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¿Qué se creen, que voy a conservar a un jugador que arruinó al fútbol italiano? Que se vuelva a Corea para ganar cien liras al mes. Basta, ese (Ahn) no volverá a poner un pie en Perugia, no lo quiero ver más, ya que ha ofendido al país que le ha acogido. He dado órdenes para que no regrese al club. Estoy indignado, sólo ha despuntado ahora en el Mundial, cuando se ha tratado de Italia.

(LUCIANO GAUCCI, presidente del Perugia, al despedir al jugador coreano Anh, por convertirle un gol a Italia que lo dejó afuera del Mundial 2002)

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El de buzo es don Osvaldo (Osvaldo Alfredo Wehbe - Argentina)


Hola, don Osvaldo, van veinte años. Se pasa el tiempo. Siempre con el buzo de entrenador puesto. Qué fenómeno. ¿Así que tiene a su cargo un equipo por allá? Yo no sé bien dónde es allá, pero me late que es un lugar donde va la gente muy buena. Como usted. Me dijeron que hay un angelito de alas cortas que va muy bien al primer palo en los corners. Y también sé, porque si bien no está escrito, está claro que Eduardo Manera trabaja a su lado.

Veinte años, don Osvaldo Zubeldía. Recuerdo que salía con unos amigos de una playa en Punta Mogotes y en la radio del viejo 1500 dijeron que usted había sufrido un paro cardíaco, en una reunión hípica en Colombia. Era el 17 de Enero del 82. Cuando usted tenía 54 años y ya los muchachos, Carlos Bilardo, el mismo Manera, iban a sacar campeón a Estudiantes. A ese pincharrata que le debe tantas alegrías y en cuyo ambiente su nombre es sagrado.

Don Osvaldo... me voy a permitir contarle a los más pibes y recordarles a los otros, algo de su vida futbolera. Saben ustedes, Osvaldo Zubeldía era entreala izquierdo. Nació en Junín y allí jugó hasta que lo descubrió Vélez. Se lo llevó y en la primera temporada adquirió notoriedad por convertirle tres goles a Amadeo Raúl Carrizo. Corría 1949. Jugó en el Fortín hasta el 55, siendo subcampeón en el 53. Pasó a Boca entre el 56 y 57 y luego a Atlanta en el 58 y 59. Se retiró en el ascenso en Banfield en 1960.

Esa fue la carrera como jugador de Osvaldo Zubeldía, quien trascendió a extremos brillantes como director técnico, iniciado en el cuerpo técnico de Atlanta junto a Améndola y Mogilevsky; hizo el curso de entrenador junto con Argentino Geronazzo, asesoraron a Benicio Acosta en Banfield, fueron contratados por Vélez en el 64 y al año siguiente Estudiantes de La Plata. Allí la historia es más conocida, fantásticamente conocida. Arranque para zafar del descenso y luego todos los triunfos, locales e internacionales, un torneo de AFA, tres Libertadores, una Intercontinental y una Interamericana. Le quedó tiempo en el 74 para ser campeón con San Lorenzo en el Nacional.

Más o menos así es la historia de don Osvaldo Zubeldía. Gracias a usted por permitirme contársela y perdón, don Osvaldo, por ser tan sucinto en narrar una historia enorme y grandiosa, feliz y emocionante. Una historia conmovedora por donde se la mire y se la escuche. Los choques sudamericanos con Palmeiras, con el Nacional; los inolvidables ante Racing e Independiente en campeonatos de acá y copas, que si uno estaba en la tribuna terminaba raspado y magullado.

Don Osvaldo señor. Respetado por el mundo fuera de la cancha, amado por sus dirigidos dentro. Sabedores, intuitivos que se trataba de un adelantado que no satisfacía los intereses de los grandes medios. Cómo era eso de ganar todo con Estudiantes en detrimento de Boca, River y los demás. Por eso lo del antifútbol, lo de la violencia como bandera, todo el vilipendio contra el pincha de Zubeldía, que no era un equipo de blanditos, pero que no era más terrible que el resto.

Y ahora pasaron veinte años, Don Osvaldo. Cuando se fue una tarde en Medellín, en los tiempos que dirigía a Nacional. Cualquier relación, de Medellín, Gardel y su figura como técnico es un juego de palabras, una tentación periodística. Y allí está usted, don Osvaldo, con el buzo puesto, dirigiendo, repitiendo jugadas, guiñando el ojo a sus jugadores que saben que sacarán ventajas de las permitidas en el partido contra la selección de las otras nubes. “Miren que para ellos juega el arcángel rosado, que es zurdo y la hace de goma... vos, angelito negro, vas a ir encima de él”.

Y fíjese, don Osvaldo, perdone otra vez, ahora por la distracción en el entrenamiento; mire a la tribunita chica, ese señor pelado, medio grandote y gordo, ese silencioso hincha, ese que parece cantar aún sin alpiste, que no siempre abrió el cajón de su propio respeto, ese que me decía que no hay salvación si no es con todos, todas esas frases que Paxi Andión le tiró a su padre en una bellísima canción; bueno, ese don Osvaldo es mi viejo.

Como yo sé que él no se va a acercar a saludarlo, por no ser inoportuno, le doy yo las gracias por haberle causado tanta felicidad en vida. Esa necesaria pizca que les da el fútbol a los laburantes. Sólo que en el caso de papá fue inesperado. El se hizo de Estudiantes en los años 30 y se resignó a las alegrías esporádicas y espasmódicas. Pero resulta que llegó usted y le cambió la escenografía de hincha.

Disculpe la interrupción maestro, siga laburando. Veinte años sin usted son muchos. Seguro que el llamado prematuro del cielo nos privó de algunas cosas relevantes. Pero no importa, no es cuestión de pretender tanto. Con haberlo tenido ese buen rato es más que suficiente.

Ahí sigue la práctica. El de buzo es don Osvaldo Zubeldía. Y el de los ojos brillantes de asombro en la tribunita, es Alfredo. Mi papá pincharrata.

(Mi agradecimiento para el excelente relator y generoso ser humano, maestro de relatores, Osvaldo Whebe, quien me autorizó a publicar este cuento escrito con motivo del 20º aniversario del fallecimiento de Osvaldo Zubeldía, gestor de aquel Estudiantes Campeón del Mundo en 1968)

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Yo jugaba en Belgrano de Córdoba y cuatro días antes de un clásico contra Talleres iba a tomar un taxi para volver a mi casa desde el entrenamiento. En un primer momento el taxista no me reconoció, pero cuando abrí la puerta, el tipo me miró, se bajó los lentes negros que tenía y me dijo: "¡No, querido, caballos no llevo!" Y arrancó con la puerta abierta. Se ve que era hincha de Talleres.

(LUIS FABIÁN ARTIME, ex jugador e ídolo de Belgrano de Córdoba)

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¿Qué se puede decir a quienes rechazan frontalmente el fútbol?


Poca cosa. El fútbol es un juego, un deporte y un espectáculo para quien lo mira. Puede ser aburrido o divertido como el cine o la literatura, depende del partido, el libro o la película que te toque. Al convertirse en una pasión descontrolada está transmitiendo problemas del individuo o de la sociedad. Cuando alguien pega a alguien por una discusión sobre fútbol, el problema no es el fútbol, estamos ante algo más grave y preocupante que un simple problema deportivo.
Esas cosas deben mirarse como algo ajeno al fútbol, tienen más que ver con las personas.

(JULIO LLAMAZARES, escritor español, en declaraciones al diario "As" del 29/07/2007)

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¿Cuándo va a volver a dirigir en la Argentina?

-No me interesa trabajar acá. Tendría que tener portación de armas, dos pistolas 45. Me gustan las armas pero para cazar coloradas o perdices.

(CÉSAR LUIS MENOTTI, director técnico argentino, en diario "Olé" 18/12/07)

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PAPALES - Bella Vista (Uruguay)


El 4 de Octubre de 1920 Ramón Salgado, Vicente Zibechi y Félix Nario convocaron a una Asamblea que se llevó a cabo en el domicilio de Manuel Millán con la finalidad de crear un club en el barrio "Bella Vista" de Montevideo, Uruguay.
Varias personas se hicieron presentes en dicha asamblea y luego de un intercambio de ideas entre los involucrados se creó el Club Atlético Bella Vista mediante la conformación de un acta que firmaron Ramón Salgado y Vicente Zibechi.
Luego de la creación del club se nombró una Comisión Directiva, la que estaría conformada por 12 integrantes y ellos fueron: Ramón Salgado, Vicente Zibechi, Félix Nario, Manuel Millán, Alberto Longobardo, Antonio Puppi, Orestes Zibechi, Juan Arago, Antonio Urroz, Guillermo Longobardo, Carlos Heuguerot y Ramón Orlando.
Hecho el nombramiento de los integrantes de la Comisión Directiva del club, se pasó a la designación de los cargos que iban a tener esas personas que quedarían en la historia al crear esta institución.
El acta que firmaron Ramón Salgado y Vicente Zibechi, terminó constando que se pasaría a estudio la conformación y los colores que llevaría la camiseta del Club Atlético Bella Vista.
El club se creó en un barrio que tuvo un crecimiento importante en esos años. La zona gozó de trascendencia con una institución como Bella Vista.
Finalizada la primera reunión de la Comisión Directiva, el presidente Ramón Salgado solicitó a los jóvenes del barrio que se arrimaran a la institución para comprometerse y defender los colores de Bella Vista.
Fue así que en los últimos días de Octubre de 1920 varios jóvenes firmaron su adhesión al club y se comprometieron a defender los colores del equipo papal.

Los colores

El 21 de Marzo de 1921 en reunión de la Comisión Directiva y según consta en actas, se llegó a la determinación de que los colores oro y blanco serían los utilizados para la conformación de la camiseta de Bella Vista.
En esa fecha también, se modificó la propuesta que se había planteado el 3 de Diciembre de 1920 en lo que tiene que ver con el diseño de la camiseta. Fue así que se determinó que la camisa del club sería de color oro a la derecha y blanca a la izquierda con bolsillo blanco y letras azules que llevarían las iniciales de la institución C.A.B.V. Las mangas iban a ser mitad blancas y mitad oro, mientras que los puños y el cuello serían blancos.
Varias son las hipótesis que hablan acerca de la utilización de los colores blanco y oro para identificar a Bella Vista pero hay una que marca una tendencia muy importante.
Se dice que los colores de la camiseta fueron seleccionados de la bandera de la Santa Sede que flameaba en las afueras del Colegio Maturana, en homenaje al Padre Marino Guerra y a los Salesianos, que prestaron la cancha para que el club hiciera las veces de local.
Otra hipótesis acerca de la elección de los colores oro y blanco nos refiere a un homenaje a las dos instituciones más importantes del Uruguay, Peñarol y Nacional, debido al fanatismo de algunas autoridades de Bella Vista por los dos “grandes”, decidieron que la camiseta tuviese los colores predominantes de los dos gigantes uruguayos. Exactamente lo que hizo Arsenal de Sarandí de Argentina cuando diseñó su camiseta, azul claro y rojo, debido a que las autoridades del club eran fanáticos de Independiente y Racing Club de Avellaneda.
La historia ha marcado que la primera hipótesis, predomina sobre la segunda. Archivos de la época dejan en claro que los colores elegidos tienen relación con los de la bandera de la Santa Sede y la camiseta de Bella Vista representa la bandera del Vaticano, mitad amarilla, mitad blanca. Por eso el club es apodado “los papales”, los que siguen lo papal, el papado, la autoridad vaticana.
En los inicios del club, el Padre Guerra pretendía llamarlo “San Francisco de Sales” o “Maturana” pero a entender de sus superiores, quienes entendieron que no se debía mezclar una institución de fútbol con un colegio, y por la belleza de la zona, se le denominó Club Atlético Bella Vista.
A finales del año 1921 se comenzaron a utilizar las primeras camisetas de Bella Vista por lo que en el comienzo de la actividad futbolística del club, el mismo utilizó indumentaria cedida por el Club Atlético Peñarol y con ella enfrentó a Fénix el 6 de Noviembre de 1920 y posteriormente continuó utilizando esas camisetas.
Luego de un tiempo jugando con las camisetas de Peñarol, el club utilizó la indumentaria de la Refinería de Azúcar, que estaba afiliada a la Liga Comercial.

Importancia de los grandes

En los comienzos del club, las dos instituciones grandes del país fueron partícipes de la historia de Bella Vista. Se nombró en párrafos anteriores que Peñarol prestó las camisetas para la disputa de los primeros partidos amistosos. Más adelante en el tiempo, los dirigentes utilizaron los estatutos de Nacional en forma provisoria para lograr la afiliación a la Asociación Uruguaya de Fútbol (A.U.F.). A esto se le suma lo mencionado anteriormente en referencia a la elección de los colores de la camiseta de Bella Vista.
Fue el 15 de Febrero de 1921 la fecha en la que el conjunto papal, de la mano de Ramón Salgado y Vicente Zibechi hizo oficial y por escrito, la afiliación del Club Atlético Bella Vista para integrarse con un equipo a la Tercera Extra y con otro a la Tercera División.
Un día antes y en reunión del Consejo Directivo, los papales decidieron presentarse ante el organismo rector del fútbol uruguayo con los estatutos de Nacional.
Peñarol fue el rival de Bella Vista el 23 de Enero de 1921 en lo que fue el primer amistoso frente a un equipo grande del Uruguay. Luego los papales enfrentaron a Wanderers y a Universal.
Al no prosperar las gestiones realizadas por Manuel Millán para que se le cediera al club un predio ubicado en la calle Gil, las prácticas del plantel se realizaban los días jueves y el equipo jugó en la cancha cedida por Universal hasta que el Colegio Maturana prestó su Campo para que Bella Vista jugara allí como local.

El pase de Nasazzi

José Nasazzi pidió pase en Enero de 1921 desde Lito a Bella Vista, pero el mismo no llegó a concederse y por esa razón debió permanecer sin jugar durante una temporada para luego lograr la libertad de acción y posteriormente integrarse al club. Pero de todas formas, Nasazzi participó de la preparación para el campeonato de la Tercera Extra en donde por decisión de los dirigentes papales y junto al capitán Payean, quedó encargado de los cambios en los partidos.
Cabe destacar que Nasazzi fue incluido en la lista para la disputa del torneo de Tercera Extra pero debido a los inconvenientes con su pase, el futbolista no fue parte del equipo a la hora de disputar los partidos de forma oficial.
En un encuentro amistoso frente a Colón en cancha de Universal el 27 de Febrero de 1921, José Nasazzi integró por primera vez el equipo de Bella Vista que ese día alineó a Ramón Valverde, Payean, Graves, Melogno, Nasazzi, Aroso, Echinope, Valverde, Scandroglio, A. Melogno y Horacio Artigas; siendo los suplentes S. Quaglia, Portal, Ceroni, Crespi, Umpiérrez, Orlando y Tramansague.
Aunque Nasazzi labró su leyenda defendiendo la camiseta celeste de la selección uruguaya, este emblema de Bella Vista empezó jugando en la entidad papal como delantero centro, para después retrasar su posición y jugar por delante de la defensa. Tras once años en este equipo, fue contratado por Nacional y abandonó el fútbol en 1936. Fue entrenador de Bella Vista hasta 1941

Primer partido oficial

El 17 de Abril de 1921 ante Racing, se produjo el debut de Bella Vista de manera oficial y luego del debut, continuaron los encuentros de Bella Vista en el campeonato. El 24 de Abril enfrentaron a Artigas, el 19 de Mayo se midieron con Frigorífica Uruguaya, luego jugaron ante Marconi, Progreso, Uruguay Montevideo, Roland Moor y Maldonado, partidos durísimos para lograr ascender a la Intermedia, la que fue la Segunda División del fútbol uruguayo por muchos años.
El equipo papal resultó imparable y logró el ascenso a la Intermedia, quedándose con el título del campeonato de Tercera Extra.

Las primeras elecciones

El 4 de Mayo de 1921 se realizó la primera elección dentro del Club Atlético Bella Vista, tan sólo a siete meses de haberse creado la institución.
Se presentaron tres listas al acto electoral y las mismas fueron “Bella Vista”, “Siempre Adelante” y “Campeón 1921”. La primera resultó la ganadora con 47 votos y fue Ramón Salgado quien lideraba esa corriente. O sea que el cargo de presidente lo siguió ocupando Salgado, quien se mantuvo como titular hasta 1924.
El segundo lugar lo ocupó “Siempre Adelante”, que obtuvo 27 votos y tercera resultó la lista que llevaba el lema “Campeón 1921” con 16 sufragios.
José Nasazzi fue elegido en estas elecciones como vocal, ingresando en el séptimo lugar de una Comisión Directiva integrada por ocho personas.

Ahora, la Intermedia

El equipo papal, que había realizado una excelente campaña en 1921 con la obtención del Campeonato de Tercera Extra, se reforzó con José Nasazzi, quien quedó habilitado para jugar y se sumó al sueño de lograr el ascenso al círculo de privilegio del fútbol uruguayo.
Ese era el anhelo de los fundadores del club, estar en el círculo superior del fútbol uruguayo ya que la institución estaba bien formada y tenía en sus filas a futbolistas de alto nivel.
La intermedia sería el segundo torneo para Bella Vista. En esta temporada se iba a enfrentar con rivales como Misiones, Colón, Reformes, Miramar, Fénix, Worcester, Solferino y Oriental Pocitos
En este campeonato, José Nasazzi jugó como delantero del equipo papal. El torneo tuvo a Fénix y a Bella Vista como principales protagonistas de principio a fin. Recién en el último partido del certamen el conjunto auriblanco se quedó con el título tras derrotar a Fénix 2 a 0 con 5.000 personas en las tribunas.
En 1934 Bella Vista consiguió el anhelado estadio propio, al cual llamó “José Nasazzi” debido a que el ex capitán, luego de su transferencia a Nacional (donde se proclamó campeón de Uruguay en 1933 y 1934), donó el dinero de su pase para que se construyeran dos tribunas.
El club logró su primera venta al exterior en 1938 cuando Irigaray dejó a los papales para jugar en el fútbol francés. Tres años después pierde la categoría y pasa a competir en lo que se denominó Primera B hasta 1949 que retornó a Primera División.

Las décadas del `50 y `60 fueron las peores en la historia de la institución que llegó a Intermedia y estuvo 15 años en la B.

El anhelado ascenso

En 1976 de la mano de Sergio Markarián el club logró el ascenso en dos finales durísimas ante Rampla Juniors.
En 1981, el club disputó la Copa Libertadores de América. El club jugó en el mismo grupo de Peñarol, y Estudiantes de Mérida y Portuguesa de Acarigua de Venezuela. Fue eliminado en la primera etapa de la competencia aunque fue el equipo goleador de su grupo.
En 1985 disputa, bajo la conducción técnica de Ángel Traverso, nuevamente la Copa Libertadores. Bella Vista estaba en el mismo grupo de Peñarol, y dos equipos chilenos, Colo-Colo y Magallanes. Fue eliminado nuevamente en la primera fase.
En 1990, Bella Vista obtiene el campeonato uruguayo por primera vez en su historia, y gana el derecho a disputar la Copa Libertadores del año siguiente.
En 1991 participó del máximo torneo del fútbol continental en el mismo grupo de Nacional de Uruguay, y Flamengo y Corinthians de Brasil. Terminó en el último lugar del grupo.
En 1993, en Copa Libertadores, estaba en el mismo grupo de Nacional de Uruguay y Barcelona y El Nacional de Ecuador. Tras una pobre campaña fue eliminado, una vez más, en la primera fase.
En 1999, tras una ausencia de seis años, regresa a la Copa Libertadores. Comparte el grupo junto a Nacional de Uruguay, Estudiantes de Mérida de Venezuela, y Monterrey de México. Terminó en tercer lugar en la primera fase, y clasificó a la segunda etapa, donde derrotaron a la Universidad Católica de Chile. Sin embargo, en los cuartos de final, Bella Vista fue eliminado por el Deportivo Cali de Colombia. Fue la mejor campaña del club en Copa Libertadores.
En la Libertadores del 2000, Bella Vista estuvo en el mismo grupo de Bolívar de Bolivia, Atlético Mineiro de Brasil, y Cobreloa de Chile. Fue eliminado en la primera fase del torneo.
Bella Vista juega sus partidos como local en el Estadio “Parque José Nasazzi”, denominado así como homenaje al mejor jugador que ha vestido su camiseta.
El mismo tiene una capacidad máxima de 15.000 personas y fue inaugurado en el año 1934.

Palmarés
Primera División uruguaya (1): 1990
Segunda División uruguaya (5): 1949, 1968, 1976, 1997, 2005
Liguilla Pre-Libertadores de América (1): 1998
Divisional Intermedia (2): 1922, 1959
Divisional Extra (1): 1921

Fuentes consultadas
* Wikipedia
* Enciclopedia Encarta
* Página web del Club Atlético Bella Vista (sitio oficial)

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Si hubiese muchos Garrincha o Pelé, los entrenadores nos moriríamos de hambre. La conclusión más práctica que he sacado de este Mundial es que contra el ingenio puesto en la cancha al servicio de una improvisación exitosa, nada se puede oponer.

(LUIS "El Zorro" ÁLAMOS, ayudante del técnico chileno Fernando Riera, en el Mundial de Chile 1962)

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En 1964 fui con la selección a los Juegos Olímpicos de Tokio. Teníamos un equipazo, veníamos agrandados por el título que habíamos ganado en Perú (Preolímpico), pensábamos que podíamos salir campeones y no le ganamos a nadie: Por subestimar a los contrarios, empatamos 1 a 1 con Ghana y perdimos 3 a 2 con Japón. ¡No lo podíamos creer! Nunca olvidé la tristeza de ese vestuario en Tokio y me costó muchísimo sobreponerme a esa decepción, pero esa experiencia me vino bien para mi formación profesional. Aprendí que en el fútbol se puede ganar y perder con cualquiera. Fue la lección más profunda que recibí antes de ser jugador de primera división.
De esos juegos me quedó una anécdota. El fútbol en Japón se jugaba sólo en las escuelas y eran horribles, pero tenían un puntero zurdo que se llamaba Yamamoto que nos dio un baile tremendo a todos. Cuando salíamos de los vestuarios, nos cruzamos con los jugadores japoneses: los mirábamos y no lo podíamos creer...
En eso pasa uno con anteojos. Los cristales eran como culo de botella. Cejas me dijo: "Mirá lo que habremos sido nosotros, que uno de ellos es ciego". Y yo le dije: "¿Vos lo podés creer? Ese tipo de anteojos es Yamamoto".

(extraído del libro "Jugar al fútbol" de Roberto Perfumo, ex jugador de fútbol y psicólogo social, Libros Perfil S.A.)

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Si no crees que vas a ganar, no tiene sentido salir de la cama al final de cada día.

(NEVILLE SOUTHALL, ex arquero galés, uno de los mejores de Europa en los años '80)

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Perdimos porque el campo estaba helado.

(CARLOS BIANCHI, ex entrenador del Atlético de Madrid, tras un partido jugado bajo el rigor del invierno en Pamplona (¿por dónde jugaba Osasuna daba el sol?)

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Conjetural (Juan Sasturain - Argentina)


Zumban las voces en la tarde última.
Italos cantan en la galería
nazi una vez, fascista todavía.
Es en venganza por la estirpe única
de tus ancestros de daga y túnica.
Invicto Aníbal, cuya valentía
no dudó ante una Roma que temía
en el combate, a la fiereza púnica.

Zama fue la batalla, y la derrota
impuso sus rigores al aciago
destino de los hombres y la flota.
Ala soberbia, magnífica Cartago,
no la olvidó la gloria. La pelota
en soledad sueña con vos, el Mago.


(publicado en "Página 12", del martes 11 de Julio de 2006)

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El misionero Rodolfo Fischer no era un jugador demasiado querido, ni siquiera por sus propios compañeros. Jugando por la Selección Argentina en la Minicopa disputada en Brasil en 1972, el "Heber" Mastrángelo recuerda que “estábamos como los chanchos con los uruguayos, con quienes compartíamos el mismo hotel. Y cuando nos tocó enfrentarnos, como no jugámos prácticamente por nada, les pedimos a los más amigos que reventaran al Lobo”.
El "Pulpa" Etchamendi dio la orden: “Está bien Ubiñas, ejecútelo”. Y el "Peta" Ubiña, un morocho que “cuando te pegaba te dolía todo”, recuerda Mastrángelo, le entró durísimo en tres o cuatro ocasiones. Lo revolcó feo, pero Fischer siempre volvía, resoplando y sin quejarse... La cuarta vez que lo zurró y el otro regresó del revolcón como si nada, el "Peta" bajó los brazos, derrotado. “Es que estaba acostumbrado a pegarles a seres humanos y el Lobo era una bestia”, sentenció Ernesto Mastrángelo.

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Voy a hacer una limpieza en el equipo. Setién se larga porque sale con mujeres ostentosas, y Landaburu porque tiene estudios y eso siempre es peligroso en un vestuario.

(JESÚS GIL y GIL, recordado presidente del Atlético de Madrid, siempre con el manual de diplomacia bajo el brazo)

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La venganza (Walter Saavedra - Argentina)


La infancia es la única edad feliz de la existencia;
tiene el divino poder de sumergirnos en las ilusiones.
(Guy de Maupassant)


A mi primo Lolo siempre se le ocurrían cosas macabras, como aquel día que encerró al gato de la tía Genoveva en el horno y lo asó vivo, mientras se descostillaba de la risa mirando por el vidrio la patética agonía del animal. Otra vez, le arrancó los ojos al ruiseñor del abuelo Alfredo porque decía que así, ciego, el pájaro iba a cantar mejor. Y una siesta, aburrido, mezcló los peces pequeños con los grandes y éstos se los devoraron en un santiamén. Mi primo Lolo gozaba haciendo maldades. Una noche estábamos jugando a las cabezas en la vereda con una pelota de goma cuando pasó Teté, el mayor de los Larrondo, famoso en el barrio y en la escuela por lo pendenciero. Yo había tenido algunos problemas con él un año antes y en un recreo me empavonó el ojo izquierdo. Mi primo lo sabía. Teté comenzó a desafiarnos y propuso un triangular. A Lolo se le encendieron las pupilas y aceptó. Yo no quería.
-Jueguen ustedes dos y el ganador se enfrenta conmigo- dijo y antes de desaparecer con la excusa de ir al baño, me susurró al oído: “perdé”. No fue necesario ir a menos. Teté me derrotó con gran facilidad y yo disimulé un fastidio que en realidad no tenía.
-¿Y tu primito? ¿Se cagó en las patas tu primito?- canchereó Teté, mirando con ansiedad hacia el interior de mi casa, seguro de sí mismo. Me llevaba dos cabezas, por lo menos y usaba pantalones largos.
-Acá estoy. ¿Con quién juego la final? -preguntó Lolo, reapareciendo lo más campante.
-Conmigo, salame. Mira la pregunta que hacés- respondió con desgano el grandote
-Pechito vale doble- dijo mi primo y empezaron.
La luz del farol de la esquina era escasa. Se veía muy poco, casi nada. Teté se puso dos a cero y festejaba cada punto como si fuera la final del mundo. En eso, Lolo devolvió muy arriba la pelota. Teté la dejó venir un poco, se arqueó en el aire y le metió un tremendo cabezazo:
¡Trock!
Aún resuena en mis oídos el estruendo. El matón cayó pesadamente, desmayado y con la frente abierta de la que escapaba un río de sangre. Lolo se arrimó al cuerpo inerte, sonrió cínicamente y sentenció: “Te gané por abandono, boludo”.
Con la complicidad de la penumbra, mi primo había cambiado la pelota de goma por una bocha, lo cual explicaba aquella breve ausencia y el consejo para que yo perdiera. Fueron tan rápidos y tan perfectos sus movimientos que el otro no adivirtió que en lugar de utilizar la cabeza, Lolo había enviado la pelota (la bocha, bah) con la mano.
-Ven gansa dijo el ganso- murmuró mi primo, guiñándome un ojo.
Teté estuvo tres días internado con conmoción cerebral. Debieron aplicarle, además, once puntos de sutura.

(Un saludo agradecido a Walter por permitirme subir este cuento, extraído del extraordinario libro "Hambre de gol")

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Era en África. El Santos preparaba la temporada de 1969 disputando unos partidos amistosos en Kinshasa (hoy República Democrática de Congo) y en Brazzaville (hoy Congo).
Los países estaban en guerra, pero acordaron una tregua para ver jugar al Santos. El acuerdo autorizaba a los soldados de Brazzaville escoltar el buque del equipo de Santos en el río Congo y pasar la guardia de Kinshasa. Santos jugó cinco veces en nueve días, y anoté siete goles. Por un corto periodo de tiempo, al menos, habíamos conseguido traer la paz en una zona de guerra.

(EDSON ARANTES DO NASCIMENTO "Pelé", célebre jugador brasileño)

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Los goles de Leônidas eran tan lindos que hasta el arquero vencido se levantaba para felicitarlo.

(EDUARDO GALEANO, escritor uruguayo)

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Inglaterra nos venció en 1966 solo porque Bobby Charlton era un poquito mejor que yo.


(FRANZ BECKENBAUER, ex internacional alemán, opinando sobre la final del Mundial de 1966)

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Argentino Geronazzo y la digna honestidad de su locura


Le decían "El loco Geronazzo". Yo que lo conocí puedo dar fe que nunca lo fue. Pero, con personajes como Argentino Geronazzo es común que ocurran este tipo de confusiones. Por lo general, la sociedad no admite que alguien se adjudique la extravagancia de vivir fuera de los esquemas establecidos y aceptados por esa misma sociedad. Hábitos, costumbres, moral, formas de expresarse, de vestirse, maneras de ser, son las cárceles más comunes que el hombre de nuestro tiempo acepta como "placenteros" cautiverios que le permiten vivir -o transitar por la vida- en paz consigo mismo y, principalmente, con los demás. Sin contrastes muy pronunciados, sin insólitos, como feligreses de una misma religión, como adoradores de un único Dios. Por eso, Geronazzo pasó a ser "loco" en el juicio de todos los demás. Porque, en un momento de su andar por este mundo, decidió no cumplir fielmente con el proceso obligado. Entonces, fue cuando dejaron de aceptarlo. Cuando Geronazzo firmó su propia sentencia de "auto-marginación"...

Fue allá por el sesenta y uno cuando me llegaron las primeras noticias de la existencia de un tal Argentino Geronazzo en ese matiz de estudioso del fútbol. Porque como jugador ya lo conocía con la camiseta de Vélez después, su partida a Italia para jugar en el Nápoli: el regreso a la Argentina para jugar -siempre como número cinco- en Argentino de Quilmes; después Almirante Brown y el final en Colegiales. 

A partir de ahí, inauguró su carrera de técnico confundido con la nueva "filosofía" de Zubeldía en Atlanta heredera de Mogilevsky, especie de preparador físico-técnico, Vélez y Estudiantes, el de los primeros tiempos. Entonces, aparecía como un ser humano "normal", de esos que tienen ambiciones, que pretenden “hacer carrera” trabajando intensamente, proclamar el sacrificio y el estudio como vehículos de éxito. 

Fue uno de los fervientes defensores del pizarrón, de los muñequitos de las jugadas preparadas. Escribió un libro de "Como ver un partido de fútbol" y, más tarde, "Técnica y táctica del fútbol". ¿Qué representaba, entonces, para la generalidad del mundo del fútbol argentino, Geronazzo? Un estudioso del fútbol, un tipo honesto que pretendía reivindicar y purificar el medio y el jugador argentinos de todos sus más arraigados vicios...

Un día ya desvinculado de Estudiantes y más lejos de Osvaldo Zubeldía, comencé a frecuentarlo, al menos a "verlo" más a menudo. Cuando ya me llegaban las noticias por el comentario de jugadores, por las informaciones periodísticas de algunas actitudes "insólitas" de ese ya "loco Geronazzo" Como esa vez que se ligó a Independiente para dirigir el departamento de fútbol amateur.... Dicen que llegó la primera mañana, la que inauguraba su ingreso a Independiente. Y pidió un determinado número de pelotas para que trabajasen los chicos. No recuerdo con exactitud, pero creo que sumaban unas quince. Como era más que habitual en aquellos tiempos -y en los de ahora también- se las negaron. Entonces, Argentino Geronazzo no encontró respuesta más digna que irse. Y, no volver nunca más...

Otra vez, dirigiendo a Gimnasia, en Primera B, jugo un partido como visitante en Banfield. Gimnasia perdió y toda la tribuna platense descargó su decepción en el técnico. Cuando llegó la hora de salir del estadio Geronazzo rechazó toda compañía "solidaria", lo mismo que algunos ofrecimientos para trasladarlo en automóvil. Así salió solo, y se dirigió a la estación de trenes -distante una docena de cuadras- andando. Un grupo de simpatizantes de Gimnasia, lo seguía a corta distancia agraviándolo con todo tipo de insultos. Geronazzo siguió su marcha imperturbable, sin pedir protección. Cuando llegó al andén dos de la estación Banfield se dispuso a esperar el tren que se dirigía a Constitución, lo mismo que "la patota". Entonces fue cuando se produjo lo inevitable. Como los insultos arreciaban y cada vez más cercanos, Geronazzo "se dignó" a ponerle fin a la situación. 

Como quien se siente demasiado fuerte, o demasiado caballero, para descender a batirse con un "impedido" física y espiritualmente, toleró la incomodidad hasta que su condición varonil pudo admitirlo. Superado el límite, fue el aluvión, la avalancha, el torrente, el tumulto, la tempestad... Era ese "Kung Fu" de la serie de televisión, el asiático conocedor de toda la gama de golpes científicos para destruir a los hombres más poderosos... Con la misma flema de Kung Fu, apodo que luego se ganó también, se despojó del saco y comenzó a revolear seres humanos pausadamente, definitivamente. Era el golpe descargado por un experto en anatomía que además, disponía de una potencia física demoledora. Al poco tiempo, con todas las variedades de patadas voladoras y golpes de antebrazo, terminó con la patota de ocho o diez guapos de cartón. Llegó el tren Geronazzo volvió a vestir el saco, se sacudió el polvo y partió a Constitución con la flema de un inglés flemático, de esos "de antes".

Un día, tiempo después de ese episodio -que yo conocí por terceros- charlé largamente con él. Y confieso que desde esa oportunidad llegué a estimarlo mucho más. Me dijo que "quería sentirse héroe, vivir como alguien distinto a los mediocres que transitan refugiados en su pusilanimidad, cerca de la hazaña, merodeando el gesto noble de los elegidos: pretendía sentirse en paz consigo mismo, contento por dentro: que se había propuesto, después de largas meditaciones, huir de los miedos que agobian a los especímenes que más presumen de poderosos.

Todo es interior
-me decía-, nada es verdad cuando solo trasciende en actitudes exteriores". Cuando en el 78 volvió por cuarta vez a Chacarita, había adquirido una serenidad interior que hasta le permitía "mirar" la vida con cierto sentido "filosófico" del humor, como cuando se declaró discípulo del "maestro Lao-Tse", como le gustaba llamarlo... "¿Sabe qué pregonaba el maestro, 600 años antes de Cristo? Que el sabio tiene que parecer ignorante, porque los que saben no hablan y los que hablan no saben. Entonces, yo no soy un sabio porque hablo... Ya la digo", repetía, y hasta con cierta ironía... "Cada vez creo más en Lao-Tse cuando dice que El Hombre, para serlo todo, no necesita ser nada ni hacer nada". Y cuando se fue "porque lo echaron de Chacarita", el club que palpitaba en sus sentimientos -el mismo declaró que lo echaron-, dijo que "no quería entrar en especulaciones porque era un naturalista y aceptaba las cosas tal cual eran".

Desde entonces, no apareció más en los corrillos del fútbol ni volvió a ponerse la sigla del D.T. Entonces, como buen naturalista, admitió las cosas tal cual eran. "No hizo más nada que sea importante para los que creen en los hechos exteriores y públicos, ni habló más para aspirar a sentirse sabio. Decía que habla aprendido a vivir con austeridad. Que era experto en 'manejos de bolsa' y con unas pocas ganancias le alcanzaba..."

Por eso, me digo que "el loco Geronazzo" nunca fue loco. Y, cuando estuvo a punto de serlo, decidió aprender las doctrinas de Lao-Tse y se curó. Yo conozco muchos sensatos que corren cada vez más detrás del dinero y el poder, a pesar de ser ricos y poderosos. O, en todo caso, creer que lo son. Algunos de ellos, hasta siguen siendo Directores Técnicos. Es que no leyeron a Lao-Tse, como Geronazzo.

(nota publicada en la recordada revista "Goles", a mediadios de la década del 70 y realizada por el Maestro Osvaldo Ardizzone)

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Si bien la infraestructura con la que cuenta el equipo es muy buena, me sorprendió que no hubiese un vestuario. Los jugadores se cambian a un costado de la cancha y no se bañan. Tengo entendido que es porque no se pueden ver desnudos. Entrenás, te cambiás y volvés a tu casa a bañarte.
Para mí era todo nuevo y la primera vez que fuimos a un estadio grande a jugar, terminó el partido y yo me saqué la ropa para ir a bañarme. Todos me miraron muy extrañados y entonces enseguida me volví a poner los pantalones.

(GERARDO "Karibito" MORALES, jugador uruguayo del club Mes, de la ciudad de Kerman, contando sus vivencias en el fútbol iraní. Publicado el 8/1/08 en el diario "El País" de Montevideo)

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A veces, errar goles es bueno.


(JUAN ROMÁN RIQUELME, jugador de Boca Juniors)

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Hace unos días estuve en Vallecas (el estadio del Rayo Vallecano) viendo un partido: Saca el portero, un jugador le da de cabeza y el posterior remate sale fuera del campo y se cuela por la ventana del baño de una casa, donde estaban todos aplaudiendo desde la terraza.

(JOHN BENJAMIN TOSHACK, entrenador galés)

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Américo Gallego fue alcohólico. De no ser por Passarella, estaría tirado en un zanjón.

(JOSÉ LUIS CHILAVERT, ex arquero paraguayo, dedicando tiempo a generar amigos)

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Washington "Pulpa" Etchamendi (Uruguay)


Washington “Pulpa” Etchamendi nació en Soto, Departamento de Paysandú, el 2 de Marzo de 1919.
Nunca llegó a jugar en el fútbol profesional, solo una trayectoria sin mayores sobresaltos en el fútbol amateur hasta los 19 años, pues una grave lesión de rótula lo marginó en forma definitiva de las canchas.
El "Pulpa" fue un personaje, no sólo por sus anécdotas, sino también por sus dichos, fruto de su enorme "carpeta". Así, cuando el fútbol empezaba a ser cada día defensivo, repetía: "En el mundo cada vez hacen más falta dos cosas: ¡democracia y delanteros!".
De la misma forma, cuando Racing de Avellaneda impuso un estilo atacante y fue campeón de América y del Mundo en 1967, el "Pulpa" sentenció: "Pizzutti (el técnico argentino) los manda a todos al ataque porque es soltero; ¡si fuera casado y con tres hijos jugaría muy diferente!"
Dueño de picardía callejera, un graciosa forma de expresarse, en algunas ocasiones folklórica y ocurrente, pero siempre muy gráfica y directa; y, sobre todo, una manera visceral de vivir el fútbol, al punto de morir al costado de un campo de juego.
En una oportunidad, cuando un amigo le reprochó que llevara al equipo que dirigía a un jugador muy capaz pero complicado como persona, el “Pulpa” se defendió diciendo: “Dónde está el problema, si yo no lo quiero para hermano ni para yerno. Yo lo quiero para que esté los domingos de tres a cinco de la tarde en la cancha, haciendo goles...” Y en otra oportunidad, tratando de encontrar una solución a los escasos resultados positivos de Uruguay, apuntó: “Saben cuál es el problema uruguayo, que todos somos muy vivos. Habría que traer dos o tres camiones de bobos y mezclarlos, a ver si conseguimos mejorar la especie”.
En otra ocasión, recriminándole a un arquero su falta de reflejos y actitud, le dijo: “vos transformás en gol hasta las pelotas que se van afuera...”
Después de iniciar sus actividades como estratega en Defensor Sporting de Montevideo y estar al frente de los destinos del equipo nacional de su país, hizo un prolongado periplo por conjuntos como Liverpool, también de Uruguay, Unión de Santa Fé y Los Andes, en Argentina, Cerro, Bella Vista y Nacional, una vez más en tierras ‘Charrúas’. Dirigió igualmente la selección nacional del Paraguay y prestó también sus servicios al equipo León de México.
En 1972, Peñarol trajo al rosarino Castronovo para cortar la hegemonía de Nacional, el "Perro" hacía goles de todos los colores y, con dos suyos, los aurinegros ganaron un clásico de pretemporada por 4 a 0. Viéndose casi impotente, el "Pulpa" le hizo conseguir una "novia" en Pocitos para que el goleador no pudiera ni con su esqueleto, pero como no logró su objetivo, se conectó con un empresario amigo y logró que el delantero fuera adquirido por el Málaga, con lo que se acabó el problema: otra vez Nacional campeón, con los goles de Artime y Mamelli.
El "Pulpa", a su vez, les decía a los jugadores de Nacional antes de los clásicos: "Ya saben. A estos hay que ganarles y, si pueden, con un gol de penal en los descuentos... ¡así se van bien calientes!" Se le dio el 2 de Marzo del 72. Ganaba Peñarol con gol de Castronovo, empató Artime a los ’85 y ganó Nacional con un gol de penal de Mujica a los 90`.
Por aquellos años al terminar el primer tiempo de un partido de Nacional, se le quejó a Montero Castillo en el vestuario: `¡Mudo, le dije que se volcara a la izquierda y no me hizo caso, miro para ahí y hace rato que no lo veo!". El padre de Paolo le respondió: "Pero, ‘Pulpa’, ¡si hace 20` que me echaron!`. El técnico cerró el diálogo: "¿Ve como tengo razón en lo que le estoy diciendo?".
Otra vez, en Colombia, un periodista de la Cadena Caracol finalizó una extensa entrevista, preguntándole a Etchamendi: "Profesor, ¿por qué se viste tan mal?. El "Pulpa" lo miró y le contestó en seco: "Yo no me visto, me tapo".
El "Pulpa" tenía, a su vez, sus "códigos de procedimiento", que aplicaba sin espíritu racista, o discriminatorio, ni cosa que se le parezca: "Arquero y back derecho negro, ¡no! En EE.UU. los basquetbolistas son unos fenómenos porque tienen manos flexibles, parecen de goma! ¡Y el golero tiene que tener las manos de fierro! Además, a los morochos les gusta la cumbia, se mueven con plasticidad, son muy alegres... y ahí atrás, se precisa gente dura y seria!".
A comienzos del año de 1976 llegó a la dirección técnica del Deportivo Cali, contratado por el presidente Alex Gorayeb.
Al equipo verdiblanco llegó en reemplazo de Raúl Rodríguez Seaone, a quien sustituyó por pocas semanas, antes del “Pulpa”, el inolvidable “Pancho” Villegas.
En ese entonces en el equipo caleño militaban jugadores como Carlos Samboní, Ricardo César Ruíz Moreno, Abel Da Graca, Alberto ‘El Tigre’ Benítez, Hernando ‘La Pinta’ García, Miguel Escobar, César ‘El Caballo’ Lorea, Alvaro Contreras, Oswaldo ‘Pescadito’ Calero, entre otros.
El domingo 30 de Mayo de 1976 se cumplia en el “Pascual Guerrero” de Cali la 5ª fecha de la II Vuelta del Certamen ‘Apertura’ del fútbol colombiano.
A ese partido llegaba el Deportivo Cali ocupando el segundo lugar en el torneo con 20 puntos (compartido con Millonarios) mientras el Santa fe ocupaba la tercera posición.
El equipo caleño se puso en ventaja por intermedio del argentino Ricardo César Ruiz Moreno, pero en la parte final el equipo ‘Cardenal’ alcanzó el empate por acción de José Antonio Tébez.
A raíz de la expulsión del jugador Oswaldo Calero, por agresión a Recúpero, el técnico uruguayo abandonó el banco y se refugió en el vestuario por algunos minutos. Después de un buen rato retornó al banco, para terminar de orientar a sus dirigidos.
Hacia las 17.57 minutos, en el banco técnico del Deportivo Cali se desplomaba Washington ‘El Pulpa’ Etchamendi, víctima de un fulminante ataque cardiaco.
De inmediato fue auxiliado por el gerente de la entidad, Walter Collazos y otras personas que estaban junto al director técnico. La ambulancia que lo condujo hasta el Hospital Universitario ‘Evaristo García’ sólo pudo llegar hasta la denominada ‘Puerta de Maratón’ del estadio, pues la pista de tartán no podía ser pisada por vehículo alguno.
El cuerpo, ya casi sin vida del “Pulpa”, fue llevado al trote, en una camilla de lona, hasta la citada puerta, ubicada en el costado sur del estadio.
Los esfuerzos médicos de los doctores Luis Carlos González, Oscar Bolaños y Camilo Rengifo, fueron inútiles. El técnico oriental llegó muerto al Hospital. Su deceso se confirmó hacia las 6:30 de la tarde.
Washington ‘El Pulpa’ Etchamendi, hombre de gran parecido físico con el presidente chileno, Salvador Allende, moría a los 59 años de edad. Su cuerpo fue enviado pocos días después a Montevideo, su ciudad natal.
Al conocerse el día lunes 31 de Mayo, en forma profusa, los detalles de su muerte, la conmoción en la familia del fútbol de América fue enorme. Había fallecido, en su ley, frente a sus jugadores, uno de los mejores entrenadores sudamericanos de su generación.
Con él se iba un singular protagonista del mundo del fútbol, de esos que ya no existen, famoso no sólo por sus conocimientos sino por las ocurrentes salidas que tenía y un modo por demás pintoresco de ser.

Así se lo recuerda…

Silvia Etchamendi, (hija): "La imagen que tengo de mi padre en casa es sentado en su sillón, leyendo.
Cuándo él falleció yo tenía 12 años y mi manera de acercarme a su recuerdo era a través de la biblioteca que dejó en casa. Tenía desde Zolá hasta Víctor Hugo o Galeano. Era un lector ecléctico y voraz..."


Juan Masnik -capitán del Nacional del ‘71-: "Teníamos que ir a jugar a San Pablo un partido importantísimo por la Copa contra el Palmeiras, ya que si no ganábamos de visitantes, quedábamos afuera.
Hacía 5 días que yo estaba en cama y la prensa decía: `Mansnik no viaja`, porque había perdido 5 kilos, volaba de fiebre. El día antes el `Pulpa` se apareció en mi casa, se tomó un par de whiskys Old Smuggler y cuando se iba sólo me preguntó:`¿Mañana le mando un remise para que lo lleve al aeropuerto?`. Además, le agregó: `Acá, en confianza, ¿sabe qué pasa? Ancheta es un gran jugador, pero sin Ud., es mucho menos`. Yo me dije: `¡La pucha, qué importante que soy!` Agrandado anímicamente, me levanté y al día siguiente viajé. Ganamos 1 a 0 y clasificamos. En San Pablo, Ancheta me contó que el `Pulpa` lo había preparado, por las dudas de que yo no pudiera jugar, diciéndole: `¿Sabe lo que pasa, Atilio? Masnik es flor de jugador, pero... en confianza: sin usted, ¡es mucho menos!"

Alfredo Amarillo (último jugador uruguayo en vestir la camiseta del Barcelona de España, donde fue compañero de Johan Cruyff), se fue del país con apenas 19 años, después de haber jugado en la selección uruguaya y ponerse la blusa del Nacional del 73. Esto recuerda: “Yo era un chiquilín de 17 años y jugaba en la reserva de Nacional... yo siempre pensaba ‘algún día se va a lesionar alguno...’ ¡Aquel Nacional era tremendo! No dejaban el puesto ni equivocados... El “Pulpa” Etchamendi era un personaje fantástico.
Debuté contra Cerro, el partido iba 0 a 0 y en el entretiempo el “Pulpa” me dice: ‘cuando vayan 15 minutos usted vaya para donde estoy yo’. Él estaba del lado de la tribuna Olímpica y lo veo que levanta la mano... Ya habían pasado los 15 y yo no me animaba. Le comenté a Hynes que era el equipier y me dijo. ‘¡Andá muchacho, que van 17 minutos!’. Allá salí corriendo.
Cuando llegué allá, Etchamendi enojado dice: ‘¡Usted quiere o no quiere jugar. ¿No fue a la escuela?!’ Entré, tiré un centro, gol de Artime y ganamos 1 a 0.


Otro día Nacional va a jugar con Botafogo en el Maracaná, por la Copa Libertadores. El "Pulpa" me incluye en el grupo que viaja. En Botafogo jugaba aquel Jairzinho, que era un fenómeno, venía de salir campeón del mundo con Brasil en el 70. Antes del partido viene el Pulpa y me dice: ‘¿Quién es mejor, usted o Jairzinho? Yo tenía 18 años, le digo: ‘Y... Jairzinho, maestro’ Entonces me mira serio y seco y me dice con esa voz ronca: ‘¡Usted es un hijo de puta..., a usted yo no tendría ni que ponerlo...!’ Fui y marqué a Jairzinho y lo anulé. Se cambió de punta porque no lo dejé agarrar una pelota. Después, en los diarios, dijo que yo lo había marcado muy bien, para lo joven que era y la experiencia que tenía”.
“El Pulpa Etchamendi venía y te decía: ‘Usted va a jugar... ¡No se me cague!’.

Una vuelta le dijo al "Coco" Martirena -con quien jugábamos en la reserva de Nacional- ‘Coco, vos sos mi ídolo, sos un fenómeno, pero no te puedo poner porque está el Ildo Maneiro’.
Nacional tenía un cuadrazo. Y todos los domingos jugaban siempre los mismos. Las charlas del Pulpa eran tremendas...
Te decía: ‘Esto es así muchachos, si ellos hacen tres y nosotros hacemos sólo dos goles... miren que perdemos!’. Él no te decía nada, ni pizarrón ni tiza, ni subí ni bajá... Nada. ‘Vaya y juegue’.

‘En un partido le cae la pelota a Calcaterra, así de frente al arco. Y Calcaterra erró un gol hecho. En el vestuario, el "Pulpa" Etchamendi va y lo encara y le dice:¿Qué le pasó?Y Calcaterra le contesta: ‘La verdad es que no esperaba la pelota...’ Y Etchamendi se calentó: ‘¿Y qué esperaba? ¿Qué cosa esperaba en el área? ¡Que cayera un boniato en vez de una pelota de fútbol!’El Pulpa además de ser un gran técnico de fútbol ¡tenía cada cosa!, de la vida, de la noche, de los boliches... El Pulpa era un libro”. (Alfredo Amarillo, recuerda innumerables anécdotas -como las antes mencionadas- del popular DT uruguayo)

Peta, usted ya no es el mismo de antes. Lo tiró tres veces a su wing y el tipo todavía sigue respirando".(Del técnico de Nacional de Uruguay a su jugador, Luis “Peta” Ubiña, al final de un primer tiempo por Copa Libertadores en 1968. Infidencia de Luis Artime).

Luis Ernesto Sauco Borges, ex jugador uruguauo, integrante de aquel plantel de Unión que ascendió en el año 1966, recuerda al "Pulpa":-¿Quién te trajo a Unión, Luis? -Los que hablaron primero conmigo en Uruguay fueron don Ángel Malvicino y Osvaldo Kopp. Pero el que me convenció para venir a Santa Fe fue el "Pulpa" Etchamendi, quien me dijo que me necesitaba para ascender a primera con Unión. Vinimos desde Uruguay en el auto de él, una coupé Ford modelo '38 descapotable. Yo venía de jugar la final de la Copa Libertadores con Nacional, cuando perdimos contra Independiente. Llegar a Santa Fe para mí fue todo un desafío. -¿Con qué te encontraste cuando llegaste? -En Unión me encontré con excelentes dirigentes y una muy buena hinchada. Me acuerdo de lo que me dijo Etchamendi: "Mire, Luis, que a Unión vinimos para ser campeones porque el año pasado “Pepe” Etchegoyen salió campeón con Colón y ascendió, así que nosotros tenemos que plantar la bandera uruguaya y romperle la cabeza a cualquiera que se interponga". Era un tipo sensacional.

En un Nacional-Peñarol, después del Mundial '70, me tocó marcar a Losada, que era dificilísimo de marcar de tan chiquito que era. No había cómo agarrarlo y fue compañero de pieza mío en la selección. Entonces antes del partido, el "Pulpa" Etchamendi le pidió a Franklin Morales que le hiciera un reportaje a Losada, preguntándole si creía que Ubiña lo iba a golpear. Losada dijo que no, que éramos compañeros de pieza en el Mundial, que yo conocía a sus padres, que eso no podía pasar.
Franklin Morales le llevó la grabación al "Pulpa" y éste me llamó para hacérmela escuchar. "Usted contra Peñarol no juega", me dijo. Fui a embolsar mis cosas, los zapatos, todo, porque si no iba a jugar el clásico para qué me iba a quedar. "A menos que no sea cierto lo que dice Losada -me dijo el Pulpa cuando vio que me iba-, en ese caso usted juega".
El Pulpa se sentaba en un pozo que había para los técnicos frente a la torre de la Olímpica y a los quince minutos del partido se encontró con que tenía a Losada en los brazos. Lo agarré con pelota y todo al chiquito y lo tiré sobre el Pulpa. Y entonces el Petiso Losada se para y le dice al Pulpa: "¡De esto sos vos el culpable, Cara de Goma!".
(LUIS "Peta" UBIÑA, ex jugador de Nacional de Montevideo, reviviendo inolvidables clásicos de comienzos de la década del '70)

Al recibir la medalla de 50 años de socio de Nacional, el Dr. Carlos Suero contó: "En el `71 fuimos a España y nos recibió el embajador, que era Jorge Pacheco Areco. Al llegar, fuimos saludando a Pacheco uno por uno y cuando le tocó al `Pulpa`, Pacheco Areco le dice: `¿Cómo le va? ¿Cómo están las cosas por Montevideo?` y el `Pulpa` le respondió: `Y... como nos dejó usted... ¡esquivando las balas por la 18 de Julio...!"

Fuentes consultadas:

• Diario “El País” de Uruguay
• Francisco “Paco” Fernández (periodista de Radio “El Espectador”)
• Página web del Deportivo Cali (no oficial)
• Página web "Tenfield digital"
• Diccionario enciclopédico del fútbol del diario “Olé”
• ABC del Ascenso (del diario “Olé”)

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¿Tenía problemas con Fernando Morena?

Noooo, nunca tuve. Pero adentro de la cancha, mi vieja se pone una camiseta y le pego también.

(JULIO MONTERO CASTILLO, "áspero" ex futbolista uruguayo, padre de Paolo Montero, dando su testimonio el 4 de Noviembre de 2005)

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El fútbol es un milagro a través del cual Europa encontró una forma de odiarse sin destrozarse.

(PAUL AUSTER, novelista estadounidense)

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Fútbol (Blanca Varela - Perú)


Juega con la tierra
como con una pelota

báilala
estréllala
reviéntala

no es sino eso la tierra
tú en el jardín
mi guardavalla mi espantapájaros
mi Atila mi niño

la tierra entre tus pies
gira como nunca
prodigiosamente bella.

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Algunos me tildan de defensivo, pero si un técnico es defensivo es difícil que salga campeón. Yo ascendí seis veces.

(JUAN MANUEL GUERRA, recordado técnico argentino, uno de los de mayor trayectoria en el fútbol de ascenso)

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Distendido, Ronaldo, contaba a Diego Maradona anécdotas de David Beckham: "Cuando me felicitó por primera vez en un cumpleaños, se me acercó muy amable con un paquete de regalo. Lo abrí y era su camiseta del Real Madrid”.
La mesa se completaba con otros jugadores brasileños y argentinos del Real Madrid, a comienzos de 2005.
Al segundo cumpleaños -siguió Ronaldo-, otra vez viene con una caja, la abro y esta vez eran zapatos de fútbol autografiados: "David Beckham".
Parecía que la anécdota sobre el marketing eterno que hace Beckham de sí mismo, inclusive con sus propios compañeros, terminaría allí. Pero no.
Tiempo después –retomó Ronaldo- Beckham nos invita a su cumpleaños; todos sentados en mesas, se apagan las luces, aparece una pantalla y comienzas las imágenes. ¿Qué era? ¡Los goles de David Beckham! ¡Todos nosotros allí sentados mirando los goles de Beckham!
Ronaldo frenó las risas. Faltaba la frutilla del postre... "Y los goles, encima, eran todos de tiro libre..."

(artículo del periodista Ezequiel Fernández Moores en la revista Vanguardia, editada en Barcelona, Julio de 2006)

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Me interesan jugadores que se adapten a nuestro juego. Si ustedes no creen lo que yo digo, fíjense en los europeos. Vienen y se llevan jugadores. ¿Pero qué jugadores? ¿Se llevan a Alonso, a Houseman? No, viejo, se llevan a Scotta, Kempes, tipos que no andan con chistes y la meten seguido...


(JUAN CARLOS "Toto" LORENZO, recordado entrenador de fútbol argentino)

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Roberto Fontanarrosa: "El fútbol que vale es el que queda en el recuerdo"


Profundo conocedor y amante del fútbol, Roberto Fontanarrosa es uno de los mejores exponentes de la literatura latinoamericana contemporánea. Sus cuentos y novelas, siempre en clave de humor, son editados en todo el mundo de habla hispana y reconocidos por su capacidad narrativa.
Es un confeso hincha de Rosario Central, de Argentina, pero su pasión futbolística no conoce fronteras: es capaz de pasar una soleada tarde en París encerrado en la habitación del hotel porque televisan Galatasaray-Feyenoord, y encima amistoso, como cuenta en su libro "Puro fútbol".
En su obra "No te vayas, campeón" repasó a los equipos memorables del fútbol argentino. Nacido en 1944, llegó tarde para conocer a "La Máquina" de River, por ejemplo. "No hay vueltas, uno ve el fútbol que le toca ver", se resigna.

-Hay un fútbol sobre el que a uno le han contado maravillas, pero lamentablemente no hay ninguna referencia, salvo las fotos de El Gráfico. No existen filmaciones. Recuerdo el deslumbramiento que era ir al cine y ver el noticiero previo a la película, donde pasaban 30 segundos de un Racing-River, por ejemplo, y ahí conocía a los jugadores en movimiento.

-¿Donde empiezan sus recuerdos del fútbol sudamericano?

-Con el '59, en Buenos Aires. No ví ningún partido, todo era por radio. Pero recuerdo la efervescencia, quizá por mis 14 años. Vino Brasil campeón del mundo con Pelé, y Argentina aparecía tras un fracaso estrepitoso. La revelación fue Perú, con la delantera de Gómez Sánchez, Loayza, Joya, Terry y Seminario. Empataron con Brasil después de ir perdiendo 2-0, era un equipo privilegiado, de esos que cada tanto aparecen en Perú, como aquel otro de Teófilo Cubillas. Tanto que al tiempo Joya y Gómez Sánchez vienen a River, Loayza a Boca y después cae en Central, un tipo de una habilidad desusada. Tengo muy fresco ese recuerdo, por cosas muy puntuales: la aparición de Perú y la reacción de los brasileños después de largo tiempo en que la historia marcaba que Uruguay los mataba a patadas: se armó una gresca impresionante; ahí se inauguró la patada voladora, como mostraba la foto de Pelé volando horizontal. Esos uruguayos eran terribles. Jugaban William Martínez, Cococho Álvarez, Silveira... eran piernas de exportación. Echaron no sé a cuántos jugadores y terminó ganando Brasil 3-1. Me acuerdo de escuchar por la radio la final que Argentina empata con Brasil. Tiempo después llegaron las fotos y más tarde los goles en el cine, que no se entendían por culpa de los flashes de los fotógrafos.

-¿En la adolescencia es cuando más se marcan los recuerdos?

-Sí, se fijan más. Y antes porque había menos información. A los grandes equipos argentinos los veía una vez al año, cuando visitaban a Central. Todo se mezcla: recuerdos, imaginaciones y lo que queda son sensaciones. No me olvido de la ansiedad por ver a determinados jugadores. En el interior creíamos que a los futbolistas los inventaba El Gráfico, y había que verlos, constatar que eran como los contaban.

-¿Como espectador, qué espera de esta Copa América?

-Me interesa más que la Eurocopa, por más que allá tengan a todas sus estrellas... El hecho de que algunos seleccionados vayan con un equipo de fogueo me da curiosidad. Y será una ojeada al fútbol sudamericano; algunos equipos pueden estar pasando malos momentos, pero es un fútbol muy rico. Siempre está la esperanza de que aparezcan nuevos nombres, como Rondón o Farfán.

-¿Qué tipo de futbolista le agrada?

-Más allá de la camiseta, el mayor atractivo lo dan los talentosos. A mí me atrae más un volante creativo que un zaguero central. Obviamente, será muy útil un Samuel, pero prefiero a un Ronaldinho. A veces veía partidos europeos y decía: ¿cuándo aparecerá un Orteguita, un Ronaldinho? Uno que invente algo, que haga diferencia, que no sea solamente correcto. No hay nada más aburrido que el fútbol italiano. Me hartó, no hay uno solo que gambetee. El fútbol español le pasó por arriba, es más rico no sólo en figuras, también en espectáculo. Aún con lo mal que le fue, le agradezco al Real Madrid por Zidane, Figo, Beckham, Ronaldo, Raúl...

-Como dice César Luis Menotti, "se juega como se vive". Cada país tiene su idiosincracia y esa se traduce en el fútbol. Repasemos a los participantes, empezando por el anfitrión.

-Siempre se hablaron maravillas de la técnica del jugador peruano. Como Solano, un tipo frágil, menudo, pero con gran talento y habilidad. Me quedo con la generación que dejó afuera del mundial '70 a Argentina. Los jugadores de esos años son inolvidables: Cubillas, Percy Rojas, Chumpitaz, Sotil, Oblitas, Meléndez...

-Equipos impresionantes, como históricamente tuvieron argentinos, brasileños y uruguayos en esta competición.

-Cuando salían a la cancha imponían miedo. A Uruguay se le está esfumando ese peso... Quedó como una historia muy antigua. Y eso que, por nombres, puede armar un equipo con jugadores de nivel en cada puesto. Le pesa la tradición de la garra, es muy seductora la leyenda del coraje. Como la historia del Pepe Sasía, que una vez en Puerto Sajonia se trompeó con todos los hinchas que entraban a la cancha... La garra se desvirtuó: garra era dar vuelta un partido difícil, ganar en las peores circunstancias, no tomarse a golpes. Uruguay se quedó con la parte pintoresca de la garra. Claro, uno piensa que es un fútbol que dio a Francescoli...
Tienen un porcentaje desproporcionado de jugadores de fútbol respecto a sus habitantes, pero por ahí no alcanzan cuando llega el momento de elegir. Tal vez estos sacudones les sirvan para resurgir: no puede ser que a Uruguay lo goleen en el Centenario.
Brasil gana todo y por demografía. Están Ronaldo y Ronaldinho, y mirás para abajo y aparecen Adriano, La Bestia (Julio Baptista), Alex, Kaká...Siguen sacando laterales y ahora también tienen buenos arqueros. Y el caso de Ronaldinho es notable. ¡Qué lindo que es! Uno puede decir que Beckham es un buen jugador, pero le falta fantasía. A este tipo uno paga para verlo. Hace goles y no desaparece del partido.
Brasil es el primero en dar la lista, hace entrenamientos a puertas abiertas, sin misterios. Y paradójicamente las innovaciones tácticas salieron de Brasil: el segundo central lo inauguraron ellos, con Orlando; el 4-3-3; el wing izquierdo tirado atrás lo creó Zagalo…


-¿Y Argentina?


-Prefiero ver a un equipo con pibes, figuras que pueden llegar a ser, que ver a aquellos que ya conozco largamente.

-Hay otro pelotón histórico, con Paraguay, Bolivia, Chile, ¿qué te sugieren?

-Los paraguayos me remiten a la leyenda que dice que son grandes cabeceadores, tipos fuertes, para tener en cuenta. El de Bolivia es un tema muy dispar; tener la altura a favor cuando juega de local perturba todo, no se puede hacer una medición correcta del equipo.
Y Chile es otro caso raro… Tuvo nombres realmente importantes, como Elías Figueroa, pero son casos aislados, no saca generaciones completas. Hace poco, los periodistas chilenos usaron una frase que describe la situación:
“jugamos como nunca, perdimos como siempre”.

-Costa Rica tuvo a los dos equipos finalistas de la Copa de Campeones de la Concacaf y México siempre cumplió buenas actuaciones en la Copa América. ¿Qué le aportan los invitados?

-Es lógico que estén. Tienen más roce internacional y, sobre todo, convicción: ahora plantean otro tipo de partidos. El campeonato mexicano es más atractivo; tiempo atrás era de muchos goles porque los defensores y los arqueros eran un espanto. Nadie marcaba. Pero ahora ya no, van mejorando.

-Como Colombia desde los ’80, y más recientemente Ecuador y Venezuela.

-Ecuador era siempre un candidato a la goleada, salían a la cancha a ver cuánto aguantaban. Pero ya no es igual jugar con ellos de visitante. Apareció Aguinaga, un organizador al que podría emparentar con Valderrama, es un tipo que no da lo mismo que esté o no esté.
Venezuela ha tenido un progreso muy notorio, hasta va metiendo jugadores a nivel internacional. Puede ir más o menos, pero sabe adónde va. Creo que Pastoriza tuvo algo que ver.
Y Colombia sigue una línea, por la influencia de jugadores que han ido. Me invitaron a una Feria del Libro en Bogotá, que estaba dedicada a la Argentina, y llevaron a Pedernera, Pipo Rossi y Di Stéfano, que había jugado allá. A través de ellos pude ver la fascinación colombiana por el fútbol argentino. Fueron influenciados por los jugadores más talentosos de la época... El símbolo es Valderrama. La selección sintió el alejamiento de su generación, pero saben qué camino seguir. Al talento natural le sumaron profesionalismo; antes, en la Copa Libertadores era ir a Colombia a golear, ahora es ir a perder.

-Los recuerdos surgen caprichosos. No van de la mano del historial...

-No, uno se queda con momentos, jugadas, equipos sueltos.

-No necesariamente con los campeones.

-Claro, de los '70 me quedo con Holanda. Y en mi mente sigue aquel equipo peruano del '59, y no fue campeón ni mucho menos. La memoria no se rige por eficientismos. Son estupideces. El fútbol que vale es el que uno guarda en el recuerdo.

(entrevista realizada por Pablo Aro Geraldes (a quien agradezco infinitamente su autorización para reproducirla en este blog) y publicada en el Programa Oficial de la Copa América Perú 2004)

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