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El seleccionado argentino logró por sexta vez la Copa América, en el estadio Nacional de Chile, en 1941.
El partido de su coronación lo realizó ante el anfitrión, a quien derrotó por 1 a 0, gol anotado por el “Chueco” García a los 26 minutos de la segunda parte.
En ese cotejo, la Argentina, dirigida por Guillermo Stábile (el primer máximo goleador de un Mundial, en 1930) alineó con Estrada; Salomón y Alberti; Roberto Sbarra, Videla y Battagliero; Pedernera; Moreno, Arrieta, Antonio Sastre y Enrique García.
El plantel del campeón se completaba con Sebastián Gualco, Lorenzo Gilli, Sabino Coletta, José Minella, Gregorio Esperón, Juan Marvezzi, Juan Gayol, Oscar Belén, Ricardo Alarcón, Bartolomé Colombo y Gabino Arregui.
Era un equipo con figuras indiscutibles, destacándose el talento de Adolfo Pedernera y José Manuel Moreno, ambos de River Plate.
Para la conquista, Argentina ganó los 4 partidos que disputó, con 10 goles a favor y 2 en contra. Derrotó a Perú por 2 a 1, a Ecuador 6 a 1, Uruguay 1 a 0 y a Chile por 1 a 0. El goleador fue Juan Marvezzi, con 5 tantos, con la particularidad que todos ellos los convirtió en un solo cotejo, ante Ecuador.

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Ocurrió durante el Sudamericano de fútbol realizado en Montevideo, en 1942. Argentina había derrotado a Paraguay, Brasil, Ecuador (este partido terminó 12 a 0) y a Perú. Y el 2 de Febrero de 1942, los argentinos debían enfrentar a los chilenos. El desarrollo era bastante parejo, aunque todos vaticinaban un fácil triunfo de Argentina.
Sobre el final de la primera etapa, con el resultado 0 a 0, se produjo una jugada que provocó un escándalo. Ante un avance chileno, el zaguero argentino Salomón rechazó con fuerza, pegándole la pelota, de manera casual, en una mano de su compañero Ramos, ubicado dentro de su área. Fue entonces que el árbitro, el peruano Enrique Cuenca, pitó dando señas que iba a sancionar un tiro penal favorable a Chile.
Inmediatamente, medio equipo argentino rodeó a Cuenca para reclamar que no hubo intención de Ramos de tocar la pelota. La insistencia dio sus frutos y entonces el juez sancionó un tiro libre fuera del área a favor de Chile.
En ese momento, los chilenos decidieron retirarse a los vestuarios, muy ofuscados. Durante más de media hora los argentinos se quedaron en el campo de juego, a la espera de novedades, hasta que finalmente también se retiraron.
En los vestuarios, los dirigentes buscaron un arreglo. Los chilenos querían que otro árbitro continuara el partido, pedido que los argentinos no aceptaron.
Finalmente, Chile se decidió por continuar con Cuenca (había transcurrido más de una hora desde la suspensión) pero los argentinos, ya duchados y cambiados, no quisieron saber nada de continuar el partido.
Al otro día, los organizadores dieron por ganado el cotejo a la Argentina. Nuestro seleccionado alineó con Gualco; Salomón y Alberti; Esperón, Videla y Ramos; Heredia, Pedernera, Laferrara, Moreno y Enrique García.
Argentina llegó a la final con Uruguay, partido que se disputó el 7 de Febrero de 1942 ganando el equipo local por 1 a 0 con gol de Bibiano Zapirain, delantero del Club Nacional de Football.

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Carlos Salvador Bilardo, quien como director técnico del seleccionado Argentino de fútbol consiguió una Copa del Mundo en México 86 y un subcampeonato en Italia 90, siempre se caracterizó por ser un entrenador minucioso que "estaba en todas", y que no pasaba detalle por alto ni dejaba circunstancia librada al azar.
Como muestra bien puede destacarse una actitud que el discutido técnico tuvo poco después que la Argentina igualara en dos tantos con Ecuador, como visitante, por la Copa América de 1983. Ese año el campeonato de selecciones sudamericanas se desarrollo por zonas y con partidos de "ida y vuelta" y no en un país que oficiara de sede, tal como aconteció en las últimas ediciones.
Tras el empate, Bilardo devolvió a la firma "Le Coq Sportif" -por ese entonces proveedora de la ropa deportiva de la selección- todos los pantaloncitos designados para el primer equipo, y pidió que se los cambiara por otros que poseyeran un bolsillo en la parte posterior.
"Quiero que cada jugador lleve allí dos o tres rodajas de limón" -se justificó el entrenador ante la prensa-, "cuando jugamos en Quito no tenían bolsillos, y Miguel Ángel Russo llevó pedazos de limones en dos bolsitas plásticas, que colocó junto a uno de los postes de Nery Pumpido y al lado del banderín de la media cancha".
Claro que el mediocampista albiceleste no contó con la "viveza" de los chicos alcanzapelotas, quienes desde el anonimato aportaron lo suyo para colaborar con el combinado nacional y, de paso, disfrutar de unos ricos y refrescantes trozos de cítricos.
"Cuando la altura empezó a secar las gargantas -prosiguió Bilardo-, todos pedían un pedazo de limón y no había más. Eso no volverá a pasar si tenemos bolsillos en los pantaloncitos".
Cabe destacar que en su primera época al frente de la selección Bilardo aún no contaba con los prácticos servicios del polifuncional masajista Miguel Di Lorenzo, popularmente conocido como "Galíndez".

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No caben dudas que el gol más espectacular de la historia del seleccionado nacional lo anotó Diego Maradona a los ingleses, el segundo, en la Copa del Mundo de 1986 en México.
Pero en los años 40, todo el mundo hablaba del famoso gol que le convirtió a Uruguay, el futbolista de San Lorenzo de Almagro, Rinaldo Martino (foto), a quien apodaban "Mamucho".
Era el gol de la final del torneo Sudamericano de 1945, disputado en Santiago de Chile.
Por eso se lo denominó "El gol de América".
Argentina, en ese 25 de Febrero de 1945, había formado así: Ricardo; Salomón y Palma; Sosa, Perucca y Colombo; Muñoz (Boyé), Méndez, Ferraro, Martino y Loustau.
La Argentina venció 1 a 0, gracias a una genial jugada personal de Martino. Arrancó desde el mediocampo, por la izquierda, eludiendo sucesivamente a Obdulio Varela, Prado y Tejera y ante la salida del arquero Máspoli, lo derrotó con un suave toque por sobre su cuerpo.
En la vuelta olímpica, los chilenos llevaron en andas al goleador argentino.
Martino, tras jugar en San Lorenzo, fue transferido, en 1948, a Juventus de Turín, Italia, donde ese mismo año ganó el scudetto, pasó más tarde a Nacional de Montevideo, ganando los torneos de 1950 y 1952.
Para el seleccionado argentino jugó 33 partidos, convirtiendo 18 goles.

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La Copa América de 1925 tuvo la curiosidad del pequeño número de participantes: sólo tres, Argentina, Brasil y Paraguay, la más mermada de todas las ediciones disputadas.
Ese mismo año, el argentino Julio Libonatti, “El potrillo” (foto), se convirtió en el primer sudamericano “exportado” a Europa (Italia), y llegó a ser internacional con la selección italiana.
La edición de 1935, disputada en Lima, estrenó la posibilidad de hacer cambios de jugadores en los partidos (tres de campo y el arquero), mientras que la celebrada un año después, en 1936, comenzó ese año y acabó uno después, en 1937, ya que el partido inaugural se disputó el 27 Diciembre y la final a comienzos de Febrero. Precisamente el encuentro decisivo también se prolongó en dos días distintos. Comenzó el 1º de Febrero y acabó de madrugada, la primera vez que se celebraron partidos en horario nocturno.

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Los uruguayos Ángel Romano y José Piendibene y el chileno Sergio Livingstone figuran entre los nombres para el recuerdo de la Copa América. Piendibene fue el autor del primer gol del torneo, anotado al chileno Manuel Guerrero el 2 de Julio de 1916.
Por su parte, Ángel Romano (Uruguay) es el futbolista que más títulos ha ganado: cinco (1916, 1917, 1920, 1924 y 1926) y el que más torneos ha disputado: ocho (1916, 1917, 1919, 1920, 1921, 1922, 1924 y 1926).
El ex arquero chileno Sergio Livingstone (foto) tiene el honor de ser el jugador que ha participado en más partidos: 34 partidos entre 1941 y 1953.
Siguiendo con los números, la mayor goleada se produjo en Uruguay 42. Argentina derrotó a Ecuador por 12-0; mientras la mejor media goleadora la tiene Brasil, que en 1949 logró 48 goles en 8 encuentros, a una media de 5,75 por partido.

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La Copa América también se cuenta a través de las anécdotas e historias que descansan en sus archivos.
Por ejemplo, ¿Cuál es el partido más largo disputado en este torneo? Fue en 1919, en la edición celebrada en Río de Janeiro. Tras los noventa minutos iniciales en los que no se movió el marcador de la final entre Brasil y Uruguay, se disputaron dos prórrogas de 30 minutos cada una. En el minuto 122 Arthur Friedenreich dio el título a los brasileños.
Arthur Friedenreich, el primer futbolista mestizo de Brasil, apodado “El Tigre”, fue el primer mestizo que jugaba en la selección de Brasil, pasó a la historia del fútbol de este país por sus 26 años como profesional. Se retiró a los 43 años y más de 1.300 goles en su haber.
Aquel gol ante Uruguay tuvo una dedicatoria especial en una escultura con su medio y bota expuesta en un comercio de Río de Janeiro con la leyenda “A perna do campeao”.

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Un singular récord futbolístico le tocó inscribir al marcador central argentino Daniel Pedro Killer quien, entre las décadas del 70 y el 80 jugó para Rosario Central, Racing, Newell's Old Boys, Vélez, Estudiantes de Río Cuarto y Unión de Santa Fe.
Es que el recordado "Perro" Killer jugó 22 partidos (entre 1975 y 1978) en el Seleccionado argentino, siendo el único zaguero en anotar 3 goles, todos en un mismo partido.
El encuentro fue en el marco de la Copa América de 1975, cuando Argentina enfrentó el 10 de Agosto de ese año a Venezuela en el estadio de Rosario Central, ganando ¡11 a 0!
Argentina alineó con Gatti; Mario Killer, Pavoni, Daniel Killer y Andrés Rebottaro; Ardiles (Asad), Gallego y Zanabria (Valencia); Bóveda, Luque y Kempes. DT: César Menotti
Los goles fueron convertidos por Daniel Killer (3), Gallego, Kempes (2), Ardiles, Zanabria (2), Bóveda y Luque.
Daniel Killer formó parte del plantel argentino que ganó la Copa del Mundo de 1978, aunque no jugó ninguno de los partidos.

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El VII Sudamericano de fútbol realizado en Montevideo en 1924, tuvo como favorito al seleccionado local, Uruguay, quien acababa de consagrarse campeón olímpico. Su gran rival era la Argentina.
Lógicamente, la final la disputaron Uruguay y Argentina, llevando los primeros la ventaja de un punto, debido a que había ganado todos sus partidos anteriores, mientras que Argentina, en su debut, solo pudo empatar ante Paraguay.
En un libro editado en Uruguay, "Donde se cuentan proezas", escrito por Ricardo Lombardo, se relata una anécdota por demás emotiva.
Dice que esa final resultó muy disputada: "El equipo uruguayo atacó con persistencia; alcanzó mejor brillo y mejores oportunidades para convertir. Pero el marcador permaneció inalterable. El guardameta argentino, Américo Tesorieri (foto), fue el héroe. Lo sacaron en andas. Al confraternizar ambos equipos, tras la brava lucha, los uruguayos Zibechi y Romano lo abrazaron y lo besaron, gesto que el golero destacó emocionado. Con el 0 a 0, Uruguay colocó otra vez su nombre en la base de la Copa América".
"En esa memorable jornada -rememora Lombardo- el equipo celeste no contó con el concurso de Héctor Scarone, el mejor insider del mundo. No fue esta una consideración casera, sino repetida por críticos y jugadores extranjeros. Una genialidad de Scarone, podía resolver la suerte de un partido".
Uruguay, aquel campeón Sudamericano del '24 que consagró al argentino Tesorieri, levantó la Copa, pese a la ausencia de su as de espadas, el talentoso Héctor Scarone, apodado "Rasquetita", debido a su carácter por demás excitable.

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Esas “mamonadas” no me gustan. No hace falta, no es necesario; ellos no mataron a nadie, ni le robaron a nadie.

(HUGO SÁNCHEZ, ex futbolista y actual entrenador, el 21 de Agosto de 2007, ante preguntas de la prensa acerca de si los jugadores que renunciaron a jugar la Copa América -Ricardo Osorio, Pavel Pardo y Carlos Salcido-, debían ofrecerle una disculpa)

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Resulta que habíamos activado de nuevo la Agremiación de Futbolistas Paraguayos y como yo era el capitán del equipo, tenía que ser el portavoz del grupo. Me tildaron de cabecilla y no viajé en el '79 para la final de la Copa América. Barchini (entonces presidente de la Liga Paraguaya) me anunció que no viajaba por 'orden superior' (refiriéndose a Stroessner). Fue algo ridículo, pero así me tenían en la selección y por eso no pude intervenir en las eliminatorias para España 82.
Tampoco escapa otra anécdota en el estadio Defensores del Chaco: "Finalizó el juego con un equipo brasileño y como capitanes, Junior (Brasil) y yo, teníamos que entregar un banderín al Presidente de la República.
Se acercó un señor del protocolo y nos dijo que solamente el jugador brasileño sería recibido por el Presidente. Entonces, le entregué lo que tenía y Junior llegó hasta el palco con los dos banderines'.
Yo pienso que el entorno del Presidente en aquel entonces le malinformaba sobre mí y a consecuencia de eso aparecieron estos problemas".

(HUGO RICARDO TALAVERA, emblemático ex jugador de Olimpia de Paraguay, contando sus peripecias durante la presidencia de Paraguay por parte del General Alfredo Stroessner)

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