Ante los cambios realizados por Blogger, tiempo atrás, y que afectaron la plantilla de este blog hay textos largos que no se mostrarán totalmente. La solución a dicho inconveniente es hacer click en el título del artículo y así se logra que se muestre el resto de la entrada. Muchas gracias y disculpas por la molestia ocasionada.


No soporto que los periodistas escriban “la pasividad de la defensa”. ¿Qué pasividad de la defensa? Yo nunca vi a una defensa que dijera: “Pase, Alfredo, y meta gol”.

(ALFREDO DI STÉFANO, ex jugador y entrenador argentino, emblema viviente del Real Madrid)

seguir leyendo...

El más grande de todos, Alfredo Di Stéfano

seguir leyendo...


El que diga que le gusta ser entrenador miente. Sos entrenador porque ya no podés ser futbolista.

(ALFREDO DI STÉFANO, ex jugador y entrenador argentino)

seguir leyendo...

¿Quién era Pichichi?


El premio "Pichichi" es el que se otorga en el fútbol español a los goleadores de cada campeonato de fútbol. ¿Por qué Pichichi? ¿Quién era Pichichi?
Se llamaba Rafael Moreno Aranzadi, pero era conocido como Pichichi. Había nacido en Bilbao, provincia de Vizcaya, el 23 de Mayo de 1892 y falleció el 1º de Marzo de 1922. Comenzó a jugar al fútbol, y a meter goles, en 1911, vistiendo la casaca del Athletic Club de Bilbao, club con el que obtuvo 4 Copas del Rey (1914-1915-1916 y 1921).
Pichichi fue el primero en conquistar un gol en San Mamés, y es por ello que se colocó un busto suyo en dicho estadio. Además, integró la selección de España que logró la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Amberes, en 1920. Rafael Moreno Aranzadi, se constituyó en el mejor artillero de la época. Y fue así que, años después de su retiro y como homenaje, se decidió entregar un trofeo -el Pichichi, claro- al goleador de cada campeonato, comenzando por el de la temporada 1928-1929.
En la historia del fútbol español, varios argentinos lograron el Pichichi, los ya legendarios Alfredo Di Stéfano, Mario Alberto Kempes y Juan Antonio Pizzi. La Saeta Rubia lo consiguió en 5 ocasiones con la camiseta del Real Madrid. Fue en las temporadas 1953/1954; 1955/1956; 1956/1957; 1957/1958 y 1958/1959.
El Matador Kempes, con la casaca del Valencia, lo ganó en los torneos 1976/1977 y 1977/1978. Por último, Juan Pizzi, recibió el Pichichi jugando para el Tenerife, en la temporada 1995/1996. Tanto Alfredo Di Stéfano como Pizzi, jugaron en el seleccionado de España, en cambio Kempes nunca vistió otra camiseta nacional que no fuera la Argentina.

seguir leyendo...


¿Puede decirnos acerca de sus inicios en el fútbol?

Como cualquier niño, e incluso en mi tiempo, nuestro único juguete fue una pelota y había potreros de tierra donde golpearla con el pie todo el día. Lo que falta hoy en día. Era fútbol, fútbol y fútbol. Tenía todas las condiciones para convertirme en "goleador”, ser un "9" y marcar goles. A la edad de diecisiete años llegué a Instituto de Córdoba, donde el fútbol ha cambiado mi vida. Tuve la oportunidad de marcar cuarenta y seis goles en dos años. En ese momento no había campeonato nacional, disputaba la Liga Cordobesa con otros muy buenos equipos como Talleres de Córdoba, Racing y Belgrano.

Y un club grande de la Argentina ha venido a buscarte...

Sí. Se decía en el país que había un "9", que marcaba muchos goles, lo que ha suscitado el interés de Boca Juniors. Al principio parecía que iba a firmar por Independiente o River Plate pero enseguida se coló Boca. Yo, en mi ciudad, Bell Ville, Córdoba, escuchaba las noticias en la radio... Por último, mi traslado se hizo cuando jugamos un amistoso contra Boca en Córdoba. Yo sólo jugué veinte minutos porque Blanco me ha enviado a un hospital. Todo el mundo pensó que me había roto todo, pero finalmente solo fue un golpe. Cuando volví a la cancha, el juego ya estaba terminado y mi presidente dijo: “Hugo, Boca acaba de comprarlo”. Pensé que era mentira, pero el gran Alfredo Di Stefano, quien era el entrenador de Boca, había ordenado a su presidente comprar el ‘9’ de Instituto.

En Boca ha sido un delantero halagado...

Sí, pero no era fácil para mí. He ganado mi lugar en los últimos días de 1969, cuando salimos campeones. Un día le dije al entrenador: "Oiga, maestro, me voy a ir a casa. Marco dos goles en cada entrenamiento y no juego. ¿Cuál es el problema? Y él respondió: “No simplemente pensé que no tenías las bolas (hombría) suficientes para pedírmelo”. Y de ahí, me puso en espera el domingo siguiente y nunca más salí del equipo. Hice 68 goles en 126 partidos, no está mal como promedio ¿no? (risas).

(HUGO CURIONI, temible goleador argentino de la década del '70, en una entrevista publicada en la página del periodista francés Nicolas Deltort, 19/09/09)

seguir leyendo...


El periodista deportivo Enrique Macaya Márquez, escribió en su libro "Mi visión del fútbol", conceptos acerca del valor de los técnicos, rematando con una contundente apreciación de Alfredo Di Stéfano. Dice Macaya: "Un buen técnico es aquél que tiene conocimiento y que sabe transmitirlo. Y saber transmitirlo no es solo disponer de palabras bellas y adecuadas sino, además, saber cuál es el lugar donde esas palabras deben ser expresadas y en qué momento corresponde hacerlo. Asimismo debe saber cómo mantener e incentivar la capacidad grupa! y, sobre todo, aceptando sus límites, saber apoyarse de manera inteligente en las técnicas más modernas y en el conocimiento específico de los componentes del cuerpo técnico. En la actualidad parece ser que el técnico es lo que más cuesta y lo que menos vale, originando el concepto en la condición de fusible que le asigna la dirigencia y con la que él mismo se suicida aceptando con fatalismo el final de su trabajo".
Y agrega: "Alfredo Di Stéfano, el mismo día que lo saludé por su cumpleaños número 70, casi sin darse cuenta, me decía: ‘a los que siempre echan es a los técnicos, por eso juegan a no perder, para que no los despidan. Total, ellos no son patrimonio del club como los jugadores, que tienen un valor y que pueden ser transferidos. A los técnicos basta con echarlos’".

seguir leyendo...


Estoy orgulloso cuando se habla de Alfredo Di Stéfano porque cuando Pelé fue a jugar a Europa dio asco, mientras que Alfredo jugó bien en todo el mundo.

(DIEGO MARADONA, entrenador de la Selección Argentina, -1996-)

seguir leyendo...


Cuando le dije a Alfredo (por Di Stéfano) que iba a dirigir a Huracán, me dijo dos cosas: primero, "Vas al club que menos plata tiene en el mundo", y segundo, "Es el club ideal para vivir la ilusión que vos tenés".
Y como siempre, tuvo razón en las dos cosas.

(ÁNGEL CAPPA, entrenador del Club Atlético Huracán)

seguir leyendo...



Nosotros nunca retrocedemos.

(ALFREDO DI STEFANO, antes de la final de la Copa de Europa de Glasgow, contra el Eintracht de Frankfurt en 1960, mientras el plantel "merengue" bajaba apresuradamente del autobús porque este iba a aparcar ¡marcha atrás!)

seguir leyendo...


En la temporada 1962/1963 un grupo guerrillero venezolano secuestró a Alfredo Di Stéfano mientras el Real Madrid estaba de gira por Sudamérica. Un grupo de hombres entraron en la habitación de Alfredo Di Stéfano en un hotel de Caracas (Venezuela) y se lo llevaron haciéndose pasar por policías. “Venga con nosotros”, le dijeron, “le vamos a tratar bien”.
El grupo guerrillero decidió raptar al astro ‘merengue’ para llamar la atención sobre “la aparente democracia en la que vivía el pueblo venezolano, que, en realidad, era un Gobierno corrupto que nos estaba asesinando”, como aseguró Del Río, uno de sus captores.
El secuestro fue también un homenaje al dirigente comunista español Julián Grimau, que había sido ejecutado cuatro meses antes por el régimen franquista. Desde el principio, el trato fue bueno. Además, Di Stéfano no opuso resistencia porque unos meses antes habían secuestrado a su amigo Juan Manuel Fangio en La Habana y le había contado detalles tranquilizadores sobre las condiciones del cautiverio. Fueron 72 horas en las que demostró ser además de un genio como futbolista, un personaje único a nivel personal: "A las 15 horas de estar secuestrado me dije: `Alfredo, estás jodido'. A partir de entonces, me relajé, dejé de sufrir. Mi destino no estaba en mis manos. Pese al mal rato que me hicieron pasar, con el tiempo llegué a perdonarlos: eran altruistas, gente con un ideal. No puedo olvidarme; tengo en casa un cuadro firmado por uno de los secuestradores. Me lo envió para resarcirme del sufrimiento. ¿Síndrome de Estocolmo? Ummmmm, no, hasta ahí no llego. Les he perdonado, pero no les guardo ninguna simpatía. Recuerdo que cuando me liberaron fui a la embajada española y la embajadora me regaló un loro que hablaba bastante, decía ‘chévere’ y varias palabras más. Al subir al avión de vuelta pedí que conectaran al máximo el aire acondicionado porque no dejaba de sudar del susto, quería dejar cuanto antes Venezuela. Parece ser que el loro se enfrió y murió a los cuatro días de llegar a Madrid".

seguir leyendo...

Maradona merengue (Leonardo Enríquez Gabeiras - España)


Las deudas del alma no se acaban nunca de pagar, Maradona y algunos de nosotros lo sabemos muy bien.

Lo de Di Stéfano fue como el primer amor, algo inolvidable pero difuminado por el tiempo y la experiencia. Pero ver a Maradona vestido de blanco, como una conjunción planetaria o un eclipse total de sol, hubiera causado trastornos permanentes en la afición, todo hubiera sido diferente.

Las Copas de Europa hubieran llegado antes, porque a Míchel y a los demás no les hubiera quedado más remedio que meter pierna y recibir balonazo, so pena de sufrir la media sonrisa de Diego. La combinación del poderío macarra argentino y la temerosa hidalguía española de la Quinta parece una poción mágica insuperable, y aquellos recuerdos borrosos de la infancia se hubieran convertido en realidad y gloria mucho tiempo antes.

Con Valdano y Butragueño a su vera, Maradona tendría ahora mejores modales, y sin renunciar a llevar la camiseta del Che a modo de ropa interior, ahora sería un discreto izquierdista en el Madrid, como Del Bosque o Breitner, e incluso se permitiría alguna licencia poética en las entrevistas, como mandan sus genes porteños.

Si Maradona hubiera gambeteado en Chamartín, quizá Mirtita habría venido antes a España, atraída por algo más concreto que aquello que le hizo venir, y ahora tendría, además de la albiceleste con el 10, otro fetiche aún más excitante. Si El Pibe hubiera venido aquí, es posible que Nachito nunca hubiera devuelto el carné de socio, y así probablemente habría cruzado alguna mirada de complicidad en la grada con aquella rubia argentina en el descanso de algún derby.

Las pasiones mutuas nunca realizadas siempre acaban en catástrofe, se convierten en terribles termitas que taladran el corazón de forma irreversible.

Que no vuelva a ocurrir.

seguir leyendo...



Di Stéfano fue manufacturado en la tierra. Pelé fue hecho en el cielo.

(GEOFFREY GREEN, periodista británico)

seguir leyendo...


Tanto cuando estudiaba como después, en medio de todo siempre estaba el fútbol... Ahí (en un "baldío fenómeno") jugábamos a la pelota, y también en la calle. Usábamos los árboles y la pared como portería. Teníamos una pelota de goma que costaba veinte guitas. No había dinero para comprar una de cuarenta, que era un poquito más grande... En el adoquinado, la pelota parecía un ratón. Picaba de un lado para el otro, había que tener un arte extraordinario para jugar al fútbol en la calle. Y en el cordón de la vereda, y en el zaguán, que le pegábamos al zaguán y volvía la pelota, hacíamos de pared... Si no teníamos pelota, agarrábamos una latita de conservas, la abollábamos un poco, la dejábamos medio redonda y jugábamos entre mi hermano y yo si estábamos solos...

(Testimonio de ALFREDO DI STÉFANO en las primeras páginas de su libro "Gracias, vieja", editado por Aguilar y realizado en colaboración con los periodistas españoles Enrique Ortego y Alfredo Relaño)

seguir leyendo...

Sueños de Saeta (Alejandro Pérez García - Argentina)


Estoy en el estadio Santiago Bernabéu de mis amores, la barrera está formada delante de la portería del fondo sur, ligeramente escorada hacia el lateral de los banquillos y casi al borde del área grande. ¡Qué recuerdos me trae!, ¡Si habré visto a Ferenc Puskas y a Michel lanzar libres directos y meter goles desde allí! Desde esta posición siempre se le pega con la cara interior del pie derecho, con mucho efecto pero templando para que la pelota sobrepase la barrera lo suficiente y caiga de sopetón a pocos metros de la portería.

Nos miramos Gento, Zidane y yo. Acordamos que sea yo el que tire, hoy me veo bien y estoy seguro de hacerlo bien, Hugo Sánchez, como siempre, irá a la segunda jugada si hay rechace. ¡Si sabré yo como pegarle, que llevo una vida en esto!

Me hace una señal el árbitro, Roberto Carlos desplaza ligeramente el balón hacia la derecha y Stielike la detiene, doy dos pasos, me balanceo, chuto con rosca sobre la barrera, el balón coge efecto y se dirige a la escuadra, veo la jugada a cámara lenta, como si fuera la moviola de Estudio Estadio, el portero pone cara de estreñimiento al ver que el balón supera la barrera y salta como un muelle con el brazo izquierdo extendido en dirección al balón, con el rabillo del ojo veo a Raúl que corre a por el posible rebote del primer palo, el reportero gráfico de detrás lanza fotos en automático, el fondo sur se empieza a levantar de las butacas. ¡Que momento!, me pongo de los nervios por la lentitud de la jugada, el portero se estira mas y mas y a falta de 20 cm. de tocar el balón la secuencia cobra vida real, cierro los ojos y oigo ¡Uhhhhhh!.

El portero la ha despejado in extremis golpeándose contra el poste y cayendo como un muñeco sobre el césped, inmediatamente entran las asistencias a socorrerle. En ese momento me traslado a la sala de prensa y me lamento ante decenas de periodistas de la oportunidad perdida, un periodista interrumpe mis diatribas y me pregunta si no reconozco mérito alguno en la estirada del portero, habida cuenta de los 8 puntos que le han tenido que dar en la frente y que ha salido aplaudido por el Bernabéu en pie tras la magnífica parada.

La respuesta me sale de forma espontánea: -Este es mi sueño y ese era mi momento, no hay derecho a que se me robe la ilusión de un gol así, por lo que se suspende la rueda de prensa ¡Insolente! A preguntarle al portero pero en otro sueño, ¡Coño!

- Alfredo, Alfredo, ¿Qué te pasa, estás bien? -Preguntó su mujer con cierto sobresalto.

- Si, vieja, si estoy bien.

- ¿Volviste a tener el mismo sueño de siempre? -continuó.

- Si, el mismo de siempre… que se le va a hacer.

- ¿Pudiste marcar el gol? - preguntó inquieta

- No, lo atajó el arquero en el último minuto... como siempre.

- Bueno, viejo, no te preocupés y seguí durmiendo -le dijo su mujer intentando consolarlo.

- Tengo la sensación de que después de más de 40 años de soñar lo mismo cada noche, el día que consiga meter el gol, voy a terminar festejándolo en el córner con San Pedro... y realmente a estas alturas del partido creo que no me importaría ¿sabés por qué, vieja?

- No, Alfredo ¿por qué? -le respondió un tanto confusa

- Por que seguramente será el último y el mejor gol de mi vida.

seguir leyendo...


Alfredo Di Stéfano fue ídolo y modelo. Lo vi jugar pocas veces, desde niño, y me deslumbró. No trato de imitarlo, porque los genios no pueden ser imitados. Me siento feliz cuando me comparan con él, pero siento que exageran.

(JOHAN CRUYFF, ícono viviente del fútbol holandés)

seguir leyendo...


Si Drenthe juega como extremo, tiene que tapar esa zona cuando haya que defender y después debe atacar y demostrar el juego que tiene, que lo tiene. Además, debería cortarse el pelo y quitarse esos pendientes.

(ALFREDO DI STÉFANO, emblema viviente del Real Madrid, opinando ayer en Diario "As" de Madrid acerca del lateral holandés)

seguir leyendo...


Lo realmente asqueroso es que el Real Madrid, como en su día fue el club del general Franco, posee una historia, antes de la llegada de la democracia a España, de conseguir a quien quiere y de la forma que quiere.
(Sir ALEX FERGUSON, entrenador del Manchester United, criticando a la entidad merengue quien pretendía a Cristiano Ronaldo, 28/10/08)

El único Franco que conozco fue uno que jugaba de interior en el Coruña. Nosotros íbamos por toda Europa y aquí regía el régimen franquista. ¿Y qué quieren que hiciéramos nosotros? ¿Tirar el balón al techo? Teníamos un buen equipo y por eso ganábamos.
(ALFREDO DI STÉFANO, Presidente de honor del Real Madrid, respondiendo a Alex Ferguson el 30/10/08)

seguir leyendo...


En 1969 cuando Alfredo Di Stéfano era entrenador de Boca Juniors concertó a modo de práctica un partido de visitante frente a un equipo que cuando se lo anunció a los jugadores "el Chango" Ignacio Peña le entendió "Milan" y estaba tan entusiasmado que sus compañeros no le quisieron aclarar nada.
Al otro día, todo contento, se apareció en la concentración con una maleta gigante y dos bolsos listo para partir rumbo al aeropuerto de Ezeiza. Todos mudos, como si nada. Se subieron al ómnibus para ir a jugar el partido y nadie le dijo nada hasta que por poco se desmayó al ver que se bajaron en Merlo, en la puerta de la cancha del club Midland.

seguir leyendo...


El legendario puntero izquierdo español, Francisco Gento, ganó 6 veces la Copa de Europa vistiendo la camiseta del Real Madrid, 5 de las mismas de forma consecutiva.
La primera de ellas fue en 1956, cuando el equipo "merengue" venció en la final al Stade Reims, de Francia.
La segunda Copa de Europa fue la de 1957, derrotando en el partido decisivo a la Florentina, de Italia. La tercera la ganó en 1958, ganando la final al Milán, de Italia. La cuarta Copa de Europa la obtuvo en 1959, al derrotar nuevamente al Stade Reims de Francia y la quinta consecutiva fue la de 1960, al triunfar frente al Eintracht de Frankfurt, Alemania.
Hasta acá, eran tiempos en el que Real Madrid tenía un conductor absoluto: Alfredo Di Stéfano, acompañado por figuras de la talla de Puskas, Rial, Kopa, Santamaría y el velocísimo Paco Gento.
La sexta y última Copa de Europa ganada por Gento en la temporada 1965-1966, en su última etapa de jugador. Fue cuando el Real Madrid derrotó en la final, en el estadio "Heysel" (de Bruselas) al Partizán de Belgrado por dos a uno.
"A esta última Copa le di mucho más valor que las anteriores, porque en el equipo éramos casi todos españoles", recordaba años atrás el escurridizo Gento.

seguir leyendo...

Pedernera, el Beethoven del fútbol


El fútbol tiene memoria débil y no siempre devuelve lo mucho que le dan y permite que se pierdan en el olvido nombres de futbolistas muy grandes, que contribuyeron a la evolución y crecimiento de este deporte.

Uno de esos grandes olvidados es el argentino Adolfo Pedernera, un genio que supo adelantarse a la época que le tocó vivir y que entendió el juego como nadie lo había hecho.
En una nota que publicada en el año 2007 en la página web del prestigioso Diario “As”, de España, y firmada por Oscar García, se señala que “sus compañeros y rivales sí supieron valorar la aportación de Pedernera al fútbol y hombres como Alfredo Di Stéfano no ahorran elogios cuando hablan de Adolfo, uno de los principales referentes de La Saeta en sus comienzos en River. Rivales como el legendario capitán uruguayo Obdulio Varela también lo tenían claro: "Yo he jugado contra Pedernera, y cómo él, nadie".

Agrega el comentario que “Pedernera fue el gran ideólogo de 'La Máquina' dentro del campo, el hombre que con su calidad, inteligencia y visión de juego hizo posible que un grupo de excelentes jugadores marcara una época en la historia del fútbol, no sólo argentino, sino mundial. La paternidad de ese equipo legendario ha sido atribuida a los técnicos Renato Cesarini y Carlos Peucelle”. Cansado de la disputa, Peucelle quiso acabar con el debate muchos años después: "La Máquina de River fue un invento de doña Rosa, la madre de Adolfo Pedernera".

La casualidad, como en casi todos los aspectos de la vida, también hizo su aportación. Y es que Pedernera comenzó jugando como delantero por la izquierda, pero el excelente marcaje al que le sometió en dos ocasiones Ignacio Díaz, defensa de San Lorenzo, motivó que retrasara su posición.

García también dice en su nota que "así, actuando como un moderno mediapunta, más que como delantero centro, se convirtió en el generador de todas las acciones ofensivas de River. Sus magníficas cualidades hicieron de él un futbolista ideal para ese puesto y sus excelentes pases encontraron en Ángel Labruna el mejor destinatario posible".

La perfección que alcanzó aquel bloque la trató de explicar el propio Adolfo: "En la práctica nosotros hacíamos una WM, con Moreno, yo, Rodolfi y Ramos en los cuatro vértices de lo que se llamaba el cuadrado mágico. Pero lo fundamental de ese equipo era que cubríamos todos los sectores de la cancha moviéndonos con permanentes cambios de puesto". Eran los años 40 y el fútbol total había llegado a este juego. Y no sólo había llegado, sino que bajo el liderazgo que ejercía Pedernera era interpretado a la perfección.

Famosos, ricos y admirados, en aquella época la presencia de los futbolistas también era requerida en los principales círculos sociales. Pedernera recurría a la ironía para justificar la fama de mujeriegos que les acompañaba: "No es cierto que anduviéramos por ahí corriendo mujeres. Nosotros no las corríamos: ellas se dejaban agarrar".

Conocido como El Beethoven del fútbol, El Gardel del fútbol o El Maestro, Pedernera jugó posteriormente en Millonarios de Bogotá, donde se reunió con Pipo Rossi y Di Stéfano para hacer historia en el fútbol colombiano con un equipo que alcanzó tal grado de brillantez que fue conocido como "El Ballet Azul".

Se retiró en Huracán e inició entonces su trayectoria como técnico. Dirigió a Independiente, América de Cali, Colombia, Gimnasia y Esgrima de La Plata, Boca Juniors, Quilmes, Independiente y Argentina, con la que fracasó en su intento de clasificarla para el Mundial ’70.

Fallecido en Mayo de 1995, pocos meses antes transmitió la principal diferencia que veía entre el fútbol de su época y el actual: "Ya no existe la bohemia de antes. Hoy el mensaje es más claro: si ganas, sirves; si pierdes, no".

"Ojalá hubiera muchos Pedernera" (por Alejandro Dolina)

La palabra código no me gusta mucho, porque uno enseguida la puede asociar a la mafia. Pero, de todas maneras, creo que algunos están bien. Son una especie de lealtad de discreción.

El código parece algo corporativo. Muchas veces conviene no decir ciertas cosas. Cuando uno va a criticar a una persona pone todo en la balanza. Si es buen tipo, si se mandó alguna macana, en fin. Para criticar hay tiempo. Entonces es bueno reflexionar antes de abrir la boca. Uno no puede actuar como un fiscal.

En el caso de los entrenadores que acusan a los que trabajaron antes, hay que ser pensantes y tener en cuenta que no hubo una “botoneada” directa. No es para tanto. Ellos necesitan dar una respuesta ante un público que no admite el fracaso. Tienen muchas presiones, se sienten perseguidos. Los entiendo.

¿Si yo hubiera hecho lo mismo? Hay que estar en un lugar, en una posición para poder decir u opinar. A mi no me gusta decir que en lugar de tal tipo yo no haría lo mismo. Es una cuestión de principios. Por ejemplo, yo jamás digo que nunca haría un programa de concursos, con premios y esas cosas que se hacen a menudo. Hoy por suerte me va bien y tengo trabajo. Pero si en el futuro lo necesito, quizás lo tenga que realizar.

Un tipo con códigos fue Adolfo Pedernera, una persona que mantenía sus conductas. Pero claro, estamos hablando de un fuera de serie. Un tipo como los que no hay. Ojalá hubiera muchos Pedernera. El sostenía todo lo que decía con sus actos y jamás te iba a dejar a mitad de camino, pero no todos pueden ser Pedernera.

seguir leyendo...