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El pueblo brasileño sufre mucho, vamos a salir campeones por ellos y por Ayrton Senna.

(BEBETO, ex jugador brasileño, días antes del Mundial USA 1994, dedicando con antelación un título que después obtendría, al recordado piloto)

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La recordada pelea Sanfilippo-Goycochea

El domingo 5 de Septiembre del año 1993, en el Estadio "Monumental", Argentina jugaba contra Colombia un partido por las eliminatorias del Mundial de EEUU 1994. El resultado de aquel partido es por todos recordado... Argentina 0 - Colombia 5.
Dos días más tarde, en el programa "Tiempo Nuevo", conducido por Bernardo Neustadt se producía un inolvidable episodio... José Sanfilippo, recordado goleador argentino, criticaba a un sorprendido Goycochea.
Carlos Salvador Bilardo, viendo lo acontecido por televisión, se dirigió a los estudios de TELEFE e ingresó al programa con el fin de defender al arquero...

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Mucho se habla sobre la evolución del fútbol y hay que aceptar que algo cambió. Pero en el Mundial de 1994 los tres primeros equipos, Brasil, Italia y Suecia, jugaron el fútbol que yo había jugado hace muchísimos años.

(ÁNGEL TULIO ZOFF, entrenador argentino -1995-)

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Podríamos haber jugado un día entero y no habría habido goles.

(ARRIGO SACCHI, técnico italiano, tras el 0-0 de la final del Mundial USA 94 entre Italia y quien, por penales, fuera el campeón: Brasil)

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Oscar Ruggeri en "Frente a frente"

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Entrevista a Diego Maradona (3ª parte)


63 De todas las canciones, poesías y ofrendas en general, ¿cuál es la que más te gusta?

La canción de Rodrigo me parece la más linda de todas. Hay un proyecto de juntar en un CD todas las canciones que me hicieron y que yo las cante. Me parece fantástico.

64 Supongo que cantarás mejor que Tevez...

Yo canto.

65 Vas en auto y cruza Ruggeri por la calle, ¿le tocás bocina?

Lo ignoro.

66 ¿Por qué te peleaste con él?

Porque quiso ser el ejemplo, y de ninguna manera Ruggeri es ejemplo. Le quiso decir a mis hijas quién era yo, por eso le respondí y le voy a responder. Es otro que está con Coppola. Es un traidor. Lo conozco bien a Ruggeri.

67 ¿Vos imaginabas, antes de empezar la final con Alemania en el 90, que Codesal los iba a bombear?

Sí, porque Grondona me agarra en la ducha, un día antes de la final, cuando hicimos el reconocimiento de campo en Roma, y me dice: “Está difícil mañana, eh”. Yo le pregunté: “¿Qué quiere decir, Julio?”. Y él: “No, nada más, Diego...”

68 ¿Y por qué creés que los bombeó?

Porque estaba todo armado. Nosotros le cagamos a Matarrese (Antonio, integrante del Comité Organizador del Mundial) y a Italia una final puesta con la mano, que era Italia-Alemania. Ya estaba todo el negocio, le cagamos 180 millardi (millones) al ente que hacía el Mundial, le cagamos la bandera, le cagamos la bocina, le cagamos el festejo, la televisión, les hicimos un desastre total. Y nos tenían que pasar la factura.

69 ¿Qué fue lo primero que pensaste apenas viste entrar a la enfermera en USA 94, después del 2-1 a Nigeria?

No se me cruzó nada. Yo tendría que haber salido en ese partido, le había pedido el cambio al Coco, pero él me pidió que esperara, que aguantara la pelota arriba porque se nos venía Nigeria. Las últimas 2 o 3 jugadas las hice prácticamente en apnea, no me entraba aire por ningún lado. Después salí, se equivocaron con el remedio, el famoso coso que me daba Cerrini y fui en cana. ¿Qué voy a hacer? Ya está.

70 ¿A quién se le escapó la tortuga: a vos, a Basile, al médico, a Cerrini o a Grondona?

El primer culpable soy yo y asumo todo lo que venga, pero en realidad al que se le escapa la tortuga es a Cerrini y a Marcos Franchi, que eran los dos que manejaban la cosa.

71 ¿En el repechaje, contra Australia, no hubo antidoping, no?

No hubo ni allá ni acá.

72 ¿Eso fue una manera de decirte: “Tomá lo que quieras que no te vamos a joder, te necesitamos en el Mundial porque se nos cae el negocio”?

Yo no miento, hermano, por estas dos (se señala el tatuaje de sus brazos), que no las vea más. Para mí estaba todo arreglado. ¿Por qué no hubo antidoping con Australia? ¿No se acuerdan de que salimos todos desnudos por Canal 9, que el "Colorado" Mac Allister salió en bolas con Romay, y Romay no sabía si estábamos jugando fútbol o rugby? ¡Vamos, viejo!

73 ¿Te llegó alguna vez la versión de que Basile no te quería en ese equipo y no le quedó otra que llamarte por los cinco goles de Colombia?

Puede ser que no me haya querido, pero la pelota hace cambiar de parecer a muchos. Aparte yo defendía la camiseta argentina como ninguno y Basile quería lo mejor para la Selección. Yo le servía tanto adentro como afuera de la cancha.

74 ¿Por qué te enojaste con Basile?

Se olvidó de los códigos, nada más. Sabiendo que yo le fui de frente, él se fue de vacaciones con Coppola, me parece una falta de respeto. Pero bueno, es grande, está vacunado, tiene todos los documentos en regla. El hará su vida y yo la mía, cada uno por su lado.

75 Tu día más feliz y tu día más triste en el fútbol.

Los más felices fueron cuando salí campeón del mundo con la Selección, con Napoli, con Boca, con el juvenil. Y el más triste cuando me cortaron las piernas en USA 94, porque era el último Mundial y porque íbamos a ser los campeones del mundo. Cuando después de ese Mundial me los crucé a Romario y a Bebeto, los dos me dijeron lo mismo: “Cuando vimos que le remontaban el partido a Nigeria, nos dimos cuenta de que tendríamos que jugar la final contra ustedes”.

76 El mejor partido de tu vida.

Contra Uruguay, en Puebla, por el Mundial 86. Ese día en que me anularon el gol, por plancha. Claro, era italiano el árbitro. Ese día jugué mejor que contra Inglaterra, las gané todas, todas.

77 ¿Grondona hizo más cosas buenas que malas para el fútbol argentino o al revés?

Estando tantos años en un sillón como el de la AFA habrá hecho cosas buenas.

78 ¿Qué harías hoy si fueras el presidente de la FIFA?

Le daría mucha más importancia a los jugadores para que estén más cubiertos futbolísticamente. Haría calendarios para que rindan más y se vean mejores espectáculos. Si los de rugby hacen un Mundial de 45 días, ¿por qué los de fútbol son de 30?

79 ¿Qué le recomendarías a Riquelme?

Me gustaría que juegue, yo voy a defender siempre a Riquelme, no sé cuál es el problema con este chileno, si tiene la menstruación o qué, no lo entiendo. Riquelme no es un jugador polémico para decir: “No lo pongo porque se portó mal o hace camarilla o es jodido”. No es así. Lo conozco bien a Román.

80 Definí a Passarella.

Un buen técnico.

81 ¿Como persona?

No lo terminé de conocer.

82 ¿Por qué se pelearon?

Todavía no entendí por qué fue la pelea, creo que tenemos una charla pendiente y me gustaría hablar de eso, entre otras cosas.

83 ¿Por qué no lo hiciste, si dijiste que tenías ganas? ¿No te da para llamarlo?

Yo levanté el teléfono para llamarlo cuando le pasó lo del hijo, le dejé mensajes a los teléfonos que me dieron, nunca tuve respuestas y bueno, cada uno es como es, yo no voy a insistir.

84 ¿Ramón Díaz no fue al Mundial 86 ni al 90 porque estaba mal con vos?

A mí no me incomodaba. En la época de Menotti yo me entendía bien con Ramón, el problema es que él estaba del lado de Passarella. Yo me lo banqué a Passarella, me lo hubiese bancado a Ramón, me banqué a Burruchaga, a Ruggeri, me banqué a un montón, no había problemas.

85 Por ahí Bilardo no quiso incomodarte.

No creo, y te voy a decir una cosa: Bilardo, en el 90, no llevaba a Caniggia. Yo lo paré y le dije: “Entonces borrá a dos”. El Narigón no entendía: “¿Cómo?” (hace el gesto de ajustarse la corbata). “Borrá a dos: Maradona y Caniggia”, le pedí: “Ah, no, no, pará, pará”.

86 ¿Es cierto que en un Napoli-Avellino, Ramón te mandó a tirar sal?

Sí, me mandó al masajista a tirarme sal en los botines antes de empezar. ¿Sabés la patada en el orto que le di al masajista? Le metí el botín bien en el orto. Y al Pelado lo mandé a la concha de su madre, porque ésa es de él, lo conozco.

87 ¿No volviste nunca más a hablar con Ramón?

Con él no. Hablé varias veces con el hijo, que es napolitano, tengo buena onda con él.

88 ¿Cómo viviste el Mundial 78?

Vi un par de partidos en la cancha, me invitaron contra Italia y fui con mi hermano. También estuve en la final con Holanda.

89 ¿Por adentro estabas contento por los éxitos o puteabas porque te habías quedado afuera?

Me puse contento por los muchachos, por el fútbol argentino, pero yo sabía que tenía que estar, yo volaba en ese momento. Si volví con Argentinos y le ganamos a Chacarita 5-3 y metí tres goles. Igual salí a festejar al Obelisco como todos, pero yo estaba convencido de que estaba para jugar ese Mundial.

90 Un periodista.

Hubo muy buenos periodistas, me parece que Víctor Hugo es una persona excepcional. Alguna vez hablamos de su relato de mi segundo gol a Inglaterra y lo felicité. Hasta el día de hoy me conmueve cuando algún pibe me dice que tiene el ringtone con el relato de Víctor Hugo del gol a Inglaterra. Es una de las cosas que me emocionan.

91 ¡¿Vos le agradeciste a Víctor Hugo por el relato?! ¿Y él que te contestó: “Gracia' a vo' pibe, por la jugadita”?

Sí, sí (risas), en realidad Víctor Hugo llegó a Argentina en el 81 cuando yo pasé a Boca y es como que le di la bienvenida al fútbol argentino. Es un hombre al que admiro mucho.

92 ¿Sabés de dónde viene la frase “barrilete cósmico” del relato de ese gol?

Sí, por una declaración previa de Menotti sobre mí, que era un barrilete o algo así... No, no, yo me hago el boludo pero no soy tan boludo (risas).

93 ¿Por qué después del éxito de “La Noche del Diez” no seguiste con la tele?

El proyecto es hacerlo por las provincias y llevar a los invitados que no pudieron venir la vez pasada, pero la verdad es que fue mucho estrés, no es fácil.

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El delantero boliviano Luis William Ramallo fue el primer futbolista de su país en consagrarse goleador de una eliminatoria mundialista.
Logró su récord anotando 7 goles en la eliminatoria sudamericana clasificatoria para el Mundial de los Estados Unidos de 1994.
Ramallo, que de tal forma, en 1993, dejó atrás a goleadores de la talla de Gabriel Batistuta, del colombiano Asprilla o el brasileño Bebeto ampliamente triunfadores en el fútbol internacional, convirtió su última y definitoria conquista para su país ante Ecuador, logrando para su selección el pasaporte al mundial.
De tal modo, el goleador boliviano quedó en la historia futbolística de su país.
Nació en Cochabamba el 4 de Julio de 1961, debutando en Primera a los 18 años jugando para Oriente Petrolero de Santa Cruz de la Sierra.
Luego, siempre en Bolivia, Luis William Ramallo jugó en Bolívar, Jorge Wilsterman, Destroyers y The Strongest, para retornar a Oriente Petrolero que lo vio nacer como jugador de primer nivel en los torneos locales.

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En la Copa del Mundo organizada por los Estados Unidos en 1994, el por entonces ex titular de la FIFA, Joao Havelange, quebró un rito o cábala, que venía respetando desde 1958.
Cuando Havelange fue al Mundial de Suecia del '58 como simple directivo del seleccionado de Brasil, no asistió a la final ante los suecos. Tanto viaje para no ir al estadio en la instancia decisiva, solo por una cuestión de nervios. Y Brasil fue campeón por primera vez.
Entonces, para respetar lo que se convertiría en una cábala, hizo lo mismo para el próximo Mundial que se realizó en Chile, en 1962. Havelange no fue a la final ante Checoslovaquia y Brasil nuevamente alzó la Jules Rimet.
En la Copa de 1966, en Inglaterra, vio los primeros partidos de su selección hasta que quedó eliminado. No hubo final para Brasil.
Entonces, para México '70, Havelange repitió su cábala de no ir a la final y Brasil logró el tricampeonato, al derrotar a Italia.
Claro que al ser titular de la FIFA, le era imposible no ver los partidos y Brasil no pudo dar la vuelta olímpica ni en 1978, 1982, 1986 y 1990.
Pero en los Estados Unidos, en 1994, Havelange, desde el palco de honor pudo presenciar, por primera vez -aunque mediante penales- como Brasil se consagraba tetracampeón del mundo, también frente a Italia. Y se acabaron las cábalas.

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Si hubiéramos sabido que el gol en contra provocaría eso, habríamos preferido perder aquel partido.

(THOMAS DOOLEY, centrocampista de Estados Unidos, tras el asesinato del colombiano Andrés Escobar, que marcó un tanto en propia meta en el partido contra el equipo norteamericano en el Mundial de 1994)

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San Gennaro (Rafael Bielsa - Eduardo Van der Kooy)



-Jorge -le dijo Marcela por el intecomunicador-, te llama el profesor Gennaro. Me parece que es del exterior.
-¿Qué profesor Gennaro? Yo no conozco a ningún Gennaro-.
En ese preciso instante le vino a la memoria el cuerpo bajo y romboidal, con las espaldas sumarias, los piecesitos de bailarina de caja de música, el enorme vientre hemisférico, y aquellos párpados semejantes al abombado telón de un escenario, que él subía y bajaba y volvía a subir lánguidamente. Lo había conocido en Nápoles, en Julio de 1990, antes del Mundial de Italia, y le había quedado debiendo cincuenta mil liras, cerca de cuarenta dólares. Cuatro años después, a días viajar al Mundial de Estados Unidos, el profesor Gennaro esperaba al teléfono desde el otro lado del Atlántico.
-¿Qué le digo, Jorge? -insistió Marcela.
-Nada, pásamelo.
En Abril de 1990, Maradona había consagrado por segunda vez al Nápoli monarca máximo del fútbol italiano. Tres meses más tarde, Argentina debía continuar su rueda clasificatoria en Nápoles. Había debutado, perdiendo sin misericordia por uno a cero contra Camerún en Milán; ahora la esperaban Rusia y Rumania en el sur de la Península.
Jorge y Federico, su hijo, llegaron a Nápoles a las once de la mañana, con tiempo de sobra como para sacar las entradas. La camiseta argentina de Federico con el diez en la espalda era el salvoconducto con el que obtener información sobre el mejor modo de llegar al estadio San Paolo, sonrisas de simpatía, y hasta una millefoglie de regalo, exquisita pasta cubierta de crema espesa y azúcar impalpable que les ofrendó una enana con su manita lóbrega y arrugada. El mágico nombre de Maradona, y todo lo que estuviese dentro de su área de atracción, producía portentos.
-¡Hola, Gennaro, cómo estás! -lo saludó Jorge, con una mezcla de ímpetu y de mala conciencia-. Me alegra mucho escucharte.
-Ciáo, Giorgio, anche a me' fa piacere ascoltarte.
Jorge recordó que llegados al exterior del San Paolo, se encontraron con que había un par de ventanillas abiertas, y algo así como una lombriz solitaria integrada por miembros de la camorra revendiendo entradas. Hicieron la cola, y al tocarles el turno comprobaron, irremediablemente, se habían agotado los biglietti. Antes de que la última vocal de la negativa se apagara una veintena de revendedores los rodeó, con una paleta de ofertas que excedía todo lo imaginable: ubicación en la "Curva A", en la "Curva B", almuerzos en la trattoría Pasqualino, mujeres adolescentes de Pozzuoli, la patria de Sofía Loren, paseos en la Circunvesub, adolescentes marroquíes venidos del Sahara y de las montañas del Atlas, alojamiento cerca del Pendino di Santa Barbara, taralli dulces recién sacados del horno incandescente.
Cuando casi habían comprado las entradas a un muchacho al que la desesperación hacia persuasivo, se escuchó una voz con el timbre graso y alquitranado del fumador de toscanos: "gli amici son argentinos, de la patria de Diego. Que paguen lo que es justo, y denles "Curva B", que es donde están los amigos de los amigos". Jorge y Federico se dieron vuelta, y allí estaba Gennaro, que con una reposada mirada de sus ojos de escuerzo dirigida al vendedor perfeccionó la operación de modo inapelable. Professóre Gennaro Sgádari di Lo Monaco, piacere, se presento. "¿Qué piensan hacer hasta la hora del partido?"
Como no eran más de las doce, Jorge y Federico aceptaron la invitación de Gennaro, subieron a su auto, y se dispusieron a conocer la ciudad a la que cada cincuenta años llega el viento negro, el chiorni vetier, desde el pueblo de Constantinovka, de las tierras cosacas del Dniéper, para teñir lo que toca de color negro y de tristeza.
Al pasar por el número 28 de la Via Butera detuvo la mácchina, señaló un palacete con una fachada del siglo XIX que daba a la propia Via Butera, y otra del XVIII que daba al paseo marítimo del norte, y con voz ceremoniosa anunció que se trataba de la casa de Diego. En la parte que enfrentaba el mar tenía una terraza alta y amplia con una vista magnífica de la bahía. El profesor Gennaro les contó a Jorge y a su hijo que él conocía la casa, que tenía una escalera de mármol rojo y dos bibliotecas: la especializada en Historia, en una habitación amplia del segundo piso, y en el piso de abajo (donde Claudia convocaba a sus tertulias sobre lírica) la que albergaba las vitrinas con los libros de literatura. "Esta es la que prefiere Diego, y lo he visto con mis propios ojos -alta la noche- leyendo detrás de las cortinas movidas por la brisa del mar recamado de escamas color vino, que, es el verdadero color del mar según Homero", rememoró Gennaro. Jorge torció hacia abajo las comisuras de la boca, como un Buda agrio, pero no dijo nada porque pensó que a fin de cuentas el hombre era local, y debía saber de lo estaba hablando.
Viajaron otros cinco minutos, y llegaron a la casa de la Via Ruggero Settimo, donde vivía Lila Iljascenko, la seconda moglie de Diego. "Allí cantan a dúo canciones rusas con un piano desafinado", añadió el profesor, “y Diego guarda sus propios libros que ha mandado encuadernar, la única extravagancia que se permite, además de ir personalmente al mercado a comprar unos calabacines que le gustan”.
¡¡¡¿¿¿Cantan a dúo???!!! -preguntó Jorge, a quien esto ya le pareció demasiado-.
El Profesor Sgádari di Lo Monaco, con un mohín benevolente, lo amonestó: Cave obdurationem cordis, ¡ojo con la dureza del corazón!
Cuatro años después, el hilo telefónico reproducía con fidelidad la voz de Gennaro. ¿Vas a la Copa? -Seguro -contestó Jorge-, salgo para los United States en unos días. Instantáneamente recordó el encuentro entre el propio Maradona y el profesor.
"Venía del mercado con una bolsa tejida y los calabacines dentro, y lo saludé al pasar: '¡Salve, Maestro!' Maradona se detuvo, cambiamos unas palabras, y me recitó un fragmento de un poema de Drinkwater, con algún error de traducción, debo decirlo, pero también muy hermoso. 'Ahora el dolor lastra mi sombra' dijo con sentimiento, y no está nada mal / habitar con mis padres donde ni el miedo ni el cariño / pueden ya alcanzarme, ni el rencor de los hombres ni mi atormentada culpa, / mientras el musgo urde despacio el final de mi nombre olvidado".
También recordó las cincuenta mil liras que le debía a Gennaro.
"Entonces, si vas al calcio, podemos encontramos en América". Evasivo, Jorge le respondió que tenía entendido que la sede de Italia era Nueva York, y la argentina Boston.
"¡Ma' qué Italia ni qué Nueva York! ¡Nosotros vamos a Boston! Viajamos con Renato Montuorí, il capo de los ultras de la "Curva B". ¡Maradona! ¡Vogliamo vedere ancora una volta Maradona!'
El olor a sahumerio, a hierbas votivas del corazón del bosque casi podía olerse a través del teléfono. Como sucede con las religiones jóvenes, el regocijo del corazón es todo el propósito que anima la existencia.

(Este relato se publicó en el libro "La vida en Rojo y Negro" de Rafael Bielsa y Eduardo Van der Kooy, Catálogos, 1999)

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Se lo grité a la cámara, sí, pero no por estar sarpado, como dijeron algunos giles. Se lo grité a la cámara para que todos se enteraran de que había vuelto, de que estaba allí.

DIEGO MARADONA, refiriéndose al festejo de su gol ante Grecia, en el Mundial de USA 1994)

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¿Cómo manejó el grupo lo del doping de Maradona en USA 94?

Fueron horas durísimas, inmanejables. Al mazazo anímico se le sumó la pérdida futbolística irreparable. Basile había sido clarito: “Voy a armar el equipo alrededor de Maradona”. Que no era el del 86, obvio, pero que seguía siendo un as de espadas. Y Coco le encontró la vuelta perfecto. Nunca me voy a olvidar cómo lloraba Diego en su pieza. Estábamos como en un velatorio. Contra Bulgaria jugamos con la cabeza en otro lado. Fuimos de Boston a Dallas con un pantalón corto y dos remeritas porque creíamos que volvíamos, que salíamos primeros o segundos y jugábamos en Boston. Nadie pensó que la derrota nos iba a dejar terceros para tener que ir a San Francisco. Con Rumania levantó el ánimo, pero no fuimos lo que éramos. Estábamos nocaut parados.

¿Le guardás rencor a Basile porque no te puso en USA 94?

No. Me molestó el tratamiento que le dio a la decisión, no la decisión en sí. Yo podía llorar o patalear, pero si él me decía que lo veía mejor a Islas, listo, a otra cosa. No me gustó enterarme un día antes, en el reconocimiento a la cancha. Intuía que él no se animaba a decirmelo, tal vez por la trayectoria que yo tenía en la Selección. Si lo hubiera dicho una semana antes, no pasaba nada. Pero hoy está todo bien. Me puedo juntar a tomar un café como si nada.

(SERGIO GOYCOCHEA, ex arquero argentino, en revista "El Gráfico" de Octubre de 2002)

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Me cortaron las piernas.

(DIEGO MARADONA, luego de su exclusión del Mundial de USA 1994)


Maradona se cortó las piernas solito.

(JULIO HUMBERTO GRONDONA, Presidente de AFA, en declaraciones efectuadas en 2006)

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El único que podía vencer a Brasil era Brasil.

(CARLOS PARREIRA, DT del Brasil campeón del Mundial 94, días después de la final)

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Lo único que recuerdo de ese momento es que pensé que me moría.

(TAB RAMOS, ex jugador estadounidense de origen uruguayo, horas después de ser internado en un sanatorio de California durante el Mundial 94. Había recibido un tremendo codazo de Leonardo, lateral brasileño, en el partido que Brasil le ganó a USA por 1 a 0. Leonardo debió pagar una multa de 10.000 francos suizos a la FIFA, además de ser sancionado con 4 fechas de suspensión)

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Dios estaba con nosotros, pero el árbitro era francés.

(HRISTO STOICHKOV, ex jugador búlgaro, tras caer eliminada su selección en el Mundial de 1994)

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