Los grandes se acomodan solos en el recuerdo.
(JORGE VALDANO, ex jugador de fútbol, escritor y comentarista de TV)
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El sueño del domingo -por la tarde- (Giovanna Pollarolo - Perú)
cada jugada anuncia el gol que no llega
Inca Kola la bebida de sabor nacional
¿Arde su carro?
Llévelo a Automotriz Rivarde
antes de que sea tarde.
Domingos por la tarde:
él echado en su cama sin zapatos
en bividí
la radio a todo volumen
ella plancha y murmura
los sábados los odio
y los domingos... los detesto.
Después del almuerzo familiar
rociado con vino que no tomamos
entre el ir y venir de platos
sólo esperamos el click de la radio
para ser expulsadas al lado de la cocina
y poner orden al desorden de la fiesta.
Me juro que cuando sea grande
no seré como ella
y él al que aún no conozco
no será como él:
en mis días no habrá plancha
ni fútbol ni lamentos.
Los domingos por la tarde
sólo tiene voz el locutor
él vibra por la pasión de un gol
olvidado ya del amor
ella sólo murmura
yo sueño con mis Domingos de Gloria.
Siempre tenía que quedarle algo a él, la famosa coima, para dar la aprobación del pase. El manejo de los jugadores nunca fue claro. Un club pidió cotización por mí y dijeron 5.000.000 de dólares. Luego, desde la residencia de Macri exigieron dos más para que el negocio se concretara.
(JORGE BERMÚDEZ, ex jugador de Boca, "pegándole" con ganas a Mauricio Macri, con el escándalo del pase de Marcelo Delgado de por medio, 25 de Julio de 2005)
Hay acciones iniciadas contra Bermúdez. Esto es parte de una utilización política. Los números de Boca están sobre la mesa.
(MAURICIO MACRI, ex Presidente de Boca Juniors, 26 de Julio de 2005)
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En Suiza fui a ver ópera. Me gustó, pero no entendí una goma. Andaba en auto con cumbia a todo lo que da por el centro. Pero ellos, ni mú.
(ANTONIO BARIJHO, ex jugador del Grasshoppers de Suiza, recordando su paso por la ciudad de Zurich, ante la indiferencia de su gente)
Lo peor de todo es que no le pegué de frente. Pero al menos le pegué en Brasil.
(FLAVIO ZANDONÁ, ex-defensor de Vélez, luego de pegarle una terrible trompada a Edmundo, jugador del Flamengo, en un partido de la Super Copa de 1995 en el Maracaná)
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Miralo a Teófilo...
No sé cuántos días después del partido (Argentina 6- Perú 0, Mundial 1978), yo estaba aquí, en el centro de Buenos Aires, cuando me encuentro con que de un ómnibus desciende la delegación peruana. A la generación de los Chumpitaz, Challe, Cruzado y otros yo los conocía desde 1969, y a partir de ahí, de muchas Copas Libertadores. A Chumpitaz y a otro que estaba con él, no recuerdo ahora si fue Manzo, el que después vino a Vélez, yo les pregunto qué había pasado y Chumpitaz me dice: "No, dejémoslo ahí, no vamos a hablar nada, Juvenal." Yo les insistía: ¿Cuánta plata hubo? "No, no hubo nada, por favor, Juvenal, esto es algo muy delicado”. Por ahí se hace una rueda, con dos o tres jugadores peruanos, y Chumpitaz me dice: "Si podés ver un video del partido, miralo a Cubillas: vas a ver jugadas espectaculares, cómo Teófilo gambetea dos o tres cerca del área nuestra y después se la deja siempre servida a un jugador argentino". Ha pasado ya mucho tiempo. Ellos me hablaron de una trenza. O que en la conspiración de los que habrían recibido dinero no estaban todos.
Tanto es así que Muñante, el que hizo pegar la pelota en el palo y después lo sacan, no cobró un centavo, estaba fuera. No sé si los que estaban en el arreglo eran los jugadores del Alianza Lima y el Sporting Cristal; mentiría si doy una precisión sobre eso. Ahora, en Perú, los tipos que entienden de fútbol, lo daban como un hecho público y notorio que lo de varios jugadores había sido escandaloso. Después, al poco tiempo, diría que unos quince días, un cable medio perdido hablaba de una donación de varias miles de toneladas de trigo a los peruanos. Esto es lo que me hace creer que la negociación no fue entre jugadores y jugadores, sino que pienso que se hizo en los altos niveles.
-¿Recordás de alguna prohibición expresa de criticar a Menotti y al equipo? ¿Te constó de alguna manera? ¿Fue cierto?
-No sólo es cierto, sino que se transmitió por escrito a todas las emisoras de la cadena de radio y televisión. Yo tuve una copia hasta que, como pasa siempre, alguien me la pidió prestada. Pero en las radios y canales estatales tiene que estar archivada. Prohibía criticar a la selección y a Menotti. Era terminante.
-¿Se utilizó al Mundial deliberadamente para intentar tapar la realidad del país? Ahora que ha pasado bastante tiempo, ¿sirvió de algo hacer algo así?
-Sirvió. A tal punto que sus organizadores, el Almirante Lacoste y el General Merlo, pero éste en tercera fila, contrataron a una consultora norteamericana, Burson-Marsteller. Lo que se logró fue atontar a la gente durante el tiempo que duró el Mundial. Pero hay que ser justos y recordar que había mucha gente, inclusive periodistas, que ignoraban lo que pasaba. Recuerdo que de la televisión de Holanda me pidieron ir a la marcha de los jueves a la Plaza. Fuimos y estaban allí las Madres. Hebe Bonafini, Nora Cortinas y no me acuerdo cuáles otras, pero nadie más.
-Y por el lado de Menotti, de los jugadores, ¿había conciencia, se planteaban algún dilema, tenían contradicciones, desgarramientos o lo asumían con cinismo profesional, digamos?
-Creo que los jugadores ignoraban por completo lo que estaba sucediendo. El único que podría haber tenido una idea era Menotti, pero tampoco creo que tuviera gran información. Inclusive creo que ni sabía que estaba prohibido criticarlo. Sin ir más lejos, cuando los holandeses no se presentan a la fiesta de la noche de la final, lo que les dicen a los jugadores es que no lo han hecho por malos perdedores, cuando el motivo real había sido la presencia de Videla. Ahora, no sé qué habrían hecho si realmente lo hubieran sabido; normalmente, son muchachos sin conciencia política.
-Una sola palabra: Carrascosa (jugador del plantel argentino que se automarginó de participar en el Mundial, días antes del comienzo de la misma, no manifestando nunca los motivos de esa decisión). Lo que sepas o lo que opines.
-Ignoro, porque él ha sido muy pulcro, por qué se fue. Tuve varias versiones. Una vez me encontré con él y prefirió no hablar. Sé que es un nombre de bien. El estuvo disconforme con algo, pero no sé con qué.
-Algo muy serio, en todo caso. O muy pesado.
-Tal vez no. El es un muchacho de principios, y si en una de esas estuvo en contra de que vinieran los que estaban jugando en Europa, para él esa razón chiquita fue importante. Escuché por ahí que se fue porque el seleccionado se dopaba. Eso es descabellado. Me consta que el doctor Oliva hizo hacer muchos placebos, dándoselos a los jugadores y diciéndoles que era para estimularlos. Los deportistas siempre tienen tendencia a tomar algo que les mejore el rendimiento. Sobre este particular voy a contar lo que me dijo alguien como amigo, porque él estaba adentro de la cancha cuando terminó el partido y estaba por empezar el alargue. Pasó por donde estaban los holandeses y los argentinos y con su gran experiencia de deportista, se dio cuenta que ganaban los nuestros. Me dijo: "Mira, tenían una jeringa... Para mí, estaban dopados". Después comentó: "No quiero hacer ningún juicio de valor, pero era la final del Campeonato del Mundo". Así que si algún jugador argentino se dio algún estimulante para la final, es tan humano como robar una manzana cuando se tiene hambre. No creo que lo de Carrascosa haya sido nada grande. Lo que pasa es que se fue sin hacer ruido ni declaraciones. La actitud de un muchacho muy gente, macanudo.
(CARLOS JUVENAL, periodista argentino ya fallecido, brindando su testimonio en “Yo fui testigo: Los militares y el Mundial”, Tomo Nº 8, pág. 100 a 103)
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No suelo celebrar los goles, porque busco la perfección. Hay una enorme diferencia entre estar feliz y estar satisfecho.
(THIERRY HENRY, jugador francés)
El gol (Jesús Alvarado - España)
Era el minuto cien.
Andábamos por el segundo seis mil.
Seis mil segundos de sufrimiento. Seis mil segundos de pensar en lo bonito que sería poder ir a Holanda al lado de toda esa gente que hacía parecer que la grada de Nervión fuese de goma. Seis mil segundos en un estadio en el que se almacenaba más energía que en una central nuclear. Energía de rezos y de plegarias. Energía de horas robadas al sueño en las noches anteriores y de anhelos jamás antes sentidos. Energía de Fe, de Esperanza y de Caridad.
La Caridad que implorábamos a los dioses para los nuestros, para nuestra legión de corazones rojos al borde del estallido.
Y desde la banda de fondo Alves la toca suave para Navas, Navas para Alves y Alves otra vez para el Duende de Los Palacios. Desde allí la envía, buscando yo creo que a nadie en particular porque nadie había en los alrededores.
La pelota bota una vez pero nadie la toca. Bota el balón en la nada de nadie. Renato está adelantado al cuero y se gira de espaldas a la portería para ver pasar impotente el balón de su vida; Maresca todavía está haciendo por llegar. Dos defensas han sido arrastrados por el brasileño. El italiano hubiese querido encontrar algo más de gasolina en su depósito con luz roja parpadeante para llegar puntual a la cita más soñada con aquella pelota. Pero espacio y tiempo, como tantas otras veces en el fútbol, en la vida, no ajustan sus parámetros.
Bota el balón.
Y sigue su trayectoria. No va fuerte, no va rápido.
Soledad de un balón que avanza preñado de alegría, a punto de dar a luz.
Pero el balón no lo sabe.
Bota una segunda vez.
Y en ese segundo contacto con la hierba el balón ya sabe que en milésimas de segundo una bota le golpeará con la fuerza de cien mil corazones concentrados en la zurda de un chaval de Nervión.
Está solo Puerta. Rafinha se da cuenta de su mortal error al ir a tapar a Renato. Se gira y quiere convertirse en muralla, en dique, en pared de cemento.
Pero el látigo del chaval de Nervión ya ha sido lanzado y cruza el espacio sin posibilidad de marcha atrás.
Y Rafinha sólo puede encogerse. Encogerse porque sabe que el volcán sevillista está a punto de estallar.
Se posiciona Puerta. Se gira levemente a su derecha, el cuerpo todo. Venía en carrera el 27 con la mirada fija en el Duende con el que compartió tanto albero y tanto polvo masticado en las bocas resecas, mañanas de Carretera de Utrera. Venía en carrera y la pedía, con la mano alzada. La pedía y pedía a los dioses una oportunidad.
Los dioses fueron generosos. Y tras perfilar el escorzo perfecto, allá inclina el cuerpo, allá suelta la izquierda y en ese momento, en ese momento de unión perfecta entre el cuero de la bota zurda en su parte exterior y el cuero del balón…
Ahí, justo ahí, es cuando se congela la noche. Se detiene todo, hay un flash. Hay noventa mil ojos clavados en esa cópula fugaz de cueros que se encuentran porque nacieron para encontrarse. Hay cientos de miles de corazones que, en algún lugar del mundo, en todos los lugares del mundo, esperan.
Esperan, siguen esperando. Esperando desde hace más de cien años.
Hay un stop en nuestras vidas. Las leyes físicas se cortocircuitan y el tiempo se estira como el chicle de fresa con sabor a nada que estiraba cuando era pequeño, demasiado pequeño, y el fútbol era para mí otra cosa, desde mi asiento de Preferencia en aquellas mañanas soleadas de inviernos infantiles haciendo como el que ve al Sevilla Atlético, con mis pipas y mis estampitas de Bazooka Joe.
Pregunto a los demás sevillistas y casi todos coinciden: se para el tiempo. Dios le da al botón de pausa de su mando a distancia. Creo que lo hace, magnánimo en su Grandeza, para que ese medio segundo de éxtasis supremo no pase tan rápido como pasa medio segundo.
Tarda más en pasar. El balón dibuja el arco perfecto, la parábola soñada, la curva de la felicidad.
Y sí.
Sí.
Besa la red y, como si cada nudo de la red fuese un imán y la pelota fuera de hierro, no se despega de ella y se pasea por dentro como queriendo sentir su tacto casi hasta el rincón opuesto.
Pegada la pelota a la red como los gatos se pegan a tus piernas en invierno.
Gol.
El GOL
El Big Bang que nos cuenta Hawking no debió diferir mucho de lo que sucedió inmediatamente después.
El término Big Bang se utiliza para referirse específicamente al momento en el tiempo en el que se inició la expansión observable del Universo.
Y eso fue lo que pasó.
Ese minuto cien del día 27 en el que el 27 golpeó con su pierna zurda la pelota que venía enviada por el Niño Jesús fue el momento en el tiempo en el que se inició la expansión (europea) observable del Universo.
Del Universo Sevillista, claro está.
Y, al igual que sucede con esos ingenios técnicos que parecen haber captado el eco de esa explosión primigenia, dentro de cientos de miles de años, los científicos serán capaces de escuchar un eco lejano que se podrá ubicar en un punto del planeta Tierra que alguna vez fue el Sur de todos los Sures.
Un eco rotundo y lejano, saturado de energía cuyo sonido será muy similar a un infinito rosario de “oes” con una ge al principio y algo que parece ser una ele al final.
(Mi agradecimiento a Jesús Alvarado por su autorización para publicar este hermoso texto que hace referencia al histórico gol del malogrado Antonio Puerta el 27 de Abril de 2006, en la semifinal de la Copa UEFA entre el Sevilla FC y el Schalke 04 de Alemania. Puerta inscribía su nombre con letras de oro en la historia del sevillismo)
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AZUCENAS - Liga Deportiva Universitaria (Ecuador)
El 11 de Enero de 1930 un grupo de estudiantes y profesores de la Universidad Central de Quito, forma un equipo de fútbol semi-profesional al que denominan “Universitario”. Un club de fútbol para colmar la satisfacción y las necesidades de los universitarios de ese tiempo, romántico y entrañable, pero con grandes y positivos resultados.
El presupuesto inicial del equipo fue de 500 sucres. En aquel entonces el equipo se conformó con estudiantes de la Universidad, que tenían que solventar sus propios gastos, uniformes, vendas, etc. Es así como el Dr. Bolívar León (su primer Presidente) fue quien diseñó el primer uniforme del equipo, camiseta y pantalón blanco con una U roja con dos triángulos -uno azul y uno rojo de fondo-, similares a los del escudo de la institución madre.
Rápidamente comienza a vislumbrarse, con aquel célebre equipo denominado "La Bordadora", el gran fútbol desarrollado por el equipo blanco, pero es recién en 1932 cuando se logra el primer gran hito en una escalera de grandes sucesos y conmemoraciones, pues en ese año L.D.U logra su primer campeonato en el Estadio Municipal, cuando, legalmente recién había cumplido dos años de existencia.
La epopeya marca en la camiseta alba el primer campeonato profesional provincial en 1954, con la dirección técnica de Lucho Vásquez. El campeonato de 1958 lo consigue con la presencia del internacional Roberto "Pibe" Ortega, como jugador y como técnico. Después llegan los bicampeonatos del 60 con el paulista José Gomes Nogueira y el del 61 con el chileno Román Soto. La gloria se repite en el 66 y 67, con uno de los nombres sagrados en el fútbol sudamericano, el paraguayo José María Ocampo, "El Mariscal", que había sido leyenda en el "Dorado Colombiano" un poco antes.
Esta rica historia prosigue con el primer campeonato nacional conseguido en 1969, cuando se habían unificado todos los torneos provinciales ecuatorianos, nuevamente con el brasileño José Gomes Nogueira como DT.
La Liga desciende de categoría en 1972 para conseguir como inmediata respuesta el ascenso a la Primera División y los campeonatos de 1974 y 1976 bajo la dirección técnica del colombiano, Leonel Montoya.
Casi quince años de sequía padeció la Liga hasta el comienzo de los ’90 con el título de campeón de ese año y el inicio de la consolidación como la mejor institución futbolística de su país.
Consiguió en el periodo de los últimos 10 años, 5 de sus 9 títulos nacionales además del 3º lugar en la Copa Sudamericana del 2004 y ha sido muy importante para el desarrollo del fútbol ecuatoriano su importante contribución a las selecciones nacionales que participaron en los mundiales de 2002 y 2006, en este último siendo el equipo sudamericano que más jugadores prestó a su equipo nacional con un total de siete.
En 2008 suma a sus vitrinas la “Copa del Pacifico”, siendo el primer trofeo Internacional conseguido por el club y que fue ampliamente festejado por sus hinchas.
Su estadio, fundado el 6 de Marzo de 1997, es llamado la “Casa Blanca” y posee una capacidad de 55.400 espectadores. Se encuentra ubicado al noroeste de la ciudad de Quito.
El apodo “Azucenas” hace alusión al color de la casaca oficial del club al igual que “Albos” como también se identifica a esta institución orgullo del pueblo ecuatoriano.
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Aquí hay muchos factores que juegan: la hora, el césped alto, la temperatura y el smog. Lástima que los dirigentes, que anteponen sus intereses al de los jugadores, no hayan pensado en todo eso antes de decidir que los partidos se jueguen a las doce del mediodía. Esto es un disparate. Nosotros somos el espectáculo, pero a nadie se le ocurrió velar por nuestra salud.
(JORGE VALDANO, ex jugador y periodista, refiriéndose al rigor del clima del Distrito Federal en México 86)
Los jugadores deben ocuparse de lo que saben hacer: jugar al fútbol. La organización del torneo es cuestión exclusiva de los dirigentes.
(JOAO HAVELANGE, Presidente de la FIFA, respondiendo -días después- a Valdano en el matutino romano "Corriere della Sera")
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En el desierto, como en otras partes, el tipo que es bueno con la pelota tiene mucha suerte con las mujeres. Como suelo decir, el sexo no le hace mal al fútbol, más bien creo que a lo mejor es el fútbol el que le hace un poco de mal al sexo. En los partidos en el desierto, algunos de los jugadores aprovechaban los descansos para hacer el amor con sus mujeres antes de volver al juego.
(HERNÁN RIVERA LETELIER, escritor chileno, Caballero de la Orden de las Letras de Francia, hablando acerca de su novela "El Fantasista" ambientada en el desierto de Atacama, Chile)
Al pensar en el Mundial de 1974, ¿cómo recuerda la partida hacia Alemania y el haber sido despedido por Bordaberry (Juan María Bordaberry, presidente de Uruguay de 1972 a 1976) en aquella época de la dictadura?
-Fue un momento desagradable. Nos hicieron cantar el himno bajo una lluvia pertinaz y en el viejo hall del aeropuerto había gente que lloraba al venir a despedirnos porque íbamos a ser los campeones del mundo...
A los 20 días, cuando volvimos, estaba sólo mi familia esperándome en el aeropuerto, también llorando...
(FERNANDO MORENA, tremendo goleador del fútbol oriental, recordando su experiencia en Alemania 74)
El fútbol no es un ritual clásico de inversión, como el carnaval, en el que predomina lo cómico, ni un rito de pasaje, como el funeral, en el que prevalece lo trágico. El fútbol es un conjunto de cómico y trágico y, en consecuencia, induce a considerar las transiciones permitidas o vedadas como un campo de análisis.
(EDUARDO P. ARCHETTI, 1943-2005, antropólogo argentino)
En su casa de Salerno -cerca de Nápoles- casi ni le quedan recuerdos materiales de Diego: "Sólo tengo una camiseta de Diego, del Napoli con la propaganda Mars. Las otras, más de veinte, las regalé para subastas benéficas. Eso lo aprendí de él. En Navidad o en Pascua, Diego pasaba por los hospitales de Nápoles para entregar donaciones. Y se enojaba si la noticia trascendía".
(SALVATORE CARMANDO, italiano, masajista personal de Diego Maradona en el Mundial 86, en diario "Olé" del 06/11/01)
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No podemos jugar contra doce.
(BERND SCHUSTER, DT del Real Madrid, "atendiendo" al árbitro Rodríguez Domínguez después de Alicante 1 - Real Madrid 1, MARCA, 19/12/07)
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Al final de la palmera (Rafael González Serna - España)
* Himno del Centenario del Real Betis Balompié
con la gente que te quiere
en el tiempo y la memoria
manquepierda tuyos siempre.
Corazón que late fuerte,
sentimiento que desborda
tradición que desde siempre es motivo de tu gloria.
Ole ole ole ole Betis olé (x2)
Ole ole ole Betis (x2)
Ole Real Betis Balompié
Tu corazón
ya tiene un siglo
siente el calor de la afición que está contigo.
Ole ole ole ole betis olé (x2)
Ole ole ole Betis (x2)
Ole Real Betis Balompié
Mucho más que un sentimiento,
mucho más que un escudo, una bandera,
mucho más que todo eso
más allá de las fronteras
siempre habrá alguien que diga
¡VIVA EL BETIS MANQUEPIERDA!
y así sonarán los sones al final de la Palmera.
Ole ole ole ole Betis olé (x2)
Ole ole ole Betis (x2)
Ole Real Betis Balompié
Tu corazón
ya tiene un siglo
siente el calor de la afición que está contigo.
Ole ole ole ole Betis olé (x2)
Ole ole ole Betis (x2)
Ole Real Betis Balompié
Tu corazón
ya tiene un siglo
siente el calor de la afición que está contigo.
Ole ole ole ole Betis olé (x2)
Ole ole ole Betis (x2)
Ole Real Betis Balompié
Ole ole ole ole Betis olé (x2)
Ole ole ole Betis (x2)
Ole Real Betis Balompié
Ole ole ole ole Betis olé (x2)
Ole ole ole Betis (x2)
Ole Real Betis Balompié
(coro de niños)
Ole ole ole ole Betis olé (x2)
Ole ole ole Betis (x2)
Ole Real Betis Balompié
¿Alguna vez te tentaste en una charla técnica?
Las más divertidas eran las de Labruna. ¡Qué manera de reírme! El Viejo era tipo César, con dos indicaciones te dejaba todo claro. Pero había nombres que no le salían, entonces Talamonti, que estaba en la otra punta, lo corregía y se armaba una linda discusión que terminaban con frases así: “Callate, feo”, “vos no sabés nada”.
¿La charla técnica que más recordás?
La de Bilardo contra Italia en el 90. Dijo: “Si sacamos a Ferri y a Bergomi de atrás, se van a volver locos, no podemos perder”. Fue así: les sacamos a los stoppers y los nuestros entraban por todos lados. Fue el mejor partido de Argentina en el Mundial.
(SERGIO BATISTA, mundialista en 1986 y 1990, hoy técnico de la selección Argentina Sub 23)
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Creemos que nuestra liga tiene los mejores jugadores del mundo y los jugadores ingleses se benefician de competir en este entorno.
(RICHARD SCUDAMORE, Director Ejecutivo de la Premiership, contestando a Joseph Blatter acerca de las declaraciones del Presidente de FIFA acerca de las pocas oportunidades que tienen los jóvenes ingleses en sus clubes, ya que estos se interesan más en jugadores extranjeros)
Durante los partidos es como si los cerebros de los jugadores se apagaran. La gente juega por instinto, como lo hacían cuando descubrieron el fútbol por primera vez.
(FLORENT MALOUDA, jugador francés, actualmente militando en el Chelsea inglés, en declaraciones al Diario “As” del 04/12/07)
No me hago muchas ilusiones (de jugar el Mundial de México). Hasta el momento, no he tenido noticia alguna del seleccionador y por ello veo difícil esta posibilidad. Para mí sería un tremendo dolor no acudir al Mundial, pero la vida continúa. En la Argentina están haciendo encuestas en los diarios y emisoras sobre los posibles integrantes de la Selección en el próximo Mundial, y en la mayor parte de ellas figuro. Aunque al final no me seleccionen, pienso que, cuando menos, se podían haber puesto en contacto conmigo.
(UBALDO MATILDO FILLOL, presagiando en la revista partidaria del Atlético de Madrid, una convocatoria que nunca llegó para el Mundial de México 86)
Con los mismos jugadores pero sin Rinus Michels, Holanda pudo haber pasado por Alemania sin pena ni gloria.
(JOHAN NEESKENS, ex jugador holandés, opinando acerca del DT de su selección, subcampeona del Mundo en Alemania 1974)
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Inter no roba, pero recibe pequeñas "ayuditas".
(FRANCESCO TOTTI, internacional italiano, haciendo alusión al polémico gol de Esteban Cambiasso el domingo pasado, 10/02/08, frente al Catania)
El balón es una cosa muy bonita, pero no hay que olvidar que por dentro es sólo aire.
(GIOVANNI TRAPATTONI, entrenador italiano)
Schiavi en River no podría jugar y en Independiente no le dan ni la camiseta.
(NORBERTO "Ruso" VEREA, periodista deportivo argentino, en "Página 12" del domingo 31 de Agosto de 2003, opinando sobre el no muy virtuoso ex defensor de Boca Juniors)
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A 50 años de la Tragedia de Munich
El 6 de Febrero de 1958 fue el día más negro de la historia del Manchester United. Un avión de la compañía British European Airways en el que viajaba todo el equipo se estrelló después de un tercer intento de despegar del aeropuerto de Munich. Medio siglo después de la tragedia en la que fallecieron ocho jugadores (la media era de 24 años) y tres directivos del club, el Manchester United ha renacido de sus cenizas y se ha convertido en unos de los equipos de fútbol más importantes del mundo.
El avión había sido fletado para llevar al equipo, a un grupo de periodistas y de aficionados de regreso al Reino Unido tras el partido de la Copa de Europa contra el Estrella Roja de Belgrado, en la entonces Yugoslavia, y había hecho una parada técnica en la ciudad alemana para repostar. Al principio se culpó al piloto del accidente, en el que murieron 23 de los 44 pasajeros, pero una investigación posterior concluyó que la capa de nieve derretida en la pista había impedido el despegue.
La tragedia paralizó a la ciudad de Manchester. Pero la conmoción se sintió más allá: "Todo el país sintió el dolor de Old Trafford", recuerda el columnista del diario “The Guardian”, David Lacey. "Yo no había nacido cuando tuvo lugar el accidente", cuenta un seguidor del Arsenal de 43 años, "pero fue tremendo, como si ahora el Barça sufriese un accidente y muriese la mitad de la plantilla".
En aquel momento, el Manchester United era el mejor club del Reino Unido. Los conocidos como 'Busby Babes' (Los chicos de Busby) "se desvanecieron, cuando estaban a punto de destronar al Real Madrid de Alfredo Di Stéfano y de convertirse en el líder de Europa", según su entonces entrenador, Matt Busby, que resultó herido de gravedad pero sobrevivió. De haberlo conseguido, hubiera sido la primera vez que un equipo inglés ganaba la Copa de Europa. La hazaña se hizo realidad una década después.
Otro de los supervivientes, Bobby Charlton, de 70 años, "dejó de sonreír" después del accidente, según relata su hermano. Charlton cuenta que nunca olvidará como la mañana siguiente, en el hospital, un alemán en la cama de al lado le leyó los nombres de los muertos: "Sentí como si se estuviesen llevando mi vida, pedazo a pedazo". Durante muchos años no ha querido hablar de ello. Ahora, siente la necesidad de educar al equipo actual por lo que hace unas semanas pidió permiso al entrenador, Alex Ferguson, para recordar a los jugadores por qué el cincuenta aniversario es un evento tan importante para el Manchester United.
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Algunos se preguntaban si el Manchester United seguiría existiendo después de Munich, pero el club se recuperó y la tragedia es la parte más importante de su historia.
(Sir BOBBY CHARLTON, célebre jugador inglés y sobreviviente de la Tragedia de Munich en 1957)
Los argentinos son todos iguales (Sergio Olguín - Argentina)
El no era barra brava ni un hincha profesional. Se había pagado cada peso del viaje a Japón con el sudor de su frente. Esa tarde no había conseguido ni siquiera ver a un solo integrante del cuerpo técnico y además tenía hambre. Empezó a caminar en busca de un lugar para comer. Parte de su preparación previa al viaje había consistido en comer sushi. Las primeras veces le había dado arcadas. Tenía que evitar por todos los medios pensar que estaba comiendo pescado crudo. ¿Pero cómo lo iba a confundir? Es cierto, tenía rulos y era morocho, y hasta tenía unos kilos de más, pero se parecía tanto a Diego como a Adrián Suar. Despertarse en cama ajena siempre puede ser un problema. Sobre todo si quien te despierta no es la persona con la que fuiste a la cama, sino un nene de cinco años. Un chiquito de esa edad le golpeaba la cabeza con un Godzilla de plástico.
Hacía seis meses que venía preparándose para acompañar a Boca a la Copa Mundial de Clubes. Desde que Riquelme la había clavado en el arco del Gremio en Porto Alegre, se prometió que iba a alentar a Tokio.
Y en esos seis meses había ahorrado plata, y hasta había retomado las clases de inglés abandonadas quince años antes.
En Tokio hacía frío. Para andar en la calle tenía que usar remera de dormir, una polera de algodón, encima la camiseta de Boca y la campera de invierno.
La camiseta de Boca ya tenía la firma de Ibarra, de Krupoviesa, de Marioni (todavía no sabía para qué se la había pedido) y de Battaglia. Así que la rutina en Tokio consistía en caminar las diez cuadras desde su hotel hasta donde paraba la delegación boquense. Se quedaba en la puerta con otros hinchas esperando el paso de los jugadores.
En Tokio había descubierto algo maravilloso: había negocios de comida rápida como en Buenos Aires. Pero caminó durante media hora sin encontrar un mísero Mc Donald's. Cuando se dio cuenta, estaba en una esquina de Tokio rodeado de carteles incomprensibles y de gente que pasaba velozmente. No tenía idea de cómo volver hasta su hotel desde ahí. Estaba totalmente perdido.
Empezó a sentirse mareado entre tantos japoneses. En realidad, era un solo japonés que se repetía en todos los tamaños. Eran como clones idénticos más grandes o más chicos. Los japoneses eran todos iguales, pero las japonesas no.
Estaba transpirando. Antes de ponerse a gritar, sintió que una chica japonesa lo miraba fuerte. El se quedó como una estatua.
No estaba acostumbrado a que una mujer lo mirase así, ni en Tokio ni en Buenos Aires. Ella se acercó y le empezó a hablar en japonés. Se la veía alterada, sorprendida, incluso feliz. La chica nipona repetía algo así como “yuar, yuar”. Hasta que él se dio cuenta: “you are”.
-Vos sos... -le dijo ella en inglés- Diego Armando.
No dijo “Maradona”, dijo “Diego Armando”.
-¿Yo? -dijo él y se confundió ¿porque en vez de “me”, preguntó: “I”?.
-Diego Armando Maradona -insistió ella y agregó-. Soy yo, Diego, Harukichi, ¿te acordás de mí?
Y ella lo abrazó tan fuerte que decidió ser el Diego de Harukichi.
Harukichi hablaba muy rápido y él no entendía todo lo que decía. Pero entre las palabras comprendidas estaba “comida” y “feliz”. Así que se dejó arrastrar del brazo de ella por las calles de Tokio.
Entraron a un restaurante que tenía una enorme pecera en el fondo poblada de un cardumen de peces feísimos que se inflaban como globos. Los sentaron en una mesa cerca de la pecera y Harukichi le hizo varias preguntas que él no entendió pero a las que respondió “sí”. Cuando el mozo los atendió, ella pidió por los dos. El mozo fue hasta la pecera y con una red sacó uno de esos peces horribles. Ahora él sabía lo que iba a comer.
Por suerte, Harukichi también había pedido sake. A la cuarta copa, el pez globo le pareció riquísimo. A la quinta, entendía perfectamente a Harukichi.
La chica nipona tenía una belleza especial. Tal vez era su pelo cortito con mechas azules, tal vez eran sus orejas levemente grandes (una deformación laboral: Harukichi trabajaba en Sony probando auriculares), o tal vez era su remera ajustada que parecía crecer después de cada copa.
Del restaurante fueron a un bar. El nunca se había destacado cantando, pero no podía negarse a representar al país en ese karaoke. Cantó “Mi Buenos Aires querido” y más tarde “Yesterday” a dúo con Harukichi. La gente le pedía autógrafos y en todos ponía "el 10".
Cuando salieron del bar ya era la madrugada. Ella lo llevó hasta su departamento que quedaba en un piso 28. En la habitación él se sacó la camiseta de Argentina y cuando ella se sacó su remera descubrió que el sake no mentía: lo que había debajo era más llamativo que sus orejas levemente grandes.
-Es tu hijo -le dijo Harukichi en un inglés clarísimo-. Le puse como vos: Diego Armando.
Recién ahí descubrió que en las paredes había fotos de Harukichi con un tipo de rulos que no era Maradona, y que tampoco era él. “Pobre Diego”, pensó imaginando los problemas del Diez cuando Harukichi hiciera pública la paternidad de su hijo.
-¿Y qué querés? -le preguntó él algo enojado-. ¿Dinero, que le dé mi apellido?
Ella negó con un gesto encantador.
-Con la plata que gano en Sony estoy bien. Él ya tiene tu nombre. Lo único que deseo es que sea como vos y algún día saque campeón del mundo al Urawa Red Diamonds.
Después del desayuno, el nene y él jugaron a la pelota en el living ante la mirada embelesada de Harukichi. Se fue de ese departamento con la promesa de reencontrarse con la chica nipona unas horas más tarde.
Al nene le regaló la camiseta de Boca. Le agregó su firma antes de dársela.
(Un gracias enorme a Sergio Olguín por autorizarme a publicar este cuento)
¿Por qué se fue a México?
Vinieron a buscar a los arqueros de la Selección: Fillol no quiso ir, yo tampoco tenía ganas, quería pelearla acá para el Mundial 82. Pero llegó un momento en que me tenía que ir sí o sí.
¿Cómo es eso de “me tenía que ir sí o sí”?
Cuando tus propios compañeros te dicen “andate así cobramos, dejate de joder”, no te quedan muchas alternativas. Y poco más que te llevan en andas hasta Ezeiza.
¿Qué se siente: más argentino o más mexicano?
Yo soy argentino, porque si no me hubiera nacionalizado, pero a mí México me dio demasiado, no sólo en lo profesional, sino yernos y nietos mexicanos. Tengo sentimientos divididos.
Describa el momento en que Davino y García, dos jugadores suyos, le avisaron que estaban de novios con sus hijas.
Lo de Davino lo fui sabiendo, porque él jugaba en Morelia y venía seguido a Guadalajara. Con Chiqui García me sorprendí. Me enteré en una reunión en casa. No tenía una relación íntima con él, como sí tenía con Cristante o Vicente Sánchez, y de repente lo veo en mi casa, en una reunión. Le pregunto a mi señora qué hace y se empiezan a cagarse de risa con mi hija. “Uy, ya veo por dónde viene la sorpresa”, dije...
¿Nunca sospechó ni un poquito?
Mirá lo que son las cosas. Un tiempo atrás, y no sé por qué, por adivino quizás, le había preguntado a Chiqui por su casamiento, yo le había conocido una novia. No tenía idea de que ya en ese momento estaba con mi hija. Y él me respondió: “No se preocupe, que cuando yo me case, usted va a tener un lugar de honor en mi boda”. Hijo de puta... y yo ni me daba cuenta.
(RICARDO ANTONIO LA VOLPE, ex jugador y técnico argentino, en revista "El Gráfico" de Julio de 2007)