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En los Juegos Olímpicos de 1996 disputados en Atlanta, Estados Unidos, el seleccionado de fútbol femenino del país anfitrión logró la medalla de oro.
Según el detalle de las crónicas de la época, la guardavallas del equipo, Briana Scurry, por entonces de 24 años de edad, había realizado una insólita promesa en el caso de ganar el torneo olímpico.
Scurry anticipaba que si llegaba el triunfo olímpico, recorrería las principales calles de Atlanta, desnuda y con la medalla de oro colgando de su cuello.
Fue asi que tras la final del torneo, cuando Estados Unidos venció a China por 2 a 1, en la primera participación del fútbol femenino en un torneo olímpico, aguardaban la actitud que tomaría Scurry en cuanto a cumplir la promesa.
Tras el triunfo, y como mujer de palabra, aprovechó la madrugada para salir de su hospedaje, y cuando no había ningún transeúnte, se desnudó dentro de su automóvil para luego comenzar a correr, por la Village Avenue, tal cual Dios la echó al mundo, portando solamente su oro olímpico. Una secuencia que fue filmada por una amiga. "Las promesas hay que cumplirlas. Si no hubiera hecho lo que hice, hoy estaría con una deuda espiritual muy importante" admitió la guardameta años más tarde.

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La selección Sub 23 de Perú se preparaba para disputar el Torneo Preolímpico, en Tandil, Argentina, que daba dos boletos a los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996. Una noche disputó un amistoso en La Paz, Bolivia, ante el combinado local. El partido no era entretenido: los jugadores no hacían mayor esfuerzo por vencer el arco de en frente. Se cuidaban mucho las piernas, considerando que el certamen eliminatorio estaba muy cerca. El duelo, en realidad, se daba en las graderías, donde los hinchas bolivianos y peruanos intercambiaban pullas para alcanzar la supremacía entre ellos. Los locales gritaban sin cansancio: "el que no salta, una gallina, el que no salta, una gallina", refiriéndose a la gran barra peruana posicionada en la tribuna norte. La respuesta visitante no tardó y cantó con ironía al unísono: "vamos a la playa, oh, oh, oh, oh, oh, vamos a la playa, oh, oh, oh, oh, oh", en alusión al hecho de que el país anfitrión es mediterráneo. La hinchada local se sintió tocada por el recuerdo de que su territorio no tiene salida al mar y replicó desde oriente: "el que no salta, una gallina, el que no salta, una gallina". Sin embargo, la masa grande de peruanos asistentes al estadio paceño respondió al instante: "el marrrr, el marrrr, los placeres del mar, vamos a gozarrrrr", parte de la letra de una canción del cantautor peruano Micky González. Luego de esto ya no hubo réplica de los boliches: ni en la tribuna ni en plena competencia oficial, donde perdieron 2 a 1 ante Perú, y ambos quedaron fuera de la justa olímpica. A los bolivianos sólo les quedó conformarse con el placer del Lago Titicaca.

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