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Nadie puede engañar el deporte, pues el deporte exige, sobre todo, un gran trabajo espiritual.


(JEAN COCTEAU [1889-1963], poeta, novelista, dramaturgo, pintor, diseñador, crítico y cineasta francés)

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Es cierto que se han comparado los estadios con santuarios y que existe mucha afinidad entre la pasión por el fútbol y la religión. Hay, en efecto, un espacio consagrado (el césped), oficiantes (los jugadores), feligreses con un gestualidad codificada similar a la liturgia y toda una serie de actitudes mágico-religiosas. Creo, no obstante, que se diferencia de una religión por el hecho de que el fútbol no aporta ningún mensaje sobre la salvación.

(CHISTIAN BROMBERGER, antropólogo francés)

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Tengo que confesar mi culpa secreta: aparte de las veces que he mirado fútbol por televisión, he estado solamente una vez en mi vida en un partido de fútbol, es decir, personalmente. Siento que no tengo derecho a llamarme una hincha del fútbol, que equivale a decir: no soy una buena brasileña.

(CLARECE LISPECTOR [1920-1977], considerada una de las más importantes escritoras brasileñas del siglo XX)

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El fútbol es realmente el fenómeno más universal, mucho más que la democracia o la economía de mercado, de las que se ha dicho que ya no tienen fronteras, pero que no consiguen rivalizar con su extensión.

(PASCAL BONIFACE, pensador francés, doctorado en Derecho Internacional Público)

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Siempre me ha parecido más viril el desafío entre cuchilleros. Sigo sintiendo que a pesar de que matar formaba parte de esta práctica, había una cierta nobleza que no he podido encontrar en un hombre que patea una pelota.

(JORGE LUIS BORGES [1899-1986], célebre escritor argentino)

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Quien no conoce las tristezas deportivas no conoce nada de la tristeza.

(JULIO RAMÓN RIBEYRO [1929-1994], escritor peruano)

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Además de su propio principio, el del rebote y el de la independencia, el equipo da a la pelota el motor de once malicias y once imaginaciones.

(JEAN GIRAUDOUX, [1882-1944], novelista, ensayista, escritor y diplomático francés)

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La selección colombiana de 1990 y 1994 jugó como si tuviera permiso para perder. Corrían con un sentido total de apropiación del juego. Nadie les ganaba nunca porque ellos mismos administraban sus caídas. (...) Maestros del extravío, pusieron en escena las virtudes que sólo son posibles sin rebajarse a tener éxito. (...) ¿Hay hazaña más propia de América Latina que la de estos bucaneros que practicaron la dignidad rebelde del alarde sin premio?.

(JUAN VILLORO, escritor mexicano, en su obra "Dios es redondo" -Anagrama-)

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El Barcelona de Guardiola cumple con todos los sueños del fútbol.

(JUAN VILLORO, escritor mexicano)

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Una de las lecciones que el fútbol nos da para el mundo es que como requisitos para tener éxito, además del mérito, hace falta solidaridad, tener suerte, recurrir a la trampa y contar con una justicia favorable.

(CHRISTIAN BROMBERGER, antropólogo francés)

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El primer instante de lucidez en que caí en la cuenta de que estaba convertido en un hincha intempestivo, fue cuando advertí de que durante toda mi vida había tenido algo de lo que muchas veces me había ufanado y que ayer me estorbaba: el sentido del ridículo.
Lo único que deseo, ahora, es convertir a alguien.


(GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ, escritor colombiano, tras ver un partido entre Junior y Millonarios)

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¿Qué le llevó a escribir un cuento sobre el fatídico penalti de Djukic en Riazor frente al Valencia?

El fútbol es un drama. En abstracto puede resultar absurdo. Son veintidós señores en pantalón corto detrás de un trozo de cuero cosido. No deja de ser la prehistoria de la humanidad. Sin embargo, cuando adquiere determinados componentes puede ser una tragedia. Cuando me pidieron un cuento, me vino a la cabeza esta historia. Parece un guión de una película de John Huston. El protagonista, en el último segundo del último partido de la liga tiene que tirar un penalti del que depende, no sólo ganar el partido, sino el primer campeonato de un equipo gallego en la historia. De la patada de un chico yugoslavo que hacía unos meses no sabía ni donde estaba Coruña, dependía el destino futbolístico de Galicia y de Breogán y lo falló. Aquella cara, tras el fallo del penalti, se me quedó grabada.

(JULIO LLAMAZARES, escritor español, autor del cuento que aparece arriba de este post)

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Poder jugar al fútbol es una bendición, pero ser futbolista es un don de Dios.

(JOHN IRVING, novelista estadounidense)

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El problema sobreviene cuando la gente se emociona más ante los colores de su equipo de fútbol que ante el sufrimiento ajeno.

(MANUEL CRUZ, filósofo español, catedrático de Filosofía Contemporánea en la Universidad de Barcelona)

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Yo dejé de creer en Dios en el día que ví perder a Brasil la Copa del Mundo en el Maracaná. Doscientas mil personas vieron cuando Ghiggia hizo el segundo gol para Uruguay. Fue una jugada muy clara, sin ningún tipo de confusión que pudiese dar lugar a dudas: sólo Ghiggia, Bigode, Juvenal y Barbosa. Pues bien, después del partido, no encontré una sola persona que describiese aquel juego de la misma manera. Entonces, ¿cómo acreditar la versión de media docena de apóstoles, los pocos que vieron a Cristo resucitado, a través de la penumbra, en una zona apartada y oscura?

(CARLOS HEITOR CONY, escritor y periodista brasileño)

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También al fútbol lo atacó el bacilo de la eficacia y hay quien se atreve a preguntar para qué sirve jugar bien. Resulta tentador contar que un día osaron preguntarle a Borges para qué sirve la poesía y contestó con más preguntas: ¿Para qué sirve un amanecer? ¿Para qué sirven las caricias? ¿Para qué sirve el olor del café? Cada pregunta sonaba como una sentencia: sirve para el placer, para la emoción, para vivir.

(JORGE VALDANO, ex jugador, entrenador y escritor argentino)

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El futbolista que sabe que puede, que se siente potente, no necesita todo el tiempo estar mirando hacia el banco de suplentes [pendiente de las indicaciones del entrenador]; estoy de acuerdo con que hay una dependencia, pero existe porque han disminuido fuertemente las calidades individuales.

(ADRIÁN PAENZA, Licenciado y Doctor en Ciencias Matemáticas y periodista deportivo argentino)

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El comentario burlón y borgeano de describir al fútbol como el absurdo espectáculo de veintidós pelotudos corriendo detrás de una pelotita mientras otros miles o millones (de pelotudos) los miran es compartible en casi todos sus términos. Una vez más el maestro del tanteo tiene razón. Cabe aclarar -eso sí- que cualquier otra actividad humana produce, si se la observa y describe con objetividad, la misma sensación de extrañeza y sin sentido.

(JUAN SASTURAIN, escritor argentino, en su libro “Wing de metegol”)

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No hay persona alguna que deba pensar tanto, en tan poco tiempo y a tanta velocidad, como un futbolista cuando enfrenta al arquero y éste lo mira a los ojos.

(OSVALDO SORIANO [1943-1997], recordado escritor argentino)

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Los que se quejan de como pica la pelota, es porque no le saben pegar.

(JOSÉ INGENIEROS [1877-1925], médico, sociólogo y escritor argentino)

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