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(CARLOS TORO, periodista español)
Cancha Rayada (Fabián Casas - Argentina)
Caminamos, con mi viejo, por la playa de estacionamiento.
Es un día de calor sofocante
y en el asfalto recalentado
vemos la sombra de un pájaro negro
que vuela en círculos,
como satélite de nuestra desgracia.
Una multitud victoriosa, a nuestras espaldas,
ruge todavía en la cancha.
Acabamos de perder el campeonato.
La cabina del auto es un horno a leña;
los asientos queman y el sol que pega
en el vidrio, enceguece.
Pero no importa, como dos bonzos
dispuestos a inmolarse,
nos sentamos y enciendo el motor:
Fabián Casas y su padre
van en coche al muere.
(LUIS GARISTO, ex jugador y técnico uruguayo)
Yo jugué contra ellos en el 4-0 (Mundial 74). ¡Eran como dieciséis! Y ahí surgió la famosa anécdota con nuestro arquero, Daniel Carnevali. íbamos perdiendo 2-0 y la pelota se fue atrás del arco. Carnevali fue corriendo a buscarla: “Pibe, no te apures”, le dije. “¿Por qué?, si vamos perdiendo dos a cero”, me respondió. Y yo le dije “Es que nos van a hacer diez”.
(ROBERTO ALFREDO PERFUMO, y esta anécdota extraída de su libro “Hablemos de fútbol”)
(CARLOS RAMACCIOTTI, ex técnico de Gimnasia y Esgrima La Plata, a pocos días de asumir como DT de Lanús en 2004)
(ROMÁN DÍAZ, ex jugador centralista, al desvincularse del club rosarino en Noviembre de 2005)
Tango y fútbol (Jesús Castañón Rodríguez - España)
Tango y fútbol. Fútbol y tango. Dos conceptos para describir el carácter popular. Dos gambetas al destino que encandilan las pupilas.
Dos filigranas que se hacen con las piernas para desconcertar a un enemigo ocasional. Dos productos del romanticismo que exaltan una realidad lejana que se añora, desde la magia de la infancia idílica o de los esquivos instantes de felicidad.
Tango y fútbol se han convertido en una seña de identidad, con sus propias músicas, culturas y formas de vida. Sintetizan un espíritu que concentra la nostalgia, la alegría desbordante y el amor por la cadencia del idioma.
Pero un primer análisis de sus insólitas relaciones en el siglo XX revelan que tango y fútbol han generado un variado panorama asentado en tres ejes: tangos de tema futbolístico, letristas y músicos y manifestaciones culturales integradoras.
TANGOS DE TEMA FUTBOLÍSTICO
Un primer bloque está dedicado a la presencia del fútbol en las letras de tangos. Si bien los tangos de tema deportivo también recogen referencias sobre boxeo y la pasión desbordante que combina hípica y apuestas, en el caso del balompié se documentan, en una primera recopilación, 47 tangos.
El tango balompédico concentra su atención en dos grandes bloques temáticos: los acontecimientos y la vivencia social apasionada.
1.1.- Hechos deportivos
Copa del Mundo
Un amplio apartado está formado por la vivencia en la Copa del Mundo en 1978 y 1982. La fase final celebrada en Argentina dio lugar a ocho composiciones triunfales: Marcha oficial del Mundial '78, The hit of Viva el Mundial, Los chicos del Mundial, La Copa tiene dueño, La Copa es de Argentina, El equipo del Mundial, Argentina, te queremos ver campeón y Argentina, te llevo dentro de mí. Y la fase final de España fue la cancha para “La milonga clementera” basada en el personaje del humorista gráfico Caloi.
Jugadores
Las emociones de los jugadores, sus ilusiones, sus ansias y sus sentimientos han sido ampliamente condensados en las letras, tanto para hacer referencia a los futbolistas en ciernes como a las grandes figuras.
Los primeros reflejan la realidad de la estrella en el potrero que fracasa en el fútbol profesional (Del potrero), la vivencia social de la lesión de una figura humilde (La mascota del barrio), las ilusiones depositadas en los niños que juegan y sueñan con ser grandes astros (Pelota de cuero, Déjele, señora, El sueño del pibe) y el aspirante que se convierte en un gran jugador (La realidad del pibe). Por su especial intensidad emotiva y retrato de las ilusiones depositadas en el balón destaca el tango de Reinaldo Yiso El sueño del pibe, que fue cantado por primera vez por la orquesta de Osvaldo Pugliese con la voz de Roberto Chanel.
Con relación al fútbol profesional, aparecen referencias a entidades argentinas y uruguayas que mantienen una fuerte rivalidad entre sí. Es el caso de las discusiones sobre la calidad de los conjuntos bonaerense de River Plate o Boca Juniors en Domingo a la noche y el reflejo del ambiente entre los equipos de Montevideo Nacional y Peñarol en La promesa.
Otra curiosidad es la presencia de futbolistas profesionales en las letras de los tangos. En algún caso para destacar la calidad frente al mito de Pelé en Dieguito Tango. Pero la preferencia es la inclusión de referentes para enmarcar la nostalgia y para disparar las ilusiones de los jóvenes por llegar a ser estrellas. La primera de estas circunstancias se da con la relación de Pedernera, Monzón y Gollet en Quién te ha visto Buenos Aires. La segunda, afecta a Benavídez, Méndez, Lacasia, Labruna, Boyé, Grillo, Pescia en Déjele, señora; a Emilio Baldonedo, Rinaldo Martino, Mario Boyé y Bernabé Ferreyra en la versión original de El sueño del pibe y a Mario Kempes y Diego Armando Maradona en la peculiar adaptación que este último le gusta realizar a El Pelusa.
Además cuentan con un tango específico jugadores argentinos, uruguayos y españoles. En el primer caso destacan las figuras de Bernabé Ferreyra y Diego Armando Maradona.
Del primero, que triunfó en River Plate, se ocuparon Laino y Dispagna en la letra y Miguel Padula y Francisco Germino en la música en “La fiera”.
Un caso realmente llamativo es el de Diego Armando Maradona. Futbolista aficionado a cantar, grabó el tema “Querida amiga” con el dúo Pimpinela y ha recibido el disco de platino al vender en unos pocos días 60.000 copias de “Yo soy el Diego de la gente”. Sin censuras, un doble cederrón que recoge las horas de conversación del astro con los periodistas Ernesto Cherquis Bialo y Daniel Arcucci en La Habana (Cuba) para la realización del libro autobiográfico “Yo soy el Diego de la gente”. Enamorado de los tangos, sin embargo le han dedicado tres de estas composiciones en italiano, los tifosi del Nápoles.
Tango de Maradona, originariamente, está escrito en napolitano para exaltar la felicidad que Diego produce en la gente. Maradona Tango refleja el favorable cambio sufrido por el Nápoles con El Pelusa.
De los jugadores españoles destaca José Samitier, futbolista del F. C. Barcelona y secretario técnico del Real Madrid con una gran capacidad de relación social que le llevaba a participar en la Peña Pepe, una tertulia en el Café Baviera de la calle de Alcalá donde intercambiaba opiniones con personalidades como el doctor Gregorio Marañón, el torero Juan Belmonte y el escritor José María de Cossío.
Para la historia del tango cabe reseñar su amistad con Carlos Gardel desde que realizó una gira por Europa en 1923. El Zorzal, apasionado de su caballo Lunático y forofo del Racing Club de Avellaneda, presenció la final de la Copa del Rey de 1928 en Santander, entre la Real Sociedad de San Sebastián y el F. C. Barcelona. En el partido del día 21 de mayo cayeron lesionados Platko, Castillo, Perera y Samitier y, tras el encuentro, Gardel les animó la velada y planificó una gira por Argentina y Uruguay que llevaría a la entidad azulgrana a enfrentarse a River Plate, Boca Juniors, una selección de jugadores de Rosario, Nacional y Peñarol en Montevideo.
Al término de la gira Gardel dedica a su amigo el tango Sami, con letra de Lito Mas y música de Nicolás Verona.
Entre los futbolistas uruguayos cuenta con un tango específico el emblemático José Francisco Sasía, internacional con la celeste y jugador de los equipos uruguayos Defensor, Peñarol, Nacional y Racing, así como de los argentinos Boca Juniors y Rosario Central. Esta composición, con letra de Jaime Roos, se denominó Al Pepe Sasía y exalta su coraje, ardor y picardía.
1.2.- La vivencia social apasionada
El otro gran centro de interés es la vivencia social del fútbol. Una experiencia apasionada que encaja en todos los ámbitos de la vida personal, de los recuerdos del barrio y de la vida cotidiana del Río de la Plata.
Se reseña la nostalgia del pasado en ¿Sabés, Buenos Aires? y Tiempo de tranvías.
La vida cotidiana de Uruguay se registra en La promesa. Pero la vida diaria de Argentina presenta más variantes: el barrio y su actividad (en Calles de Buenos Aires, Del barrio, Para poder volver, A Héctor Varela, Villa Crespo de mi ayer, Vuelvo al barrio, Quién te ha visto, Buenos Aires, Buenos Aires, Al amigo soñador y Paredón y después); el fútbol como tema de conversación (Domingo a la noche, Desde el café y Carloncho), como fuente de valores (La canción del deporte) y como elemento para definir épocas relacionadas con la televisión, la adolescencia o la violencia (Tirate un lance, Canción de mi adolescencia y Por qué).
Si el fútbol forma parte imprescindible de la vida social y de las tertulias, alcanza una especial emoción en la vivencia de pasiones desbordadas de los hinchas que se recoge en Lo que nunca deschave, Amarrete y Desde el tablón. Una mirada que se completa con la vivencia del niño enfermo en La número cinco y con la crítica de la mujer a sus excesos en esposas que sufren (Amigotes) y en el retrato de galanes de mediana edad que han sustituido la vida por el balompié como en De la canilla.
LETRISTAS, MÚSICOS E INTÉRPRETES
Un segundo eje en el panorama del tango está dedicado a las personas que dieron voz, música y expresión artística a la pasión del fútbol. Diversas orquestas y solistas han disparado los latidos de los oyentes al embotellar la nube de las mágicas emociones del fútbol.
Entre otros letristas y músicos destacan: Pepe Aguirre, Osvaldo Avena, A. Aznar, Juan Sebastián Bella, Hilda Bevacqua, Miguel Bonano, Antonio Botta, Miguel Buccino, Enrique Campos "Inocencio Troncone", Juan Cao, Mario Clavel, Gustavo Cosentino, Saúl Cosentino, Orestes Cuffaro, Martin Darre, Degrossi, Dispagna, Omar Facelli, Hebert Fayet, Enrique Ferrari, Horacio Ferrer, J. Fontana, Manuel Reyes García "Lito Bayardo", Raúl Garello, Francisco Germino, Roberto Giménez, J. Guichandut, Laino, Natalio Lamicela, Rafael Lauria, Francisco Lomuto, Nolo López, Héctor Marco, Alberto Margal, Lito Mas, H. Morales, Jorge Moreyra, Héctor Negro, Julio Nudler, Miguel Padula, Armando Pontier, Juan Puey, N. Rama, Edmundo Rivero, Jaime Roos, O. Rubens, Sheriko, Federico Silva, Luis Spinelli "Roberto Morel", Osvaldo Tarantino, Adriana Varela, Nicolás Verona, Reinaldo Yiso y Zeliz Blanco.
Y además, se da el caso curioso de las creaciones del humorista gráfico Caloi o de la hinchada del Nápoles para expresar, respectivamente, las esperanzas ante la Copa del Mundo de 1982 en España y su agradecimiento al ídolo Maradona.
Futbolistas y músicos
Un caso curioso es el de los futbolistas que fueron músicos de tango como el del violinista Raimundo "Mumo" Orsi, jugador del Independiente de Avellaneda y de la Juventus de Turín e internacional con las selecciones de Argentina y de Italia. Su carrera futbolística alcanzó su esplendor en los Juegos Olímpicos de 1928, durante la final entre Argentina y Uruguay, y en 1934 al proclamarse campeón en la Copa del Mundo con Italia.
CULTURA
Literatura
La creación literaria ha aunado tango y fútbol en relatos y obras de teatro. Es el caso de Roberto Fontanarrosa en "Wilmar Everton Cardaña, número 5 de Peñarol" y "Cielo de los argentinos". En el primer cuento, recrea una situación vivida en la final del 3 de noviembre de 1954 entre Peñarol y Nacional de Montevideo, que dio lugar al tango La número cinco. El niño José Petunio Inveninato, postrado en la cama del Hospital Muñoz como consecuencia de una enfermedad irreversible, pide por carta al central Wilmar Everton Cardaña que le lleve firmada por el equipo la pelota del encuentro. Cardaña central rudo, viril, con coraje y de aspecto sobrecogedor se echa a llorar tras leer la carta. Peñarol pierde el encuentro por goleada y toda la plantilla del club se acerca a visitar al niño. Le ofrecen el balón solicitado y el chico, decepcionado por la derrota, insulta a Cardaña y le tira el balón a la cara. En ese momento Cardaña se enoja, le realiza su entrada de la patada voladora y le fisura cuatro costillas.
En "Cielo de los argentinos", imagina un edén donde se disputan los mejores partidos de fútbol, entre ellos el clásico entre River y Peñarol, y están presentes las grandes estrellas del tango como el hincha de Racing, Carlos Gardel.
En teatro, la pasión por el fútbol ha sido llevada a escena en la obra Once corazones, estrenada el 18 de febrero de 1999 en el bonaerense Teatro de la Ribera. A través de un lenguaje escénico que recurre a la música, dos guitarras, dos voces, la narración y varias coreografías, Miguel Cantilo y Jorge Durietz relatan la historia de un club de barrio que, como consecuencia de los intereses económicos de uno de sus socios, acaba vendiendo su sede central. En ocho temas interpretados en forma de duetos con tangos de ritmo rápido y cortado, reivindican la nostalgia de los potreros y la decepción por el actual funcionamiento del negocio del fútbol y sus excesivos intereses comerciales.
Sellos y Exposiciones
A finales del siglo XX las relaciones culturales y vitales de las emociones del espíritu argentino han dado lugar, en 1999, al trabajo filatélico Literatura, música popular y fútbol, de Nuevo Milenio y, en octubre y noviembre de 2000, a la Megaexposición Tango en el Palais de Glace de Buenos Aires y en el que se llevaba a cabo una escenificación de El sueño del pibe.
El diapasión de las emociones
Un caso curioso es la tendencia a expresar la vida de los deportistas en clave de tango, asociando el estado de ánimo de acontecimientos deportivos a dichas composiciones musicales o expresando sus sentimientos con fragmentos de canciones.
Este hecho se puede constatar en los libros de memorias ¡Gracias, vieja! y Yo soy el Diego de la gente. Diego Armando Maradona, que se declara enamorado de escuchar y cantar este tipo de música, recuerda la profunda emoción del recibimiento en Nápoles a los sones de "El Choclo". Alfredo Di Stéfano, admirador de Carlos Gardel, recuerda sus conversaciones con José Samitier, la persona que lo quiso traer a España y al que le gustaba narrar los lances de la vida con letras de tangos. Samitier, amigo personal de Carlos Gardel, le llamaba Percanta, en alusión a la composición de Pascual Contursi, "Mi noche triste", que fue el primer tango grabado por el uruguayo Carlos Gardel.
Además, Di Stéfano narra la primera derrota del Real Madrid en octavos de final de la Copa de Europa, frente al Barcelona el 23 de Noviembre de 1960, con la letra del tango "Bronca".
Esta forma de expresión no sólo se ha limitado a los jugadores, sino que también ha hecho fortuna en el mundo de la comunicación. Está presente en el estilo barroco y literario de relatos que emplea el semanario argentino El Gráfico, en la sintonía del programa televisivo Polémica en el fútbol en el Canal 11 de Buenos Aires -con Desde el tablón- y en la ambientación musical de la película Calles de Buenos Aires con el tango del mismo título. Quizá el dato más llamativo ha estado en la radio y ha corrido a cargo de Bernardo Bergé. Hijo del cantor Claudio Bergé, ha creado en los años 90 el microespacio B. B. Gol en el Aire para reunir deporte y el tango en una original síntesis donde tienen cabida los deportistas con producciones especiales sobre la actualidad mundial, cortinillas musicales, recitados, poemas, reportajes, etc.
EPÍLOGO
En resumen, fútbol y tango encandilan las pupilas, disparan el romanticismo, exaltan la magia de los grandes acontecimientos y de su vivencia apasionada hasta impregnar la vida diaria y conformar un estilo de vida y de expresión lingüística.
Las melódicas notas del bandoneón en una obra de teatro, 47 tangos de tema futbolístico, la presencia de dos compositoras (Hilda Bevacqua y Adriana Varela), el paseo del intérprete Carlos Gardel con el dibujo de Clemente para la Copa del Mundo de 1982… concentran la nostalgia, la alegría desbordante y el amor por la cadencia del idioma.
Bibliografía y discografía general
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Discografía de tangos
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BELLA, Juan Sebastián, Buenos Aires.
BEVACQUA, Hilda, Los chicos del Mundial.
BONANO, Miguel-DEGROSSI, Déjele, señora.
BOTTA, Antonio-LOMUTO, La canción del deporte.
BUCCINO, Miguel-CAO, Juan, Amarroto.
CALOI-OLIVER-VEZZANI, A.-FARUK-GURVICH, N.-DOLINA, A. R., La milonga clementera.
CLAVEL, Mario, Carloncho.
COSENTINO, Gustavo-COSENTINO, Saúl, Por qué.
DARRE, Martin, Marcha oficial del Mundial '78.
FACELLI, Omar, Amigotes.
FAYET, Hebert, La promesa.
FAYET, Hebert, Villa Crespo de mi ayer.
FAYET, Hebert, Al amigo soñador.
FAYET, Hebert, A Héctor Tarela.
FERRARI, Enrique, Del barrio.
FERRER, Horacio, Paredón y después.
FERRER, Horacio-TARANTINO, Osvaldo, Canción de mi adolescencia.
GARCÍA, Manuel Reyes "LITO BAYARDO"-MARGAL, Alberto, Vuelvo al barrio.
GUICHANDUT, J.-RUBENS, O., Domingo a la noche.
HINCHAS DEL NÁPOLES, Tango de Maradona.
HINCHAS DEL NÁPOLES, Dieguito Tango.
HINCHAS DEL NÁPOLES, Maradona Tango.
LAINO-DISPAGNA-PADULA, Miguel-GERMINO, Francisco, La Fiera (Bernabé Ferreyra).
LAURIA, Rafael-LAMICELA, Natalio, Quién te ha visto, Buenos Aires.
LÓPEZ, Nolo-MORALES, H., Calles de Buenos Aires.
MARCO, Héctor, Tirate un lance.
MAS, Lito-VERONA, Nicolás, ¡Sami!
MOREYRA, Jorge-CAMPOS, Enrique "INOCENCIO TRONCONE", Del potrero.
NEGRO, Héctor-AVENA, Osvaldo, Desde el tablón.
NEGRO, Héctor-GARELLO, Raúl, Tiempo de tranvías.
NUDLER, Julio-COSENTINO, Saúl, Desde el café.
RAMA, N.-FONTANA, J., The hit of Viva el Mundial.
RAMA, N.-FONTANA, J., La Copa tiene dueño.
RAMA, N.-FONTANA, J., La Copa es de Argentina.
RAMA, N.-FONTANA, J., El equipo del Mundial.
RAMA, N.-FONTANA, J., Argentina, te queremos ver campeón.
RIVERO, Edmundo-MARCO, Héctor, Pelota de cuero.
ROOS, Jaime, Al Pepe Sasía.
SHERIKO-RAMA, N., Argentina, te llevo dentro de mí.
SILVA, Federico-PONTIER, Armando, Para poder volver.
SPINELLI, Luis "ROBERTO MOREL"-GIMENEZ, Roberto, Lo que nunca deschavé.
VARELA, Adriana, De la canilla.
YISO, Reinaldo-CUFFARO, Orestes, La número cinco.
YISO, Reinaldo-PUEY, Juan, El sueño del pibe.
ZELIZ BLANCO, ¿Sabés, Buenos Aires?.
(artículo de Jesús Castañón Rodríguez, doctor en Filología Hispánica, profesor de Lengua Castellana y Literatura en Educación Secundaria)
–Creo que vale la pena concentrarse en el verbo. No me gustaría sólo "esperar" del fútbol. Me gustaría contribuir a "pedir" que el fútbol no sólo sea la reivindicación de los que ganan y la condena de los que pierdan. Me gustaría que viniera un fútbol en el que hubiera más sitio para la creatividad y menos lugar para palabras que no debieran caber, como "fracaso". La tendencia, de todas maneras, es que el fútbol de "alta competición" se vuelva más un acto productivo que un acto lúdico.
–Y siguiendo con el futuro, ¿cómo se imagina el fútbol dentro de... 50 años?
–Al fútbol le pasan muchas cosas parecidas a las que le pasan al mundo. Y me cuesta imaginarme el mundo. Ojalá que dentro de cincuenta años en cualquier tiempo que sea haya gentes que conserven esas sensaciones de libertad, de imaginación y de pertenencia que el fútbol puede darnos.
Ojalá que el fútbol transcurra en un mundo en el que ni los goles ni la gente sean mercadería.
(entrevista al escritor Ariel Scher, extraída del portal digital "Río Negro" del domingo 7 de Mayo de 2006)
(DUNGA, ex jugador y actual seleccionador de Brasil, despotricando contra la mejor tradición del fútbol carioca, Julio 2006)
(JEAN GIRAUDOUX (1882-1944), novelista y dramaturgo francés)
No le hagás penal (Pablo Pedroso - Argentina)
-¡No le hagás penal! ¡No le hagás penal!- le grité desesperado al Cabezón pero ya era tarde.
Su pierna izquierda barría sin ningún pudor al rapidito de Baralo. Y Martínez, como nunca, siguió la jugada de cerca y pitó la infracción: Penal. ¡A llorar a la iglesia!
El Cabezón no entendía por qué semejante enojo de mi parte, por qué lo puteaba sin parar:-Vamos ganando 3 a 0 fácil y el partido ya se termina, Flaco. ¡Tanto quilombo por un penal! ¿Qué le podía explicar? ¿Que prefería el gol de una, de jugada, que de penal? ¿Que yo sabía que el que lo iba a patear era el mismísimo Lucero? ¿Que estuvo todo el partido esperando una oportunidad como esta? Nada, no le dije más nada. ¿Para qué? Si igual, no hubiera entendido un pomo.
Me fui hacia el arco, resoplando un poco, mucho, manoteé la toalla y me sequé el sudor de la frente. Hice algo de tiempo, miré los rostros de la gente en la popular y no me di vuelta hasta que los silbidos confirmaron lo que sólo yo sabía. Lucero quería patear el penal. Giré y lo vi venir. Avanzaba lento y seguro. Se abría paso entre los suyos buscando la pelota, sin escuchar a nadie, sin mirar a nadie. Los ojos clavados en mí. “Otro arquero patea penales” dirían en las radios, “como Saja, Rogerio Ceni o como el mejor de todos: Chilavert”.
“¿La primera vez que patea un penal Lucero?” preguntaría algún relator. “Si, si, la primera vez”, respondería el comentarista con cierto miedo a equivocarse, un poco perdido, inseguro, entre sus apuntes y sus estadísticas. “Estamos presenciando un momento único, señoras y señores”. El relator intentaría darle un poco de fantasía a su transmisión. “El enfrentamiento entre el maestro y su discípulo, entre la juventud y la experiencia!”. Palabras más, palabras menos le contarían a la gente lo que la gente ya sabe: que fui el suplente de Lucero durante 7 años; que él ya tiene 36 pirulos y yo apenas 25; que seguramente él me enseñó tooooodo lo que sé; que hace tan sólo 3 meses Lucero rescindió su contrato y se alejó del club en el que jugó todo su vida sin explicar demasiado por qué; que la vida nos hizo muy amigos y ahora, con esas cosas que tiene el fútbol, nos pone frente a frente y bla, bla, bla… “¿Me pareció a mí o no se saludaron Donato y Lucero?” deslizaría cargado de intención algún comentarista.
“Es cierto, muy cierto. Bueno, convengamos que siempre se corrió el rumor de que las cosas no terminaron bien entre los dos”. Acotaría un cronista que informa desde el campo de juego. “¡No me diga!”, se haría el tonto el relator. “Pero ¿Usted sabe algo, mi amigo? Es llamativo, ¿no? Lucero nunca pateó un penal y justo se le ocurre patear ahora, contra su ex club, frente a su ex suplente. Mmm… algo pasó”. “Dicen que entre ellos hubo un asunto de polleras”. “Lo noté nervioso a Lucero”, arrancaría el relator de otra transmisión. “Y, éste no es un partido cualquiera”, mencionaría su comentarista. “Ahora no”, se apuraría a meter un bocadillo el cronista de abajo. “Ahora el que parece nervioso es al Flaco Donato”. ¿Cómo no iba a estar nervioso? Nos enfrentábamos Lucero y yo.
Afuera podían estar diciendo lo que quieran pero los únicos que sabíamos la historia éramos él y yo. No, miento: él, yo y Claudia. Justamente Claudia. Ella estaba en la platea. En el lugar de siempre, en el asiento de siempre, el mismo asiento desde el que alentó a su ex, el mismo asiento desde el que me alienta a mí. ¿Qué habrá sentido? Ni idea, jamás le pregunté. Mejor dicho, jamás quise saberlo.
En ese momento tampoco la busqué con la mirada. ¿Para qué? ¿Para ponerme triste si descubría que lo miraba a él? No tenía sentido. Traté de concentrarme en la pelota, de adivinar cuál sería la opción que elegiría Lucero. Media cancha lo puteaba pero a él no le importó.
Él quería hacerme un gol a mí, no a ellos, no a su ex club. ¿Y yo por quién atajaba? ¿Por el club, por mí, por él o por ella? No lo tuve claro. Dudé. Tal vez por eso fue gol.
Lucero no lo gritó y yo preferí ir a buscar la pelota adentro, pelearme con alguno, cualquier cosa con tal de no mirar a la platea, con tal de no enterarme nunca si Claudia festejó el gol.
(extraído del excelente blog de Pablo Pedroso sobre cuentos de fútbol)
Viví situaciones de inseguridad como las que también sufrimos en la Argentina, pero a mí no me rozaron. La pasé bárbaro durante cinco años. En Cali estuvimos cerca del cordón montañoso donde paran los guerrilleros. Vivíamos a cinco cuadras de la cordillera. A veces, de madrugada, escuchábamos ráfagas de ametralladora. Teníamos preocupación, no miedo. Mi esposa estuvo más expuesta. Se quedaba sola con los chicos mientras yo concentraba y jugaba. Pero es más valiente que yo, siempre me siguió con la valija y los hijos.
¿América era el "caballo del comisario"?
Yo sólo estuve en el 86. Venía de ganar 4 torneos consecutivos y ese año logramos el penta. Era el equipo más poderoso, lleno de jugadores de primer nivel.
¿Es cierto que a Ochoa Uribe le temían todos, hasta el propio presidente del América?
No tanto… Era un técnico rígido, superexigente. Estaba mañana y tarde con el jugador. Hacía un turno en la cancha y otro de videos. Mirábamos fútbol seis días por semana, salvo los miércoles. Tenía fama de loco, pero no se comió crudo a nadie.
(CARLOS ISCHIA, ex jugador, actual técnico de Boca Juniors, recordando su exitoso paso por Colombia en la década del '80)
(VINNIE JONES, ex jugador británico, explicando sus "métodos" para marcar al holandés Ruud Gullit)
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(CÉSAR LUIS MENOTTI, técnico argentino, en declaraciones a la revista "Mística" Nº 39, 10/1/98)
Maradona (Andrés Calamaro - Argentina)
es un hombre pegado a una pelota de cuero.
Tiene el don celestial de tratar
muy bien al balón, es un guerrero.
Es un ángel y se le ven las alas heridas,
es la biblia junto al calefón.
Tiene un guante blanco calzado
en el pié del lado del corazón.
No me importa en que lío se meta
Maradona es mi amigo
y es una gran persona el diez.
En el alma guardo la camiseta de
Boca que me regaló alguna vez.
Diego Armando
estamos esperando que vuelvas,
siempre te vamos a querer.
Por las alegrías que le das al pueblo
y por tu arte también.
Maradona no es una persona cualquiera,
es un hombre pegado a una pelota de cuero.
Tiene el don celestial de tratar
muy bien al balón, es un guerrero.
Tiene el don de tratar
muy bien al balón.
Tiene el don de tratar
muy bien al balón.
(CARLOS BILARDO, técnico argentino, Campeón del Mundo en México '86)
(IVAN ZAMORANO, respondiendo al ser consultado acerca del delantero austríaco Antony Polster, antes del duelo entre ambas selecciones en el Mundial de Francia 98)
Juan Gómez González "Juanito" (España)
Genio y figura
Juan Gómez González conocido como "Juanito" nació en Fuengirola, Málaga, el 10 de Noviembre de 1954, y falleció el 2 de Abril de 1992 en un trágico accidente de carretera, pero su aura sigue viva en el mítico Estadio "Santiago Bernabeu".
Fue un extremo derecho de gran calidad y enorme imaginación que dejó jugadas inolvidables en las retinas de los madridistas.
Como buen extremo nunca supo de términos medios: fue “Juanito” o “Don Juan”, héroe o villano. Temperamental dentro y fuera del campo, estuvo durante más de diez años en primera fila de la actualidad madridista. Juan Gómez González jamás defraudó a los que esperaban que sus actuaciones en el Real Madrid y en la selección le acreditaran como uno de los “grandes”. Como tampoco defraudó a los que pensaban que, por encima de todo, estaba su amor hacia la institución blanca. “Algún día volveré al Madrid”, dijo, pero se equivocaba. Juanito nunca se fue, siempre estuvo presente en nuestra memoria. Un hombre que amó tan intensamente al Real Madrid, que defendió con todas las armas posibles a este Club, no podía alejarse de su casa.
De la escuela a la calle
Juan Gómez “Juanito”, nació el 10 de Noviembre de 1954 en Fuengirola (Málaga). Hijo de un albañil, Juan era el primogénito de una modesta familia en la que luego vendrían otros cuatro vástagos: Carmen, Juani, Juan Antonio y Claudia. Juanito era un niño juguetón y travieso. Con dos años ingirió un frasco de píldoras y tuvo que ser sometido a un lavado de estómago en un centro hospitalario. Pronto le bautizaron en el barrio: “Juanillo el viejo”.
Como tantos otros chicos de su edad, aprendió a jugar al fútbol en la escuela de la calle. Será allí, en la calle, donde marque sus primeras pasiones… Y se meta en las primeras peleas. “Era el peleón de mi barrio –diría más tarde-. Siempre estaba metido en líos. Y me daban. Una vez, tras pelearme, al darme la vuelta me llegaron a romper una caña en la espalda. Y en otra pelea, cuando ya estaba a varios metros, el otro me pegó una pedrada en la cabeza y me hizo una brecha. Tampoco era muy difícil acertarme con esta cabeza que Dios me ha dado”, comentó con sorna. Y es que Juanito era capaz de reírse de sí mismo.
No era la primera ni la última. Juanito derramó mucha sangre jugando, sangre impregnada de fútbol desde su nacimiento. El malagueño lo tuvo claro desde el primer momento: el fútbol era su pasión y debía ser su vida. Así comenzó una larga carrera deportiva marcada por innumerables relaciones de amor y odio, de admiración y rencores. Una carrera que se empezó a gestar en el Aspes, su primer equipo oficial, ya con el “7” en la espalda, para ir rápidamente al juvenil del Fuengirola.
Tal vez fuera una premonición, o su primer dribling al destino. Lo cierto es que Juanito comenzó su carrera deportiva rozando los límites de lo permitido, arriesgando. Corría el año 1968. El chaval tenía demasiado talento para desaprovecharlo en juveniles, pero no tenía la edad exigida para debutar en Primera Regional. Y surgió el dilema: el equipo de su ciudad natal, el Fuengirola, lo necesitaba. Y jugó. Le falsificaron la ficha. Juan Gómez González tenía por entonces 14 años y un brillante futuro deportivo por delante. Su calidad apremió el ritmo de su ascensión, tan vertiginosa que apenas tuvo tiempo para reflexionar.
El Atlético le rechaza por dos veces
Tras sus primeros escarceos con el Fuengirola ficha por el Atlético de Madrid. Ángel Castillo lo descubre para el Atlético de Madrid cuando sólo contaba 13 años de edad vuelve a insistir ante el equipo rojiblanco, pero a pesar de las ofertas, siguió una temporada más en el Fuengirola, en categoría regional, hasta que Víctor Martínez formalizó su fichaje con el Atlético por cinco temporadas. Los dirigentes atléticos le matricularon interno en el colegio Buen Consejo, donde sería algo más que un ídolo escolar.
Su etapa como rojiblanco no puede comenzar mejor, y eso que no debuta hasta que no cumplió los 15 años. De aquí en adelante, su ascenso es espectacular. Su proyección es tan rápida como su juego. Del juvenil pasa al filial de Tercera, cuando aún no había cumplido los 16 años. El entrenador de este equipo no vio las grandes condiciones que el jugador llevaba dentro y el jugador estuvo un tanto marginado. Esta era la primera equivocación de una larga cadena de errores que impidieron que Juanito triunfara en el Atlético.
Cuando le cierran las puertas del Atlético, le intentan ceder al Calvo Sotelo, pero el jugador no acepta y retorna a Fuengirola cuando aún no ha cumplido los 18 años. Sin embargo, la llegada del alemán Max Merkel y sus deseos de contar con el jugador, hace que éste, que ante todo desea triunfar en la elite del fútbol, vuelva al club colchonero con el que firma unas nuevas condiciones: 250.000 pesetas de ficha y 22.000 de sueldo.
Lesión de tibia y peroné
Sin embargo, su sueño se desvanece pronto. Sólo viaja a los torneos veraniegos y en calidad de suplente. Y, lo que es peor, jugando contra el Benfica, a beneficio de los damnificados de Managua, en una jugada desafortunada se rompe la tibia y el peroné tras un choque con Henrique. Juanito tarda toda una campaña en recuperarse, y cuando lo hizo, en julio de 1973, Juan Carlos Lorenzo, a la sazón entrenador de los rojiblancos, no cuenta con sus servicios. Es la segunda vez que el Atlético rechaza al jugador y la segunda ocasión en la que se equivoca de forma rotunda, dejando escapar a unos de los genios que ha dado el fútbol español.
El Sevilla rechaza el ofrecimiento de los atléticos de acoger cedido al malagueño porque, según penaban, “estaba cascado”. Lo cierto es que mucha gente se estaba equivocando con el fino extremo. Todos hablaban de él, pero muchos, los que no le han visto jugar y actúan “de oído”, se equivocan. Por fin, José María Negrillo, un hombre que siendo entrenador del Madrileño pudo comprobar la calidad del jugador, decide llevárselo al Burgos. El primer año de Juanito en el conjunto castellano fue difícil, ya que el equipo estuvo a punto de descender.
Cumplida la temporada, el Atlético le da la baja definitiva y el malacitano ficha por el Burgos. Con Naya y Müller sobresale en el equipo burgalés. Juega un gran partido en Madrid, ante el Atlético, demostrando la equivocación del club rojiblanco al dejarle escapar. A este partido le suceden otras extraordinarias actuaciones que hacen que el seleccionador nacional, Ladislao Kubala, se fije en él y le lleva a Montreal. Juanito se convierte en un jugador codiciado por los poderosos. Sus días en el Burgos estaban contados.
Real Madrid, un sueño cumplido
Juan siempre confesó que, siendo niño, su equipo preferido fue el Zaragoza, pero con los años su gran ilusión se convirtió en ser jugador del Real Madrid. Así lo expresó muchas veces, incluso cuando el Barcelona llegó a ofrecer 50 millones por su adquisición y la de Manzanedo, entonces portero del Burgos. El 19 de Noviembre de 1976 ve cumplido, por fin, su gran sueño: fichar por el Real Madrid. Como él mismo reconoció posteriormente, “llegar a esta casa era cono tocar el cielo, pues prefería ante todo al Real Madrid como equipo y a Madrid como ciudad”. Sus palabras escondían un secreto anunciado a voces: El Barcelona también pujaba por él, pero el Madrid se le adelantó por muy pocos días.
El malagueño se incorpora al Real Madrid en la temporada 1977-78, debutando con la camiseta blanca en México, ante el Guadalajara. Ese mismo año juega su primer partido en el Camp Nou, de imborrable recuerdo. Aquel día Juanito formó parte de la delantera blanca junto a Jensen y Santillana. El extremo hizo un partidazo, colaboró de forma decisiva en dos de los goles y el Madrid ganó 2-3, rompiendo una racha negativa que duraba siete años. Todo ello a pesar de estar aún convaleciente del botellazo sufrido días antes en Belgrado, jugando con la selección, y en donde el combinado español obtuvo el pasaporte para a Argentina tras doce años de ostracismo sin participar en un Mundial.
Una década de blanco
En los diez años que militó en el Real Madrid, Juanito fue capaz de dividir a parte de la parroquia blanca en dos corrientes de opinión. De un lado estaban sus admiradores, defensores a ultranza del temperamento racial, puristas del quiebro individual, de la espontaneidad en el juego y en la palabra. Del otro lado, los que preferían para el Madrid un modelo encorsetado, más conservador, de hacer y no decir. Pero ninguno discutía que el andaluz era un buen jugador, “a veces grande”. Juanito fue centro de atención y protagonista de innumerables tardes de tertulia, en las que el aficionado blanco escrutaba hasta el más mínimo detalle y en las que cualquier particularidad de su juego era puesta a debate.
Su trayectoria en el Real Madrid está jalonada de tardes de gloria y de algunos momentos tristes. En sus diez años en el Club consigue dos Copas de la UEFA, cuatro Ligas, dos Copas del Rey, una Copa de la Liga. Además, fue subcampeón de la Copa de Europa (1981) y subcampeón de la Recopa (1983). A título individual obtuvo un “Pichichi” en la Liga con 17 goles (1983-84).
Juanito estuvo presente en las grandes remontadas conseguidas por el Real Madrid en el Bernabéu, aquellas que ya han pasado a la historia de las grandes gestas blancas. En el año 1980 fue el protagonista de la eliminatoria ante el Celtic, ya que tras perder 2-0 en Glasgow, un gol suyo (el tercero del equipo), en el partido de vuelta supuso el pase a la semifinal de la Copa de Europa. Estas inolvidables noches se repetirían, años más tarde, ante el Inter, Borussia y Anderlecht. Fuero grandes borracheras de fútbol, de goles y de alegría compartido por todo el madridismo, con Juanito, uno de los líderes del equipo, a la cabeza.
Aquellos malditos dos segundos
Pero en la carrera de Juanito ha habido dos momentos especialmente oscuros y en ambos la UEFA le sancionó duramente. El primero sucedió en Noviembre de 1978, en un partido de Copa de Europa, en un partido de Copa de Europa frente al Grasshoppers. Juanito perdió los nervios y agredió a un juez de línea. Estuvo dos años sin poder jugar en Europa.
El segundo lunar lo tuvo en Abril de 1988, ante el Bayern de Munich, también en la Copa de Europa. Juanito le pisó en la cabeza al alemán Matthaus y el árbitro del encuentro le expulsó del terreno de juego. Su temperamento impulsivo le costó una sanción que significaría el adiós definitivo a Europa y al Real Madrid. Sin embargo, prueba de su arrepentimiento instantáneo, de querer reparar en la medida que fuese posible, nada más llegar de viaje reunió al grupo de niños a los que impartía conocimientos en la escuela de la AFE y dirigiéndose a ellos les espetó: “lo que yo hice ayer, no lo hagáis nunca”.
Madridista hasta el final
Su despedida en el Real Madrid no fue como a él le hubiera gustado. Pero sería injusto que hoy le recordáramos tan sólo por esos segundos irrefrenables, por ese temperamento caliente que en ocasiones le traicionó. Juanito fue un jugador imprevisible, trabajador siempre, sufrido. Un hombre que sintió profundamente los colores del Real Madrid, que admitía, tiempo después de su despedida de la casa, el excelente trato que siempre tuvo el Club con los jugadores que vistieron su camiseta, y que nada como estar en el Bernabeu.
Juanito fue líder de un Madrid dotado de una impresionante fortaleza, de un tremendo espíritu que nacía de hombres tan raciales como Benito, Camacho, Stielike, el propio Juanito y otros más que ofrecieron “su vida” por el Club. Juanito, “aprendiz de todo y maestro de nada”, que gustaba definirse, era capaz de transmitir estos sentimientos porque sólo los que han llorado alguna vez sobre el escudo blanco pueden hacerlo. Con la cara por delante, sincero. Con la misma sinceridad que puso en sus últimas palabras con la camiseta madridista: “No se me van a caer los anillos por pasar del mejor equipo del mundo a un Segunda División. Me voy al Málaga, pero volveré algún día como técnico de la casa”.
Camino llevaba de ello, cuando un fatídico 2 de Abril (1992) la carretera segó la vida a uno de los hombres que más amó a nuestro Club, cuando había madurado y ennoblecido, como los grandes vinos, y el que pasito a pasito recorría, inexorablemente, el camino que le llevaría a ocupar el puesto que tanto anhelaba. Juanito se fue y nos dejó con el corazón roto en mil pedazos.
Internacional y despedida
Juanito debutó con la Selección nacional el 10 de octubre de 1976, en Sevilla, en un partido ante Yugoslavia. Jugó un total de 34 partidos internacionales en la máxima categoría, en los que marcó 8 goles. Participó en el Mundial de Argentina, en la Eurocopa de Italia y en el Mundial de España. En este campeonato disputó su último encuentro, ante Alemania. Tras este Mundial, Muñoz le relegó de la selección a pesar de encontrarse en un excelente estado de juego.
Fue un duro golpe para un hombre que había realizado grandísimos partidos con la selección, como los disputados en Wembley, ante Inglaterra, o en el Parque de los Príncipes francés. Juanito aceptó con resignación esta decisión, aunque le dolía no poder lucia más la camiseta nacional: “Mis hijos me preguntan por qué no estoy en la selección, y yo les digo que porque hay otros mejores”.
Fue un momento agridulce en su carrera internacional, peor que cuando sufrió el botellazo de Belgrado. Ocurrió en 1978, cuando al ser sustituido por Dani hizo un gesto con el dedo a la afición yugoslava. Recibió un botellazo y perdió el conocimiento: “Expresé lo que sentía. Obre mal. Afortunadamente, el botellazo me cayó a mí y en paz”. Así era Juanito.
El Mérida, su último destino
Juanito marcó su último gol con el Madrid ante el Nastic. Del Madrid se fue al Málaga, donde era considerado un héroe nacional. A su regreso al Bernabeu se sintió extraño jugando contra su “equipo de siempre”. El 4 de Junio de 1989 marcó un excepcional gol a Buyo de vaselina, desde 25 metros. Fue su penúltimo tanto. El último se lo hizo al Zaragoza, antes de retirarse el 27 de Junio de 1989. El maestro Curro Romero cortó la coleta en La Rosaleda al “pasmo de Fuengirola”. En su etapa malacitana disputó 71 encuentros y marcó 15 goles. García Anaya, presidente de la entidad andaluza, le nombró directo técnico del Málaga.
Rechazó ofertas para entrenar al Valladolid y al Burgos. Empezó el curso de entrenador, pero la morriña le llevó a reaparecer dos años más tarde con el modesto Los Boliches. Había perdido velocidad, pero seguía con el mismo talento de siempre. Tras esta breve etapa regresa a sus clases de entrenador, obtiene el título y acepta las oferta del Mérida para entrenar al equipo en Segunda División.
En Mérida se metió a la afición en el bolsillo y llevó al equipo al sexto lugar de la tabla clasificatoria. Como dijo Boskov, “Juanito estudiaba cada día un poco de cuantos entrenadores creía que podían enseñarle algo. Todo iba en su memoria para ‘el día que entrene al Madrid’. Hubiera sido aún mejor entrenador que jugador”.
Juanito estuvo casado con Mari Carmen Mira, con quien tuvo tres hijos: Juan David, Joaquín y Jennifer. Más tarde, contrajo matrimonio en segundas nupcias con Fernanda Encinas “Feiny”, madre de su hijo Borja.
Trágico final
Juan Gómez "Juanito" falleció en accidente de tráfico el 2 de Abril de 1992 cuando regresaba a la ciudad extremeña de Mérida donde entrenaba, poco después de presenciar un Real Madrid-Torino, correspondiente a la Copa de la UEFA. Su muerte supuso una enorme manifestación de dolor entre los aficionados madridistas que no lo olvidan.
Jorge Valdano, refiriéndose a la gran calidad humana y al carácter conflictivo de Juanito (con el que tuvo un conflicto siendo compañeros en el propio campo), resumió su vida con una frase: "todo lo malo que ha hecho cabe en 30 segundos". El recuerdo de Juanito sigue en los aficionados, que cada tarde cantan en el Bernabeu: "Illa Illa Illa, Juanito Maravilla"
Palmarés
5 Ligas de España
2 Copas de España
1 Copa de la Liga
2 Copas de la UEFA
3 Trofeos" Teresa Herrera
3 Trofeos "Santiago Bernabéu"
3 Inmortal Gerona
2 Ciudad de Palma
2 Ciudad de la Línea
2 Trofeo "Ciudad de Barcelona"
2 Festa D’Elig
1 Ciudad de Vigo
1 Milenario de Bruselas
1 Colombino
1 Concepción Arenal
1 Torneo "Ramón de Carranza"
Fue 34 veces internacional con la selección "A" de España y 2 veces con la selección Olímpica. En nueve ocasiones defendió la selección Juvenil.
En el Real Madrid jugó 284 juegos por la Liga, 50 por la Copa de España y 11 por la Copa de la Liga, 55 partidos por competiciones europeas además de 73 cotejos amistosos nacionales e internacionales. Marcó 153 goles
Fuentes consultadas:
Página web "Soy vikingo"
Página web no oficial club Real Madrid
Wikipedia
(EDUARDO GALEANO, escritor uruguayo)
(CHRISTIAN BROMBERGER, etnólogo francés)
(RONALDO, jugador brasileño)
Versos al Rocha Fútbol Club (Carlos Julio Méndez Blanco - Uruguay)
para que el mundo se asombre
Rocha, inscribiste tu nombre
por una hazaña impensada.
Es la historia que forjada
con disciplina y tesón,
amor propio y corazón,
en esa corta existencia
marcó siempre tu presencia
y el hambre de ser campeón.
En tus seis años de edad
-un niño entre veteranos-
demostraste a esos “decanos”
el valor de la humildad,
profesada en la verdad
de creer en tu pujanza
la que solamente alcanzan
los nacidos en el Este
que al ponerse la celeste
hasta el triunfo no descansan.
De visitante o local,
en diecisiete partidos,
mostraste tu poderío
cualquiera fuera el rival.
Y la gesta sin igual
poco a poco se forjó,
la gloria al fin se alcanzó
a fuerza de juego y gol
y aquí donde nace el sol
todo un pueblo la vibró.
A todos los jugadores
les tributo mi homenaje
agradeciendo el pasaje
para la Libertadores.
Serán o no, los mejores...
en la cancha se verá.
El deber cumplido está,
han ganado el Apertura
con muchos puntos de holgura
encima de los demás.
Y a esa nueva actividad
de Copa Internacional
habrá que encararla igual
con respeto y humildad.
Esgrimiendo la verdad
y argumentos conocidos,
nadie se dé por vencido
antes de rodar la guinda,
las bravas son las más lindas
pa’ un rochense bien nacido.
Las lágrimas de emoción,
-esas que mirar no dejan-,
cuando los pueblos festejan
nacen en el corazón.
Rocha saliste Campeón,
ganaste con hidalguía
y esa grandiosa alegría
sólo la podré olvidar
cuando vaya a descansar
al terminarse mis días.
En eso voy a presionar a uno de los suplentes, que se llamaba Paulo Isidoro, un negrito así chiquito que cuando corría no tocaba el piso. Voy a apretarlo y el tipo salió pisándola para atrás y mi metió un caño espectacular. Y la gente de afuera empezó con el “ole”. Entonces empecé a meter pierna fuerte y a ganar todas las pelotas divididas. Al rato, el entrenador Valdir Espinosa me llama y me dijo: "¿Usted juega siempre así?" Sí -le dije. "Entonces, va a ser ídolo en este club en quince días". Y ahí jugaban Cafú, Roberto Carlos, Zinho...
Goles (Antonio Dal Masetto - Italia/Argentina)
Un recuerdo de hace años.
Estoy en un tren suburbano que salió de Retiro con veinte minutos de atraso y en la primera estación vuelve a detenerse unos quince más. Los pasajeros comentan en voz alta, protestan. El único que parece no darse cuenta de nada es el flaco de piernas largas que está sentado trente a mí. Mantiene la radio portátil pegada a la oreja, escucha un partido de fútbol. Mira a través de la ventanilla y llora. Llora en silencio, sin gestos, inexpresivo. Las lágrimas ruedan por las mejillas y van a mojar la remera color crema.
Termina el primer tiempo y apoya la radio sobre el asiento. Advierte que lo estoy observando.
-Qué grande -dice.
-¿Qué cosa? -pregunto.
-El Bocha. Grande, grande. Bochini es lo máximo.
Saca un pañuelo y se seca los ojos.
-Siempre me hace llorar.
Suspira. Se sopla la nariz. Guarda el pañuelo en el bolsillo de la campera.
-La primera vez que lloré fue en mil novecientos setenta y tres. Esa tarde me escapé de la escuela y fui a ver por televisión el partido de Independiente con la Juventus. Jugaban en Roma. Los rojos iban en busca del título mundial. Veintiocho de Noviembre de mil novecientos setenta y tres. Faltaban unos quince minutos para que terminara el partido, menos de quince, y de pronto apareció el Bocha, agarró la pelota y no lo paró nadie, se fue solito hasta el fondo del arco de los tanos.
Se cierra la campera, se frota los brazos con fuerza.
-Cada vez que empiezo a hablar del Bocha y de Independiente me dan escalofríos.
Se para, golpea los tacos de los zapatos contra el piso, se despereza, vuelve a sentarse.
-Poco después de aquel partido con la Juventus tuve la suerte de conocerlo personalmente al Bocha. Mi padrino, el primero que me llevó a una cancha, el que me enseñó a amar a los rojos, me lo presentó en los vestuarios del club. Yo tenía doce años, el Bocha diecinueve. Fue algo increíble. Desde entonces jamás le fallé un partido. Voy de cualquier manera. A menos que jueguen afuera, como hoy. Bochini es único, el más grande, un adelantado.
El tren arranca y se detiene apenas salido de la estación. Se oyen las voces indignadas de los pasajeros.
-Tengo un amigo, un tipo grande, siempre me dice que De la Mata era mejor. Me cuenta cómo una vez, en la cancha de River, se apiló a siete y se la mandó a guardar. Yo no le discuto, pero después del triunfo con Estudiantes en la copa, cuatro a uno, lo encontré y lo paré en seco: "Ya sé, ya sé, no me digas nada, De la Mata era mejor, pero ayer Dios se puso la camiseta número diez y goleamos".
El tren da marcha atrás y regresa a la estación. Algunos pasajeros bajan, se juntan en el andén y tratan de averiguar qué está pasando.
-Y aquella noche del verano del setenta y ocho, jugábamos con Talleres, habíamos quedado con ocho hombres, y de pronto, cuando ya estábamos resignados, cuando todo parecía perdido, apareció el genio del Bocha. Lloré. Después vino la final del setenta y nueve, con River, y el Bocha se mandó dos goles. Dos. Y de nuevo lloré. Me acuerdo de otro gol para la historia, en el Monumental, perdíamos uno a cero, Bochini la agarró en nuestra área, el área del río, y se la llevó hasta el otro arco: uno a uno. En un ratito ya estábamos ganando dos a uno. Y otra vez a llorar.
Saca el pañuelo y se lo pasa por los ojos.
-Mi mamá se preguntaba por qué lloraba cada vez que ganaba Independiente y me mandó al psicoanalista. Pero nadie podía entender, ni mi vieja, ni el psicoanalista, ni los amigos, ni mi novia, que me dejó porque no aceptaba mi compromiso de los domingos con Independiente. ¿Cómo se hace para explicar ciertas cosas? Para ellos no significa nada que mi apellido tenga trece letras, igual que Independiente, o que el Bocha sea de mi mismo signo.
Se oye el silbato del guarda. Los pasajeros que habían bajado al andén se apresuran a subir.
-Cuando mi padrino se puso mal lo fui a ver a la clínica, no reconocía a nadie, le tomé la mano y me quedé un rato sentado al lado de la cama, le hablé al oído: "Padrino, ayer le ganamos a Ferro y el domingo nos toca con Boca, ya estamos a un punto del primero".
Me levanté para irme, llegué a la puerta y oí la voz de mi padrino que me preguntaba: "Jugamos en Avellaneda o en la Bombonera?". Fueron sus últimas palabras, murió esa noche.
Siguen unos minutos de respetuoso silencio. Una vez más el tren se pone en movimiento, deja atrás la estación, levanta velocidad.
-Ahí empieza el segundo tiempo -dice el flaco.
Se apoya la radio contra la oreja, se acomoda en el asiento y fija la mirada en las grandes nubes blancas inmóviles sobre el horizonte. El flaco se está yendo, me abandona, se va, se fue.
Ese es el recuerdo.
Pienso en la imagen de aquel flaco y, lo mismo que entonces, me digo que quizás, en alguna parte del mundo, también a mí me esté esperando uno de los tantos paraísos perdidos. El paraíso perdido que me corresponde. En alguna parte. ¿Pero dónde?
(cuento publicado en “El padre y otras historias”, Buenos Aires, Editorial Sudamericana , 2002)
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Pepe asegura que "el negro se derretía con aquellas palabras y permanecía manso durante el partido". El desconocido Píter fue, quizá, el único en la tierra que supo anular al rey del fútbol.
¿Conversaciones o saludos en la cancha con el contrario? Ni pensarlo si en frente estaba el centrocampista Alejandro Mancuso, ex jugador de la selección argentina, Vélez Sarsfield, Boca Juniors y los brasileños Palmeiras y Flamengo. Mancuso, a quien le acusaban de recurrir "a una buena patada" al comienzo del partido para que el rival "pensara dos veces antes de intentar regatearlo", reveló que quedaba "indignado" cuando sus compañeros abrazaban o dialogaban con "los enemigos" antes del pitido inicial.
De ternura, mucha ternura, pudo haberse valido el Rosario Central en 1975 para desvelar e inquietar a varios jugadores del Cruzeiro la víspera de un partido de la Copa Libertadores. "No puedo probar que las mujeres que llegaron esa madrugada al hotel para despertarnos fueron enviadas por los directivos del Rosario Central. Pero coincide con la advertencia que nos habían hecho: que eso ocurría con los extranjeros que llegaban a jugar en el Gigante de Arroyito", dijo el ex guardameta Raúl Plassmann.
El Cruzeiro tenía la ventaja de poder perder hasta por dos goles sin poner en riesgo su continuidad en el torneo, pero volvió a Belo Horizonte eliminado tras sufrir una auténtica paliza. "Hacia las tres o cuatro de la mañana escuché que alguien tocaba la puerta de mi habitación y me levanté para abrir. ¡Qué sorpresa me llevé cuando vi una mujer bonita, sensual, maquillada!", relató.
"Mi reacción fue muy profesional, a pesar del impacto que una escena de esas puede causar a un hombre que lleva varios días en una concentración", dijo el ex jugador del Sao Paulo, el Cruzeiro y el Flamengo, y ganador de la Copa Libertadores en 1975 y 1981. "Casi lloro el resto de la noche. Al día siguiente, después del partido, me arrepentí por haber rechazado a la chica", admitió Plassmann, quien supo después que otros compañeros fueron tentados por tres mujeres más.
(LEO BEENHAKKER, entrenador holandés)
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