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¿Cómo fue su llegada al Nantes?

Jugaba en Boca Juniors y le convertí cuatro goles al Málaga durante un partido amistoso. Cuando regresó a la Argentina, le dije al Presidente: "Ahora véndame”. Durante esa gira por España me di cuenta del mundo que para mí y para mi familia podría descubrir a través del fútbol.

En Nantes, los jugadores argentinos ya estaban de moda en ese momento...

Buscaban un ‘9’ y Ángel Marcos, les dijo acerca de la cantidad de goles que hice en Boca. También tengo una historia. Habían pedido referencias mías a Hugo Bargas, quien también fue mi compañero en Nantes, acerca qué tipo de jugador y la persona era yo. Él les dijo que yo era un goleador de primera clase, pero fuera del campo, no sé por qué, nunca le había dicho "hola" a nadie. Yo era un tipo que saludaba a la gente en realidad.

¿Por qué?

Yo era muy introvertido y no me gustaba escuchar a la gente. Yo estaba tratando de marcar goles y hablar en el campo, no más. Yo nunca hablaba mucho, pero las personas que me conocen dicen que hoy hablo en nombre de todo lo que yo no hablé cuando era joven.

Después de sólo seis meses en Nantes, donde también se las arregló para terminar como máximo goleador, se va a Metz...

Yo no fui a Metz, pero acepté su oferta, porque éramos seis extranjeros para los tres lugares en Nantes. Fue una lucha constante entre nosotros. Mis amigos pensaban que estaba cometiendo un error al ir al Oriente, donde hacía tanto frío, en un club de mitad de tabla, pero gracias a Dios estuve allí y fue el equipo más prolífico de la liga. Incluso ha fracasado en ganar la Copa de Francia.

Se le llamaba el "artillero de Metz"...

Sí, hemos formado un gran dúo con Michael Braun y es allí cuando se cantaba “¡Hugo! Hugo! Hugo!”

(HUGO CURIONI, formidable goleador argentino de la década del '70, en una entrevista publicada en la página del periodista francés Nicolas Deltort, 19/09/09)

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-Al fútbol se lo tiene como el deporte en el que se insulta y se pegan patadas. ¿Es así?

-El fútbol educa, pero en su marco a veces faltan valores. Los ingleses dicen que "el fútbol es un deporte de caballeros jugado por hooligans, y el rugby es un deporte de hooligans jugado por caballeros". El mayor gesto de grandeza lo ha tenido hace poco un deportista norteamericano, Andy Roddick, cuando reconoció un error en un fallo que lo favorecía, y sin embargo hizo dar marcha atrás en la decisión y perdió un Grand Slam. Hay que saber, en el deporte profesional, cuál es el límite para llegar al fin. No todo está permitido. En el fútbol todos estamos involucrados en eso. No es que "fulano de tal lo hace y yo, no".

-Ese gesto de Roddick es casi una excepción...

-Está el caso de Sergio Vigil en las Leonas, cuando admitió como válido un gol rival anulado...

-¿El jugador argentino no sabe perder?

-En el tenis los jugadores están separados y hay intercambios verbales. En el fútbol, que tiene tanto contacto, se fue mejorando mucho en cuanto a cantidad de jugadores expulsados. El argentino está jugando en todo el mundo y aprendió mucho.

¿Qué diferencia notás entre el chico que educabas hace 20 años y el que educás hoy?

-La idea de juego y la esencia del aprendizaje son las mismas. Además, los padres traen al hijo no sólo para jugar al fútbol. Me dicen "te lo traigo porque es tímido, o porque es hiperquinético, o porque quiero que haga ejercicio..." Es tan importante el primer objetivo, el fútbol, como tratar de incluir y hacer crecer al chico.

(CLAUDIO MARANGONI, ex futbolista argentino, director de una escuela modelo de fútbol y deportes que lleva su nombre en Parque Las Heras, en entrevista con el diario “La Nación” del 15 de Septiembre de 2005)

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¿Qué es la mística?

Está dada en la educación y en el fruto de todo un proceso revolucionario que cambió el fútbol argentino, que cambió las clases de equipos chicos a grandes y que demostró en la última década que hay una transfusión sanguínea exclusiva, prioritaria en Estudiantes sobre otros clubes.

¿Lo de transfusión lo hablás por la Bruja?

Verón es un devoto de Bilardo. Y en Verón resucita el cuadro de Zubeldía, de su padre, de Madero... Verón se ha convertido en un "nuevo líder religioso". Verón es un líder joven en un país que se quedó sin liderazgo en todo sentido.

¿Delegás tus esperanzas en ese líder?

Estudiantes en la Copa Libertadores rindió como equipo. La imagen es el comportamiento grupal en el partido de Belo Horizonte. Me gusta que sea en un mundo de fantasía, medio marciano, ideal para un cuento de hadas.

¿Hay similitud entre este Estudiantes y el del 68?

-Son distintos. La del 68 era una situación casi bélica, porque se vivía el inicio de algo que terminó siendo una guerra, y ahora el show le gana a la guerra. Esperemos que el show le dé la razón a la historia.

(OSVALDO PRÍNCIPI, periodista deportivo argentino, desnudando su pasión ‘pincharrata’ en el Diario “Olé” del Miércoles 16 de Diciembre de 2009)

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¿Alguna vez te planteaste dedicarte a otra cosa que no fuera jugar al fútbol?

No, yo quería jugar al fútbol. Nunca quise dejarlo. Y creo que si hubiera pensado en hacer otra cosa, mi padre no lo hubiera permitido porque él quería ver a su hijo jugar al fútbol. Igual yo siempre dije que sí. Digamos que fue una elección libre pero obligada.

En Argentina sos de Boca...

¿Sabes por qué me gusta más Boca? Porque es el club más popular. No tengo nada contra otros equipos, pero yo le pregunté a mi amigo David Trezeguet cuál es en Buenos Aires el club del pueblo.

¿Y si te mentía? Porque no es de Boca...

Es verdad, pero Boca es más de la gente. Por supuesto también me gusta por culpa de Maradona. Y por la camiseta. No puedo describirlo, pero la camiseta me llama. Los sentimientos son así, inexplicables.

(THIERRY HENRY, futbolista francés, en la revista argentina "Viva" del domingo 27/07/08)

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Fue campeón de Europa cuando llevaba cuatro partidos jugados con la selección y puso fin a su carrera internacional a los cuarenta años después de ganar una Copa Mundial.

El principio y el fin de mi aventura con selección fueron extraordinarios. Del Campeonato Europeo al principio, en 1968, hasta la Copa Mundial de la FIFA de 1982... no se puede pedir más.

Cuéntenos la anécdota del regreso a Roma en el avión de Pertini

Aquel Mundial de España se vivió en mi país con un fervor extraordinario. Regresamos a Italia en el avión del Presidente Pertini, que se había entusiasmado mucho en el estadio. Nos pidió que jugáramos una partida de escoba. El Presidente, Bearzot, Causio y yo. Nos pasamos la hora y media de viaje jugando. Pertini era un hombre capaz de hacer que te sintieras muy cómodo en su compañía, parecía uno más del grupo, era extraordinario. Aterrizamos en Roma y se desató la locura hasta el Quirinale. Pertini dice que tenemos que comer algo y va y salta: "Mi sitio es éste. Quiero a Bearzot a un lado, Zoff al otro y a todos los jugadores. Si hay sitio para los Ministros y para los Diputados, vale. Si no, que se vayan a un restaurante". Sabía expresarse, Pertini.

¿Cree que esa pasión de la gente por las calles, tan sólo por un partido de fútbol, es justificada?

Somos un pueblo que, socialmente, siempre ha vivido con pasión el fútbol. Es un deporte muy popular. Ha prendido en todas las clases sociales. Por eso, se celebran así las victorias y el triunfo en un Mundial, especialmente en un Mundial en el que se ha cumplido, se ha llegado hasta el final con corrección, porque eso es lo que caracteriza a Bearzot: la corrección, la responsabilidad. Cumplir con nuestro cometido y, encima, ganar, enarbolar bien alta la bandera italiana, es un placer y es justo que la gente lo celebre por todo lo alto.

(DINO ZOFF, recordando en la página oficial de la FIFA la conquista del Mundial de 1982 por parte de la selección 'azzurra')

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¿La cancha más jodida en la que jugaste?

La de Victoriano Arenas. Ahí fui con Defensores, en la C. Caímos para jugar un partido clave, en el 81. Ellos tenían que ganar porque sino descendían. Yo era conocido, ya estaba en el Juvenil. Llegamos temprano y se me dio por tomar sol a un costado. En un momento se me nublo, abrí los ojos y eran dos monos: “Mirá que Victoriano tiene que ganar ¿eh?" Ganaron porque fueron mejores pero si no hubiera tenido que meterla yo de cabeza…

¿Lloraste muchas veces por el fútbol?

Dos. Después del 0-5 con Colombia y luego de debutar en el Mundial 90, aunque esa vez fue una mezcla de sentimientos: alegría por lo mío e impotencia por la fractura de Pumpido.

Tuviste una época en que las mujeres se te tiraban encima. ¿Hubo algún acoso desmedido que se pueda contar?

Un día salí con mi señora del programa de Susana Giménez y nos empezó a seguir un auto. En un momento paramos y se bajaron dos chicas. Les firmé, sacamos fotos y les di un beso. Todo bien hasta que una la mira a mi señora y le dice: “Y vos lo podrías dejar un poquito solo, ¿no?”. Mi mujer casi le salta a la yugular.

(SERGIO GOYCOCHEA, ex arquero argentino, en revista “El Gráfico” -Octubre de 2002-)

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Entrevista a Francisco "Pancho" Varallo


Es el único futbolista sobreviviente de la final del Campeonato Mundial de 1930, el primero de la historia. Goleador de la Selección Argentina, figura de Gimnasia y Boca, club con el que ganó el primer título de la era profesional del fútbol argentino, en 1931, Francisco “Pancho” Varallo, que ya cumplió los 96 años, dialogó con “Página/12” sobre aquel Mundial y este que se viene:

-Usted es el único jugador vivo de todos los que participaron de la final del Mundial de 1930 y que Uruguay ganó por 4-2. A 76 años de aquel hecho, ¿por qué no fue campeón la Argentina?

-Teníamos un buen equipo, creo que fuimos los mejores de ese campeonato. Pero desde el primer partido, contra Francia, el público local nos hizo la guerra. Nos insultaron, nos tiraban cosas, era terrible. Y cuando jugamos la final contra Uruguay todo fue para peor. Ese día, además, nos mataron a patadas. El primer tiempo ganamos 2-1 y después en el segundo hubo jugadores nuestros que arrugaron. No se bancaron la presión, nos metieron tres goles y nos ganaron, porque fueron más guapos, nada más.

-¿Cómo vivió esa derrota?

-Fue una frustración terrible. La más grande de mi carrera, sobre todo por la forma en la que perdimos. Tenía 19 años, era muy joven y esa derrota me dolió mucho. El fútbol después me compensó con todas las alegrías que me dio. Lástima que después Argentina no participó de otros mundiales y no tuvimos revancha.

-¿Cómo cree que le irá a la Selección Argentina en el Mundial de Alemania?

-Y, jugadores hay. Debemos ser uno de los pocos países del mundo con material humano como para formar varias selecciones, además de Brasil, claro. Lo que pasa es que, después, depende mucho de las elecciones que realice el entrenador en función de los hombres que elija. Argentina tiene dos jugadores fundamentales y hay que saberlos acompañar: uno es (Román) Riquelme, y el otro es el pibe (Lionel) Messi, que para mí tiene un futuro enorme.

-Siempre se compara el fútbol que se jugaba en los años ’30 y ’40 con el actual y algunos dicen que aquél era mejor que el actual. Usted, que jugó en esos años, ¿coincide?

-No me parece justo comparar el fútbol que se jugaba en los años ’30 con el actual y decir que era mejor o peor. En definitiva, el fútbol es uno solo cuando se juega bien. Para mí, la diferencia pasa fundamentalmente por lo físico. Ahora los jugadores están más preparados que antes, se cuidan más que nosotros. Son más profesionales. Pero hay cosas de ahora que no me gustan nada.

-¿Por ejemplo?

-Hay mucha deslealtad, se juega muy fuerte y por momentos parece que quieren hacerle daño al rival cuando van a disputar una pelota dividida. Para mi gusto, existe demasiada violencia y mala intención. No quiero caer en el lugar común de decir que en mi época todo era mejor que ahora, pero me parece que nos respetábamos más, sobre todo porque nos conocíamos y éramos amigos. Por ejemplo, recuerdo que yo me llevaba muy bien con Arsenio Erico y Vicente De la Mata, que jugaban en Independiente, nos enfrentamos varias veces pero salíamos juntos, nos divertíamos dentro y fuera de la cancha. Al fútbol lo vivíamos con más alegría, y eso ahora se perdió, o al menos es lo que a mí me parece.

-Pero reconoció que ahora el jugador es más profesional. ¿Eso no es bueno?

-Y sí, por un lado sí. Pero ¿de qué te sirve cuidarte y hacer un buen contrato si no te vas a divertir? No digo que se tomen todo en joda, pero veo que no disfrutan lo que hacen, lo sufren, y eso me parece terrible, porque en definitiva el fútbol es un juego. Por eso me gusta verlo jugar al pibe (Sergio) Agüero, porque se nota que le gusta lo que hace. Cuando pisa la pelota e intenta gambetear a los rivales, se le nota que es feliz.

-¿Le parece que los hinchas también lo viven distinto?

-Seguro, si están todos locos. Gritan, insultan, se ponen mal. Van a ver un partido como si fuera lo último que hay en la vida. Todo parece ser una cuestión de matar o morir y por eso después pasan las cosas que pasan. Veo por televisión los incidentes en la cancha y la verdad es que me amargo. Esa violencia que se manifiesta en la cancha es hija de una manera de vivir este juego, y eso está muy mal.

-Hay quienes dicen que los jugadores como usted, que brillaron en las décadas del 30 y 40 no podrían haber jugado en un fútbol tan competitivo y dinámico como el que existe en la actualidad ¿Está de acuerdo?

-¡Pero si en el fútbol lo que importa es la técnica! Está bien, nosotros entrenábamos menos que ahora, pero tomemos futbolistas de la calidad que tenían Ángel Labruna, José María Moreno o un (Roberto) Cherro, preparémoslos en la parte física y vamos a ver si después no rinden en la cancha. Por favor...

-¿Está conforme con el reconocimiento que le tributa el ambiente del fútbol?

-Sí, a mí siempre me trataron bien y me respetaron. ¿Qué más puedo pretender? ¿Un monumento de bronce? Si no soy un prócer, apenas fui un jugador de fútbol. Nada más ni nada menos.

(entrevista del periodista Leonardo Castillo, publicada en el diario argentino “Página 12” del miércoles 12 de Abril de 2006)

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-¿Por qué Boca no encuentra el rumbo?

-A mí no me llama la atención, porque esto siempre sucedió en equipos como Boca y River. Lo he vivido en carne propia. Boca viene de diez años de triunfos y es lógica esta mala racha. Después de tantos triunfos, te aflojás, la motivación no es la misma. Fijate que hasta el público tiene paciencia. Igual, para esta mediocridad de este fútbol en descenso, Boca tiene un plantel para pelear. Yo lo sigo viendo con buenas pretensiones.

-¿No creés que más allá de los resultados hay una crisis en el club, la misma por la que se fueron Basile y Bianchi?

-Eso dicen los medios. Yo, si no lo veo, no lo creo. Desde que tengo uso de razón, los grandes quilomberos son los periodistas. Que si el técnico pone a un jugador, que si saca a otro, que hay cortocircuitos dentro de un plantel. El tema es que ahora a la gente le gusta consumir eso. Ya no hay paladar negro en el fútbol argentino. Nos venden pescado podrido y lo comemos. En este país, decir la verdad es estar loco. Yo hablo pelotudeces o genialidades desde los 16 años. Y si digo que se juega mal al fútbol, soy una mala persona. En todo el mundo se juega mal, pero en la Argentina peor. En mi época se podía jugar mal pero había otra entrega, otra profesionalidad. Lo digo con todo el dolor del alma.

-¿Por qué cambió tanto el fútbol?

-El fútbol no va a cambiar nunca. El que dice eso es un mentiroso. Acá confunden lucha física, correr rápido, con velocidad. El fútbol de ahora parece rugby. Se corre, se lucha, hay que apretar. En un partido europeo, están todos en su lugar. Hay un dibujo. Pero acá todos corren atrás de la pelota, presionan, y una vez que agarran la pelota no saben qué hacer. Ha bajado la personalidad de los jugadores. Sólo les importa cumplir lo que dice el técnico. Antes no era que no le hacíamos caso, pero había más libertad dentro de la cancha. En ese sentido, Riquelme es un jugador de antes. Hace lo que quiere, se divierte, maneja los árbitros y los partidos. Riquelme es hoy el Maradona que jugó en Boca, porque maneja toda la situación.

(HUGO GATTI, ex internacional argentino, en entrevista con Maxi Goldschmidt, 23/02/10)

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Entrevista a Ondino Viera


Ondino Viera [1901-1997] fue un célebre entrenador de fútbol uruguayo con una larga carrera en la historia del fútbol sudamericano.
También dejó un gran recuerdo en el fútbol brasileño, más específicamente en Río de Janeiro, donde la historia del Club de Regatas Vasco da Gama le tiene guardado un lugar de privilegio. Además entrenó los equipos de Botafogo, Fluminense y Bangú y en su país natal, condujo a los dos principales equipos uruguayos, Peñarol y Nacional y fue el entrenador de Uruguay en el Mundial de la FIFA de 1966. Reproducimos aquí una entrevista realizada a mediados de los ’90 en la página “People's Century”.

¿Cuándo empezó a jugar al fútbol?

Empecé a jugar a los seis años de edad. Vine desde el interior. Entonces empecé a jugar al fútbol. Cuando llegué desde el interior, yo no sabía que era el fútbol. Nosotros no sabíamos nada en el interior. Estábamos completamente aislados de la vida en las ciudades. Mis padres me hacían ver caballos, ya que provenía del interior, y me encontré por primera vez un grupo de chicos corriendo de un lado a otro. Yo no sabía por qué corrían. Vi que tenían la vejiga de un animal, no un balón de fútbol, la vejiga de un animal. Así que corrí y corrí y corrí, y de repente, uno de ellos se acercó y me dijo que entrara. Me dije, "¿Entrar para qué?" Yo no sabía cómo jugar. Así que me quedé, y más tarde se me volvió a preguntar, me invitan enfáticamente a entrar. Así que entré porque sabía que podía correr más que ellos.
Cuando la vejiga se fue a un lado llegué primero y me encontré con ella pero no le pegué. Yo no podía golpearla porque no sabía cómo y la vejiga se fue en otra dirección.
Cuando terminó la práctica y se dice "Hasta mañana", me dijeron, "Otro día te pondremos en el equipo para jugar con nosotros". Yo no sabía lo que esto significaba y le dije a mi padre: "Mira lo que me pasó hoy". "Ah", dijo. "Eso un campo de fútbol, se juega en un lado y en el otro. Jugaste en ambas partes. Eso que te dijo tu amigo es muy bueno." Al día siguiente, jugué con ellos de nuevo. Así comenzó mi carrera en el fútbol...

¿Cuáles eran las diferencias entre el europeo y el estilo del fútbol uruguayo?

Bueno, ellos eran hombres desarrollados. Nosotros aún éramos jóvenes. Los ingleses fueron los creadores, los reyes invencibles, los maestros del pasado. Ellos introdujeron el fútbol a través de las concesiones del ferrocarril. Así que los equipos se formaron en todas las estaciones de trenes en toda América. Ahí comenzó nuestra confrontación con ellos. Hubo una diferencia de edad enorme, porque éramos niños de 17 o 18 años, y ellos eran hombres con barba en sus rostros. Eran los funcionarios, los hombres encargados de las estaciones. Fueron todos los funcionarios públicos, y algunos funcionarios de las compañías de ferrocarriles, los que jugaban.

Háblenos de la primera victoria olímpica en 1924.

Cuando hicimos nuestra cruzada olímpica, fue un verdadero drama. Una decisión importante se tomó en la Asociación Uruguaya de Fútbol al retirar a Peñarol, que es uno de los más grandes clubes de la capital, y la Asociación Uruguaya de Fútbol se quedó con jugadores de Nacional y de algunos otros clubes.
Y felizmente José Nassazi, el capitán de nuestro equipo, un jugador que, felizmente y por suerte, eligió jugar ese torneo. Con nuestro sistema hemos conquistado la Olimpíada de 1924, se consigue nuevamente en el 28, se reitera en la Copa del Mundo de 1930, y más tarde en la Copa del Mundo de 1950.
Pero déjeme decirle que nosotros fundamos la escuela, la escuela del fútbol uruguayo, sin entrenadores, sin preparación física, sin medicina deportiva, sin kinesiólogos. Sólo nosotros, solos en los campos de Uruguay, jugando de la mañana a la tarde y en la noche iluminados por la luna. Jugamos durante 20 años para aprender a hacernos jugadores, para convertirnos en los jugadores que teníamos que ser: maestros absolutos de la pelota, agarrar la pelota y no dejarla ir por ningún motivo. De modo que nuestra superioridad era enorme. Pases avanzado buscando a los delanteros, interceptando los tiros de los europeos. Lo hicimos también cuando había jugadores libres, pero cuando no los había, jugador que agarraba la pelota asistía a su compañero de equipo.

Cuéntanos sobre los partidos del Mundial de 1930 en Montevideo.

Sí, yo estaba trabajando, porque me quedé en el Estadio Centenario hasta el momento en que fue terminado, hasta el día de la final. Estábamos seguros de lo que hacíamos, teníamos confianza. Fue una lucha contra el reloj, imprevisible. Tuvimos que empezar la Copa del Mundo en otros ámbitos que el Estadio Centenario, ya que todavía el Centenario no estaba preparado...
La fecha llegó y tuvieron que jugar los primeros partidos en campos de Peñarol y Nacional. Hemos tenido que esperar que el cemento armado se endureciera completamente para soportar 70 o 100 mil personas. Hubo mucha preocupación sobre esto, porque el Estadio Centenario estaba completamente fresco. Había temores de que se derrumbara, sobre todo porque pensaban que no había nadie para contener a los aficionados. Había policías pero no era suficiente, la presencia policial no es suficiente para contener lo que puede hacer una muchedumbre de 70 a 90 mil personas. Así que todos preveían estas cosas, y se temía que podría ocurrir un desastre, pero felizmente no fue así. Aún allí se encuentra el Estadio Centenario, construido en 1930.

¿Qué le parece el hecho de que muchos países europeos no llegaran a la Copa del Mundo?

Estábamos todos trabajando juntos, pero hubo un boicot en el Viejo Mundo contra los campeones del mundo. Francia respondió al primer compromiso, porque los habíamos invitado y habíamos competido en sus Juegos Olímpicos. Y desde allí ellos hicieron un camino en la diplomacia deportiva europea. Al venir ellos otros países vendrían, fue en realidad el primer campeonato del mundo.
Pensamos que era una cosa lógica (que algunas naciones no vinieran) porque era un acontecimiento completamente nuevo. Había información muy mala en Europa acerca del fútbol en Sudamérica. Éramos los salvajes de América. Era un fútbol salvaje nuestro juego. Era algo empírico, autoenseñado, el estilo nativo de nuestro fútbol. Era un fútbol que todavía no entraba dentro de los cánones del fútbol en el Viejo Mundo. Comenzamos a jugar uno contra el otro. Sin profesores. Sin entrenadores. Solo los directivos, las comisiones de fútbol y nosotros, los jugadores. Ese era nuestro fútbol, y así formamos nuestra escuela de juego, y así es como se formó la escuela de juego para todo nuestro continente.

¿Cuál fue la rivalidad más fuerte?

Uruguay y Argentina. Teníamos mucho respeto a Europa entonces, pero no miedo. Sabíamos que sosteníamos una superioridad enorme sobre ellos, en general una superioridad técnica. Ellos eran superiores físicamente, atléticamente, pero los enfrentamos conscientes de nuestro talento. Así que las cosas eran muy diferentes, muy diferentes. Los respetamos, pero sabíamos quienes éramos.
Teníamos mucha confianza en lo que estábamos haciendo. Pero había un antecedente. Fuimos los campeones olímpicos y mundiales. Hemos ganado en el 28 contra los argentinos. Hemos sido los finalistas. Pero más tarde, la estrategia política y diplomática deportivo creó un partido que nunca debería haber sido jugado, y los argentinos ganaron. El resultado fue la creación de una rivalidad tan grande que cuando los argentinos partieron de Buenos Aires hacia Montevideo, el periódico más grande, el más influyente en la Argentina tituló "Los Campeones del Mundo retornan a Montevideo".
¿Pero cómo? preguntamos antes del juego, antes de entrar al Estadio Centenario, ¿los argentinos, porque ganaron un partido amistoso contra los Campeones Olímpicos y Mundiales, dicen que 'los Campeones del Mundo retornan a Montevideo’? Esta fue una declaración de guerra. Un grito de guerra, y el campeonato derivó en una guerra psicológica entre Uruguay y Argentina, que alcanzó su punto máximo con la interrupción de las relaciones diplomáticas entre los dos países.

¿La tensión continuó hasta el último día?

Bueno, el día de la final recuerdo el grito de guerra del que hablé al ver los papeles impresos: "los Campeones del Mundo retornan a Montevideo!" El árbitro belga John Langenus sacó un seguro de vida al ver este clima de guerra, y después del juego pidió más ayuda para salir del estadio y se olvidó de advertir a los guardias que lo ayudaran y tuvo que ser llevado al túnel. De esa manera eran las cosas, con clima de guerra y el entusiasmo que se sentía. Nos olvidamos de tomar las medidas necesarias para llevar el juez a su vestuario. De todas maneras después fue llevado por un voluntario y se fue con un seguro de vida que nunca se hizo efectivo, así que él fue muy afortunado.
Bueno, de todas formas, todo el mundo tuvo suerte y cada uno defendía lo suyo. Todos querían ver quién sería el ganador del juego. Así que uruguayos y argentinos estaban involucrados en su objetivo, el gol de la victoria.

¿Qué pasó después de la victoria?

Hubo celebraciones que, sin duda, comenzaron en el estadio y se extendieron por todas las calles de Montevideo, se extendieron a todas las calles de República, y de la República, se extendió a todas las naciones del continente, con excepción de Argentina, por supuesto, que no podía celebrar nuestra victoria. Así que los festejos estaban en todas partes, y eran, digamos, en solidaridad con la conquista de Uruguay del primer Campeonato Mundial. Inaugurar el estadio era el deber de los campeones del mundo. El hecho de hacer algo trascendental en la historia del fútbol, cayó sobre nosotros para implantar el espíritu del fútbol americano moderno, que también es del viejo mundo, aquí en Uruguay.

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Entrevista a César Luis Menotti


A los 70 años, César Luis Menotti es más vigente que nunca. Activo, como manager de Independiente, tiene una aguda mirada sobre el fútbol mundial. El entrenador campeón del mundo de 1978 elogia a España, critica el exitismo a cualquier precio, y habla del fútbol de varios países, entre ellos el alemán.
No es nuevo el vínculo de Menotti con Alemania. Conoció el país de joven y siempre estuvo relacionado (Puma, DPA...). Así lo cuenta: “En Alemania me siento cómodo y disfruto mucho; la gente estereotipa al alemán como alguien de personalidad rígida, fría, pero es un error. Aquí hay gente alegre, buenos amigos... y todo lo hacen bien: la ropa, los autos, la comida, la tecnología, el orden...”.
Su próximo viaje a Alemania será en Octubre, para recibir el premio Bensemann por su trayectoria. Pero antes, dialogó con Kicker en Buenos Aires, la capital argentina.

-¿Ve partidos de la Bundesliga?

-A veces, cuando los horarios no coinciden con el fútbol de aquí.

-¿Cómo ve al fútbol alemán?

-Cuando hablan de Alemania se menciona el orden, la disciplina y la capacidad de trabajo pero no hablan del talento. ¿O Beckenbauer qué era? Alemania empezó a sufrir en su fútbol cuando dejaron de aparecer estos aventureros que le daban al orden ese salto de calidad y de belleza.
Alemania tiene un orden estructural de equipo, es una orquesta con un sonido muy bueno pero nunca dejó de tener a sus grandes solistas, como Müller, Overath, Breitner y tantos otros. Beckenbauer era un jugador superlativo, un artista. Entonces no confundamos el mensaje con la etiqueta del “orden”.

-¿Y ésta selección de Loew?

-Alemania tiene muy buenos jugadores, pero no aparecen esos futbolistas con la capacidad de la aventura. Jorge Luis Borges decía que la literatura es “orden y aventura”. El fútbol es igual: si sos todo orden sos un aburrido, y si sos todo aventura sos un caos. En el último Mundial Alemania tuvo un equipo más comprometido con la gente, pero le faltó ese salto que le puede dar un aventurero.

-De los jugadores alemanes actuales ¿a quiénes destaca?

-De la Selección, Schweinsteiger. Ballack me gusta, pero es más regulador del orden que aventurero, no es como el Iniesta del Barcelona, que hace lo mismo que él pero en los últimos 20 metros te aniquila. No mostró lo que hacía Littbarski, por ejemplo.

-Hace unos años nos dijo a Kicker que le gustaría la idea de que Beckenbauer sea Presidente de la FIFA. ¿Todavía le gustaría?

-Sí, lo dije. Pero también dije que hay dos Beckenbauer: el jugador de fútbol y el dirigente de un club. Yo lo que deseo es que él un día sea presidente de la FIFA pero como jugador, que tenga esa misma sensibilidad que demostró dentro de la cancha. La capacidad la tiene, es un hombre generoso y con mucha experiencia. Que esté más preocupado por defender la calidad y no la cantidad: él sabe, como jugador, que no se pueden jugar 80 partidos al año. A este gran producto de mercado que es el fútbol hay que defenderlo desde la calidad. ¿O Pavarotti podía cantar todos los días en cualquier teatro?

EL DEPORTE AMADO

-¿Por qué el fútbol fascina en todo el mundo, más que otros deportes?

-Conozco el deporte en España, en Francia, en Cuba... Soy un estudioso de esto. En una escuela de Rosario, mi ciudad, fui con el intendente y juntamos en el patio a unos 300 chicos. Les pregunté cuántos querían ser jugadores de básquet: cuatro. ¿Boxeadores? Uno. ¿Futbolistas? Todos. En la Argentina el fútbol es un hecho cultural que genera una máxima atracción, por eso nosotros tenemos la obligación de cuidarlo, de cuidar a los jóvenes de esta locura que los rodea. No soy tan inocente ni me hago el estúpido: ya sé que el fútbol es un negocio. Pero los negocios son diferentes. Negocio es qué pongo yo, qué ponés vos y cómo repartimos. Pero ¿qué pone el mundo de los negocios en el fútbol? Si yo quiero poner un bar tengo que empezar de cero, comprar todo, difundir la marca... Un club como Independiente tiene más de 100 años, ya está hecho. El fútbol es un producto único que se vende en el mundo entero, está impuesto, no hay que salir a venderlo. Y eso lo lograron los grandes futbolistas.
Yo puedo invertir dinero y construir un gran hotel que compita con los mejores, pero si quiero “inventar” un club, construir un estadio, le pongo de nombre “Deportivo Alegría”, salgo a competir con los mejores y me fundo. ¿Con qué cuenta la organización, que los hombres de negocios no tienen? Con un siglo de historia, con un producto impuesto.
En Inglaterra llega un jeque y compra un club, o en México, donde también son propiedad de las grandes empresas, pero acá es otra cosa, y el fútbol argentino merece un debate serio.

-¿Está anestasiada la sociedad?

-El poder económico, a través del poder político, ha producido una desculturización aterradora, que ha llegado al fútbol. Había una cultura, un estilo que en el nombre del modernismo se empezó a destruir. “Hay que ser moderno” en el fútbol, en la música, el arte... Parece que para ser moderno hay que matar a Mozart o a Beethoven. Si eso es el modernismo, prefiero ser antiguo como Mozart y no moderno como Julio Iglesias.

-¿Y aquello del fútbol de izquierda o de derecha?

-Un día dije que había un fútbol de izquierda y otro de derecha. Los más generosos, los más artistas, los más cultos siempre fueron de izquierda, siempre estuvieron más cerca de mí que lo otro, el mercado. Un fútbol generoso, abierto, comprometido con la gente, el orgullo de la representatividad, el orgullo de la pertenencia... todo eso que pregono me suena más a la izquierda que a la derecha. Después hay otro fútbol, al que no le importa la gente, solamente le interesa el resultado. Cuando salía campeón del Inter con el catenaccio todos hablaban maravillas de eso, pero no decía que los tres equipos que habían descendido jugaban igual. El Inter tenía a Suárez, a Mazzola... jugadores que podían ganar con cualquier esquema. Pero si puedo elegir, me quedo con el Milan de Arrigo Sacchi, con la Holanda del 74... o con la misma Alemania de ese Mundial, que era un equipazo.

-¿Sigue pensando que la final del 74 fue el mejor partido que vio?

-Como exhibición de fútbol lo más grande que vi fue a Brasil de 1970. Pero como partido esa final del 74 tuvo todo: fue de ida y vuelta y protagonizado por dos equipos buenísimos.

-Este verano hubo mucho movimiento con Cristiano Ronaldo, con Robinho... Parece que los jugadores están en clubes fantásticos pero igual no están contentos. ¿Qué le parece? ¿Falta ética?

-A la misma plata, el que no disfruta del juego, sufre los cuestionamientos de toda la prensa que espera que él solo gane un partido, no es feliz, y se va a buscar otro horizonte. Pero si Robinho hubiera jugado en Barcelona, no se hubiera ido. Andá a ofrecerle a Iniesta que se vaya a jugar a Italia o Inglaterra... El rendimiento general de ese Madrid era muy malo.

-¿Cómo ve los 94 millones de euros que gastó el Real Madrid?

-Debe ser bueno, habrá que ver cómo juega. Siempre me gusta relacionar el fútbol con la música: un buen director, con regulares músicos puede hacer una orquesta afinada; con grandes músicos puede hacer una sinfónica. Un mal director con músicos regulares es horrible; con buenos músicos puede hacer una orquesta afinada. Los músicos son fundamentales. Es importante que Pellegrini tenga su tiempo de ensayo. Por ahora no me dicen nada. Hubo una época en la que Hollywood llevaba a Vittorio Gassman, Elizabeth Taylor, etc. y las películas eran malísimas; tenían a grandes actores pero no había un buen guión.

ARGENTINA Y MARADONA

-¿Qué selecciones le agrada ver hoy?

-Holanda sigue insistiendo con su estilo, Rusia con Guus Hiddink ha hecho un buen juego. Alemania ha sido bastante generosa en el último Mundial.
Y sobre todo España que está eligiendo buenos jugadores. Hace veinte años dije en España que tenían que elegir si querían morir como un toro o como un torero. Si querían morir, porque podrían elegir el éxito, y ahí también cabe elegir si quieren terminar como un toro o un torero. Ahora resulta que después de tanto tiempo se acabó la Furia, lo peor que le pasó al fútbol español. España en el Mundial 98 jugó en el mediocampo con tres centrales (Nadal, Amor, Luis Enrique), tres defensivos. Ahora juegan con chiquititos, tiene una idea y parece que los periodistas están esperando que pierda para criticarla.

-¿Brasil? ¿Argentina?

-Nooo, Brasil y Argentina son una cosa increíble. Nosotros hacemos la historia y después la tiramos a la mierda. Siempre copiamos lo peor: estamos en un fútbol agresivo, vertical, confuso, atlético, de choque... Y en el fútbol brasileño sorprende ver las patadas que se dan... En los 60 viví en Brasil y me tocó ver a Pelé, Coutinho, Garrincha, Tostao, Didí... ¡Dios mío ¿Dónde están?!

-Hasta ahora pareciera que la conducción de Diego Maradona en la Selección Argentina está sustentada más en lo anímico que en lo futbolístico. ¿Es suficiente con ser gran un motivador?

-La motivación es una mentira. La única motivación es la del conocimiento. No lo puedo motivar a mi hijo para que vaya y pelee con Tyson, porque lo estaría matando. La selección tiene un problema muy serio y es que ni siquiera podemos saber qué es lo que quiere Maradona, porque no puede entrenar. Es difícil tener una idea clara de lo que Diego busca, porque no puede mostrarla. Entonces más que un entrenador es un “seleccionador”. En Europa es más fácil, por las distancias, pero acá no se puede. No lo estoy defendiendo, ni mucho menos. Maradona podrá demostrar su idea recién en el Mundial, cuando tenga un mes para armar el equipo.

-¿Por qué Argentina no supera los cuartos de final en los mundiales y Brasil sí?

-Brasil siempre ha tenido figuras que sostuvieron sus deficiencias colectivas: Romario, Ronaldo, Ronaldinho... Pero Argentina no; desde la salida de Maradona ha tenido buenos jugadores, pero no logró lo que se supone que puede dar Messi ahora. Ese tipo de jugadores genera algo especial: la gente va a ver a Messi, como pasaba con Maradona, y eso le quita peso al resto del equipo.

-Argentina tiene a Agüero, a Messi, a Tevez, fue campeón olímpico...

-Pero son muy jóvenes, su crecimiento lo hacen en Europa. Antes un capitán era Passarella, un tipo con una trayectoria en la selección. Ahora son pibes.

-¿Quién es el mejor jugador del mundo hoy?

-Iniesta.

-Fernando Torres decía que España campeón de Europa es algo bueno para el fútbol...

-¡Muy bueno!

-Bruckner, Capello, Hitzfeld, Lippi, Rehhagel, del Bosque. En Europa los DT de selecciones son hombres entrados en años. ¿Tiene explicación para esto?

-Es que el joven no tiene la fuerza para imponer su régimen de trabajo. Poner a un técnico de mucha personalidad es peligroso para ciertos dirigentes argentinos, pero se ve que hay países que todavía respetan el conocimiento de los mejores, sin importar su edad.

-¿Por qué regresó a Independiente?

-Hay una vieja historia con el club, donde recurrir a Menotti significa intentar reordenar una idea conceptual, valorizar jóvenes jugadores, porque el mercado no permite traer otros grandes. Veré si estoy a gusto, tratando de armar un equipo competitivo en el corto plazo; y más adelante pensar en la formación de jóvenes.

-Esto no significa que no quiera volver a entrenar...

-En absoluto. Tengo la potestad de elegir el próximo entrenador el año que viene.

-Si Américo Gallego no sigue, el paladar del hincha de Independiente querrá a Menotti...

-Pero esa será una resolución mía, no del club. Puedo presentar dos nombres de entrenadores y ellos elegirán. Falta un tiempo para eso.

-El fútbol es...

-...espacio, tiempo y engaño. Suena a sencillo, pero hay que hacerlo. Y tiene cuatro acciones que se pueden enumerar fácilmente pero que también hay que llevar a la práctica: defender, recuperar la pelota, gestar jugadas y definir. Un fútbol complejo solamente lo hacen diferente los grandes jugadores, y los grandes entrenadores. El técnico tiene una idea y debe demostrar y convencer que a sus jugadores de que con esa idea lograrán la eficacia. Y después comprometer a la defensa de la idea. Son tareas que no se logran en dos días.

-Suele pregonar que se juega como se vive: los argentinos son pícaros, engañadores; los brasileños alegres; los alemanes poderosos; los ingleses estructurados, etc. Sin embargo Italia, el país de la belleza, las artes, el diseño está identificado con un fútbol mezquino, especulador...

-Es increíble lo de Italia. Puede jugar tan bien o mejor que España, pero cuando apueste a los grandes jugadores que tiene. Cuando Italia jugó horrible y salió campeón mundial nadie dijo nada. Ahora que Italia sigue jugando igual pero no gana, lo critican por todos lados. Parece que el músculo no se discute, pero la inteligencia sí. Es un debate. Si Baggio está sentado en el banco tiene que esperar a que Del Piero ande mal para entrar... ¡¿Nunca va a entrar Baggio por Gattuso?!

-¿Un once de todos los tiempos?

-Quizá no tenga sentido comparar épocas. Pero sí puedo nombrar a los reyes: el primero fue Alfredo Di Stefano; después aparece Pelé, más tarde Cruyff y después Maradona. Después se produjo un vacío de esa corona: pudo ser Romario, Ronaldinho, Zidane, se desdibujan... aparece Cristiano Ronaldo, pero tampoco. Lo que sí hubo enormes príncipes detrás de los reyes: Beckenbauer, Platini, Laudrup...

-Había dicho que un día habrá un campeón mundial africano...

-Un Mundial tiene “participantes”, “protagonistas” y “candidatos”. Hasta ahora no se rompió nunca ese orden, los candidatos son los de siempre: Alemania, Brasil... Lo que sí es que está más cerca el día de que se rompa la hegemonía de los candidatos. A los africanos tienen un protagonismo muy grandes, pero les cuesta, aunque tengan a grandes jugadores.

-¿Es acertada la elección de Sudáfrica?

-Tengo una visión diferente. Si es para difundir al fútbol, no me suena. Me parece que el Mundial se tiene que jugar en Italia, Argentina, Alemania, Brasil, Inglaterra, Holanda... Establecería ocho o diez escenarios privilegiados para el Mundial, no solamente elegir a países que tengan dinero. ¡En estos países futboleros el jugador! Puede ser por la exigencia del público, pero juega mejor. Yo vi en el Mundial de Corea y Japón que desde la tribuna no había un ambiente de exigencia hacia el futbolista.
El aficionado inglés tiene una manera de pensar el fútbol muy exigente. Y a la Premier League pueden ir futbolistas de todo el planeta, pero tienen que jugar como los ingleses quieren. Si no, se corre el riesgo de desculturizar al fútbol, que a favor del éxito a cualquier manera la liga inglesa termine siendo miserable. Hasta ahora está a resguardo, con conductores como Ferguson o Wenger que respetan la historia, y el público que exige. En la Argentina eso se perdió, cada vez hay más espectadores y menos público: antes del partido están las porristas mostrando el culo, como en el básquet de la NBA, los periodistas se meten en los vestuarios...

(versión en castellano de la entrevista de Pablo Aro Geraldes publicada en la revista alemana “Kicker”, en Septiembre de 2009)

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¿Puede decirnos acerca de sus inicios en el fútbol?

Como cualquier niño, e incluso en mi tiempo, nuestro único juguete fue una pelota y había potreros de tierra donde golpearla con el pie todo el día. Lo que falta hoy en día. Era fútbol, fútbol y fútbol. Tenía todas las condiciones para convertirme en "goleador”, ser un "9" y marcar goles. A la edad de diecisiete años llegué a Instituto de Córdoba, donde el fútbol ha cambiado mi vida. Tuve la oportunidad de marcar cuarenta y seis goles en dos años. En ese momento no había campeonato nacional, disputaba la Liga Cordobesa con otros muy buenos equipos como Talleres de Córdoba, Racing y Belgrano.

Y un club grande de la Argentina ha venido a buscarte...

Sí. Se decía en el país que había un "9", que marcaba muchos goles, lo que ha suscitado el interés de Boca Juniors. Al principio parecía que iba a firmar por Independiente o River Plate pero enseguida se coló Boca. Yo, en mi ciudad, Bell Ville, Córdoba, escuchaba las noticias en la radio... Por último, mi traslado se hizo cuando jugamos un amistoso contra Boca en Córdoba. Yo sólo jugué veinte minutos porque Blanco me ha enviado a un hospital. Todo el mundo pensó que me había roto todo, pero finalmente solo fue un golpe. Cuando volví a la cancha, el juego ya estaba terminado y mi presidente dijo: “Hugo, Boca acaba de comprarlo”. Pensé que era mentira, pero el gran Alfredo Di Stefano, quien era el entrenador de Boca, había ordenado a su presidente comprar el ‘9’ de Instituto.

En Boca ha sido un delantero halagado...

Sí, pero no era fácil para mí. He ganado mi lugar en los últimos días de 1969, cuando salimos campeones. Un día le dije al entrenador: "Oiga, maestro, me voy a ir a casa. Marco dos goles en cada entrenamiento y no juego. ¿Cuál es el problema? Y él respondió: “No simplemente pensé que no tenías las bolas (hombría) suficientes para pedírmelo”. Y de ahí, me puso en espera el domingo siguiente y nunca más salí del equipo. Hice 68 goles en 126 partidos, no está mal como promedio ¿no? (risas).

(HUGO CURIONI, temible goleador argentino de la década del '70, en una entrevista publicada en la página del periodista francés Nicolas Deltort, 19/09/09)

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¿Qué características debe tener un técnico ideal?

Saber escoger los jugadores, saber claramente qué es lo que quiere con ese grupo y que ese grupo entienda perfectamente qué es lo que quiere el técnico. Tiene que haber una comunión perfecta. Que el grupo entienda el mensaje.

¿Con qué técnico del mundo se identifica?

Ferguson. Me encanta la forma como dirige sus equipos, como para los equipos en la cancha. Un referente mío para ser entrenador fue Carlos Salvador Bilardo, un hombre campeón del mundo, un hombre trabajador, un hombre honesto. Un hombre que vino a Colombia y enseñó muchísimo.

¿Qué es lo que más recuerda de Bilardo?

Lo que más recuerdo del 'Profe' es que vino y nos demostró que había un gran material humano, que tenía una gran condición en el jugador colombiano, pero faltaba acondicionar esa gran condición a la exigencia, a la concentración, al trabajo mañana y tarde, al profesionalismo, al respeto por una camiseta, por una institución. Cinco o seis años después tenemos la fortuna de jugar el Mundial del 90 con jugadores y técnicos de Bilardo. Las clasificaciones al Mundial del 90, 94 y 98 son el fiel reflejo del paso de Bilardo y Zubeldía y ahí es un punto de partida del fútbol colombiano, ahí el fútbol colombiano se parte en dos. Antes de Bilardo y Zubeldía y después de Bilardo y Zubeldía.

(FERNANDO “El Pecoso” CASTRO, ex jugador y entrenador colombiano en el portal “Fútbolred”)

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Periodista: ¿Qué tipo de mujer te gusta?

Houseman: La que tengo: Olga, mi esposa.

P: ¿Y sacando a tu esposa?

H: Jessica, mi hija.

P: ¿Y sacando a la familia?

H: TODAS!

(RENÉ HOUSEMAN, ex futbolista argentino, en revista "El Gráfico" -2005-)

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Dado tu cariño con la Argentina, ¿cómo cree que le irá en el Mundial?

-Viví en Buenos Aires entre los tres y los diez años y cultivé en ese tiempo la atracción y pasión por el fútbol argentino. No apostaría un peso por la Argentina en el Mundial, aunque lo fantástico del deporte es su arte por lo imprevisto. En Japón, con Bielsa, le fue mal y allí llegaba como el favorito.

-¿Y Maradona?

-Era un jugador que deleitaba y al que veneraba. Trabajé en México 86 y lo disfruté. Pero estos elogios no se extienden a la persona. Hay un error argentino de creer que porque fue fantástico como futbolista, será fantástico como ser humano. Maradona cree que puede opinar de cualquier cosa. Fue ilógica su contratación [como DT], no está capacitado. El minimiza el rendimiento de los jugadores. Que Messi sea una sombra en la selección, parte de la culpa es de Maradona. Messi es un jugador de otra dimensión, mejor que Cristiano Ronaldo y cualquier otro.

-Más allá de Maradona, ¿qué opina del equipo argentino?

-A la Argentina la veo mal, con una defensa muy pobre y con Verón en el medio campo, un jugador que fracasó en 2002. Los argentinos se aferran a una nostalgia eterna y no se está construyendo a futuro.

(JOHN CARLIN, periodista británico, en entrevista con el diario argentino "La Nación" de ayer, 25/01/10)

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Entrevista a Héctor Alterio


"Chaca es parte de mi sangre"

El actor argentino cuenta su infancia junto al ‘funebrero’ y la increíble historia de su tío paterno, ‘Pibona’, arquero del club, primer golero en marcar un tanto en el fútbol profesional argentino y que quedó sordo tras atajarle un penal a Bernabé Ferreyra.

¿Qué significa Chacarita a más de 30 años de su exilio?

-Fue el barrio en el que me crié y el club con el que viví mis primeras emociones futboleras y con el que tuve y tendré una identificación permanente porque es parte de mi sangre.

-¿Lo dice por su tío?

-Exacto. Eduardo Alterio, el hermano de mi padre, fue muchos años arquero de Chacarita. Le decían ‘Pibona’ y empezó allá por los años 20 antes de que el fútbol fuera profesional. Me acuerdo que una marca que patrocinaba al equipo le pagaba con camisetas y calzoncillos. Se hizo profesional y recibió algún dinero. Fue el primero que convirtió un gol y paso mucho tiempo hasta que otro logró hacerlo (Nota: fue el 9 de Agosto de 1931, a Savarro, de Tigre). Fue una historia intensa, de gran popularidad, pero después pasó a Atlanta, el eterno rival y tuvo un final muy triste.

-¿Qué le pasó?

-Contra River, ‘Pibona’ recibió una patada en la cabeza que le afectó los tímpanos. Le atajó un penal a Bernabé Ferreira y en el rebote se tiró a los pies para evitar el gol pero recibió una patada en la cabeza que le provocó una sordera permanente. Mi padre me contó que fue muy dramático porque se levantó y volvió a caer en varias oportunidades. Yo era muy chico y en todos los recuerdos que tengo de ‘Pibona’ ya era sordo. (Nota: el partido fue el 9 de Junio de 1935 en la cancha que River tenía en Alvear y Tagle).

-Defínase como hincha.

-Trato de ser lo más racional posible. Lo que ocurre es que mi racionalidad se ve afectada porque me veo involucrado en reacciones un poco intempestivas.

-¿Es muy puteador?

- En la cancha no porque aquí me conocen y me siento mirado. En cambio, en mi casa viendo la televisión llego a tirarme al piso a patalear. Me da cierto pudor, contar esto, ja ja.

-¿Cómo siguió su pasión futbolera en España?

-Cuando llegué, en pleno régimen franquista, busqué un club que le hiciera la contra al Real, el equipo del régimen. Por lo menos para humillarlos. Y me pareció que el Rayo Vallecano era el equipo a seguir, pero al poco tiempo me di cuenta que no servía para nada. Entonces recurrí al clásico y me fui al Barcelona y dio la casualidad que justo llegaban Menotti y Maradona. Eso me proporcionó la seguridad de que había elegido bien. Pero fui cambiando y me rendí ante el Real.

-¿Cómo que se rindió?

-Sí, ahora soy hincha del Real. Cuando Valdano y Cappa estuvieron en Tenerife le hicieron mucha sombra al Real y lo tenían a Redondo. Cuando los tres van al Real, entre todos los argentinos que estábamos en contra del equipo franquista se produjo una hecatombe y nos convertimos en seguidores del Madrid. Eso no significaba traicionar nuestros sentimientos, sino que el Real se había transformado.

-¿Y la pasión por el fútbol la vive allá de la misma manera?

-No, yo siempre voy a tener a Chacarita en mi corazón y después viene el resto. Yo no sólo extraño el folclore del fútbol argentino sino que lo recupero viendo las transmisiones televisivas. Veo que allá se sigue jugando con otra intensidad, con otra picardía y con otro ritmo. Aquí son un poco más elegantes y aunque esa irracionalidad de la que hablábamos a veces hace daño, el fútbol se vive de otra manera acá y allá.

-¿Y pregunta por Chacarita, trata de ver cómo le está yendo?

-Pregunto y trato de estar informado pero reconozco que es complicado. Estoy rodeado de recuerdos, pero acá empieza una dicotomía, donde mi ignorancia sobre la actualidad pone en duda mi pasión. Y en cambio yo puedo contar cómo les va a Messi o al Kun Agüero, que son los dos máximos referentes de nuestro fútbol en este momento. Y da gusto verlos en acción porque se nota que son argentinos.

(fragmento de la entrevista realizada por Rodrigo Calegari y publicada en diario “Olé” del sábado 21 de Octubre de 2006)

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- ¿Es cierto que te quiso comprar Boca?

- Al menos nunca lo supe. Racing sí y también el San Lorenzo del Bambino cuando yo jugaba en Wanderers.

- ¿Te rechazaron en tu club, Peñarol?

- No; esas son anécdotas que cuentan algunos. En Uruguay dicen que yo jugué en Fénix pero nunca jugué allí, fui a ver a un amigo. Empecé en Wanderers. A los 15 años fui a entrenar a Peñarol con mi viejo y había como doscientos chicos. Estuve toda una tarde sentado, jugué 20 minutos y me dijeron “quedaste, vení la semana que viene”. No volví más porque le dije a mi viejo “no voy a estar toda la tarde para jugar 20 minutos”. No sé qué hubiera pasado si volvía.

- ¿Cuál sería tu mejor homenaje en la vida?

- Me lo hicieron. Un día íbamos en un taxi con mis hijos hablando de todo un poco. Tenían 8 o 10 años y el tachero les dijo “¿saben una cosa?, su padre es un gran jugador pero acuérdense de esto, tienen un gran padre y una gran persona”.
Te emociona que tus hijos lo escuchen de un tachero, sé que muchos le dicen “más que jugador, qué gran tipo”. Para mí el fútbol sigue siendo mi pasión pero yo quería esto: formar una familia, ser un buen tipo, tener amigos, una vida tranqui…

(ENZO FRANCESCOLI, ex internacional uruguayo, en revista “Hombre”, edición Diciembre de 2009)

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Entrevista a Daniel Willington


Memorias de un gran jugador

Fue un crack deslumbrante. Nacido en Santa Fe pero criado en Córdoba, su lugar en el mundo. Es uno de los símbolos de oro de Vélez Sarsfield junto con José Amalfitani, Victorio Spinetto, Carlos Bianchi y José Luis Chilavert. Bohemio y polémico como en su época de futbolista, el crack cordobés repasa su historia en una nota inolvidable.

Hay futbolistas que marcan la historia y pasan a formar parte de la leyenda. Son los que conforman el Olimpo de cada club, los que el hincha se enorgullece en sentir propio. Como los de Vélez, que recuerdan a Don Pepe Amalfitani como el fundador, a Don Victorio Spinetto como la garra y el alma del Fortín, a Carlos Bianchi como el goleador temible y el técnico que los hizo grande entre los grandes, y a José Luis Chilavert como el futbolista ganador. Junto a ellos, Daniel Willington será por siempre el crack.

Nació el 1 de Septiembre de 1942 en Santa Fe, pero como su padre, que era un cinco batallador e inteligente, mudó toda su familia a Córdoba poco tiempo después, entonces Daniel fue para siempre "El Cordobés". Se fue formando como jugador y como hombre hasta que, a los veinte años, Vélez Sársfield puso sus ojos en ese enganche con llegada al gol que intimidaba con su físico y desequilibraba con una gambeta sorprendente.

¿Cómo jugaba? Mejor que lo diga ese maestro del periodismo que firmaba con el seudónimo Juvenal: "Era un futbolista diferente, porque quebraba la cintura con la soltura de los petisos y escondía la pelota con su físico prodigioso. Y era guapo. La carta que hacía de Vélez un equipo imbatible en El Fortín. Aunque es probable que la pegada haya sido la más llamativa de sus virtudes, porque en la década del sesenta, cuando se jugaba con una pelota anaranjada mucho más pesada que la actual, reunía fuerza y precisión en una combinación letal al rematar. Una pegada de billar, cuando usaba su inteligencia y panorama para meter cambios de frente, al pie del lateral, o un pelotazo de 50 metros para dejárselas servida a sus goleadores preferidos: ‘Pichino’ Carone o el ‘Turco’ Wehbe".

Rápidamente se hizo ídolo de la hinchada de Vélez que coreaba su nombre y lo despedía con el clásico ¡Cordobés! ¡Cordobés!, al mismo ritmo que el eterno canto de guerra tribunero ¡Elfortín! ¡Elfortín! (así, todo junto, sin separar en sílabas). Y referente del plantel por sobre los más grandes de edad, por su valentía a la hora de encarar y jugar aún en los campos más difíciles y ante los rivales más duros, y porque Don ‘Pepe’ Amalfitani lo elegía como preferido, lo que le permitía arreglar los mejores contratos. "Recuerdo que en el año 62, cuando llegué a Vélez, fui y le pregunté a los jugadores más grandes cuánto ganaban, cómo habían arreglado el contrato, para saber si había firmado bien o mal y cómo manejarme. Entonces ellos me respondieron: "Eso no se pregunta. Ya te vas a dar cuenta solo". Empecé a jugar y al año siguiente eran ellos los que venían a preguntarme: "Che, Cordobés, ¿por cuánto firmaste?" Entonces les sonreía y les decía: "Aaaaahhh.... ¿te acordás cuando recién había llegado y te pregunté lo mismo? ¿Te acordás lo que me dijiste? Bueno, yo aprendo rápido, así que viejo, esas cosas no se preguntan... Y me moría de la risa".

- Daniel, llegar en aquellos tiempos era mucho más difícil que ahora, ¿quiénes fueron los que más lo ayudaron?

- Mis padres, Don ‘Pepe’ Amalfitani, Talleres y Vélez. En definitiva, todos los que me dieron la posibilidad de jugar al fútbol. Don Pepe era un hombre cerrado, grande de edad, pero que conmigo se transformaba en un chico. No sé qué habrá encontrado en mí. Pero siempre me protegió. Cuando yo tenía 15, 16 años me vinieron a buscar varios clubes grandes de Buenos Aires pero al final no concretaban, por el tema de mi conducta..., y él lo sabía. Pero me llevó a Vélez igual. Y lo único que me dijo fue: "Yo confío en vos, no me hagás quedar mal". Desde entonces me trató como a un hijo. Me administraba la plata. Me enseñó a caminar...

- ¿Cómo es el tema de su conducta?

- Siempre me hacían fama... Pero nada que ver. Toda macana que me puedan achacar, habrá sido afuera de la cancha. Porque en lo deportivo nunca di motivo. Si no, Don ‘Pepe’ me hubiera echado. El manejaba todo. No quería salir campeón, el quería masa societaria. Y sin embargo, a mí me retuvo siempre. Una vez, River le ofertó 100 millones, creo, por el año 64 ó 65, y encima 5 jugadores bárbaros. Se me acercó como si nada y me dijo: "Che Cordobés, ¿vos te quedarías en Vélez?", y yo le respondí: "Pepe, si me paga esa plata...", "Entonces quedate. Que todos esos sigan en River que vos sos de Vélez". Y así estuve siempre entre los 10 jugadores mejor pagos del país. Estaba Amadeo Carrizo, Ramos Delgado, Onega y Artime en River, Roma, Rattin y Marzolini en Boca. Y yo...

- Es decir que se manejó muy bien...

- No tanto. Tendría que haberme dado más con el periodismo. Era antipático, no sé por qué... A lo mejor me daba bronca que se metieran en mi vida privada. Ardizzone, Panzeri, Diego Lucero, ponían con palabras simples que a lo mejor no jugaba bien. Pero no se metían con lo que yo hacía del domingo al miércoles. El resto...

- Ahora que pasó el tiempo, ¿se puede saber qué hacía?

- Y ¿qué iba a hacer? Era joven, andaba por los veinte años, con auto, que en aquel entonces lo tenían pocos... De lunes a miércoles salía, y a veces no me encontraban. Pero iba al centro, al bowling, al billar, a estar con mis amigos. Y también me gustaba milonguear. Yo bailo todo. Y en el tango, como en el fútbol, hice grandes amigos. Pero amigos en serio, ¡eh!

- ¿Quiénes, por ejemplo?

- Floreal Ruiz, Argentino Ledesma, Jorge Valdés, Abel Córdoba, el ‘Polaco’ Goyeneche, Roberto Rufino, Roberto Florio, Oscar Alemán... Sabía llevar los violines a la orquesta de Pugliese, cuando tocaban en Palermo... Íbamos con mi amigo ‘Piraña’, que vendía banderines en la cancha. Yo vivía con ese ‘busca’, y el bulín que teníamos se llamaba “La Yumba”, por el tango de Pugliese. Si hasta teníamos la letra escrita completa en la puerta.

- Una vida privada fabulosa, ¿de verdad usted conoció a todos esos maestros?

- ¡Y claro! Y aparte, en ese tiempo nos juntábamos los jugadores de todos los equipos después de los partidos para hablar de fútbol... Tengo muy presente al uruguayo Eduardo Collado, al Heber Mastrángelo...

- ¿Es verdad que, además, usted canta muy bien?

- Soy un aficionado. Me gusta todo lo que sea popular. Mi tema es el tango "Mis consejos", ese en el que el padre le habla al hijo. Me acompaña el maestro Nieto, que es director de la Orquesta del Tango de Córdoba. Canto para mis amigos, que son muchísimos. Eso es lo mejor que me dejó el fútbol. Nos juntamos siempre y yo canto.

- Recién me dijo lo mejor que le dejó el fútbol, ¿y lo peor?

- El haber estado durante diez años en la Preselección para jugar los Mundiales y que no me hayan elegido nunca. A los mejor en ese momento no quería quedar en la Selección, porque era distinto, no era lindo, se sufría más de lo que se disfrutaba. Pero ahora, viéndolo a la distancia, me hubiese encantado jugar un Mundial.

- ¿Qué le diría a los que lo criticaban y después de su retiro comenzaron a extrañarlo?

- Nada, el fútbol es así. Además, siempre los que juegan mejor son los más cuestionados, parece que la gente elige una patada antes que una gambeta. En ese entonces muchos creían que yo jugaba solo cuando quería. Pero a lo mejor uno que no sabía ni silbar me marcaba y no me dejaba jugar. Había un jugador de Atlanta, Collado. No me pegaba una sola patada pero igual me tenía de hijo. Y no era culpa mía, me marcaba muy bien.

- ¿Todavía sueña con goles propios?

- No, más bien recuerdo algunos. Como el que hice acá, en Belgrano, para Talleres, como de cuarenta metros. O el de la Copa de Oro de Montevideo, jugando para Vélez contra el Spartak. Arranqué gambeteando desde la media cancha y pasé hasta el arquero. Ah! también le hice uno a Ladislao Mazurkiewicz, el famoso arquero de Peñarol: le mandé un tiro libre de treinta metros y quedó una cosa blanca colgada de la red...

Daniel Willington, genio y figura. Jugador fantástico, entrenador romántico, cantante apasionado. Estatua viviente de Vélez Sársfield. Patrimonio cultural de fútbol argentino.

(entrevista realizada por el periodista Oscar A. Martínez y publicada el 14/03/05 en “Diario Castellanos”, de Rafaela, Santa Fe)

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Juan “Candonga” Carreño, el recuento del último duro del fútbol chileno.


Antes de firmar un contrato hablaba con los técnicos para que lo dejaran carretear tranquilo. Jugó en 16 clubes y en cada uno deslumbró por su pachorra y coraje.

Fue goleador de Unión Española en la mítica Copa Libertadores del año 94 y suplente obligado de la dupla Sa-Za en las eliminatorias a Francia 98. Luego dio doping positivo por cocaína y noqueó a medio equipo de Osorno en el sur.

Estos son los archivos desclasificados de 'Candonga' Carreño y su revancha en contra de Zamorano y el 'Pelado' Nelson Acosta. Dice que uno se portó como un “cabrón” y que el otro fue un “maricón”.

¿Qué piensas de tus colegas retirados que aparecen en un reality o bailando en la tele?

-Hay gente que no soporta estar fuera del medio. No creo que sea una cuestión de plata o por necesidad. Es una cosa de figuración.

¿Es cierto que también te han invitado a participar en este tipo de programas?

-Sí, pero cuando me dijeron que era para eso hasta ahí no más llegó la conversación. Les corté el teléfono, no pesco esas huevás. Imagínate, después de agarrarme a combos en una cancha con 15 hueones, salir bailando con una polera apretada y lycras negras como John Travolta… ¡Na’ que ver!

Sería ir en contra de la imagen de duro de Candonga.

-Tengo claro lo que soy, tengo hartos defectos pero no soy un payaso. Prefiero ganarme la plata trabajando pero no ir a bailar con patines. Además, uno se da cuenta que lo llevan para hacer el ridículo.

Pero Olmos lo hizo bastante bien…

-Sí, lo hizo bastante bien. En el fondo, Olmos no es un técnico sino un gran bailarín.

¿Y el 'Peineta' Garcés?

-Mira, si te creís un técnico serio, hablai de códigos, de valores, de disciplina y la huevá, no podís andar bailando en la tele. No hueís. O soy o no soy. ¿Tú creís que Arturo Salah iría a un programa así? A Garcés le gusta la foto, que suene el rollo, las luces. Yo lo respeto pero no creo que sea un técnico serio.

¿Cómo es la vida de Candonga hoy?

-Depende… hay días que no me levanto y veo monos con mi hijo todo el día. Otros días me levanto a las 4 de la tarde y me pongo a trabajar hasta las 10 de la noche. Me compré una parcela de siete hectáreas y dos veces a la semana trabajo en una escuela de fútbol en Chimbarongo. De aquí a un par de años pienso construir un complejo deportivo.

Atrás quedó la época del rey de la noche.

-Estoy en otra. La vida me dio otra oportunidad y estoy disfrutando de las cosas sencillas.

¿Te saturó el carrete?

-Es que llegó un momento en que me sentía solo y vacío. Me había alejado de los valores que me había dado mi familia y me encontré en algunos caminos que no tenía que haberlos tomado. Así de simple.

¿Cómo era tu rutina en ese entonces?

-Hay gente que va al cine, otros que salen a comer, otros que van a ver una obra de arte y otros que hacen un asado y se toman una garrafa. A mí me gustaba ir a un pub, tomarme unos whiskys y al otro día ir a entrenar. Santo no era pero tampoco un bohemio.

¿Llegaste alguna vez pasado de copas a entrenar?

-Un par de veces… pero llegaba. Me tomaba un whisky en la mañana, me daba una ducha con agua helada y partía a entrenar. Nunca le hice el quite. Me quedaba trabajando una hora más para botar el alcohol.

¿Tuviste problemas con los técnicos?

-No, porque a ningún técnico le vendí una imagen de santo. Antes de contratarme les explicaba que no se estaban llevando al enviado de Dios, se estaban llevando a Juan Carreño y Juan Carreño tenía tales defectos. En el fondo, les pedía que me criticaran pero después de los partidos.

¿Eras como Romario, que en la cláusula del contrato estipulaba los días de carrete?

-Por supuesto, porque si no no podía rendir. Siempre que llegaba a un acuerdo económico con los dirigentes hablaba con el técnico y le decía que firmaba el contrato pero con la condición de salir lunes y martes y que no se metiera en mi vida.

¿Qué hubieras hecho si hubieras jugado en esta época?

-Tendría que haber agarrado a todos los periodistas del fútbol chileno, hacer una conferencia de prensa y decirles ¿saben? Yo soy así… Para qué les voy a andar con cuentos si después me iban a cachar igual en todos lados. Los jugadores somos normales, igual que todo el mundo.

¿Tenías un grupito con el que salías?

-No, siempre andaba solo en la noche. Nunca traté de salir con ningún compañero para que el día de mañana no me dijeran que andaba sacando a alguien a tomar. Si me pillaban, me pillaban a mí.

¿Por qué te gustaba tanto la noche?

-Porque tenía la presión de ser goleador en los equipos que estaba. ¿Y cuál era mi desahogo? Salir un rato en la noche, dos o tres horas.

¿Cuáles eran tus picadas?

-El Brannigan’s, el barrio Suecia, el Lucas Bar.

¿Era cariñosa la gente cuando te veía en los bares o te echaba la foca?

-Por mi forma de ser y mi estilo de juego muchas personas se identificaban conmigo. Había gente apasionada que se me acercaba y me decía “ídolo” porque le gustaba mi forma de encarar y jugar al fútbol.

¿Te mandaban copetes a la mesa?

-Lógico. Pero nunca tuve una pelea ni hice un show. Me gustaban las mujeres, era soltero y lo veía como algo totalmente natural.

¿Por qué te crucificaron entonces?

-Porque dije la verdad y en este país eso no se perdona. Cuando consumí drogas reconocí ante todo Chile que no necesitaba contramuestras. Cometí un error y hasta el día de hoy quedé marcado como drogadicto. Después dije que me gustaba tomarme unos whiskys en alguna discotheque y me tildaron de borracho cuando me los tomaba delante de todo el mundo. Hay futbolistas que se toman una botella de whisky entera encerrados en su casa.

¿Se aprovecharon de tu honestidad?

-En este país uno tiene que ser gris, ni blanco ni negro, medio matizado para llegar a todos lados. El chaqueteo es gratis.

¿Te sientes arrepentido de algo?

-No, en la vida se puede hacer de todo. Me pegué los mejores carretes, me comí a las mejores minas y me tomé los mejores whiskys, pero al otro día era el primero que estaba entrenando.

EL PERILLA Y LA LEGUA

¿Fuiste amigo de El Perilla?

-Sí, tenía una pareja que era concuñada de él. Una vez lo conocí en una comida y me cayó bien. Ni siquiera sabía quién era. No me interesa andar con alguien por el qué dirán.

¿Sabías el rubro en que se movía?

-No, en ese sentido soy un tipo con altura de miras. No ando con alguien porque es paco o rati. En el fútbol uno conoce a mucha gente. Nunca negué su amistad. A veces salíamos a comer o nos encontrábamos en el Lucas Bar. Tengo buenos recuerdos de él. Le encantaba la noche. En los códigos de su gente era un top ten, pero yo nunca lo ví en nada. Y si hubiese cachado algo tampoco te lo diría. Tengo las pelotas bien puestas.

¿Te invitaba a jugar a La Legua?

-Sí, jugué en algunos beneficios. Lo hice por la amistad que tenía con él y por la gente que me conocía en la población y que le tengo harto respeto.

¿Cómo te trataban los choros?

-La gente me tenía harto cariño. Más de alguna vez fui a un bingo o a un baile como una persona más. A veces se me acercaban y se sentían identificados conmigo. Yo también soy nacido en el pueblo.

¿No tenías miedo que te vincularan con la droga?

-No, mis cosas empezaron por otros lados. Como cualquier persona. Al principio me pegaba un huascazo y era la raja, pero cuando te empieza a agarrar la huevadita es una lucha. Te termina atrapando y te complica la cabeza.

¿Cuánto tiempo estuviste metido en las drogas?

-Unos tres años, del 2001 al 2003. Llega un minuto que la huevá te pide y te gastás plata que no tienes.

¿Cuánto gastaste?

-No gasté plata, gasté millones. La droga me llevó a meterme en negocios con gente que na’ que ver y perder cerca de 30 millones de pesos. Eso es porque andaba arriba de la pelota y no tenía la mente clara.

¿Cómo te metiste en el cuento?

-Moviendo como cualquiera. Primero era una vez a la semana, después dos y así. Y como tenía poder adquisitivo lo hacía. Gracias a Dios ahora puedo contarlo como anécdota.

¿Tuviste un pub en ese tiempo?

-Sí, tuve tres negocios. Pensaba que la iba a llevar. Me creía el rey del mundo pero tenía todos los ingredientes para sucumbir: trago, minas, plata, drogas, fama. Todas las huevás metidas en un mismo restorán.

¿Cómo saliste?

-Gracias a la ayuda de mi mujer, de mi hijo y de mi familia.

¿Te internaste?

-No, pero ganas no me faltaron. En un minuto vi la batalla perdida.

ZAMORANO CABRÓN

¿Te consideras un ídolo políticamente incorrecto?

-Yo no sirvo para ser Zamorano. Voy a nacer de nuevo y voy a seguir siendo Juan Carreño porque no me gusta el doble estándar.

¿Encuentras doble estándar a Zamorano?

-Cuando hablo de ídolos en este país, pienso en otras personas.

¿Por qué?

-Prefiero a Marcelo Salas, lejos. Soy respetuoso de la gente auténtica que da sin decirle a la mano derecha lo que da la mano izquierda. Salas ha demostrado que él es así. Es cosa que preguntes en el sindicato de futbolistas quién es Salas y quién es Zamorano.

¿Por qué nunca enganchaste con Zamorano?

-Fui compañero suyo en la Selección y si no fui al Mundial de Francia fue por su culpa. Él mandaba la Selección Chilena en ese tiempo y decidió llevar a su regalón, que era Neira. Hice el último gol de la clasificación y no me llevaron. Zamorano fue el cabrón de esa eliminatoria.

¿Te sentiste traicionado?

-A mí me pueden dar cualquier explicación, pero el daño que me hicieron en ese minuto no lo midieron. Me pudieron haber dejado cinco meses antes, como dejaron a Valencia y otros, lo hubiera entendido, pero no un día antes de viajar. Además, mi lesión no era tan grave y podía recuperarme a tiempo.

¿Quedar afuera del Mundial marcó un antes y un después en tu carrera?

-Sí, porque tenía 29 años, había jugado dos copas Libertadores, fui 10 años goleador en Primera División y estaba en mi mejor momento de madurez. Creo que me merecía un poquito más de respeto y no me lo dieron.

¿Tienes una conversación pendiente con el 'Pelado' Acosta?

-No, él fue maricón conmigo y con maricones para qué vas a tener conversaciones si ya te cagaron.

Pero con Acosta son vecinos… ¿nunca te lo has topado?

-Ojalá que no me lo tope…

COMBOS EN LA CANCHA

¿Cuántas veces peleaste en el fútbol?

-Una vez y pasé a la historia.

¿Eras malas pulgas?

-No, era un tipo de carácter que no me dejaba pisotear.

¿Como fue el encontrón con Hernán Caputto, el arquero de Osorno?

-En un córner entro por atrás, sin querer lo golpeo y me meto con él para el arco. Le ofrecí la mano para pararlo y me dijo: “con razón te dejaron fuera del Mundial tal por cual”. Ya, perfecto, es normal, pensé.

¿Qué pasó después?

-Hubo otro corner y alguien me aprieta los testículos. Yo lo veo que se ríe y le pego un charchazo a mano abierta. El árbitro me dice “Juanito, te ví” y me voy expulsado. Hasta ahí normal. Una expulsión más en el fútbol. Voy saliendo y Caputto cruza toda la cancha y me empieza a insultar. Tú no podís molestar a un jugador expulsado, es un código básico del fútbol. En el fondo estaba buscando que le pegara. Por lo tanto le dije que si me sacaba la madre de nuevo le cortaba la cabeza.

Casi se la cortaste…

-Es lo que se vio en la tele…

Tumbaste a cuatro en total.

-Bueno, pero si los hueones no me venían a abrazar, no era año nuevo la huevá.

¿Por qué te tenían tantas ganas?

-Hasta que le pegué a Caputto soy culpable y responsable de todo. Pero cuando los otros hueones vienen corriendo y se me tiran encima, lógicamente que me tengo que defender. O pegai o te cagan. En el barrio uno aprende que hay que tirar a matar siempre.

¿Cuánto tiempo te suspendieron?

-Seis meses.

¿Lo encontraste injusto?

-No, lo encontré justo, la media cagaíta, no es para sentirse orgulloso porque yo era ídolo de los niños de Huachipato. Pero la vida es así. Siempre he vivido el fútbol con pasión, mi vida ha sido así y voy a morir así. No soy el primero ni el último que se ha defendido o peleado en una cancha de fútbol.

¿Te da lata haber pasado a la historia por este incidente?

-Lo que pasa es que cuando aturden a un hueón en China ponen mi imagen en la tele. ¿Pero qué pasa si a mí me hubieran aturdido y me paro y me vuelven a aturdir? Hubiera andado para la risa de todos los hueones, ¿o no?

También le aforraste a un brasileño en México.

-Fue en un entrenamiento. Me tiró un túnel y le dije que era una falta de respeto porque éramos compañeros. Me respondió “filio tu padre, filio tu madre, filio tu puta”. Bueno, yo no soy muy bueno para los idiomas pero caché que me quiso hueviar, así que le dije que si lo volvía a hacer le cortaba la cabeza.

¿Y qué pasó?

-Lógicamente me tiró otro túnel, no lo dejé pasar, le metí un guatero y quedó aturdido. Los mexicanos se me vinieron encima, me saqué la polera, pero ninguno quiso pelear conmigo. Si me hubieran pegado hubiera seguido jugando pero se cagaron todos. Después de eso decidí venirme a Chile. Fue el combo más caro de mi carrera porque me vine de México y dejé tirados 600 mil dólares.

Glosario

Aforrar: Agarrar, manotear
Cabrón: Tirano, maltratador, abusador, proxeneta
Cachar: Comprender o entender (de ahí proviene la expresión ¿cachái?)
Cagaita: Macana (‘metida de pata’)
Candonga: Broma, burla, chacota, chanza, chiste
Carrete: Fiesta
Charchazo: Puñetazo
Choro: 1) (fem: Chora) adj Entretenido; 2) En las clases bajas, persona violenta o agresiva; 3) m Mejillón; 4) f Vagina.
Combo: Puñetazo
Echaba la foca: Enojarse con alguien
Guatero: Golpe con puño dado en el estómago
Huascazo: Golpe muy fuerte.
Huevada [Léase: “Huevá ó "Güevá"]: Tontería (informal, no elegante).
Huevón [Léase: “Huevón”, "Güevón" ó “Hueón”, fem: Huevona]: 1) Expresión que se usa como insulto o palabrota; 2) Entre amigos, en confianza, es como decir "amigo".
Paco: Palabra despectiva para señalar a los carabineros (policía chilena)
Polera: Camiseta, playera, remera
Rati: Policía de Investigaciones

(artículo del periodista Claudio Pizarro, publicado en el portal digital The Clinic del 11/07/2008)

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