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Es cierto que se han comparado los estadios con santuarios y que existe mucha afinidad entre la pasión por el fútbol y la religión. Hay, en efecto, un espacio consagrado (el césped), oficiantes (los jugadores), feligreses con un gestualidad codificada similar a la liturgia y toda una serie de actitudes mágico-religiosas. Creo, no obstante, que se diferencia de una religión por el hecho de que el fútbol no aporta ningún mensaje sobre la salvación.

(CHISTIAN BROMBERGER, antropólogo francés)

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Señor, aleja de nosotros ese juego que es necesario ser ciego para no ver que se opone a la virtud divina, al espíritu del bien.
El fútbol, Señor, no es un juego, sino un medio para batirse, es una práctica sangrienta y brutal.


(Oración de la Iglesia Anglicana acerca del fútbol, citada por Julián García Candau)

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En el libro escrito por Daniel Roncoli, "Canilleras en el alma", se relata un hecho singular, con argentinos en un país árabe: "Gabriel Humberto Calderón (en la imagen) tenía una consigna compleja -dice Roncoli-. Nada parecía ser abismal para un hombre que cruzó de vereda para jugar de Racing a Independiente sin que le pusieran precio a sus piernas, pero este desafío planteaba complejidades. Había asumido como técnico de la Selección de Arabia Saudita y a la dificultad que le provocaba para el trabajo la religión -la conflictiva posibilidad de organizar turnos de entrenamiento por las horas de rezo- se sumaba el desconocimiento del medio y del idioma. Con su ayudante e intérprete, Eduardo Anzarda, comenzaron a ver partido por partido del certamen local para escoger a los integrantes para la primera convocatoria.
En uno de esos encuentros, en que 'Caldera' y el 'Chavo' se complementaban para en un listado ir volcando datos, Anzarda descubrió que uno de los equipos tenía diez hombres. Le pareció extraño, creyó estar equivocado. El juego se puso en marcha y repitió la cuenta. Otra vez le daba diez. Le comentó el episodio al técnico principal y a éste, el conteo siguió arrojándole diez hombres.
Lo que más curiosidad les despertaba es que en el banco del equipo disminuido se encontraba la nómina habitual de suplentes. Volvieron a contar a cuatro ojos y a cuatro manos y les seguía faltando uno. Ya enloquecidos por el disparatado ejercicio contable, apelaron al traductor que no parecía muy entusiasmado con el deporte. ¿Estarían observando visiones?, ¿Todo se trataría de un espejismo? El árabe saudí les indicó que tras la zona de bancos había un sillón de peluquero, donde podía percibirse a un hombre rasurando a otro.
Aquí no se puede jugar con pelo largo, la figura de este equipo pretendió entrar al campo con el cabello un poquito más extenso de lo estipulado y las autoridades lo mandaron a pelarse.
Es una situación que está contemplada, siempre hay peluquero y elementos por si esto sucede. Hasta que no estuvo acondicionado el look del desobediente de acuerdo a lo permitido, uno de los clubes se desempeñó con uno menos.
Podían haber incluido a un reemplazo, pero por tratarse de una de las estrellas del conjunto, lo esperaron".

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Fue tanta la expectativa que produjo la final de la Copa de Campeones de Europa de 1996, que la emisora religiosa Radio Vaticano decidió transmitir, por primera vez en su historia, ese cotejo que protagonizaron la Juventus, de Turín, y el Ajax de Ámsterdam, Holanda.
Radio Vaticano, dirigida por la orden de los jesuítas, sólo irradiaba informaciones y comentarios acerca de las actividades del Papa y de la Santa Sede a diferentes partes del mundo y en diversos idiomas.
Claro que para esa final, disputada el 22 de Mayo de 1996, Radio Vaticano designó a dos enviados especiales quienes, en cuidadoso léxico y sin demasiado gritos, dieron a los feligreses de la religión católica, el desarrollo del cotejo y los goles del triunfo del conjunto italiano, en definición por penales.
Además, se transmitió el partido con el máximo de objetividad y sin demostrar demasiada alegría por el éxito del conjunto turinés. Fue una emisión sin avisos comerciales y, para los entendidos, de una calidad radial fuera de lo común.

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Cuando Estudiantes de La Plata consiguió su primer título, el de Campeón Metropolitano de 1967, uno de los más alegres en el vestuario era un sacerdote, el Padre Tiscornia. Era una especie de asesor espiritual del plantel pero, en realidad, se trataba de un hincha fanático encubierto.
En medio del júbilo lo interrumpió la televisión. “¿Rezó mucho para que ganara Estudiantes, Padre?”, le preguntó el cronista. "Muchísimo, siempre rezo para que le vaya bien a los muchachos". "¿Y le parece justo mezclar el fútbol con la religión?", le repreguntó ahora con un tomo más duro. "Por supuesto hijo, absolutamente, -remarcó con énfasis el sacerdote- ya lo dice el refrán: A Dios rogando y con el mazo dando".

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El fútbol es una religión sin Dios.

(VÍCTOR HUGO MORALES, relator y periodista uruguayo)

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Dios creó el fútbol un domingo y luego se lo dio al Milan y dijo, ve por el mundo y enséñalo.

(Bufanda del AC Milán, que se exhibe entre 140 objetos en el Museo Catedralicio de Viena y que demuestra la estrecha relación entre fútbol y religión)

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Definitivamente quiero que Brooklyn, mi hijo, sea cristianizado. Pero no se todavía a que religión.

(DAVID BECKHAM, futbolista inglés y padre desorientado)

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El fútbol ha sido objeto de desprecio por parte de los intelectuales desde siempre. Yo escribí "El fútbol a sol y sombra" para ayudar a la conversión de los paganos, a los que desprecian la pelota y a los que desconfían de los libros. Afortunadamente, desde hace ya algún tiempo somos unos cuantos los que andamos en eso. A la larga, esperamos, los intelectuales y los hinchas terminarán por aceptar que el fútbol es una expresión de identidad cultural, en casi todo el mundo y sobre todo en estos países nuestros, donde el fútbol es la única religión que no tiene ateos. Dime cómo juegas y te diré quién eres.

(EDUARDO GALEANO, escritor uruguayo)

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