–Esa historia me la contó el propio Obdulio. Yo la sabía de a pedacitos, pero no sabía si era cierta o no. A él le costó contarla porque se emocionaba mucho cuando evocaba aquella tarde del milagro: Uruguay iba perdiendo 1 a 0 y ganó 2 a 1, contra todo pronóstico, porque Brasil era el favorito absolutísimo. El autor de la hazaña había sido él.
Obdulio había liderado la huelga del fútbol en Uruguay...
–Había sido el capitán de una huelga de jugadores que duró siete meses. Los jugadores uruguayos exigían que se les reconociera el derecho a organizarse sindicalmente como trabajadores. Algo impensable, pero tuvieron apoyo popular porque ¿qué sería de los uruguayos sin fútbol? Un domingo sin fútbol es grave, pero siete meses es inimaginable. El capitán de la huelga fue Obdulio, que después fue el capitán del equipo de la hazaña. Esa noche, se escapó de la celebración. Salió por otra puerta, medio disfrazado, y se fue a beber. Su droga era el vino, por eso lo llamaban “Vinacho”, pero como en los boliches brasileños no había, tomaba cerveza. Se puso a tomar con uno, con otro, y la gente lloraba. El había odiado con todas sus fuerzas a ese animal rugiente de doscientas mil cabezas, la mayor cantidad jamás reunida en la historia del fútbol. Y cuando los vio de a uno, llorando la derrota, sintió una pena tremenda por ellos, que decían “Tudo foi por Obdulio”. Nadie lo reconocía y él pensaba “cómo pude hacerles esa maldad, pobre gente”. Y bueno, la historia es ésa: él pasó toda la noche abrazado a los vencidos.
(tomado de una entrevista a Eduardo Galeano en la revista "Caras y Caretas" de Mayo de 2008)