-1ª parte-
-2ª parte-
Desde Ayacucho, Argentina, un humilde homenaje a esa gran protagonista del juego traducido en cuentos, frases y anécdotas.
Sabiamente la definió el viejo maestro Ángel Tulio Zoff, "lo más viejo y a su vez lo más importante del fútbol".
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Dígale de mi parte a ese negro de mierda que usted es mejor que él.
(LUIS ARAGONÉS, entrenador español, "motivando" en un entrenamiento al jugador José Antonio Reyes y haciendo alusión al goleador francés Thierry Henry, compañero en el Arsenal de Reyes -Septiembre de 2004-)
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Siempre rezé para que los partidos no terminaran en empate a 0.
(EDSON ARANTES DO NASCIMENTO "Pelé", ex jugador brasileño)
¿Qué ha cambiado para que antes el fútbol se rechazara como algo vulgar y ahora sea seguido y analizado incluso por intelectuales?
Puede que hayan desaparecido ciertos complejos. Creo que el fútbol ha gustado o ha dejado de gustar siempre igual. Lo que ocurre es que antes no estaba bien visto, no sé por qué. Recuerdo que con 16 años escribía, pero también jugaba al fútbol en un equipo juvenil de mi ciudad, León, y tanto en un lugar como en otro tenía que ocultar ambas actividades. Siempre ha habido una disociación entre esos dos mundos que se ha roto en algún momento y a esa ruptura han contribuido algunas personas, por ejemplo Valdano. Antes se identificaba a la gente del fútbol con la ignorancia y no podías mezclarte con ellos. Nunca estuve de acuerdo con eso.
(JULIO LLAMAZARES, escritor español, en declaraciones al diario "As" del 29/07/2007)
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(el autor fue jugador de la entidad entre 1965 y 1972, con 120 partidos y 42 goles)
La diferencia entre Inglaterra e Italia es increíble, ¿no?
En Italia hubo quilombo con las apuestas y, en Inglaterra, Ferguson nos llevó a los burros. Sí, Ferguson nos llevaba a los caballos y a ver carreras de galgos… En algunas cosas, el inglés es más como nosotros. El otro día, Rooney tuvo que pagar un fangote, como 800 mil libras, por el tema de las apuestas, y está todo bien. En Italia hubiera sido un escándalo.
“En Italia hay que pensar en el fútbol todo el día. En Inglaterra no se dramatiza tanto”. ¿Por qué te fue mucho mejor en Italia?
Porque al inicio de mi carrera me formé con una escuela que es la italiana, y que tiene que ver con el laburo y la táctica. Eso, en Inglaterra, lo perdí todo. Ahí los primeros seis meses andaba bárbaro. Y el resto del año tenía lesiones, estaba físicamente mal, y me costaba… Después de cinco años, ya con 27, tuve que cambiar a un lugar que es completamente distinto, porque no se hace laburo físico y se juegan mil partidos.
Empleados de seguridad del Manchester estuvieron en Malvinas. ¿Qué recordás de las charlas con ellos?
Te lo cuentan con lástima… A la noche iban con los infrarrojos y seguían a los pibes argentinos, que ni los veían. Dicen que hubo muchos a los que atrapaban y curaban, porque no encontraban razón para matarlos.
(JUAN SEBASTIÁN VERÓN, jugador argentino, en declaraciones a la revista "El Gráfico")
Un pase hacia atrás no significa miedo sino el inicio de otra jugada mejor.
(JOSEP "Pep" GUARDIOLA, ex internacional español, dando su punto de vista en el diario "El País", 2 de Marzo de 2007)
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Espero que cuando mis hijos tengan 17 ó 18 años, la situación del país mejore, porque si no van a pensar “miralo al boludo de mi viejo; vivió cuatro años en Florencia, dos en Milán y nos trajo acá..."
(DANIEL ALBERTO PASSARELLA, ex jugador y técnico argentino, en revista “Súper fútbol”, Octubre de 1989)
A la pobreza digna del Barrio Los Pinares (180 y Estrada), a la canchita del Toti Saganías, a la Mar del Plata que me parió…
-¿Y qué nombre tiene el cuadro?- preguntó el Gordo Barrenechea cuando le fuimos a vender la rifa para las camisetas, mientras afilaba en la piedra lubricada un tremendo cuchillo cuya hoja brillaba en la penumbra de la carnicería. Afuera, enero ardía sobre la piel de la tarde. Los aguaciles volaban en zigzag como mensajeros de una lluvia inminente.
-No, todavía no tenemos nombre, don Barrenechea- titubeó el narigón Raúl, rascándose la entrepierna sin disimulo con las manos guardadas en los bolsillos.
-¿Cómo que no tienen nombre?- se alteró el Gordo, enarcando las cejas, empequeñeciendo los ojos, escupiendo el filo despostador e intimidatorio, concentrado como en un trance, sin mirarnos nunca, ignorándonos olímpicamente.
El ventilador de techo giraba su frenesí haciendo danzar los flecos metálicos de la cortina tipo Martona, mientras las moscas verdes zumbaban descaradamente sobre la media res que colgaba de un gancho oxidado. El Gordo dejó el cuchillo, manoteó un trapo rejilla mugriento, espantó las moscas con desgano, limpió la queresa, se secó el sudor de la frente y el cuello y se rajó un pedo largo y estruendoso.
-Uy, se desgarró el esfínter- me dijo al oído el Zurdo Rodríguez, muerto de la risa.
-¿Cómo que no tienen nombre?- insistió el Gordo bostezando tan exageradamente que hasta le pude advertir el sarro que le revocaba la parte posterior de los dientes, para agregar con esa voz violenta de trueno que estalla en la quietud del campo:
-Un cuadro tiene que tener nombre. Boca Juniors, por ejemplo...
-River Plate- agregó aprovechando una pausa el Zurdo.
-Independiente- se envalentonó el Loco Lima.
-La Academia Racing Club- gritó el Flaco Echezarreta.
-San Lorenzo de Almagro- se agitó el Sanjuanino Correa.
-Huracán, carajo- se emocionó el Pepe.
Vimos el filo del cuchillo relampagueando por encima de la cabeza del Gordo Barrenechea, para caer inmediatamente, vertical, sobre el cogote de un pollo macilento que yacía en la mesada de mármol, a un costado, cerca de la picadora de carne. Voló el trozo de ave haciendo una patética parábola y aterrizó sobre el aserrín, a mis pies. Los ojos cerrados para no contemplar, acaso, su nueva muerte; el pico entreabierto, dibujándole una irónica sonrisa.
Silencio de penal para ellos en la cancha nuestra. Chispeaba la mirada del Gordo, ahora sí puesta sobre nosotros, como carbón que inicia su combustión. Y siguió con su rapapolvo:
-¿Así que no tienen nombre? ¿El cuadro no tiene nombre? ¿Y me vienen a vender una rifa para comprar camisetas? ¿Camisetas para quién? Jueguen en cuero, mierda, -bramó sin soltar el cuchillo-, los ganglios inflamados, las sienes latiendo oleajes de sangre, la frente arrugada escurriendo chorros de transpiración.
El Pitufo Vergara huyó; el Zurdo se puso cárdeno; el Flaco Echezarreta, Correa, el Pepe y el Narigón Raúl, recularon; el Negro Pelé puchereaba; el Rusito Rabín le rezaba no sé a qué Dios, justamente él; Mandinga cruzaba las piernas para no mearse; el Loco Lima se reía estúpidamente; yo, pétreo. Y Barrenechea continuó descargando toda su furia sobre nosotros.
-Pendejos de mierda, ¿se creen que me van a sacar la plata? A mí, que me rompo el alma trabajando de seis de la mañana a diez de la noche todos los días, hasta los domingos, cuando ustedes van a jugar al fulbo y para qué, si encima pierden, porque ustedes siempre pierden y por goleada: cinco a cero, seis a dos, ocho a uno...¿O acaso Barrenechea vive en otro barrio?
No, Barrenechea vive en Los Pinares. Y se entera de todo. Barrenechea sabe que el arquero es un cagón, que los marcadores de punta no sirven ni para sacar un lateral, que el centrojás no para ni el colectivo, que el centrofóbal no le hace un gol a nadie. ¿Qué clase de centrofóbal es? ¿Eh?
El Loco Lima, que tiene dos o tres caramelos menos en el tarro, sacó pecho y mientras encendía un Particulares, tocado en su orgullo, dijo:
-Momento...Que yo el otro día hice dos goles. Y bien que le ganamos a los de Central Norte. Y usted sabe don Barrenechea que a ésos no se les gana así nomás.
-Y menos en la cancha de ellos- agregó el Negro Pelé.
-Y por cuatro a dos- se agrandó el Flaco.
-Y yo hice el tercero y mandé el centro para el cuarto- tiró de una el Sanjuanino.
-Y yo hice el cuarto y de chilena- adicionó el Narigón Raúl.
-Y yo le atajé un penal al sapo Giuliano, que juega en la Liga- rematé, estirando los brazos hacia el ángulo superior izquierdo de la carnicería, donde una araña se divertía con una mosca que zumbaba su agonía. Hubo un silencio infinito, de sepulcros, hasta que el vozarrón del Gordo lo partió en mil esquirlas.
-Resulta que a mi modesto negocio han entrado Valentím, Marzolini, Rattín, Menéndez y el tano Roma, entre otros. Vaya, vaya, qué honor para mí, -señores- se burló Barrenechea nombrando a algunos cracks del Boca campeón del sesenta y dos, que le ganó el torneo a River por dos puntos. Y continuó:
-Han llegado al lugar indicado. Aquí se vende la mejor carne de la zona. Vean qué buen vacío tiene Barrenechea. ¿Y qué me dicen de estas achuras? Miren que matambrito, qué asado. ¿Y este peceto? Y el pollo. Observen el pollo: alimentado a maíz en un criadero de Coronel Vidal. Carnicería Barrenechea, higiene y calidad.
El Gordo se ensañaba perversamente con nosotros que, avergonzados, humillados, deshonrados, degradados, nos mirábamos perplejos. Confieso que un par de veces mis ojos se desviaron hacia el cuchillo que estaba sobre el mármol, a una cuarta de la mano derecha del maldito.
El flaco Echezarreta me hizo un leve gesto con la cabeza, indicándome la calle. El Zurdo Rodríguez carraspeaba, incómodo. El sanjuanino Correa se miraba la punta de las Pampero, mientras el Rusito, el Pepe y el Narigón temblaban como atacados por una súbita epilepsia. Pelé, blanco. El Mandinga, finalmente, se había meado encima y el Loco Lima seguía sonriendo estúpidamente.
-Así que Valentím, Marzolini, Rattín, Menéndez y el tano Roma han llegado a la carnicería de Barrenechea. ¿Y vos quién sos? ¿Silvero o Simeone? ¿Y aquel no es Grillo? Ya sé: ése es Orlando. Y el que se rajó es Gonzalito, ¿no?. ¿Y Nardiello no vino, che? Ah, sí, ahí está. Elijan, nomás. Y no se hagan problemas por la plata. Acá, a los campeones, Barrenechea les hace precio- dijo el Gordo y soltó una carcajada tan volcánica que se espantaron las moscas verdes, mientras tomaba nuevamente el cuchillo y cortando el aire caliente en fetas prolijas, nos señalaba la puerta.
Escapó como espantado el Rusito Rabín. Detrás, encolumnados como si saliéramos a la cancha, el Zurdo, Correa, el Narigón Raúl, Echezarreta, el Pepe, el Negro Pelé, Mandinga y el Loco Lima. Yo cerraba la fila y a punto de atravesar los flecos metálicos de la cortina tipo Martona, la voz del Gordo Barrenechea me inmovilizó:
-Che, Roma, decime: ¿te adelantaste en el penal o Delem se cagó en las patas?
Le regalé mi mejor puteada y salí. Retumbó en mis orejas su estruendosa y sardónica risa, hasta que me perdí calle abajo. Llovía. Los aguaciles nunca se equivocan.
(extraído del excelente libro "Hambre de gol", un profundo agradecimiento a Walter por su generosidad y otro a la memoria de Fabián César Magliano (Bianfa) por la ilustración de este cuento)
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Yo diría que el fútbol inglés es mejor. Es más atractivo que el de España. La Premier es más dinámica y más divertida para el equipo y los jugadores.
(FERNANDO TORRES, jugador del Liverpool, opinando sobre la liga inglesa en 2007)
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Cuando un club está ordenado, a los chicos se los vende cuando corresponde. No hace falta vender porcentajes... En Boca no se cede la mitad del pase de un jugador para venderlo al doble a los dos o tres meses y no cobrar el 100% (refiriéndose a Gonzalo Higuaín). Las compras de River se hacen en contra de la austeridad y eso no es bueno. La locura por ganar enceguece. Lo que ordenaría este descontrol sería un Tribunal de Cuentas. Y el que tiene déficit, que descienda.
(MAURICIO MACRI, Presidente de Boca Juniors, al formular estas declaraciones a comienzos de 2007)
Macri, de fútbol nada. Surge ignorancia de sus opiniones. No lee libros, lee solapas. No saben cuanta mentira y torpeza intelectual hay metida en el ambiente... River tiene una oficina de la AFIP en el club. No le debemos un peso. Su máxima figura es Rodrigo Palacio y solo tienen un pequeño porcentaje. Además, si River vende juveniles, Macri los regala.
(JOSÉ MARÍA AGUILAR, Presidente de River Plate)
-¿Coincidís en que se sobre valora a los técnicos?
-Sí. El técnico es una mentira. Sirve para elegir a sus jugadores, para ordenar el trabajo, para motivar... Pero en la cancha decidimos nosotros. Y lo de las tácticas también es una mentira. El sistema, si no tenés los hombres indicados, no sirve para nada.
-¿Algún técnico te enseñó algo?
-Ninguno. ¿O vos crees que a tipos como Maradona y Alonso se les puede enseñar algo? Te repito, el técnico sirve para elegir, para organizar y para motivar. Después, nada más.
(RICARDO BOCHINI, símbolo viviente de Independiente de Avellaneda, opinando en la desaparecida revista “Orsai”, del 6 de Noviembre de 1989)
El fútbol es el juego más difícil del mundo, porque se hace con los pies obedeciendo a la cabeza... y miren la distancia que hay...
(ÁNGEL LABRUNA, ex jugador y técnico argentino, emblema de River Plate, en declaraciones efectuadas en 1975)
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La ciudad cerró sus ventanas, se sumergió en el luto. Era como si cada brasileño hubiera perdido el ser más querido. Peor que eso, como si cada brasileño hubiera perdido el honor y la dignidad. Por eso, muchos juraron aquel 16 de Julio no volver nunca más a una cancha de fútbol.
(MARIO FILHO, periodista brasileño, y su crónica, tiempo después del Maracanazo de 1950)
-El fútbol de hoy, ¿le produce alegría?
-No. La acumulación de años viendo fútbol me restó interés. Hoy puedo adivinar hasta la improvisación. También me amarga la falta de ingenio táctico y estratégico. Y después, claro, está la violencia. Las canchas de fútbol son un ámbito decididamente molesto donde se refleja la pérdida de calidad de vida de la gente, la decadencia social. No hacen falta explicaciones intelectuales acerca del comportamiento de la masa. Sólo basta mirar a la gente en una cancha de fútbol: cada día está peor vestida, con peores reacciones. Arriesgan sus vidas porque suponen que ya no valen mucho y, como es lo único que tienen, la ponen en juego.
-Esa decadencia en las canchas, ¿es un reflejo del país en el qué juegan?
-Si se analiza un deporte como el fútbol, salta enseguida lo tradicional, las masas, las resonancias internacionales y la utilización política. Pero después parece un mero pasatiempo que los intelectuales tienden a ridiculizar. A mí me molestó la frase de Borges, eso de 22 tontos en pantaloncito corto que corren detrás de una pelota mientras 50 mil los miran.
Borges era un genio, pero en cuanto al fútbol dio cuenta de una inteligencia mal empleada y de una intelectualización de la ignorancia. El fútbol es un tipo de expresión.
(ENRIQUE MACAYA MÁRQUEZ, periodista deportivo argentino, en declaraciones a la revista "Veintidós", 6/7/2000)
Trapattoni no se discute. Es el mejor de Europa, y puede que de Italia.
(MAURO BELLUGI, ex jugador italiano)
Los demonios ladrones andan merodeando cerca de las canchas. Cuando la pelota se va lejos, la ocultan entre los yuyales o en las zanjas para que los jugadores no puedan encontrarla. Ya en la noche, llevan las pelotas perdidas a un patio secreto.
Los demonios realizan además acuerdos infames con vecinos chúcaros. Y en las madrugadas recorren techos, canaletas y terrazas para comprobar su despojo.
Nadie lo sabe, pero en el patio están todas las pelotas perdidas: duras reliquias con tiento, flamantes cueros profesionales, humildes "Pulpo' de goma, infames bolas de plástico que doblan en el aire, ásperas veteranas que han conocido mil costurones.
Un día entre los días vendrá del sur un duende bienhechor que ha de sacar las pelotas cautivas para devolverlas a sus dueños Y todos sentirán la emoción de revivir viejos piques olvidados.
(extraido del libro "Crónicas del ángel gris)
Si Dios hubiera querido que jugáramos en el cielo, habría puesto hierba allí.
(BRIAN CLOUGH, entrenador inglés, no muy convencido del tradicional juego aéreo practicado en el Reino Unido)
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El fútbol, por un lado, es una de las fuerzas pacificadoras de masas y por el otro es un negocio voraz que se alimenta de los recursos de estas mismas a las que controla.
Lo malo de los bandos artificiales creados por el fútbol (hinchadas) es que son completamente falsos y manipulan la conciencia de personas, mismas que se ocupan de defender más su posición de puma, americanista o chiva que sus propios intereses como ciudadanos.
Curiosamente, cada vez que una ley radical e injusta se impone en América Latina, se organizan más partidos de fútbol entre equipos rivales... De esa forma se mantiene entretenido al pueblo, mismo que vitorea con euforia en el estadio, mientras su futuro le es arrebatado por intereses oscuros.
(VIVIANA ALESSI HEINSTRAGE, escritora mexicana)
Amigos de "Los cuentos de la pelota": en el post de Ronaldo del 11/01/08 nos ha dejado un comentario el mediocampista del Sevilla F.C. y la Selección Juvenil Española, Diego Capel.
En verdad, primero decirles del gratísimo asombro que me provocó y segundo el agradecimiento por tamaña visita a esta simple página de fútbol que se hace con mucho corazón y pasión.
Un gracias enorme Diego. Lo mejor para tí en la excelente carrera deportiva que estás realizando, esperando sigas junto a todos nosotros.
Por nuestra parte, alentarte a que sigas esforzándote en los campos de juego para seguir cosechando logros.
Un grande abrazo para tí.
Totonet
—¿Cuál fue la clave para ganarle a un adversario tan poderoso como el Real Madrid?
—Creo que la clave del éxito fue Bianchi: nos hicimos fuertes por la charla que nos dio, en la que dijo que ellos tenían muchos nombres pero nosotros mejor conjunto, que había que jugar en equipo para ganarle. Y así fue.
-¿Hubieras podido jugar esa final Intercontinental del 28 de Noviembre del 2000?
—Podía, pero hubiese jodido a un compañero. La noche anterior estuve 45 minutos con Bianchi en mi pieza y llegamos a un acuerdo en que lo más importante era alentar desde afuera. La lesión me sacó completamente del partido y él vino a apoyarme, a decirme lo que era empezar un partido con una lesión y que era uno de los primeros en protegerme para que no se hablara de que me había sacado por bajo rendimiento. Lo que pasa es que a veces los jugadores somos egoístas y no queremos salir. Yo salí y esa fue la alegría más grande que me dio el fútbol.
(DANIEL FAGGIANI, de fugaz paso por Boca Juniors, demostrando que a veces también se puede ayudar al aquipo desde afuera)
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Vi jugar varias veces al argentino y debo coincidir que me identifiqué con él, tanto en la presencia física, como en el comportamiento dentro de la cancha. Él es fuerte de cabeza y un gran luchador. Tiene mis mismos vicios, como ése de perseguir a los rivales hasta quitarles la pelota. En algunos casos lo hace en exceso y puede correr el riesgo de que lo etiqueten como un futbolista generoso, como lo hicieron conmigo, y se sabe que eso colabora a cancelar los méritos técnicos.
(FRANCESCO GRAZIANI, ex futbolista italiano, opinando, allá por 1992, sobre Gabriel Omar Batistuta)
Glauco Espinosa, el jugador más mediocre de la historia del fútbol, sueña que mete un gol maravilloso en la final del campeonato del mundo.
Es en Wembley. El cartelito marca un minuto de descuento. El arquero de su equipo lanza violentamente la pelota que, sin dudas, caerá a las puertas del área rival.
Glauco abandona su puesto de gris marcador de punta izquierdo y corre, corre, corre y corre, en diagonal, con los ojos bien abiertos y el pecho inflado y caliente.
Glauco arremete, pesca la pelota, la duerme, la despierta para hacerla pasar por arriba de la cabeza de un defensor holandés, la acaricia, la esconde, vuelve a dormirla.
Glauco vuelve a despertar la pelota porque otro holandés se le viene encima. La pellizca con la punta del botín y, como en el perrito del yo-yo, la pelota vuelve a sus pies. El rubio de camiseta naranja pasa de largo y cae de bruces sobre el pasto. Ahora le sale el arquero, un tal Van der Grooning, de un metro y noventa seis de estatura, 92 kilos y 42 penales atajados en el Ajax.
Glauco, Glauco Espinosa mira de reojo al arquero, una sola vez, nomás, toca la pelota con el empeine zurdo y corre, corre, corre y corre hacia el banderín del corner. Se ve levantándose la camiseta argentina para mostrar otra camiseta debajo, que tiene estampada una cara de mujer y dice en letras escritas a mano esto es para vos, Negra.
Cuando Orteguita se acerca, lo abraza, lo besa, te pasaste, Glauco, somos campeones, Glauco se da cuenta de que es un sueño, nada más que un sueño, no me felicités, Ariel, que esto es un sueño, pero Orteguita se ríe, vuelve a abrazarlo, talocovos, má que sueño, decile, Piojo, decile.
Y el Piojo López le tira de los pelos, sos un fenómeno, culiao, con tu golazo damos la vuelta, decile, Bati, decile.
Y Batistuta lo zamarrea bien fuerte, le da un beso en la frente, dejate de boludeces, Glauco, y no hagas tiempo que te van a echar, mirá, los holandeses están muertos, te equivocaste, guacho... qué pedazo de gol.
Y Glauco Espinosa, que bien sabe que es un sueño, nada más que un sueño, les grita a sus compañeros, que son como nueve o diez, porque el Mono Burgos se quedó en el arco, por las dudas, y cómo no me voy a equivocar si esto es un sueño, no me jodan muchachos, esto es un sueño, ¡un sueño!
Y el Cholo Simeone le da una cachetada en la mejilla, claro que es un sueño, Glauco, el sueño del pibe, hermano, cuando llegués a la Argentina te van a poner la alfombra roja.
Glauco se desprende del racimo de compañeros, se acerca al árbitro, señor, ¿no es cierto que no metí ningún gol, o si lo metí no vale porque estoy soñando?
El árbitro lo aleja despectivamente, espantándolo con una mano, play, play, I dont understand.
Glauco se pellizca, quiere despertarse. No puede. Se larga a llover en Wembley y en Wembley llora Glauco. A mares, a cántaros, a océanos. Las lágrimas y las gotas le bañan la cara, le empapan la camiseta, el pantalón, el sexo, las rodillas, las medias, los botines.
Moja el césped de Wembley, chapotea entre lágrimas, inunda la cancha. Nada hasta la orilla. Busca la salida. Llora y llora. Mira atrás y ve que se acerca el presidente de la FIFA, arriba de un bote, con una inmensa copa de oro en las manos.
Glauco Espinosa sale del estadio. No llueve, no llora. Cruza la calle y en la puerta de una casilla de chapas le sonríe un hombre viejo.
Qué suerte que viniste, hijo, ¿te quedás a tomar unos amargos?
(Agradezco por su generosidad al autor de este cuento, perteneciente al "Del diario íntimo de un chico rubio" -y otras historias futboleras-, Ediciones “Al arco”, Buenos Aires, 2004)
Estoy tan feliz como uno puede estar. Pero he estado más feliz.
(UGO EHIOGU, futbolista inglés, actualmente en el Glasgow Rangers)
Es hora de que Crespo saque las pelotas de la cartera de su mujer, sea hombre, y haga su trabajo.
(Titular del periódico inglés "The Sun", Julio de 2007, acerca de su fama de "pollerudo", para los hinchas del Chelsea, por la negativa de Alessia Rossi -esposa del delantero argentino-, a dejar Italia para ir a vivir a Londres)
Colón de Santa Fe es un club del fútbol argentino ubicado en la zona sur de la mencionada ciudad, que fue fundado el 5 de Mayo de 1905 por un grupo de jóvenes amigos quienes lo llamaron Colón Football Club, ya que uno de ellos -Aníbal Rebechi- estaba estudiando la historia del descubrimiento de América.
Los colores rojo (derecha) y negro (izquierda) de su camiseta se deben a una barcaza que se encontraba junto al río en la zona donde los jóvenes que fundaron el club se reunían a jugar al fútbol. En 1920 fue reemplazado el nombre por el actual: Club Atlético Colón.
En 1912 se afilia a la Liga Santafesina de Football y obtiene su primer campeonato en 1913 en forma invicta, venciendo en el primer clásico de la historia a Unión por 5 a 1.
En 1948 ingresó a la 2° División de Ascenso de la A.F.A., ascendiendo a 1° División con el recordado equipo del uruguayo “Pulpa” Etchegoyen en 1965. Desciende de categoría en un partido ante el Boca de Maradona en 1981, para retornar a Primera División recién en 1995.
Su estadio fue inaugurado el 9 de Julio de 1946 y reinaugurado, tras sucesivas modificaciones, en 2001. Tiene una capacidad para 32.500 espectadores y es conocido como “El cementerio de los elefantes”, debido a los cuatros años, entre 1948 y 1952, en que nadie pudo vencerlo en su reducto y también por las victorias que Colón obtuvo frente a grandes equipos como el Santos de Pelé (en 1964, que obligó al equipo brasileño a suspender su gira por Argentina), Peñarol de Uruguay (por entonces Bicampeón Mundial y Campeón de la Copa Libertadores de América 1966), Millonarios de Bogotá y otros.
La parcialidad rojinegra es denominada "Los Sabaleros" debido a la gran cantidad de humildes pescadores de sábalos, de las orillas del Río Paraná, que contaba originalmente entre sus hinchas (en contraposición con el alto nivel socio-económico que gozaban los seguidores de Unión de Santa Fe, su acérrimo rival).
Sábalo, es el nombre común de varias especies de peces, apreciados por su carne, emparentados con el arenque, la sardina y otros.
Nunca me he sentido en casa en el Bernabéu.
(Luiz Nazario de Lima "RONALDO", futbolista brasileño, Febrero de 2006)
Si Maradona hubiera nacido en Toronto, Canadá hubiera jugado la final con Alemania.
(PETER BEARDSLEY, ex jugador inglés, al periódico "News of the World" de Londres, al finalizar el Mundial de México 1986)
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Como presidente del club, tengo la obligación de respaldar al técnico hasta cinco minutos antes de echarlo.
(ALFREDO DÁVICCE, ex presidente de River Plate)
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