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El primer régimen que instrumentalizó el fútbol fue el fascismo de Benito Mussolini. Mussolini fue el primero en considerar a los jugadores del equipo de Italia como soldados al servicio de la causa nacional.

IGNACIO RAMONET, periodista español, ex director de “Le Monde Diplomatique”)

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Vittorio Pozzo se encontró al frente de la selección sin ser ni un entrenador de profesión ni un alto cargo del deporte, sino simplemente un piamontés ciegamente convencido de las virtudes de su tierra; un hombre para quien la palabra sagrada era "trabajo".
Era oficial de los Alpini (Cazadores de Montaña) en pleno régimen fascista. Le gustaba que los trenes llegaran en punto, pero no soportaba los actos de violencia armada.


(GIORGIO BOCCA, escritor italiano, recordando al entrenador de la ‘azzurra’ entre 1928 y 1948 y con la cual ganó dos Copas del Mundo)

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Fue como un regalo de los cielos saber que Leônidas no jugaría. Verdadero artista, malabarista de la pelota, era el jugador que sorprendía a todos


(ALFREDO FONI, zaguero de la selección italiana en el Mundial de 1938)

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Era el 16 de Junio de 1938 y el encuentro entre Italia y Brasil en el estadio Velodrome en Marsella llevaba una hora de juego. Italia ganaba por 1 a 0 y tenía la oportunidad de aumentar a través de un penal. El jugador encargado para las tales situaciones normalmente era Guiseppe Meazza, pero tenía un problema: el elástico de sus pantalones se había roto.
Sin embargo, Meazza no se detuvo; con su mano izquierda sostuvo los pantalones, con la derecha colocó la pelota en el punto penal y no le dio ninguna oportunidad al arquero brasileño con su remate.
Italia ganaría el partido y avanzaría a la final donde defendería exitosamente su título.

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Leónidas Da Silva no va a jugar la semifinal contra Italia, vamos a preservarlo pensando en la final.

(ADEMAR PIMENTA, DT de Brasil antes de la semifinal del Mundial de 1938; Brasil perdió ese partido, quedó eliminado y Pimenta no pudo volver a Río de Janeiro debiendo refugiarse por unos días en Montevideo, hasta que se calmaran las aguas)

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Jamás en mi vida me sentí tan feliz por haber perdido. Con los cuatro goles que me hicieron salvé la vida a once seres humanos. Antes de empezar el partido los italianos recibieron un telegrama de Mussolini en el que decía: Vencer o morir.

(ANTAL SZABÓ, arquero de la selección húngara en el Mundial de 1938)

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Ví el equipo reserva de Brasil enfrentar a los checos y no querría encontrame con los titulares.

(ALDO OLIVIERI, arquero de Italia en el Mundial de 1938)

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Los goles de Leônidas eran tan lindos que hasta el arquero vencido se levantaba para felicitarlo.

(EDUARDO GALEANO, escritor uruguayo)

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En mi opinión, Brasil sólo deberá jugar, en el futuro, en América pues viajamos 10 mil kilómetros solo para tener molestias.

(ADEMAR PIMENTA, técnico de la selección brasileña después de la derrota ante Italia en el Mundial de 1938)

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