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¿Yo en contra de los homosexuales? Para nada. Es mejor que existan porque así dejan más mujeres libres para los que somos machos de verdad.
(DIEGO MARADONA)
Instrucciones para elegir en un picado (Alejandro Dolina - Argentina)
Generalmente dos jugadores se enfrentan en un sorteo o pisada y luego cada uno de ellos elige alternativamente a sus futuros compañeros. Se supone que los más diestros son elegidos en los primeros turnos, quedando para el final los troncos.
Pocos han reparado en el contenido dramático de estos lances.
El hombre que está esperando ser elegido vive una situación que rara vez se da en la vida. Sabrá de un modo brutal y exacto en qué medida lo aceptan o lo rechazan. Sin eufemismos, conocerá su verdadera posición en el grupo.
A lo largo de los años, muchos futbolistas advertirán su decadencia, conforme su elección sea cada vez más demorada. Manuel Mandeb, que casi siempre oficiaba de elector observó que las decisiones no siempre recaían sobre los más hábiles.
En un principio se creyó poseedor de vaya a saber qué sutilezas de orden técnico, que le hacían preferir compañeros que reunían ciertas cualidades. Pero un día comprendió que lo que en verdad deseaba, era jugar con sus amigos más queridos. Por eso elegía a los que estaban más cerca de su corazón, aunque no fueran tan capaces.
El criterio de Mandeb parece apenas sentimental, pero es también estratégico. Uno juega mejor con sus amigos. Ellos serán generosos, lo ayudarán, lo comprenderán, lo alentarán y lo perdonarán.
Un equipo de hombres que se respetan y se quieren es invencible. Y si no lo es, más vale compartir la derrota con los amigos, que la victoria con los extraños o los indeseables.
Cuando me retire, será otra cosa. Pedirán los autógrafos al pibe que marque goles. ¿Qué le van a pedir a un viejo boludo? Para entonces quiero vivir, dar todo a mis nenas, ir al fútbol, a la tribuna, al boxeo. Sabré ser Maradona.
(DIEGO MARADONA, días antes del comienzo del Mundial 1990)
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Estoy más sólo que Sanfilippo en el Día del Amigo.
(DIEGO MARADONA, en alusión al ex goleador argentino de San Lorenzo y Boca Juniors)
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Rattin... pobre muchacho. Por el amor de Dios, está haciendo campaña política; hizo la peor campaña en la historia de Boca, qué me viene a hablar a mí. Debe estar políticamente volcado a lo que pueda picotear. Hasta habló mal del viejo Conde (ex Presidente de Boca Juniors), que era más bueno que Lassie atada. Un tipo que pasa a la historia por pegar patadas de algo se tiene que agarrar.
(DIEGO MARADONA, en referencia a Antonio Rattin, ex jugador y técnico de Boca)
He jugado el Barcelona-Real Madrid, pero el Boca-River es distinto. Es como que se me inflama el pecho. Es como dormir con Julia Roberts.
(DIEGO MARADONA, previo al superclásico del Clausura 2006)
El problema no es porqué echan a los entrenadores. El problema es que no saben para qué los fichan.
(CÉSAR LUIS MENOTTI, técnico argentino)
(MUAMMAR AL-GADDAFI, ex presidente libio)
El fútbol es tan sencillo… No comprendo por qué los entrenadores lo hacen tan difícil con sus charlas.
(JIMMY HASSELBAINK, jugador holandés)
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Yo no me casaría con un homosexual, pero me dejaría operar del corazón por un homosexual. La decisión de Passarella me suena a macartismo y persecución ideológica.
No sabía que había medalla para el segundo puesto.
(CARLOS BIANCHI, ex técnico de Boca Juniors, tras la derrota ante el Once Caldas en la final de la Copa Libertadores de 2004)
Y sobre el árbitro, división de opiniones: unos se acordaron de su madre y otros de su padre.
(JOSÉ MARÍA GARCÍA, periodista español)
CULÉS - F.C. Barcelona (España)
El antiguo campo de juego de la calle Industria carecía de gradas y se llenaba de seguidores que se sentaban en los muros. Desde la calle se veían los traseros de la gente por lo que se les comenzó a denominar culés (cul significa culo en catalán).
En 1926 se mudaron al estadio de Les Corts con capacidad para 30.000 espectadores y finalmente en 1957 se inauguró el actual Camp Nou, pero ya nada pudo hacer desaparecer aquel mote.
El orgullo de ser calamar (Eduardo Sacheri - Argentina)
En un arrebato de amargura infantil se sintió despechado porque Dios hubiese hecho caso omiso de sus promesas de regeneración absoluta. Mientras tomaba la salida de la autopista hizo un último esfuerzo para que no le importara. Se detuvo en una cuadra desierta, llena de galpones en las dos veredas. Se dijo que no podía ponerse así. Que un dolor de ese tamaño solo podía sentirse por la pérdida de un ser querido. Que no podía tirar a la basura los esfuerzos de los últimos meses.
Y todavía le faltaba sobreponerse a la escenita que iban a hacerle los muchachos en la parada. Control, gordo, control. Mejor seguir haciéndose el distante, el superado, tal vez así lo dejaran en paz. Tardo quince minutos en arrancar de nuevo rumbo a la parada. Abelardo Celestino Tagliaferro dobló en la esquina sin prisa.
Apretó suavemente el embrague, puso la palanca de cambios en punto muerto, con las manos levemente posadas en sobre el volante arrimó el auto a la vereda y lo detuvo sin brusquedad al final de la hilera de autos amarillos y negros. Apagó el motor, quitó la llave del tambor, aspiró profundamente y dirigió la mano izquierda hacia la puerta.
Cuando logro incorporarse no se dirigió inmediatamente hacia la esquina. Fue a la parte trasera del taxi y abrió el baúl. Hurgó un momento bajo la caja de herramientas y encontró lo que buscaba.
Desplegó la enorme tela rectangular con ademanes tiernos. Se anudó la bandera blanca con la franja central marrón en el cuello y la extendió sobre su espalda como si fuera una capa. Tanteo otra vez y encontró el gorrito tipo Piluso. Se lo plantó hasta las orejas. Cerró el baúl. Levantó los ojos hacia la esquina.
Abiertos en un semicírculo los otros se pasaban el mate y le clavaban a la distancia siete pares de ojos inquisitivos. Tagliaferro no caminó enseguida, porque acababa de entender que todos los hombres son cautivos de sus amores. Uno no entiende porque ama las cosas que ama.
El intelecto no alcanza para escapar de los laberintos del afecto. Por eso es tan difícil enfrentar el dolor: porque uno puede engañarse inundando con argumentos razonables las llagas que tiene abiertas en el alma, pero lo cierto es que esas llagas no se curan ni se callan. Y por eso un hombre puede amar a una mujer que a los otros hombres les parezca funesta, o puede poner su corazón al servicio de amores que a los otros se les antojen inútiles o intrascendentes.
Abelardo Tagliaferro estiró los brazos, prendió las manos a la tela, como un extraño superhéroe excedido de peso, y supo que lo importante no es a quién o a que uno ama, sino el modo en que uno ama lo que ama. Recién entonces camino hacia la parada.
(extracto de Motorola, de Eduardo Sacheri, en "Lo raro empezó después". Ed. Galerna, Buenos Aires, 2003)
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Hoy tu tiempo es real (Mario Benedetti - Uruguay)
A Diego Maradona
Y aunque otros olviden tus festejos
Las noches sin amos quedaron lejos
Y lejos el pesar que desalienta.
Tu edad de otras edades se alimenta
No importa lo que digan los espejos
Tus ojos todavía no están viejos
Y miran, sin mirar, más de la cuenta
Tu esperanza ya sabe su tamaño
Y por eso no habrá quien la destruya
Ya no te sentirás solo ni extraño.
Vida tuya tendrás y muerte tuya
Ha pasado otro año, y otro año
Les has ganado a tus sombras, aleluya.
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El hincha de toda la vida (Juan Gabriel Araya - Chile)
Cuando pierde Colo-Colo yo me preparo para las bromas del día lunes; yo no soy como otros que siempre le echan la culpa al árbitro, al tiempo, o al cambio de entrenador, yo acepto que pierda el Colo, pero lo que me da rabia es que me echen tallas y eso que no soy fanático... Me amurro a la hora de las comidas y quiero que pase luego el tiempo para cultivar otra vez ese deseo de triunfo que se va acentuando en la medida en que se acerca el día sábado o domingo. Mi cabro chico también es colocolino; el mayor es loco por la alba. Yo no sé qué pasaría si el chiquillo tuviera otra simpatía, sencillamente no lo podría soportar: por ejemplo, si fuera de la Unión Española, sería un desastre. No puedo ver a esos malditos coños. Yo no tengo segundo equipo, soy colocolino y punto. Soy definido en mis ideas y le tengo amor a la camiseta, si fuera futbolista no me iría nunca de mi club; y no aguanto que los jugadores veteranos, aquellos que siempre han sido del indio, se cambien a otro equipo por dos chauchas más. Si se hubiera ido el Pollo Véliz del equipo cuando éste pasaba por su época de oro, habría sido la ofensa más grande para lodos los hinchas que gritamos todas las semanas en los diferentes estadios en que juega. Reconozco que soy colocolino por herencia: mi padre, allá en mi pueblo, tenía una carnicería, de tal modo que cuando se trataba de hacer una manifestación al equipo de sus amores, era el primero en ofrecer un asado como dios manda: una vez, el equipo titular del Colo fue a jugar con nuestro seleccionado local: fue un día de fiesta inolvidable. Después del partido, el viejo invitó a los jugadores de ambos equipos y a sus dirigentes, más algunos vecinos importantes en el deporte más popular; creo que eran más de cien personas, pero sus gritos enfervorizados las duplicaban. Ese asado inolvidable fue uno de los acontecimientos más importantes de mi vida, yo era muy niño, pero aún lo recuerdo, jamás se me olvidará, al día siguiente conté el hecho histórico a todos mis compañeros de escuela:
-¿Saben una cosa? Ayer estuvo en mi casa todo el equipo del Colo-Colo, ¿qué les parece? Me ufanaba como un pavo, desperté la admiración y el entusiasmo de todos los chiquillos, los que abrían unos ojos como platos al escucharme admirados. ¡Qué suerte la tuya!
Mi taita era de los que apostaban dinero, cuando ganaba invitaba a todos sus amigos a pichanguear; si perdía, por supuesto que pagaba, pero cerraba las puertas de su casa y no recibía a nadie. ¡A nadie! Con decirle que un día de derrota fue a verlo mi abuelita y él conversó con ella a través de la puerta semiabierta, echándole en cara que no había hecho bien el pilato en su pañuelo, apretándolo bien, y que por esa razón el Colo había perdido. Acto seguido, sencillamente la echó de la casa: mi padre era cosa seria, usaba insignia en la solapa y a nosotros nos compraba camisetas blancas para que las luciéramos en el barrio, donde casi todos eran del Colo. Así era mi padre y de esa forma nos crió. Yo estoy orgulloso de ello, pues nos dio sólidos principios y nos entregó un sentimiento de amor hacia el fútbol, claro que sobre todo al Colo, por eso siempre he dicho que el Colo es amor, entrega, además de ser puro pueblo -como decía un ñato en San Miguel-, puro populacho, me parece que es el equipo más parecido al pueblo mismo. Recuerdo que en una oportunidad el Colo fue a jugar a Talca, ciudad donde yo vivía, puesto que trabajaba allí; como llegué un poco atrasado al estadio, me quedé sin asiento, y a pesar que había asientos vacíos entre los partidarios del Rangers, equipo rival del Colo ese día, no busqué allí acomodación, sino que me encaminé resueltamente al lugar donde se encontraba la barra de mi club. Partí, entonces, a las tribunas generales donde estaban instalados sus partidarios y dirigiéndome a ellos les dije con voz alta:
-¿No hay aquí, entre estos caballeros del deporte, un lugar para un colocolino de corazón? Mil gargantas me contestaron:
-Aquí, compadre, véngase a tomar con nosotros un pencazo. ¿Quién es Colo-Colo? gritaban en el colmo de la alegría, y respondían miles de gargantas ¡Chileee! Y por supuesto que me instalé allí.
¡Cómo comí y tomé aquella memorable tarde! Después de esa afortunada experiencia ¡cómo no voy a ser colocolino! El Colo-Colo no es como otros clubes, que tienen padrinos poderosos, colonias extranjeras que los protegen, ciudades y regiones importantes, no, no, este deportivo está amparado por todo el pueblo de Chile. No tiene gracia tener un equipo financiado por los turcos, por los conos o los bachichas, nosotros los chilenos, somos chilenitos para nuestras cosas, por eso cuando el club tiene problemas, los supera y sigue siempre adelante. No creo en ese cuento que hay pirañas económicas detrás de su directiva, ésas son patrañas, inventos; claro que a veces tenemos dirigentes malos, malos serán, pero nunca chuecos ni mal intencionados. Todos ofrecen su vida por la institución, su tiempo, incluso su dinero; no es cierto que haya habido malos manejos de fondos y, por último, tenemos los mejores abogados. He dicho, pero no soy fanático, si usted viera cómo son los verdaderos fanáticos cuando llega a perder el Colo; queman sus carnés, le tiran botellazos al árbitro, naranjas a los guardalíneas, le pegan a la señora, sacan cuchillo y se curan hasta las patas. Esos son fanatinchas y le echan el pelo a la leche. Yo no: claro que me molesta que me bromeen cuando pierde el Colo y no me gustaría que mis hijos fueran partidarios de otro equipo porque no podría conversar con ellos, simplemente, por eso seguiré insistiendo en hacer de todos ellos fieles defensores hasta la muerte del Colo-Colo...
Y saboreando amargamente su propio autogol, al empujar la pelota de saliva hacia el fondo de las mallas de su garganta, el hincha de toda la vida tomó su bolígrafo, y marcó con una crucecita su preferencia optimista por el equipo adversario del Colo-Colo en el concurso número 240 de la Polla Gol chilena; sin saber aún cuál iba a ser su comportamiento partidario el próximo domingo en el estadio principal del país, abandonó la agencia, pensando que esa cuestión de los principios era un asunto harto complicado.
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¿Sexo antes de un partido? Que los muchachos hagan lo que quieran, pero no durante el entretiempo.
(BERTI VOGTS, ex jugador y técnico alemán)
-Disculpe maestro, ¿hoy es la final?
-Sí... la jugamos frente a Checoslovaquia.
-Ah... con razón que hay tanta gente.
(GARRINCHA, consultando al técnico de Brasil, Aymoré Moreyra, minutos antes de disputar la final del Mundial Chile 1962 sobre tamaña concurrencia en el Nacional de Santiago)
En el Uruguay habría que importar bobos, porque hay superabundancia de vivos (WASHINGTON "Pulpa" ETCHAMENDI, recordado técnico uruguayo)
Alex Ferguson es el mejor técnico que he tenido a este nivel. Bueno, realmente es el único entrenador que he tenido a este nivel (DAVID BECKHAM, refiriéndose al mítico entrenador escocés)
Solo si hubiera una epidemia de peste bubónica (GIOVANNI TRAPATTONI, al ser consultado si convocaría a Paolo di Canio a la selección italiana)
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