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El fútbol en clave de horror


El 24 de Marzo de 1976 una Junta de Comandantes asumió el poder tras la destitución de Isabel Perón. A partir de ese momento se sucedieron secuestros, desapariciones y prohibiciones. Con el dictador Jorge Rafael Videla a la cabeza, los ideólogos del nuevo gobierno se encargaron de utilizar al deporte para disimular la tremenda realidad que azotaba al país. Este es un somero racconto de hechos recogidos por el periodista Ariel Scher.

Eran las primeras horas de la dictadura. Ya habían pasado 22 comunicados en los que se prohibía toda actividad política y sindical. El número 23 fue el primero en permitir algo: la televisación en directo del partido que la selección de fútbol tenía que disputar en Chorzow frente a Polonia. Quizás sea esa la imagen más clara de cómo los militares se propusieron utilizar al deporte, copiando lo que Hitler había hecho en 1936 con los Juegos Olímpicos.

Ni azar ni leve intencionalidad ni tema menor, el deporte, y en especial el fútbol, fue objeto de la atención sistemática del régimen autocrático que se había instalado en el poder. Estigma de los estigmas de la época, el Mundial de 1978 representó un objetivo estratégico en la pretensión de los militares para afincarse largamente en ese sitio. Hicieron todo bien: apenas asumieron confirmaron que la Argentina sería sede del torneo; poco después le pagaron 500 mil dólares a una consultora estadounidense para que les ayudara a modelar su imagen política alrededor del campeonato; más adelante, llevaron los gastos organizativos de los 70 millones previstos a casi 700 según la evaluación del propio secretario de Hacienda, Juan Aleman y al final, cuando la Selección se consagró campeona, desplegaron una retórica apabullante con la que aspiraron demostrar que la combinación entre el éxito deportivo y el supuesto éxito organizativo daba origen a otro país, triunfal y sin contradicciones.

Nunca en la intensa historia que signa el vínculo entre política y fútbol en la Argentina un gobierno avanzó tanto con la intención de que la pelota jugara en su provecho. Pero se trataba de una era en la que todo parecía posible desde la perspectiva que ofrecían los tronos de los represores. Hace algún tiempo, el periodista Ezequiel Fernández Moores sintetizó lo que había ocurrido: "Fueron años en que la política abusó del deporte. Años de Kempes, el Matador. Años de Videla, el asesino".

Fútbol sí, letras no

La cuenta regresiva para el Mundial de los días del espanto estaba clavada exactamente en un año. Era el 1 de Junio de 1977 y uno de todos los horrores que fracturaban las calles arrancaba de un colegio a Roberto Santoro para volverlo un desaparecido. Poeta y periodista, hincha de Racing, había publicado en 1971 su maravillosa "Literatura de la pelota", un libro que combina los textos que en la Argentina hicieron eje en el fútbol. Santoro sabía encontrar música de gol en las palabras de los escritores y también conocía el secreto arte que distingue la voz de las hinchadas. Al mismo tiempo, no ocultaba su voluntad de que la realidad soplara hacia un punto cardinal más justo y vivía haciendo fuerza para empujar esos vientos. Santoro, con sus libros y sus vocaciones, su poesía y su pasión de fútbol, su desaparición y su memoria, es un símbolo potente y doloroso de la relación que signó al deporte con la última dictadura militar.

El arco de la libertad

Entre las mugres que hacían un infierno de la Mansión Seré, el centro clandestino de detenciones que la Aeronáutica regenteaba en Castelar, una siempre se adosaba al cuerpo de Claudio Tamburrini, arquero de Almagro hasta que un comando militar lo secuestró el 23 de noviembre de 1977. "¿Quién es arquero acá?", interrogaban hombres que no eran hombres. "Yo", contestaba Tamburrini que, futbolista al fin, en las noches miserables todavía se soñaba volando de un palo a otro. "Entonces atajate ésta", le contestaban, y lo molían a trompadas.

Tamburrini logró sobrevivir porque el día del segundo cumpleaños de la dictadura aprovechó, junto a tres compañeros, la bendición de un tornillo flojo y, desnudo, esposado y rapado, se escapó de la Mansión Seré a través de una ventana. Se radicó en Suecia, donde aún reside y enseña filosofía. Veintiún años después de su fuga, regresó una mañana a la cancha de Almagro. "Esto fue lo que más miré", confesó. Lo que más miraba era un arco.

Los dueños de la pelota

La AFA fue una joya velozmente codiciada. En 1976, el presidente de la institución era David Bracutto, también titular de Huracán y médico de la Unión Obrera Metalúrgica. Los militares lo desplazaron del cargo y ubicaron en su lugar, mediante una "elección", al abogado Alfredo Cantilo. A diferencia de los golpes de estado de 1955 y 1966, la AFA no fue intervenida: por delante estaba el Mundial 78 y la FIFA, que suele desentenderse de la condición política de los países donde organiza torneos, tiene como requerimiento que sus afiliadas posean autonomía. Si hubo intervención en la Confederación Argentina de Deportes y en otras federaciones. Era una determinación casi deportiva: la dictadura trataba de jugar en todas las canchas.

El rostro militar del fútbol fue el marino Carlos Lacoste, vicepresidente del Ente Autárquico Mundial 78, el organismo que manejó ese campeonato y que nunca presentó su balance definitivo. También fue ministro de acción social, breve jefe del Estado argentino entre las presidencias de Roberto Viola y Leopoldo Galtieri, y vicepresidente de la FIFA hasta los días iniciales de la democracia. Aunque las presiones políticas lo hicieron dimitir, Lacoste siguió siendo un invitado recurrente a las reuniones de la FIFA, como consecuencia de su amistad con el brasileño Joao Havelange, alguien que en 1978 declaró entre elogios que: "Por fin el mundo pudo ver la verdadera imagen de la Argentina".

Pariente de Videla y de Galtieri, Lacoste sostuvo que "el Mundial terminó con el subdesarrollo mental de los argentinos". Luego, influyó fuerte en River Plate, un club que hasta 1996 mantuvo como socios a los líderes de la dictadura. Argentinos Juniors recién le quitó ese privilegio en 1999 a Carlos Suárez Mason, encumbradísimo jerarca militar de esos años, juzgado y condenado en primera instancia en Italia por varios casos de violación a los derechos humanos, entre ellos el de Norberto Morresi, hermano del ex futbolista Claudio Morresi.

Julio César Santuccione fue el hombre de la Fuerza Aérea en la AFA. Se desempeñó como secretario del Tribunal de Disciplina en 1979 y 1980. Esas atribuciones en el terreno de la disciplina suenan paradójicas, teniendo en cuenta que Santuccione encabezó la durísima policía de Mendoza en las jornadas de la mayor barbarie. Él, como varios de sus pares, encontró un sitio cerca de la pelota. Por entonces, los amos de la vida y de la muerte, también eran los amos del fútbol.

El veredicto de la memoria

Una y otra vez, la radio estallaba con un mensaje unívoco. Era este: "Los argentinos somos derechos y humanos", según reza uno de los slogans de la época. Era una mañana de viernes, de Septiembre y de 1979, con dos sentimientos hondos confluyendo en la Plaza de Mayo. Uno era la esencia del fútbol: la fantástica Selección juvenil en la que brillaban Diego Maradona y Ramón Díaz acababa de ganar el campeonato mundial de su categoría en Japón. Otro era la esencia del sufrimiento: los familiares de las víctimas del terrorismo de Estado acudían al lugar porque miembros de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA estaban en el país investigando denuncias sobre los horrores argentinos.

Los servidores del Régimen instalados en los medios de comunicación convocaron a la gente a la Plaza para "demostrarle a esos señores que los argentinos no tenemos nada que ocultar". La dictadura necesitaba una ayuda. El fútbol, según la concepción de los dueños de la época, siempre podía dar una mano. A 30 años del golpe militar, la memoria puede llamarse Roberto Santoro o puede llevar otros 30 mil nombres. Y hace lo inevitable, lo imprescindible. La memoria vive como testimonio, como mensaje, como reclamo, como bronca, como esperanza, como protesta. Y nadie lo puede evitar.

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El día que la Selección ganó y perdimos todos


El 24 de Marzo de 1976, la Selección Argentina venció 2-1 a Polonia como visitante. Los futbolistas que actuaron no se ponen de acuerdo sobre cuándo recibieron la noticia del golpe.
El 24 de Marzo de 1976, la televisión argentina sólo emitió los comunicados de la junta que había derrocado al gobierno de María Estela Martínez y el partido de fútbol que la Selección Argentina, que se preparaba para jugar el Mundial 1978, jugó contra el seleccionado polaco en Chorzow, a 13 mil kilómetros de Buenos Aires. Los jugadores de aquel equipo discrepan a la hora de recordar si se enteraron de lo que había sucedido en el país antes o después de salir a la cancha y así recuerdan aquel partido que fuera calificado por la prensa de entonces como “la mayor hazaña de la historia (de la Selección) en el exterior”.
“Tuvimos que jugar obligatoriamente ante Polonia ese día porque la fecha ya estaba pautada. No recuerdo bien si había llegado una nota de algún militar para jugar ese partido, pero sí me acuerdo de que ganamos 2-1, con goles de René Houseman y Héctor Scotta”, contó a “Página/12” Alberto Tarantini, uno de los futbolistas que participó de ese partido, que formaba parte de una gira por de la Selección que dirigía César Menotti.
“El recuerdo más fuerte que tengo de la gira del ’76 es la tristeza que teníamos todos los jugadores por lo que estaba sucediendo en el país”, confesó René Houseman, autor de uno de los goles de aquel encuentro.
La Selección había debutado en esa gira ganándole 1-0 a la Unión Soviética en Kiev, el sábado 20 de Marzo. El autor del único tanto argentino fue Mario Alberto Kempes, que dos años más tarde sería el goleador del Mundial. Aquel partido se jugó bajo la nieve y la figura fue Hugo Gatti, vestido con pantalón largo y tocado con un gorro.
El itinerario de la gira marcaba al estadio Siaski, de la ciudad industrial de Chorzow, en Polonia, como el siguiente destino. El partido a jugarse el 24 de Marzo era importante: la selección local había terminado el Mundial de 1974 en el tercer lugar.
Pese a que uno de los primeros comunicados de la junta confirmó la suspensión de espectáculos, transmisiones y programas de televisión para el resto de la jornada, se informó que el partido iba a televisarse como estaba programado. “Se ha exceptuado la propagación programada para el día de la fecha del partido de fútbol que sostendrán las selecciones de Argentina y Polonia”, sostenía el nuevo comunicado. Canal 7 televisó el encuentro y el relato estuvo a cargo de Fernando Niembro, el mismo periodista que en 1990, como vocero de Carlos Menem, anunciara los indultos a los militares genocidas.
Houseman adujo no recordar con exactitud el momento en que el plantel se anotició del golpe: “Creo que nos enteramos después del partido. La noticia empeoró el ánimo del vestuario y de todos. Si llegó una orden desde Argentina para continuar con la gira, la verdad es que no me enteré”, añadió el ex delantero de Huracán.
Sin embargo, Héctor Horacio Scotta, el otro goleador argentino del partido, dijo recordar claramente que la noticia había llegado al seno del plantel antes de jugar el encuentro. “Todos estábamos muy preocupados y no únicamente Kempes y yo, como tantas veces se dijo. Nos habíamos ido del país con un gobierno democrático y cuando regresamos al país era todo diferente. Teníamos mucho miedo a todo, a lo que fuera, una guerra civil, por ejemplo. Horas después del partido llegó a la concentración una orden del propio Videla diciendo que la Selección ‘tenía que jugar’ ese encuentro ante Polonia”, puntualizó el ex goleador de San Lorenzo.
Leopoldo Luque afirmó que el relator José María Muñoz les había dado la noticia del golpe tras la cena posterior al partido: “La mayoría no estábamos tan metidos en el tema y ganar dos partidos seguidos en Europa para nosotros era algo totalmente inusual...”, señaló tiempo atrás.
Consultado por Página/12, Ricardo Bochini da una versión diferente: “El Gordo Muñoz nos comentó el tema del golpe y todos nos quedamos muy mal. No recuerdo bien, pero creo que la noticia la dio antes del partido. El Tolo Gallego se puso muy mal, porque empezó a pensar que le podía pasar algo malo a su familia, pero todos, rápidamente, lo tranquilizamos”.
Como Bochini, Marcelo Trobbiani también fue titular contra los polacos y su versión es coincidente. “Estábamos en el hotel y faltaban tres o cuatro horas para el partido -recordó en una entrevista hace años-. Kempes nos contó que en la Argentina había un golpe. Analizamos la posibilidad de no jugar, pero faltaba muy poco para empezar el partido y ya había gente en la cancha. Después Menotti nos reunió y nos pidió que nos tranquilizáramos. El sentimiento fue horrible durante el trayecto en el micro y en el vestuario. No bien el árbitro pitó el final, les preguntamos a los periodistas si tenían alguna novedad y yo pude comunicarme con mi familia”.
El relato coincide con lo que Héctor Vega Onesime divulgó en su libro “Memorias de un periodista deportivo”: que Muñoz, enviado de Radio Rivadavia, fue el primero en tener conocimiento del golpe y se lo informó al presidente de la delegación, Pedro Orgambide. “Por suerte no hay que lamentar desgracias personales o derramamiento de sangre”, comentó Muñoz, que apoyaría sin tapujos la dictadura. Su comentarista en ese partido fue Julio César Calvo, el hermano de Adriana Calvo, detenida-desaparecida y hoy integrante de la Asociación de Detenidos-Desaparecidos. Según el comentarista, muerto hace unos años, Muñoz realizó gestiones para averiguar el paradero de su hermana.
“Se dijo muchas veces que se había dudado en no jugar ese partido o en suspender la gira, pero no es así -recuerda Bochini-. Todos estábamos allá y teníamos muchas ganas de jugar. Como todas las informaciones que nos daban aseguraban que no había problemas, la verdad es que todos estábamos muy tranquilos”. César Menotti declinó hablar sobre el tema.
La gira siguió con una derrota 2-0 ante Hungría en Budapest, el sábado 27, la caída 2-1 con el Hertha en Berlín, el lunes 29 y la igualdad sin goles con el Sevilla el miércoles 10 de Abril. Los dos últimos partidos ni siquiera se televisaron.
“La noticia del golpe nos tomó por sorpresa -contó hace unos años Jorge Carrascosa en nota con este diario-. Estábamos concentrados y enterarse de eso fue algo muy fuerte. Allá no nos decían todo lo que queríamos saber. No sabíamos exactamente lo que estaba sucediendo. Uno siempre estaba pendiente de que a la familia no le pasara nada. El único contacto que yo tenía era telefónico, pero el deseo de todos era regresar lo más rápido posible para estar con los suyos. A medida que pasaban los días, el deseo era terminar cuanto antes la gira para estar rápido en el país”.

(artículo de Pablo Vignone, publicado por el diario “Página 12” del viernes 24 de Marzo de 2006, con motivo de los 30 años del Golpe Militar de 1976)

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Brasil no juega con el mandato de sus raíces.

(PELÉ, quejándose en Italia 90 del estilo "europeo" que el DT de la verdeamarelha, Sebastião Lazaroni, quería imponer a la selección brasileña)

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Todavía me pregunto cómo en aquella selección de ustedes faltaron algunos muchachos de calidad indiscutida. Por ejemplo: Pastoriza, Daniel Onega y Mas. ¿O en ese entonces no eran buenos?
¿Por qué los eliminamos en la cancha de Boca? Porque hacía más de un año que vivíamos pensando en las eliminatorias y nada más que en las eliminatorias; porque nuestro equipo era realmente bueno y porque tuvimos a la Virgen de Santa Rosa encima de todos nosotros; fundamentalmente para marcarles el segundo gol, un minuto después del empate que a ustedes les había costado muchísimos padecimientos...


(ROBERTO CARLOS CHALLE, "El niño terrible del fútbol peruano", rememorando en revista "El Gráfico" Nº 2719 del 16/11/71, la eliminación Argentina en la Bombonera para el Mundial de México 1970 a manos de la Selección de Perú)

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La pelota es una hembra, se la acaricia, no se le pega.

(JOSÉ MANUEL MORENO, célebre jugador argentino)

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Pasión por el fútbol (Ryszard Kapuscinski - Polonia)


En su libro "El Imperio", el periodista polaco Ryszard Kapuscinski, cuenta que en visita a un pueblo minero en Siberia, llega a la casa de un obrero, Yevgueni Alekséievich, con quien conversa acerca de la situación laboral y de la rigurosa vida que se lleva en esa apartada región de la ex Unión Soviética. Luego, mientras esperan que llegue la hora para reunirse con otros trabajadores, sucede lo que Kapuscinski cuenta de la siguiente manera: "Al cabo de poco rato empezaron a venir vecinos y la habitación de Mijaíl Mijáilovich se hizo pequeña. Yevgueni Alekséievich encendió el televisor, en color, que estaba sobre el aparador. La enorme caja granate oscuro rugió con tanta amenaza que parecía que se iba a erizar de un momento a otro. El Dinamo contra el Spartak, me aclaró en voz baja Yevgueni Alekséievich, sólo a mí, pues los demás hacía tiempo que lo sabían.
Clavé la vista en una pantalla que no transmitía ninguna imagen. Su cóncava curvatura de cristal la recorrían con frenesí y en todos los sentidos miles de chispas de todos los colores. El televisor estaba estropeado, y si una tele se estropea en el Komsomolski Posiólok, no hay manera de arreglarla.
Nunca había visto nada semejante. Una veintena de hombres con la vista clavada en una pantalla centelleante que cada dos por tres despedía columnas de chispas, como las que se levantan sobre el fuego cuando alguien le echa una rama de pino seco. Motas, rayos y granos de luz bailaban, latían y chisporroteaban como un febril y etéreo espejismo. Qué riqueza de formas de luz, qué pantomima tan alocada e incansable. Todo aquel fulgor se me antojaba delirante e ilógico, pero no tenía razón. Un orden perfecto gobernaba los movimientos de aquellas partículas multicolores, sus vertiginosas carreras y sus súbitos cambios de dirección. En determinados momentos el lado izquierdo de la pantalla empezaba a despedir un chisporroteo rojo que vibraba, ondeaba y corría de un lado para otro, y, de repente, la habitación se llenaba de un grito: ¡Goool! ¡El Dinamo ha metido un gol! ¿Cómo sabes que lo ha metido?, pregunté, perplejo, a Yevgueni Alekséievich, tanto más cuando en la tele tampoco funcionaba el sonido. ¿Cómo no lo voy a saber?, me contestó con gran asombro, ¡todo el mundo sabe que el Dinamo lleva camisetas rojas!
Al cabo de un tiempo en el extremo opuesto de la pantalla se producía una concentración de azul (el color del Spartak) y la habitación gemía: ¡Han igualado el marcador (puesto que los reunidos eran hinchas del equipo del Dinamo).
Durante la media parte las chispas se habían calmado, incluso se habían quedado inmóviles, dispuestas ordenadamente en toda la superficie de la pantalla, para, más tarde, volver a lanzarse a hacer nuevas piruetas y locuras, pero se nos había hecho tarde y tuvimos que dejarlas para acudir a la reunión.

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Los directivos nos hacen creer que tenemos grandes futbolistas porque pagan grandes traspasos por ellos; incluso a los propios jugadores les hacen creerse que son buenos.

(ANTONIO "La Tota" CARBAJAL, célebre portero mexicano, presente en cinco Copas del Mundo con el equipo azteca)

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Una de las anécdotas más maravillosas que cuenta Alcides Ghiggia en su libro "El gol del siglo" es el momento en que éste hace el gol en Maracaná en la Final de 1950.
Hace el gol decisivo en la final de una Copa del Mundo, doscientas mil personas alrededor, y su amigo del barrio, compañero de toda la vida, el "Cotorra" Míguez, le dice "loco, no me la pasaste, ¿no viste que estaba mejor parado?" y la respuesta lacónica del autor del gol: "dejala ahí que está bien".

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Dos ingenieros bastan. Los otros ocho jugadores deben ser obreros. Tener seis Baggios es peligroso.

(IVICA OSIM, técnico bosnio, opinando sobre la creación en el fútbol)

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La muerte de Darío Dubois


El ascenso argentino llora la muerte de Darío Dubois

Darío Dubois, ex futbolista de varios clubes de ascenso, falleció hoy a causa de las hemorragias internas que se produjeron en su cuerpo, luego de haber sufrido un asalto a principios de mes.

El ex zaguero central de Yupanqui, Lugano, Ferro Carril Midland, Deportivo Laferrere, Deportivo Riestra, Cañuelas, Deportivo Paraguayo y Victoriano Arenas, entre otros clubes, murió esta mañana en el hospital Paroissien del partido de La Matanza, en el que estaba internado desde hacía casi diez días. En total jugó 146 partidos y anotó 13 tantos.

Dubois, de 37 años, no pudo recuperarse de las heridas sufridas en un ataque del que fue víctima una noche de principios de mes por delincuentes que lo balearon en una de sus piernas y en el estómago, luego de haber abandonado una sala de recitales en la localidad de Isidro Casanova, donde se desempeñaba como sonidista para ganar su sustento diario.

Es que la historia de este singular personaje del ascenso argentino (jugaba con la cara pintada, al estilo músicos de Kiss, para dar cuenta de su fanatismo por el black metal) no dio para las primeras planas de los diarios. La suya fue la típica vida de "un laburante del fútbol".

El retiro. Tanto que Dubois se vio obligado a dejar la actividad, hace casi tres años, porque no pudo "costearse" una operación de rodilla por una rotura de ligamentos cruzados, mientras actuaba para Victoriano Arenas, su última institución. Es que ni el club de Valentín Alsina ni Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA) se hicieron cargo de la intervención quirúrgica.

Además, el infortunado futbolista se erigió en un genuino representante de la denominada "cultura del ascenso": la de aquellos jugadores que actúan, tal como se dice, por el "sándwich y la Coca Cola", aún a costa de las presiones que pudiere recibir.

Un ejemplo de ello ocurrió a mediados del ´95, cuando defendía la camiseta de Lugano. Por ese entonces, una empresa auspiciaba a la entidad de Tapiales y prometía abonarle 40 pesos por partido ganado a cada uno de sus jugadores.

El elenco bonaerense había alcanzado tres triunfos consecutivos y cuando se aprestaba a disputar el cuarto partido, Dubois adoptó una postura singular, en la que puso en evidencia sus ideales, tal como después le comentó a su amigo, el periodista Marcelo Massarino.

"Como no nos habían pagado decidí llevarme una cinta aisladora negra para taparme la publicidad de la camiseta. Pero justo en ese partido (frente a Acassuso, en Boulogne) me la olvidé. Y entonces, como había llovido, apenas salimos a la cancha hice como que me persignaba, agarré barro y me tapé la publicidad", dijo.

"La camiseta naranja quedó toda cubierta por el barro. El sponsor se "cagaba de risa" de nosotros y no nos pagaba. Yo, con esa guita, viajaba", relató para argumentar el porqué de su rebeldía.

O cuando denunció a un dirigente de Juventud Unida (Juan José Castro), mientras jugaba para Victoriano Arenas, que supuestamente le había ofrecido dinero "para perder, para que ellos ganasen y para que él entrara en una reelección en el municipio de San Miguel. Una rata inmunda", apuntó.

Esa y muchas otras historias le valieron enojos y fastidio de directivos y entrenadores que no entendían su comportamiento. Pero a la vez le permitieron lograr reconocimiento de muchos pares, parte del periodismo y de diversos foros de hinchas, como el que suele ingresar en el sitio "En una baldosa", que lo había adoptado como una suerte de símbolo de futbolista del ascenso.

Fuente: Agencia Télam (17/03/08)

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Mucha gente trabaja en una fábrica de nueve a cinco. Su trabajo puede consistir en dar miles de vueltas a una tuerca. En las tardes de los sábados esa gente merece algo por lo que ir y por lo que gritar.

(RODNEY MARSH, ex internacional inglés)

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¿Qué opinión te merece la decisión de la FIFA de no jugar en ciudades de más de 2500 metros sobre el nivel del mar?


La altura tiene sus pro y sus contras, no vamos a negar que la altura exista pero hay que ser claros que por mucho que tengas altura sino tienes un buen equipo seguro no puedes asistir a una copa del mundo. Ecuador tiene 2800 metros, La Paz tiene 3800, entonces si habláramos que la altura te pone en una Copa del Mundo Bolivia estaría siempre en los mundiales, así como a veces nos toca ir a jugar a un grado bajo cero como en Argentina o Uruguay, jugar con pasamontañas, con guantes o cuando vamos a Barranquilla a 55 grados de temperatura es difícil jugar y sin embargo Ecuador ha soportado siempre todo ese tipo de cosas.


(IVÁN HURTADO, defensor ecuatoriano, opinando sobre el veto de la FIFA a jugar en ciudades con más de 2.500 metros de altitud)

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¿Tévez? ¿Quién es Tevez?

(MÁRCIO BRAGA, presidente de Flamengo, dos días antes de que el argentino marcara dos goles en la victoria de Corinthians 3 a 1 ante el equipo rojinegro, por el Brasileirão 2005)

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EL CICLÓN - San Lorenzo de Almagro (Argentina)


Uno de los tantos apodos de este verdadero grande del fútbol, “El Ciclón”, fue utilizado por primera vez en 1932 por el periodista Hugo Marini para referirse a la contundencia con la que el equipo atacaba y ganaba. Las goleadas que daba el equipo hicieron que se lo bautizara como “El Ciclón de Boedo”, apodo que copiaron muchos periodistas.
También otro motivo por el cual la difusión del apodo se produjo con facilidad, fue que con el apodo del club se lo rivalizaba o equiparaba aun más con su acérrimo rival: el Club Atlético Huracán.

El nacimiento del club

Cuando a principios de siglo los jóvenes de la barriada bonaerense de Almagro, empezaban a jugar a un juego que sus importadores los ingleses llamaban “football”, poca o ninguna idea tenían de la importancia que iba a tomar ese club que se había formado, el San Lorenzo de Almagro.
Estos muchachos tenían su “gran estadio” en la calle Treinta y Tres. Allí se celebraban unos interminables partidos con una pelotita de goma o de trapo, ya que la economía no daba para más. Era un equipo formado por adolescentes cuya edad oscilaba entre los 12 y 16 años.
Se agrupaban bajo la denominación de “Los Forzosos de Almagro” y vestían camiseta color borravino con cuellos y puños blancos, que habían sido donadas por Federico Monti, auténtico caudillo del equipo durante esa primera época.
Los triunfos conseguidos hacían sentir la necesidad de organizarse seriamente. Se organizó una reunión para el 1º de Abril de 1908, fecha en la que se da oficialidad a las actividades del club. Como el club todavía no tenía una sede social, la reunión se celebró en la misma calle Treinta y Tres. Allí se confirmó el nombre de “Forzosos de Almagro” y se dispuso la adquisición de un sello, para dar más categoría y seriedad a la entidad recientemente creada.
Concurrieron a la reunión del 1º de Abril de 1908 y por lo tanto quedaron en la historia del club como sus fundadores: Antonio Scaramusso, Federico Monti, José Coll, Nicolás Romeo, Antonio Rappa, José Gorena, Pablo Silva, Aníbal Assali, Alberto Coll, Luis Gianella, Francisco Xarau, Luis Manara, Juan Monti, Fernando Rosso, Amílcar Assali, José Colazurdo y algunos más.
Tras esta reunión se decide la creación de dos equipos representativos de “Los Forzosos de Almagro”. Uno se denominará “La mayor” y otro que será “La menor”. A partir de la formación de estos dos conjuntos se comenzaron a enviar desafíos a todos los clubes de los alrededores por “nota sellada”, lo que permitió que durante la segunda mitad de 1908 y todo 1909 se jugaran infinidad de partidos.

Intervención del Padre Massa

El nombre del Reverendo Padre Lorenzo Massa está íntimamente ligado a la historia del club, tanto que no es posible evocar los primeros pasos de la institución sin recordar su múltiple labor desplegada. Tanto es así que algunos le confunden con el fundador del club.
Hasta el 8 de abril de 1909, el club siguió desarrollando sus actividades de forma normal, pero en esa fecha un grupo de componentes de ambos equipos, capitaneados por Francisco Scaramusso, se acercaron a conversar a las puertas del Oratorio San Antonio con el padre Lorenzo Massa. La razón no era otra que la petición del campo que estaba contiguo al Oratorio.
El padre Lorenzo aceptó pero con la condición que todos los integrantes del equipo asistieran todos los domingos a misa. Los pequeños cracks cumplieron la palabra empeñada.
Próximos a tomar posesión de su nueva cancha, los muchachos recibieron una sorpresa: el Padre Massa apareció con un juego de once camisetas de color azul y grana. Era el comienzo de una nueva etapa.

Se cambia el nombre, nace San Lorenzo

Ese mismo día, el 8 de Abril de 1909, después del partido debut en la cancha del oratorio, Scaramusso pidió autorización para celebrar una Asamblea General. Se iba a aprovechar esta ocasión para cambiar el nombre del club, ya que al Padre Lorenzo Massa no le parecía el más lógico, pues tenía una expresión de fuerza bruta.
Se propusieron varios nombres: El Centinela de Quito, El Ariete, Olimpia, El Triunfador, El Almagreño, etc. Pero Federico Monti propuso que el nombre del club tenía que llevar el nombre de Almagro. Scaramusso, como agradecimiento al Padre Lorenzo Massa, propuso el de “San Lorenzo de Almagro”. El nombre fue aceptado por mayoría y Antonio Scaramusso elegido como primer Presidente de la entidad.

Campeón de la Liga Don Bosco

En lo que queda de 1909, los dos equipos lograron varios triunfos significativos, antesala para su inclusión en la liga Don Bosco, con el equipo denominado “mayor”. En 1910, el Campeonato fue muy disputado y a su finalización el San Lorenzo había empatado en su 1ª posición con el Pueyrredón de San Isidro. La final se celebró en Luján y el partido acabó en un empate, la revancha la ganó el conjunto azulgrana por 2-0.
A principios de 1911 el padre Massa gestionó y obtuvo una pequeña cancha, situada a la entrada del parque Chacabuco. Por ese entonces el equipo “menor” se inscribía en la Liga La Esperanza y juega allí todos los partidos del Campeonato que logra finalmente adjudicarse. Mientras tanto la “mayor” vuelve a ganar la Liga Don Bosco, venciendo 2-0 al club Centenario en la final.

Desaparición momentánea del equipo

Cuando nada lo hacía suponer, ya que los triunfos se sucedían constantemente, los muchachos reunidos en asamblea al aire libre, resuelven dejar el club en suspenso para cuando “fueran hombres”. Esto ocurrió al finalizar 1911. La mayoría de los jugadores pasaron a formar a otros clubes. El sello y demás papeles quedaron en poder de Scaramusso, que, seguía siendo presidente.
El club continuaba latente, realizando algunas reuniones y hasta jugando algunos partidos, siempre vistiendo los colores de San Lorenzo.
En Noviembre de 1913, José Gorena propuso a José Coll reorganizar el club. Estos hablan con Federico Monti y Antonio Scaramusso quienes están de acuerdo y junto a Maidna, Marquínez y otros se encargan de citar a los socios para asamblea de reorganización.
En esta asamblea se crea la nueva comisión directiva, quedando formada por: José Gorena, presidente; Antonio Scaramusso, secretario; Robustiano Castro, prosecretario y Federico Monti, tesorero. Poco tiempo después renuncia a la presidencia su titular, pasando a ocupar esta vacante Antonio Scaramusso.

Inscripción en la Asociación Argentina

En 1914, el club va a solicitar su entrada en la Asociación Argentina de Fútbol. Esta le fue cedida y el club inscribe dos equipos: uno en Segunda y otro en Tercera División.
La primera campaña oficial de San Lorenzo en la Asociación, en 1914, no pudo ser más brillante. Fue campeón de su grupo tras vencer, después de dos finales a Excursionistas; lo que le permitió jugar la semifinal del torneo con Sportivo Buenos Aires, al que derrotó por la mínima.
La final del Campeonato de segunda la debía jugar frente a Germinal en el campo de Banfield. San Lorenzo se alzó con el triunfo y con el torneo, al vencer por 5 a 2. La idea del ascenso a Primera estaba cerca.
Al iniciarse la temporada de 1914, se fusionan las dos entidades que manejaban al fútbol argentino, por tal motivo la cantidad de clubes aumentó y algunos no obtienen su inscripción en la categoría intermedia, a la cual habían ascendido los azulgrana por obtener el torneo de Segunda.
El 1º de Enero de 1915, el equipo ganó la final del torneo de Ascenso a 1ª División ante el club Honor y Patria (Campeón de Intermedia) y desde entonces obtuvo los siguientes campeonatos en la época amateur: 1923, 1924, y 1927, después de dos segundos puestos en 1925 y 1926.

Nace la A.F.A.

La Asociación Argentina de Fútbol nació a raíz de la escisión de un grupo de equipos de la Federación Argentina de Fútbol (FAF) de carácter amateur. Así se dio comienzo a la era profesional (rentada) del fútbol criollo en el año 1931. El primer torneo profesional fue ganado por Boca Juniors y el del año siguiente por River Plate. En ambos certámenes, San Lorenzo fue protagonista y peleó por ser el campeón hasta las últimas instancias.
El tercer torneo del profesionalismo, en 1933, lo tenía como candidato junto a los otros grandes de la categoría y con un excelente desempeño por fin pudo conseguir un título. La definición de este torneo estuvo en manos de San Lorenzo y Boca Juniors. En la antepenúltima fecha se enfrentaron estos dos equipos, encuentro que ganó el Ciclón por 2 a 0 en un estadio colmado por 45 mil personas. En la fecha siguiente, San Lorenzo cayó frente a Independiente por 1 a 0, mientras que Boca derrotó a Lanús, recuperando de esta manera el terreno perdido. Al finalizar la fecha, Boca lideraba con 49 puntos, siendo escoltado por San Lorenzo con 48. La definición se decidía en la última fecha, y los únicos resultados posibles para que el Ciclón fuera el campeón debían ser una derrota auriazul y un triunfo azulgrana. Boca Juniors debía enfrentar a River Plate y San Lorenzo a Chacarita en Villa Crespo. Aunque River no había ganado ningún clásico durante el profesionalismo esta vez se impuso por 3 a 1, mientras que San Lorenzo consiguió una victoria por 1 a 0, que lo consagraba como campeón.
Su brillante historial está jalonado por triunfos notables dentro y fuera de la fronteras de la Argentina y entre muchos otros, los del 6 a 1 sobre la selección nacional de España en Madrid y del 10 a 4 sobre la de Portugal en Lisboa en 1947, en la célebre gira por Europa con el equipo de 1946 que obtuviera el segundo campeonato para la entidad y que contaba con uno de los más grandes ídolos de la historia sanlorencista: el vasco Isidro Lángara.
Tal vez el más deslumbrante y contundente conjunto que haya representado no sólo a San Lorenzo de Almagro sino también al fútbol argentino en el exterior.

Bodas de Oro y Campeonato

En 1958 San Lorenzo festejó sus cincuenta años de vida, realizando por este motivo unos actos que conmemoraron tal fecha. Entre ellos se organizó un partido contra Nacional de Montevideo, que resultó con 3-3. Pero el mejor regalo fue la contratación de quien sería el más grande goleador de la historia azulgrana: José Francisco Sanfilippo, quien se consagró máximo goleador de ese torneo y de los tres restantes (59, 60 y 61).
Este jugador llevó a la consecución de un nuevo Campeonato en 1959. Como director técnico se encontraba José Barreiro.

Los Carasucias y Los Matadores

En 1964, en San Lorenzo, producto de su cantera surgen unos jóvenes valores que por su desfachatez y caradurismo para jugar, se les pasó a denominar “Los Carasucias”. Entre éstos se encontraban: Roberto Telch, Héctor Veira, Narciso Doval, Fernando Areán y Victorio Casa.
Este equipo se formó bajo el mando de un técnico brasileño: Elba De Padua Lima, pero el mundo le conocía como “Tim”. Con un estilo y forma de juego arrolladora, que superaba a sus rivales en las segundas partes, se proclamaron campeones del Torneo Metropolitano de 1968, de forma invicta, siendo el primer equipo en el fútbol argentino en lograrlo y para ese entonces ya denominados “Los Matadores”.
La final de este torneo se jugó frente a Estudiantes de La Plata, tras haber vencido a River en semifinales. Un nuevo título se sumaba a las vitrinas de los de Boedo.

Llegan más títulos al club

La Asociación del Fútbol Argentino había decidido en 1967 jugar dos torneos por año, el primero denominado “Metropolitano” y otro llamado “Nacional”, del que participarían además de equipos de Buenos Aires y del Interior de la República Argentina.
En 1972, y bajo la dirección técnica de Juan Carlos “Toto” Lorenzo, conseguiría por primera vez en la historia del fútbol argentino los dos torneos en un mismo año.
El cuarto título (séptimo en la historia del club) llegaría en 1974 al ganar el Torneo Nacional con el goleador Héctor Scotta a la cabeza, que se consagró como el mayor anotador anual de la historia del profesionalismo.

El descenso

En 1980 San Lorenzo tuvo el primer aviso de descenso y se salvó en la última fecha. Lo peor estaba por venir.
Al año siguiente le toca perder la categoría y descender a Primera "B", pero su paso fue efímero.
Con un fervoroso acompañamiento de su público (que batió todos los récords de recaudaciones), logró el título y el ascenso al año siguiente, 1982, marcando un hito en la historia de la institución y del fútbol nacional.

De nuevo campeón tras 21 años (1995)

El Torneo Clausura de 1995 lo tenía a San Lorenzo como máximo candidato al título, tras 20 años y medio (desde Diciembre de 1974) sin ganar un torneo en la Primera División. El Ciclón era dirigido por Héctor “Bambino” Veira y su plantel estaba compuesto por jugadores de vasta experiencia como Oscar Ruggeri, Silas, Oscar Passet, entre otros. San Lorenzo tenía en sus espaldas una gran sequía de títulos y en los últimos años había sido protagonista pero no podía consagrarse.
Con un rendimiento parejo, los de Boedo llegan junto a Gimnasia y Esgrima de La Plata a las instancias decisivas del Torneo con chances de campeonar.
En la última fecha, Gimnasia estaba un punto arriba del Ciclón y debía a recibir a Independiente en el Bosque. San Lorenzo por su parte visitaba a Rosario Central en Rosario. Gimnasia no pudo consagrarse porque fue derrotado por el Rojo y porque San Lorenzo cumplió con su parte al vencer al Canalla. De esta manera, el Ciclón conseguía tras 21 años de sufrimiento un nuevo título, antes los 30.000 hinchas que viajaron a Rosario para presenciar la consagración.

El campeón Récord (2001)

Tras seis años sin títulos, el Torneo Clausura 2001 se presentó como muy emotivo hasta las últimas instancias y tuvo como protagonistas a dos equipos muy sólidos: San Lorenzo y River Plate. El Ciclón había empezado muy mal el año 2001, con peleas internas en el plantel y desajustes con el cuerpo técnico. Esto ocasionó que el director técnico Oscar Ruggeri abandonara el equipo días previos al comienzo del calendario profesional.
San Lorenzo era un barco a la deriva, sin DT y con jugadores peleados tenía que afrontar la Copa Libertadores y el Torneo Clausura. Desde Chile llega el Ingeniero Manuel Pellegrini a Boedo, técnico subcampeón en su país con Universidad Católica y en Ecuador con LDU Quito que probaba su suerte en el fútbol argentino.
En la 8ª fecha del Torneo San Lorenzo recibía en el Estadio “Pedro Bidegain” a River Plate. Los “Millonarios” dieron una verdadera exhibición de fútbol y le ganó al Ciclón por 3-1 (gol de Romeo). De esta manera, sacó una ventaja de cinco puntos y jugadas ocho fechas parecía que nuevamente conseguiría el campeonato.
El golpe propinado fue muy duro y recaló en lo más hondo del plantel y del cuerpo técnico. La campaña hasta ese momento era regular (4 victorias, 2 empates y 2 derrotas) y la idea de conseguir el campeonato había quedado casi descartada.
Pero ocurrió el milagro, y de los 33 puntos que quedaban en juego San Lorenzo consiguió todos, terminó descontándole los cinco de ventaja que llevaba River y finalizó el torneo con seis de más, logrando dos récords: el de cantidad de victorias consecutivas (13) y el de mayor cantidad de puntos conseguidos en un torneo corto (47).

Campeón del Torneo Clausura 2007

Este torneo fue liderado desde la 5ª fecha por San Lorenzo, el cual nunca dejó la punta y logró el campeonato en la fecha 18, ganándole a Arsenal de Sarandi por 4-2.
Tuvo una convocatoria multitudinaria a lo largo de todo el torneo, consolidándose claramente como el tercer equipo con más hinchas de Argentina, detrás de Boca Juniors y River Plate, y con una ventaja notoria sobre sus seguidores, los clubes de Avellaneda, Independiente y Racing Club.
La entidad tuvo desde 1916 a 1979 un estadio ubicado sobre la Avenida La Plata. El “Gasómetro” de Boedo supo ser el estadio donde era local la Selección Argentina y donde además se celebraron incontable cantidad de eventos multitudinarios. Llegó a tener una capacidad de 75.000 espectadores, siendo en su momento uno de los estadios más importantes del país.
San Lorenzo posee en la actualidad una Ciudad Deportiva de 27 hectáreas en el corazón de Buenos Aires, en ella se inauguró el 16 de Diciembre de 1993 el Estadio “Pedro Bidegain” (El Nuevo Gasómetro), el estadio con capacidad para 45.000 espectadores y que devolvió el hogar que el equipo no poseía desde el cierre del antiguo "Gasómetro" en 1979, verdadera catedral del fútbol argentino.

Palmarés

Era amateur

1914 Ascenso AAmF-AFA
1923 Asociación Amateur de Football
1924 Asociación Amateur de Football
1927 Asociación Argentina de Fútbol

Era profesional

1933 Campeonato AAF (Asociación Profesional)
1946 Campeonato AFA
1959 Campeonato AFA
1968 Campeonato AFA-Metropolitano
1972 Campeonato AFA-Metropolitano
1972 Campeonato Nacional AFA
1974 Campeonato Nacional AFA
1994/95 Torneo Clausura 1995 AFA
1994/95 Temporada 94/95 AFA
2000/01 Torneo Clausura 01 AFA
2000/01 Temporada 00/01 AFA
2006/07 Torneo Clausura 07 AFA

Torneos Internacionales

Copa Aldao: 1923, 1927 y 1946
Copa de Confraternidad Escobar Gerona: 1941
Copa Mercosur: 2001
Copa Sudamericana: 2002
Recopa Sudamericana: 2003 (Subcampeón)

Títulos internacionales (no oficiales)

1939: Copa Aranha
1950: Copa Lisboa
1953: Torneo Internacional
1970: Copa Costa Brava
1970: Copa Santander
1970: Copa Ciudad de La línea
1970: Copa Taruella
1970: Trofeo Teresa Herrera
1973: Copa Juan Gamper
1976: XIº Ayuntamiento
1979: Torneo de Japón
1995: Copa Juan Gamper

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Marcelo fue el técnico que sacó lo mejor de mí. Bielsa me convertía en un crack. Explotaba todas mis cualidades y mejoraba mis defectos. Me dio lo que me faltaba como jugador. Buscaba la perfección. Y eso que la perfección no existe... Pero él la buscaba igual. Él te exigía a full.
El ejemplo está en Ariel Ortega. ¿Cuándo lo viste al Burrito corriendo por toda la cancha a Roberto Carlos? Bueno, Bielsa lo logró. Equivocado o no, convenció a un montón de monstruos de su estilo de juego. Y te hablo de nenes como Batistuta, el Cholo Simeone, Sensini... Y encima era buena gente.
Bueno, yo puedo estar hablando tres horas de Marcelo Bielsa... Fijate que no hay jugador que te hable mal de él. Yo lo admiro, marcó una época e hizo historia porque ganó los Juegos Olímpicos.


(CRISTIAN "Kily" GONZÁLEZ, futbolista argentino, opinando sobre Marcelo Bielsa, actual DT de la selección chilena)

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Yo con 47 años hoy, y el presidente no se si tendrá menos; pero le hemos demostrado a la FIFA que se puede correr adentro de esa cancha. No puede tomar una determinación porque se les cante a ellos. Que venga y que no jueguen con la pasión de ustedes, que quieren jugar en su tierra. Ustedes tienen que jugar donde nacieron, hermanos, y eso no lo puede prohibir ni Dios y menos Blatter.

(DIEGO MARADONA, el 17/03/08, en La Paz, Bolivia, dando su apoyo a esa ciudad con referencia al veto impuesto por la FIFA de jugar partidos internacionales en ciudades de gran altura)

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Yo no sé mucho de fútbol, pero Argentina será Campeón.

(HENRY KISSINGER, ex Secretario de Estado de los EEUU, al arribar a Buenos Aires el 20 de Junio de 1978, para presenciar las instancias finales del Mundial 1978)

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Bogotano (Víctor Rodríguez Núñez - Cuba)


Para Gustavo Adolfo Garcés



Yo juego fútbol con mis asesinos
les disputo el balón
gano tiempo y espacio
arriesgo esta jugada individual.

Arracimados
sobre el pasto tenaz
de este parque escogido
los gamines se sacuden el polvo
que Dios echó en su alma
y se bañan con sol.

El de ruana molida
busca en la bolsa plástica
el aliento de la felicidad
y el que tiene las costillas al aire
caza como un gorrión
migajitas de pan entre la hierba.

Yo juego fútbol con mis asesinos
me pasaron la bola
y pruebo el arco
hay más niebla en los huesos que en las calles.

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En Mendoza jugaban Independiente Rivadavia y Colón de Santa Fe, dirigidos por Enrique Fernández y el "Gitano" Miguel Antonio Juárez, respectivamente, compañeros y amigos desde el Rosario Central de los '60.
De pronto se armó un escándalo entre los jugadores de ambos equipos. Juárez empezó a caminar hacia la mitad de cancha para tratar de contemporizar, en momentos en que el “Nene” Fernández salió como disparado del banco. Todo hacía presumir que los técnicos se iban a sumar al escándalo... Pero cuando Fernández llegó al lado de Juárez, le dijo: “¿Me das un faso (cigarrillo)? Vamos a ver como se pelean estos giles”. El Gitano convidó a su amigo y se fueron caminando juntos, tranquilamente, hasta donde se desarrollaba la trifulca.

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El Estado es el que debe decidir qué se hace. En nuestro país no está desarrollada la cultura de la prevención.

(JAVIER CASTRILLI, ex árbitro del fútbol argentino, actual responsable de la Subsecretaría de Espectáculos Futbolísticos acerca del incidente en el que perdiera la vida Emanuel Álvarez, el hincha de Vélez que viajaba hacia la cancha de San Lorenzo con la hinchada de su club y fue alcanzado por un disparo el sábado pasado)

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No se entiende cómo Argentina, que fue eliminada en Corea-Japón 2002 en la primera ronda, sea cabeza de grupo en Alemania. ¿Es porque ganó un Mundial hace 20 años, en México? No lo entiendo.

(Artur Antunes Coimbra "ZICO", en declaraciones efectuadas en Mayo de 2006, previas al Mundial de Alemania, cuando era el DT de Japón)

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Zinedine Zidane (Francia)


Nacido en Marsella, Francia, el 23 de Junio de 1972, con el nombre de Zinedine Yazid Zidane, sus padres son de origen argelino (Smail y Malika) y tiene cuatro hermanos, Djamel, Farid, Nourredine y Lila.
El deporte lo atrajo de niño, a los cuatro años ya montaba en bicicleta y a los seis comienza con la practica del judo.
Sus primeros pasos en el fútbol los dio en el equipo de La Castellane, del barrio marsellés del mismo nombre, jugando en pequeños equipos de las afueras de Marsella, como el US Saint Henri y el Septemes.
Ficha por el Cannes a los 14 años. Por esa época acude al estadio de Marsella y se maravilla del estilo del que considera un jugador maravilloso, el uruguayo Enzo Francescoli, por entonces figura del Olympique y con un brillante pasado en River Plate de Argentina. En honor a él, bautizó a su primogénito con el nombre de Enzo.
Medio centro ofensivo a la antigua usanza, con gol, llegada, panorama de juego, asistidor de delanteros y un enorme despliegue físico; su carrera fue meteórica.
Debutó en la Primera División francesa el 20 de Mayo de 1989, con 17 años de edad, en un partido contra el Nantes de la mano de Luis Fernández, por entonces entrenador-jugador del Cannes.
Una vez que dejó el Cannes, fichó por el Girondins de Burdeos, equipo que le catapultó a la fama, con una actuación memorable en la Copa de la UEFA en el año 1996.
En ese año la Juventus de Turín pone sus ojos en el talentoso francés y se hace de sus servicios. En la “Vieja Señora” tuvo grandes logros y paralelamente comienza a destellar en la selección francesa.
Francia encuentra en Zidane a su eje principal para convertirse en la mejor selección francesa de la historia y Zinedine fue elegido como el mejor jugador del Campeonato Mundial de Fútbol de 1998, en el que ganó la final ante Brasil anotando dos goles de cabeza. También obtuvo la Eurocopa en Holanda 2000.
Fue Balón de Oro en 1998, mejor jugador del mundo según la FIFA en 1998 y 2000, campeón del Mundo y de Europa con la selección francesa, pieza clave en la todopoderosa Juventus de los últimos años 90.
A nivel de clubes ganó casi todos los títulos posibles (Liga, Copa, Supercopa de Italia, y la Copa Intercontinental). Sólo le faltaba un título la Copa de Europa (Liga de Campeones), pues había perdido dos finales, una de ellas contra el Real Madrid, el que sería su siguiente equipo, y con el que conseguiría el trofeo que le faltaba.
El 9 de Junio de 2001 fue presentado como jugador del Real Madrid quien lo compra en 78 millones de Euros, convirtiéndose en el jugador más caro en la historia del fútbol.
La adaptación no fue simple para el galo quien llegaba a un equipo plagado de estrellas (plantel apodado "Los Galácticos") y culmina una temporada anotando el gol que daba la victoria por 2-1 al Real Madrid ante el equipo alemán Bayer Leverkusen en la final de la Liga de Campeones de 2001-2002.
Una serie de lesiones impidieron que repitiese su actuación de 1998 con la selección de Francia en el Mundial de 2002, donde, defendiendo el trofeo, su equipo tuvo una actuación mucho menor a la esperada y es eliminado en primera ronda sin anotar un solo gol.
Zinedine Zidane se retira de la selección francesa tras culminar una mala Eurocopa 2004, en la que Francia cae derrotada ante Grecia en cuartos de final por 0-1, a pesar de su buena actuación -anotando 3 goles-. En 2005 retorna la selección con vistas al Mundial de Alemania 2006, siendo un jugador clave para su selección durante la fase de clasificación.
El 25 de Abril de 2006 confirmaba su retiro del fútbol profesional al término del Mundial de Alemania en una entrevista televisada por la emisora francesa "Canal Plus".
Días después, el periódico deportivo español “AS” señalaba que “sus continuas lesiones y los problemas internos del Real Madrid le llevaron a adoptar tal decisión”.
En una rueda de prensa ante 150 periodistas dejó en claro su interés de seguir vinculado al Real Madrid trabajando con niños. Destacó la gran satisfacción que le dieron sus logros como futbolista profesional, consiguiendo los máximos trofeos con su selección y con los grandes de Europa, Juventus y Real Madrid.
Zinedine Zidane decía adiós pero nos dejaba para el recuerdo su maravillosa pegada al balón, sus gambetas, asistencias de gol y la magia que desplegó en las canchas del mundo este inolvidable jugador, hoy dedicado a partidos de exhibición y actos benéficos como embajador de UNICEF.

Trayectoria
* AS Cannes (Francia) 1989-1992 (61 partidos, 6 goles)
* FC Girondins de Bordeaux (Francia) 1992-1996 (140 partidos, 28 goles)
* Juventus (Italia) 1996-2001 (151 partidos, 23 goles)
* Real Madrid (España) 2001-2006 (155 partidos, 38 goles)

Palmarés
* Mejor jugador del año FIFA" (FIFA World Player) 1998, 2000 y 2003
* Tercer Mejor jugador del año FIFA" (FIFA World Player) 1997 y 2002
* Balón de Oro 1998
* Balón de Plata 2000
* Balón de Bronce 1997
* Mejor Jugador del Mundial 2006
* Onze de Oro 1998, 2000 y 2001
* Mejor jugador de la Champions League (MVP) 2001-2002
* Premio Gredos del Deporte 2003
* Votado el mejor jugador europeo de los últimos 50 años (Votación de la UEFA) 2004
* Elegido como uno de los mejores jugadores vivos de la historia (FIFA 100) 2004


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¿Cuánto tuvo que ver Carlos Bilardo en la explosión de tu carrera?

Y… bastante, sobre todo en lo que refiere al trabajo de campo, con la táctica y la pelota parada. Creo que Carlos, más allá de que muchos se lo toman en broma por lo que hace afuera de la cancha, es un tipo que le deja mucho al jugador. Cuando habla de los penales, por ejemplo, y dice que no son una lotería, tiene razón. Los arqueros estudian como se vio con Lehmann. Y el jugador tiene que patear penales en los entrenamientos, avisándole al arquero dónde va el disparo, para ensayar la precisión. Desde esas cosas ha ganado todo lo que ganó. Siempre aprovechó hasta el más mínimo detalle para sacar ventaja. Está adelantado a muchísima gente.

¿Fue muy brusco el cambio de Bilardo a Menotti?

Sí, son completamente distintos. Yo no soy bilardista ni menottista. Del Flaco destaco cómo enamora al jugador y su idea de trabajar todo con pelota. Cuando llegó a la Sampdoria, los tanos le pidieron que nos llevara a correr a la montaña, y él les contestó: “Cuando al fútbol se juegue en la montaña, vamos a ir”. Es un tipo que charla mucho, se basa en la comunicación, y tal vez eso lo frenó en Italia. El idioma, agregado a que ese fútbol no es precisamente el que él siente, no le permitieron trascender allá, pero es una persona extraordinaria, fascinante.

(JUAN SEBASTIÁN VERÓN, opinando sobre la antinomia Menotti-Bilardo, en el año 2006)

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¿Sabe lo que hay que hacer con la AFA? Agarrar todo desde la planta baja hasta el décimo piso, tirarlo a la calle Viamonte y quemarlo. Sólo así conseguiríamos mejorar.

(LUIS ARTIME, tremendo goleador de los años años 60 y 70 en Argentina y Uruguay, en un reportaje concedido a la revista "7 Días", en 1970)

Hay que quemar la AFA porque sus estructuras no cambiaron. Es más, todo empeoró.

(LUIS ARTIME, en revista "El Gráfico", manteniendo veinte años después -1996-, su mirada crítica para la Asociación del Fútbol Argentino)

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Hoy hablan que no sabíamos jugar al fútbol, que fuimos campeones de mentira, pero quien habla así nunca vio jugar un Anselmo, un Iriarte.

(ERNESTO MASCHERONI, Ernesto Mascheroni, Campeón Mundial con Uruguay en 1930, en entrevista concedida a "Jornal da Tarde" del 29 de Mayo de 1978)

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Pelota de cuero (Augusto Cortéz - Argentina)


* Cuento infantil

No se sabe dónde, cuándo y en qué lugar, creo que en Bell Ville, Córdoba, Argentina, Pedro, Lorena y Tadeo estaban aburridos y empezaron a patear piedras.
A Pedro sin darse cuenta, se le encendió la lamparita de las ideas y dijo: ¡Vamos a hacer una pelota de verdad, redonda y que no duela al patearla!
Agarraron papeles, gomas, hilos, agujas y pedazos de cueros y empezaron a coser en hexágonos como habían aprendido en geometría en la escuela.
Y se formó algo redondo que picaba y rebotaba en el suelo por la cantidad de goma que tenía dentro. Y la llamaron PE-LO-TA por Pedro, Lorena y Tadeo.
Al verlos los chicos del barrio con el nuevo juguete preguntaron ¿podemos jugar? ¡Sí, dijeron los tres, vamos a jugar a la PELOTA! y jugaron hasta que se puso oscuro.
Y todos quisieron una. El papá de Pedro que era zapatero hizo unas cuantas con cámara de goma y aire. Y así nació este juguete que tanto nos gusta a chicos y grandes.

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Otro cuento de fútbol (Marcelo Carlos Zona - Argentina)


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“Si la historia la escriben los que ganan,
eso quiere decir que hay otra historia”

Eduardo Mignona



1. Llegar

Al principio no era fácil. No es como ahora que viene cualquiera y te arma una prueba ve dos o tres pibes que andan más o menos y se los lleva a un club grande. Encima está esa diferencia, los vienen a buscar prácticamente a la puerta de su casa. Si yo he visto esas convocatorias que hacen en la Placita, ¿cuántos chicos meten? ¿500? ¿600? Antes, en cambio, conseguir una prueba en un club de primera te costaba un huevo y si no tenías un buen contacto era muy difícil que se te abrieran las puertas. Me acuerdo que nos fuimos toda la banda. Éramos seis o siete de los integrantes de ese equipo de Argentino que arrasó en el campeonato de la Liga, le habíamos sacado como veinte puntos al segundo, cuando todavía se repartían dos por partido ganado, si hubiesen sido los tres de ahora creo que dábamos la vuelta olímpica en la mitad del torneo. Pero tuvimos suerte, porque nos recibieron en Ferro y estuvimos dos semanas probándonos. Te digo, nos fue bárbaro, si hasta nos metieron en la pensión y nos daban la comida. No gastamos un cospel en nada. Sólo tuvimos que poner en los pasajes de ida y vuelta o en algún que otro taxi que usamos para recorrer y conocer Buenos Aires. Yo anduve bien esos días. ¡Ojo! No me agrando, pero de verdad, anduve bien. No en cambio lo otros chicos. ¿Sabés que pasa? Que en la cancha, entre nosotros, éramos unos fenómenos. Nos conocíamos de memoria, cada uno de nosotros sabía lo que el otro iba a hacer. ¡No es para menos, che! Si empezamos a jugar juntos en el baby, así que sacá la cuenta fueron casi diez años en los que nos veíamos dos o tres veces en la semana para entrenar y los sábados o domingos para los partidos. Para mí, te digo la verdad, allá en Buenos Aires jugamos todos bien, un poco más, un poco menos, pero estuvimos dentro de lo que habitualmente sabíamos hacer y ¿sabés qué?, a mí fue al único que llamaron. Nadie lo podía creer. Del grupo yo era el más chico, tenía 16 años recién cumplidos y los otros me llevaban uno o dos. Casi había ido de colado, como el hermano menor que sigue al mayor por todos lados. ‘¿A vos? No jodás, Qué te van a llamar a vos’, me decían los otros pibes. No lo podían creer. Pero era cierto. Creo que me dejaron porque era un flaco alto que jugaba de defensor. Los tipos pensaron que me iban a tener cinco o seis años con ellos, tiempo al cabo del cual les quedaba su modelo de jugador, su ideal.

2. Partir


Creí haber tocado el cielo con las manos. Te repito, en esa época no iban muchos a Buenos Aires y yo que había ido, quedé. Se lo dije con una alegría enorme a mis Viejos y no veía la hora en que llegara el día en que tenía que viajar. Me acuerdo que charlábamos bastante con mis Viejos sobre todo lo que significaba irse, pero yo no les daba ni cinco de pelotas, no veía la hora de irme. En esos días, creo, fue cuando empecé a dejar los libros. Estaba en cuarto año del secundario... Era un pendejo, tenía la cabeza en otra cosa, me imaginaba que iba a llegar, que iba con el fútbol iba a salvar a toda la familia y que no iba a tener necesidad de tener un estudio. Cosas de chicos. Después en Buenos Aires me anoté en un nocturno, pero duré un par de semanas y largué. Yo tenía la idea fija de jugar al fútbol, para mí todo era fútbol, fútbol y fútbol. Además llegué a la pensión del club que en esa época era como un hotel cinco estrellas. No nos faltaba nada. Nos daban las cuatro comidas diarias bien abundantes, televisión, calefacción en invierno y aire acondicionado en verano. Un lujo total. Y vivíamos en Caballito, en plena Capital Federal, que no es lo mismo que estar... Qué sé yo, en Avellaneda, por ejemplo. Ahí teníamos todo a mano, el club a dos pasos y a lo sumo una hora de viaje hasta Pontevedra, donde entrenábamos casi todos los días de la semana. Y eso lo valorábamos, porque veíamos a los otros pibes que se levantaban a las cinco de la mañana y se tomaban dos o tres urbanos para llegar hasta el club. Lo que era en esa época Ferro, no te imaginás. Estaba arriba en todos los deportes, ibas caminando entre la cancha de fútbol y la de básquet y te cruzabas con todo tipo de figuras. De vóley, de gimnasia, con los campeones de la Liga Nacional de básquet y con los vagos de primera que habían ganado el título del ’82, que yo los había visto en mi casa por la televisión.

3. Estar


Al principio, como todo era nuevo, todo me parecía lindo. Pero con el paso del tiempo las cosas se fueron complicando o, mejor dicho, haciéndose más difíciles. Había que estar todos los días al pie del cañón a las siete de la mañana, sobre todo cuando uno es adolescente y te empiezan a gustar otras cosas, cuando se te despierta el indio. Para colmo, Buenos Aires es una ciudad tramposa, tenés de todo ahí nomás al alcance de tus manos. Es muy dañina si sos una persona que no conoce sus límites o si no tiene la capacidad para ponérselos. Las minas que veíamos. Cada giro y encima cuando vos le decías que eras futbolista y que estabas en Ferro, quedaban regaladas. Pero guarda que nosotros sabíamos cuando salir de farra, lo manejábamos, porque al otro día tenías que estar arriba a las siete y los tipos se daban cuenta al toque si vos habías descansado bien o no. Había que rendir a full en todas las prácticas. Lo nuestro no era la noche. Era la tarde. Después del almuerzo no nos quedaba otra que hacer una buena siesta y cuando nos levantábamos salíamos a girar. Le tirábamos los galgos a todas las minas que veíamos por la calle. No podías dejar pasar una oportunidad porque en diez millones de personas cuándo volvés a ver una piba. ¿Sabés qué? En esa época no teníamos nada en claro, sobre todo con uno mismo. Pero a esa edad qué querés. Si bien en la pensión no nos faltaba nada, estaba a seiscientos kilómetros de mí casa, de mis Viejos o de la gente que te pudiera dar un sano consejo. Hoy me doy cuenta que si hubiese tenido las pilas puestas en llegar, en lugar de haber estado pavoteando por ahí, tendría que haberme quedado en el gimnasio o después de hora en la práctica puliendo los defectos. No lo vas a creer, pero yo no sé cabecear. Sí. Estuve seis años en un club de primera y no aprendí a cabecear. Cuando lo entendí era tarde, ya estaba jugado. Me di cuenta cuando me tocó la colimba y no hicieron nada para que zafara. Si les hubiese interesado hubiesen hablado con los milicos, pero no. Los tipos me dejaron ir como si nada. Debería haber tenido los huevos suficientes para encarar a los técnicos de frente y hablarles directo para saber cuales eran mis posibilidades, qué querían de mí y definir de esa manera tu futuro, el rumbo de tu vida. Si los tipos hubiesen sido francos, sinceros, me lo deberían haber dicho también y podrían haberlo hecho cuando firmé el contrato, cuando me hicieron profesional. En una de esas me podía enchufar de nuevo y meterme en carrera otra vez. Me hubiese alcanzado con ver a otros jugadores, si adelante mío estaban Cúper y el ‘Gallego’ Vázquez. Con copiarles algo de lo que hacían me alcanzaba. Pero yo ya estaba jugado y cuando entraba a la cancha buscaba divertirme. Me acuerdo que un día en la cancha de Racing, jugando con la reserva, me venía una pelota divina, re-fácil, caía colgadita y todo aconsejaba que tenía que reventarla de primera para que después se encargaran los delanteros de conseguirla, sin embargo la paré, la puse abajo del botín y aguanté la cara del nueve de ellos, cuando estaba cerca amagué que le iba a pegar, pero la cambié de derecha a izquierda y salí jugando, levanté la cabeza y se la dí al cinco, que estaba pasando por una situación similar a la mía. No sabés la gente en las tribunas, se venía abajo, para colmo ya estábamos cerca del final del partido, así que se habían juntado bastantes simpatizantes de ambos clubes. Pero en el banco, el ‘Cai’ me quería matar, no te imaginás cómo me puteaba. Por un lado tenía razón, no sólo estaba arriesgando una pelota, sino también un montón de guita. El dinero de mis compañeros y el suyo. Pero por el otro, loco, ¡qué falta de campito! Te cuento, ellos sostenían que en esa época, en Argentina, solamente Olguín podía salir jugando con la pelota, el resto teníamos que reventarla. Y yo no era así. No lo sentía. Había otros chicos que no tenían problemas, les pedían que la reventaran a la tribuna y zas, allá iba la pelota, si había que cortar un ataque del rival bajando a un jugador, con foul, no dudaban a darle de la rodilla para arriba. Yo, en cambio, había escrito mi final en Ferro, aunque en realidad hacía las cosas esperando que me vieran de otro club y me llamaran. Yo ahí ya no quería seguir jugando, es como que me había dado cuenta que me usaron, que me tuvieron para la competencia con otros zagueros centrales o, por mi estilo, para entrenar a los delanteros propios, nada más. Creo que ellos sabían que yo nunca iba a jugar en primera... desde el principio. Que se la va a hacer, fueron años contradictorios, con cosas feas, las menos, y otras muy lindas. Me acuerdo de una espectacular.
Veníamos desde Pontevedra en el auto de Oscar Acosta, él, Marchesini, El ‘Gallego’ González, El ‘Mago’ Garré y yo; entrando a la Capital nos pasamos un semáforo en rojo y nos paró un milico, ya no estaba por hacer la boleta y Acosta, para zafar, le dice, “Pará Viejo, sabés qué pasa, que tenemos que llegar rápido a la cancha porque concentramos. Nosotros somos jugadores de primera”. “¡Ah! ¿Sí? ¿Dónde che?”, nos pregunta el tipo. “En Ferro”, le contestó. El cana se inclina sobre sí mismo y empieza a observarnos uno por uno, de repente empieza a zarandear al cabeza como afirmando y me señala a mí. “Tenés razón a ese yo lo conozco, lo ví en los diarios”, dijo y nos dejó pasar. A mí me reconoció, que ni siquiera iba al banco de suplentes y los otros tipos ya habían ganado todo, venían de ser campeones de primera, jugaron la Copa Libertadores y encima tenían selección. En fin, cosas lindas que uno recuerda. Como los buenos compañeros, porque guarda, ahí no hacés amigos. Decime si a una persona con la que compartiste seis años de tu vida, con la que viviste junto en una pensión, en un departamento, con la que conociste mujeres y la noche de Buenos Aires, con la que compartiste sueños e ilusiones, no la vas a llamar por teléfono en las malas para brindarle una palabra de aliento. ¿Vos lo harías? Yo sí. Sin embargo, nadie me llamó. Solo como llegué, también me fui. Años después el ‘Mono’ Burgos sé que anduvo preguntando por mí, mandó a pedir mi número de teléfono, pero... Ya estaba, ya había pasado todo. Yo quería olvidar. Lo podría haber llamado, pero no lo hice cuando las cosas no le estaban saliendo bien, cómo iba a quedar que lo llamase ahora que estaba en la cúspide, rodeado por el éxito. Son cosas que vos pensás. Es que pensás mil cosas. No sé si está bien o mal. Pero ya está, en una de esas la vida nos pone frente a frente en el camino y charlamos como si nada hubiera pasado.

4. Volver


¿Qué hago? Tenía 21 años y nada en la vida. De repente me salió una oferta en Tucumán y sin pensarlo, desesperado agarré. Así que me fui para allá sin estar convencido. Sentía la obligación de tener algo, un club donde jugar para demostrarles a todos que contaba con condiciones. Pero me encontré con otro mundo. Un mundo muy distinto al de Buenos Aires en todos los sentidos. Yo venía de tener mi platita todos los meses, el recibo de sueldo, un departamento y lo que te imaginaras al alcance de tus manos. Y allá tenía que correr detrás de un dirigente para que me pagara lo que me había prometido, no te daban la guita, se escondían, esperabas el día del partido, cuando aparecen todos, pero ni así. Salía de la cancha a mil y los tipos ya no estaban más. El punto final fue en la previa del clásico, ese sábado se casaba mi hermano y yo no pude venir porque el domingo jugábamos. Qué bajón. Con todo lo que ya me había perdido. Creo que estuve una o dos semanas más y me pegué la vuelta. Dejé todo y no me acuerdo si cobre lo que me habían prometido. Me volví a Buenos Aires. Fui a parar al departamento de una mina que tenía en ese entonces. Ella laburaba y vivía sola. Así que ahí me instalé, pero a medida que pasaban los días y no llegaba ni una oferta, entré a desesperarme, no sabés qué hacer de tu vida. Estaba pintado, yo que había estado tan cerca de jugar en primera, ahora estaba pintado y mantenido por una mina. Toqué fondo. Llegué bien abajo. Jamás me lo hubiese imaginado, ya no quería saber más nada con el fútbol, en lo único que pensaba era en poder encontrar un lindo trabajo y formar una linda familia. Pero por suerte todavía estaban mis viejos. “Volvé cuando quieras, que ahí todavía está tu camita”. Eso me dijeron. Son de fierro, porque ellos también cargaban sobre sus espaldas con mi fracaso. Perdieron un hijo a los dieciséis años, tenían puestas sus esperanzas en él, como todo padre, que le vaya bien, que triunfe, que se asegure un futuro y nada. El guaso volvió con una mano atrás y otra adelante. Sin trabajo. Sin perspectivas. Porque encima yo no podía jugar al fútbol en ningún lado. Ahí me dí cuenta de lo valioso que es tener una familia, de las pequeñas cosas de todos los días, de lo que significa volver a las raíces. Al final, terminé arreglando con un club de la Liga, pero no sabés lo que significó salir a la cancha todos los domingos. La gente iba a verme con cierto grado de expectativas. Yo venía de Ferro, de estar muy cerca de primera. Se sentía la presión. Para colmo, yo andaba muy mal. Me pasaban por todos lados, por arriba o por abajo. Este... Es una forma de decir, tan bagre no era, pero no respondía para nada. Entonces empecé a escuchar los comentarios. “¡Este estuvo en Ferro!”. “Claro, como no lo van a mandar de vuelta”. Y así, como esos un montón, cientos, miles. Pero qué sabían lo que me estaba pasando. Había días enteros que me la pasaba encerrado en la pieza de mi casa llorando. No era fácil asimilar todo lo eso... El fracaso. Hasta que un día dije “se van todos a la mierda. Si hay plata arreglo, aunque puteen a toda mi familia”. Vino un club de la región y ahí fui. Después otro. Con la plata me compré cosas para ir haciéndome la casita, ya había empezado a salir con una piba, que ahora es mí señora, y las cosas empezaron a mejorar. Conseguí trabajo. Ahora tenemos una pibita, es preciosa, tiene meses nomás. Es como que me olvidé de todo eso que pasé. Empecé a vivir de nuevo. Porque si hubo algo bueno en todo esto es que aprendí a querer a las personas tal como son, con sus virtudes y defectos. Hubo muchos que eran muy amigos, amigazos, mientras yo estaba en Buenos Aires. Cada vez que venía los tenía a mi alrededor, me preguntaban cosas, charlábamos mucho, incluso estaban aquellos con los que cenábamos todas las noches juntos. Pero cuando volví ya no me daban la misma bola que antes, era un “Hola, que tal”, seco, cortante y al pasar. Entonces la cabeza empezaba a funcionar a mil y se preguntaba si esos tipos alguna vez te habían valorado como persona. Me sentía usado. Me acordaba cuando se despedían de mí y le mandaban saludos a los que estaban en Buenos Aires. ¿Sabés para qué? Para tener presencia ellos, te usaban para estar en contacto. “Dale saludos a tal”, “No te olvidés de decirle a fulano que le mando saludos” o sino iban para allí y te ponían como carta de presentación, “Víctor me dijo tal cosa”, entonces empezaban un diálogo con un tipo que de otra manera no les habría dado ni cinco de pelotas, a lo sumo les podría haber firmado un autógrafo, nada más. Ahora lo entiendo a Ballas. Yo no llegué a ningún lado, pero él sí, fue campeón del mundo, tuvo fama, dinero y ahora anda en una motito. Muchos se le cagan de risa cuando lo ven pasar, pero yo no. Yo lo admiro. Se lo ve auténtico, disfrutando la vida que armó después de todo eso. Lo entiendo, como no lo voy a entender, si yo también lo pasé. A veces tengo ganas de llamarlo y sacarme una foto con él. Me da vergüenza. No sé. Quizás algún día me anime. ¿El fútbol? Bien gracias. Voy los sábados a jugar en el comercial, pero mucho no me gusta tampoco, porque dicen que es para hacer deportes nada más, pero hay unos nenes que meten como si estuvieran jugando la final del mundo. Voy por compromiso. Por eso voy a veces nomás. Tengo ganas de divertirme adentro de una cancha, ya sufrí mucho. Así que le hago a la bocha los jueves por la noche con un grupo de amigos, tenemos reservada una cancha y ahí nos juntamos como lo hacíamos antes, cuando éramos chicos. No perdimos esa mágico funcionamiento que habíamos logrado en Argentino, cuando salimos campeones invictos y choreando. Creo que si nos pusieran a todos adentro de una misma cancha, les pintamos la cara a más de uno. ¡Bah! Es una forma de decir, porque algunos tienen panzita y otros directamente panza. Yo no. No perdí la costumbre de salir a correr, de hacer ejercicios, es saludable, además, voy dos veces por semana al gimnasio. Trato de sentirme en forma, me ayuda en muchas cosas, sobretodo porque me pone de buen humor, que ayuda en el trabajo y en casa. Después miro mucho fútbol por televisión, me gusta... ¡Uy! Ahí viene mi señora con la nena. Mozo, me cobra los dos cortados. Dejá. Yo invito, me vino bien charlar un rato sobre todas estas cosas. Nos juntamos otro día y te cuento todas las anécdotas que tengo. Chau. Suerte.

(Un inmenso Gracias! a Marcelo Carlos Zona por su generosidad al enviarme este cuento para subirlo al blog y compartirlo con todos ustedes)

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A los de Primera nada tengo que enseñarles, no son de Primera si no saben todo.

(ALFREDO DI STÉFANO, ex jugador y técnico de fútbol)

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En 1972, ese fantástico futbolista que se llamó Waldir Pereira, “Didí”, dirigía a un River Plate con muchos problemas, a tal punto que tres goleadas consecutivas por 4 a 0 contra Rosario Central, Boca y San Lorenzo, le costaron el puesto.
Justamente antes de aquel último encuentro, contra San Lorenzo, sus dirigidos quisieron ponerlo en antecedentes sobre el delantero azulgrana Rodolfo "Lobo" Fischer: “Mire que es un delantero muy peligroso, Maestro”, le dijeron, agregándole que “habría que ponerle un hombre encima para no dejarlo recibir y girar”.
Didí los escuchó sin alterar su serena imagen, mientras sostenía en una mano el infaltable café y en la otra un cigarrillo. “Ustedes no se preocupen por el Lobo Fischer, es un jugador que se marca solo”, los tranquilizó el estratega del triunfo brasileño en el Mundial de Suecia.
Conclusión: perdieron 4-0, Fischer fue imparable y Didí tuvo que ir a buscar trabajo.

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La primera vez que los vi me dije: "Ningún equipo puede jugar bien si tiene más de 30% de bobos... bajé el porcentaje y fuimos campeones...".

(ARGENTINO GERONAZZO, técnico argentino fallecido hace años, respondiendo sobre los secretos del Chacarita campeón de 1969)

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