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Gran victoria (Gunnar Larsen - Noruega)

* Poesía dedicada a la gran victoria (2-0) de la selección de Noruega a la de Alemania en los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936.



Cuando Noruega juega al fútbol, que sin duda es un regalo,
mi pegaso inicia el trote como si de salida oyera el disparo.
¡Hola, viejo, le dije, actúas bastante solo
y ni siquiera estás inscrito en saltos ni en polo!
Pero contento y esperanzado el animal relincha a una
y entramos velozmente galopando en la tribuna.

En la primera fila se agolpaba toda la nobleza del deporte
desde la cima del ilustre Sir Thomas hasta Hitler y su cohorte
y allí la voz de líderes como Rudolf Hess y Goebbels mezclaban su gloria
con la plebe ordinaria y se mostraban contentos y seguros de la victoria
porque como es sabido la voz en Alemania es el espejo del alma
y todos estaban tan contentos y todos gritaban Heil! y daban palmas.

40 000 espectadores, el estadio de Post estaba abarrotado,
y el Gran Kal y sus parientes ya se habían achispado
y el patinador Haraldsen y toda la hinchada noruega con su brillo
el embajador Scheel noruegamente embanderado tarareaba el estribillo
y la gente de Aftenposten estaba en la tribuna norte
jugando a patriotas noruegos en el pequeño formato del deporte.

Así una Noruega unida asistió orgullosa al futbolístico combate,
del gran Jowe los alemanes rugían el nombre, pero resistimos el embate,
ante los ojos del propio Führer vimos intervenir a Tippen, el veterano,
y el Gran Kal entusiasmado secó sus lágrimas en un pañuelo samaritano,
cuando Brustad pasó a Isaksen y este chutó y marcó
la propia madre Noruega allí presente emocionada se sonó.

Miré a Hitler que al devolverme el saludo se equivocó
y vi que un gran desánimo en el bigote se le enredó,
el embajador Scheel se lamentaba y Fladvad andaba compungido,
Camillo Holm estaba triste, pero siempre a la última vestido.
No era para eso para lo que al Führer al estadio habían llevado,
así es que el ambiente al final del primer tiempo estaba cargado.

¡Bravo Noruega! otro gol en el segundo tiempo marcado con presteza
y la Madre Germania quedó transformada en la Señora Tristeza.
Jørgen Jowe, Brostad, Olleberg, Quammen, todos tan famosos
formaban con el medio izquierda Isaak un equipo fabuloso,
cada balón que caía de lo alto los noruegos lo despejaban de cabeza
y ante Deutschland über alles pies noruegos alzaban una fortaleza.

Gran día fue para la madre Noruega y estaba muy contenta,
luego le lanzaron incesantes bravos hasta que perdió la cuenta
y cuando el mismísimo Hitler se marchó, si yo no oí mal,
en el tristemente conocido heil la “l” se convirtió en “a”.
El alemán Nertz tres jugadores había reservado, era el entrenador,
y la masa enfurecida gritaba: ¡Eso sí que fue un inmenso error!

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Espere a que sólo quedaran cinco minutos para el final del partido. Le entré con dureza. Pensaba que el balón estaba allí. 'Trágate esto, capullo', le dije. Ni siquiera esperé a que el árbitro me sacara la tarjeta roja. Me di media vuelta y me encaminé hacia el vestuario.

(ROY KEANE, ex jugador del Manchester United, en su libro autobiográfico, recordando como le rompió premeditadamente la rodilla al jugador noruego Alf Inge Haaland en un derby de Manchester y lo retiró de la práctica activa del fútbol. Todo había empezado en 1997 cuando en un Leeds-Manchester United el noruego le pegó un codazo a Keane)

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El 23 de Junio de 1998, minutos antes del comienzo entre Brasil y Noruega por la primera fase de la Copa del Mundo, hicieron su aparición en el campo de juego, la madrina, el padrino, el párroco y los novios, al son de la marcha nupcial, ambos juramentaron ante Dios, amarse hasta que la muerte los separe.
No, no es una broma, se trata del noruego Oivind Ekeland y la brasileña Angela De Souza, quienes contrajeron matrimonio en el verde césped, en vísperas del partido que disputarían sus respectivas selecciones nacionales.
El pedido de la boda había sido al mismísimo Joao Havelange, quién dio el visto bueno inmediatamente, explicando que el fútbol existe para unir a los pueblos. Finalmente el partido terminó con una derrota para los cariocas, quienes a pesar de haber perdido se clasificaron primeros en su zona, mientras que la victoria a los noruegos los clasificó en el segundo lugar y de esa forma pasaron a para octavos de final.

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Las estadísticas son como las minifaldas: te dan algunas ideas, pero esconden lo más importante.

(EBBE SKOVDAHL, entrenador noruego)

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