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Se puede disponer de las mejores instalaciones y contratar a los mejores jugadores del mundo, pero la llave del éxito la tiene el entrenador.

(STEFAN KOVACS [1920-1995], entrenador húngaro, recordado por su gran paso en el Ajax de Johan Cruyff)

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Estuve en el Ajax desde 1964 y ahi encontré a un gran técnico que me enseñó a explotar mejor lo que ya sabía desde niño: manejar el balón.


(JOHAN CRUYFF, célebre futbolista y entrenador holandés)

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El 7 de Noviembre de 1978, el Bayern Munich jugó contra el Ajax un partido amistoso contra el entonces campeón holandés Ayax. El motivo del partido era un homenaje-despedida a Johan Cruyff. Y sin tener en cuenta ese dato pintoresco, el equipo alemán le ganó 8-0.
El martes 9 de Mayo de 2006, veintiocho años después, Karl-Heinz Rummenigge, que ese día hizo 4 goles y hoy es Presidente del Bayern pidió disculpas en un programa de la TV holandesa. Dijo que aquella goleada fue una ofensa.
Gerd Müller, otro delantero del Bayern en ese partido, dijo que no se sentía orgulloso por lo ocurrido en aquella ocasión. Y el ex arquero Sepp Maier se limitó a decir “Sorry, Johan”.
¿Pero tenían que dejarse perder, o empatar a propósito? ¿Cuál es la actitud correcta en un amistoso? ¿Aquella de Chilavert e Higuita, cuando un micrófono captó la charla que tuvieron antes de un penal y en la que “arreglaban” para dónde patearía el paraguayo y se arrojaría el colombiano, y así todos felices?
Rummenigge, en tanto, agregó que el Ajax tuvo parte de culpa por la derrota, pero no por haber jugado muy mal, sino por motivos extra-futbolísticos: el equipo del Bayern no fue recogido en el aeropuerto y no tuvo ninguna recepción. Y antes del partido, el propio Cruyff fue al vestuario alemán y le dijo a Sepp Maier que el Bayern debía brindar un auténtico partido. Vaya si lo hizo.

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Fuera del campo Cruyff era un chaval muy enclenque. Pero sobre el terreno de juego era como de otro planeta.

(RINUS MICHELS [1928-2005], entrenador de Johan Cruyff en el Ajax, Barcelona y en la selección holandesa)

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Fue tanta la expectativa que produjo la final de la Copa de Campeones de Europa de 1996, que la emisora religiosa Radio Vaticano decidió transmitir, por primera vez en su historia, ese cotejo que protagonizaron la Juventus, de Turín, y el Ajax de Ámsterdam, Holanda.
Radio Vaticano, dirigida por la orden de los jesuítas, sólo irradiaba informaciones y comentarios acerca de las actividades del Papa y de la Santa Sede a diferentes partes del mundo y en diversos idiomas.
Claro que para esa final, disputada el 22 de Mayo de 1996, Radio Vaticano designó a dos enviados especiales quienes, en cuidadoso léxico y sin demasiado gritos, dieron a los feligreses de la religión católica, el desarrollo del cotejo y los goles del triunfo del conjunto italiano, en definición por penales.
Además, se transmitió el partido con el máximo de objetividad y sin demostrar demasiada alegría por el éxito del conjunto turinés. Fue una emisión sin avisos comerciales y, para los entendidos, de una calidad radial fuera de lo común.

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Marinus Jacobus Hendricus "Rinus" Michels (Amsterdam, 9 de Febrero de 1928-3 de Marzo de 2005) fue un futbolista y entrenador holandés. Como entrenador se le conoció con el nombre de "Mr. Mármol" por su dureza no solo en el campo.
Su carrera como futbolista discurrió casi en su totalidad en el principal club de su ciudad, el Ajax, equipo en el que estuvo desde 1945 hasta 1958. Entre 1959 y 1960 jugó en un equipo local de Ámsterdam Zandvoortmeeuwen. Al retirarse decidió seguir vinculado al fútbol desde los banquillos. En 1965 ya estaba dirigiendo al Ajax, en el que tuvo a su cargo a jugadores de la talla de Johan Cruyff, Johan Neskeens, Jonhy Rep. Tanto Cruyff como Neskeens también estuvieron a sus órdenes en el Barça.
Sus mayores logros los consiguió con la Selección de Holanda, en la que inventó el llamado 'fútbol total' y que pudo poner en práctica gracias a jugadores como Cruyff, Rensenbrink o Neeskens. Con la naranja mecánica logró el subcampeonato del Mundo en 1974 frente a Alemania. Más tarde, regresaría a la selección holandesa para hacerla campeona de Europa en 1988 de la mano de Rijkaard, Van Basten, Gullit, Koeman, etc.
En el Barcelona consiguió tres títulos en las dos etapas (1971-75 y 1976/78) en las que estuvo: La Finalisima de Ferias ente el Leeds United (1971), La Liga (1973/74) y la Copa del Rey, ante la UD Las Palmas (1978).
Durante su estancia en el Barça tuvo varios enfrentamientos con los jugadores más carismáticos del Barça de la época: Charly Rexach, Reina, Marcial... y un largo etc... no olvidan aquellas broncas.
Quique Costas destacó que Michels era, "básicamente, una persona recta y muy correcta con el club", y recordó la anécdota del champán. "En un desplazamiento, los jugadores nos reunimos en una habitación para tomar una copa de champán. Michels lo descubrió y, muy enfadado, se metió en la habitación. Nos cayó una bronca monumental".
Ángel Mur, el masjista de la época: "Antes, Marinus había trabajado con mi padre. Era muy serio, responsable, profesional, incluso una persona cerrada y distante en el trabajo. Difícilmente uno podía acceder a él. Sin embargo, fuera era una persona maravillosa. En las comidas, nos solía cantar en holandés junto a su mujer, que era encantadora", comentó Mur.

(tomado del blog “Cathonys Blaugrana”)

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El video que abajo podemos ver corresponde a un encuentro de la Copa de Holanda de la temporada 2004/2005, que enfrentaba en el Amsterdam Arena al Ajax B y al Cambuur Leeuwarden, un modesto club de la segunda división holandesa.
Tras una jugada en la que un jugador del Ajax B cae lesionado, los jugadores del Cambuur tiran la pelota fuera de banda en signo de deportividad. Hasta ahí todo normal. Lo sorprendente ocurre cuando el jugador belga del Ajax, Jan Vertonghen, se dispone a devolver el balón al rival deportivamente, con la mala (o buena) fortuna de acertar con un disparo increíble que, tras una sorprendente parábola, termina colándose en la portería del Cambuur ante el asombro de todos, incluido el propio Vertonghen.
Tras algunas deliberaciones entre los capitanes y los entrenadores, el equipo de Amsterdam decide dejarse encajar un gol que paliase el desatino de su futbolista. El resultado final fue de 3-1 para el Ajax B.

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Entrevista a Stefan Kovacs (1972)


Entrevista al entrenador rumano, nacido en 1920, que en la década del '70 con el Ajax holandés marcó una era de juego inolvidable y revolucionario.


-Señor... yo soy latino…

Esa fue la primera respuesta de Stefan Kovacs, el D.T. del Campeón de Europa, cuando le preguntamos si las entrevistas que él concedía a la prensa debían pagarse. Porque ya teníamos el antecedente inmediato y estábamos sobre aviso. Esas palabras, expresadas un poco con cancha, otro poco con comprensión, vaticinaban más que una entrevista un diálogo. Un diálogo abierto, sin condiciones, sin preguntas tabúes, sin límite de tiempo. A pesar de que estaba en la cancha desde las diez de la mañana con los hombres del Ajax, que hacía menos de catorce horas le habían ganado al Bayern Munich por 2 a 1 en partido de preparación con vistas a la Intercontinental.

A la una de la tarde, cuando todos los integrantes del plantel superior ya habían hecho sonar los escapes de sus respectivos prototipos sport, nos ubicamos cómodamente debajo de la tribuna principal del estadio del Ajax, donde Stefan Kovacs tiene su despacho permanente. Cigarrillos, whisky y un cordial “A sus órdenes, señor Valdés... dispongo del tiempo que usted estime oportuno…”.

-¿Cuál es su opinión acerca del rendimiento del equipo?

-Estoy plenamente conforme con el resultado. Buscaba en esta oportunidad efectuar un test de rendimiento de cada jugador, fundamentalmente en lo que se refiere al segundo tiempo.

-¿Por qué “al segundo tiempo”?

-En el segundo tiempo de los partidos es donde se aprecia claramente el estado físico del jugador y la repercusión que una mala preparación trae acarreado en la recuperación de los hombres. Fíjese que lo hice con toda intención. Hace poco decidí someter a todo el plantel a dos entrenamientos fuertes; muy fuertes, diría yo. A las veinticuatro horas juegan con estos alemanes, que por algo son campeones en su país. Termina la primera parte sin abrirse el marcador; van en pérdida parcial al promediar el segundo tiempo y finalmente ganan por dos a uno. Es una prueba que deja satisfecho a cualquiera, máxime teniendo en cuenta que ese mismo -no equipo había jugado tres días antes en Alemania, y en a propia cancha del Bayern les hicimos cinco. Siete goles contra uno en dos partidos es algo significativo, creo yo... ¿no?

-¿Encuentra al Ajax "a punto" o le falta algo aún?

-El equipo está bien preparado, pero le falta. No ha llegado todavía al ciento por ciento de su rendimiento. Estará a punto -no lo dude- para los partidos contra Independiente.

-¿Por qué Cruyff jugó más retrasado que como lo hace habitualmente?

-Cruyff es un hombre polifuncional. Juega en cualquier sector de la cancha y es capaz de desempeñar a satisfacción cualquier misión que se le encomiende. Porque es Cruyff los marcadores rivales tienen la obsesión de marcarlo arriba, de no dejarlo mover. Al ubicarlo más retrasado hay una triple ventaja:
1) El queda más libre, con mayor facilidad de movimientos y desplazamiento. Puede explotar la extraordinaria precisión que tiene su pase de larga trayectoria.
2) Los marcadores tienen dos alternativas: o dejarlo solo en el fondo (en cuyo caso se amplía la libertad de movimientos y el panorama de cancha) o encimarlo como siempre. En este último caso hay dos hombres menos que defienden dentro del área. Y no pierda de vista que en ese caso se hará más difícil que nunca aguantar al Ajax. Porque Suurbier llegará con mayor facilidad, Keizer explotará mejor su pierna izquierda, Muhren podrá sacar el taponazo desde la medialuna con menos piernas que defiendan...
3) El pique sorpresivo, la corrida de cuarenta metros, arrancando del fondo y llegando a la línea de gol al mismo tiempo que la pelota que llega bombeada desarma a cualquier defensa. Y tenga en cuenta que Cruyff, jugando a veinte o más metros del área rival, hizo un gol, ayudó a convertir el segundo y estuvo a punto de meter al tercero...


-¿Cuál es el régimen de trabajo del Ajax?

-Depende de la época del año. En circunstancias normales el sistema es el siguiente: los lunes hay entrenamiento liviano, de 40 a 60 minutos, dividiendo el plantel en dos grupos, según hayan jugado o no en el fin de semana; luego del entrenamiento, sauna, duchas y masajes. Los martes se hacen dos sesiones de training (por la mañana y por la tarde) de una hora y media cada una. El miércoles es el día libre en forma total, porque es el momento en que el organismo del jugador se encuentra físicamente apto y mentalmente dispuesto para aprovechar la vida familiar, con su mujer y sus hijos. Quiero aclararle que este régimen es imposible seguirlo durante la disputa de la Copa de Europa, ya que los partidos se juegan precisamente los días miércoles. Los jueves se reanuda el entrenamiento, sobre la base de caminatas y corridas fuera del estadio, generalmente en los bosques y parques que rodean a Ámsterdam. Los viernes un training de una hora en horas de la tarde y los sábados por la mañana otro training final de 60 minutos. Pero mire... acá viene lo más importante. El sábado yo formo el equipo. Hay, previa discusión con los jugadores, cambio de ideas acerca del match y de cómo se encuentra cada uno. Nada de misterios. Nada de indecisiones. Cuando ellos se van para sus casas ya saben quién juega y quién no. Eso brinda tranquilidad de espíritu y crea sentido de responsabilidad.

-Haciendo un promedio, ¿cuántas veces por semana juega el Ajax en un año?

-Dos partidos, pero hay veces en que juega hasta cuatro partidos semanales.

-¿De qué plantel dispone?

-Actualmente de 17 jugadores. Quince de primera categoría y dos juveniles de 18 y 19 años, respectivamente, que están equiparados a los consagrados.

-Para jugar contra Independiente, ¿le gustaría reforzar la defensa?

-Yo estoy conforme con el equipo que tengo. Es parejo, luchador y técnicamente se encuentra en un nivel aceptable.

-¿Le parece que la velocidad de retorno de Blankenburg es suficiente para descontar el terreno que en el pique le puedan sacar los delanteros argentinos?

-Blankenburg es un buen jugador. Por otra parte es el último de la línea de fondo y la contención de la delantera de Independiente es cuestión de planteos tácticos, de la forma de esperarlos en la marca...
Por otra parte, sí bien Blankenburg no será tan ligero como otros, es un hombre que espera a pie firme -siempre lealmente- y es difícil pasarlo.


-¿Cuál es su opinión acerca del fútbol sudamericano?

-Mire, yo por fútbol sudamericano entiendo dos zonas geográficas: el Río de la Plata y Brasil. Con diferentes influencias en el fútbol mundial según las épocas. Del año 50 para atrás hubo predominio rioplatense. Para adelante, los brasileños están en el "top". Lo que nadie me saca de la cabeza es que en todo el mundo, entiéndame bien, en todo el mundo no hay mejor fábrica de jugadores que el Río de la Plata. La materia prima es única, increíblemente valiosa. Y una cosa curiosa: muchas veces los propios latinoamericanos no se dan cuenta de lo que tienen entre manos; hay una subestimación y una falta de valoración evidente. No por ignorancia, sino por idiosincrasia o forma de ser. Individualmente considerado, el jugador argentino es insuperable...

-¿Y de Brasil qué?

-Sería ilógico negarle a Brasil el enorme mérito que desde hace más de 20 años viene poniendo de manifiesto. Que por otra parte lo ha demostrado con hechos concretos. A Brasil lo veo ahora como el país más fuerte en materia futbolística. Ejemplares en lo que se refiere a preparación física, a la aplicación de las tácticas modernas del fútbol, integrándolas a la agilidad nata del jugador brasileño. Y tres títulos mundiales son tres títulos mundiales...

-¿Le tiene miedo a la mentada violencia del fútbol rioplatense?

-Los rioplatenses son tan leales y a la vez tan fuertes y tan hombres como los europeos, como los africanos o como los esquimales. Ocurre que se ha creado una falsa imagen acerca de todo eso, pero en realidad lo que pasa es que hay otras razones de por medio. Pero voy a ir por partes, porque quiero ser bien claro en esto.
Primero: no es verdad que los sudamericanos jueguen brutalmente; que prefieran al puntapié alevoso o la disminución física del rival en forma premeditada. Son hombres como otros cualesquiera sometidos a los vaivenes de un partido de fútbol, a tolerar un buen o mal arbitraje, a saber no escuchar a la tribuna; en definitiva, dependiendo de su propio carácter, de su fuerza moral, de su comprensión o de su tolerancia.
Segundo: el público latinoamericano es más correcto que el público europeo. Yo he estado en México presenciando el último Campeonato del Mundo. Argentina no estuvo, pero estuvieron Perú, Brasil, el propio México, Uruguay... En ningún momento ví nada raro, nada fuera de lo común. Quedé admirado con la corrección y cordialidad del latinoamericano, dentro y fuera del estadio.
Acerca de estos dos puntos yo ya he hablado con mis jugadores, sobre todo para que no se dejen influenciar por noticias e informaciones tendenciosas, que son bastantes, por cierto.


-¿A qué se refiera cuando habla de informaciones tendenciosas?

-A eso iba. Mire, mi amigo, ¿sabe lo que pasa? hay muchos interesados en que Argentina no sea la sede del Campeonato del Mundo de 1978. Hay demasiados intereses creados y demasiadas ambiciones personales de por medio. Tratan por todas las vías de presentar una imagen falsa de la presunta violencia argentina para de esa manera incorporar un elemento en contra de la nominación definitiva. No importa que la realidad demuestre otra cosa. No importa para nada, ni cuenta el ejemplar comportamiento desde hace dos años de los cuatro finalistas de la Libertadores; no cuentan tampoco la falta absoluta de antecedentes en materia de partidos disputados dentro del marco de la Copa del Mundo, y eso a pesar de que los rioplatenses tendrían argumentos de sobra para haber perdido la calma... ¿O es que ya no se acuerdan de Inglaterra-Argentina y de Uruguay-Alemania en Londres del 66, con expulsiones increíbles y penales evidentes no cobrados? Pero no se preocupe usted porque esos mismos que presentan en Europa las imágenes aisladas de esa seudo violencia rioplatense son los mismos que se olvidan de hechos más recientes sucedidos en Europa. Y me refiero por ejemplo a la lata de cerveza que le abrió la cabeza a Boninsegna, jugando contra el Borussia; o a la lucha grecorromana que tuvimos que presenciar el año pasado entre el Red Star y el Sparta; o a la invasión de los alcoholizados escoceses en el Nou Camp de Barcelona, jugando contra el Dynamo de Moscú... Mire, yo no critico ni dejo de criticar. Solamente constato hechos imparcialmente, sin apasionamientos. Y le repito: todo esto forma parte de una política destinada a desprestigiar el fútbol argentino. Y en parte está en los propios argentinos el demostrar con hechos (como lo vienen haciendo) que las cosas son diferentes.
Creo en el fútbol sudamericano y creo en Argentina. Le digo más. Como integrante de la Federación de Fútbol de Rumania -mi país- apoyé con mi voto la nominación de la Argentina como sede del Campeonato del Mundo. Y estoy seguro de que voté bien. ¿Y ahora me permite usted que yo te formule una pregunta?


-Cómo no, de acuerdo...

-¿Para qué países va destinado este reportaje?

-Fundamentalmente para Argentina, Uruguay y el resto de América del Sur.

-Bueno... pero mire que si desea publicarlo en Europa puede hacerlo mañana, eh...

(entrevista del periodista Jorge Valdés, de Radio Nederland, Holanda, en Agosto de 1972)

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Jugar en el Ajax (Pablo Malagón - España)


Hasta aquel día nunca había conseguido disputar un solo minuto con la camiseta del Ajax, y él siempre había deseado jugar al fútbol vistiendo la camiseta del Ajax. Jugador rápido, eléctrico y de débil aspecto, había recorrido el mundo pegado a un balón y cociendo en sus instintos un único deseo; jugar en el Ajax.

Había nacido en Walkenburg, una pequeña ciudad al norte de Holanda donde cada chiquillo tenía su sueño personal. Muchos pedaleaban a toda pastilla por las sinuosas calles soñando con correr algún día el Tour de Francia, otros patinaban sobre el hielo deseando ser artistas sobre dos cuchillas, otros palmeaban la pelota buscando en el volley una vía de salvación y él, Richard Van Verenken, siempre había soñado con ser futbolista y ganar títulos vistiendo la camiseta del Ajax.

Ahora que contaba con treinta y dos años y echaba la vista atrás para rememorar todas sus patadas, solamente sentía un pequeño escozor en el alma y ese era el no haber podido jugar nunca en el Ajax.

El Ajax. Recordó la primera vez que vio un partido del fútbol. Corría el año mil novecientos ochenta y un joven talento deslumbraba sus ilusiones; se llamaba Marco Van Basten y anotaba goles como quien recita versos. Siempre quiso ser como él; fuerte, ágil, hábil y oportunista, el típico fruto de la cantera de un club que había hecho de sus jóvenes talentos una pura filosofía de vida.

El Ajax era algo así como la majestad del fútbol, por más que perdiese patrimonios nunca iba a rechazar a la máxima consigna, aquella misma que le había llevado a lo más alto y que lo había situado como un ejemplo a imitar en el universo del deporte; jugar al fútbol.

Jugar al fútbol no significaba en el Ajax un regreso a la tradición de golpe y tentetieso; el fútbol en el Ajax significaba balón. Balón, balón y balón. Circulación, desmarque y gol. Y todas aquellas consignas habían situado el amor por el fútbol del pequeño Richard Van Verenken en lo más alto de su escala de valores. El fútbol, el balón y Marco Van Basten.

Nunca pudo adquirir las mejores características del gran delantero que hizo del Milan el mejor equipo del mundo, pero sí alcanzó condiciones óptimas para convertirse en un buen jugador de fútbol. E hizo carrera.

Desde pequeño realizó multitud de pruebas y multitud de veces ofreció sus servicios al club de Ámsterdam, pero nunca había conseguido vestir aquella camiseta en la que el rojo y el blanco se combinaban para dar un aspecto de solemnidad total. Unas veces por falta de condiciones y otras veces por exceso de talentos, siempre se había visto fuera de su gran sueño.

Pero nunca desistió en su empeño de ser futbolista, el Ajax siempre estaría en la recámara pero el balón nunca le daría oportunidades de regresar si lo abandonaba por el mero ejercicio de la frustración. Y así, tras pasar por las categorías inferiores del Feyenoord, el gran rival del equipo de sus amores, consiguió debutar al fin en la primera división holandesa vistiendo los colores del Utrech cuando contaba tan sólo con diecisiete años. Pensándolo irónicamente, aquel dato significaba que llevaba media vida jugando profesionalmente al fútbol, media vida gastada buscando un sueño. No pudo sino sonreír. Tampoco le había ido tan mal.

Su primera temporada había sido excelente. Había jugado veinticinco partidos, catorce de ellos completos y había anotado doce goles. No era Van Basten, no tenía sus condiciones y ni siquiera jugaba como delantero centro. Era más bien un segundo punta, un jugador de compañía, de fácil regate y un interesante punto de velocidad. Aprendió a usar la cabeza antes que los pies y supo así que para marcar un gol primero es imprescindible desmarcarse y que para avanzar, a veces, un solo toque elimina a más rivales que un par de quiebros. Rápidamente interesó a todos, pero el Ajax nunca quiso mover ficha por él.

En su segunda temporada con el Utrech no cumplió con las expectativas que se habían generado en torno a su figura de joven promesa. Comenzó de titular y acabó defenestrado. Superado por la presión y agotado por las alabanzas sus dieciséis partidos como titular y sus doce como suplente acabaron con la pírrica cifra de un único gol marcado a la desesperada y a puerta vacía.

Un frío vacío comenzó a inundar sus ánimos y se replanteó seriamente la idea de seguir jugando al fútbol. Fue cedido a un mísero equipo de la segunda división holandesa donde no cabía ni su talento ni sus posturas de jugador enclenque. Tuvo que luchar contra la dureza, la adversidad y contra la realidad, aquella que le escribía en renglones de oro que su sueño de vestir la camiseta del Ajax se estaba rompiendo para siempre.

La segunda división defenestró sus inquietudes y le convirtió en un joven huraño en busca de su título personal.

El Utrech rompió su contrato y un jugador rival estuvo a punto de romper sus ilusiones para siempre. En aquel momento era un simple jornalero del fútbol que gastaba sus mejores momentos jugando partidos de competiciones regionales. Quebraba a los rivales con los mismos escrúpulos que la vida había tenido en él en cada uno de sus quiebros. En uno de ellos y mientras avanzaba frenéticamente hacia la portería rival, un defensa de aspecto rudo y cercano a los cien kilos de peso se había lanzado con violencia buscando el balón y encontrando su pierna por el camino. El diagnóstico reflejaba rotura de tibia y peroné y el tiempo le convertía, a sus veinte años, en una vieja gloria con inexistentes sueños de grandeza.

Aprendió a soñar despierto y a conformarse con haber podido ser alguien. Disfrutó con los partidos del Ajax pegado a su televisor y agarrado a sus sueños de niñez, y se convirtió en un aficionado más de la máquina de Ámsterdam.

Nunca dejó de amar al fútbol pero aprendió a convencerse que nunca volvería a ser lo poco que fue. Superó la lesión y se apartó del balón. Habían pasado cinco años desde que debutara por vez primera en la primera división holandesa y ya se había convertido en un ex futbolista. Emigró a Ámsterdam y encontró un trabajo en un comercio de ropa. Comenzó a asistir al Louis de Knuip cada vez que el Ajax disputaba un partido como local y aprendió de cerca los mejores conceptos del fútbol; la presión, el toque, el desmarque y el gol. El fútbol, en el Ajax, se convertía en un ejercicio facilísimo.

Nunca podría olvidar una templada tarde de septiembre de mil novecientos noventa y cinco; tenía veintidós años, toda una vida por delante y un montón de sueños incumplidos amén de los millones de sueños que le quedaban aún por cumplir. Sintió pronunciar su nombre tras él y se giró para descubrir quien era el artífice de aquella llamada de atención. De jugador de fútbol célebre en su ciudad se había convertido en un ciudadano anónimo en Ámsterdam y era por ello que sentía extrañeza por haber sido reconocido por un extraño.

El hombre tenía aspecto de bonachón. Fumaba un habano de tamaño considerable y sonreía a medida que acompañaba el movimiento de su prominente barriga. Su cabello, totalmente blanco, le daba un aspecto de hombre interesante y su voz, firme y convincente, le convertía, a primera vista, en un personaje bastante fiable. Se llamaba Antoine Regard y hablaba con un pronunciado acento francés. Le contó sus recuerdos y sus propósitos. Le habían encandilado aquellos partidos de Richard con el Utrech y le había reconocido minutos antes entre la estremecida afición que poblaba las gradas del estado del Ajax de Ámsterdam.

Se había hecho con el poder de un club de la segunda división suiza y buscaba talentos para situarlo en lo más alto de las clasificaciones de aquel país. Le prometió fútbol, dinero y respeto y aquellas promesas hicieron reverdecer en él viejos laureles. Se estrecharon la mano y se citaron para dos días después en un pequeño despacho situado en un céntrico edificio de Ámsterdam.

Firmó un nuevo contrato y abandonó su vida sedentaria; volvía a ser un nómada del balón. Durante aquellos largos meses de reflexión había aprendido de la vida tanto como del fútbol. Estaba cerca de cumplir los veintitrés años cuando vistió por vez primera los colores del Thun suizo. Hizo un partido memorable. Volvió a sentir como sus pelos se erizaban al tiempo que las gradas coreaban su nombre vistiendo su ánimo de pura ilusión.

Hizo tantos goles como partidos disputó aquella temporada, en total veintiocho, por primera vez en su vida se sintió futbolista de verdad y fue consciente por vez primera de las enormes consecuencias de su talento. El Thun ascendió a la primera división del fútbol suizo y dos temporadas, un título y cuarenta y nueve goles después fue vendido por tres millones de libras al Liverpool inglés.

Jugar en un grande no pudo con sus ánimos de jugador inquieto. Ya había aprendido que fracasar es sólo para los tímidos así que se propuso ser líder en Liverpool, en Inglaterra y en el mundo entero. Tres años en el Liverpool le convirtieron en el mejor jugador de la Premier League y en un fijo en las convocatorias del seleccionador holandés. Se había convertido en un jugador grande en el terreno y admirado fuera de él.

Nunca perdió la humildad que aprendió mientras se arrepentía de sus egos pasados postrado en un sillón y con su pierna derecha cubierta por una escayola. Pero tampoco volvió a arrojar su toalla al precipicio de los cobardes. Cada partido jugado se convertía en un signo de admiración y cada gol era festejado como el último y recordado como el primero.

Aprendió a ser un ídolo y se comportó como tal, recibió multitud de ofertas y aunque su reojo siempre miraba al remitente antes de rechazar cualquier propuesta, siempre sintió deseos de ser pretendido por una vez en la vida por el Ajax de Ámsterdam, el mismo club con el que aprendió a amar el fútbol hacía ya más de veinte años.

Tres años, dos títulos y noventa y ocho goles después de fichar por el Liverpool, abandonaba Inglaterra para fichar por el Real Madrid. Después de haber sido alzado a la categoría de ídolo por parte de los hinchas “reds”, subía un peldaño más en su ascenso hacia la gloria fichando por el club más importante del mundo. Atrás quedaban las desdichas, los triunfos y los goles, atrás quedaban sus sueños de grandeza vistiendo la equipación del Ajax y frente a él se presentaban los últimos años de su carrera formando parte de la historia del mejor club de todos los tiempos.

Su llegada a Madrid estuvo bendecida por un halo de entusiasmo. En el club merengue se le esperaba como el agua del mes de mayo como el engranaje perfecto para una máquina a pleno funcionamiento. No le resultó demasiado fácil adaptarse a su nueva situación en la que el compromiso con la victoria iba más allá de un simple reto. Hubo de soportar unas semanas de banquillo que acicatearon en parte sus humos; no había llegado tan lejos como para rendirse a las primeras de cambio, así que no cambió ni un ápice su fórmula del éxito: constancia, trabajo, ilusión y unas gotas de demagogia. Nada mejor para levantar a un público acostumbrado a lo más grande.

Richard Van Verenken jugó por vez primera como titular vistiendo la camiseta del Real Madrid en el Nou Camp de Barcelona el cuatro de noviembre del año dos mil y aquella misma noche salió aclamado por la prensa como el mejor jugador del mundo. Su exquisita aportación y sus ganas de triunfar hicieron una parte, su talento inmenso y sus dos goles anotados hicieron el resto. A nadie le quedó una ínfima duda de la realidad; rendirse a su talento o morir.

Con la camiseta del Real Madrid alcanzó sus cotas más altas. Lo ganó todo y se hizo con el balón de oro, un premio que le reconfortó tanto que por instantes creyó verse libre de su gran sueño y que seguía siendo el de jugar en el Ajax.

Sumo tantas temporadas como títulos jugando en el Real Madrid, un total de cuatro, en las que sumó doscientos cuatro partidos y ciento doce goles. Se convirtió en un mito, en un ídolo y en la personificación de los premios de la vida a quien busca la fortuna detrás de cada esquina.

Pero nunca olvidaría la tarde del veintiuno de Marzo de dos mil cuatro. El Bernabéu, colosal y mágico, como de costumbre, estaba a rebosar. Se jugaba un partido clave de cara a afrontar las verdaderas aspiraciones hacia el título y sus quiebros tenían emocionados a los más de setenta mil espectadores que abarrotaban las gradas, sus intenciones eran las más directas y sus genialidades se estaban convirtiendo en películas de las mejores memorias. Pero olvidó, por un instante, que el hombre, como ser tozudo y despistado, es el único ser vivo que tropieza dos veces con la misma piedra y así, olvidó que quien entra con quietud puede entrar también con violencia si el respeto y la furia se descontrolan por completo.

Así, incapaz de ver al defensa central que aparecía desde su flanco izquierdo, hizo amago de continuar y frenó buscando a un compañero a quien regalarle la delicia del gol, pero lo único que halló fue una dura patada que lo mandaba para varios meses a la enfermería. De nuevo, la misma tibia y el mismo peroné se rompían para ofrecer una imagen macabra y dolorosa, un gesto torcido por el dolor y una baja que significaba un adiós casi definitivo a la temporada.

Como ya se había olvidado de llorar decidió sonreír, al fin y al cabo, la vida le había llegado a tratar mucho peor de lo que lo estaba haciendo entonces. Regresó a su país y tomó con calma su recuperación. Al contrario de lo que se hubiese podido esperar, su equipo no le echó de menos. Quizá había llegado la hora de ceder su lugar a nuevas hornadas y dar la razón a todos aquellos que auspiciaban el fin de su carrera. Hacía ya unos meses que venía sintiéndose más lento y más pesado, con menos brillo y más peso, con menos ganas y más canas en el pelo. Debía de ser verdad aquello de que se estaba haciendo viejo.

En Holanda, mientras sus huesos soldaban y su corazón recuperaba la monotonía, volvió a sentir de cerca el cariño de sus seres más queridos, volvió a pasear por las calles que le habían acogido durante los peores días de su juventud, volvió a respirar el aire frío que tanto añoraba y volvió a ver al Ajax.

Primero fue una visita por compromiso, después fue una visita por curiosidad y por último, pisar las gradas del Ámsterdam Arena, el nuevo estado del Ajax, cada dos semanas, se había convertido en poco más que una obligación. Sintió como un profundo ánimo abrigaba su corazón y sintió, por enésima vez en su vida, la eterna nostalgia que producía el único gran deseo que jamás consiguió hacer realidad en su vida; jugar al fútbol con la camiseta del Ajax.

Él, que había nacido una tarde de mayo de mil novecientos setenta y tres, cuando el Ajax levantaba su tercera Copa de Europa, y que siempre se había sentido ligado, por entusiasmo, concordancia y obligación a la filosofía futbolística del mejor club de Holanda, estaba a punto de poner fin a su carrera como futbolista sin llegar a vestir los colores que siempre amó.

Parecía insólito, pero una solitaria lágrima resbaló por su mejilla y le hizo añorar todo aquello por lo que luchó de niño; había alcanzado todos sus sueños, pero por más que intentó cabalgar las bandas del Ámsterdam Arena vistiendo la camiseta del Ajax, nunca había conseguido más que vestir aquella camiseta en algún partido de patio de colegio o en algún paseo por un parque o una playa, añorando y, por otra parte, consiguiendo, sueños de grandeza.

Volvió al fútbol y regresó a un Bernabéu repleto. Pronto se notó que Richard Van Verenken no era el jugador energético que dejó el estadio en camilla por última vez hacía más de seis meses. Sus piernas añoraban sus mejores tiempos y su cabeza añoraba los tranquilos paseos por las calles de Ámsterdam. Era posible que se estuviese convirtiendo en esclavo de sus propios sueños. Sintió por vez primera la dureza del Bernabéu en forma de silbidos una noche de diciembre de dos mil cuatro, la misma noche en la que hizo la maleta para irse y no regresar jamás.

Estaba cansado de fútbol, de viajar y de sobrevivir corriendo, driblando y chutando. Sintió deseos de obtener oxígeno y replanteó todas sus dudas en apenas cinco minutos. Dos días después le estaba diciendo adiós al Real Madrid con su carta de libertad en la mano y apenas una hora después toda la ciudad añoraba la marcha de quien, durante cuatro temporadas había sido un ídolo, un ejemplo y un cúmulo de talento irrepetible. Los que le habían aplaudido lloraban por fuera y los que le habían silbado lloraban por dentro, arrepintiéndose de sus actos y pidiendo al cielo de la gloria el perdón inmediato a todos sus pecados.

Pero nadie era el culpable de aquella despedida. Richard necesitaba un espacio para acomodar sus ideas y aquel estaba lejos de los terrenos de juego. Regresó a Ámsterdam y adquirió una bonita casa en el centro. Adquirió nuevas costumbres y no olvidó ninguna de sus costumbres anteriores, sobre todo, la de ir a animar al Ajax cada dos domingos, a las gradas del Ámsterdam Arena.

Dos meses después volvía a saltar a los terrenos de juego. Había cuajado una rápida negociación. Una llamada, docenas de lágrimas y una sonrisa que ya nunca se iba a borrar de su rostro. El veinte de febrero de dos mil cinco, Richard Van Verenken volvía al fútbol, a su infancia y a sus mejores galas debutando como jugador del Ajax en el Ámsterdam Arena.

Sonrió de nuevo. Le había costado treinta y dos años alcanzar su mayor sueño. De nuevo vestido de corto y con varias canas decorando su cabello jugó a recordar y volvió a sonreír. Sonrió por haber logrado ser quien era, pero sobre todo sonrió por la seguridad que le daba el saber que por primera vez en su vida estaba a punto de jugar de verdad al fútbol.

(Mi agradecimiento a Pablo por autorizarme a publicar este cuento. Muchas gracias por tu amabilidad Pablo!!)

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Era tan maduro. Era un chaval muy flacucho, pero tenía tantísimo aguante. Podía correr por todo el campo y hacerlo todo: organizar las jugadas, volar por las bandas, internarse en el área penal, rematar de cabeza. Con la zurda, con la derecha, con lo que fuera, ¡y a qué velocidad!

(VIC BUCKINGHAM, primer entrenador de Johan Cruyff en el Ajax)

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Johan Cruyff (Holanda)


Estratega excepcional. Tenía una cancha interna impresionante. La tenía en la mente. Dirigía a sus compañeros, a los referís y achicaba a los que tenían que marcarlo. Era muy difícil controlarlo porque él te marcaba a vos. Siempre aparecía detrás de su marcador. Por ahí estaba parado y uno se confiaba. Le llegaba la pelota, levantaba la cabeza y se mandaba un pique que al marcador lo dejaba muerto. En esos primeros cinco metros era letal. Y en el área buscaba y encontraba los palos con una facilidad increíble. Se te iba y era gol. Encima jugó en el Ajax y en la Selección de Holanda, que eran dos equipos supertrabajados tácticamente.

(extraído del libro “Jugar al fútbol” de Roberto Perfumo, ex jugador de fútbol y psicólogo social, Libros Perfil S.A., 1997)

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LANCEROS - Ajax (Holanda)


El Ajax de Ámsterdam es el gran equipo pobre de Europa. Es sin duda la mejor cantera del fútbol del Viejo Continente. Cada año salen buenas camadas de grandes jugadores, de futbolistas que están entre los mejores del mundo, pero año tras año tiene que venderlos al mejor postor una vez que están formados y han demostrado su gran valía.
Si el Ajax hubiese sido capaz de guardar a jugadores de las últimas generaciones como Marco Van Basten, Frank Rijkaard, Ronald Koeman o Gerald Vanenburg, los "lanceros" de Ámsterdam podrían haber rememorado aquella época de los setenta en que fueron campeones de Europa tres años seguidos. Pero su bajo potencial económico le obliga a vender a las estrellas que de cada generación surgen en la fábrica más productiva del fútbol europeo.
La historia del Ajax comienza una mañana del 18 de Marzo de 1900, cuando un pequeño grupo de intelectuales y comerciantes, en su mayoría de religión judía, se reunieron en el Café “East India” de Ámsterdam. Cada uno de ellos había recibido una misiva escrita a mano en la cual se le invitaba a una reunión "con objeto de discutir sobre la fundación de un nuevo club de fútbol". Los promotores de la idea fueron Floris Stempel, Han Dade y Carel Reeser. El acuerdo fue inmediato.
Eligieron el nombre de "Ajax" para el recién nacido. Este apelativo pertenece en la mitología griega a un guerrero, diestro en el combate. De aquí deriva también el apodo de "lanceros", que distingue a sus jugadores.
Una curiosidad de los hinchas del Ajax, es el uso de la estrella de David y de la bandera de Israel, haciendo alusión al origen del club en un gueto de la ciudad de Ámsterdam. A lo anterior se le suma la presencia de presidentes y dirigentes deportivos de origen judío. De ahí el club recibe también el sobrenombre de judíos, o Hijos de Dios.
En 1902 el equipo holandés comienza su trayectoria en la Tercera División. Tras ir ascendiendo peldaños en 1908 se plantan en la división de oro. Los siguientes años son difíciles, el Ajax es uno de los "equipos-ascensor" que están entre Primera y Segunda.
1917 es el año que marca el inicio del palmarés de los de Ámsterdam. El Ajax retorna a Primera División y vence en la Copa de Holanda. Esta vertiginosa ascensión se culmina meses más tarde con la consecución del Campeonato de Liga. En la siguiente campaña repetirán el triunfo liguero.

El equipo judío de Ámsterdam

La década de los treinta será la que comience a fraguar la leyenda del Ajax, el mejor equipo holandés y uno de los punteros en Europa. Entre 1930 y 1939 los "lanceros" ganaron la Liga en cinco ocasiones (31, 32, 34, 37, 39).
Gran culpa de esta superioridad manifiesta en el fútbol de los Países Bajos la tiene el técnico que dirigía los destinos del Ajax, el británico Jack Reynolds. Además de destacados jugadores como Jan de Boer o Win Anderiesen.
La llegada de la Segunda Guerra Mundial va a transformar esos momentos dulces que vivía el equipo en una difícil existencia. Como el Tottenham es en Londres, el Ajax es el conjunto judío de Ámsterdam. La ocupación de la Alemania nazi de los Países Bajos trajo años en los que la comunidad semita fue perseguida y el Ajax, con una mayoría de seguidores judíos, prácticamente destruido.
Las influencias judías en el Ajax siguen vigentes hoy en día. Los "hooligans" del Ajax cuelgan una bandera israelí detrás de la portería. Mientras que algunos hinchas neo-nazis de otros equipos, como es el caso de los de la Haya, son famosos por sus campos antisemitas.
Terminada la Guerra el renacimiento del equipo rojiblanco es inmediato. La Liga holandesa de 1946-1947 tiene un dueño: el Ajax. La escuadra formada por gente joven tuvo sus principales puntos fuertes en hombres como Potharst, Van der Linden, Stroker, Stoffelen, Van Dijk, Draguer y Rinus Michels, que años más tarde, como entrenador, llevaría al equipo a conquistar la primera de las cuatro Copas de Europa que posee.
En 1957, tres años después de la introducción del profesionalismo en el fútbol holandés, llegará el noveno título de Liga. Ésta victoria le da derecho a participar en la primera edición de la Copa de Europa. En cuartos de final es derrotado por el potente equipo húngaro del Vasas Budapest.
1960 va a ser testigo de la conquista de la décima Liga de los de Ámsterdam. Los siguientes años van a estar marcados por el desconcierto, en los que el equipo no encuentra una línea de juego. Incluso en 1964 está a punto de bajar de división. Pero van a llegar dos hombres que van a cambiar el rumbo de forma radical y dar a los "lanceros" del Ajax su época de máximo esplendor, gloria y prestigio. Estos no son otros que Rinus Michels en el banquillo y Johan Cruyff en el terreno de juego.

El indiscutible número uno

La temporada 1965-1966 va a marcar el inicio de la supremacía indiscutible del Ajax en Holanda, y pocos años después, en toda Europa. Entre 1966 y 1973 el equipo de Ámsterdam fue campeón de Liga en seis ocasiones y de Copa en cuatro. En la campaña 71-72 los "lanceros" obtuvieron un récord que será difícil de igualar. De los 34 partidos de Liga, ganaron en 30.
En el concierto internacional también demostraron su gran momento de forma. La Copa de Europa del 71, 72 y 73; dos títulos de Supercopa de Europa (72 y 73) y una Copa Intercontinental en 1972, le avalan como el gran dominador del fútbol en el comienzo de los setenta.
El principal artífice de esta revolución que sufre el Ajax es Rinus Michels. En 1965 es nombrado manager, para dirigir las labores técnicas del club. Con la llegada al banquillo de este ex jugador del Ajax, la leyenda comienza.
Rinus Michels era el rigor en persona. Su secreto o su fórmula mágica era la disciplina. Era un entrenador muy duro, un profesional puro e íntegro que supervisaba hasta el último detalle. Tenía unas dotes de mando innatas. Para Michels el fútbol era la guerra y siempre quería salir laureado del campo de batalla.
Con la ayuda de rigor, consignas y multas Michels transforma un conjunto de barbilampiños futbolistas en un equipo casi perfecto, donde destacan el libero yugoslavo Eijden Vasovic, Johan Cruyff y el capitán Keizer. Un ejemplo de la disciplina de este Ajax: los jugadores más noveles tenían que recoger los balones después de cada entrenamiento y llevar los sacos de la utilería. Los tres títulos consecutivos de la Liga holandesa (66, 67 y 68) le dieron opción a participar en Copa de Europa. Este joven equipo, dio su primera campanada europea al vencer al Liverpool por 5-1 en octavos de final del año 67. Pero no sería hasta la campaña 68-69 cuando tuviese la fortuna de llegar a una final continental. Enfrente tuvo a un equipo serio, experimentado y disciplinado como el Milán que no dio opción a los holandeses. Los italianos vencieron por 4-1.

El "fútbol total"

El sistema revolucionario que Michels estaba imponiendo en el Ajax estaba en fase de perfeccionamiento y madurez. Dos años más tarde daría el fruto apetecido con la consecución de la Copa de Europa. Era una táctica que se bautizó como "fútbol total" y que el propio Michels llevó a su extremo máximo cuando dirigió a la selección nacional holandesa, la "Naranja Mecánica", en el Mundial del 74.
El sistema se basaba en la movilidad incesante de los jugadores. Todos atacaban y todos defendían. El jugador no era un especialista, ubicado en un puesto fijo, sino que alternaba su posición con otros compañeros continuamente. Con una defensa en zona se buscaba encontrar la posición y la posesión de la línea media. La vanguardia se caracterizaba por su dinamismo y velocidad en la penetración hacia el marco rival.
Con este sistema revolucionario Rinus Michels llevó al Ajax a la conquista de la Copa de Campeones de Liga en 1970-71. Nendori Tirana, Basilea, Celtic Glasgow y Atlético de Madrid fueron cayendo desconcertados ante el "fútbol total" del Ajax. En la final, celebrada en Londres, los holandeses impusieron su mayor fortaleza al Panathinaikos. Un gol de Van Dijk a los 5 minutos encarriló la victoria y un segundo de Haan, a falta de tres minutos, sentenció el partido. El Ajax era el campeón de Europa.
La marcha del "padre" de la criatura, Rinus Michels, al banquillo del Barcelona, hizo pensar que la máquina roja y blanca del Ajax podía dejar de funcionar con la perfección que había alcanzado esa temporada. Nada más lejos de la realidad. Su sustituto, el rumano Stefan Kovacs, sólo tuvo que supervisar el funcionamiento de un proceso ya iniciado y que daría sus frutos durante dos años más.

1972, un año completo

La temporada 71-72 vino a confirmar que lo del año pasado no había sido fruto de la casualidad o el sueño de una noche de verano. El entrenador Kovacs, mantiene el esquema que ya había, pero cambia el método de trabajo. Más abierto al diálogo que su antecesor en el cargo, concede más libertad de acción a sus hombres. El rumano, gran enamorado del talento individual, va a conseguir un juego más espectacular y espontáneo. Fruto de ello el Ajax va a ser el mejor en todos los torneos que participa: Liga, Copa de Holanda, Copa de Europa, Supercopa Europea y Copa Intercontinental.
En los dos torneos nacionales no tuvo rival. Su enemigo natural, el Feyenoord, terminó la Liga a 8 puntos de los "lanceros" rojiblancos. En la Copa de Europa, el Ajax no perdió un encuentro. Dínamo de Dresde, Benfica, Olympique de Marsella y Arsenal, cayeron bajo las "lanzas" de los de Ámsterdam.
En la final se encontraron con un siempre problemático Inter de Milán. El buen hacer defensivo de los italianos no pudo hacer sombra a la genialidad de Johan Cruyff. Dos goles del "flaco" doblegaron a la potente escuadra "neriazurri".
En 1972 el Ajax participa por primera vez en la Copa Intercontinental, ya que el año anterior renunció a hacerlo. Enfrente tenía un rival difícil, amo y dominador del fútbol argentino y sudamericano durante ese primer lustro de los setenta, el Independiente de Avellaneda. En Buenos Aires hubo empate a un gol. Pero en Ámsterdam las cosas fueron totalmente distintas. Johan Neeskens y el joven Johnny Rep (20 años), que respondió a su entrada en el equipo titular con dos goles, fueron los autores de los tantos (3-0) en un partido que solo tuvo un color, el rojo y blanco del Ajax.

Tercera Copa de Europa y marcha de Cruyff

El año 1973 comienza con un nuevo título. Los campeones de Europa vencen al Glasgow Rangers en la Supercopa Europea. En la siguiente edición de este torneo volverán a ser campeones. En esta ocasión sus víctimas serán los italianos del Milán, al que endosan un escandaloso 6-0.
La Copa de Europa va a llegar, por tercer año consecutivo a las vitrinas del equipo judío de Ámsterdam. CSKA de Sofía, Bayern Munich, al que humillaron con un 4-0, y Real Madrid se quedaron en el camino de la máquina holandesa. Los blancos madrileños sucumbieron en los dos partidos (1-2, 0-1) y catapultaron al Ajax a su cuarta final.
En el partido decisivo, como ya ocurriera el año anterior, se encontraron con un equipo italiano. Esta vez fue la Juventus de Turín, quien tuvo que plegarse ante el amo del fútbol europeo y mundial. Belgrado vivió un partido muy emocionante. El tempranero gol, y a la postre definitivo, de los holandeses (Johnny Rep) hizo que los italianos abrieran líneas en busca de un empate que no llegó. El tanto del joven extremo derecho, dio al Ajax su tercera Copa de Europa.
El Ajax había llegado a la cumbre futbolística. Había alcanzado el punto más álgido de su trayectoria, pero a partir de la temporada 1973-74 comenzaría su decadencia, como consecuencia del éxodo de sus figuras, atraídas por el dinero de otros equipos.
El primero en oír el canto de las sirenas capitalistas fue su mayor estrella, Cruyff. El Barcelona llevaba varios años intentando la contratación del "crack" holandés. Johan, que era el número uno del Ajax y de Europa, vivía momentos felices y desatendía la oferta azulgrana. Esta fue aumentando su cuantía hasta límites, en esa época, insospechados.
En el final del verano del 73 el equipo se encontraba en el "stage" de preparación. Los problemas entre los jugadores comenzaban a ser frecuentes. Piet Keizer quería volver a ser el capitán del equipo, cargo que le había arrebatado Cruyff. Se convocaron unas improvisadas elecciones en la plantilla. Los jugadores votaron y Cruyff fue batido. Al "flaco" no le gustó este hecho, él tenía necesidad de sentirse respaldado totalmente y que se le reconociese su liderato. Cuando termina la asamblea de la plantilla, Johan telefonea a su suegro, que era también su manager, y le dijo: "Está bien, puedes llamar a Barcelona".
Cruyff parte con rumbo a España con la temporada ya comenzada. Mucha gente pensó que el Ajax podría pasar sin Johan, pero estaban en un error. En esta campaña el equipo de Ámsterdam va a perder todos sus títulos y retornar al nivel de los equipos comunes.
Tras el Mundial de Alemania 74, donde la selección holandesa es la admirada protagonista, el equipo que tantas tardes de gloria dio al fútbol de los Países Bajos, termina de disgregarse de forma definitiva. Neeskens va a vestir la camiseta azulgrana, junto a Cruyff. Johnny Rep y Gerrie Muhren también emigran hacia las cálidas tierras españolas. El primero ficha por el Valencia, mientras que Muhren hace lo propio con el Betis.
Blankenburg y Suurbier marchan a la Bundesliga, al Hamburgo y Schalke 04, respectivamente. Haan, al Anderlecht. Keizer y Swart se retiran. Barry Hulsholf va a pasar más tiempo en la enfermería que sobre el campo. De la vieja guardia sólo queda Ruud Krool, que pasa de lateral izquierdo a convertirse en el mejor libero, junto a Beckenbauer, del mundo. En el banquillo también se había producido el relevo. Kovacs se había marchado a dirigir la selección francesa y su puesto lo ocupó, en la temporada 73-74, Knobel.

Y llegó la decadencia

El resto de la década de los setenta no fue un camino de rosas. La afición de Ámsterdam tenía grabado en la memoria el fabuloso equipo que fue amo y señor de Europa y exigían demasiado a un conjunto al que le faltaba brillantez.
En los torneos continentales se pasaban las primeras rondas, pero cuando llegaba la hora de enfrentarse a los platos fuertes, el Ajax acusaba ciertas deficiencias importantes. Su mayor logro estos años fue llegar a cuartos de final en la Copa de Europa 77-78.
Su verdugo fue, paradójicamente, el último equipo que se arrodilló ante el fútbol total del Ajax en la final de la Copa de Europa de 1973, la Juventus de Turín.
En la Liga holandesa la resurrección llegó en la temporada 1976-77. El fértil delantero Ruud Geels aupó al Ajax con sus goles al primer puesto del campeonato liguero.
En 1979 los de Ámsterdam vuelven a lograr un bloque homogéneo y potente que no encuentra rival en Holanda, los "lanceros" hacen el doblete, Liga y Copa. Junto a Ruud Krol van a surgir una nueva generación de talentos, como viene siendo habitual en esta "fábrica de jugadores". En el Ajax de ese año victorioso destacaban los centrocampistas daneses Soren Lerby y Frank Arnesen, el rápido delantero Simón Tahamata y los medios Schoenaker y La Ling. Además bajo los palos estaba un portero de las garantías del holandés Piet Schrijvers.

Vuelve el "profeta del gol"

Un año después (1980) consigue llegar a las semifinales de la Copa de Europa, pero allí le cerró el paso el campeón de esa temporada, el Nottingam Forest. Deja el equipo Krol, pero, al año siguiente, vuelve de forma inesperada Johan Cruyff. Con el "hijo pródigo" de nuevo con la camiseta blanca y roja, el Ajax va a ganar el campeonato dos temporadas seguidas. En 1983 también ganará la Copa. En el equipo de esta campaña destacan jóvenes valores que son la flor y nata del fútbol actual, caso de Rijkaard, Van Basten o Vanenburg.
Este ciclo victorioso se va a truncar con la marcha de Cruyff, en la temporada 83-84, al enemigo, el Feyenoord de Rotterdam. Allí el mejor jugador holandés de la historia puso fin a su carrera con un nuevo título liguero.
El "Profeta del gol", como algunos apodaban a Cruyff, retornó al club de sus amores en 1985, para ocuparse de las labores técnicas del Ajax. Su debut como técnico no pudo ser más satisfactorio. El Ajax gana la Liga 84-85 y las Copas de Holanda de 1986-87.
En aquellos años destaca el joven delantero Van Basten, máximo goleador por cuatro años consecutivos, de 1984 a 1987.
De 1982 a 1986, el Ajax cuenta sus participaciones europeas por eliminaciones en la primera ronda. Sólo en la Copa UEFA 1984-85 llegó a segunda ronda, tras eliminar al equipo luxemburgués del Red Boys por un escandaloso tanteo de 14-0. Pero en la siguiente eliminatoria, el Bohemias de Praga le cerró el camino. En Copa de Europa, Celtic de Glasgow (1983), Olympiakos y Oporto (86) fueron los verdugos de los de Ámsterdam en la primera ronda.
La mala racha europea cambió de signo en la temporada 86-87. El sistema táctico, alegre y ofensivo que Cruyff había impuesto dio sus frutos: el título de la Recopa.
El Bursaspor (Turquía), Olympiakos (Grecia), Malmoe (Suecia) y Zaragoza (España), fueron las eliminatorias que el Ajax tuvo que pasar hasta llegar a la final de Atenas. Allí le esperaba el campeón de Copa de la Alemania del Este, Lokomotiv de Leipzig.

La Recopa engalana sus vitrinas

El encuentro no fue brillante. Los alemanes salieron muy temerosos de la joven guardia del Ajax. Y tras el gol de Van Basten, en el minuto 20 del primer tiempo, se vieron impotentes de superar el entramado táctico de los holandeses. La clave del mejor juego del Ajax estuvo en la actuación de Rijkaard. Este morenito jugó como libre, pero por delante de la defensa, y armó todas las jugadas de los de Ámsterdam. Al final 1-0 y el Ajax, campeón.
Pero, sin duda, el cuarto título europeo del Ajax, se debe en buena parte, como ya ocurriera con los tres anteriores, a Johan Cruyff. En su etapa como manager se produjo la consagración definitiva de Van Basten, la resurrección del veterano Arnold Muhren y el descubrimiento de jugadores como el portero Stanley Menzo o el goleador John Bosman. Su gran virtud fue dar la suficiente mentalidad de ganador a un equipo cuya media de edad no llegaba a los 23 años.
Aparte de los citados, en el Ajax campeón del 87 destacan los defensas Sonny Silooy, el todo terreno del centro del campo, Jan Wouters, el hábil extremo John Van't Schip y el fino centrocampista atacante Witschge, con un paso por las filas del Barcelona, al igual que Cruyff, quien además de jugar, dirigió con éxito al equipo español.
En la temporada siguiente, 87-88, el Ajax también llegó a la final de la Recopa, pero no pudo obtenerla. El equipo belga del Malinas le derrotó por 1-0. Las bajas de jugadores como Van Basten y Rijkaard hicieron mella en la plantilla del equipo de Ámsterdam.
Las dos siguientes participaciones europeas, ambas en Copa UEFA, del Ajax han sido un verdadero desastre. El Sporting de Lisboa y el Austria de Viena le apearon de la competición a las primeras de cambio. Además en el encuentro contra los austriacos, la temporada 89-90, un aficionado holandés lanzó una barra de hierro al portero del Austria de Viena. Resultado del incidente: la UEFA sancionó al Ajax con una suspensión de por dos años sin jugar competiciones europeas. La apelación de los de Ámsterdam dejó la sanción en un sólo año.

Llega Van Gaal

El 30 de Septiembre de 1991, un joven técnico, Louis Van Gaal, hasta entonces uno de los ayudantes de Leo Beenhaker -que en esa fecha decidió abandonar el club holandés para convertirse en manager del Real Madrid- , pasa a ser entrenador del Ajax.
Van Gaal mantiene el sistema de juego clásico del equipo, con un buen fútbol de bloque, basado en los apoyos entre los jugadores y las aperturas del balón a las bandas para buscar desde allí los pases al centro de la delantera.
Van Gaal destacó como un entrenador muy ofensivo y de fuerte carácter que permaneció 6 temporadas junto a los lanceros y en el cual obtuvo infinidad de títulos (Copa de la UEFA 1992, Eredivisie 1994, 1995 y 1996; Copa de los Países Bajos 1993, Supercopa de los Países Bajos 1993, 1994 y 1995, Liga de Campeones, Supercopa de Europa y Copa Intercontinental 1995). Es en ese año un equipo que representaba prácticamente la selección de los Países Bajos, pues tenía en la portería a Edwin Van der Sar; a jugadores como Michael Reiziger o Frank de Boer en la defensa; en el medio campo a Ronald de Boer, Edgar Davids o Clarence Seedorf; mientras que Patrick Kluivert y Marc Overmars eran los atacantes. También tenía grandes extranjeros, como el finlandés Jari Litmanen y los nigerianos Nwankwo Kanu y Finidi George. Ésta constituía tal vez la parte más gloriosa del club.
En los últimos años sus éxitos han sido a nivel nacional: dos ligas (2002 y 2004), tres copas neerlandesas (2002; 2006 y 2007) y tres supercopas neerlandesas (2002; 2005 y 2006).
El Ajax también es famoso por su programa de divisiones menores (que junto al Real Madrid, poseen las canteras más importantes de Europa). De hecho, posee un filial en Sudáfrica, el Ajax Cape Town y de este equipo, surgieron figuras como Aaron Mokoena y Benni McCarthy. También posee acuerdos en varios clubes de países como Brasil, Serbia y China, donde en la actualidad es una de las canteras más importantes en el mundo.

Uniforme

Titular: Camiseta blanca con una franja vertical gruesa color rojo, pantalón blanco, medias blancas.
Alternativo: Camiseta, pantalón y medias azules.

El Estadio (Ámsterdam Arena)

Aunque su nombre oficial fue Ajaxstadion, el primer Estadio del Ajax, conocido popularmente como el Estadio de Meer, en el sureste de Ámsterdam; fue diseñado por un socio del club, el arquitecto Dan Rodenburgh, e inaugurado en Diciembre de 1934.
En sus últimos años cada vez acogía menos encuentros, esto sumado al aumento de la violencia entre aficiones rivales, forzaron al cambio de estadio. El estadio De Meer fue demolido para construir viviendas sobre sus terrenos, cuyas calles, en homenaje al viejo estadio, fueron bautizadas con nombres de diferentes estadios de todo el mundo.
"De Meer" es también el lugar donde se desarrollaría el Ajax es mundialmente famoso programa de capacitación de jóvenes y desarrollar algunos de los mundos mejores jugadores de fútbol, una filosofía que es aún más importante para su éxito hoy.
En la temporada 96-97 el equipo se trasladó a su nuevo estadio, el majestuoso y moderno Ámsterdam Arena, el cual se ubica en la ciudad homónima, en la provincia de Holanda Septentrional, Países Bajos. Es un estadio donde se practica tanto el fútbol como el fútbol americano. Sus equipos titulares son el A.F.C. Ajax de la Eredivisie y el Ámsterdam Admirals de la NFL Europa.
El estadio fue inaugurado oficialmente el 14 de Agosto de 1996, en un partido entre el Ajax y el AC Milan, que finalizó con un triunfo de 4 a 1 a favor del equipo italiano.
La ceremonia inaugural contó con la presencia de la Reina Beatriz I de los Países Bajos. De esta manera, se inauguró el primer estadio de Europa que contaba con techo retráctil.
El mismo tiene capacidad para 51.628 espectadores sentados y las dimensiones del campo de juego son de 125 x 80 mts., además el complejo cuenta con 12.500 estacionamientos para automóviles.
El recinto deportivo posee un palco real de 50 asientos acondicionados para la familia real de la Casa de Orange-Nassau. La tribuna de prensa posee 230 asientos, de los cuales 122 son para periodistas de prensa escrita, 50 para comentaristas deportivos y 52 para observadores. Además, el estadio cuenta con 62 localidades para discapacitados y sus respectivos invitados.
Tras la muerte de Rinus Michels en 2005, los fanáticos intentaron convencer a la administración del recinto deportivo de renombrarlo como “Rinus Michels Stadion”. La administración se rehusó a aceptar la petición.
El Ámsterdam Arena fue el primer estadio de Europa en contar con techo retráctil. Este techo está conformado por dos paneles replegables de aproximadamente 400 toneladas cada uno. Los dos paneles, de 40 x 118 mts., pueden techar al estadio en 18 minutos, gracias a la ayuda de ocho motores que permiten el movimiento de la estructura.
El estadio albergó la final de la Liga de Campeones de la UEFA 1997-98, el día 20 de Mayo de 1998. En este partido se enfrentó el Real Madrid de España a la Juventus de Italia. El encuentro fue ganado por el Real Madrid, quien venció por 1 a 0 al equipo italiano, gracias a un gol de Predrag Mijatovic.

Palmarés

Torneos nacionales

Liga Primera División -Eredivisie-: 1918, 1919, 1931, 1932, 1934, 1937, 1939, 1947, 1957, 1960, 1966, 1967, 1968, 1970, 1972, 1973, 1977, 1979, 1980, 1982, 1983, 1985, 1990, 1994, 1995, 1996, 1998, 2002 y 2004

Copa de los Países Bajos: 1917, 1943, 1961, 1967, 1970, 1971, 1972, 1979, 1983, 1986, 1987, 1993, 1998, 1999, 2002, 2006 y 2007

Supercopa de los Países Bajos: 1993, 1994, 1995, 2002, 2005, 2006 y 2007

Torneos internacionales

Copa Intercontinental: 1972 y 1995

Liga de Campeones de la UEFA: 1971, 1972, 1973 y 1995

Recopa de Europa: 1987

Copa de la UEFA: 1992

Supercopa de Europa: 1973 y 1995



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Yo jugué en River y en el Ajax de Holanda, pero ahora estoy cumpliendo mi sueño de hincha: jugar en Huracán, aunque sea en el Nacional "B".

(MARIANO JUAN, jugador argentino, al llegar a la entidad de Parque Patricios)

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Un contrato fabuloso


Cruyff es un niño del balón, nacido frente al estadio del Ajax de Amsterdam, en el seno de una modesta familia. Su madre realizaba las tareas de limpieza del club. Desde su más tierna infancia jugaba en la calle con cualquier tipo de pelota, y para entrar en el estadio, los días de partido, se comprometía a limpiar las botas de los futbolistas. Dejó la escuela bastante pronto. Sin embargo, los que le conocen a fondo afirman que se interesa por todo, lo comprende todo rápidamente y ha aprendido, sólo con un profesor y al mismo tiempo, el inglés y el español.
A los 10 años debutó en el conjunto infantil del Ajax, a los 17 ya jugaba en el primer equipo y a los 18 formó parte de la selección nacional.
Cruyff tuvo la suerte de que desde los 15 a los 16 años contó con un sagaz entrenador que, viéndole tan frágil, le hizo trabajar con los pesos y halteras tres o cuatro veces por semana con el fin de que consiguiera una constitución más atlética. A los 19 años era ya una figura en el fútbol y a la vez uno de los mejores jugadores que ha tenido el béisbol holandés. De tal modo que, sobre el terreno, Cruyff es capaz de aprovechar, con la celeridad del rayo y una portentosa intuición, el más mínimo fallo del adversario.
Su traspaso del Ajax al Barcelona fue, como se sabe, uno de los acontecimientos futbolísticos de la temporada 1973-74. A muchos les sorprendió, porque a pesar de que abonaba en impuestos un 80 por ciento de lo que ganaba, estas cosas parecen naturales en Holanda. Tras ganar una final de la Copa de Europa, el equipo del Ajax fue invitado por la reina Juliana a una recepción en su residencia de verano. Durante el acto, Cruyff se paseaba muy preocupado, con los ojos brillantes y las manos en los bolsillos, cuando la soberana se enfrentó a él y, bromeando, le dijo: "Cruyff, cuando miro un mapa del mundo, creo que eres más conocido que yo. Me parece que son pocos los que saben quién es la reina de Holanda, pero el fútbol está extendido por todo el mundo y todos saben quién eres tú". A lo que Cruyff respondió rápidamente: "Es normal, pago un 80 por ciento de impuestos".
Sin embargo, cuando en 1972, a los 25 años, renovó contrato con el Ajax, Cruyff tomó disposiciones sorprendentes para eludir en parte al fisco. Como de las considerables sumas que le eran abonados por el contrato, casi un 90 por ciento debía deducirse en concepto de impuestos, el Ajax se comprometió a pagarle un sueldo anual de más de 8.700 dólares, no sólo hasta los 32 años -límite previsto en el contrato- sino hasta los 60.
Este extraordinario contrato-renta, sin precedentes en la historia del fútbol, le permitió a Cruyff resistir las ofertas que le llegaban del exterior, aunque tanto su club como él acabarían sucumbiendo al millón y medio de dólares que, según se dijo, abonó el Barcelona por su adquisición. Sin embargo, la verdadera razón del traspaso de Cruyff no fue el dinero: "Estábamos reunidos los jugadores, a poco de volver de vacaciones, cuando Keizer (el extremo izquierdo del equipo) dijo bruscamente: -Bueno, vamos a elegir, como cada año, a nuestro capitán-. Yo era el capitán y creía gozar de la confianza de todo el mundo, pero no era así. Mis compañeros votaron contra mí. Fue para mí una especie de ruptura. Si mis compañeros no me deseaban, debía marcharme. Llegué a casa y le dije a mi suegro, que a su vez era mi mánager, “Listo, ya puedes llamar a Barcelona”.
Tiempo después, la gente del Barça se comunica conmigo y me preguntan por el dinero que quería ganar y les respondí: "Un millón de dólares en Suiza". Estaba seguro de que la respuesta sería negativa. Pero, con gran sorpresa por mi parte, los delegados españoles respondieron lacónicamente: “OK”.

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Johan Cruyff (Holanda, 1947)


Johan Cruyff ha sido el mejor jugador del Ajax, de la historia del fútbol holandés y, por qué no, uno de los mejores del mundo. Con este genio del Balón "los lanceros" de Amsterdam pasaron de ser un equipo del montón a reinar en Europa. La vida de Johan Cruyff estaba destinada a unirse a la del Ajax. Nació el 25 de Abril de 1947 en un piso muy cercano al estadio del equipo de la "Venecia del Norte", su padre era un tendero que abastecía a la cocina del club y su madre realizaba tareas de limpieza en el club. Cuando muere su progenitor, el joven Johan (13 años) entra a trabajar en el bar del Ajax, por lo que podemos ver la influencia de la entidad en la vida familiar.
Por aquellos años ya destacaba en las divisiones inferiores de "los lanceros". A los 14 años obtiene su primer título, en el equipo juvenil del Ajax. Esto hace que Cruyff crea que el número 14 le da suerte y sea su preferido para el resto de su carrera.
El 15 de Noviembre de 1964 debuta en el primer equipo, con sólo 17 años. Sus condiciones son impresionantes. En su segundo partido como titular va a marcar un fabuloso gol. Después de pasar el balón por encima de la cabeza de tres defensores, se planta solo ante el portero, al que gambetea en dos ocasiones antes de conseguir el tanto. Este joven de aspecto frágil se convierte en el indiscutible ídolo de la afición de Amsterdam. El estadio se llena para ver a este nuevo fenómeno, que juega en el área, en defensa, en el centro del campo y mete goles con la derecha, la izquierda, la cabeza, etc.
Con 19 años, es llamado a la selección holandesa (48 veces internacional). En la época dorada del Ajax es el líder del equipo. Nombrado mejor jugador europeo del año en 1971, 73 y 74. Con el Ajax disputó 275 partidos oficiales y marcó 205 goles.
En 1973, mediante un contrato fabuloso, ficha por el Barcelona, al que seguirán Los Ángeles Aztecas (78), Washington Diplomats (79) y Levante (80). En 1981 regresa al Ajax y gana dos Ligas con los de Amsterdam, antes de marcharse al Feyenoord (1983), donde pone fin a su carrera con un nuevo título de liga.
Como jugador del Ajax conquistó ocho Ligas, cinco Copas de Holanda, tres Copas de Europa, dos Supercopas europeas y una Copa Intercontinental. En el Feyenoord y Barcelona ganó una Liga y una Copa de cada país.
Entre sus logros como entrenador podemos mencionar dos Recopas: la 86-87, con el Ajax y la 88-89, con el Barcelona. Además dirige al equipo holandés que gana la Liga del 85 y las Copas del 86 y 87, y al conjunto azulgrana que vence la Copa del Rey del 90 y la Liga 90-91.

Frases

Siempre soy más duro con los mejores; lo absurdo sería apretar a quien no puede aportar más de lo que ya te ha dado (en alusión a las críticas hacia Laudrup)

Salid a disfrutar (a sus jugadores, previo a la final de la Copa de Europa de 1992 en Wembley)

Claro que puedo aceptar los silbidos si son justificados, porque incluso a mí me han silbado alguna vez (sobre las críticas a su hijo Jordi)

No hay ningún presidente que me diga lo que tengo que hacer. Cuando era jugador, el presidente del Ajax me quiso desprestigiar diciendo que era demasiado viejo para jugar (38 años). Entonces fiché por el máximo rival (Feyenoord) y gané la Liga, la Copa y quedé como máximo goleador de mi equipo. Con la rabia que uno siente, se puede llegar muy lejos.

En el reino de los ciegos, el bizco es el rey, pero sigue siendo bizco.

Si la edad no perdona para mí, no perdona para nadie (sobre el porqué de la marcha de Laudrup)

Anécdotas

Cruyff estaba llamado desde el principio a ser uno de los grandes dentro del mundo del fútbol, tanto en su etapa de jugador como en la de entrenador. Y esta última no podría haber comenzado mejor.
Leo Benhacker ocupaba el cargo de director técino de Ajax, tras el transcurso de la primera parte, el equipo de la capital holandesa perdía por 3 goles. Cruyff no podía permanecer quieto en la tribuna y decidió poner remedio a la situación. Mientras el partido seguía en juego, Cruyff bajó al banquillo y, tras recriminar duramente al técnico Benhacker por el juego del equipo, mandó a calentar a tres jugadores. Él mismo decidiría los cambios!
El Ajax terminaría ganando por un contundente 5-3. Benhacker abandonaría su cargo en el Ajax en favor del ídolo "lancero", Johan Cruyff.

Fue en la Copa del Rey de la Temporada 77-78, yo recién empezaba en el Alavés y nos enfrentábamos al Barcelona en su campo en el partido de vuelta.
Johan Cruyff era el dueño del espectáculo, mandaba sobre sus compañeros, rivales, todos. Cada vez que había una falta, la pelota la tenía debajo de su brazo. El partido comenzaba y seguía cuando él quería. En un momento le dije: “Mirá, ¿por qué no te llevás a tu casa esa pelota y nos das otra a nosotros para que podamos seguir jugando?”. Me puso el brazo sobre el hombro y me dijo: “¿Cómo te llamas tú?”. Le contesté: “Jorge Valdano”. Después: “¿Y cuántos años tienes tú?”. Le respondí: “20”. Me miró y me dejó frío: “¿Y tú no sabes que a Johan Cruyff, con 20 años, se lo trata de usted?”.
(JORGE VALDANO, ex jugador, técnico y comentarista deportivo, recordando sus inicios en el fútbol español)

Huérfano de padre, con su primer contrato en la mano, a los 17 años, un día se paró en la puerta de entrada y le gritó a su madre, doña Petronila: "¡Eh, señora, deje de lavar esa ropa! Ahora tendrá que atender a Johan Cruyff, el más grande jugador de fútbol del mundo".



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Las "melenas" del Ajax


"¿Qué es un entrenador de fútbol? En nuestra época de eficacia y tecnología, un entrenador es el que sabe todo aquello que concierne a su especialidad. Es como el comandante de un barco o de un avión, al que nada se le debe escapar. Los directivos conocen ciertas cosas, los jugadores saben otras, los médicos otras diferentes. Pero el entrenador debe estar enterado de todas". Así se expresa Stefan Kovacs en su libro "El fútbol total".

Si a un entrenador se le escapa alguna cosa, si no aprende pedagogía, fisiología, biología, anatomía, psicología, preparación física, difícilmente puede poner de relieve su personalidad o sus conocimientos sobre el fútbol.

Kovacs aprendió su oficio no sin dificultades y tampoco sin haber cometido algunos errores.

El primer club que entrenó fue el de la Universidad de Cluj (Rumania), donde había actuado anteriormente como jugador. Un día se hallaban disputando un partido en campo contrario, frente a un equipo bastante bueno que, al llegar al descanso, ganaba por 1-0.

Kovacs pensaba que se podía hacer mejor papel y por eso, en el descanso, dirigió violentos reproches a sus jugadores, se puso los pantalones y la camiseta del equipo y luego ocupó el lugar de uno de aquéllos.

El Cluj acabó venciendo por 2-1 y Kovacs cometió la equivocación de enorgullecerse de ello, mientras los jugadores jóvenes lloraban de rabia abrumados por su incapacidad. Al cabo de poco tiempo el caso se volvió a producir.

El Cluj perdía por 0-3 y Kovacs repitió los gritos contra sus muchachos, y decidió otra vez vestirse y saltar al terreno. Pero no se produjo de nuevo el milagro. El Cluj perdió por 0-6. "No cometí por tercera vez la misma tontería -recuerda Kovacs-. Delante de todos mis jugadores, rompí mi licencia de futbolista". La psicología juega un papel importante en el trabajo de todo entrenador. Conocer a los jugadores es algo realmente vital.

Cuando Kovacs se hizo cargo del Ajax sustituyendo a Rinus Michels, su contratación no sentó demasiado bien en Holanda. Y entre los propios jugadores su nombramiento fue recibido con cierta indiferencia.

Johan Cruyff, después de la cena en el primer día de la concentración pretemporada, intentó sondearle: "Señor entrenador -le dijo-, sabemos que viene usted de un país del Este y que preparaba al equipo del Ejército, donde no se hacían concesiones a la indisciplina. ¿Qué piensa usted de nuestros largos cabellos?"

Kovacs dirigió una mirada a todos aquellos melenudos rubios que le rodeaban y contestó: "No, señor Cruyff, sus melenas no me espantan. Es la moda actual entre la juventud. Creo que todavía podrían llevarlas de cinco a diez centímetros más largas. Pero yo no he venido aquí para cortarles el pelo, sino para intentar perfeccionar su juego". En otra ocasión, el equipo del Ajax, en el curso de un desplazamiento, asistió a una sesión de cine.

Kovacs quedó estupefacto viendo cómo seis o siete de los jugadores ponían los pies sobre el respaldo de la butaca delantera. No dijo nada, pero a la mañana siguiente, antes de iniciar el entrenamiento, les reprochó su falta de educación.

"¿Cómo pueden exhibirse así -les dijo- unos campeones de Europa? ¿Acaso actuáis de la misma forma en vuestras casas?"

A la semana siguiente, cuando el equipo asistió a otra sesión cinematográfica, nadie puso los pies en las butacas; en cambio, todos se volvieron hacia Kovacs y le preguntaron: "¿Está bien así? ¿Es así como le gusta que nos comportemos?"

Kovacs había ganado la partida en el campo psicológico y jamás tuvo que volver a hacer ninguna observación al respecto.

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