Ante los cambios realizados por Blogger, tiempo atrás, y que afectaron la plantilla de este blog hay textos largos que no se mostrarán totalmente. La solución a dicho inconveniente es hacer click en el título del artículo y así se logra que se muestre el resto de la entrada. Muchas gracias y disculpas por la molestia ocasionada.

Embambinados


Fue acusado por intentar abusar a un menor y terminó preso. Hoy es una celebridad mediática: es crítico de cine por tevé, comenta fútbol y su libro de anécdotas se convirtió en best-seller. Pero la misma sociedad que festeja su reinserción le niega ese beneficio a ex convictos que no son ricos ni famosos. Radiografía de una hipocresía social.

"Todos con el culo en la pared…" cantaban las hinchadas del fútbol argentino apenas Héctor Rodolfo Veira se asomaba en cualquier cancha como director técnico del Club Atlético San Lorenzo de Almagro. “…Llegó el Bambino. Larguen todo y salgan volando que acá está llegando el gran violador”. La popular, se sabe, es impiadosa.

Al recordar aquellas tardes de domingo, hoy, desde otra realidad que ubica a estos mismos actores en otro rol, caben algunas preguntas:

¿A dónde fueron a parar aquellos juicios de valor contra una persona que tiempo antes había sido idolatrado por toda la sociedad?

¿Quién silenció aquel canto/sentencia que bajaba implacable de las tribunas?

Un ídolo futbolero por excelencia, un icono viril y galante, habitué incansable de la noche porteña, aparecía involucrado en un caso de violación a un menor de edad. Así se conoció la noticia por esos días. Un hecho que lo sometió al escarnio público y por el que terminó tras las rejas. Hoy, veinte años después, vale una repregunta: ¿por qué la misma sociedad que lo culpó, hoy aplaude complaciente sus intervenciones televisivas?

El Bambino fue y es una estrella. Suma rating. Vende libros. Entretiene. Se presenta y lo presentan como un personaje de Buenos Aires. Fue un “matador” en las canchas y es un best-seller en las librerías. Aplausos para él, una figura que, la misma sociedad que le niega cualquier esperanza de reinserción a miles de compatriotas que pasaron por la tumba de la desesperación y la delincuencia, lo abruma de cariño como a una celebridad. Desigualdad o hipocresía, que va mucho más allá del Bambino y su locuacidad.

Pasado. En la tarde del 17 de Octubre de 1987, Sebastián Candelmo viajaba junto a un amigo en el auto conducido por su padre. Vieron a Veira, y los jóvenes se lanzaron del auto con una misión: conseguir su autógrafo. Veira accedió, pero no pudo dejar su rúbrica. No funcionó la lapicera. Pero el DT no quería defraudar: invitó a Candelmo -entonces de 13 años- a subir a su departamento. En esos minutos y en la intimidad, el joven sufrió el intento de abuso que condenaría a Veira a la cárcel. El escándalo, de inmediato, inundó las tapas de los diarios.

La suerte del ídolo cambió. La opinión pública, como es o debería ser lógico, se puso del lado de la víctima. No tuvo clemencia ni concesiones para el Bambino. El brillo se cubrió de sombra: la desilusión social fue implacable. Nadie en su sano juicio puede tolerar un delito aberrante. Pero el tiempo y la causa judicial siguieron su camino. El caso entró en un laberinto mediático y judicial, con un sinfín de idas y vueltas, donde estuvo involucrada la misma policía -que protegió al ídolo- al no dar parte inmediato al juez. Comenzó el lento proceso judicial que llevó a Veira tras las rejas.

Para 1988 y aún sin que la justicia se expidiera sobre la denuncia realizada al por entonces técnico de San Lorenzo de Almagro, Veira solía salir desde el vestuario hacia el campo de juego con la vista puesta sobre el césped y sin levantarla hasta llegar al banco de suplentes, mientras las miles de personas agolpadas en las tribunas se quedaban afónicas de tanto insultarlo.

El ídolo carismático que había sido el técnico campeón del mundo con River Plate en 1986, ahora era la cara del mal.

El 30 de Agosto de 1991, un fallo en primera instancia lo condenó a cuatro años de prisión por ser autor del delito de violación en grado de tentativa, en concurso ideal con promoción de la corrupción.

Días después el Bambino iniciaba su estadía en la cárcel de Villa Devoto. Estuvo sólo 11 meses detenido, hasta que abandonó el penal bajo libertad condicional. El caso estuvo cruzado por todo tipo de sospechas, la principal -un lugar común de aquellos años- recaía sobre la Justicia menemista, un terreno complaciente para ricos y famosos.

En Septiembre del ’92, la cárcel quedó atrás, y al poco tiempo Veira volvió al club de sus amores, San Lorenzo de Almagro.

Su camino de regreso había comenzado.

De a poco el Bambino, a fuerza de histrionismo desde el banco de suplentes, retomó su personaje más popular: el del porteño pintoresco y entrador.

En 1995 sacó campeón a San Lorenzo. Habían pasado 21 años desde que el club no ganaba un campeonato. El Bambino recuperaba su lugar de ídolo popular. La sociedad lo había indultado.

¿Por qué?

La psicóloga María Beatriz Müller, especialista en abuso de menores, intenta encontrar una respuesta: "Recuerdo que cuando sucedió lo del Bambino, hubo un fuerte posicionamiento a favor suyo y en contra del joven. La gente pretende, en estos casos, tratar el tema del abuso como si fuera una mentira del abusado y, en este caso más, porque el chico Candelmo era ‘rarito’. Hoy el trato de la sociedad sería diferente".

Respecto a Veira visto como un modelo social, técnico de fútbol ganador o crítico de cine por TV, hay una gran desmemoria que, también, refleja la decadencia de la sociedad: nivelamos para abajo”. Y enfatiza: “El Bambino forma parte de ese grupo de personas que son los ídolos de una sociedad ciega, sorda, muda y sin memoria”.

La reinserción social de Veira una vez que dejó la dirección técnica de fútbol para trabajar en los medios de comunicación, fue de menor a mayor. Desde su lugar de comentarista fue captando al público que esperaba sus intervenciones ocurrentes y festivas con la misma ansiedad con la que esperaban gritar un gol. Sentado frente a las cámaras y amparado por su gracia natural, se instaló como una celebridad mediática de la tevé.

Para una emisión del programa “Hay equipo” que se emite por la señal de TyC Sports, en la que integrantes de equipos recordados juegan un partido contra los periodistas del canal y luego comparten un asado, el Bambino fue invitado junto a algunos ex jugadores del San Lorenzo campeón de 1995, a compartir la mesa. Llegada la hora de la sobremesa, sin guiones ni formatos diagramados, el Bambino hizo explotar de risa a los más de quince comensales que lo rodeaban. Inesperadamente, Héctor Rodolfo Veira promovió la risa desde el fútbol y alcanzó el estrellato como comediante a tal punto, que YouTube tiene entre sus videos más visitados a los del Bambino.

Desde otra perspectiva, un conocedor del derrotero de ex convictos que intentar volver a ser admitidos por la sociedad, el abogado Christian Vargas, defensor de Luis “Gordo” Valor y Hugo “La Garza” Sosa, define que la exposición pública contribuye a que el perdón social prevalezca por sobre las críticas. “No hay que olvidar que en algunos lugares, como cuando Veira estaba dando una nota durante el Mundial 2006, le gritaron ‘violador’. Sin embargo, la exposición del propio personaje genera que se lo acepte y se echen al olvido las cosas antiguas. La mayoría de los que incursionan en estas cuestiones delictivas, con el tiempo buscan expiar las culpas, a fin de que la sociedad lo absuelva. Pero algo es cierto: si los padres de Candelmo estuvieran reclamando públicamente como los padres de Cromañón, el Bambino no tendría un segundo más en televisión”.

La vida de Veira andaba sin mayores sobresaltos, gozando de su fama recobrada, hasta que el pasado volvió para sopapearlo. En 1998 debió indemnizar a Candelmo, por daños y perjuicios, con 145 mil dólares. Además, sufrió el embargo del 90 por ciento de sus bienes y el 20 por ciento de su sueldo como entrenador de San Lorenzo.

Y tiempo después, el joven Sebastián Candelmo volvía a aparecer en público: para entonces ya era Malena, una travesti que decidió contar su drama en el programa de Jorge Rial: “Aunque recuerdo todo, trato de no revivirlo porque me hace mal. Veira fue mi primer hombre. Por eso siento que es culpable de mi homosexualidad, aunque no de mi travestismo. Mi apellido es una cruz. Mis amigos se borraron. A los 16 años me escupían y pegaban. Fui discriminado en el colegio y en el barrio. Siempre era conocido como el chico del caso Veira. Odiar no odio a nadie, pero si me cruzase con el Bambino le diría: ¡Cómo me cagaste la vida!”. Por esas semanas, Veira se alejó de la exposición.

No hizo declaraciones.

El psicólogo, especialista en grupos de riesgo, Alfredo Moffatt analiza: “En el pibe no pensó nadie. Hasta el propio padre lo sometió a un escándalo mediático. La sociedad entera lo desprotegió. Luego vendría su transformación de identidad y más puntos de rating. La Justicia es injusta. Demora 30 años en poner tras las rejas a Mario Benjamín Menéndez mientras que a los ídolos los pone en un lugar de inimputabilidad. Los ídolos populares ejercen la impunidad o es la gente misma la que se la regala. La sociedad olvida estos hechos. El ídolo es más fuerte”.

Best Seller. Los amigos que estuvieron al lado de Veira durante toda su vida no se cansan de decir que el Bambino es un personaje único de Buenos Aires. Son pocas las voces de la farándula que se animan a realizar un juicio de valor sobre los motivos que lo dejaron tras las rejas.

Fueron esos compañeros de la vida, del fútbol o de la farándula, quienes lo animaron para que sus anécdotas pasaran al formato de libro. Una idea audaz. Una gran negocio.

Otro condimento para el análisis.

La directora del Comité de seguimiento y aplicación de la Convención Internacional de los Derechos del Niño, Nora Shullman, señala: “Veira logró a través de la televisión que la gente se olvidara de una faceta oscura que marcó la vida de un chico que se desarrolló con una mancha que no pudo olvidar. Muchas veces la credibilidad de los chicos se pone en duda, como en el caso Grassi, mientras que personajes como Veira ganan la pantalla. El hecho de ser una persona mediática condiciona la condena social: ‘¿cómo va a ser abusador si era futbolista?’. Ese olvido se da con los ricos y famosos y, obviamente, también con el poder”.

Analizado este y otros casos donde se presentan hechos de abusos de menores, las estadísticas sostienen que casi el cien por ciento de los abusadores y violadores reincide. Para el psiquiatra y perito legista Miguel Maldonado, “lo que ocurre en general con los abusadores de menores es que tienen un perfil no tan virulento. Suelen recurrir a la seducción, al convencimiento y a la persuasión. Este tipo de mecanismo se ve en los abusos intrafamiliares, donde los individuos comienzan con una fase de envolvimiento que va llevando a lo demás. Recuerdo que cuando Veira volvió a la cancha, la tribuna lo ovacionó. Hay un trastocamiento de valores en la sociedad. Soy de la opinión de que los que cometen delitos sexuales deben quedar presos de por vida en institutos especiales. Tanto la castración como otros métodos no sirven”.

Pero la figura del Bambino, paradójicamente, despierta simpatía en un sector de la sociedad que aboga por la mano dura cuando el delito no viste Versace ni huele a fragancia importada. Reflejo de una sociedad desigual y miope. Veira tuvo la oportunidad de reinsertarse. Pero no todos corren la misma suerte. En este marasmo de estadísticas imprecisas que es la Argentina, no hay datos fidedignos sobre el porcentaje de ex convictos que lograron retomar una vida socialmente aceptada tras el encierro, pero según los especialistas consultados, la cifra es tan menor que explica, en parte, el nivel de reincidencia en el delito. La vara, se sabe, no es igual para todos.

Arremete el diseñador Roberto Piazza: “La Argentina es un país de pelotudos sin memoria. Si viera a mi hermano, que me abusó desde los seis años frente a una cámara para hacerse famoso, no pararía hasta verlo en el último averno del Dante. No hay justificación para semejante crueldad”. Y va más allá: “Que un acusado por violación sea ídolo de multitudes me parece la atrocidad más grande que le puede pasar a este país. El Bambino es ídolo, best seller y columnista en televisión. Solo le falta que conduzca programas infantiles. Ahí me pondría tetas y me hago puta”, ironizó.

¿En dónde anida el olvido?

¿En dónde el perdón?

¿Y la hipocresía?

Y valga una discreción: soy “cuervo” desde la cuna y he disfrutado oír hablar a los abuelos de mi barrio sobre el eximio jugador de fútbol que fue Veira. También lloré de emoción durante el campeonato “azulgrana” del ‘95 en una fría noche rosarina de Junio.

Un año después, cuando Veira ya era el director técnico de Boca Juniors, en un partido jugado en estadio de San Lorenzo, la tribuna local no tardó en reclamar la patria potestad de uno de sus máximos ídolos. Cuando Veira entró al campo de juego para sentarse en el banco de suplentes visitantes, la espontaneidad futbolera dijo lo que hoy podría resumir de dos o cinco maneras las múltiples y disímiles caras de la sociedad en la que estamos inmersos. El grito ensordecedor duró diez minutos y Veira saludó aprobando aquella ocurrencia popular: “Esta es tu hinchada, la que siempre te bancó, los bosteros te gritaban violador”. El Bambino sonrió. La sociedad ya lo había perdonado.

Pero la Argentina, más allá de Veira, es desigual. Perdona a unos pocos y condena a la mayoría.

(artículo de Lucas Cremades, publicado en revista “Veintitrés”, Octubre de 2008)

seguir leyendo...

Bambino Veira, personaje de Buenos Aires


(fragmento del Capítulo 11 en el cual narra los días posteriores al 17/09/92 en donde recupera la libertad)

Pasó menos de un año aferrado a la vida sólo por los afectos. La familia, los amigos y la certeza de que lo que no llega a matar, fortalece. El abrazo interminable con Carlos Gatti no se detuvo nunca. Siempre estuvieron ligados y, naturalmente, cara a cara buscaban retazos de energía y coraje para seguir adelante.

- Me comí un garrón, Carlitos. Me embocaron.

- Hay que seguir Bambi, no te podés caer.

- Ya lo sé, pero pasé por un momento muy duro. Muy especial, muy doloroso. Me ayudó mucho mi conciencia, mi fe. Y, por supuesto, mi familia, mis amigos y la gente que siempre me quiso. Yo intuyo que el hincha de fútbol me va a apoyar.

- No tengas dudas.

- Solamente mi conciencia me hizo seguir adelante. Yo tenía la gran tranquilidad de que era inocente de todo lo que se me acusaba. Y eso me ayudó a salir. Era mi tranquilidad mental. Sabía que en algún momento todo ese flagelo se iba a terminar.

- Y decís bien… Tu mundo se había reducido al pabellón VIP, una cuadra con las camas una al lado de la otra, un solo baño para diez personas, un televisor viejo, una heladera, un teléfono público, una mesa de ping pong y cuatro livings con una mesa y cuatro sillas para recibir familiares y amigos. ¡Eso lo usaste mucho vos porque no pararon de visitarte!

- Tenés razón ¡Cuánto me ayudaron! Cuánto y cuántos. La lista es interminable. Todos los amigos del barrio, obviamente, más Carlos Veglio, Toscano Rendo, Victorio Cocco, Víctor Hugo Morales, el loco Gatti, Marcelo Araujo, Fernando Niembro, Roberto Rimoldi Fraga, que se puso a cantar, ¡y muchos más!.. Y el gran Joan Manuel Serrat, claro.

- Todos se portaron muy bien. Lo de Serrat fue impresionante.

- Un fuera de serie. No sé si te conté alguna vez como fue que te ubicó. Vino a cantar a Argentina y me llamó por teléfono a mi trabajo. Me empezó a hablar y yo pensé que era alguien que me estaba cargando, pero no, me citó en el Hotel Panamericano y me explicó que quería verte. Él consideraba que tenía que obrar con vos del mismo modo que lo hiciste en Guatemala, cuando lo recibiste en tu casa. Teníamos una relación linda desde que en 1969 presentó “Tu nombre me sabe a hierba” en San Lorenzo y nos vimos al salir de un entrenamiento.
Ahora se bancó toda la fila como uno más y eso que los guardias le ofrecieron pasar de largo. Esperó pacientemente y después estuvo como cinco horas con vos. ¡Un domingo a la mañana, después de un show y antes del siguiente! Yo no me olvido nunca más de eso. No me va a alcanzar todo el tiempo del mundo para agradecerle.


- El mejor agradecimiento es que estés entero.

- Estoy entero. No me quebraron. Para mí esto fue un accidente de vida. Me la tuve que bancar. Tuve que poner el pecho y salir adelante. A mí me tocó eso. Tuve la suerte, la fortuna de que no me quemaron la mente, que no lograron quebrarla. Yo estaba fuerte y mi fuerza crecía día a día porque yo sabía cuál era la verdad. En el pabellón de Villa Devoto leí mucho la Biblia y eso me ayudó bastante. Me tranquilizó. Recuerdo los salmos 27 y 70. Fueron los que más me reconfortaron, sobre todo el primero: “Cuando se juntaron contra mí los malignos para comer mis carnes, ellos mismo, mis adversarios y mis enemigos, tropezaron y cayeron”.

- ¿Qué vas a hacer ahora? No tenés que esconderte.

- ¡Noooo! ¿Por qué? Mirá, cuando abandoné el pabellón me sentí totalmente liberado. Voy a hacer una vida normal, como la que había hecho antes de ingresar en la cárcel. No tengo por qué esconderme.

- Así te quiero escuchar.

- Así va a ser. Tengo dos opciones: vengarme de todos o dedicarme a mi familia. Sonia, mi mujer, y mi papá Víctor me aconsejaron bien. Voy a optar por la segunda. Vuelta de página y a continuar.

- Tenés razón. Vamos ya mismo a sacarte la duda sobre cómo te va a recibir la gente. Vamos a caminar por la calle.

-¿Te parece? ¿Ahora?

- Ahora, levantate. Es plata o mierda. Vamos a la calle Florida.

Llegaron a la peatonal y divisaron a una veintena de alumnos que paseaban de excursión. Antes de que cualquier otra persona se les acercara, la maestra apuró el paso y les solicitó permiso tímidamente para que se tomaran fotografías. Rieron durante varios minutos y, ya completamente distendidos por la prueba superada, volvieron al bar a encontrarse con la barra de amigos. A poco de entrar, el Bambino miró fijamente a Carlos y le aseguró: “Estoy de vuelta, gracias por todo”. Cuarenta días después, San Lorenzo lo citó otra vez.

La otra versión, no menos confusa, viene de Malenna (ex Sebastián) Candelmo. Ocurrió el 17 de Octubre de 1987 en el departamento que entonces Héctor Veira tenía en el barrio de Caballito. Por miedo, por vergüenza y también por ser menor de edad, Sebastián Candelmo, el chico de 13 años que acusó al ex técnico de Boca y San Lorenzo de haber sido abusado, permaneció en silencio. Hace unos años, a sus 27, Malenna, como Sebastián se hace llamar, apareció “Aunque recuerdo todo, trato de no revivirlo porque me hace mal”, adelantó ante las cámaras de “Intrusos”. Se negó a dar detalles. “No sé si Veira usaba slip, me acuerdo del pantalón marrón que llevaba y que peló el coso -dijo y pidió que no lo obliguen a dar precisiones-. Pasó lo que puede pasar en una cama”, resumió. Fue mi primer hombre”.

Según Candelmo todo empezó con un pedido de autógrafo. Viajaba con su padre en auto cuando vio al Bambino en la calle: “Ese día mi padre lo reconoció y yo le pedí un papel para solicitarle un autógrafo”. Sebastián estaba con un amigo -explicó- y los dos se bajaron del coche y se acercaron para pedirle su firma. “Me dijo que la birome no funcionaba, y me invitó a subir al departamento”. Candelmo cuenta que subió solo por pedido del Bambino. Como no había lugar en la cuadra para estacionar su padre quedó dando unas vueltas a la manzana y al volver vio que su hijo no estaba. Una vez en el departamento Sebastián pidió permiso para ir al baño. “Cuando salí él me estaba esperando en la habitación”.

Candelmo reconoce que “él sabía que tenía una tendencia homosexual” y que tenía miedo “de la homosexualidad, porque si eras travesti en ese entonces te pegaban o te mataban”. Comentó que así se lo hizo saber a Veira. “Tuve miedo y yo se lo planteé”, dijo: “Fue mi primer hombre. Por eso es que siento que Veira es culpable de mi homosexualidad, aunque no de mi travestismo”. Y negó que todo haya sido “una cama” para sacarle plata a Veira. “Cuando sucedió este hecho vivíamos en Martínez -se defendió explicando que entonces gozaban de un buen pasar-. Después mi familia cayó en bancarrota por lo que tuvimos que pagar en abogados”. Se gastó todo, “el Bambino” también perdió.

El escándalo lo obligó a dejar el fútbol y después de tres años de acusaciones y desmentidas, pagó con 11 meses de cárcel en Devoto. Veira quedó en libertad en 1992, pero el caso siguió con una demanda por daños morales que se resolvió a favor de la familia Candelmo en 1998. Veira debió pagar una indemnización de 110.000 dólares más intereses -$ 145 mil- y sufrió el embargo del 90% de sus bienes y el 20% ciento de su sueldo en San Lorenzo que lo llevaron casi a la quiebra.

¿Qué hizo Candelmo con la plata que cobró? La gastó en menos de un año. Compró una oficina para su padre, la casa donde vive con su mamá y otra casa en Mar del Plata a donde se fue a vivir un año para escapar de su vida. “Mi apellido es una cruz. Mis amigos se borraron. A los 16 años me escupían y pegaban. Fui discriminado en el colegio y en el barrio. Aunque nos mudábamos seguido, la gente se enteraba, y siempre era conocido como el chico del caso Veira…”, dijo.

La depresión que vivió desde los 16 lo hizo cambiar de hábitos. “La droga fue un escape, empecé a consumir cocaína a los 17 y dejé a los 22, porque siempre que consumía me los imaginaba a mis viejos llorar”.

En ese lapso estuvo varias veces muy cerca de la muerte. “Me internaron en el Ramos Mejía y me hicieron un lavaje de estómago porque había tomado un montón de pastillas”. No fue una casualidad, dice que varias veces más intentó acabar con su vida. “Quise suicidarme otras veces, me corté las venas a los 16 y, también, a los 18″. Dijo haber terminado con “tanta locura”. Pero ni la plata cobrada, ni el cambio de imagen -“me hice las lolas el 8 de Mayo de este año” (2000)-, cuenta le dieron tranquilidad. Con las operaciones de cola y de nariz (con la que dijo a Foco no haber quedado satisfecha), los peeling faciales, la plata se acabó rápido y Sebastián se volcó a una nueva vida.

Adoptó el nombre de Malenna por una película que había visto, y que trata de una chica que es violada, y abrió un sitio web para mostrarse. Un amigo la convenció de sacarse fotos desnuda, cuenta a Foco. “Para poder trabajar publiqué mis fotos en Internet con el nombre de Malenna Candelmo. Usé mi apellido porque sé que muchos van a buscarme para decir: ´A ver qué se siente hacerlo con el chico del caso Veira”.

Debutó unas semanas después y fue una situación traumática: “Con el primer tipo que tuve relaciones estaba en pedo, tomé tres whiskies, y cuando estaba un poco mareada subimos al hotel alojamiento. Una hora después volví a casa corriendo. Subí las escaleras, me encerré en mi cuarto y me puse a llorar” -cuenta angustiado-. Aunque jura que sus padres la apoyan, cuenta que vio la vergüenza en la cara de su padre cuando se lo confesó, y que su mamá Nélida sufre un ataque de nervios desde que salió la nota de Intrusos. Sentido dolor Pero hay quienes dicen que su dolor no es genuino.

Yanina Veira, la hija del Bambino, desliza que en la homosexualidad de Candelmo está la prueba de la inocencia de su padre. “Él lo acusó de violación y ahora aparece siendo un tremendo travesti. Yo también tuve que cambiarme de ocho colegios porque mi vida era un caos, y ahora tengo que remontar todo ese pasado”.

Lidia Pepe, la primera esposa de Veira, también acusa a Candelmo: “Su condición venía de nacimiento y ahora dice que el caso del Bambino lo arruinó, que tuvo que hacer la calle y en un año se gastó la plata. Yo sabía que lo habían echado del colegio por amanerado. Además ellos vivían en una pocilga y ahora tienen dúplex”.

Malenna se defiende y mostró a Foco su casa sin lujos, donde vive con su madre, su perra Luna y su gato Chatrán. En su cuarto se ven algunas de sus fotos. Todas son de la infancia, antes del escándalo con Veira, antes de que se reconociera como “travesti”, condición de la que está orgullosa (sueña con llegar a ser como Florencia de la Vega).

Además, está repleto de imágenes de Jesús y la Virgen. “Dios es fundamental” dijo su mamá, y Malenna reza para poder mitigar su dolor. “Odiar, no odio a nadie, pero si me cruzase con el Bambino Veira le diría: ‘¡Cómo me cagaste la vida!´”.

seguir leyendo...

Bilardo y el "Bambino" Veira en dudoso estado

seguir leyendo...



Esta tarde trataron tan mal a la pelota que a la noche va a tener que dormir vendada.

(HÉCTOR “Bambino” VEIRA, ex jugador y entrenador argentino, y su conclusión al cabo de un partido aburrido)

seguir leyendo...


Acá se confunde motivación con presión. En mi última etapa en San Lorenzo yo siempre decía: 'Escúchenme, muchachos, vamos a ir a jugar al fútbol, no a la cámara de gas'. Hay pibes que están tremendamente presionados.

(HÉCTOR “Bambino” VEIRA, ex jugador y entrenador argentino)

seguir leyendo...


Me tenés que preguntar por qué te puse, nene!!

(HÉCTOR “Bambino” VEIRA, ex jugador y entrenador argentino y su respuesta a un jugador, enojado porque Veira lo había reemplazado)

seguir leyendo...

La anécdotas del "Bambino" Veira

seguir leyendo...

El Bambino en el cine

seguir leyendo...


Comenta Héctor "el Bambino" Veira que durante 1990 mientras era entrenador del Cádiz habitualmente tenía que lidiar en las concentraciones para conseguir que el salvadoreño Jorge "El Mágico" González (foto) se levantara de la cama para entrenar pues nunca había forma de despertarlo.
Al respecto de este tema recuerda en especial: “una vez le llevé a la habitación un grupo de flamenco para ver si se levantaba; cuando a duras penas logró ponerse en pie me dijo: Sólo me levanto porque me gusta la música”.

seguir leyendo...


"Te necesito de lateral, Luquitas", le dijo un buen día de 1998 el “Bambino” Veira a Lucas Gatti (foto), hijo de Hugo Orlando Gatti, quien había llegado de Argentinos Juniors como volante ofensivo.
"Vas a ser un 3 fantássstico", completó el técnico para motivar a su jugador. El problema fue que al pibe justo le tocó vérselas de cerca con dos “pesos pesados” que enseguida le tomaron el tiempo: Maradona y Caniggia.
Al ver lo que estaba pasando, Veira decidió parar la práctica y hablar con su nuevo lateral izquierdo. "Luquitas, una barrrbaridad... Pero primero encargate de Cani y después de Diego", fue el consejo que le dio para evitar el 2-1. El Bambino dio media vuelta y comenzó a alejarse, pero a los dos pasos giró nuevamente y cerró su charla con Gatti: "Luquitasss, Caniggia es el rubio, eh".

seguir leyendo...


- ¿Cuándo empezó el romance con la noche?

- De jovencito, era muy pibe. Salía cuatro o cinco noches por semana. Y tenía el sueño al revés, completamente. Durante el día se me cerraban los ojos y a la noche, en la concentración, me costaba dormirme.

- Otra de tus pasiones es el cine. Trabajaste en Hollywood...

- Sí, en México yo estaba en Torreón, y las películas se rodaban al lado, en Laredo, porque se pagaban menos impuestos que en Estados Unidos. Iba a filmar gente muy importante, como John Wayne, Raquel Welch, Wiliam Holden, Ann Margret, Rod Taylor. Durante dos años vinieron todos. Y ahí empecé a trabajar bastante como extra. Hacía de indio y de borracho en muchas películas, o de los que estaban atrás en los salones. Yo amaba el cine y a esos monstruos los veía cuando era pibe.

- ¿Y te pagaban bien?

- Sí, como me daban cien dólares cada vez que iba a grabar, yo pensaba: "Ojalá que no me maten rápido". Pero me liquidaban enseguida, era uno de los primeros en morir. Era el indio que siempre caía primero. Siempre me tocaba ese papel.

- ¿Se puede decir que sos un actor frustrado?

- Sí, si no era futbolista hubiera sido actor. Seguramente me dedicaba a la comedia, porque toda la vida tuve sentido del humor. Yo era fanático de Burt Lancaster y no lo pude conocer. Rogaba para que fuera a filmar a México, porque era un actor que podía hacer westerns, pero nunca se dio. Me hubiera gustado protagonizar “Apache”, esa memorable película en la que actuó él.

(HÉCTOR "Bambino" VEIRA, ex jugador y DT argentino, en revista "Hombre", 2007)

seguir leyendo...

El Bambino Veira en "Hay equipo" de TyC Sports (3ª parte)

seguir leyendo...

El Bambino Veira en "Hay equipo" de TyC Sports (2ª parte)

seguir leyendo...

El Bambino Veira en "Hay equipo" de TyC Sports (1ª parte)

seguir leyendo...


Pibe, vos sos un jugador de planilla. A vos te ven en la planilla los rivales y se asustan. Blasito, vos sos el Sheriff.

(HÉCTOR "Bambino" VEIRA, técnico argentino, "motivando" a su modo a Blas Armando Giunta)

seguir leyendo...


Alejandro Apo charlaba con el periodista Fernando Bravo y, juntos, escuchaban unos viejos audios de Héctor "Bambino" Veira. Y contaba, siempre anecdótico, el Bambi: "Casi todas las noches íbamos con unos amigos a escuchar cantar tangos al "Polaco" Goyeneche, y yo ya le sabía más o menos cuándo cantaba cada tema. No sabés lo que se moría de risa el Polaco cuando yo le gritaba: ¡¡Saquen el paraguas que va a cantar "Garúa"!!

seguir leyendo...


En una emisión del programa de Fox Sports "La última palabra" estaba todo el panel (incluído el ex jugador de River Plate, Norberto "Beto" Alonso, que había concurrido de traje blanco, camisa blanca y corbata blanca) debatiendo un tema candente y el Bambino Veira no acotaba nada, pero se reía solo. De repente el conductor del programa, Fernando Niembro, le pregunta "¿De qué te reís tanto Bambino?" a lo que el Bambi contesta: "Es que mirá lo que es el Beto Alonssso!!! Parece el Capitán del Crucero del Amor!!!

seguir leyendo...


La tecnología es una cosa de locos. Apretás un botón y estás en la NBA, apretás otro y estás en Moscú (El "Bambino" VEIRA, técnico argentino, aportando su opinión sobre las nuevas tecnologías)

seguir leyendo...


Nene, a vos te patean un colchón y te lo meten en el ángulo!!! (Un "Bambino" VEIRA muy enojado con el arquero venezolano Gilberto Angelucci (suplente de Passet) por un gol bastante tonto que le convierten en un entrenamiento de San Lorenzo)

seguir leyendo...


Jorge tiene una gran personalidad, podría jugar hasta en Irak, nene! (HÉCTOR "Bambino" VEIRA, y sus salidas siempre jocosas, en este caso opinando sobre Jorge Bermúdez, ex jugador de Boca Juniors y de la Selección Colombia)

seguir leyendo...