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Hacia Bucarest, el 19 de Septiembre de 1990, emprendió vuelo una expedición del Atlético de Madrid. En la capital rumana le esperaba la Politécnica de Timisoara, un rival sin mucho cartel en el Viejo Continente con el que iba a medirse en la Copa de la UEFA.

Días antes había estallado una revolución en Rumanía que resultó dramática en todo el país.

La grave situación que padecían los rumanos fue la causa principal por la que el equipo viajó con dos cocineros que, en un equipaje especial, cargaron 1.200 kilos de comida, que incluían carne, pescado, embutidos, botellas de vino y de agua, entre otras viandas.

Al llegar a Timisoara el desánimo cundió en la expedición atlética, tras comprobar que, prácticamente, era una ciudad fantasma. Uno de los más afectados por el desolador panorama fue Baltazar María de Morais, el extraordinario delantero brasileño que jugó dos temporadas en el Atlético de Madrid.

Después del compartido almuerzo por directivos, técnicos y jugadores, Baltazar salía tristón del comedor, prácticamente llorando. Al preguntarle un reducido grupo de periodistas qué le ocurría, el brasileño, con voz tenue, dijo: “Lo que acabo de presenciar me ha entristecido mucho. La comida que hemos dejado en los platos la estaban devorando los camareros que nos habían servido. ¡Esto no tiene nombre!”

(anécdota tomada del excelente libro "Las mejores anécdotas del Atlético de Madrid" de Luis Miguel González)

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Los campeonatos los ganan los jugadores. El técnico podrá ayudar, guiar, aconsejar, pero jamás debe olvidar que los que están adentro son ellos y no uno.

(STEFAN KOVACS 1920-1995, célebre entrenador rumano, creador del "Fütbol total")

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Entrevista a Stefan Kovacs (1972)


Entrevista al entrenador rumano, nacido en 1920, que en la década del '70 con el Ajax holandés marcó una era de juego inolvidable y revolucionario.


-Señor... yo soy latino…

Esa fue la primera respuesta de Stefan Kovacs, el D.T. del Campeón de Europa, cuando le preguntamos si las entrevistas que él concedía a la prensa debían pagarse. Porque ya teníamos el antecedente inmediato y estábamos sobre aviso. Esas palabras, expresadas un poco con cancha, otro poco con comprensión, vaticinaban más que una entrevista un diálogo. Un diálogo abierto, sin condiciones, sin preguntas tabúes, sin límite de tiempo. A pesar de que estaba en la cancha desde las diez de la mañana con los hombres del Ajax, que hacía menos de catorce horas le habían ganado al Bayern Munich por 2 a 1 en partido de preparación con vistas a la Intercontinental.

A la una de la tarde, cuando todos los integrantes del plantel superior ya habían hecho sonar los escapes de sus respectivos prototipos sport, nos ubicamos cómodamente debajo de la tribuna principal del estadio del Ajax, donde Stefan Kovacs tiene su despacho permanente. Cigarrillos, whisky y un cordial “A sus órdenes, señor Valdés... dispongo del tiempo que usted estime oportuno…”.

-¿Cuál es su opinión acerca del rendimiento del equipo?

-Estoy plenamente conforme con el resultado. Buscaba en esta oportunidad efectuar un test de rendimiento de cada jugador, fundamentalmente en lo que se refiere al segundo tiempo.

-¿Por qué “al segundo tiempo”?

-En el segundo tiempo de los partidos es donde se aprecia claramente el estado físico del jugador y la repercusión que una mala preparación trae acarreado en la recuperación de los hombres. Fíjese que lo hice con toda intención. Hace poco decidí someter a todo el plantel a dos entrenamientos fuertes; muy fuertes, diría yo. A las veinticuatro horas juegan con estos alemanes, que por algo son campeones en su país. Termina la primera parte sin abrirse el marcador; van en pérdida parcial al promediar el segundo tiempo y finalmente ganan por dos a uno. Es una prueba que deja satisfecho a cualquiera, máxime teniendo en cuenta que ese mismo -no equipo había jugado tres días antes en Alemania, y en a propia cancha del Bayern les hicimos cinco. Siete goles contra uno en dos partidos es algo significativo, creo yo... ¿no?

-¿Encuentra al Ajax "a punto" o le falta algo aún?

-El equipo está bien preparado, pero le falta. No ha llegado todavía al ciento por ciento de su rendimiento. Estará a punto -no lo dude- para los partidos contra Independiente.

-¿Por qué Cruyff jugó más retrasado que como lo hace habitualmente?

-Cruyff es un hombre polifuncional. Juega en cualquier sector de la cancha y es capaz de desempeñar a satisfacción cualquier misión que se le encomiende. Porque es Cruyff los marcadores rivales tienen la obsesión de marcarlo arriba, de no dejarlo mover. Al ubicarlo más retrasado hay una triple ventaja:
1) El queda más libre, con mayor facilidad de movimientos y desplazamiento. Puede explotar la extraordinaria precisión que tiene su pase de larga trayectoria.
2) Los marcadores tienen dos alternativas: o dejarlo solo en el fondo (en cuyo caso se amplía la libertad de movimientos y el panorama de cancha) o encimarlo como siempre. En este último caso hay dos hombres menos que defienden dentro del área. Y no pierda de vista que en ese caso se hará más difícil que nunca aguantar al Ajax. Porque Suurbier llegará con mayor facilidad, Keizer explotará mejor su pierna izquierda, Muhren podrá sacar el taponazo desde la medialuna con menos piernas que defiendan...
3) El pique sorpresivo, la corrida de cuarenta metros, arrancando del fondo y llegando a la línea de gol al mismo tiempo que la pelota que llega bombeada desarma a cualquier defensa. Y tenga en cuenta que Cruyff, jugando a veinte o más metros del área rival, hizo un gol, ayudó a convertir el segundo y estuvo a punto de meter al tercero...


-¿Cuál es el régimen de trabajo del Ajax?

-Depende de la época del año. En circunstancias normales el sistema es el siguiente: los lunes hay entrenamiento liviano, de 40 a 60 minutos, dividiendo el plantel en dos grupos, según hayan jugado o no en el fin de semana; luego del entrenamiento, sauna, duchas y masajes. Los martes se hacen dos sesiones de training (por la mañana y por la tarde) de una hora y media cada una. El miércoles es el día libre en forma total, porque es el momento en que el organismo del jugador se encuentra físicamente apto y mentalmente dispuesto para aprovechar la vida familiar, con su mujer y sus hijos. Quiero aclararle que este régimen es imposible seguirlo durante la disputa de la Copa de Europa, ya que los partidos se juegan precisamente los días miércoles. Los jueves se reanuda el entrenamiento, sobre la base de caminatas y corridas fuera del estadio, generalmente en los bosques y parques que rodean a Ámsterdam. Los viernes un training de una hora en horas de la tarde y los sábados por la mañana otro training final de 60 minutos. Pero mire... acá viene lo más importante. El sábado yo formo el equipo. Hay, previa discusión con los jugadores, cambio de ideas acerca del match y de cómo se encuentra cada uno. Nada de misterios. Nada de indecisiones. Cuando ellos se van para sus casas ya saben quién juega y quién no. Eso brinda tranquilidad de espíritu y crea sentido de responsabilidad.

-Haciendo un promedio, ¿cuántas veces por semana juega el Ajax en un año?

-Dos partidos, pero hay veces en que juega hasta cuatro partidos semanales.

-¿De qué plantel dispone?

-Actualmente de 17 jugadores. Quince de primera categoría y dos juveniles de 18 y 19 años, respectivamente, que están equiparados a los consagrados.

-Para jugar contra Independiente, ¿le gustaría reforzar la defensa?

-Yo estoy conforme con el equipo que tengo. Es parejo, luchador y técnicamente se encuentra en un nivel aceptable.

-¿Le parece que la velocidad de retorno de Blankenburg es suficiente para descontar el terreno que en el pique le puedan sacar los delanteros argentinos?

-Blankenburg es un buen jugador. Por otra parte es el último de la línea de fondo y la contención de la delantera de Independiente es cuestión de planteos tácticos, de la forma de esperarlos en la marca...
Por otra parte, sí bien Blankenburg no será tan ligero como otros, es un hombre que espera a pie firme -siempre lealmente- y es difícil pasarlo.


-¿Cuál es su opinión acerca del fútbol sudamericano?

-Mire, yo por fútbol sudamericano entiendo dos zonas geográficas: el Río de la Plata y Brasil. Con diferentes influencias en el fútbol mundial según las épocas. Del año 50 para atrás hubo predominio rioplatense. Para adelante, los brasileños están en el "top". Lo que nadie me saca de la cabeza es que en todo el mundo, entiéndame bien, en todo el mundo no hay mejor fábrica de jugadores que el Río de la Plata. La materia prima es única, increíblemente valiosa. Y una cosa curiosa: muchas veces los propios latinoamericanos no se dan cuenta de lo que tienen entre manos; hay una subestimación y una falta de valoración evidente. No por ignorancia, sino por idiosincrasia o forma de ser. Individualmente considerado, el jugador argentino es insuperable...

-¿Y de Brasil qué?

-Sería ilógico negarle a Brasil el enorme mérito que desde hace más de 20 años viene poniendo de manifiesto. Que por otra parte lo ha demostrado con hechos concretos. A Brasil lo veo ahora como el país más fuerte en materia futbolística. Ejemplares en lo que se refiere a preparación física, a la aplicación de las tácticas modernas del fútbol, integrándolas a la agilidad nata del jugador brasileño. Y tres títulos mundiales son tres títulos mundiales...

-¿Le tiene miedo a la mentada violencia del fútbol rioplatense?

-Los rioplatenses son tan leales y a la vez tan fuertes y tan hombres como los europeos, como los africanos o como los esquimales. Ocurre que se ha creado una falsa imagen acerca de todo eso, pero en realidad lo que pasa es que hay otras razones de por medio. Pero voy a ir por partes, porque quiero ser bien claro en esto.
Primero: no es verdad que los sudamericanos jueguen brutalmente; que prefieran al puntapié alevoso o la disminución física del rival en forma premeditada. Son hombres como otros cualesquiera sometidos a los vaivenes de un partido de fútbol, a tolerar un buen o mal arbitraje, a saber no escuchar a la tribuna; en definitiva, dependiendo de su propio carácter, de su fuerza moral, de su comprensión o de su tolerancia.
Segundo: el público latinoamericano es más correcto que el público europeo. Yo he estado en México presenciando el último Campeonato del Mundo. Argentina no estuvo, pero estuvieron Perú, Brasil, el propio México, Uruguay... En ningún momento ví nada raro, nada fuera de lo común. Quedé admirado con la corrección y cordialidad del latinoamericano, dentro y fuera del estadio.
Acerca de estos dos puntos yo ya he hablado con mis jugadores, sobre todo para que no se dejen influenciar por noticias e informaciones tendenciosas, que son bastantes, por cierto.


-¿A qué se refiera cuando habla de informaciones tendenciosas?

-A eso iba. Mire, mi amigo, ¿sabe lo que pasa? hay muchos interesados en que Argentina no sea la sede del Campeonato del Mundo de 1978. Hay demasiados intereses creados y demasiadas ambiciones personales de por medio. Tratan por todas las vías de presentar una imagen falsa de la presunta violencia argentina para de esa manera incorporar un elemento en contra de la nominación definitiva. No importa que la realidad demuestre otra cosa. No importa para nada, ni cuenta el ejemplar comportamiento desde hace dos años de los cuatro finalistas de la Libertadores; no cuentan tampoco la falta absoluta de antecedentes en materia de partidos disputados dentro del marco de la Copa del Mundo, y eso a pesar de que los rioplatenses tendrían argumentos de sobra para haber perdido la calma... ¿O es que ya no se acuerdan de Inglaterra-Argentina y de Uruguay-Alemania en Londres del 66, con expulsiones increíbles y penales evidentes no cobrados? Pero no se preocupe usted porque esos mismos que presentan en Europa las imágenes aisladas de esa seudo violencia rioplatense son los mismos que se olvidan de hechos más recientes sucedidos en Europa. Y me refiero por ejemplo a la lata de cerveza que le abrió la cabeza a Boninsegna, jugando contra el Borussia; o a la lucha grecorromana que tuvimos que presenciar el año pasado entre el Red Star y el Sparta; o a la invasión de los alcoholizados escoceses en el Nou Camp de Barcelona, jugando contra el Dynamo de Moscú... Mire, yo no critico ni dejo de criticar. Solamente constato hechos imparcialmente, sin apasionamientos. Y le repito: todo esto forma parte de una política destinada a desprestigiar el fútbol argentino. Y en parte está en los propios argentinos el demostrar con hechos (como lo vienen haciendo) que las cosas son diferentes.
Creo en el fútbol sudamericano y creo en Argentina. Le digo más. Como integrante de la Federación de Fútbol de Rumania -mi país- apoyé con mi voto la nominación de la Argentina como sede del Campeonato del Mundo. Y estoy seguro de que voté bien. ¿Y ahora me permite usted que yo te formule una pregunta?


-Cómo no, de acuerdo...

-¿Para qué países va destinado este reportaje?

-Fundamentalmente para Argentina, Uruguay y el resto de América del Sur.

-Bueno... pero mire que si desea publicarlo en Europa puede hacerlo mañana, eh...

(entrevista del periodista Jorge Valdés, de Radio Nederland, Holanda, en Agosto de 1972)

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Los argentinos ganamos con las mujeres porque los hombres allá son feos. Mi problema era el idioma, pero aprendí a decir ‘vamos para casa’ y me dio resultado.

(CRISTIAN "El Ogro" FABBIANI, jugador de Newell's Old Boys de Rosario, recordando su paso por el fútbol y la noche de Rumania. Abajo el video del increíble gol perdido el pasado domingo 02/11/08 ante Rosario Central)

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No es fácil ganar una Copa de Europa al Barcelona en Sevilla, pero es más fácil que escapar de la policía comunista en Rumania.

(HELMUT DUCKADAM, arquero rumano del Steaua Bucarest, acerca del partido jugado en el Estadio "Sánchez Pizjuán", 7 de Mayo de 1986)

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Valentín Ceaucescu, Míster Ford blanco


Ángel para unos, diablo para otros, Valentín Ceaucescu es uno de los hombres inseparables de la historia del Steaua de Bucarest. Este físico nuclear, hijo adoptado del dictador ya fallecido, de Rumania ha sido uno de los personajes más siniestros y fundamentales en la explosión internacional del Steaua.
Aunque todos los jugadores y directivos hablan de lo mucho que Valentín les ayudó, lo cierto es que él también fue uno de los grandes beneficiados. Si no, no se comprende que en pleno régimen comunista el Steaua fuera uno de los primeros equipos del Este en llevar publicidad en sus camisetas, concretamente Ford. A los pocos meses, Valentín lucía por las calles de Bucarest un flamante Ford Sierra, el único que había en Rumania. Ahí le surgió el apelativo de Mister Ford blanco.
Su influencia era tan grande que llegó a ser considerado como mánager del club. Media hora antes de comenzar cada encuentro Valentín sostenía animadas charlas con el técnico mientras los jugadores calentaban sobre el césped.
Quizá quienes peor lo pasaban eran los árbitros. No debía resultar nada fácil dirigir un partido al Steaua y equivocarse en contra porque Valentín siempre solía estar en la grada. Cuando el equipo se disponía a disputar un choque trascendental, Valentín, junto a su tío Ilie, bajaba hasta vestuarios y se sentaban durante la mayor parte del encuentro en el banquillo y en ciertas ocasiones charlaba con los colegiados. Se llegó a rumorear que Valentín le decía a los árbitros que acudía al partido para comprobar su honradez. Lo cierto es que la influencia era tan grande que hasta podían cambiar el resultado de una final.
Esto lo reconocen los propios directivos del Steaua: “es fácil que los árbitros y los rivales actuaran impresionados al ver a Valentín en la grada y al saber que los Ceaucescu nos apoyaban y que no les gustaba nada vernos perder”.

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Rodion Camataru (Rumania, 1958)


Usualmente a esta columna ingresan personajes que en su personalidad presentan rasgos pintorescos y divertidos, o por sucesos cómicos de los que fueron protagonistas.

No es el caso de Rodion Camataru, ariete del Dínamo de Bucarest que, confabulación mediante, "robó" al delantero austríaco Anton "Toni" Polster el título de Botín de Oro, premio que se entrega en Europa al máximo goleador de ese continente contabilizando todos los campeonatos de primera división de cada una de las ligas, y provocando la sorpresa del mundo futbolístico.

Camataru había nacido en 1958 en un país donde el poder totalitario del matrimonio Ceaucescu (1967-1989) encontró en el deporte, en este caso el fútbol, una excelente vidriera para lavar la cara de un régimen que sumaba enemigos día a día.

Siete años tenía el pequeño Rodion cuando el "dictador de los Cárpatos" asumía el gobierno rumano. Apasionado por el fútbol, nuestro rústico héroe había debutado 1974 en el Universitatea Cracovia como centro delantero de área y con un promedio de menos de 10 goles por año. Nada fuera de lo común.

El tiempo pasa, el pueblo rumano sufre el hambre y la dictadura…

Estamos a mediados de la década de 1980, el presidente rumano propone un programa de austeridad para liquidar la deuda externa de su país, un fuerte rechazo a las políticas que se le ordenan desde la URSS y un culto extremo a su persona. Con ese escenario, sin embargo, hay un motivo de regocijo para Ceaucescu cuando su equipo, el Steaua de Bucarest, gana -con algunos partidos arreglados de antemano- la liga local y tiempo después, derrotando al Barcelona se convierte en el primer club de Europa Oriental en ganar la Champions League (1986). Meses después es subcampeón de la Copa Intercontinental al ser derrotado por River Plate de Argentina en la final jugada en Tokyo. Había llegado el momento de complacer a su esposa...

El Dínamo era el equipo de la policía rumana y con el cual simpatizaba Elena Ceaucescu -el Steaua era el equipo del Ejército-, y había comprado a Camataru tiempo atrás. Sin grandes actuaciones del atacante en su nuevo club y sin títulos por ganar a futuro, la única esperanza del club residía en que Camataru fuera el Botín de Oro de la temporada (1986-1987).

Para lograrlo, funcionarios del Ministerio del Interior "sugirieron" a los entrenadores de los equipos a los cuales debía enfrentar el Dínamo en las últimas seis fechas del torneo de las ventajas y publicidad mundial que daría al régimen tener a ese gigantón de 1,90 mts. como ganador del premio que instituía la UEFA.

Tiempo después, Camataru tomaba la pelota cerca del área ante la pasividad de defensores que lo dejaban marcar sin oposición alguna. De ese modo el gol se le abrió al delantero con pasado como infante de marina.

Sumó 20 goles en las últimas seis jornadas para totalizar 44 goles, cifra similar a la lograda en sus primeros seis años de profesionalismo. Lo imposible se había realizado.

Años después el premio le fue destituido ante los evidentes síntomas del fraude cometido en perjuicio del ex delantero del Austria de Viena, Sevilla y Borussia Mönchengladbach quien ocho días antes de la entrega del premio lideraba holgadamente la tabla de artilleros de Europa.

Camataru cerró su singular carrera jugando en Bélgica (Charleroi) y Holanda (Heerenveen), equipos en los que, por supuesto, no logró nada espectacular como así tampoco con la discreta Selección de Rumania en el Mundial de Italia en 1990.
Cosas del fútbol…

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