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Señores, o ganan hoy, o me meto una botella de Coca Cola de 2 litros por el culo.

(LUIS ARAGONÉS, exprimentado entrenador español, dirigiéndose a sus jugadores -del Atlético de Madrid- en la final de la Copa del 92 contra el Real Madrid)

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David Arellano, hasta el último aliento

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No era él quien había inventado esa pirueta, pero nadie la dibujaba mejor. Liviano y de frágil contextura, el chileno David Arellano se acostaba en el aire, de espalda al arco, y voleaba hacia atrás por encima de su alma. Se identificó tanto con este gesto que todos creían que lo había inventado, aunque en el Sudamericano de 1916 la prensa argentina ya lo había bautizado como “chilena” después de vérselo a Ramón Unzuaga.
Había nacido en Santiago, en julio de 1902, y desde niño se enamoró de la pelota. Tanto que en la Escuela Normal ya era irremplazable en el equipo. Enrique Abello era inspector de la Escuela e integraba la Selección Chilena, y lo llevó a Magallanes, su club.
Su carrera fue ascendente. En 1919, con 17 años, Arellano debutó con Magallanes en la primera división. Era un pequeño insider izquierdo, lo que décadas después sería “el 10”. En 1924 le llegó la hora de debutar en la Selección, donde ya jugaba su hermano Francisco, y se destacó en el Sudamericano disputado en Montevideo. Chile perdió los tres partidos y quedó en último lugar: el único gol de su país lo anotó David.
Además era profesor de educación física, en una década en la que la cultura deportiva se expandió definitivamente en toda Sudamérica. Era muy sencillo y respetuoso, parecía tímido. Pero era un visionario: sabía de la importancia del deporte y junto a sus hermanos y un grupo de entusiastas decidió que la mejor manera de expandirlo era fundar un club. Fue así que en 1925 dieron nacimiento a Colo Colo, sin saber que pronto se convertiría en sinónimo del fútbol chileno.
Siguiendo su espíritu pionero, Colo Colo fue el primer equipo de Chile que se aventuró en una gira lejana: Ecuador, Cuba, México y Portugal fueron testigo en 1927 de la calidad del equipo. Después España lo recibió con asombro y admiración. Y fue Arellano quien popularizó la “chilena” en Europa.
Ya en la Madre Patria había vencido al Deportivo Espanyol, con el arquero Ricardo Zamora y todo, una leyenda. En cada presentación despertaba más interés y arrastraba multitudes. Así llegó el 2 de mayo a Valladolid para enfrentar a la Real Unión Deportiva en el campo anexo a la Plaza de Toros...
Como una postal de época, los colocolinos salen portando una bandera española; David, el capitán, encabeza la fila con un ramo de flores. La cordialidad se traslada al juego, pero enseguida los locales se ponen 2-0 con goles de Barbachón y Pipi-Bombo. La reacción no tarda: “como si recién despertase ‘El Indio’, empiezan a atacar con mayores bríos, con más pujanza, con más fiereza. ¡Pero una fiereza limpia, caballerosa! Fiereza del corazón”, rescata la crónica de Raúl Ahumada.
Subiabre descuenta y el ‘Negro’ González empata. Colo Colo quiere ganar y Arellano se luce. Su hermano ‘Pancho’ tira el centro, David salta a cabecear y choca en el aire con Hornia, el centrehalf. Una rodilla del español impacta en su vientre y él cae exánime. Un murmullo helado atraviesa la cancha. Arellano yace pálido, la camilla que entra, la ambulancia después, el silencio, el juego que se reanuda 11 contra 10... Los chilenos ya no piensan en el partido.
Vuelven al Hotel Inglaterra, donde David agoniza. En la noche, las palabras del médico destrozaron el alma de la delegación: sólo se espera el final, de nada valdría una operación, sería un milagro que se recupere de esa peritonitis traumática. Las horas pasan. Valladolid amanece, pero no despierta. Porque no durmió. Tampoco él, con los ojos entrecerrados y en un solo quejido, pese a los calmantes. No hay consuelo, el compañero, el amigo se está yendo. Todos miran el alba desde los ventanales del hotel, pero sus miradas no están allí; buscan, sin encontrarlos, los picos de la Cordillera en el horizonte, como si la patria fuese una madre que los proteja del dolor. Arellano implora una operación que lo salve. Dos de sus hermanos, también del club, buscan a otro médico.
El sol no salió. Llueve en Valladolid. David despierta y pregunta cuándo lo operan, el doctor contesta con un silencio mortal. Lloran. Tratan de consolarlo, pero David pide un sacerdote para confesarse. Y se va.
Pasaron ocho décadas, pero en cada grito de gol, en cada alegría por un nuevo campeonato, Colo Colo lleva sobre su corazón el luto perpetuo en memoria del querido David Arellano.

(artículo escrito por Pablo Aro Geraldes a quien agradezco infinitamente su autorización para reproducirlo en este blog)

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-¿Hay complicidad con el negocio por parte de los medios?

-En la televisión hace mucho tiempo que se perdió todo. El último bastión fuerte de crítica, más allá de la ironía y la acidez que manejábamos, fue “Fútbol Prohibido”. ¿Qué pasó? La realidad es que si uno quiere hacer un programa sobre fútbol, independientemente de Torneos y Competencias, no tiene las imágenes. Por otro lado, los gerentes de marketing y comercialización les ganaron la batalla a los gerentes de contenidos. Si el periodista no vende algo, dejó de ser periodista. “Te pago, si me vendés”, y hay muchos periodistas que se han entregado a ese mecanismo.

-¿De qué forma?

-Te doy un ejemplo: a la pelota no se le pega con tres dedos, se le pega con cara externa. Nadie puede bajar esos tres dedos para pegarle a la pelota. Si los bajás, te los quebrás, ¿estamos? Eso es un invento. ¿Por qué cree que lo critican tanto a Pipo Gorosito? Lo matan porque se está uniendo al discurso del Flaco Menotti. Gorosito ya lo dijo: “Yo juego como él, yo leo una nota de él y me vuelvo loco”. Entonces, ya está. Encima, se le fue de Chicago a Niembro y éste tiene hasta el 2014 para pegarle.

(NORBERTO “Ruso” VEREA, ex arquero del ascenso argentino, columnista en programas de radio y TV, en declaraciones al diario “Página 12” del domingo 31 de Agosto de 2003)

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En la Argentina se corre y se mete mucho. Es un fútbol en el que parece que estuvieran todos enojados.

(JORGE VALDANO, ex jugador, escritor y periodista argentino dando en 1995 una definición de nuestro fútbol)

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Cuando él entra sé que mi equipo va a ganar.

(VALERI NEPOMNIACIJ, técnico ruso, refiriéndose a Roger Milla, veterano centrodelantero de la selección de Camerún en Italia 90)

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Tristemente Mago (Pedro Valle - El Salvador)


De la raíz de la noche
surgió con paso seguro,
desequilibrando al tiempo
con la finta del talento.

Fiesta que nace en los pies,
balada del único hombre que trasciende geografías
con el sol de la nostalgia.
Artista entre multitudes,
regalando hermosas tardes
junto con flores nuevas en la garganta del viento.

Van Goh de los amarillos,
entre la luz y la sombra siempre ganas el partido
en el estadio de la vida.

Regresa de los mares, singular conquistador,
con tu generosa estrella en lo alto de los sueños,
para todos los que tienen una patria de dolor.


(Poesía dedicada a Jorge "Mágico" González y extraída del poemario “Del fútbol y otros lugares del asombro”, ganador de los Juegos Florales de Chalatenango, 2006)

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Tributo a Johan Cruyff

Al fútbol se juega con el cerebro (Johan Cruyff)

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¿Cuál es el fútbol de todos? No creo que haya uno, pero sí siento que hay un fútbol que le gusta a la mayoría.

(ALFIO "Coco" BASILE, director técnico de la Selección Argentina, dando esta definición en 1999)

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Está en un momento mágico. Es capaz de curar a un enfermo sólo con tocarlo.

(ZBIGNIEW BONIEK, ex internacional polaco, refiriéndose al goleador de Italia en el Mundial de 1990)

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Chilavert


Me enfrento al partido Paraguay-España con el interés añadido de contemplar el comportamiento de Chilavert, un guardameta que prepara los partidos de fútbol como Cassius Clay (o Muhammad Alí, para los amigos) preparaba sus encuentros de boxeo. Alí le comía la moral al adversario prometiéndole convertirle en puré transformable en pienso compuesto para gallinas infelices, y había que ser o muy tiarrón o muy tonto como para subir al cuadrilátero con los congojos en su sitio y medida. Chilavert preparó el partido contra España cebándose en Casillas, al que prometió meterle dos goles sin salir de su propia portería, según la misma magia empleada por Helenio Herrera cuando prometía ganar los partidos sin que su equipo bajara del autocar.
Pero nada más planteado el encuentro, Chilavert abrazó a Casillas y estuvo tan cariñoso con él que yo diría que le estaba cantando un bolero, y Casillas, que es demasiado joven para que un colega le cante boleros al oído, trataba de salir del meloso acoso con la entereza presumible en un portero español y además del Real Madrid. Pero Chilavert siguió con los boleros y le regaló un gol a España y un penalti, y trataba de cantarle otro bolero a Raúl, más avezado en cantables que Casillas y que lo escuchó con la sonrisa plena, desde la seguridad de que Hierro no fallaría y se iba a producir el tres a uno a favor de la selección española. No sólo estuvo Chilavert cariñosísimo con los jugadores españoles, sino que en sus salidas como portero escoba, es un decir, sólo confirmó su propia peligrosidad, una peligrosidad objetiva, tanto por los kilos excesivos como por las estadísticas, donde se demuestra que Chilavert, cuando sale de su territorio étnico, el área, es más un espectáculo que una amenaza.
Consiguió tirar un saque libre contra la portería de Casillas, no mal lanzado pero sí algo lánguido, abolerado diría yo, y el portero español lo paró con discreta suficiencia; tampoco era cuestión de humillar al adversario. Pocos se explicaban por qué el feroz Chilavert se había convertido en el más importante amigo de la selección española, y hubo quien intuyó una operación de imagen de cara al mercado futbolístico español, especialmente el barcelonés, donde Van Gaal es potencial fichador de todos los porteros globalizados, incluso de los que están en fase de liquidación de fin de temporada, dentro de una enigmática operación de coleccionismo de porteros que forma parte de la más inesperada y por ello inteligente estrategia del equipo Gaspart.
No consigo complicidades con este campeonato del mundo matinal y secuestrado por la televisión privada. Menos mal que miles de coreanos, del Actor's Studio local, todos los días consiguen excelentes mimesis de todos los Manolos del Bombo nacionales.

(extraído del excelente libro “Fútbol: una religión en busca de un Dios” de Manuel Vázquez Montalbán, Ed. De Bolsillo)

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Entre las historia curiosas del mundo del fútbol hay una sucedida a mediados de la década del 90 en la Romadera (estadio del Real Zaragoza) que es además de curiosa muy divertida. Si hacemos memoria, años atrás Carlos Bilardo entrenaba al Sevilla español y en dicho equipo jugaba Diego Armando Maradona.
En un momento del partido que en Febrero de 1993 enfrentaba al Sevilla con el Deportivo La Coruña se dio una jugada polémica, y Bilardo exclamó aquel famoso “písalo” refiriendose a que pisaran a un jugador del equipo rival antes de correr en su ayuda. La historia viene a colación pues tiempo después se enfrentaban en un partido de Copa UEFA el Zaragoza contra un equipo inglés (del cual no recuerdo el nombre), el partido se jugaba en la Romareda (Zaragoza) y ya es sabido el carácter de los hooligans ingleses… al rato empezó el desparramo y los incidentes provocados por los británicos, como de costumbre. Es entonces cuando salta la policía y empiezan a golpear hooligans y los seguidores del Zaragoza a coro cantaron la famosa frase de Bilardo: “písalo, písalo, písalo…”, motivando a la policía para que le diera más fuerte. Lo gracioso es que los ingleses entendieron “paz y amor”, como aquella famosa canción de John Lennon, si uno dice “písalo” de forma rápida y sabiendo que eran miles de personas lo que los cantaban, se puede advertir como parece que dice “peace and love” (paz y amor).
Al día siguiente los periódicos ingleses destacaban el buen carácter y bonomía de los seguidores del Zaragoza.
Si supieran la verdad…

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No estoy viejo ni mucho menos. Me retiro porque el exceso de carnes me decreta una jubilación obligatoria.

(MANUEL SEOANE, ex jugador de fútbol argentino de la década del '30)

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Los alambrados en los estadios argentinos son bastante altos Yo digo que no hay que penar al que toma la pelota en la tribuna y se la lleva. Hay que penar al que la pateó a la tribuna. Hay que decirle: "Pibe, a esta pelota la pagas vos".


(CARLOS BILARDO, director técnico de fútbol y comentarista de Radio y TV)

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San Gennaro (Rafael Bielsa - Eduardo Van der Kooy)



-Jorge -le dijo Marcela por el intecomunicador-, te llama el profesor Gennaro. Me parece que es del exterior.
-¿Qué profesor Gennaro? Yo no conozco a ningún Gennaro-.
En ese preciso instante le vino a la memoria el cuerpo bajo y romboidal, con las espaldas sumarias, los piecesitos de bailarina de caja de música, el enorme vientre hemisférico, y aquellos párpados semejantes al abombado telón de un escenario, que él subía y bajaba y volvía a subir lánguidamente. Lo había conocido en Nápoles, en Julio de 1990, antes del Mundial de Italia, y le había quedado debiendo cincuenta mil liras, cerca de cuarenta dólares. Cuatro años después, a días viajar al Mundial de Estados Unidos, el profesor Gennaro esperaba al teléfono desde el otro lado del Atlántico.
-¿Qué le digo, Jorge? -insistió Marcela.
-Nada, pásamelo.
En Abril de 1990, Maradona había consagrado por segunda vez al Nápoli monarca máximo del fútbol italiano. Tres meses más tarde, Argentina debía continuar su rueda clasificatoria en Nápoles. Había debutado, perdiendo sin misericordia por uno a cero contra Camerún en Milán; ahora la esperaban Rusia y Rumania en el sur de la Península.
Jorge y Federico, su hijo, llegaron a Nápoles a las once de la mañana, con tiempo de sobra como para sacar las entradas. La camiseta argentina de Federico con el diez en la espalda era el salvoconducto con el que obtener información sobre el mejor modo de llegar al estadio San Paolo, sonrisas de simpatía, y hasta una millefoglie de regalo, exquisita pasta cubierta de crema espesa y azúcar impalpable que les ofrendó una enana con su manita lóbrega y arrugada. El mágico nombre de Maradona, y todo lo que estuviese dentro de su área de atracción, producía portentos.
-¡Hola, Gennaro, cómo estás! -lo saludó Jorge, con una mezcla de ímpetu y de mala conciencia-. Me alegra mucho escucharte.
-Ciáo, Giorgio, anche a me' fa piacere ascoltarte.
Jorge recordó que llegados al exterior del San Paolo, se encontraron con que había un par de ventanillas abiertas, y algo así como una lombriz solitaria integrada por miembros de la camorra revendiendo entradas. Hicieron la cola, y al tocarles el turno comprobaron, irremediablemente, se habían agotado los biglietti. Antes de que la última vocal de la negativa se apagara una veintena de revendedores los rodeó, con una paleta de ofertas que excedía todo lo imaginable: ubicación en la "Curva A", en la "Curva B", almuerzos en la trattoría Pasqualino, mujeres adolescentes de Pozzuoli, la patria de Sofía Loren, paseos en la Circunvesub, adolescentes marroquíes venidos del Sahara y de las montañas del Atlas, alojamiento cerca del Pendino di Santa Barbara, taralli dulces recién sacados del horno incandescente.
Cuando casi habían comprado las entradas a un muchacho al que la desesperación hacia persuasivo, se escuchó una voz con el timbre graso y alquitranado del fumador de toscanos: "gli amici son argentinos, de la patria de Diego. Que paguen lo que es justo, y denles "Curva B", que es donde están los amigos de los amigos". Jorge y Federico se dieron vuelta, y allí estaba Gennaro, que con una reposada mirada de sus ojos de escuerzo dirigida al vendedor perfeccionó la operación de modo inapelable. Professóre Gennaro Sgádari di Lo Monaco, piacere, se presento. "¿Qué piensan hacer hasta la hora del partido?"
Como no eran más de las doce, Jorge y Federico aceptaron la invitación de Gennaro, subieron a su auto, y se dispusieron a conocer la ciudad a la que cada cincuenta años llega el viento negro, el chiorni vetier, desde el pueblo de Constantinovka, de las tierras cosacas del Dniéper, para teñir lo que toca de color negro y de tristeza.
Al pasar por el número 28 de la Via Butera detuvo la mácchina, señaló un palacete con una fachada del siglo XIX que daba a la propia Via Butera, y otra del XVIII que daba al paseo marítimo del norte, y con voz ceremoniosa anunció que se trataba de la casa de Diego. En la parte que enfrentaba el mar tenía una terraza alta y amplia con una vista magnífica de la bahía. El profesor Gennaro les contó a Jorge y a su hijo que él conocía la casa, que tenía una escalera de mármol rojo y dos bibliotecas: la especializada en Historia, en una habitación amplia del segundo piso, y en el piso de abajo (donde Claudia convocaba a sus tertulias sobre lírica) la que albergaba las vitrinas con los libros de literatura. "Esta es la que prefiere Diego, y lo he visto con mis propios ojos -alta la noche- leyendo detrás de las cortinas movidas por la brisa del mar recamado de escamas color vino, que, es el verdadero color del mar según Homero", rememoró Gennaro. Jorge torció hacia abajo las comisuras de la boca, como un Buda agrio, pero no dijo nada porque pensó que a fin de cuentas el hombre era local, y debía saber de lo estaba hablando.
Viajaron otros cinco minutos, y llegaron a la casa de la Via Ruggero Settimo, donde vivía Lila Iljascenko, la seconda moglie de Diego. "Allí cantan a dúo canciones rusas con un piano desafinado", añadió el profesor, “y Diego guarda sus propios libros que ha mandado encuadernar, la única extravagancia que se permite, además de ir personalmente al mercado a comprar unos calabacines que le gustan”.
¡¡¡¿¿¿Cantan a dúo???!!! -preguntó Jorge, a quien esto ya le pareció demasiado-.
El Profesor Sgádari di Lo Monaco, con un mohín benevolente, lo amonestó: Cave obdurationem cordis, ¡ojo con la dureza del corazón!
Cuatro años después, el hilo telefónico reproducía con fidelidad la voz de Gennaro. ¿Vas a la Copa? -Seguro -contestó Jorge-, salgo para los United States en unos días. Instantáneamente recordó el encuentro entre el propio Maradona y el profesor.
"Venía del mercado con una bolsa tejida y los calabacines dentro, y lo saludé al pasar: '¡Salve, Maestro!' Maradona se detuvo, cambiamos unas palabras, y me recitó un fragmento de un poema de Drinkwater, con algún error de traducción, debo decirlo, pero también muy hermoso. 'Ahora el dolor lastra mi sombra' dijo con sentimiento, y no está nada mal / habitar con mis padres donde ni el miedo ni el cariño / pueden ya alcanzarme, ni el rencor de los hombres ni mi atormentada culpa, / mientras el musgo urde despacio el final de mi nombre olvidado".
También recordó las cincuenta mil liras que le debía a Gennaro.
"Entonces, si vas al calcio, podemos encontramos en América". Evasivo, Jorge le respondió que tenía entendido que la sede de Italia era Nueva York, y la argentina Boston.
"¡Ma' qué Italia ni qué Nueva York! ¡Nosotros vamos a Boston! Viajamos con Renato Montuorí, il capo de los ultras de la "Curva B". ¡Maradona! ¡Vogliamo vedere ancora una volta Maradona!'
El olor a sahumerio, a hierbas votivas del corazón del bosque casi podía olerse a través del teléfono. Como sucede con las religiones jóvenes, el regocijo del corazón es todo el propósito que anima la existencia.

(Este relato se publicó en el libro "La vida en Rojo y Negro" de Rafael Bielsa y Eduardo Van der Kooy, Catálogos, 1999)

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Así se arenga a un plantel!!!

* Carlos Manta, D.T. de Tacuarembó, 1º División del fútbol de Uruguay

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Mire, Ramos Delgado, yo reconozco sus virtudes técnicas y las defiendo. Pero en el área no me juegue la pelota, tírela lejos, mándela a la tribuna. No importa que lo silben, porque yo lo voy a aplaudir. Usted juega para mí, para el equipo. Deje que los otros griten, que la tabla de posiciones se hace en silencio.

(RENATO CESARINI, recordado ex jugador y técnico ítalo-argentino, dando esta definición en 1970 al excelente defensor de paso por el fútbol argentino y brasileño)

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En el fútbol cada vez hay menos tiempo y menos espacio. Por eso cada vez son más necesarios los jugadores técnicos. Con la técnica se gana tiempo.


(OSCAR WASHINGTON TABÁREZ, técnico uruguayo)

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La canción del brazalete (Inglaterra)


Su brazalete lo demostraba
él era un 'red'
Torres, Torres
Nunca caminarás sólo, decía
Torres, Torres
Compramos al chico
en la soleada España
Agarra el balón
y marca de nuevo
Fernando Torres
es el número 9 del Liverpool
Na Nar, Na Nar, Na Nar...
Fernando Torres


"The Armband Song" es la canción que los hinchas del Liverpool FC, The Kop, han creado para homenajear a Fernando "El niño" Torres. El delantero esta teniendo una extraordinaria temporada en Inglaterra y hay detrás de esta canción hay una curiosa historia.
Mientras militaba en el Atlético de Madrid, y era su capitán, llevaba inscrito en su brazalete las palabras “You´ll Never Walk Alone”, lema del club ingles que, paradojicamente, le fichó posteriormente. Este hecho ha sido la base para realizarle al futbolista español la canción que ahora corean los seguidores de los "reds" a su nuevo ídolo.

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¿Es verdad que una vez te negaste a ser suplente de Fillol?

Algo así. Fue en 1987, el “Coco” Basile estaba en Racing. Yo me vine para acá, arreglé mi situación económica y fui a hablar con Basile. El Coco me advirtió: “Mire pibe, aquí el titular es Fillol”. Enseguida pensé: así no voy a tener la chance de nada, ni siquiera de pelearla. Entonces le dije al “Coco”: “Le agradezco mucho, pero yo no soy suplente de nadie”. Y me volví a Córdoba.

¿El gol más bobo que te comiste?

Uno de Craviotto, en la cancha de Estudiantes, en la época de Menotti. La pelota me picó adelante, tomó un efecto rarísimo, yo salté y me pasó por arriba. Craviotto estaba atrás y metió la cabeza. Los medios me mataron. A los pocos días me crucé a Amadeo Carrizo por el club y me la dejó bien clara: “No se preocupe pibe, todavía se va a comer 300 goles bobos más, el tema es que no sean todos en el mismo partido”.

¿Alguna vez te agarraste a trompadas con un compañero?

Me pegaron. Linda piña me dio en Talleres Tévez, un negro grandote como de tres metros. Estábamos discutiendo, jetoneando y me metió una piña terrible. Me bajó los humos. Yo era de pelearme bastante en esa época.

(ÁNGEL DAVID COMIZZO, ex arquero del fútbol argentino, en un reportaje publicado en la revista “El Gráfico” en Mayo de 2002)

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Puedo garantizar al pueblo colocolino que no hay por qué preocuparse.

(PETER DRAGICEVIC, ex Presidente de Colo Colo, una semana antes de la quiebra de esa institución en Enero de 2002)

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Era un partido que se podía ganar, por eso estoy dolido. Hay un montón de cosas que me gustan y otras que no.
Ayer
(por el domingo), con los chiflidos a su hijo y los cambios que hizo, los hinchas dieron su reprobación y yo la comparto.
La silbatina a Emiliano
(hijo de Díaz) -que es un chico excelente, muy querido por el plantel- es una injustia, pero creo que Ramón le hace muy mal al ponerlo. Creo que no está para la primera de San Lorenzo.
A Ramón lo quiero muchísimo y lo respeto, pero me duele cuando habla de River. Me gustaría que cuando le preguntan diga:
‘de eso no hablo mientras esté en San Lorenzo’.

(MARCELO TINELLI, empresario y conductor televisivo argentino "atendiendo" al DT de San Lorenzo, Ramón Díaz, tras la derrota del fin de semana de San Lorenzo frente a Argentinos Juniors por 1-2)

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Argentino Geronazzo (Argentina)


Argentino Geronazzo se inició en las inferiores del club Vélez Sarsfield como volante central en donde llegó a jugar en Primera División. En el equipo de Liniers jugó desde 1952 a 1954, 13 partidos y convirtió 13 goles. Luego pasó al Nápoli de Italia y sin escalas recayó en el Argentino de Quilmes en 1958.

Integró el plantel del "Mate" de 1958 y 1959 que disputó el Torneo de la 2ª División de Ascenso. Con la celeste y blanca jugó 28 partidos y marcó 1 gol (el 9 de Mayo de 1959, frente a Flandria en Cancha de Quilmes en el triunfo Mate por 4 a 2).
Cabe destacar que Argentino de Quilmes, tanto en la temporada 1958, como en 1959 obtuvo consecutivamente el subcampeonato de la 2ª División de Ascenso.

Lo cierto es que Argentino Geronazzo trascendió en el mundo del fútbol como entrenador. Fue un técnico innovador en sus tiempos, con inquietud por la táctica, fue uno de los primeros que comenzó a pensar en el rival, por eso mandaba a espiar a los equipos contrarios, algo totalmente desusado por aquel entonces. Dirigió numerosos equipos de Primera, trabajó en el Cuerpo Técnico de la Selección Nacional encabezado por Osvaldo Zubeldía en 1966 y armó el equipo de Chacarita Jrs. que obtuvo el campeonato Metropolitano 1969 pero dejó el cargo poco antes que finalizara el certamen.

Además, se convirtió en uno de los grandes teóricos del fútbol ya que es autor de varios libros sobre técnica y táctica del balompié. Entre los títulos más conocidos se encuentra “Táctica y Estrategia del Futbol” escrito en coautoría con Osvaldo Zubeldia.

Pero sin duda, Geronazzo ha sido un personaje singular y sus anécdotas lo pintan de cuerpo entero. Tal es así que en una oportunidad, el hombre sintió que el fútbol lo tenía cansado y entonces decidió que sólo iba a dirigir en clubes que estuvieran en un radio no mayor a 30 cuadras de su casa para poder dormir la siesta. Entonces tomó un mapa de Buenos Aires y con un compás trazó un círculo de treinta cuadras de radio, haciendo centro en su domicilio. Cada vez que lo venían a ver, consultaba el mapa. Si alguien lo tentaba y estaba a más de la "distancia mínima” le agradecía a los dirigentes y les decía “Lo siento, pero no puedo aceptar”, sin dar más detalles.

Eran famosos sus desplantes y respuestas descabelladas. En una ocasión, un interventor de la Asociación del Fútbol Argentino lo tentó telefónicamente para hacerse cargo de la Selección Nacional. Sin rodeos, Geronazzo le dijo “No doctor, por favor, charlemos otro día y a otra hora... Es que en ese momento estaba haciendo la siesta”.

A raíz del título que Chacarita obtuvo en el 69 y siendo el factótum de aquel palmar, un periodista le preguntó a Argentino Geronazzo sobre la receta del éxito. A lo que el DT contestó "La primera vez que los vi me dije… Ningún equipo puede jugar bien si tiene más de 30% de bobos...bajé el porcentaje y fuimos campeones..."

Otra de Geronazzo. Dirigía a Chacarita en una jornada en que su equipo jugaba en forma horrible. Al finalizar el Primer Tiempo encaró a los jugadores. Les pidió que se calmaran y para sacarles tensiones les dijo que jugaran tranquilos “para divertirse”. E insistió “No les pido que ganen sino que traten bien la pelota y procuren reivindicarse del desastre que hicieron en la primera parte. Nada de apretar los dientes, quiero que se suelten, que jueguen”. Al dejar el vestuario para ir a la cancha se cruzaron con el presidente del club que, para alentarlos les gritó “Vamos Chaca, garra y corazón”. Geronazzo lo increpó indignado y le preguntó “¿Quién es usted para darle instrucciones a los jugadores?”. El sorprendido dirigente le contestó: “No les di instrucciones, sólo les dije que pusieran corazón”. “Justamente -replicó el técnico- es todo lo contrario a lo que les pedí yo”.
Geronazzo fue un personaje sin par y es innumerable la cantidad de ocurrencias y anécdotas que lo tuvieron como protagonista, aquí enumeramos algunas de las más conocidas:

Un día lo llamaron de Independiente de Avellaneda, era un día muy caluroso y Geronazzo fue en camisa. Conversó en la sede con la comisión directiva y a los dos o tres días uno de los dirigentes le comunica que no lo van a contratar. Geronazzo preguntó el motivo. "Y... no lo vamos a contratar porque usted vino a la reunión en mangas de camisa...", explicó el dirigente Y Geronazzo respondió: "¿Cómo querían que fuera? ¿Con saco, corbata y sobretodo?"

Posteriormente estuvo como técnico en Independiente, le faltaban elementos, todos los días Geronazzo reclamaba lo que necesitaba. Especialmente, veinte pelotas para entrenamiento. Siempre le daban diez. Vuelta a reclamar. Y vuelta a darle las mismas diez. Un día se cansó. Agarró las diez pelotas, las pateó a las vías del ferrocarril y se fue. Nunca más apareció por el club.

Se hizo cargo de la AFA el doctor Porri. Y antes de llamar a Pedernera para que tomara la selección, en vísperas de las eliminatorias del último mundial, lo llamó a Geronazzo. Eran las dos de la tarde. Geronazzo atendió el ofrecimiento, que habría enloquecido a cualquier técnico, y le contestó: "No, doctor, por favor... Conversemos otro día y a otra hora. En este momento estoy haciendo la siesta..."

Geronazzo dirigió a Gimnasia. Perdieron un partido en La Plata y antes de salir del vestuario les avisaron a Geronazzo y a los jugadores que afuera los esperaba una barra brava. El técnico hizo entonces una invitación: "Muchachos, sólo nos puede salvar una cosa. Salgamos todos juntos y les damos una buena tunda...". Dicho y hecho. Geronazzo salió al frente seguido por sus jugadores y corrieron a los hinchas a lo largo de varias cuadras...

Otra vez, los hinchas “triperos” lo siguieron hasta la estación de La Plata y al verlo solo lo rodearon. Ellos no sabían que Argentino Geronazzo estudió karate. Lo supieron cuando se puso de espaldas a la pared, empezó a meter planazos y comenzaron a volar hinchas...

Dirigía a Deportivo Morón y un día les anunció a sus jugadores: "Esta semana se portaron mal y están todos sancionados. Como castigo van a tener que jugar contra Estudiantes de La Plata...". Los "pincharratas" se estaban preparando para una final de Copa y Zubeldía le había pedido el equipo para un partido de entrenamiento...

Geronazzo estaba en Chacarita y lo fue a ver un jugador para pedirle un permiso especial después de un partido. En vez de volver el martes al entrenamiento, quería tomarse un día más y volver el miércoles. "Como no", le dijo Geronazzo, "vaya. Y no vuelva más..."

Una tarde que Chacarita protagonizaba un encuentro muy malo se fue de la cancha. Recién apareció cuando terminó el partido. Otra vez que Chaca jugaba por el promocional contra un equipo sanjuanino, viendo que el partido era muy aburrido, se acostó a dormir en el banco de los suplentes...

Fuentes bibliográficas

- Argentino de Quilmes: 100 años de fútbol criollo. Raúl Herrera. Editorial "Tiempo Sur"
- Sitio web no oficial del club Argentino de Quilmes "Unidos por el Mate"
- ABC del Ascenso de Olé - Tomo 3
- Sitio oficial de la Asociación del Fútbol Argentino
- Revista “El Gráfico” Nº 2106 (03/02/1960)
- Revista “El Gráfico” Nº 2731 (08/02/1972)

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A usted, según tengo entendido, le gusta mucho el fútbol, ha escrito sobre fútbol, también tengo entendido. ¿Le hubiera gustado ser jugador de fútbol?

Sin duda. Como todos los bebés del Uruguay yo nací gritando "¡Gol!", por eso las maternidades aquí son insoportablemente ruidosas, porque todos los bebés gritan "¡Gol!" al nacer. No pude realizar mi vocación, y entonces, lo que no pude hacer con las piernas, porque era un "patadura" irremediable, lo hice con las manos.
Escribí un libro de fútbol, que se llama "El fútbol a sol y sombra". Y no me fue nada mal con el libro, por suerte. En las canchas fui una desdicha de la patria, pero escribiendo no me fue tan mal.


Hablando del vínculo entre literatura y periodismo, que para usted es más o menos la misma cosa, también entre fútbol y literatura se llevan bien, ¿no?

Sí, ahora, por suerte, se están superando los viejos prejuicios que impedían el encuentro entre la literatura y el fútbol, porque eso abarcaba todo el abanico de las opiniones, de las ideas, desde la extrema izquierda hasta la extrema derecha.
Para la derecha, el fútbol era la prueba de que el pueblo pensaba con los pies, y para la izquierda el fútbol tenía la culpa de que el pueblo no pensaba. Entonces había como una unanimidad involuntaria en torno al tema, que divorciaba al fútbol del mundo intelectual en general.
Los escritores iban con vergüenza al fútbol, escondiéndose como Humphrey Bogart, bajo el sombrero y la gabardina. Y hoy por hoy eso ha cambiando, por suerte, gracias a unos cuantos escritores que han escrito, como mi gran amigo el "gordo" Osvaldo Soriano, libros sobre fútbol estupendamente escritos.


¿Para escribir hay que leer mucho?

Hay que saber ver, tener muchos ojos en el cuerpo, hacer con las letras lo que Maradona hacía con la pelota, porque él también tenía muchos ojos en el cuerpo, entonces veía con la nuca, con la espalda, con los pies. Y el escritor también. El escritor es buen escritor cuando sabe ver más allá de lo que se ve, y ofrece lo que ve a los demás para ayudar a ver.

(entrevista al escritor uruguayo Eduardo Galeano en el portal digital “BBC Mundo” del domingo, 2 de Julio de 2006)

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Nunca habrá otro Pelé. Mi padre y mi madre cerraron la fábrica.

(EDSON ARANTES DO NASCIMENTO "Pelé" y la humildad a la que nos tiene acostumbrados)

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Nací con el regalo natural de dejar la pelota en la red y nunca me interesó hacer mucho más.

(JIMMY GREAVES, infalible goleador británico de la década del '70)

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EL BOMBILLO - Club Sport Emelec (Ecuador)


El Club Sport Emelec, es un club deportivo de la ciudad de Guayaquil, provincia del Guayas, Ecuador. Fue fundado en el Barrio del Astillero el 28 de abril de 1929 por el norteamericano, George Capwell. Su principal deporte es el fútbol, el más popular en el país, y juega en la Serie "A" Ecuatoriana, máxima categoría nacional, la cual ha ganado en diez ocasiones.

Disputa el llamado "Clásico del astillero" ante el Barcelona, club de la misma ciudad con quien mantiene una gran rivalidad histórica. Su barra brava se llama la "Boca del Pozo" y es conocida por ser la primera de este tipo que apareció en el país.

George Capwell llegó a Guayaquil proveniente de Cienfuegos, un estadounidense que sería Superintendente de la Empresa Eléctrica del Ecuador. Inmediatamente observó que el deporte despertaba gran pasión entre los empleados. Entonces, decidió convocar a una Asamblea y junto con otros deportistas, amigos y empleados de la empresa eléctrica, como Nathan Meyers, Víctor Peñaherrera, Octavio Arbaíza Marquez de la Plata y Rigoberto Alvarado, decide fundar un club deportivo al que se le puso el nombre de la Empresa Eléctrica del Ecuador: Emelec. El apodo "Bombillo" (foco) está intimamente ligado a esta empresa eléctrica así como "Los eléctricos" otro de los sobrenombres con que se conoce a este grande del fútbol ecuatoriano.

Según consta en el Acta de Fundación, la primera Junta de Socios se realizó el 28 de Abril de 1929, fecha en la que nació una de las más grandes instituciones deportivas del país. Desde sus inicios el club contaba con equipos de natación, béisbol, boxeo, básquetbol y atletismo. Dado a que su fundador, George Capwell, tenía predilección por el béisbol, su idea no fue formar un club deportivo que se centre en el fútbol. A pesar de esto, posteriormente se incorporó a este último deporte, porque no le quedó otra que engancharse a la pasión de multitudes. El 7 de Junio de 1929, el equipo de fútbol de Emelec se afilia a la Federación Deportiva del Guayas e ingresa a la Serie "C", donde debuta el 24 del mismo mes, con una derrota de 2 a 1 frente a Gimnástico Ecuador. Después, Emelec ya contaba con un equipo de béisbol, donde El "Gringo" Capwell era el catcher. Ya para ese entonces, él ya era todo un referente, como deportista y dirigente.

El profesionalismo

El profesionalismo en el Ecuador empezó en 1951, cuando en cada provincia se realizaban campeonatos, pues aún no había un campeonato de carácter nacional. En 1956 Emelec consigue su primer título del profesionalismo, al consagrarse campeón del Guayas, tras empatar el 2 de Diciembre con Barcelona en el Clásico del Astillero, ante 30.000 espectadores.

Aquel legendario equipo fue dirigido por el chileno Renato Panay y tuvo a uno de los mejores guardametas de todos los tiempos, Cipriano Yu Lee. Tenía una defensa aguerrida e impasable conformada por Jaime Ubilla, Cruz Avila y Raúl Argüello; un medio campo tan recuperador como ofensivo, destacándose Francisco Pugliese y Bolívar Herrera, además de Chinche Riveros y Galo Solís; en el ataque contaba con José Vicente "El Loco" Balseca, Daniel "Pata de Chivo" Pinto, Carlos "El Flaco" Raffo y por la izquierda Jorge Larraz, acompañado por Júpiter Miranda. Para ese entonces, Emelec ya se había metido en el corazón de su gente, y siguió creciendo hasta convertirlo en lo que ahora es: un grande del fútbol del Ecuador y América.

Época dorada: Fútbol de elegancia y clase

La mejor época que ha tenido históricamente Emelec ha sido sin lugar a dudas a finales de la década del 50, toda la del 60 y comienzos del 70. Durante esos años, Emelec se consagró campeón en 1957, 1961, 1965 y 1972 y subcampeón en 1960, 1963, 1966, 1967 y 1970.

En el ámbito internacional, 1965 y 1966 fueron años destacados para el conjunto azul cuando obtuvo triunfos sobre: Universidad Católica de Chile (7:2), Chacarita Juniors de Argentina (3:0), Peñarol de Uruguay (1:0), en ese entonces ganador de varias Copas Libertadores, Vélez Sársfield de Argentina (4:2), al Corinthians (2:0), a la Selección de Paraguay (1:0) y al Borussia Dortmund (1:0).

La gente se deleitaba mirando al impresionante despliegue de talento de los jugadores "eléctricos". Su juego era toda una sinfonía de genialidad, los jugadores se movían de manera tan sincronizada y elegante dentro de la cancha, que la prensa y la hinchada azul los empezó a denominar: "El Ballet Azul".

Así fueron conquistando varios torneos locales. Uno de los cuadros más recordados de la era del "Ballet Azul" fue el que formaron en 1962: el arquero Ramón Maggereger, los defensas José Romanelly, Alberto Cruz Ávila y Felipe Mina; los volantes Henry "El Cachito" Magri y Carlos "El Trompudo" Pineda; y los temibles atacantes José Vicente "El Loco" Balseca, Jorge "El Pibe" Bolaños, Carlos "El Flaco" Raffo, Enrique "El Maestrito" Raymondi y Roberto "El Pibe" Ortega, estos últimos más conocidos como "Los Cinco Reyes Magos". El creador de ese legendario equipo fue don Fernando Paternoster, en ese entonces, director técnico uruguayo del Emelec.

"Aquel equipo practicaba un fútbol preciosista, de frac, bastón, y galera; de toque y avance, de pausa y aceleración, diagonales, centro y gol. Virtualmente hacían goles cuando se les daba la regalada gana y cada cual provenía de una maniobra espectacular", reseñó hace bastante tiempo atrás, el ex directivo y actual periodista Otón Chávez Pazmiño.

Los elogios le llovían al equipo de Paternoster. Pero el DT, desde su inmensa sencillez, decía: "Hay que ubicar a los jugadores según sus características técnicas, y luego viene el sistema; nada saco con tener un sistema en la cabeza si no tengo los jugadores adecuados para ello".

Dos Bicampeonatos en menos de 10 años

La década del 90, con Nassib Nehme y Fernando Aspiazu como sus principales dirigentes, Emelec logró su primer Bicampeonato en 1993 y 1994. El cuerpo técnico lo comandaban el argentino Salvador Capitano y el ecuatoriano Carlos Torres Garcés.

El nuevo siglo trajo a Emelec nuevos títulos. Bajo el mando de los directivos Enrique Ponce y se logra el segundo bicampeonato, gestado entre 2001 y 2002, el primero de la mano del técnico nacional Carlos Sevilla y el segundo del argentino Rodolfo Motta.

Ambos bicampeonatos se destacaron por la juventud de la plantilla de futbolístas las cuales eran mayormente conformadas por jugadores de la cantera. En el año de 1993 destacaba la línea defensiva que la integraban los mismos que lo hacían en la selección de Ecuador, estos erán Dannes Coronel, Máximo Tenorio, Iván Hurtado y Luis Capurro. También habían elementos que son reconocidos como emblemas de la institución, tales como Angel Fernández, Kléber Fajardo, Enrique Verduga, Jesús Cardenas, Ivo Ron, entre otros.

Al año siguiente la plantilla de futbolistas nacional se mantuvo relativamente intacta, aunque mejorada por las contrataciones de los porteros Jacinto Espinoza y Alex Cevallos, los delanteros Eduardo Hurtado y Pedro Mauricio Muñoz, entre otros. Los jugadores extranjeros que llegaron eran Antonio Vidal González, Edú, Sergio Vásquez, Carlos Reherman y Leopoldo Fernández.

En el siguiente bicampeonato la plantilla tenía su podería en los jugadores nacional. Se habían repatriado a Carlos Alberto Juárez y Wellington Sánchez, mientras que otros pasaron a ser figuras rutilantes que llegaron a la selección ecuatoriana. El más destacado era Otilino Tenorio quien fallecería años después en un accidente automovilístico y es recordado como uno de los ídolos más grandes para la hinchada.

Emelec hace de local en su estadio, "George Capwell" ubicado en Guayaquil, con capacidad para 28.000 espectadores y que fuera inaugurado el 21 de Octubre de 1945

Fuentes consultadas
* Wikipedia
* Página web "Clásico del astillero"

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Allá por el año 77, yo integraba el plantel del club Atlético Vélez Sársfield y éramos dirigidos por un hombre que nunca había jugado fútbol, hoy pienso que tampoco tuvo algún amigo en su vida dueño de una pelota de fútbol, me estoy refiriendo a Carlos Cavagnaro, un personaje de aquellos tiempos, que con su labia convencía a ignorantes directivos de turno, semejante al “Profe” Córdoba de la actualidad.
Realizábamos un ejercicio muy productivo, denominado fútbol fantasma, que consistía en parar en la cancha a los once jugadores titulares para realizar movimientos colectivos que supuestamente los tendríamos que trasladar al día de la competencia, se denominaba fútbol fantasma porque no tenía rivales, es decir que los movimientos se realizaban para automatizarlos y aprenderlos sin resistencia.
Con el tiempo comprobé que este ejercicio los ponían en práctica otros técnicos con excelente resultados, pero lo curioso era que “Carlitos” pretendía que cuando la jugada terminara en gol, el autor del mismo lo gritará como en los días de partido; en una oportunidad el autor del gol fuí yo, pero de ninguna manera grité el gol, fuí llamado al orden por Carlitos reprochándome por que no simulaba gritarle el gol a nuestra gente, lo miré fijo y le contesté... “lo que pasa es que estoy enojado con la hinchada”.

(JOSÉ "Pepe" CASTRO, ex jugador de fútbol, recordando en su página web su paso por Vélez Sarsfield en la década del '70)

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Esto es como dirigir una orquesta. Si uno de los primeros violines entra siempre en el segundo compás en vez de en el primero, como el resto, al final hay que sacarlo y poner otro.

(CÉSAR LUIS MENOTTI, ex jugador y director técnico argentino)

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No vuelvo al palco del Betis hasta que el Real Betis Balompié no juegue con decencia y orgullo.

(MANUEL RUIZ DE LOPERA, célebre presidente del Real Betis)

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Neném Prancha (Brasil)


Antonio Franco de Oliveira nació el 16 de Junio de 1906 y murió el 16 de Enero de 1976, siendo conocido por todos como Neném Prancha debido que sus manos median 23 centímetros de largo y usaba zapatos número 44.

Fue hincha de Botafogo de Futebol e Regatas desde el día que llego a Copacabana, procedente de Resende, ganando fama en el desaparecido Posto Quatro Futebol Clube y en Carioca Esporte Clube. Verdadero mito y profundo conocedor del fútbol brasileño, Neném Prancha fue utilero del departamento de atletismo de Botafogo desde 1943 y trabajo para la división juvenil de fútbol.

Neném Prancha fue siempre una figura misteriosa que nunca hablaba de su pasado y que, a pesar de vivir mucho tiempo en la playa, nunca lo vieron bañarse. Vivía en una pieza en la sede de Botafogo, como muchos empleados, paso privaciones a causa de los atrasos en los sueldos.

Jamás pensó en abandonar el club de su corazón y con mucha dificultad fue internado en la clínica donde más tarde moriría. Neném Prancha nunca pensó en casarse y apenas tenia para “parar la olla” como se dice por acá, además leía en los diarios de peleas conyugales y comentaba que “el casamiento es algo serio para terminar en los diarios y revistas”.

A lo largo de décadas Neném Prancha fue creador de muchas frases memorables sobre el fútbol. Es posible que algunas sean de la autoría de João Saldanha, pero el propio Saldanha parece que las asumía como si fueran del hombre que, por esa razón, quedo conocido como el "filósofo de la bola" Neném era adepto al fútbol objetivo y sin lujos, afirmando que el "fútbol es muy simple: quien tiene la pelota ataca, quien no defiende". Por eso el no gustaba de la gambeta y recomendaba a los jugadores de área para "jugar la pelota para arriba, mientras ella estuviera en lo alto no hay peligro de gol". Neném Prancha tampoco era adepto a las concentraciones y decía que "si la concentración ganara partidos, el club del presidio no perdería ningún partido", tal como era enemigo de supersticiones, porque el creía solamente en el talento del jugador y afirmaba que "si la macumba resolviera un campeonato, el bahiano terminaba siempre empatado".

Neném descubrió grandes jugadores -entre ellos el famoso Heleno de Freitas- y siempre les decía a los jóvenes talentos que "el jugador tiene que ir a la pelota con las mismas ganas que va a un plato de comida. Con hambre”. Para los goleros el tenía también una máxima: "el golero debe andar siempre con la pelota, lo mismo cuando va a dormir. Y si tiene mujer tiene que dormir abrazado a las dos". Esta frase está seguramente relacionada con otra en que afirma que "el golero tiene una posición tan rebuscada y difícil que donde el pisa ni crece el pasto".

Sobre los buenos jugadores el "filósofo da bola" garantizaba que "jugador bueno es el que tiene no una si no varias cualidades". Uno de los que más admiró, considerándolo uno de los mejores armadores de fútbol del mundo, fue Didí, y dijo que "Didí juega al fútbol como quien chupa una naranja, con mucho cariño".

Neném era admirador del fútbol clásico y por eso consideraba que el "fútbol moderno no es un picado donde todos corren y nadie sabe para donde". Por eso es que defendía aquello de "quien corre es la pelota; si no, era solo hacer un equipo de atletas y nada más".

La seriedad era una de las características fundamentales de Neném Prancha y cuando fue jugador en el fútbol de playa, antes de ser entrenador de juveniles de Botafogo, el "filósofo de la bola" evitaba patear penales, porque "el penal es una cosa tan importante, que quien debe patear es el presidente del club".

A veces sus frases eran un poco incomprensibles, como la que afirma que "quien pide tiene preferencia, quien se desmarca recibe". Pero quien tenga dudas sobre la perspicacia del "filósofo", tendría que recordar que, entre varios miedos que rodeaban el tema de la altura para la Copa del Mundo de 1970, Neném Prancha predijo ante todo la conquista definitiva de la copa Jules Rimet con el tricampeonato brasileño de fútbol: "el jugador brasileño no va a tener problema en México, porque él ya sabe lo que es vivir en una favela y no se puede quejar entonces de la altura…¨

Fuentes consultadas
• Folha de Sao Paulo, 17 de Enero de 1976.
• Nunca hubo un hombre como Heleno, de Marcos Eduardo Neves, Ediouro (2006)

Traducción: Alejandro Sayago

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