques, que generalmente salían así: controlaba una pelota descompuesta, la arreglaba con un amague distractor y le encontraba un destino lujoso.

Entre los muchos goles que anotó y celebraba apoyándose en el banderín de córner, escojo el que le anotó al Cruz Azul y permitió que el Necaxa volviera al título de Liga luego de una espera de 57 años. Como tantas de sus proezas, ésta pareció ocurrir en cámara lenta. Recibió un balón que se prestaba para un tiro cruzado. Todos los ojos del Estadio Azteca vieron el rincón del peligro evidente. Todos menos los de Alex Aguinaga. Genio de lo imprevisto, el grande del Necaxa tocó con suavidad a un sitio ajeno a la obvia geometría pero no a la imaginación.

Aguinaga tenía el temple de los capitanes que saben motivar sin apremios excesivos y se ganan el respeto de los contrarios y los árbitros adictos a sacar tarjetas. Ante el triunfo, fue como Bobby Moore en la final de Wembley 66: se limpiaba las manos en la camiseta antes de alzar un trofeo.

He escrito de Aguinaga en pasado, no porque sus facultades se hayan extinguido sino porque su nombre ya se inscribe en la leyenda. Llegó a un club que no tenía títulos recientes ni seguidores a la vista, con la cola de caballo y las ojeras de alguien que se desvela en favor del rock. Aunque ya el ecuatoriano Italo Estupiñán había coronado al Toluca, venía de una nación sin gran pedigrí en México. Sus credenciales decían poco del hombre que durante más de diez años se hizo el improbable. Su vida seguirá en otros estadios. Su tranquila manera de ganar batallas se queda en el Azteca.

(texto del escritor mexicano Juan Villoro, tomado de la web del Club Necaxa)

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Entré a Radio Sarandí en 1961 (con 17 años de edad) y al año siguiente cruzaba las puertas de la Universidad de donde salí siete años más tarde, sin perder ni un examen. La idea que yo tenía de la abogacía era la de las películas. Pero cuando me di cuenta de lo que era un Juzgado, que un juicio ordinario puede durar cinco años o que de repente un Juez dicta sentencia sin nunca verle la cara al acusado, ahí me di cuenta de que iba a ser más periodista que abogado. Ya trabajaba en radio y era el comentarista nada menos que de Carlos Solé". Aún así, completé la carrera porque se lo prometí a mis padres, sobre todo a mamá, que falleció cuando yo tenía 15 años. Lo que más me dio la abogacía fue sentido común, capacidad de análisis y criterio para enfocar. Podemos visualizar primero el bosque y después entrar a analizar el árbol. Además de un gran sentido de justicia, que es importantísimo en la vida y en el fútbol.

(El Doctor JORGE DA SILVEIRA, periodista deportivo uruguayo, comentando acerca de su otra profesión, la abogacía, en Diario "El País" de Montevideo, del 09/03/08)

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El fútbol es el único fenómeno social no impulsado por Estados Unidos.

(ANTOINE LABBO, sociólogo francés)

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El resto del mundo se ríe de nosotros. Nos han perdido el respeto.

(STEFAN EFFENBERG, mostrando el desasosiego alemán en el diario "Bild", en referencia a la debacle sufrida por Alemania al caer ante Italia por 4-1 en una presentación previa al Mundial 2006)

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Once corazones (Tomás Cortés - Uruguay)


* dedicada a River Plate de Uruguay


Once corazones, en los pechos laten
defendiendo siempre, al glorioso River Plate.

Son once corazones, que siempre luchan con garra y fe
defendiendo prestigios de algo muy grande que es River Plate.
Equipo consagrado de trayectoria muy grande y limpia
resurgió de dos glorias, uno Capurro y el otro Olimpia

Once corazones, en los pechos laten
defendiendo siempre, al glorioso River Plate.

En el 13 y 14, mil nueve ocho y mil nueve diez
el campeón uruguayo en esos años fue River Plate
por eso es que tu nombre ya tiene fama universal
gloria del Pueblo Uruguayo, que es cuatro veces campeón Mundial

La casaca albirroja es defendida de mil amores
desciende de un pasado que le han legado nuestros mayores
por tal valiosa enseña jueguen muchachos siempre con ganas
que los alientan dos Barrios, uno es el Prado y otro la Aduana.

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- ¿Cuándo empezó el romance con la noche?

- De jovencito, era muy pibe. Salía cuatro o cinco noches por semana. Y tenía el sueño al revés, completamente. Durante el día se me cerraban los ojos y a la noche, en la concentración, me costaba dormirme.

- Otra de tus pasiones es el cine. Trabajaste en Hollywood...

- Sí, en México yo estaba en Torreón, y las películas se rodaban al lado, en Laredo, porque se pagaban menos impuestos que en Estados Unidos. Iba a filmar gente muy importante, como John Wayne, Raquel Welch, Wiliam Holden, Ann Margret, Rod Taylor. Durante dos años vinieron todos. Y ahí empecé a trabajar bastante como extra. Hacía de indio y de borracho en muchas películas, o de los que estaban atrás en los salones. Yo amaba el cine y a esos monstruos los veía cuando era pibe.

- ¿Y te pagaban bien?

- Sí, como me daban cien dólares cada vez que iba a grabar, yo pensaba: "Ojalá que no me maten rápido". Pero me liquidaban enseguida, era uno de los primeros en morir. Era el indio que siempre caía primero. Siempre me tocaba ese papel.

- ¿Se puede decir que sos un actor frustrado?

- Sí, si no era futbolista hubiera sido actor. Seguramente me dedicaba a la comedia, porque toda la vida tuve sentido del humor. Yo era fanático de Burt Lancaster y no lo pude conocer. Rogaba para que fuera a filmar a México, porque era un actor que podía hacer westerns, pero nunca se dio. Me hubiera gustado protagonizar “Apache”, esa memorable película en la que actuó él.

(HÉCTOR "Bambino" VEIRA, ex jugador y DT argentino, en revista "Hombre", 2007)

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Es duro para uno que está en su país ver a 60.000 personas abucheando al técnico de la selección (Dunga) y aplaudiendo a Messi. Nosotros abandonamos a nuestras familias para venir al Mineirao y hacer lo mejor que podemos. No logramos ganar, pero nos esforzamos. Messi es un gran jugador del fútbol mundial, pero los brasileños deberían aplaudirnos a nosotros.

(GILBERTO, lateral izquierdo de la Selección de Brasil, tras el partido del pasado miércoles por las Eliminatorias entre su selección y Argentina)

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Yo siempre digo que el pibe es como el asfalto fresco.
Cuando eras niño y había un asfalto fresco, pasabas y hacías una marca. Pasás cincuenta años después y la marca continúa. La mente del chico es igual. Los ejemplos, los conceptos que vos le das en la etapa de formación, les quedan para toda la vida.


(GUSTAVO ALFARO, entrenador argentino)

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Corazón marrón y blanco (Luis Alberto Méndez - Argentina)


¿Cómo no acordarme de la primera vez que la ví? Me pareció gigantesca, un monumento de la perfección. Yo tenía unos siete u ocho años. Una de las puertas laterales estaba abierta y con mi viejo nos metimos. Despacito, con cuidado, para que no se arruinara. Claro si era nueva. Estaba en plena construcción. La gramilla era tan verde que daba la sensación de nunca terminar. Lo mire al viejo y me pareció que se secaba una lagrima. Ahí me hablo por milésima vez de Manuela Pedraza y Crámer; del velódromo, el primero de la ciudad; del burro debajo de la tribuna. De cómo iba caminando con mi abuelo hasta la cancha. De tantas historias parecidas a tantas otras.

A mí me gustaba subirme al tanque de agua y mirar desde ahí como trabajaban. Era una sensación hermosa. Me sentía como en mi casa. Pero lo mejor fue cuando empecé el Cuerpo de Cadetes, un lugar donde te probabas en varias especialidades y de ahí a los inferiores. A mi me mandaron a fútbol, y nos llevaban a entrenar a la cancha. Justo cuando hacia la recuperación el "Negro" Juárez, después de una lesión que le produjo un arquero. ¡El "Negro" Juárez, que era un ídolo! Los pibes le corríamos alrededor y lo matábamos a preguntas. Y él, con una paciencia admirable, nos contestaba a todos.

Son miles de recuerdos los que vienen a mente. Como no acordarme de la tubular. El día que me entere que la sacaban sentí que me arrancaban una parte, un pedazo de mi historia. Me acuerdo el sonido de las chapas cuando la hinchada empezaba a saltar. Creo que amedrentaba a los rivales ese ruido de tropilla al galope. Era la época que llevar banderas no molestaba. La popular se vestía de gala todos los domingos, bañada en blanco y marrón, matizada con los colores de algunas banderas ajenas, recuerdos de “encuentros” con “amigos”. Alentando al equipo desde que salía a la cancha hasta el último minuto. Siempre con mi viejo y mis hermanos, soñando con vivir momentos de gloria.

Y hoy, acá estoy. Solo, parado frente a la pelota. Con las pulsaciones al ritmo de un formula uno. Sabiendo que lo único que nos separa de la gloria es ese maldito arquero. Si, nos dieron un penal a dos minutos del final. El gol nos da el campeonato. ¡EL CAMPEONATO!, el primero de nuestra historia. Y el técnico, no sé si en un arrebato de locura o de confianza, dijo que lo pateara yo. Me parece increíble. De frente a nuestra hinchada. Me parece distinguir entre la multitud a mi hijo junto a mis hermanos. Sé que en la platea está mi viejo con mis sobrinos. Y en aquella nube seguro está mi abuelo alentándome, el iniciador de esta familia de calamares que crece con los que van viniendo. De pronto un silbido me trae de vuelta a la realidad. El árbitro dio la orden. Estoy decidido a pegarle abajo a la izquierda. Siento la tensión en las piernas. Corro, me afirmo junto a la pelota y saco un tiro fuerte y seco. Silencio. Son segundos que parecen una eternidad. Y entonces, la red que abraza al balón, acariciándola, dibujándole una sonrisa inmortal. El grito que bajó de la tribuna se coló por cada uno de mis poros produciendo una explosión que casi me desmaya. No sabía como festejar. Corrí, con la boca llena de gol. Quería abrazarme con todos, sabia lo que sentían porque yo sentía lo mismo. Me arrodille y se lo dedique a él, que sí estaba sentado en esa nube. Claro ahora saltaba de alegría, abrazado a un Polaco loco que también sonreía.

Los festejos fueron interminables. La vuelta olímpica, las bengalas, fuegos artificiales, los cantos de la hinchada que no paraban. Pero una vez terminado todo y caminando por Zapiola con mi viejo, mi hijo y mis hermanos mire una vez mas al cielo y una estrella resplandeció con fulgor, enviando un saludo eterno. En ese momento observé a mi hijo y me sonrió con ternura. Quien podía negar que somos una familia calamar. Es que la unión que establece Platense no conoce de fronteras ni de edades. Porque el corazón marrón y blanco no desaparece con la muerte. Vive en cada uno de aquellos que cada fin de semana pueblan la Roberto “Polaco” Goyeneche.


A mi abuelo Horacio

A mi viejo


(Mi agradecimiento al autor y a la gente del Club Atlético Platense por autorizarme a la publicación de este cuento)

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Este fue el diálogo sostenido entre el relator y periodista Fernando Solabarrieta y el comentarista y ex futbolista Patricio "Pato" Yáñez, durante la transmisión de un partido de la Liga Inglesa para la Televisión Nacional de Chile:

"Oye Pato que es buenmozo Beckham"

Yáñez se quedó callado, a lo que Solabarrieta insistió, "Pero mira Pato si es buen mozo..."

A lo que Yáñez respondió, "No, a mí me gusta Van Nistelrooy..."

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El fútbol, a Dios gracias, no es una ciencia; dentro de él todo precepto es indemostrable; todo lo que se diga es pura especulación que se destruye a menudo en el último minuto de un partido o de un campeonato.

(LUIS H. ARISTIZÁBAL, crítico literario colombiano)

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Poco a poco tenemos que enseñarle a los Estados Unidos que este es el mejor juego del mundo.

(JOHAN CRUYFF, ex jugador y técnico holandés, declarando en 1978 a poco de su arribo para desempeñarse en el fútbol estadounidense)

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Entrevista a Joao Havelange


Una mañana de Mayo en Zurich. Son las once clavadas cuando, con puntualidad suiza, se abren las puertas del gran salón. El anfitrión se adelanta, con paso firme y una sonrisa protocolar abierta en el rostro surcado por las arrugas, para franquear la entrada en su despacho. Su mirada azul profundo es un enigma que inquieta, como si la seguridad y la confianza en sí mismo que le cuadran a un hombre de acción, guardaran celosamente las huellas de una vida intensa. "Acabo de cumplir 81 años y estoy feliz de haber llegado bien a esta edad", anuncia, mientras invita a tomar asiento.
Para muchos es el hombre más rico del Brasil. Para otros, además, presenta una trayectoria salpicada por la corrupción. Joáo Havelange es, sin lugar a dudas, uno de los hombres más poderosos del mundo y el principal responsable de que el fútbol se convirtiera en un negocio a escala planetaria y la FIFA en una de las multinacionales que más factura.

• El hombre que vendió el fútbol

Habla pausado, responde con firmeza y, con algunas breves inflexiones de su voz, les da a entender a quienes lo conocen (en este caso a Andreas Herrén, encargado de prensa de FIFA, presente en la entrevista) cuál es su estado de ánimo en cada circunstancia. A quienes no lo conocen en profundidad, no se les escapará, de todos modos, que están frente a un hombre acostumbrado a negociar con sus pares y a imponerle su voluntad al resto. Sin demasiados márgenes.

Ya van 23 años que usted está al frente de FIFA. Con muchos dólares y muchas polémicas de por medio, ¿qué destacaría a la hora de hacer un balance?

Las polémicas nunca faltan, forman parte del fútbol. Lo concreto es que cuando me hice cargo la FIFA no era nada. Apenas si había dos competencias, la Copa del Mundo y los Juegos Olímpicos. Los Juegos eran un torneo falso en el que los equipos del Este salían a la cancha con veteranos de 30 años y los demás países con chicos de 19 porque no se podía jugar con profesionales. El fútbol no tenía valor y la FIFA no daba nada. Cada vez que una selección debía desplazarse, tenía que pagar todo. Nosotros impulsamos un nuevo sistema financiero, tratando de conseguir sponsors. Hoy, cada cuatro años hay diez mundiales: uno de mayores, dos Sub 20, dos Sub 17, dos de fútbol femenino y, el último en nacer, la Copa FIFA-Confederaciones, que se disputará del 11 al 21 de Diciembre de este año en Riad, Arabia Saudita.

¿Cómo se traduce en números el cambio realizado durante su gestión?

En primer lugar, ahora la FIFA les paga a todos los países los pasajes de avión, la estadía en hoteles cinco estrellas, el transporte de corta y larga distancia y la alimentación. En el Mundial 98, además, se le dará un millón de dólares a cada selección por partido que juegue y para el sorteo, que se hará en Marsella el 4 de Diciembre, cada uno de los 32 equipos participantes recibirá 525 mil dólares. Estoy convencido de que en la actualidad el fútbol es el patrón más grande de la industria en el mundo. Da empleo a casi 200 millones de personas y, a pesar de las nuevas tecnologías, sigue teniendo al hombre en el corazón de su desarrollo. Como organización, me atrevo a afirmar que la FIFA es la multinacional más grande del planeta, Tomando en cuenta todos los rubros (ventas de entradas, merchandising, derechos de televisión, sponsoreo), sumando todas las competencias que dependen directa o indirectamente de FIFA, la facturación anual ronda los 250 mil millones de dólares. Si tenemos en cuenta que la General Motors, probablemente la empresa más grande del mundo, mueve 160 mil millones por año, nos podemos dar una idea de la magnitud de FIFA y de la importancia de nuestro trabajo para haberlo conseguido.

¿Le quedó algo por hacer?

Mejorar el tema de la violencia, porque el fútbol tiene que hermanar a los pueblos. Aunque hay que destacar que la mayor parte de los incidentes tienen lugar fuera de la cancha, donde no tenemos injerencia.
Lo que pasó hace poco en La Paz y Asunción por las eliminatorias para el Mundial de Francia puso en primer plano la violencia dentro de los campos de juego.
Yo todavía recuerdo lo que pasó entre Santos-Milán y Estudiantes-Milán por la Copa Intercontinental. Pasaron 30 años y el fútbol sigue siendo una pasión desbordante. Nuestra responsabilidad es que la pasión mala no le gane a la buena. En esa dirección, creo, apuntaron las sanciones que tomó la Comisión Disciplinaria luego de los incidentes entre Bolivia y Argentina y Paraguay y Colombia. Estoy convencido de que este tipo de incidentes no volverán a repetirse en el curso de la eliminatoria.

• Los herederos del trono

Opiniones a un lado, es indiscutible que el poder que representa FIFA (cuyas decisiones en materia de fútbol muchas veces desconocen las legislaciones y los tribunales nacionales) se ha convertido en un hueso muy tentador. Luego de que Havelange anunciara su decisión de no presentarse para un nuevo período, comenzaron a urdirse conjeturas sobre quién será el heredero del trono. Los europeos quieren recuperar el cetro y por ahora son los que tienen más chances, con la candidatura del presidente de la UEFA, el sueco Lennart Johansson, a la cabeza. Pero aún queda un camino largo por andar. Por Sudamérica correrían dos nombres: Ricardo Teixeira, presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol y yerno de Havelange, y Julio Grondona. El brasileño, además del parentesco, tiene una contra difícil de superar: está siendo investigado por la Cámara de Diputados de su país porque se lo vincula con una serie de denuncias contra el tribunal de árbitros, al que se sospecha de haber digitado designaciones de jueces para manipular los resultados de algunos partidos.

¿Cómo ve el panorama político en el interior de FIFA cuando falta poco más de un año para que expire su mandato?

Antiguamente los europeos eran quienes decidían y el fútbol era, puedo decirlo, un fulbito de nada. En 24 años hicimos un cambio profundo y drástico y querría que se continúe con esa línea, pero no sé quién será mi sucesor. Por ahora hay un solo candidato, el doctor Lennart Johansson, pero hay tiempo para que cualquier otro pueda presentarse. El cierre de la inscripción es el 8 de Abril de 1998, dos meses antes de la elección, que tendrá lugar el 8 de Junio.

Se habla de dos candidatos sudamericanos con posibilidades. Teixeira, compatriota y pariente suyo, y Julio Grondona...

Yo comuniqué el 7 de Diciembre del año pasado en Barcelona, mi decisión de no volver a postularme y no pienso entrar en las disputas por la sucesión. Creo que los continentes deben saber qué hacer. No es mi problema que se hagan o no alianzas. Respecto de los nombres de Sudamérica, hay varios hombres con capacidad para tomar la posta. Sin lugar a dudas, Julio Grondona tiene todas las cualidades para llegar a ser presidente de FIFA. Por lo que representa la AFA dentro del fútbol mundial, creo que sería un dignísimo sucesor. Es un hombre extraordinario, muy respetado en el ámbito internacional, un gran conocedor del fútbol y, por sobre todo, un muy buen amigo. Repito: tiene todo para ser presidente de FIFA.

• Diego fue

En lo que tiene que ver con nuestro país, hay dos temas calientes para tratar con Havelange: el Mundial 78 y los conflictos con Diego Maradona. Luego de realizada la entrevista, se conoció la opinión desfavorable del presidente de la FIFA, miembro a su vez del Comité Olímpico Internacional, sobre la candidatura de Buenos Aires para los Juegos Olímpicos del 2004.

Diego Maradona anunció su sexto regreso al fútbol profesional. ¿Qué sensación despierta esto en usted?

Quiero ser sincero. Maradona tiene casi 37 años, por lo que me parece mejor hablar de su pasado futbolístico que de su presente o su futuro. En su época fue el mejor jugador del mundo, pero eso quedó en el pasado, ya no volverá a ser el que fue. Es imposible, la edad es la edad y no tiene retorno. Aunque, sin dudas, está en un club importante como Boca y quizá pueda ofrecer algo de lo que supo mostrar. Le deseo que le vaya lo mejor posible.

Su figura no es muy popular en Argentina. ¿Lo atribuye al hecho de ser brasileño, rival histórico en el continente, o a las sanciones por dóping a Maradona y Caniggia?

Yo dirijo el fútbol de todo el mundo, no me puedo parar por un problema de A o de B. Tengo que aplicar el reglamento y el estatuto. Es mi función y es lo que hice. Probablemente la prensa de cada país le da una interpretación distinta a esto y presenta mi imagen de acuerdo a esa interpretación. El pueblo argentino, la gente que yo conozco, y que es mayor de edad, me tiene respeto y sabe valorar lo que hice para que Argentina no se quedara sin el Mundial 78. Cuando faltaban un año y 8 meses para la inauguración, fui a ver al presidente argentino de aquella época, el general Videla y le dije: "Mire, este es el último momento". Aún recuerdo su respuesta. "Doctor Havelange -me dijo Videla-, no le daremos la mejor Copa del Mundo, pero sí le daremos una muy buena". Y así fue. A pesar de la difícil situación política, no hubo problemas. Argentina no tenía televisión color y la instaló. Tenía muchos problemas internos que se pararon gracias al fútbol. Se construyó un centro de prensa espectacular para la época y, sobre todo, Argentina terminó ganando la Copa porque presentó un juego ofensivo de alta calidad. En cuanto a Maradona, el único culpable de lo que pasó en Estados Unidos fue él. No fui yo quien tomó las drogas, fue él. Es un gran jugador, pero no supo comportarse como lo indicaban los reglamentos.

En algún momento se habló de un pacto tácito para que Diego estuviera en una Copa huérfana de ídolos...

Eso lo quiero desmentir de una vez por todas. Maradona ya había tenido un problema de doping en Italia y volvió a jugar. Convocado por el técnico de la Selección Argentina, concurrió al Mundial 94 y pasó lo que pasó. Yo no fui la persona que sacó las pelotitas del sorteo ni el químico que hizo los análisis. La prensa quiso crear un escándalo, pero nadie le había pedido nada a nadie. Un jugador debe conocer los reglamentos de una competencia y respetarlos. Uno no está obligado a participar, pero sí a respetar las reglas del juego.

¿Está al tanto de los cuestionamientos al rigor de los procedimientos con que se realiza el control antidoping en Argentina?

Esa es una cuestión interna de la AFA. Como cualquier asociación en el mundo, la AFA está obligada a respetar las disposiciones de FIFA, pero tiene su autonomía. Es un problema interno argentino y todo está superado, de acuerdo a las informaciones que me llegaron de Buenos Aires.

Volviendo a Maradona. Si volviera a cruzarse con él en la calle, ¿lo abrazaría de nuevo?

Con la diferencia de edad que existe entre nosotros, Diego puede ser mi hijo... fácil. Y un padre nunca dejaría de abrazar a un hijo. Como tampoco dejaría de darle un buen consejo. Para mí, Maradona era y es como un hijo más.

Los elegidos del Zar

Mi primer partido

Fui a la cancha por primera vez cuando tenía diez años, allá por 1926. Jugaban Fluminense, mi club de toda la vida, y el Motherwell, un equipo de Escocia que por aquel entonces era uno de los más famosos del mundo y que ahora, por cierto, ya no tiene la misma celebridad.

El mejor partido

No tengo dudas de que fue Brasil-Perú en el Mundial de México de 1970. Ese 4 a 2 fue inolvidable. Los jugadores de ambos equipos tenían una calidad excepcional. Inolvidable.

El mejor jugador

Es una elección muy difícil. Hubo uno, cuando yo era muy joven, que me impresionó muchísimo. Se llamaba Domingo Da Guía. Jugó en el club de la ciudad donde vivía, Bangú. Después pasó por Vasco Da Gama, Flamengo, Nacional de Montevideo, Boca Juniors y Corinthians. En todos los clubes en los que estuvo fue figura y campeón.
Luego, vi a dos fenómenos: Pelé y Maradona. A Diego lo vi por primera vez cuando tenía 19 años y formaba una dupla de gran nivel con otro pibe que era excepcional, Ramón Díaz. Fue en Tokio, entonces, cuando empecé a apreciar la calidad de Diego. Era un mago con la pelota. Un maestro que se convirtió en fenómeno en México 86.
Después hay otros: Yashin, un arquero extraordinario, Cruyff, Di Stéfano...

Un recuerdo

Mi carrera futbolística. Empecé de jovencito en el Fluminense. Fui campeón de Río de Janeiro en la categoría juvenil. Mi puesto era de central izquierdo en la defensa. Debía ser bueno porque a los 16 me quisieron llevar a la Primera del “Flu”. No pudo ser porque en el año 32 llegó el profesionalismo a Brasil y mi papá, que era ingeniero y un apasionado del deporte, me pidió que abandonara.

Otro deporte

El waterpolo. Cuando dejé el fútbol me dediqué a ese deporte. En 1936 participé en los Juegos Olímpicos de Berlín (los Juegos mejor organizados de la historia) con el equipo de natación. Practiqué waterpolo hasta el año 54, en que me retiré con 38 años. Jugué en Botafogo, en el Esperia de San Pablo y terminé en Fluminense. Fui campeón de Río, San Pablo y Brasil. Con la selección fui campeón y subcampeón sudamericano.

Un jugador actual

Ronaldo. Tiene todo para ser uno de los campeones del futuro. Practica un fútbol muy lindo. ¡Lástima que le peguen tanto! No se puede comparar con Pelé porque se trata de épocas diferentes. Para que nos hagamos idea, en el Mundial 86 los árbitros corrían un promedio de 6 kilómetros por partido. En el de 1994 la cifra subió a 15 kilómetros; ni qué decir lo que habría sido en el 70.


(entrevista tomada de la revista argentina “Mística”, del 17/05/97)

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Diego Maradona es un personaje único. No hay otra figura que genere la popularidad y la excitación que él provoca. Me siento muy afortunado porque me abrió su corazón. El sabía que yo no haría nada en su contra. Muestro todas las facetas de su personalidad, lo que hizo en el pasado con las drogas y su relación de hoy con su familia. Muy pocos saben cómo es Maradona en realidad. Se lo conoce como un excéntrico jugador de fútbol pero yo lo muestro como un ser humano.

¿Cuál fue el desafío más grande a la hora de hacer el documental?

Todo fue muy excitante. Muchas veces no pude ni siquiera verlo porque él estaba en otro lugar. Eso me dio la idea de introducirme a mí mismo en el filme y experimentar lo que es estar cerca de una leyenda. Comparando sus raíces con las mías fue el mejor modo de reconocerme a mí mismo. Estar donde él nació fue un gran desafío.

¿Qué es lo que más te gusta del documental?

La libertad con la que él dice lo que piensa. Es inusual tener a una estrella del fútbol hablando de política, de los capítulos más controvertidos de su vida y terminar en una discoteca, como lo hicimos, en Cocodrilo. Nunca ví nada igual. Bucear por los espacios de Diego, ésa fue la cuestión. Aun cuando la leyenda se iba agigantando por alguna agenda incontrolable o los destiempos que manejan la vida de Maradona, que hoy está y mañana, quizás. Pero siempre bajo el signo de lo inconmensurable. Por caso, volver a Nápoles, ciudad donde gobierna sin otro cetro que la pasión de sus tifosi, fue un punto alto. Diego regresaba para el partido despedida de su amigo, Ciro Ferrara. Pero la ciudad, el estadio San Paolo, escenario de sus más hermosas proezas con la número cinco, se eclipsaron con su sola presencia. Todos querían tocarlo, abrazarlo... El estadio hervía a fuego lento. "Ho visto Maradona..." fue el canto sinfín por las calles bendecidas por la sangre de San Genaro.

(EMIR KUSTURICA, cineasta bosnio, sobre el protagonista de su documental Diego Maradona -recientemente presentado en Cannes-, en declaraciones a la revista argentina "Viva" del 8 de Junio de 2008)

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El fútbol es mi vida y cuando no juego me siento como muerto.

(STEVAN STOSIC, futbolista serbio)

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Para mí el balón es un diamante. Si tienes un diamante, no te lo quitas de encima, lo enseñas.

(GLENN HODDLE, ex internacional inglés)

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Estadio nocturno (Günter Grass - Alemania)


Lento surgió el fútbol desde el cielo.

Entonces pudo verse, que la tribuna estaba llena.

Solitario el poeta, se colocó en la portería,

pero el árbitro silbó: Fuera de lugar.

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"En eso se han convertido. En niños muy enfadados. Enfadados y aburridos. Son los cachorros de esos energúmenos que afónicos, congestionados, los azuzan desde la banda empujándoles al combate, anticiparse a la ley de Talión como si la supervivencia de la especie y el honor de la familia estuviesen en juego. Son el pedacito de las entrañas de esas delicadas señoras en traje de chaqueta que ponen en duda a gritos la honorabilidad y las costumbres sexuales del de negro, del vecino o de quien se tercie. Son los alumnos de esos zancarrones, de esos maestros en ciencias o artes de las que entienden poco, que desde el fondo impecable de sus Adidas rebuznan a los niños jugadores que bajen todos. Pero esos chicos, zancarrón.... sus hijos, señoras y caballeros, están proyectados para jugar. PARA JUGAR POR JUGAR. Para divertirse jugando. No les anticipen el muermo. No los conviertan en aburridos prematuros, que de eso, con el tiempo, ya se ocupa la empresa. ...HAGAN EL FAVOR DE TRATAR MEJOR A ESOS CHICOS".

(Joan Manuel Serrat, cantante y compositor catalán. Prólogo para el libro "Fútbol sin trampa" de Cesar Luis Menotti y Ángel Cappa, 1986)

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Es mejor tener diez jugadores desorganizados, que diez corredores organizados.

(ROBERTO BAGGIO, ex jugador italiano, 13/05/00)

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Cuando un arquero te sale de frente hay que tirarle la pelota siempre a un metro de las piernas, porque por la bisectriz que se genera entre los palos y la pelota, es muy difícil tirarla afuera y es imposible que el arquero gire y la pueda agarrar. Le quedan lejos de la pelota los pies y las manos.

(JOSÉ “Toti” IGLESIAS, ex goleador del fútbol argentino)

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Feel the rush (Shaggy - Jamaica)

* Letra + Video de la Canción oficial de la Eurocopa 2008

You lied out on the couch
Kissin me from head to toe.
You breathin hard like
Your oxygen cuttin low.
I grab my bare dick and
And in my skin we feelin good.
Im lickin round your nipple
Dick harder than some wood.
I started sucking on your bellybutton
With some ice.
Say ohhh yea
Baby girl i know your feeling nice.

Feel the rush
Feel the rush
When lovin you and me.
We feeling good
Like we trippin off that X-Ta-C.

You gotta
Feel the rush
From off one touch.
Give me one kiss
Got my dick standin up.
If you don’t wanna do it all night
You outta luck.
I wanna make love, have sex,
And the fuck.
And we can do it all night
Without the lights
And if it’s tight
Don’t worry i’ll make it right.
It’s like we floatin
Off that X-Ta-C
High as a kite.
And I don’t eat xxxxx girl
But tonight I might.
I wanna hit you from the front
And behind.

And we can do it anywhere
Wateva’s on your mind.
Just sit back and recline
It’s my time to shine.
Make you xxx first girl
Before I get mine.
You need to
Let me know
What’s your fantasy
And i’ll fulfill
Every need
That you plan to see.
It’s alright if i aint yo
Man to be.
But i promise girl keep it between
You and me.
You need to...

Say no mo playing tongue
I’ll end up playin wit yo clit.
You scream my name
Say MARKUS!
Please give me dick.
I don’t wanna rush
Baby girl let’s move it slow.
We hittin foreplay
As we walk through the door.
OOHH BABY
OOHH BABY
OOHH BABY
Got me feelin good.
Say feel the rush
Feel the rush
Comin from my wood.


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Diego el futbolista (Rodrigo José Andrade Calderón - Bolivia)


* cuento infantil

Era un pueblo pequeño lejos de la ciudad con pocos habitantes y mucha pobreza.
En la familia del campesino más pobre el menor de los hijos soñaba con llegar ser algún día, "jugador de fútbol" de un equipo famoso.
Diego, jugaba en su pequeño patio con una pelota de trapo, no era muy buena pero para él era la mejor pues la había hecho con sus propias manos.
Pronto aprendió a jugar muy bien de tanto entrenar a escondidas de sus padres pues para ellos era una pérdida de tiempo patear una pelota en lugar de trabajar para poder ganar dinero.
Un día lo descubrieron y ese fue el más triste de su vida pues lo pegaron y lo que es peor botaron su pelota muy lejos, Diego lloró muchísimo.
Para cumplir su sueño sólo le quedaba una salida por lo que decidió escaparse.
Tuvo mucho miedo, se sentía solo y con mucha hambre pero nada borraba de su mente y su corazón el sueño de llegar a ser "el mejor futbolista", se fue para el estadio más importante de la ciudad y allí consiguió el trabajo de pasapelotas, consiguiendo así no sólo dinero sino muchos amigos futbolistas que lo ayudaron a ingresar a una importante academia de fútbol teniendo apenas 14 años.
Diego ya estaba a punto de hacer realidad su sueño, después de transcurridos los años, con mucho esfuerzo y disciplina logró ser muy buen jugador, ingresó a la Primera División del Club Bolívar y allí tuvo tanto éxito que lo contrataron en River Plate de la Argentina donde jugó por tres años.
Luego viajó a Europa para jugar en el Arsenal de Inglaterra, pero se lesionó y estuvo lejos del fútbol por un tiempo. Se recuperó y siguió jugando. A pesar de que su sueño se hizo realidad no podía dejar de pensar en su familia.
Diego tenía 28 años cuando volvió a su pueblo, al principio nadie lo reconoció, pero fue inmensa la alegría de su familia al volverlo a ver y de saber lo que había sido de él.
Diego les había demostrado que también se podía ganar dinero jugando fútbol. No sólo había cumplido con su sueño sino con su familia pues los ayudó a salir de la pobreza.

ESTA HISTORIA NOS DEMUESTRA QUE SI LUCHAMOS POR NUESTROS SUEÑOS ESTOS PUEDEN SER REALIDAD SI TRABAJAMOS CON ESFUERZO, DISCIPLINA Y DEDICACIÓN Y QUE CON EL FÚTBOL TAMBIÉN SE PUEDE GANAR.

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El rol del técnico a veces se torna insoportable. Hoy es asistente social, motiva, cuenta cuentos, entrena, tiene que ser ajedrecista durante el partido, lo llaman los jugadores en las vacaciones porque tienen conflictos con el contrato. Llega a la mañana al entrenamiento y tiene treinta problemas: un jugador está lesionado, el otro tiene enferma a la hermana, y así. Yo me retiré de la profesión por eso, hay que ser entrenador las 24 horas los 365 días del año. Y aunque el entrenador tenga ayudantes, tenga un equipo de trabajo, son muchos los problemas que debe afrontar: la relación con la prensa, la dirigencia, el plantel, su propio cuerpo técnico, la hinchada. Porque además tiene al barra brava que le pincha la goma del auto cuando el equipo no gana. Creo que es un rol muy loco, que da muchas ganas de agarrarlo porque da poder. Y además, genera esa adrenalina de caminar por la cornisa que se extraña cuando no se tiene. Pero por el otro lado te devuelve cada cachetazo tremendo.

(ROBERTO ALFREDO PERFUMO, ex futbolista y comentarista de TV argentino)

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La televisión argentina exprime el jugo que le queda a Maradona. Los programas de todo tipo que pierden audiencia viajan a Cuba, la tierra prometida, para que el mesías del fútbol les dirija la palabra a sus fieles. Maradona cobra entre 40.000 y 50.000 dólares por entrevista, pero rinde entre ocho y diez puntos en el porcentaje de audiencia.

(Diario AS, de España, viernes 16 de Junio de 2000)

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El niño que descubrió a Kenny Dalglish (Pablo Malagón - España)


Se levantaba en silencio cada sábado de madrugada, intentaba pasar desapercibido en el silencio de la noche cada vez que ponía los pies en el suelo y se agachaba para avanzar a gatas hacia el salón. Con el objetivo del botón del televisor entre las cejas, Pablo buscaba en el umbral del sueño un nuevo motivo para seguir soñando con goles vestidos de color rojo.
La primera vez que lo vio disfrutaba los placeres del permiso paternal. Era sábado, uno de aquellos sábados de los ochenta en los que la televisión pública programaba partidos de la liga inglesa para rellenar las horas de madrugada. España estaba repleta de locos por el fútbol que sintonizaban cada sábado el partido de turno soñando con cantar algún día desde aquellas gradas llenas de vida y pasión. Pablo no era tan aficionado entonces, sobre todo porque era un niño que entendía poco más que el gol como símbolo principal del deporte que hacía de su padre un forofo más cada domingo de transistor pegado a la oreja.
Aquel sábado jugaba el Liverpool. Pablo lanzó un par de miradas furtivas al televisor e intentó reconocer a algún futbolista entre el fondo verde de la pantalla. Sus únicos recuerdos futbolísticos no eran muy lejanos. Apenas un año atrás había seguido, pegado al televisor en color que acababan de comprar sus padres, los partidos más importantes del mundial disputado en España. En su cabeza sonaban los ecos de algunos nombres ilustres; Maradona, Zico, Platiní, Rossi. Ninguno de ellos disputaba aquel partido de madrugada. Un partido que ya había sido jugado pero que era presentado al país como el ejemplo perfecto del fútbol triunfante más allá de la península ibérica.
Sus padres no decían nada. Jugaban una partida de parchís con una pareja de vecinos. Pablo permanecía sentado en el suelo, con las piernas cruzadas y con la mirada puesta en el televisor. Estaba descubriendo algo nuevo. Era otro fútbol. Inmediatamente se identificó con el equipo vestido de rojo. El público empujaba, los jugadores jugaban hacia delante y el número siete anotaba goles con la frialdad con la que el ejecutor cumple una sentencia de muerte.
La televisión sobreimpresionó su apellido y a Pablo se le clavó aquel nombre a fuego dentro de su memoria. Dalglish. A partir de entonces, cada vez que bajara al descampado que había enfrente de su casa y afrontara el reto de un nuevo partido rodeado de pequeños y futuros amigos, jugaría con el futuro señalándose en el pecho como el Kenny Dalglish del barrio de San Isidro.
Desde aquella noche se saltaba todas las normas y permanecía despierto, jugando con disimulo a dormir plácidamente, hasta que quería creer que la casa permanecía en silencio y sus padres se habían marchado a dormir. Cada sábado, Pablo gateaba en silencio buscando un partido del Liverpool en el televisor. El chispazo que hacía arder el aparato en un nuevo encendido, penetraba en su pecho con un hilo de esperanza; algunas veces, estaba allí Kenny Dalglish, esperándole inquieto para saldar de una vez todas las cuentas pendientes con el portero rival. Cuando no era así, la desazón invadía su garganta y se devolvía como un pelele sin fortuna al calor de sus mantas.
Esperar a que llegase un nuevo sábado se había convertido en uno de los oficios más trascendentales en la vida de Pablo. Por las mañanas volaba hacia Anfield sobre el cielo de su imaginación, por las tardes dibujaba goles en un papel mientras sumaba cifras y enjugaba formas verbales y por las noches soñaba con su propia fortuna lejos de su cama. Cuando llegaba el sábado jugaba al fútbol sin cesar y cuando la noche aplacaba cada uno de los movimientos de la calle, gateaba en silencio hacia un nuevo sueño, un nuevo gol, un nuevo motivo para entender el fútbol de otra manera.
La vida, la concepción y los andares de Pablo cambiaron para siempre desde aquella noche fortuita en la que descubrió a Kenny Dalglish.

(Mi agradecimiento a Pablo por autorizarme a publicar este bello cuento sobre este tremendo jugador británico. Muchas gracias por tu amabilidad Pablo!!)

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Este partido no lo levanta ni Raquel Daruech desnuda... (silencio incómodo)... ¡uy, me equivoqué!... ¡quise decir Raquel Welch! ¡Por favor! Le pido disculpas a nuestra compañera de TVEO!

(Memorable lapsus del relator uruguayo Alberto Sonsol, en un partido de Peñarol por la Copa Libertadores, confundiendo a la incomparable actriz de origen boliviano con la periodista del canal TVEO de Uruguay)

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El fútbol no tiene secretos, simplemente hay que pensar.

(VALERI LOBANOVSKY, entrenador ucraniano)

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Para algunos, lo de antes es leyenda, incluso una gran mentira que ha ido creciendo en la imaginación de la gente. Son los que, si no lo ven, no lo creen. Por suerte, estamos los que creemos sin ver. Nunca el fútbol habrí­a sido grande sin el antecedente de grandes jugadores.

(ENRIQUE "Quique" WOLFF, ex jugador argentino, "Simplemente fútbol", Rosario, Ameghino, 1997: cap. "Jugadores de ayer, de hoy y de siempre", pág. 116)

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