En un partido de fútbol en Brasil, entre el Botafogo y el Fluminense, durante el campeonato de 1960, al término del primer tiempo el "Flu" batía al entonces poderoso "albinegro" por dos a cero. En el vestuario el DT de Botafogo les daba indicaciones a sus dirigidos, y del reto pasó a las recomendaciones; "usted corre por el lateral, avanza por el centro, juega la pelota hacia la punta…". Los jugadores del Botafogo escuchaban en silencio hasta que Garrincha no pudo más con su genio e interrumpió al técnico: "¿Y usted, ya tiene todo eso combinado con los otros?
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El goleador es siempre el mejor poeta del año (PIER PAOLO PASOLINI, director de cine y escritor italiano)
Julio Grondona está viejo. Si vos, hoy, no sabés manejar una computadora, no tenés idea de qué es el Word, no sabés entrar en Internet, hay un montón de cosas que pasan en el mundo que vas a ignorar. Entonces, necesitás tener gente que sepa al lado tuyo. Julio tiene que entender eso.
(DANIEL LALÍN, ex presidente de Racing, revista "Mística" Nº 121, del 7/8/1999)
Una de las mejores cosas que se publicaron sobre Cassius Clay la escribió Norman Mailer en un librito hoy inhallable que se llama "El rey del ring".
Mailer planteó hasta qué punto el arte se podía dar a través del cuerpo, no sólo de la mente. En otros términos, planteaba a Cassius Clay como la más grande inteligencia de los Estados Unidos.
Cabría entonces preguntarse si Diego Maradona no es una de las mayores inteligencias que hayamos visto los argentinos. Yo creo que sí. Porque allá donde no podemos comprender los porqué tenemos que aceptar la presencia del genio. El límite entre el gran talento y el genio es muy difuso. Por ejemplo a mí se me ocurre que Diego Latorre tiene un gran talento. Pero hay una diferencia entre Latorre y Maradona que es muy indefinible. Y que aparece en ese momento inesperado, absolutamente insólito en que Diego saca algo que nadie tenía previsto y que no se puede entender. Si en esos momentos alguien llamara a un profesor, a un hombre sabio, para que explique qué hizo, cómo le pegó a la pelota, es seguro que no podría hacerlo. Lo hizo por una intuición inexplicable, de puro genio. Entonces yo creo que Maradona reúne dos cosas: inteligencia y talento. Algo que no es común, porque se puede ser muy inteligente y no tener talento o ser muy talentoso y no inteligente. Yo diría que Maradona es un gigantesco talento. Es posible que no sea inteligente. No lo sé. No lo conozco, pero es el más gigantesco talento o uno de los más gigantescos que ha dado este país en los últimos años.
(OSVALDO SORIANO, escritor argentino, en charla con Eduardo Rafael, Julio de 1991)
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Cuando asumí Estudiantes tenía 3.000 socios, ahora tiene 12.000. El equipo nunca llevó tanta gente, ni siquiera cuando salió campeón en el ’82, en cancha de Independiente y colgados del travesaño (DANIEL “El Profe” CÓRDOBA, técnico argentino, al Diario "Olé" 30/05/96, eufórico por la campaña de Estudiantes de La Plata)
Todos somos de River (Alejandro Dolina - Argentina)
Hace algunos meses, una revista organizo una encuesta entre sus lectores para averiguar cuál de los dos grandes de nuestro fútbol contaba con el mayor número de hinchas. Contrariamente a lo que se suponía, los resultados favorecieron a River. Desde luego, todos sabemos que no conviene dejarse matar por sostener los datos surgidos de las encuestas periodísticas. Pero el episodio me lleno de inquietud. Porque -para decirlo de una vez- sospecho que esto es cierto. Creo que River tiene más hinchas que Boca. No piensen ustedes que este obtuso columnista se ha dejado tentar por ciertas evidencias que parecen caerse de maduras. No ha pensado ni por un momento en los triunfos deportivos de River, ni en la presencia en ese plantel de varios campeones del mundo, ni en las recaudaciones, ni en la melancólica campaña boquense. Antes de aceptar este amargo convencimiento he recorrido un oscuro camino, sembrado de presagios, revelaciones súbitas y misteriosas intuiciones. Ahora van a ver.
¿QUÉ ES BOCA?
Boca Juniors, queridos señores, simboliza lo nacional, lo popular. Es el cuadro preferido por las gentes sencillas y temerosas de Dios. Boca es sentimiento y pasión. La adhesión de sus seguidores no se sostiene en razonamientos. Boca no se discute. La línea tradicional del juego boquense es coherente con su esencia. Garra antes que técnica. Tesón y temperamento antes que sutileza. Boca es también tradición y espíritu conservador. Es tango y valsecito criollo. Es la admiración por el coraje y el desdén por el cálculo. Ser de Boca requiere temple, los hinchas de los otros cuadros odian a los boquenses y los desprecian. Cada derrota es festejada por el resto de la afición deportiva. Pero en el triunfo, no hay festejo más alegre y sincero. Ni más compadrón. Así es Boca, para bien y para mal.
RIVER PLATE, TU GRATO NOMBRE
Es el que tiene el mejor estadio. Es el millonario. Los sectores de la clase media con ansias de crecimiento son -sin duda- riverplatenses. Es que River simboliza todo lo que el mundo actual propone a nuestra admiración. River es progreso, poder, riqueza y técnica. Su juego -siempre opuesto al de Boca- se ha hecho célebre por su pulcritud y delicadeza. Ortiz antes que Boyé. Alfredo Pérez antes que Simeone.
EL DÍA Y LA NOCHE
Estos menesterosos retratos de las dos divisas, nos permiten vislumbrar que el mutuo resentimiento no es un hecho casual. Existe un espíritu boquense y un espíritu riverplatense. Ambos son, inclusive, anteriores a la existencia de Boca y River. Boca es el alma romántica. River el clasicismo. Boca es fe y corazón. River es ciencia y cerebro. Cualquier historiador sensible podría reconocer, sin consultar documento alguno, las preferencias deportivas de los personajes de cualquier siglo. Alejandro de Macedonia fue -sin duda- boquense perdido. Aristóteles, su mentor, era de River. Ricardo Corazón de León llevaba la auriazul debajo de la coraza. Felipe II, como todos los Austrias, era de Boca. Los Borbones, en cambio eran fervientes seguidores de la banda. Los reyes católicos eran fanáticos de Boca, mientras que Colón -paradoja viviente- era un xeneize gallina. En términos generales puede asegurarse que toda la Edad Media fue de Boca y el Renacimiento, de River. En nuestro país, bien puede decirse que los federales fueron de Boca y los unitarios de River. En el caso de los orientales, la cosa es más complicada. Seguramente Artigas fue de Peñarol. Y aquí cabe una reflexión: El espíritu boquense esta simbolizado en el Uruguay por Peñarol. Nacional es River. Sin embargo al cambiar de orilla, los boquenses cinchan por Nacional y los millonarios por Peñarol. Nadie ha sabido explicarme este disparate. Hay aun otra objeción interesante. ¿Qué papel han jugado en la historia los hinchas de Racing, San Lorenzo o Platense? Es difícil saberlo. En primer lugar muchos pensadores niegan la existencia cierta de hinchas de Lanús o All Boys. Se trataría de hinchadas ideales, meras abstracciones de los relatores deportivos que suelen suponer que la hinchada es una consecuencia necesaria de la existencia de un equipo. Pero, no cabe negar a los hinchas de Independiente o de los ya mentados Racing y San Lorenzo. ¿Qué hacer con ellos en esta construcción que trabajosamente estamos levantando? Probablemente los moderados, tibios y conciliadores hayan pertenecido a esas legiones. Pero volvamos al punto central de nuestra monografía.
RIVER: LA MITAD MAS UNO
Ya han quedado sugeridas las características principales de dos cosmologías diferentes. La boquense y la riverplatense. Se trata de visiones de la vida diametralmente opuestas. Ahora bien, ¿Cuáles son en este punto de nuestra civilización los criterios que prevalecen? Sin ninguna duda, la admiración por la ciencia, la fe en el progreso, el respeto por el poder y el dinero. Y por otro lado el desprecio por la pasión, la decadencia de la fe y la represión de los sentimientos. Es decir que nuestro siglo es de River. Pero, localicemos aun más la cuestión. ¿Qué ocurre en nuestro país y en nuestros días? Los criollos se están volviendo cada vez más riverplatenses. Y si alguien sostiene que el sentimiento boquense es mayoritario, déjeme que le diga que entre nosotros, los mayoritarios somos minoría. Los argentinos huyen de la mayoría como de la peste. Si alguien quiere ponderar las ventajas de un producto, jamás dirá que lo usa todo el mundo. Más bien afirmará que solamente para unos pocos. Si hablamos con algún amigo acerca de los lugares ideales para vivir o ir de vacaciones, enseguida oiremos que este señor prefiere los lugares donde no hay nadie. Ante esta constante preferencia, resulta totalmente inexplicable el hecho de que los lugares donde no hay nadie aparezcan generalmente desiertos. Bien, para finalizar este razonamiento -o lo que fuere- digamos que casi todo el mundo quiere pertenecer a un grupo reducido. Lo cual provoca el continuo crecimiento de tales grupos reducidos y la mengua de los grupos numerosos. Así llegamos a que las grandes masas (hinchas de Boca, tangueros, reos y muchachos de barrio) van reduciéndose hasta convertirse en elites. Y las elites (hinchas de River, intelectuales, lechuguinos y pudientes) se convierten en muchedumbres. Por eso creo que River tiene más hinchas que Boca. Y eso se irá acentuando cada vez más. Las nuevas generaciones van incorporándose al pensamiento preponderante. Tal vez llegue el día en que en algún reducido cenáculo se reúnan los últimos hinchas de Boca para hablar de asuntos tan herméticos como las carreras de caballos, Gardel o la televisión. Afuera en las calles, en las pizzerías y en las canchas, las multitudes riverplatenses discutirán a Sartre y refutaran a Spinoza.
Ustedes ya saben dónde me podrán encontrar.
Buenas tardes.
(Extraído de la revista argentina "Humor", Número 39)
Juan Polti, half-back (Horacio Quiroga - Uruguay)
Cuando un muchacho llega, por a o b, y sin previo entrenamiento, a gustar de ese fuerte alcohol de varones que es la gloria, pierde la cabeza irremisiblemente. Es un paraíso demasiado artificial para su joven corazón. A veces pierde algo más, que después se encuentra en la lista de defunciones.
Tal es el caso de Juan Polti, half-back del Nacional de Montevideo. Como entrenamiento en el juego, el muchacho lo tenía a conciencia. Tenía además una cabeza muy dura, y ponía el cuerpo rígido como un taco al saltar; por lo cual jugaba al billar con la pelota, lanzándola de corrida hasta el mismo gol.
Polti tenía veinte años, y había pisado la cancha a los quince, en un ignorado club de quinta categoría. Pero alguien del Nacional lo vio cabecear, comunicándolo enseguida a su gente. El Nacional lo contrató, y Polti fue feliz.
Al muchacho le sobraba, naturalmente, fuego, y este brusco salto en la senda de la gloria lo hizo girar sobre sí mismo como un torbellino. Llegar desde una portería de juzgado a un ministerio, es cosa que razonablemente puede marear; pero dormirse forward de un club desconocido y despertar half-back del Nacional, toca en lo delirante. Polti deliraba, pateaba, y aprendía frases de efecto:
-Yo, señor presidente, quiero honrar el baldón que me han confiado.
Él quería decir blasón, pero lo mismo daba, dado que el muchacho valía en la cancha lo que una o dos docenas de profesores en sus respectivas cátedras.
Sabía apenas escribir, y se le consiguió un empleo de archivista con 50 pesos oro. Dragoneaba furtivamente con mayor o menor lujo de palabras rebuscadas, y adquirió una novia en forma, con madre, con madre, hermanas, y una casa que él visitaba.
La gloria lo circundaba como un halo.
"El día que no me encuentre más en forma -decía-, me pego un tiro".
Una cabeza que piensa poco, y se usa, en cambio, como suela de taco de billar para recibir y contra-lanzar una pelota de fútbol que llega como una bala, puede convertirse en un caracol sonante, donde el tronar de los aplausos repercute más de lo debido. Hay pequeñas roturas, pequeñas congestiones, y el resto. El half-back cabeceaba toda una tarde de internacional. Sus cabezazos eran tan eficaces como las patadas del team entero. Tenía tres pies, ésta era su ventaja.
Pues bien: un día Polti comenzó a decaer. Nada muy sensible, pero la pelota partía demasiado a la derecha o demasiado a la izquierda; o demasiado alto; o tomaba demasiado efecto. Cosas éstas todas que no engañaban a nadie sobre la decadencia del gran half-back. Sólo él se engañaba, y no era tarea amable hacérselo notar.
Corrió un año más, y la comisión se decidió al fin a reemplazarlo. Medida dura, si las hay, y que un club mastica meses enteros; porque es algo que llega al corazón de un muchacho que durante cuatro años ha sido la gloria de su field.
Cómo lo supo Polti antes de serle comunicado, o cómo lo previó -lo que es más posible- son cosas que ignoramos. Pero lo cierto es que una noche el half-back salió contento de casa de su novia, porque había logrado convencer a todos de que debía casarse el 3 del mes entrante, y no otro día. El 2 cumplía años ella y se acabó.
Así fueron informados los muchachos esa misma noche en el club, por donde pasó Polti hacia media noche. Estuvo alegre y decidor como siempre. Estuvo un cuarto de hora, y después de confrontar, reloj en mano, la hora del último tranvía a la Unión, salió.
Esto es lo que se sabe de esa noche. Pero esa madrugada fue hallado el cuerpo del half-back acostado en la cancha, con el lado izquierdo del saco un poco levantado, y la mano derecha oculta bajo el saco.
En la mano izquierda apretaba un papel, donde se leía: "Querido doctor y presidente: Le recomiendo a mi vieja y a mi novia. Usted sabe, mi querido doctor, por qué hago esto. ¡Viva el club Nacional!".
Y más abajo, estos versos:
el club para nosotros anhelo
Yo doy mi sangre por todos mis compañeros,
ahora y siempre el club gigante
¡Viva el club Nacional!"
El entierro del half-back Juan Polti no tuvo, como acompañamiento de consternación, sino dos precedentes en Montevideo. Porque lo que llevaban a pulso por espacio de una legua era el cadáver de una criatura fulminada por la gloria, para resistir la cual es menester haber sufrido mucho tras su conquista. Nada, menos que la gloria, es gratuito. Y si se la obtiene así, se paga fatalmente con el ridículo, o con un revólver sobre el corazón.
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Primero que nada, un saludo a todos los señores televisores (JUAN CARLOS LETELIER, ex jugador chileno, al ser entrevistado por un periodista televisivo en la década del ochenta)
¿No era hombre de códigos, el "Coco" Basile? Código postal será...
(RENÉ HOUSEMAN, ex jugador argentino al Diario "Olé" 4/11/07)
Pelota al medio (Jorge Lazaroff - Uruguay)
Vamo' arriba con fe pa'l segundo tiempo.
Qué mal que estamos jugando,
no se puede creer.
Aquel loco, aquel del pelo cortito,
nos baboseó, nos metió pechera,
así que leña con él.
Vamos perdiendo eso nos pasa por ser giles,
por salir a buscar empates, no podía ser.
Hay que salir de vuelta, a meter,
a arrancar con fuerza ,
a morder, a barrer,
al rincón de las arañas o a la "B"
Qué sucios, hermano, qué sucios que son
ponen la plancha en el pecho y en el corazón,
y viste el juez, el juez tira para ellos,
el juez no tiene vergüenza,
está muerto de miedo.
Y siguen siendo los dueños de la pelota,
pensar que son patriqueros,
con súper entrenamiento,
así que vamo' este segundo tiempo,
que tal vez ya sea el tercero o el cuarto,
no importa, mil veces, pelota al medio.
Al túnel muchachos, al túnel del tiempo,
adentro muchachos, metiendo y metiendo.
Al túnel muchachos, vamo' a sorprender,
de punta y para arriba y escuchen bien:
¡Hay que inflar la red!
Que el viento está soplando y nos viene bien
pa' romper la red, a romper la red.
Vamo' arriba muchachos con todo
con todo pa'l enfrentamiento
abranse, por favor, y júntense
tuya y mía campeón, tuya y mía.
La pelota contra el piso y la pelota volando y volando
por la misma loco, siempre por la misma.
Entreala, jugala, pisala,
amásala, tócala, mostrala, pensala...
La cabeza levantada, la mirada siempre allá,
y vos golero, guambia que cae mojada,
centrofóbal no haga pavada,
muéstrele su calidad.
Mirá el puntero, mirá,
con una pierna quebrada,
juega igual, y no pasa nada,
aunque lo marca Superman.
Hay que ganar y ganar o ganar,
porque es nuestra el alma del Uruguay,
heredera del diablo de Maracaná.
Al túnel muchachos, al túnel del tiempo,
adentro muchachos, metiendo y metiendo.
Al túnel muchachos, no hay más pa' perder,
que el viento está soplando y nos viene bien
pa' romper la red.
De punta y para arriba, qué bien,
transmite Solé,
de punta y para arriba, qué bien,
va a jugar Gardel,
de punta y para arriba, qué bien,
va a cantar Pelé,
de punta y para arriba, qué bien,
Capitán Don José,
de punta y para arriba, qué bien,
a romper la red…
a romper la red...
a romper la red…
a romper la red…
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El fútbol marca los grados de salud y de enfermedad de toda la sociedad.
(ROBERTO PERFUMO, ex jugador y técnico argentino -1997-)
River incentiva a los rivales de Boca (MAURICIO MACRI, Presidente de Boca Juniors, -1997-)
Macri habla de incentivación porque es un muchacho sin ninguna experiencia en el fútbol (JULIO HUMBERTO GRONDONA, Presidente de A.F.A. -1997-)
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"Chiche" Sosa es un cobarde. Lo conozco bien. Yo alcanzaba la pelota cuando él jugaba en primera y siempre levantaba la pierna como un canguro para que no lo golpearan (DIEGO MARADONA, el 25 de Agosto de 1997, tras el partido Boca 4-Argentinos Juniors 2)
Él es más cobarde porque necesita estimulantes para vivir (OSVALDO “Chiche” SOSA, técnico argentino, en respuesta a Maradona)
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Algunos protagonistas del juego consideran como aliados a quienes les masajean el ego y les retiran hasta el saludo a aquellos periodistas que son agrios en sus opiniones. ¿O amigos o profesionales? A lo mejor alcanza con el respeto.
(JORGE VALDANO, ex futbolista argentino, en su libro "Los cuadernos de Valdano")
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Promediaba 1994, el uruguayo Luis Cubilla era el técnico del Racing Club de Avellaneda en un encuentro ante Banfield, que finalmente ganó el "Taladro" 1 a 0, y en un momento el ex técnico de Olimpia de Paraguay formula la siguiente doble pregunta: ¿Qué hace el "Piojo" López jugando de defensor? ¿Dónde está el "Coco" Reinoso?
Inmediatamente llega la respuesta desde el banco de suplentes: "A Reinoso lo echaron hace un rato y usted le dijo al Piojo que fuera de defensor".
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Yo no cambiaría un Fiat 600 por un Mercedes Benz. Los goles que me hizo son un tema menor. Yo no voy a ser mejor arquero por convertir goles o por atajar un penal (CARLOS FERNANDO NAVARRO MONTOYA, después que José Luis Chilavert le convirtiera dos goles en el 5 a 1 de Vélez a Boca el 16/06/96 en el José Amalfitani de Liniers)
El es un ídolo de arena. Lo echaron a patadas de Colombia y nadie lo contrata. El Fiat 600 sale campeón y el Mercedes está en el taller. Además otra cosa: un futbolista debe ser hombre (JOSÉ LUIS CHILAVERT, contestando... ¿podía ser de otra manera?)
El fútbol depende de los jugadores. Es lo mismo que si a una obra de Shakespeare la representan malos actores. ¿Quién podría dudar del autor? (CÉSAR LUIS MENOTTI, técnico argentino)
Hay que tener en cuenta que son los futbolistas los que hacen la diferencia; porque si a un entrenador exitoso le das un equipo que viene peleando por no descender, ponele la firma que va a pelear por no descender (ALBERTO "Beto" MÁRCICO, ex futbolista argentino)
Los mellizos Barros Schelotto son unos fracasados, nacieron para perder.
(JOSÉ LUIS CHILAVERT, en alusión a los, por entonces, jugadores de Gimnasia y Esgrima La Plata)
Réquiem por un futbolista (Samuel Orellana - Chile)
In memoriam Raimundo Tupper
¿Es que en realidad nunca te vi jugar?
Mi corazón azul se entristece igualmente
por ti, como por esos partidos suspendidos a causa de la lluvia
en la memoria.
Podría empezar a decirte
ahora que han pasado tantos años
desde aquel veinte de Julio, ahora que estás muerto, por primera vez
apasionado y gustoso:
¿fue como esperabas,
es mejor estar del otro lado de la cancha?
Tus jugadas fueron siempre una semilla mal plantada,
pero ahora que me llevas nuevamente a ese día
y te veo pasar alado y fuerte a través de todo,
creo que puedes dar frutos más allá de San Carlos
y podría aplaudirte como a uno de los nuestros.
Espero que ahora, cerrado como estás
o repartido por el viento en los caminos
del barrio alto,
no sigas con ese absurdo engaño de los muertos:
tú, joven hasta la disolución,
encontrarás alrededor de las estrellas verdaderas
la alegría que nunca sentiste entre nosotros.
Pero cuán cercano estabas,
preferiste hundir tu cabeza en el abismo
de la desventura, caíste dentro de ti de manera fatigosa
como fue siempre la costumbre de tu equipo
a través de unas venas ya sin sangre.
Hay golpes, es verdad,
lo que no esperabas fue ese peso del todo insoportable:
algo parecido al brillo de una copa,
de un cáliz (en la oscuridad de los montes y los olivos)
tan pesado por ser tan verdadero.
Ves, éste fue quizás tu momento más cercano a la galera
pero no pudiste comprenderlo
sino en el aire
segundos antes de tocar el piso.
Oh este golpe que atraviesa los estadios
y alguna vez las redes de ese mar a donde vamos,
esto abierto que sin decir nada se nos cierra
con esa corriente de aire, dura y cortante,
de tu cuerpo cargado de impaciencia
devastado
hasta más allá del partido.
Sí, es verdad, pediste el cambio antes de tiempo
esa delgada mañana de julio
y arrancaste sus máscaras junto con la tuya,
en silencio, como si observaras a través de agujeros escondidos
el secreto de un amague, un golazo en construcción
o un viaje a las islas afortunadas:
el pase a Europa que nunca se concretó, tantas cosas
parecían arraigarse en ti, parecían.
No bastó que la suerte pusiera una mano
entre tú y el comienzo de la ira,
no quiero pensar en alguien capaz de detenerte
cuando tú, mudo, saliste a consumarlo todo,
sin pensar si fuiste bueno.
¿A quién puede importarle ahora, tantos años después?
La muerte sigue siendo un asunto de los vivos.
En realidad nunca te vi jugar
pero fui testigo de tu gloria
la mañana en que llegaron con tu cuerpo
ya santificado por dos días de luto.
Tus hinchas gritaron como nunca
y ahí estaba yo, aplaudiendo frente a uno de los nuestros,
porque para eso jugamos, porque eso somos:
el recuerdo de un aplauso,
un par de piernas que se deshacen en la cancha,
cansadas de eludir la marca de su sombra
y de patear al aire sus gruesos espejismos.
¿Quién habló de victorias? El resistir lo es todo.
NOTA: Raimundo Tupper Lyon (1969-1995), jugador chileno de fútbol. Nació en Santiago, en el seno de una familia adinerada y vinculada al club Universidad Católica. Además de su carrera deportiva, cursó estudios de ingeniería y se dedicó al negocio de bienes raíces. Comenzó su trayectoria como futbolista en la Universidad Católica, equipo en el que despuntó como lateral izquierdo, lo que le sirvió para llegar a la selección absoluta de su país. Con ésta disputó dos ediciones de la Copa América, formando alineación con jugadores como Iván Zamorano. Al parecer su carácter era depresivo, y fruto de estas depresiones, en julio de 1995, cuando efectuaba una gira con su club por Guatemala y Costa Rica, decidió quitarse la vida lanzándose al vacío desde el noveno piso de un hotel de San José. Unas horas antes había advertido a un compañero de equipo que se disponía a “tomar una decisión importante”.
Fuente: Enciclopedia Encarta
Un especial agradecimiento a la gentileza de SAMUEL ORELLANA (Maipú, Chile, 1978) Licenciado en Filosofía por la Universidad de Chile, quien permitió la publicación en este blog de los poemas pertenecientes al libro "Gol de Oro", editado en el año 2004.
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- ¿Dos palabras? ¡Adiós micrófono!
(GARRINCHA, recién finalizado el partido final del Mundial 62 al ser consultado por un periodista de una radio brasileña al borde del campo de juego)
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La primera vez que fui a Rosario, entró al camarín el "Negro" Fontanarrosa y sin mediar palabra me puso la camiseta de Central. Recién después me dijo: "Mucho gusto, Fontanarrosa". Ese día la mostré en el escenario entre aplausos y silbidos.
La segunda vez que fui, apareció un tipo y me dijo: "Yo no soy Fontanarrosa, pero ésta es la camiseta que vale en Rosario". Y me puse la de Newell's para hacer justicia. Obvio, hubo silbidos, aplausos...
(JAIME ROOS, músico uruguayo, y sus vivencias del otro lado del charco)
(JOSÉ LUIS COLL, humorista español)