(JOSÉ MOURINHO, entrenador del Inter de Italia, opinando sobre su relación con el público catalán, ayer tras eliminar al Barcelona de la final de la Champions League)
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(JOSÉ MOURINHO, entrenador del Inter de Italia, opinando sobre su relación con el público catalán, ayer tras eliminar al Barcelona de la final de la Champions League)
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Purrete de la orilla... (Osvaldo Ardizzone - Argentina)
*dedicado a Héctor "Chirola" Yazalde [1946-1997]
La vida, de salida,
te tiró la bolilla más fulera
y, en la ruleta pequera
del que gana y del que pierde,
la frontera del Riachuelo
te llevó para su lado
y desde entonces fuiste Sur,
Sur anónimo y postergado...
Dueño del baldío
que era tuyo por derecho,
poeta inculto de todos los ocasos,
erudito botánico de toda la maleza,
aterido gorrión de mil amaneceres,
sabio pescador de charcas y zanjones...
Y, cuando ya las aulas
clausuraron el árido
tributo de su cultura...
Cuando el remendado guardapolvo
colegial le quedaba chico
para su madura adolescencia...
¿qué le faltaba por aprender?
Si ese Sur ya lo había nutrido
con toda la filosofía
de su código orillero,
donde los pibes son hombres
antes del séptimo grado,
donde los Reyes no pasan
porque los chicos son malos...
Tal vez te crezcan las alas
cuando cruces la frontera,
tengas un banco en la escuela
un seis de Enero con Reyes
y estrella en las Navidades...
Y allá en el Sur de tu orilla
habrá sol en todo el cielo,
flores en vez de cardos,
arroyos en vez de charcas
y andará tu historia nueva
hecha canción en el aire...
Glosario
Pequero: delincuente dedicado a la estafa por medio de trampas en juegos de azar.
Purrete: niño
(JOSÉ MOURINHO, entrenador portugués, "atendiendo" a su colega Claudio Ranieri)
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(JOSÉ MOURINHO, entrenador portugués del Inter de Italia, en el periódico inglés ”The Guardian” del 29/12/09)
Brasil y el Mundialito de 1972
El torneo estuvo marcado por su carácter federal. Se distribuyeron las sedes de manera tal que en cada sector del país se pueda acudir al estadio de turno. Río de Janeiro, Salvador, Curitiba, Natal, Recife, Maceió, fueron solo algunas de las ciudades que dijeron presente en la competición.
Grupo 1: Argentina, Colombia, Francia y dos veces en África unida y la CONCACAF (Confederación de la América Central, América del Norte y el Caribe).
Sedes: Aracaju, Salvador y Maceió.
Grupo 2: Portugal, Irlanda del Sur, Ecuador, Chile e Irán.
Sedes: Natal y Recife.
Grupo 3: Bolivia, Yugoslavia, Paraguay, Perú y Venezuela.
Sedes: Curitiba, Campo Grande (por entonces parte del Mato Grosso) y Manaos.
Los primeros de cada grupo diputarían la gran final mientras que los segundos accederían al partido por el tercer puesto y cuarto puesto.
El proyecto brasileño fue muy ambicioso en un principio, pues querían la participación de Alemania Federal, Inglaterra e Italia, ex campeones del mundo. Las negativas de estas Federaciones -tras muchas idas y venidas- obligaron a una modificación en los planes con el ingreso de Checoslovaquia, Unión Soviética y Escocia, como reemplazantes en las semifinales.
Francia y Argentina (dirigida por Juan José Pizzuti) pelearon palmo a palmo el liderato del Grupo 1. La igualdad en cero entre ambos equipos clasificó a los argentinos por mejor diferencia del gol. El combinado de África obtuvo el tercer puesto mientras que Colombia y el conjunto de la CONCACAF quedaron relegados al fondo de la tabla.
Portugal arrolló en el Grupo 2 y ganó sus cuatro partidos de manera cómoda al obtener un asombroso registro de doce goles a favor y solo dos en contra. Los demás equipos poco pudieron hacer ante el poderío ofensivo de Eusebio y compañía. Chile se ubicó en segundo lugar, seguido por Irlanda, Ecuador e Irán, respectivamente.
Por su parte el Grupo 3 presentó un equipo yugoslavo que tuvo una gran performance gracias a su juego ofensivo y de gran calidad técnica. Poco pudieron hacer los países sudamericanos ante el conjunto europeo. Uno de ellos, Venezuela, recibió la mayor paliza del torneo al perder por 10 a 0.
Argentina, Portugal y Yugoslavia fueron entonces los países que acompañaron a los equipos clasificados de antemano. Aún restaba la etapa más emotiva y de mayor caudal futbolístico.
Los ocho equipos de distribuyeron en dos grupos:
Grupo A: Brasil, Escocia, Checoslovaquia y Yugoslavia.
Grupo B: Portugal, Argentina, Uruguay y URSS.
Los primeros de cada grupo diputarían la gran final mientras que los segundos accederían al partido por el tercer puesto y cuarto puesto.>
La campaña de la Selección Argentina
5 victorias, un empate y 2 derrotas dejaron un saldo positivo en esta presentación argentina que tenía como meta fundamental empezar a curar las heridas producidas por la no clasificación al Mundial de México 1970 y como una forma de empezar a sentar las bases de lo que sería su participación en Alemania 74.
Estos fueron los resultados y goleadores:
11/06/72 (Salvador de Bahía) Confederación Africana 0 - Argentina 2 (Fischer y Mastrángelo)
18/06/72 (Salvador de Bahía) Concacaf 0 - Argentina 7 (Bianchi, Mas -2-, Fischer -4-)
22/06/72 (Salvador de Bahía) Colombia 1 - Argentina 4 (Brindisi y Bianchi -3-)
25/06/72 (Salvador de Bahía) Francia 0 - Argentina 0
29/06/72 (Rio de Janeiro) Portugal 3 - Argentina 1 (Brindisi)
02/07/72 (Belo Horizonte) Rusia 0 - Argentina 1 (Pastoriza)
06/07/72 (Porto Alegre) Uruguay 0 - Argentina 1 (Mas)
09/07/72 (Rio de Janeiro) Yugoslavia 4 - Argentina 2 (Brindisi -2-) -partido por el tercer puesto-
Si bien la base del plantel argentino que disputó el Mundialito de Brasil no fue la que participó dos años más tarde en tierra germana, algunos de estos jugadores (Carnevali, Santoro, Wolff, Bargas y Heredia) si estuvieron en la cita mundialista.
Más información sobre la participación argentina en este enlace.
Algunos de los equipos participantes ni siquiera trajeron uniforme, tal fue el caso de Irán, quien olvidó sus uniformes y para ganar la simpatía de la gente local pidió prestadas las camisetas del equipo más popular de Recife -el Santa Cruz Futebol Clube- y con la camiseta tricolor obtuvo los siguientes resultados:
11/06/72 Irán 1-2 Irlanda
14/06/72 Irán 0-3 Portugal
21/06/72 Irán 1-1 Ecuador
25/06/72 Irán 1-2 Chile
Portugal, subcampeón del Mundialito de 1972
Plantel argentino que disputó la Minicopa
La Copa Independencia fue un éxito en todo sentido. Se logró un torneo con equipos de jerarquía, se vivió un clima festivo y de gran armonía, reunió grandes jugadores, se confeccionó un precioso trofeo de oro para el ganador valuado en 25.000 dólares de la época y sobre todo logró unificar a un país extenso como lo es Brasil al designar trece sedes para llevar a cabo los distintos encuentros.
La campaña de Brasil
Brasil 0 - Checoslovaquia 0
Brasil 3 - Yugoslavia 0
Brasil 1 - Escocia 0
Brasil 1 - Portugal 0 (FINAL)
Fuentes consultadas:
* Wikipedia Brasil
* Blog "Morenacult"
* Portal "No’ gracia a vo"
(ALEX FERGUSON, en Abril de 2008, cuando el portugués aún militaba en el Manchester United)
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(JOSÉ MOURINHO, opinando sobre el delantero marfilense Didier Drogba)
(ANDRIY SHEVCHENKO, internacional ucraniano, hablando del actual técnico del Inter de Milán, Jose Mourinho, en una entrevista concedida al diario "Daily Mirror" la semana pasada)
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(MICHEL PLATINI, Presidente de la UEFA, en entrevista publicada por el semanario italiano "L'Espresso", Julio de 2009)
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Los de siempre (María Paz Torres Nieto - España)
Y es que el fútbol a veces es muy irónico. Y por culpa de las ironías del deporte, allí estaba yo, intentado remediar el problema que se nos había creado, cumpliendo condena por un delito que no había cometido. ¿O acaso había sido culpa mía? Pues no; yo no había empujado a mi rival dentro del área, yo no había cometido aquel penalti que tanto nos iba a hacer sufrir. Pero así es la vida del portero: nadie te alaba cuando el balón no entra (¡vaya mierda de delantero!). Y, sin embargo, los insultos se hacen tuyos cuando el equipo pierde porque tú no has sabido reaccionar ante un gol que era evidente, imparable incluso para el mejor guardameta de todos los tiempos.
Sí, ésas son las cosas que tiene el fútbol: todo el mundo ha soñando de pequeño con ser Ronaldo, Butragueño o tantos otros, con salir cada domingo al césped y ser aclamado por miles de eufóricos aficionados, llegar a ser el Pichichi de la Liga, o que tu equipo gane la Champions gracias al golazo que marcaste a los doce minutos de partido; pero, ¿qué hay de nosotros, los porteros? Pasamos cada tarde jugándonos el cuello, rezando para que el esférico no roce las redes, sudando más que nadie cuando el rival se acerca, y sin embargo... ¿nadie ha soñado nunca con ser portero? Ni siquiera los chiquillos de mi barrio quieren ser como yo... y en el fondo les entiendo, ¿para qué ser portero, pudiendo ser estrella? La elección está clara.
Pero, aún así, nunca me he arrepentido de ser guardameta; yo sé lo que valgo, aunque pocos lo reconozcan, yo siento cada tarde que estoy haciendo algo bueno por mi equipo, noto en mi interior la satisfacción de un héroe cuando atrapo el cuero entre mis guantes y sé que, de no haber sido por mí, aquel lanzamiento nos habría eliminado.
Diez milésimas de segundo a veces dan para mucho; dan incluso para reflexionar sobre éstas y muchas otras cosas. Pero un buen portero nunca pierde la concentración, ni tan siquiera cuando, aun sabiendo que de su actuación depende la alegría de esos diez que están en el campo junto a él, de aquellos otros que se quedaron en el banquillo y de los tantos miles de aficionados que le observan expectantes, se para a recapacitar quién le mandaría a él ser portero. Y entonces observas que tu rival ya ha golpeado la pelota y que ya no hay marcha atrás, y es en este momento cuando te das cuenta de que eres el mejor portero del mundo y que esa tarde vas a triunfar... y aquella tarde triunfé... o eso creo; la verdad, no lo sé, porque el balón me golpeó en la cabeza...
-¡Nena, despierta!
Pues no; ni el esférico me había golpeado, ni yo era Vitor Bahía, ni me estaba jugando la Champions, ni miles de aficionados gritaban mi nombre... ni siquiera me encontraba en un estadio de fútbol. Lo que había golpeado mi cabeza había sido la mano de Alicia; y, otra tarde como tantas otras, al abrir los ojos comprobé que allí estábamos los de siempre, sentados frente al televisor de Adrián, viendo otro partido cualquiera entre dos equipos cualquiera... y es que las damas a veces también soñamos con brillar bajo el larguero.
Bela Guttman: "Sin mí, el Benfica no volverá a ganar una final europea"
El entrenador húngaro, que llevó al Benfica a ganar dos Copas de Europa en el arranque de los sesenta, fue despedido por la entidad portuguesa debido a que pidió un aumento de sueldo. El día que se despidió del club lo hizo lanzando una sentencia que en aquel momento fue tomada de forma anecdótica pero que se ha convertido en toda una losa para el Benfica. “Sin mí, el Benfica no volverá a ganar una copa europea”. Desde entonces ha disputado seis finales y las ha perdido. Cinco de Copa de Europa y una de la UEFA.
Guttmann, el trotamundos
Bela Guttman [Budapest, 1900-Viena, 1981] fue un trotamundos como jugador y también lo fue como entrenador. En su etapa como jugador fue un destacado mediocentro húngaro de origen judío que conquistó dos títulos de Liga con el MKT Budapest, jugó con la selección en los Juegos Olímpicos de París de 1924, y marchó al Hakoah Viena. Este equipo austriaco se convirtió en uno de los más importantes de Centroeuropa en la década de los años 20. Su popularidad le llevó a medirse con el West Ham United inglés. El primer partido se disputó en Viena y el resultado fue de empate. Los ingleses se comprometieron a disputar el desempate en Londres. Allí, el Hakoah humilló a los hammers endosándoles un rotundo 0-5. Bela Guttmann siempre fue inquieto. Tras una gira por Estados Unidos se quedó asombrado tras disputar un partido en el New York’s Polo Ground ante 46.000 espectadores. Por ello, y porque buena parte de los clubes eran de propiedad judía, decidió marcharse a la liga estadounidense donde jugó 176 partidos hasta su retirada a la edad de 32 años.
Sus inicios en el banquillo estuvieron ligados al Hakoah Viena. Posteriormente marchó al Enschede holandés (actual Twente) y ganó la Liga. También ganó la Liga húngara en la temporada 1938/39 con el Ujpest. Tras la II Guerra Mundial siguió entrenando en Hungría. Se hizo cargo de las riendas del Kispest Honved, con el que ganó otros dos campeonatos. El Honved era propiedad del padre de Ferenc Puskas, detalle que podría ser anecdótico pero que fue crucial en su trayectoria en la institución. Su marcha se produjo tras un roce con Puskas hijo. Guttmann quiso cambiar a un defensa y Puskas se negó. El cambio no se produjo. Guttmann se había dado cuenta que acaba de perder el respeto de sus jugadores. Se sentó en el banquillo, ojeó una revista hasta la conclusión y presentó la dimisión.
Marchó a Italia. Tras pasar por los banquillos de Pádova y Triestina recaló en el AC Milan en 1953. El camino de Trieste a Milan no lo hizo solo. Se llevó a un prometedor defensa de la Triestina: Cesare Maldini. Se convirtió en uno de los jugadores históricos del club rossonero. Fue el encargado de levantar la primera Copa de Europa de los milanistas en 1963. Pero, sobre todo, fue uno de los mejores defensores de su época. Guttmann tuvo un gran equipo a sus órdenes. Contó con el trío ‘gre-no-li’. Es decir, con los delanteros suecos: Gunnar Gren, Gunnar Nordahl y Nils Liedholm. Los tres formaron parte del combinado nacional que había sido oro olímpico en los Juegos de Londres de 1948. Además, también contó con el uruguayo Juan Alberto Schiaffino. Uno de los autores de goles del llamado ‘maracanazo’. Con este plantel, el Milan ganó el título de 1955. Nordahl fue el máximo goleador del torneo. El sueco actualmente es el segundo máximo goleador de la historia del Scudetto. En 1956 salió por la puerta de atrás del Milan y se despidió de Italia tras entrenar al Vicenza.
Su llegada a Portugal
De Bela Guttmann se dice que fue un gran estratega. La leyenda dice que él fue el inspiró el 4-2-4 con el que Brasil se proclamó campeona en el Mundial de 1958. Se dice que Guttmann durante su etapa en el MTK decidió fortalecer el medio del campo y para ello comenzó a emplear un 4-2-4 que Bukovi y Sebes también empezaron a utilizar. En 1957 Guttmann volvió a dirigir al Honved. El mítico Honved en el que jugaban: Puskas, Czibor, Kocsis, Bozsik, Budai, Lorant y Grosics. Con este 4-2-4 el Honved realizó una gira por Brasil. Allí se enfrentó a varios equipos. El conjunto húngaro maravilló y Guttmann se quedó en Brasil para hacerse cargo del Sao Paulo. Un Sao Paulo al que llevó al título en 1957. En este equipo formaron Dino Sani y Mauro Ramos, que ganaron el Mundial de 1958, y, sobre todo, destacaba la presencia del veterano Zizinho. Él fue el primer centrocampista brasileño que impactó a nivel mundial.
Tras su paso por Brasil, Guttmann puso rumbo a Portugal. En concreto a Oporto. Ganó la Liga con los dragoes. El Benfica se fijó en él y le contrató un año más tarde. Alrededor de este húngaro hay mucha mística y leyenda. Otra de esas leyendas dice que antes de firmar con el Benfica pasó por la barbería. En ella, coincidió con José Bauer, que en ese momento era el técnico del Sao Paulo. A lo largo de la conversación surgió el nombre de un joven mozambiqueño que tenía cautivado a Bauer. Guttmann decidió mandar a un ojeador y Eusebio Ferreira llegó a Lisboa a finales de 1960. Con la pantera negra, Guttmann encontró lo que al Benfica le faltaba para aspirar a la corona continental. De hecho, el primer triunfo europeo de las águilas se remonta a 1960. La irrupción de Eusebio no pudo ser más estrepitosa. En la final del Torneo de París de 1961, el Benfica iba perdiendo 3-0 con el Santos de Pelé y tan sólo habían transcurrido 20 minutos de partido. Guttmann desesperado decidió poner a Eusebio en el campo. El mozambiqueño respondió a la confianza de su entrenador con tres goles que igualaron el partido y que provocaron la reacción de Pelé. El astro brasileño hizo dos goles y su equipo terminó ganando por 6-3. Pero el gran triunfador de la noche fue Eusebio. La crónica de France Football es fiel reflejo de ello: “Eusebio 3, Pelé 2″.
El camino hasta la final de Berna fue relativamente cómodo para el Benfica. Eliminó al Hearts, Ujpest, AGF y Rapid de Viena. Pero el rival en la final iba a ser el todopoderoso FC Barcelona. El conjunto azulgrana había eliminado en primera ronda al Real Madrid, equipo que había ganado las cinco copas de Europa que se habían disputado hasta la fecha. Tenía un conjunto temible encabezado por los húngaros Kubala, Kocsis y Czibor más Evaristo y Luis Suárez. El Barça partía como favorito. Pero no cumplió. Se estrelló con la madera. Hasta cuatro balones acabaron en los postes. El Benfica no pudo contar con Eusebio en la final debido a que no había podido de arreglar el contrato con el club lisboeta. A pesar de ello, las águilas se impusieron por 3-2 en la prórroga.
El título de campeón de Europa lo iba a revalidar en la temporada siguiente. Y lo iba a hacer ante el mismísimo Real Madrid que alcanzó la final y que quería sumar su sexto título en siete ediciones. El conjunto blanco tuvo una difícil eliminatoria de semifinales ante la Juventus. Di Estéfano firmó el tanto del triunfo madridista en Turín. Pero la Juve repitió resultado en Charmartín, infligiendo al Real Madrid la primera derrota europea en casa de su historia. Fue necesario un partido de desempate en París que concluyó con triunfo blanco por 3-1. Si el Real Madrid sufrió en cuartos, el Benfica lo hizo en las semifinales ante el Tottenham Hotspur. 3-1 en Lisboa y derrota por 2-1 en The Lane. La final de Ámsterdam iba a enfrentar a los dos únicos campeones de la competición. Y Guttmann iba a poder contar con Eusebio, que estaba maravillando al continente con el fútbol que tenía en sus botas. Además, Guttmann tenía la posibilidad de tomarse una pequeña revancha con Puskas. El jugador húngaro fue el mejor de los blancos. Firmó tres goles, todos los que hizo el conjunto de Charmartín en aquella tarde. Pero el Benfica hizo cinco, dos de ellos de Eusebio.
Parecía que el Benfica iba a sustituir al Real Madrid en el trono continental. Si los blancos habían dominado la década de los 50 con Di Estéfano como gran abanderado, el Benfica se encomendaba a Eusebio y Guttmann para imponer su tiranía. El Benfica parecía un equipo imbatible. Con un poderío ofensivo notable y con un Eusebio al que ninguna defensa lograba frenar o, al menos, minimizar. Guttmann afrontaba su tercer año en la entidad. El húngaro pensaba que la tercera temporada era la más difícil para un entrenador. Por ello, durante el verano pidió un aumento de sueldo. Las negociaciones entre técnico y directiva no llegaron a buen puerto, hubo mucha tensión y el club decidió cesar Bela Guttmann. Tras el cese, el húngaro profirió la ya cita frase de “sin mí, el Benfica no volverá a ganar una copa europea”. La frase comenzó a tener sus efectos en ese mismo 1962. A finales de año, en la disputa de la Intercontinental que se llevó el Santos de Pelé.
Seis decepciones
Con la derrota en la Intercontinental no se quiso dar mayor importancia a la frase de Guttmann. Normal. Al fin y al cabo, la Intercontinental no era una competición europea y, por supuesto, ¿quién iba a creer esa amenaza cuando se tenía un equipo tan potente?. En 1963 el Benfica alcanzó la final de la Copa de Europa que se iba a disputar en Wembley. El rival era el AC Milan de Nereo Rocco que contaba con Gianni Rivera, Cesare Maldini, Giovanni Trapattoni y José Altafini, que se convirtió en el máximo realizador del torneo con 14 dianas. La final también era el escenario en el que se iban a enfrentar dos de las más grandes figuras futbolísticas del momento: Altafini y Eusebio. Ambos fueron los encargados de inaugurar el marcador. Altafini adelantó al Milan y Eusebio igualó la contienda. Pero Altafini iba a decantar el título con otro gol, logrado a pase de Rivera. En 1964, el Benfica cayó eliminado en primera ronda por el Borussia de Dortmund. Iba a ser un año después cuando las águilas alcanzasen su cuarta final de la máxima competición continental. De nuevo iba a enfrentarse a un conjunto italiano de la ciudad de Milán, pero esta vez su rival iba a ser el Internazionale, que era el vigente campeón de la competición. El Inter acrecentó la leyenda. Los elementos se aliaron con los neroazurri. El Inter jugaba en San Siro. La climatología no acompañó, llovió y el agua impidió que el Benfica practicase su estilo ofensivo. El Inter defendió con orden y rigor y, además, consiguió golpear primero gracias al tanto que Jair logró al filo del descanso. Este gol sirvió a los neroazurri para ganar su segunda y última Copa de Europa hasta la fecha. El Benfica perdía por segunda ocasión aunque firmaba un quinquenio de excepción: cuatro finales con dos títulos. La carrera de Eusebio tocó techo en 1968 y la del Benfica también. La pantera negra fue elegida Balón de Oro por France Football. Fue la primera ocasión en la que se otorgó este premio y el galardón recayó sobre el mejor jugador del momento. El Benfica estaba considerado como el mejor equipo de Europa. Tras eliminar a Gletoran (se deshizo de este rival gracias al valor doble de los goles en campo contrario, primera vez que se utilizó este sistema para decidir una eliminatoria igualada), Saint Etienne, Vasas y Juventus, el Benfica regresó a Wembley. No era un escenario que le traía buenos recuerdos y, además, iba a tener que jugar contra un equipo inglés: el Manchester United de Matt Busby. Un detalle nada anecdótico ya que los diablos rojos no habían conseguido ganar ningún partido fuera de casa durante las eliminatorias previas. En Wembley iban a contar con el apoyo de sus seguidores. Hibernian, Sarajevo, Gornik y Real Madrid fueron sus obstáculos para llegar a Wembley. La final no registró goles hasta la segunda mitad. Bobby Charlton, en el 54’, inauguró el marcador. Jaime Graça igualó minutos después. Se llegó a la prórroga. En ella, Charlton, Best y Kidd hicieron los tantos del United. 4-1. Tercera final perdida para el Benfica.
15 años iba a tardar el Benfica en regresar a una final europea. No fue en la Copa de Europa, sino en la Copa de la UEFA de la temporada 1982/83. El Benfica contaba en el banquillo con la dirección de un entrenador sueco: Sven-Göran Ericksson. Eliminó a Betis, Waasland, Zürich, AS Roma y Universidad de Cracovia. El equipo a batir era el Anderlecht belga. El club belga había ganado dos Recopas, perdido otra, y dos Supercopas de Europa durante la década de los 70. En esa temporada, antes del partido de vuelta de la eliminatoria ante el Oporto, Van Himst relevó a Tomislav Ivic en el banquillo. Se plantó en la final que se disputaba a doble partido. En la ida, el Anderlecht venció por la mínima gracias a un solitario gol del danés Brylle. El Estadio de la Luz registró un gran lleno para la vuelta. El Benfica acariciaba el título a pesar del resultado en contra que traía de Bélgica. Sheu, en el 36’, adelantó a las águilas e igualaba la final, pero el español Lozano, dos mimutos después del tanto portugués, puso el 1-1 con el que iba a finalizar el partido. La Uefa era para el Anderlecht y Bela Guttmann se reía desde su tumba en Viena, en la que descansaba desde hacía dos años.
Un año después de que el Oporto levantase su primera Copa de Europa en la final que le enfrentó al Bayern de Munich, el Benfica tenía la posibilidad de romper la maldición de Guttmann en la quinta final continental que iba a disputar tras la marcha del húngaro. De nuevo era finalista de la Copa de Europa. Stuttgart acogió la final. En ella el Benfica iba a tener que enfrentarse con el PSV Eindhoven de Guus Hiddink. El PSV no enamoró a Europa. Europa estaba del lado del Benfica. Ganó tan sólo tres de los nueve partidos que disputó en la competición. A penas hizo goles. Superó los cuartos de final (Girondins) y la semifinal [Real Madrid] gracias al valor doble de los goles conseguidos fuera de casa y, además, se granjeó la antipatía europea debido a la entrada que Koeman realizó a un jugador francés al que lesionó de gravedad. El PSV contaba con un gran portero bajo palos: Van Breukelen. Además en defensa contaba con el ya citado Koeman y con el belga Gerets, El fútbol en la medular lo creaba el danés Lerby y en las bandas contaba con Vanenburg y Gillhaus. En ataque, el delantero centro era Wim Kieft, El Benfica había eliminado a Partizan, AGF, Anderlecht y Steaua de Bucarest para llegar a la final. El encuentro concluyó 0-0. Se disputó la prórroga y el marcador no se movió. En los penaltis, el PSV acertó con todos mientras que Veloso falló el sexto por parte del Benfica. La maldición estaba más viva que nunca.
La última final que hasta la fecha ha disputado el Benfica fue dos años después de la derrota en Stuttgart. En 1990. El escenario iba a ser el Pratter vienés. Como el Benfica iba a visitar Viena, donde está la tumba de Bela Guttmann, al club se le ocurrió poner punto y final a la maldición. Una delegación lisboeta encabezada por Eusebio hizo una ofrenda floral en la tumba del húngaro y rezó antes de la disputa de la final en la que las águilas iban a volver a verse las caras con el AC Milan. El Milan de Sacchi atemorizaba Europa. Estaba revolucionando el fútbol y ya había ganado una Copa de Europa 12 meses antes en el Camp Nou. El Milan sufrió para llegar a la final. Sobre todo ante el Real Madrid en octavos y ante el Bayern de Munich en semifinales. Derrotó a los alemanes en la prórroga. El camino del Benfica también fue duro y, al igual que el Milan, sufrió en semifinales. El Olympique de Marsella era uno de los conjuntos favoritos para hacerse con el triunfo final. Era el aspirante al trono del Milan, incluso se decía que el único que podía batir al cuadro rossonero. El Olympique cayó en las semifinales ante el Benfica en un polémico encuentro de vuelta que se resolvió gracias a un tanto de Vata. Tampoco se vio una gran final, pero sí se vio a un Benfica gris, sin ideas para abordar al Milan. Rijkaard, en el 68’, marcó el 1-0 definitivo. Esta fue la última vez que el Benfica se asomó a una final continental que perdió como las cinco anteriores que había disputado tras la marcha de Bela Guttmann. De momento, la maldición de Guttmann sigue haciendo efecto a las águilas.
(tomado de la página "Fútbol táctico")
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ÁGUILAS - Benfica (Portugal)
El Sport Lisboa e Benfica es el club de fútbol más laureado de Portugal y el que cuenta con más aficionados tanto dentro como fuera del país.
Su origen está en un grupo de ex-alumnos de la Real Casa Pía de Lisboa que en 1904, en el barrio de Belem, fundaron el club, eligieron sus colores (el rojo y blanco) y su emblema, el águila, que pretendía simbolizar la independencia, autoridad y nobleza.
Éstos jóvenes disputaban sus partidos cerca de la farmacia de la calle Dirita, propiedad de Pedro Franco. Los hijos del farmacéutico, así como dos de sus empleados, Santos Brito y Manuel Gauiarde, formaban parte de estos disputados partidos. La farmacia acabaría siendo la sede social del equipo. Un club que no disponía de un terreno propio donde poder disputar sus encuentros.
Pero el verdadero líder y fundador del equipo fue Cosme Damiao, que creó el Sport Lisboa el 28 de Febrero de 1904. La idea fue crear un club al estilo inglés. Es decir, un lugar en el que los hombres podrían pasar sus momentos de ocio y practicar el deporte que más les gustara. Cosme Damiao fue todo en el club: jugador, capitán, entrenador y presidente.
El gran inconveniente que se planteaba este equipo era que no disponía de un terreno propio. A pocos metros de su sede social, existía otro club, el Benfica, que también comenzaba su andadura. El Benfica, a pesar de tan solo contar con quince miembros en el club, sí disponía de campo propio.
Pronto se iniciaron las conversaciones con el fin de unificar los dos equipos y el 13 de Septiembre de 1908 nació el “Sport Lisboa e Benfica”. El Benfica aportaba el campo y el Sport Lisboa lo demás. Los colores del nuevo club son los del Lisboa, es decir, mantienen la camiseta roja y el pantalón blanco inicial, vestimenta que se mantiene en la actualidad.
El equipo ya está formado y tiene un terreno de juego donde poder disputar sus partidos. Pero la idea de este club no era la de formar un club de fútbol, sino también la de fomentar otro tipo de deportes, cosa que con el tiempo se ha cumplido.
Se crea la Liga
Después de la 1ª Guerra Mundial el deporte en Portugal se va extendiendo poco a poco. Con el paso del tiempo se van creando nuevos clubes, debido a la importancia que van adquiriendo los ya creados anteriormente. Así a partir de 1920, se va a crear una competición nacional. El Benfica, extrañamente, se niega a disputarla. El club tuvo que esperar hasta 1927 para probar suerte en alguna competición oficial. La consagración del club tuvo lugar en 1930 con el título del mejor equipo del país.
En 1935, las competiciones se estructuraron en divisiones, con lo que se iba a crear un verdadero campeonato. El Benfica estaba a la vanguardia de esta nueva asociación. Poco a poco el campeonato portugués iba tomando forma. Mientras, el equipo iba creciendo bajo la presidencia de Cándido Oliveira y sobre todo de Antonio Ribeiro Dos Reis.
Durante estos años el Benfica va tomando ciertas connotaciones sociales determinadas. Así, si el Sporting de Lisboa es un club de aristócratas, el Benfica, por su parte, parece estar más cerca de la gente modesta. Incluso, durante algunos años (1931-33, 1936-38 y después en 1946) fue un obrero el que ocupó la presidencia del club, Manuel Da Conceigao.
El equipo durante estos primeros años va consiguiendo título tras título. La fama sigue en aumento, pero el equipo seguía sin campo propio, hasta que en 1954 se inaugura el estadio de “La Luz”.
En cuanto al nivel de juego el Benfica era todavía semiprofesional, hasta que en 1955 diera el paso al profesionalismo, bajo la dirección de Joaquín Bogalhao y Mauricio Vieira de Brito.
La responsabilidad técnica es confiada entonces a Otto Gloria. Fue bajo su impulso cuando el Benfica logra superar la etapa nacional y el equipo empieza a tomar conciencia de sus posibilidades en Europa.
Rosario de entrenadores extranjeros
El entrenador brasileño le dio savia nueva al equipo. Siempre sonriente, ocultaba bajo su figura rolliza y simpática una gran inteligencia. Ésta, la inculcó a sus jugadores y sobre todo supo motivarlos siendo el primero en dar a entender la importancia de la dieta, del reposo y del seguimiento médico.
Con él llegaron los jugadores de las colonias africanas a Portugal, preparando lo que sería la edad de oro del equipo. Así, hombres como Costa Pereira, Coluna, Santana y Aguas llegan al Benfica.
Pero antes que Otto Gloria, el Benfica conoció otros entrenadores. Así, el austríaco Lippo Hertkz fue el primer entrenador profesional extranjero que ocupó este cargo dentro del club. Supo imponer a principios de los años 30 un estilo en el cual se mezclaban atinadamente el rigor germánico con las cualidades naturales de los jugadores lusitanos.
A este entrenador austríaco le sucedió el británico Arthur Joh, que iba a obtener tres títulos consecutivos.
Después de la 2ª Guerra Mundial, el Benfica tendría al húngaro Janus Birí, al argentino Alberto Zozoya y los portugueses Alfredo Valadas, Francisco Ferreira, Joaquín Bogalhao y José Domínguez, todos ellos bajo la atenta mirada de Ribeiro Dos Reis, el hombre fuerte del momento.
A principios de los años 50 llegó el argentino José Alberto Valdivieso, que reorganizó el club dándole mayor importancia a los jóvenes, con lo que creó un importante cimiento para los próximos años.
Otto Gloria iba a llegar a Portugal, en una gira por Europa, con el Atlético Mineiro, un club brasileño Atlético Mineiro, un club brasileño de Belo Horizonte. Dio una excelente impresión por su inteligencia, su ambición y su imaginación. A tal punto, que los dirigentes del Benfica le propusieron quedarse en el equipo. El técnico aceptó. Era su oportunidad para triunfar en Europa.
La era de Otto Gloria
Fue un excelente entrenador, creando una nueva táctica que por entonces recorrería toda Europa. Creó un sistema de juego basado en un 4-2-4, que tan buen resultado le diera al Benfica en aquellos años.
Con Gloria, el Benfica entró en la era moderna. Supo explotar las cualidades de sus pupilos. Entre estos jugadores se encontraba Mario Coluna, uno de los primeros en el Benfica que provenía de las colonias africanas. Coluna tendría que llenar páginas en el libro de éxitos del Benfica.
Con él empezó a llegar el “mercado africano”, fichando jugadores de Mozambique y Angola, cuyas cualidades técnicas y físicas eran extraordinarias. Pero de todos ellos el mejor ejemplo lo tenemos en Eusebio, el mejor jugador de la historia del fútbol portugués.
Con Otto Gloria el Benfica iba a ganar los títulos de 1955 y 1957. En Europa ya se había creado la Copa de Europa y con la consecución de este último campeonato le daba el pasaporte para disputar la II edición de la Copa de Europa. Aunque fuera eliminado a las primeras de cambio.
En la primavera de 1960, Otto Gloria decidió poner fin a su etapa como entrenador del Benfica. Era una vacante difícil de ocupar. Tras su marcha le iba a suceder el húngaro Bela Guttmann.
Guttmann iba a ser el gran beneficiario del trabajo de su predecesor. Este húngaro que nació con el siglo, fue titular del MTK de Budapest y miembro del equipo húngaro que disputó los juegos olímpicos de París, en 1924. Guttmann emigró a Estados Unidos donde entra a formar parte del equipo de los Giants de Nueva York, antes de convertirse, al final de su carrera, en bailarín profesional.
Al regresar a Europa se iba a instalar en Austria, convirtiéndose en entrenador. Una vez obtenido el título de entrenador se marchó a Holanda en donde condujo al Twente Enschede a la Segunda División. Una vez finalizada la guerra se iba a ocupar de equipos como Milán, Padova, Trieste. Pasó por Brasil (Sao Paulo), para llegar a Portugal y fichar por el Oporto. Pronto pasaría a formar parte del Benfica.
Con 60 años supo aprovechar la oportunidad que le ofrecía este equipo. Además podría impartir las enseñanzas de toda una vida dedicada al fútbol. Obtuvo el título portugués en su primer año en el equipo e igualmente al siguiente (1961 y 1962). Pero al año siguiente, el fracaso en la carrera por el título, que ganó finalmente el Sporting, le obligó a dimitir.
Primera Copa de Europa
En su primera temporada, llevaría al equipo a conseguir el máximo trofeo continental a nivel de clubes, campeones de Europa. Era todo un triunfo para el Benfica.
La final tuvo lugar el 31 de Mayo de 1961 en el estadio de Wankdorí de Berna, en Suiza. En frente iba a estar un equipo español, el Barcelona.
Aquella noche en Wankdorí, el estadio del Youn Boys acogía la sexta final de la Copa de Europa. Por primera vez el Real Madrid no iba a estar en la final. Pero a cambio sí iba a estar el Barcelona, club que partía como favorito.
Los catalanes gozaban de una suntuosa delantera, compuesta por los húngaros Czibor y Kocsis, Kubala, el brasileño Evaristo y Luis Suárez. Se tenían que enfrentar a un equipo casi desconocido en Europa, el Benfica.
El equipo portugués para llegar a la final tuvo que eliminar con antelación a los escoceses del Hearth of Midlothian, los húngaros del Ujpest, a los daneses de Aarhus y a los austríacos del Rapid de Viena.
El partido lo empezó dominando el Barcelona y como consecuencia de esto vino el primer tanto de los catalanes, obra de Kocsis. El Benfica reaccionó y consiguió el empate por medio de Aguas. Gracias a un autogol de Ramalle, el Benfica se puso por delante del marcador. Coluna tras el descanso consiguió lo que era el gol de la tranquilidad.
El Barcelona después de este tanto puso cerco a la portería de Costa Pereira, que esa noche se mostró intratable. Czibor, a falta de quince minutos para la finalización del encuentro, logró marcar el que era el definitivo 3-2 con el que terminaría el encuentro. El preciado trofeo ya tenía un nuevo dueño, el Benfica.
Nuevo trofeo europeo
Con esta victoria conseguida por el Benfica, Portugal ganaba su primera Copa de Europa, hasta entonces sólo reservada para el Real Madrid. Pero ésta no sería la única vez, ya que a la temporada siguiente volvió a conseguir, de nuevo, este galardón.
En esta ocasión su rival iba a ser el Real Madrid. El equipo madrileño quería conseguir la hegemonía perdida en Europa y volver a conquistar el preciado trofeo. Se presentaba una final discutida. Pero los 68.000 espectadores que acudieron al estadio Olímpico de Ámsterdam estaban convencidos, a pesar de que el Benfica era el campeón, que iban a asistir a otro triunfo del Real Madrid.
Pero el partido no se disputó como la gente esperaba. La juventud y rapidez de los lisboetas marcaban la diferencia ante un equipo madrileño que estaba envejeciendo y que estaba lanzando sus últimos destellos esa noche. El Real Madrid ya no ofrecía ese juego tan vistoso que le había llevado a conseguir cinco Copas de Europa consecutivas.
Además de todo esto, los lisboetas contaban con la inestimable presencia de un joven jugador que había venido de África, de Mozambique, y que estaba haciendo las delicias de todos, Eusebio. Ese día empezó a entrar en la leyenda de los grandes jugadores, marcando los dos goles decisivos para su equipo. El Benfica se impuso por 5-3 al Real Madrid. Al término de los primeros cuarenta y cinco minutos estaban 3-3 pero Eusebio se encargó de deshacer la igualada.
No hay dos sin tres
El equipo ya había entrado a formar parte de los grandes en Europa. A partir de ese momento, ya tomaban en serio al equipo. Pero suelen decir que no hay dos sin tres. Y el Benfica se encontró con su tercera final consecutiva. Muchos decían que podría llegar a conseguir el nivel del Real Madrid con sus cinco Copas consecutivas.
El rival en esta ocasión era el Milán. Este año no había ningún equipo español en la final. El partido se celebró el 22 de Mayo de 1963 en el estadio de Wembley, en Londres, ante 55.000 espectadores.
Mal empezaron las cosas para los lisboetas. Eusebio marcaba primero y sin duda era un mal augurio para el equipo ya que en las dos ocasiones anteriores habían ido por detrás del marcador y habían remontado el partido. Pero Altafini con dos goles crucificó al portero Costa Pereira. Era el fin de un sueño que no se había hecho realidad: el poder conseguir el triplete.
Periodo de inestabilidad
A partir de este momento y coincidiendo con la dimisión de Guttmann, se va a iniciar un período de inestabilidad en el equipo. El club no encontraba el hombre idóneo para la dirección técnica y cambiaban constantemente de entrenador.
El chileno Fernando Riera sucedió a Guttmann y le dio al equipo nuevamente el título de Liga. Pero el fracaso ante el Milán en la final de la Copa de Europa le llevó a abandonar el club.
Tras su marcha fue otro húngaro el que ocupó la dirección técnica del equipo, Lajos Czeiler, que nuevamente le brindó el título nacional al Benfica. Pero la Copa de Europa sería otra vez el verdugo, el Benfica cayó eliminado por los alemanes del Borussia de Dortmund en octavos de final.
Posteriormente llegaría el alemán Eleck Schwartz que conseguiría, al igual que sus antecesores, el título de Liga. Pero lo verdaderamente importante para el club era la Copa de Europa. Schwartz llevó al equipo portugués a una nueva final europea.
Esta vez no lo tenía nada fácil para volver a conquistar la Copa de Europa. Era el 27 de Mayo de 1965 y el partido se iba a celebrar en el Estadio San Siro de Milán, campo del que era propietario el equipo rival, el Inter.
Esa noche en Milán llovía a cántaros. El Inter, campeón en la anterior edición de la competición europea, partía con ventaja. El Benfica había eliminado en esta ocasión a los luxemburgueses del Aris Bonnevoie, a los suizos del Chaux-des-Fonds, al Real Madrid y a los húngaros del Vasas-Gyoer.
Definitivamente, el Benfica no tenía suerte a la hora de disputar una final. El equipo lusitano tuvo que disputar casi todo el encuentro con diez hombres por la lesión de su defensa central Germano, quien tuvo que abandonar el terreno de juego. El ínter ganó gracias al solitario tanto marcado por el brasileño Jair. El Benfica perdía una nueva oportunidad para ser campeón de Europa.
Tras esa derrota vendría la destitución de Schwartz, e iban... Para ocupar su puesto volvió a contar con Bela Guttmann, técnico húngaro con el que conquistaría el Benfica su primera Copa de Europa.
Pero Guttmann ya no era el de antes. Tenía 65 años y ya no poseía la habilidad de años anteriores. No pudo conseguir ningún milagro, es más, no quedó campeón de Liga y fue eliminado en cuartos de final de la Copa de Europa, esta vez por el Manchester United.
Los dirigentes del Benfica decidieron volver a llamar a Fernando Riera, pero él también fracasaría. El equipo obtuvo, sin embargo, el título en 1967, pero fue eliminado de la Copa de Ferias por el Lokomotiv Leipzig, así que no terminaría la temporada que había comenzado, la 67-68. Riera sería reemplazado por otro clásico del Benfica, Otto Gloria. Era la época de la vuelta de los clásicos.
Quinta final europea
Gloria supo conducir al equipo a una nueva final de la Copa de Europa, y ya iban cinco. El equipo luso no pudo volver a conquistar una nueva Copa, esta vez frente al Manchester United.
Definitivamente, el Benfica no tenía suerte. Después de enfrentarse, hacía tres años, al ínter en su campo, esta vez sería frente al Manchester United y en el estadio de Wembley, en Londres, que se podía considerar casi su casa. Estadio de por sí maldito para el Benfica, derrotado aquí mismo cinco años antes por el Milán.
El Manchester, que por aquel entonces estaba dirigido futbolísticamente por Bobby Charlton, se iba a imponer por 4-1. Charlton sería autor de dos goles, el primero y el que cerraba el marcador. Igualmente se encontraba en el equipo el irlandés Georges Best, autor de otro tanto.
Nuevo entrenador inglés
Tras la marcha de Otto Gloria a mediados de temporada y la sustitución, sólo hasta final de temporada de José Augusto, se haría cargo del equipo un nuevo técnico extranjero, esta vez sería inglés, Jimmy Hagan. Desde la época de Guttmann, Hagan fue el primer entrenador en ocupar su puesto durante varias temporadas seguidas.
Ganó tres veces consecutivas el campeonato de Liga y los dirigentes no le reprocharon sus modestas actuaciones en competiciones europeas. Aunque llegó hasta las semifinales de la Copa de Europa en 1972, cayendo eliminado ante el Ajax.
A pesar de estar tres años en el banquillo, llegó la hora del cambio para Hagan. Su puesto iba a ser cubierto por un tándem formado por viejos conocidos de la entidad. Así, Cabrritta y Otto Gloria se hacen cargo de la dirección técnica del Benfica. Esto va a suponer una nueva etapa de cambios continuados en el banquillo luso.
Renacimiento del equipo
El renacimiento del equipo coincidió con la llegada del entrenador sueco Sven Goran Eriksson. Era la temporada 81-82. El técnico sueco llegó a Lisboa con la aureola de un gran entrenador europeo y con mentalidad campeona. Acababa de ganar la Copa de la UEFA con el Goteborg.
Eriksson logró obtener una extraordinaria simbiosis con las cualidades de los jugadores portugueses. Benfica ganó ese mismo año el título de Liga y llegó hasta la final de la Copa de la UEFA, contra el Anderlecht. Otra nueva oportunidad que volvió a desaprovechar.
Hacía ya catorce años que el Benfica no disputaba una final europea. El Benfica iba a empatar en el estadio de La Luz a uno, perdiendo en el partido de vuelta por 1 -0.
Muchos entrenadores, sobre todo extranjeros, habían pasado por el Benfica y ninguno había conseguido llegar de nuevo a la final de la Copa de Europa.
Tuvo que ser un técnico de la casa que durante siete años se había formado a la sombra de todos los entrenadores que habían pasado durante este tiempo por el club (Eriksson, Ivic, Mortimore, Csernai...). Su nombre, simplemente Toni.
Toni logró la hazaña de llevar al Benfica a una final de la Copa de Europa, veinte años después de la última final que disputó.
Los penaltis decidieron
Veinte años después de Wembley, se encontraba el Benfica en el Neckarstadion de Stuttgart, para disputar esa final tan añorada durante esos años, y en frente el PSV Eindhoven. Los portugueses para llegar a esa final habían eliminado al Partizan Tirana, a los daneses del Aarhus, al Anderlecht y a los rumanos del Steaua de Bucarest.
La final fue mediocre. Disminuidos por varias ausencias como consecuencia de las lesiones, los portugueses no lograron imponerse a un equipo holandés, que disputaba la final sin haber ganado ningún partido. No se marcó ningún tanto y tuvo que ser a través de los penaltis para conocer el nuevo campeón. Los holandeses ganaron 6-5 en la tanda de penaltis.
El equipo portugués formaba con: Silvinho, Veloso, Dito Mozer, Alvaro, Elzo, Chiquinho, Sheu, Pacheco, Magnussen (Hajri), Rui Aguas (Wando).
Toni, rompiendo la costumbre del equipo luso, de final perdida, entrenador nuevo, continuó en su cargo y logró un nuevo título de Liga en 1989. Pero a la temporada siguiente fue sustituido por otro conocido, Sven Goran Eriksson.
Éxodo de jugadores brasileños
Durante estos últimos años, el Benfica ha tenido su punto de mira hacia el mercado brasileño. Si en otra época, se dirigía a los países africanos, en estos últimos, el equipo ha visto cómo se han incorporado gran número de brasileños. ¿La razón?, sencilla.
El reglamento portugués permite la incorporación de estos jugadores, sin que ocupen plaza de extranjeros, ya que se pueden beneficiar de la doble nacionalidad. Así, se han podido ver en el Benfica jugadores brasileños internacionales tales como Mozer, Lima, Elzo, Ricardo y Valdo. Jugadores que daban al equipo un aire puramente brasileño.
A todos estos, habría que añadir a los angoleños o los europeos que han fichado estas últimas temporadas, como Magnusson, Thern, etc.
Con toda esta mezcla de jugadores y bajo la dirección de Eriksson, el Benfica llegaría, de nuevo, a otra final de la Copa de Europa. Esta vez frente al Milán, en el Prater de Viena. Una nueva desilusión para los aficionados, que veían como su equipo llegaba una vez más a disputar la final y no conseguía la Copa. Esta vez perdió 1-0 frente al Milán.
Pero a pesar de todas las desilusiones que el Benfica da a sus aficionados, estos, cada vez se encuentran más identificados con el equipo. Sus cerca de 90.000 socios, son ante todo una familia, una gran familia, cuyos vínculos no se aflojan nunca.
Esta familia vería como a la temporada siguiente (90-91), su equipo volvía a llegar a lo más alto de la competición y era eliminado por el Marsella, en semifinales.
Una nueva victoria para la temporada, pero que no conseguía hacer realidad el sueño de todos los aficionados lusos, que ven como una y otra vez, su equipo pierde los partidos en los momentos claves, la final.
La década del noventa no fue la mejor para el equipo lisboeta pues a nivel deportivo solo obtuvo el Torneo de Primera división en las temporadas 1990/91 y 1993/94 y la Copa de Portugal en las ediciones 1992/93 y 1995/96. Parecería mucho para cualquier institución pero no lo es para unas águilas sedientas de triunfos y que venían de una década del 80 por demás exitosa.
Hacia la temporada 1998/99 preside el club João Vale e Azevedo. En Octubre de 2000, hay elecciones para presidente del club, en donde Vale e Azevedo fue sustituido por Manuel Vilarinho, quien fue presidente de la entidad durante tres años y fue sustituido por Luis Felipe Vieira, en Noviembre de 2003. Días antes, el 25 de Octubre, el Benfica inauguró el nuevo estadio de la Luz, el cual fue elegido para la fase final de la Eurocopa 2004. El festival estuvo marcado por la inauguración del mismo con un partido en el que Benfica ganó 2 a 1 a Nacional de Montevideo.
La actualidad
La historia reciente del Benfica quedó marcada por la trágica muerte de su jugador húngaro Miklos Feher durante un partido en 2004. El título de liga logrado al año siguiente fue el mejor homenaje al querido futbolista y el último conquistado por el equipo lisboeta.
El Benfica es el club de fútbol con mas socios de todo el mundo (Libro Guinness de récords mundiales, 2006). En 2007 contaba con 167.000 socios por lo que queda delante del FC Barcelona (150.000), Bayern de Munich (125.000) y Real Madrid (85.000).
Disputa el Clásico de Lisboa contra el otro club de la ciudad, el Sporting. Además, el Benfica tiene equipos profesionales de baloncesto, balonmano, fútbol sala, voleibol, hockey patines y rugby, deportes en los que también está considerado uno de los mejores clubes de su país. Cuenta, además, con profesionales en las modalidades de Atletismo, Billar, Capoeira, Ciclismo, Gimnasia, Golf, Judo, Natación, Pesca, Tenis de mesa, Tiro con arco y Triatlón.
A lo largo de su historia, el Sport Lisboa e Benfica recibió del Gobierno muchas condecoraciones por su labor deportiva y social, entre ellas: Comandante de la Orden Militar de Cristo, Revista de la Cruz de Benemerência, la Cruz Roja de Benemerência, Medalla oro y Mérito de viajes, Medalla del Mérito Deportivo, Medalla de Oro de la ciudad de Lisboa y la Medalla de la Orden del Infante D. Henrique.
En 2008 la UEFA deniega, en un principio, al FC Oporto en la Liga de Campeones por sobornar a árbitros, por lo que es admitido el Benfica. Unos días más tarde La UEFA rectifica y de nuevo readmite al FC Porto en lugar del Benfica.
Tras la retirada del jugador emblema del club, Rui Costa, ahora director deportivo de la entidad, la temporada 2009 encuentra al club dirigido por el técnico, procedente del Braga, Jorge Jesús y que con figuras de gran experiencia internacional aspiran a desbancar al Oporto del pedestal conquistado en los últimos tiempos.
El vuelo del águila
Una de las grandes curiosidades del club es la tradición que mantiene viva antes de cada encuentro. El águila Vitória sobrevuela el Estadio da Luz antes del pitido inicial y termina posándose en lo alto del escudo del club. Dicen que si el ave da dos vueltas, el Benfica ganará, mientras que si sólo da una, el partido lo ganarán los visitantes.
El Estadio
Torneos internacionales
* Copa de Europa (2): 1960/61 y 1961/62
* Copa Latina: 1949/50
* Copa Ibérica: 1983
(PELÉ, tras un Benfica-Santos celebrado en París en Junio de 1960, opinando sobre Eusebio, legendario crack portugués)
(CARLOS QUEIROZ, entrenador portugués)
En su honor, el número 29 fue retirado para siempre. Sin embargo, esos dos guarismos reaparecieron en el "Estadio de la Luz" una noche de Noviembre de 2006. Más de dos años después de la tragedia, en un encuentro de Liga de Campeones entre el Benfica y el Celtic de Glasgow, los aficionados escoceses desplegaron una banderola con el número 29 y la frase en portugués: 'Feher: Nunca caminharás sozinho' (nunca caminarás solo).
Los jugadores lusos, llenos de emoción, agradecieron el homenaje, como en estas palabras del delantero internacional Nuno Gomes: 'Ha sido un momento inolvidable y un detalle maravilloso, una bonita demostración de juego limpio'.
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(BELA GUTTMANN, entrenador húngaro del Benfica, a su ayudante Fernando Caiado después de ver por vez primera un entrenamiento de Eusebio en el Estadio da Luz)
(USAIN BOLT, atleta jamaiquino, triple campeón olímpico, opinando sobre las condiciones para el atletismo del portugués Cristiano Ronaldo en el diario luso "Diário de Notícias", 19/03/09)
(JOSÉ MOURINHO, entrenador del Inter, "atendiendo" a Claudio Ranieri quien, en un programa de televisión italiano, puso en duda la legitimidad de un penal cobrado en favor del equipo milanés el domingo 8/3/09 en el empate 3-3 ante la Roma)
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(CRISTIANO RONALDO, internacional portugués, en una entrevista concedida al "Daily Mirror", Enero de 2009)
Se anticipaba la clasificación de la URSS e Italia, pero los coreanos, cuyo plantel estaba integrado por militares solteros (Pak Doo Ik era odontólogo de la fuerza) y que casi no intervienen porque en principio, y por razones políticas (Inglaterra no autorizaba los visados de sus pasaportes), sorprendieron a todos...
Igualaron 1-1 con Chile y le ganaron a Italia, aunque perdieron frente a la Unión Soviética, 3-0. Así, coreanos y soviéticos se clasificaron para los cuartos del final...
A Corea del Norte le tocaba enfrentar, en cuartos, a la poderosa Portugal (con su estrella Eusebio a la cabeza) y en un momento del partido, tocaban el cielo con las manos. A los 22’, los coreanos solteritos ganaban por 3 a 0 con su fútbol vertiginoso, pero de escasa técnica...
Claro que Portugal sacó a relucir su mayor categoría y terminó ganando 5 a 3, con 4 de Eusebio (fue el goleador del torneo, con 9) y otro de José Augusto.