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"Finalmente demostraría a unos cuantos críticos lo que ya no tengo que demostrarme a mí mismo: que soy un muy buen entrenador que simplemente tuvo unos días desastrosos, hace tiempo, en Argentina".

ALLY MACLEOD, entrenador de Escocia en el Mundial de Argentina 1978, en su autobiografía "The Ally MacLeod Story".

NOTA: El entrenador escocés había inflado de manera imprudente las expectativas del equipo escocés en dicha competencia, a punto tal que el servicio postal británico, el Royal Mail, llegó a diseñar unos sellos conmemorativos a la segura victoria de Escocia en el Mundial de 1978.


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Una historia de fútbol y Navidad


La Primera Guerra Mundial había empezado en Junio de 1914 y enfrentó a los imperios alemán y austro-húngaro, más el otomano, con el resto de los países europeos. Ese mismo año, en el frente occidental de la guerra, se había demarcado una franja de territorio (línea según el mapa) por unos cuantos kilómetros en Francia y Bélgica, hacia cuyos lados estaban los dos bandos (alemán por uno, británico-francés por otro). 

Se le dio en llamar “La Tierra de Nadie”, y no tenía más de cincuenta metros de ancho. En esa misma franja de territorio se desarrolló por tres años la Guerra de Trincheras, una serie de ataques de uno y otro bando, hasta que Estados Unidos entró en guerra (1917) para torcer el conflicto en favor de los aliados. 

Lo cierto es que para Diciembre de 1914 habían aparecido algunos movimientos pacificadores, promovidos por un grupo de mujeres británicas y también por el Papa Benedicto XV. Mientras tanto para fines de mes, en la región de Ypres (Bélgica), del lado de la trinchera alemana, los altos mandos de este ejército habían mandado distintos adornos con los que adornar los arbolitos de Navidad y también distintas provisiones (a modo de regalo y de motivación) para los hombres de la guerra, como chocolates y cigarrillos. 

Los soldados alemanes pretendían, en su fuero íntimo, pasar aunque sea una Navidad en paz en medio del horror de la guerra, igual que los ingleses y franceses. ¿Pero cómo expresar este deseo sin que se enterasen los generales? En la gélida madrugada del 25 comenzaron a decorar los arbolitos (más luces que “arbolitos” dadas las condiciones), en señal amistosa, ante la sorpresa inicial de los soldados enemigos. Ya por la mañana del 25 empezaron a cantar distintos villancicos como "Noche de paz, Noche de Amor". 

Los soldados ingleses y franceses, apostados en sus trincheras, al ver lo que ocurría del otro lado, soltaron banderas blancas en tren de paz y comenzaron a caminar lentamente hacia la Tierra de Nadie. Y así ambos bandos fueron caminando en direcciones opuestas y se fueron encontrando cara a cara. Las armas habían quedado a un lado, aunque sabían -muy a su pesar- que esos mismos que ayer eran enemigos, en pocos días volverían a serlo. 

El encuentro en aquella Navidad nevada fue de abrazos y reencuentros, y de cantar juntos las canciones navideñas. También se intercambiaron regalos (cigarrillos, chocolates y alcohol; gorros y botones) y enterraron a los caídos que no habían recibido sepultura, en un emotivo homenaje. Y jugaron un partido de fútbol también, o varios según las crónicas. Lo cierto es que en medio de aquel frío no se sabía bien los límites de la “cancha”, usaron los buzos (pese al frío) como palos y ni que hablar que no había jueces. Podía jugar cualquiera, no importaba su origen, y cuando un hombre caía al suelo -resbaladizo- venía otro a levantarlo. El “partido” terminó cuando apareció un soldado para testimoniar el hecho, y según dicen terminó con victoria alemana por tres a dos. 

El soldado que dio cuenta de este suceso fue el alemán Johannes Niemann, y así lo inmortalizó en una de sus epístolas: “Un soldado escocés apareció cargando un balón de fútbol; y en unos cuantos minutos, ya teníamos juego. Los escoceses hicieron su portería con unos sombreros raros, mientras nosotros hicimos lo mismo. No era nada sencillo jugar en un terreno congelado, pero eso no nos desmotivó. Mantuvimos con rigor las reglas del juego, a pesar de que el partido sólo duró una hora y no teníamos árbitro. Muchos pases fueron largos y el balón constantemente se iba lejos. Sin embargo, estos futbolistas amateurs a pesar de estar cansados, jugaban con mucho entusiasmo. Nosotros, los alemanes, descubrimos con sorpresa cómo los escoceses jugaban con sus faldas, y sin tener nada debajo de ellas. Incluso les hacíamos una broma cada vez que una ventisca soplaba por el campo y revelaba sus partes ocultas a sus ‘enemigos de ayer’. Sin embargo, una hora después, cuando nuestro Oficial en Jefe se enteró de lo que estaba pasando, éste mandó a suspender el partido. Un poco después regresamos a nuestras trincheras y la fraternización terminó. El partido acabó con un marcador de tres goles a favor nuestro y dos en contra. Fritz marcó dos, y Tommy uno”

Esta tregua navideña, que en algunas partes del frente duró hasta fin de año y en la que se vieron envueltos hasta cien mil hombres, se dio en llamar la "Tregua de Navidad". Luego hubo algún otro atisbo de tregua durante los tres años posteriores en que duró el conflicto, pero ninguna tan importantes como esta. Los altos mandos de ambos ejércitos -entre ellos Adolf Hitler- montaron en cólera cuando se enteraron del hecho, y juraron vengar a los principales promotores de la tregua, además de asegurarse en los años venideros generar un conflicto en estas mismas fechas, aunque fuese “inventado” por ellos mismos. También intentaron borrar cualquier prueba de los acontecimientos, quemando cartas y coartando a la prensa; sin embargo, para principios de 1915 ya los diarios británicos daban cuenta de algunas cartas y fotografías que algunos soldados habían mandado a sus familias contando los hechos tal cual fueron. 

Hoy en día, en Ypres, hay una cruz que recuerda aquella efímera pero sentida paz navideña. Para la humanidad siempre ha sido uno de los episodios más esperanzadores en medio del odio y un acto de fe en el ser humano a pesar de estar en las peores circunstancias. Igual que para Paul McCartney, que les tributó un video a aquellos valientes soldados.

(artículo de Ionatan Was, tomado del portal digital "Urugol")

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Si el sexo arruinara el estado físico de los futbolistas, todos los futbolistas casados deberían abandonar este trabajo.

(CHARLIE NICHOLAS, ex internacional escocés y jugador del Arsenal inglés de mediados de los '80)

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Cuando marqué mi gol ante Escocia me vi en el paraíso, y nunca hubiese pensado que era tan bonito.

(JUAN CAYASSO, ex internacional por Costa Rica, autor del gol de la victoria 'tica' [1-0] ante el conjunto británico en el Mundial de Italia 90)

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Hay una anécdota que posiblemente muchos no conozcan del ex jugador barcelonista “Tarzán” Migueli.
Jugando en Escocia un partido para la selección española (a mediados de la década del ‘70) en una jugada un jugador escocés le arrancó una medalla de la Virgen de África (patrona de Ceuta).
Cuando llegó al vestuario se dio cuenta, pero no la encontraron y Migueli la dio por perdida con la consiguiente desazón de perder un recuerdo que le había regalado un familiar y que, evidentemente, era algo muy preciado por él.
Pocos meses después, en un enfrentamiento entre el Real Madrid y el Barça, Pirri se le acerca y le dice: “supongo que esto es tuyo...”
Era la Medalla de la Virgen de África y con las iniciales MBB (Miguel Bernardo Bianquetti “Migueli”).
Por lo visto, al día siguiente los encargados del mantenimiento del campo de juego comenzaron a arreglar el césped y encontraron esta medalla, que inmediatamente la pusieron en manos del capitán de Escocia. Este buscó entre sus compañeros de selección al dueño y, al no encontrarlo, se la guardó.
En esa misma temporada el Madrid jugaba contra uno de los equipos de Glasgow y el capitán (que, coincidentemente, era el de la selección escocesa) se le acercó al del Madrid y le preguntó, si la misma era de algún jugador español... La miró y al ver las iniciales cayó enseguida en cuenta que era la de Migueli...
A pesar de la rivalidad en el campo, privó el sentido común entre compañeros de profesión y Migueli aún la conserva entre sus tesoros más preciados.

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Toda esta basura acerca de que Gerrard y Lampard no son capaces de jugar juntos... puede ser verdad...

(DANNY Mc GRAIN, ex internacional escocés, 2006)

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Ver fútbol es como ver sexo: está bien, pero es mejor practicarlo.

(ALEX JAMES, futbolista escocés de la década del '20)

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Esta es una selección escocesa poco habitual... porque tiene buenos jugadores.

(JAVIER CLEMENTE, actual entrenador del Real Murcia, haciendo amigos cuando dirigía a la selección española)

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Un cuarto de hora antes del inicio de un partido del Liverpool en Anfield, no había ni rastro en el vestuario de su peculiar, carismático y genial entrenador, Bill Shankly, y los jugadores comenzaban a mirarse extrañados y algo inquietos. De repente el técnico escocés irrumpió en él con la camisa rota, la corbata mal anudada, la chaqueta del traje colgando, su pelo enmarañado… Los jugadores, alarmados, le preguntaron:

- Qué le ha pasado, jefe?

- Nada, he estado en ‘The Kop’ con los chicos un rato.

A Shankly, que era un mito viviente en Liverpool, no se le había ocurrido otra cosa que ir a la grada más popular y populista de Anfield Road y dejarse abrazar, zarandear y agasajar por sus 28.000 aficionados. “Y le encantaba!”, recuerdan sus jugadores.

(anécdota contada por Peter Thompson, ex delantero del Liverpool en los años 60 y 70)

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El único equipo que una vez estuvo a la altura de las esperanzas de los hinchas escoceses fue el Real Madrid, que ganó 7 a 3 al Eintracht Frankfurt en Hampden Park en la final de la Copa de Europa de 1960.

(ANDY ROXBURGH, ex seleccionador escocés)

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LOS MUCHACHOS VALIENTES - Celtic (Escocia)


Hablar del Celtic de Glasgow es hablar de uno de los símbolos del fútbol escocés, un club con una historia repleta de éxitos deportivos y humanos.
En el año 1887, procedente de la vecina Irlanda, llega a Glasgow un hermano marista, el padre Walfrid. Con él, incluso años antes, habían llegado miles de emigrantes irlandeses que buscaban en Escocia la tierra prometida. Pero la realidad en Glasgow era bien diferente. Junto a la gente rica, feliz... algunos apenas tenían para vivir. El trabajo en la mina, generalmente reservado a los emigrantes irlandeses, era cruel.
El padre Walfrid no podía dejar abandonados a sus compatriotas. Necesitaba encontrar la manera de conseguir dinero para procurar alimentos a las personas más necesitadas. Y el cielo le inspiró. El fútbol acababa de entrar en las costumbres del pueblo británico. ¡Fundaría un club de fútbol! Y el dinero lo repartiría entre la gente menesterosa.
Otro monje, el padre Dorotheus, le ayudó. En 1888 nació el Celtic de Glasgow. Un club con tradición irlandesa y fundado por católicos. Eligió como color del equipo el verde. Y como escudo el trébol, eso sí, para evitar supersticiones, de cuatro hojas. Era la manera de tener siempre en la memoria su origen y el de sus padres: Irlanda.
La elección de los símbolos fue acertada. El trébol de cuatro hojas pronto trajo la suerte al equipo. Dos años después de su fundación ya cosecharía su primer éxito deportivo. Un maravilloso inicio. Ganó la Copa de Escocia de 1890.
El club empezaba a cumplir con creces los objetivos planteados. No sólo triunfaba deportivamente, sino que al mismo tiempo, desarrollaba una importante labor social. Los beneficios eran repartidos entre los más necesitados y, sobre todo, los trabajadores encontraron una sana distracción. Pero el fútbol, como la propia vida, evolucionó. Los dirigentes dejaron de ser los padres católicos que lo fundaron. Cuando el profesionalismo irrumpió en el deporte el Celtic se agarró a él y se constituyó en compañía.
Sin embargo, sus objetivos primitivos no cambiaron. Cada año, de las cuentas del club, una cantidad importante de dinero era destinada a las sociedades de beneficencia. Y no tienen por qué ser escoceses. Grandes obras, como la lucha contra el cáncer, reciben donaciones del Celtic. Un club que no olvida sus orígenes.

Nace la rivalidad

¿Qué sería el fútbol escocés sin la rivalidad entre el Celtic y el Rangers? Dos equipos de una misma ciudad, Glasgow, pero muy diferentes. Incluso en sus orígenes. Mientras que el Rangers fue fundado en 1873 por un grupo de jóvenes protestantes, el Celtic lo fundó un padre católico irlandés.
Dos clubes indisociables en la historia del fútbol escocés. Una rivalidad que desde hace mucho tiempo fue bautizada con el nombre de “Old firm”, por referencia al origen mismo de Glasgow, una ciudad marcada por la doble cultura gaélica y anglosajana. Este nombre, Old firm, significa “vieja empresa”, y se debió a que durante unos años, ambos equipos se aprovecharon de la rivalidad entre ambos para sacarle rentabilidad pues a comienzos de siglo los dirigentes de ambos clubes forzaban la celebración de un tercer partido (desempate) en la temporada para volver a obtener beneficios por la recaudación, ya que estos partidos son los más esperados por los hinchas escoceses.
El primer Celtic-Rangers se disputó meses después de la creación del club verdiblanco. El partido se disputó en el Celtic Park el 28 de Mayo de 1888. Acababa de nacer una de las más fieras rivalidades de la historia del deporte en Escocia. Neil McCalum conseguiría el primer gol de la historia del Celtic. Y los verdiblancos consiguieron su primera victoria contra sus más directos rivales (5-2). Y en el encuentro de revancha, los herederos del padre Walfrid, volvieron a imponerse con comodidad (6-2).

Llegan los éxitos

En el año de 1892 el Celtic gana la Copa de Escocia y al año siguiente gana su primera Liga, durante esas épocas, dominó el campeonato nacional. No obstante, su dominio es interrumpido en el año de 1930 por el Rangers.
El Celtic, pese a contar con grandes jugadores, entre 1945 y 1965, sólo logró adjudicarse un título de Campeón y en 1963 su tradicional rival le arrebataría la Copa de Escocia.
Su momento más importante llegó en el año de 1967 cuando gana la Copa de Europa tras vencer al Inter de Milan 2 a 1. La final se disputó en el Estadio Nacional de Portugal, convirtiéndose en el primer equipo escocés en ganar dicho título. Aquella escuadra estaba liderada por el capitán Billy McNeill y por el entrenador Jock Stein. Todos los jugadores eran originarios de Glasgow y nacieron en un radio de 30 millas alrededor del estadio. Aquel año fue el más exitoso del Celtic proclamándose campeón de Liga, Copa, Copa de la Liga, Copa de Glasgow y Copa de Europa.
Les quedaba un paso más para quedar definitivamente inmortalizados en la historia del fútbol mundial. El titulo europeo les significó el pasaje para disputar la Copa Intercontinental ante el campeón sudamericano. El rival era el Racing Club de Avellaneda, el equipo sensación de Argentina. En los papeles el Celtic era amplio favorito y muchos daban por hecho la obtención del titulo de mayor importancia mundial a nivel clubes. Pero los escoceses no pudieron conquistar la Copa Intercontinental. Luego de vencer por la mínima diferencia en Escocia, el Celtic caería derrotado por dos a uno en Argentina, ante un colmado estadio. El tercer y definitivo partido se jugaría en Montevideo, Uruguay, en el Estadio Centenario. El encuentro quedaría inmortalizado por el gran gol convertido por el “Chango” Cárdenas. Racing daba el golpe, vencía por uno a cero y se adjudicaba la Intercontiental.
En 1970 el Celtic llegó por segunda vez a la final de la Copa de Europa pero perdió 2-1 ante el Feyenoord. La mayoría de los campeones de 1967 estaban aún en el equipo, muy veteranos todos ellos. Esa es una de las razones que achacan los seguidores a la derrota. Aquella final pasó a la historia por ser el partido de una Copa europea con mayor número de espectadores.
El Celtic vuelve a la final de un torneo internacional en el año 2003 cuando disputa la final de la Copa UEFA, sin embargo pierde la final ante el Oporto de José Mourinho por 3-2 en la prórroga. No obstante, la final fue importante ya que el equipo obtuvo el premio al juego limpio de la FIFA y la UEFA por el comportamiento de los hinchas escoceses (se desplazaron más de 80.000 seguidores.
El Celtic ha conquistado 5 de las 7 últimas ligas, consiguiendo Liga y Copa en 2007 y avanzó a los Octavos de final de la Copa UEFA.
El apodo oficial del club es “Bhoys”. Según la agencia de prensa del Celtic, cuando el club nació, se les llamaba a los jugadores “The Bould Boys” (Los muchachos valientes) por la garra y tesón que demostraban por aquellos años. En una postal de principios del siglo XX se lee "The Bould Bhoys" (la ‘h’ suplementaria refleja el acento irlandés).
Los simpatizantes del Celtic reciben el apodo “Hoops”. Se debe a la forma de las camisetas, con rayas horizontales. Hoops traducido al castellano significa “Aros”. Este apodo data de 1903.
El Celtic juega sus partidos de local en Celtic Park, al que comúnmente se le llama “Parchead”, por el distrito donde está situado, y cuenta con una capacidad para 60.832 espectadores.

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Lo que más recuerdo de él, aparte de su talento, fue su coraje. Le pude ver derribado por las patadas de sus rivales, pero cada vez que caía se levantaba y decía: "Dadme la pelota". Eso quedará en mi mente para siempre
(Sir ALEX FERGUSON, técnico escocés, emblema viviente del Manchester United, refiriéndose a George Best)

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Alguien lo comparó con Billy McNeill pero yo no recuerdo que Billy fuese una mierda (TOMMY DOCHERTY, legendario entrenador británico, opinando sobre el fracaso del italiano Lorenzo Amoruso en el Rangers escocés)

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Si un marciano preguntase qué es el fútbol, un video del partido Brasil-Francia del Mundial de México 86 lo convencería de que se trata de una elevada expresión artística.

(ALASTAIR REID, poeta escocés)

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Alex Ferguson es el mejor técnico que he tenido a este nivel. Bueno, realmente es el único entrenador que he tenido a este nivel (DAVID BECKHAM, refiriéndose al mítico entrenador escocés)

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Podremos tener la mejor hinchada del mundo, pero jamás he visto a un hincha marcar un gol.

(JOCK STEIN, entrenador escocés)

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