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El dribbling consiste en amagar una cosa y hacer otra, pero Garrincha simulaba precisamente lo que terminaría haciendo.

(ARMANDO NOGUEIRA, escritor y periodista deportivo brasileño)

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Garrincha (Manuel Picón - Uruguay)

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Entrevista a "Mané" Garrincha (1975)


Lo vimos en su casa del barrio de Tijuca, lleva una vida tranquila, rodeado de pájaros a los que atiende todo el día. Recordó a Zizinho, a Sívori, a Paulo Valentim, a River, a Boca... nos habló de fútbol y de su ambición por ser director técnico. Tiene 39 años y tres nietos.
Manoel Dos Santos, Mané Garrincha, uno de los más grandes futbolistas de todos los tiempos. Así vive y piensa hoy.

¿Cuál es la casa de Garrincha?

Las tres chiquilinas que juegan en el medio de la tranquila Estrada de Sorima, nos indican una construcción sólida, con un auto grande en la puerta y enmarcada por el verde que baja de los cerros.
Desde la ajetreada Copacabana demoramos unos treinta minutos hasta llegar a la somnolienta calle del barrio de Barra de Tijuca. El camino fue gambeteando los árboles frondosos de Sao Conrado y Joao, con el mar haciéndole cosquillas a los peñascos allá abajo. Mientras viajábamos pensaba en el reportaje al chueco que arrancó aplausos con sus amagues desconcertantes a 80 kilómetros por hora. Con sus centros rasantes que cientos de veces explotaron finalmente en las redes. Íbamos con ese "no sé qué" que precede a la entrevista con un ídolo. Con los comentarios que siempre lo acompañaron. "Garrincha está fundido..., está acabado...".
Con el temor de que tuviese la intención de volver a jugar en algún club del interior, tratando de buscar, como hace cuatro años, que las migajas de su talento le rindiesen algunos cruzeiros.

-Pasen, Garrincha está en el fondo.

Apenas un short viejo. La misma sonrisa ingenua y buena. Los saludos. Su interés por saber sobre "mi gran amigo Sívori". Después pregunta por Rossi, por Labruna, por Di Stéfano, por River, por Boca. Y las preguntas y las respuestas siguen mientras Manoel dos Santos, "Mané Garrincha", sigue con su manguera refrescando el jaulón con decenas dé pájaros de los cuatro puntos cardinales de Brasil "y algunos también de la Argentina".

-Garrincha, ¿cómo vai vocé?

-Muy tranquilo. Llevo una vida muy hogareña. Ni voy a ver fútbol. Estoy todo el día cuidando los pájaros. Sigo los partidos por televisión. A mí nunca me gusto el barullo. Ahora estoy en paz. Nos mudamos hace un año a esta casa. Hay aire puro, árboles. El restaurante no anduvo muy bien. Es que no me gusta salir de noche, ni presentarme arriba de un escenario. Yo soy un tipo simple. Y tampoco vivo de recuerdos. No me gusta hablar de mi época de jugador. Me da vergüenza, porque pienso que muchos dirán que vivo en el pasado. No, yo sé que ahora cuido de mis pájaros y soy muy feliz con eso. Es mucho más tranquilo cuidar pájaros que jugar al fútbol. Me levanto a las seis de la mañana y los veo uno por uno. Ves, ése lo traje de Fernambuco…, aquél de Ceara…, aquél...

Le preguntamos por sus dos sobrenombres. El "Mané" se lo puso Nilton Santos y es un diminutivo de Manoel. El "Garrincha" se lo colocó uno de sus 14 hermanos. Es el nombre de un pajarito muy común en el estado de Río de Janeiro -donde nació hace 39 años- que permanentemente está en movimiento con giros imprevisibles. Como las gambetas que creó ese número siete inolvidable del Botafogo, del Flamengo, del Brasil campeón mundial de 1958 y 1962.

-Contanos, Garrincha, aunque te cueste trabajo.

-La jugada que más recuerdo fue en Italia, en 1958, cuando nos preparábamos para el campeonato Mundial de Suecia. Creo que fue contra el Juventus. Agarré la pelota «n la punta, a la altura de la mitad de la cancha. Empecé a gambetear a todos los que me salían, hasta el arquero. Llegué solo frente al arco, porque había dejado a todos atrás. Entonces tomé la bola con las dos manos. Ya no tenía gracia seguir. Ahora sigo jugando picados, pero soy mediocampista. Sólo toco de primera. En el 58 yo estaba muy joven. Tenía una velocidad bárbara. Las gambetas me salían a toda velocidad. Si gambeteas parado no le sacas mucha ventaja al marcador. A mi me gustaban esos defensores que salían a darme patadas. Porque son los que menos saben jugar al fútbol y peor defienden. Más patadas tiraban y peor jugaban. Los que eran técnicos eran los que me daban trabajo; por ejemplo, Jordán, del Flamengo. Nunca me dio una patada y me marcó muchas veces en forma excelente. Aunque también a veces le tocó perder...

-¿Cómo ves el fútbol '75?

-Feo. Todos salen a defenderse. Yo ví el Mundial del '74 por televisión. Y no había ningún equipo grande, de verdad. Holanda no me convenció para nada. Si tuviese todo ese equipo que le vieron no perdía la final. Y eso de que el fútbol actual es más rápido no es verdad. Antes se llegaba con dos toques al arco contrario. Y ahora se precisan veinte. Mira el equipo de Brasil en la copa de Alemania. Toques, toques y no pasaba nada. Y volviendo a Holanda, para mí el mal del fútbol actual es que no se conservan hombres en cada posición. Cambiar de posiciones es un cuento. Vos ves todos los domingos que a un puntero se lo cambia de lado, que al zaguero central se lo pone de mediocampista. El puntero es puntero. El punta de lanza es punta de lanza. Yo empecé a jugar como centrodelantero. Me costó acostumbrarme a la punta. Después de años de ser puntero derecho me quisieron poner de centrodelantero. No te imaginas lo que me costó. Cada posición tiene su secreto. No se puede jugar de memoria en un puesto que no es el tuyo. Claro que hay jugadores que cambian y la aciertan. Pero la aciertan porque la posición de ellos es la última que probaron o porque tuvieron suerte. No comparto para nada eso de improvisar. Tenés los fenómenos que pueden jugar en cualquier posición, pero por eso son fenómenos.

-¿Y qué aconsejas?

-Hay que jugar ofensivo. El director técnico que manda a jugar a la defensiva es porque tiene miedo de perder el empleo. El fútbol es muy simple. Se ataca y se defiende. Si se monta una línea de zagueros buena podes jugar tranquilo al ataque con varios jugadores. Si tenés un Pelé y un Zico se puede jugar nada más que con dos hombres arriba. Pero si arriba hay dos burros no se puede jugar, porque no hay capacidad para hacer goles. Y por eso hay tantos cero a cero. La mayoría de los equipos no tienen ni a Pelé ni a Zico, y sin embargo siguen con apenas dos delanteros netos.

-Garrincha, ¿querés ser técnico?

-Sí, claro que quiero. Yo jugaba y miraba. Desde la raya veía bien el partido. Aprendí muchísimo viendo de cerca a grandes jugadores. Si agarro un equipo no voy a pedir grandes contrataciones. Me parece que no tiene gracia ser nombrado técnico y presentar una larga lista de jugadores costosos. Con grandes jugadores sólo basta desearles suerte en el túnel. El secreto es agarrar los pibes con condiciones y prepararlos para un puesto, para el puesto que tengan más condiciones. Sin pensar que se los puede utilizar para otra función.
Agarrar un puntero joven y ponerlo dos partidos en Primera. Después seguir puliéndolo en la división juvenil hasta que en un momento se lo pueda largar definitivamente en primera, y como puntero. En mi equipo pondría también dos jugadores mayores de 30 años. Esos que ya están de vuelta de todo dentro de un campo de fútbol. Son muy necesarios para imponer el ritmo justo en un partido difícil. Y como técnico sólo jugaría con esquema ofensivo. Claro que podría perder rápidamente el puesto. En primera división la gente quiere resultados de inmediato. Me parece que un equipo juvenil sería mejor para comenzar como técnico. En el fútbol las cosas llevan tiempo. Había gambetas que yo las tenía en la cabeza durante mucho tiempo y, sólo después de varios partidos maduraban y me salían bien en el campo.


-Garrincha, ¿tuviste algún ídolo?

-Zizinho. Un jugador excepcional. Me pareció un sueño cuando pude jugar una vez con él, en una selección carioca. Él estaba ya veterano. En el campo me dijo "vos, sos mi ídolo" y yo le dije exactamente lo mismo.

-¿Y cuál fue el mejor compañero en el campo?

-Paulo Valentim. Yo podía tirar el centro atrás desde la línea de fondo con los ojos cerrados porque Valentim estaba siempre ahí. Me enteré que está en México y que no anda muy bien. ¡Qué lástima! Era un jugador sensacional y en Boca fue figura y pudo haber hecho mucho dinero.

-Pero vos, ¿hiciste dinero?

-No. Nunca le di importancia. Cuando empecé en Botafogo, en 1953, mi gran alegría era jugar. Después fue igual. Inclusive yo firmé varios contratos con mi salario en blanco para que el club me pagase lo que considerase apropiado. Si eran 10.000 cruzeiros estaba bien, si eran 12.000 también. Una vez Juventus ofreció 700.000 dólares por mi pase, pero la transferencia no se hizo porque Botafogo pidió un millón de dólares. A mí la plata no me interesó. Y sigo igual. Con los planes de ser director técnico es lo mismo. Yo quiero hacer lo que me gusta, el dinero es secundario. No voy a ir a un club por dinero sino para enseñar lo que aprendí...

La casa en Barra de Tijuca fue el resultado de la recaudación en el partido de homenaje que le hicieron en Diciembre del '73 en el Maracaná, su mujer, la popular cantante Elza Soares, abrió un restaurante en el barrio de Villa Isabel para ver si Garrincha participaba como pequeño empresario. Pero no. A Garrincha no le gustan las complicaciones. Aunque hizo malabarismos con su vida, que ahora lo encuentra con 39 años y tres nietos, tras un casamiento a los 15 años; Garrincha se queda con la simplicidad del fondo de su casa. Con los trinos y el alpiste. Dibujando gambetas con la manguera para refrescar el jaulón.

(entrevista realizada por el periodista Guillermo Piernes y publicada en la revista “El Gráfico” Nº 2885, del 22 de Enero de 1975)



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El ángel de las piernas torcidas (Vinicius de Moraes - Brasil)


A un pase de Didí, Garrincha avanza
con el cuero a los pies, el ojo atento,
dribla una vez, y dos, luego descansa
cual si midiera el riesgo del momento.

Tiene el presentimiento, y va y se lanza
más rápido que el propio pensamiento,
dribla dos veces más, la bola danza
feliz entre sus pies, ¡los pies del viento!

En éxtasis, la multitud contrita,
en un acto de muerte se alza y grita
en unísono canto de esperanza.

Garrincha, el ángel, oye y asiente: ¡goooool!
Es pura imagen: la G chuta la O
dentro del arco, la L. ¡Es pura danza!

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Neném Prancha (Brasil)


Antonio Franco de Oliveira nació el 16 de Junio de 1906 y murió el 16 de Enero de 1976, siendo conocido por todos como Neném Prancha debido que sus manos median 23 centímetros de largo y usaba zapatos número 44.

Fue hincha de Botafogo de Futebol e Regatas desde el día que llego a Copacabana, procedente de Resende, ganando fama en el desaparecido Posto Quatro Futebol Clube y en Carioca Esporte Clube. Verdadero mito y profundo conocedor del fútbol brasileño, Neném Prancha fue utilero del departamento de atletismo de Botafogo desde 1943 y trabajo para la división juvenil de fútbol.

Neném Prancha fue siempre una figura misteriosa que nunca hablaba de su pasado y que, a pesar de vivir mucho tiempo en la playa, nunca lo vieron bañarse. Vivía en una pieza en la sede de Botafogo, como muchos empleados, paso privaciones a causa de los atrasos en los sueldos.

Jamás pensó en abandonar el club de su corazón y con mucha dificultad fue internado en la clínica donde más tarde moriría. Neném Prancha nunca pensó en casarse y apenas tenia para “parar la olla” como se dice por acá, además leía en los diarios de peleas conyugales y comentaba que “el casamiento es algo serio para terminar en los diarios y revistas”.

A lo largo de décadas Neném Prancha fue creador de muchas frases memorables sobre el fútbol. Es posible que algunas sean de la autoría de João Saldanha, pero el propio Saldanha parece que las asumía como si fueran del hombre que, por esa razón, quedo conocido como el "filósofo de la bola" Neném era adepto al fútbol objetivo y sin lujos, afirmando que el "fútbol es muy simple: quien tiene la pelota ataca, quien no defiende". Por eso el no gustaba de la gambeta y recomendaba a los jugadores de área para "jugar la pelota para arriba, mientras ella estuviera en lo alto no hay peligro de gol". Neném Prancha tampoco era adepto a las concentraciones y decía que "si la concentración ganara partidos, el club del presidio no perdería ningún partido", tal como era enemigo de supersticiones, porque el creía solamente en el talento del jugador y afirmaba que "si la macumba resolviera un campeonato, el bahiano terminaba siempre empatado".

Neném descubrió grandes jugadores -entre ellos el famoso Heleno de Freitas- y siempre les decía a los jóvenes talentos que "el jugador tiene que ir a la pelota con las mismas ganas que va a un plato de comida. Con hambre”. Para los goleros el tenía también una máxima: "el golero debe andar siempre con la pelota, lo mismo cuando va a dormir. Y si tiene mujer tiene que dormir abrazado a las dos". Esta frase está seguramente relacionada con otra en que afirma que "el golero tiene una posición tan rebuscada y difícil que donde el pisa ni crece el pasto".

Sobre los buenos jugadores el "filósofo da bola" garantizaba que "jugador bueno es el que tiene no una si no varias cualidades". Uno de los que más admiró, considerándolo uno de los mejores armadores de fútbol del mundo, fue Didí, y dijo que "Didí juega al fútbol como quien chupa una naranja, con mucho cariño".

Neném era admirador del fútbol clásico y por eso consideraba que el "fútbol moderno no es un picado donde todos corren y nadie sabe para donde". Por eso es que defendía aquello de "quien corre es la pelota; si no, era solo hacer un equipo de atletas y nada más".

La seriedad era una de las características fundamentales de Neném Prancha y cuando fue jugador en el fútbol de playa, antes de ser entrenador de juveniles de Botafogo, el "filósofo de la bola" evitaba patear penales, porque "el penal es una cosa tan importante, que quien debe patear es el presidente del club".

A veces sus frases eran un poco incomprensibles, como la que afirma que "quien pide tiene preferencia, quien se desmarca recibe". Pero quien tenga dudas sobre la perspicacia del "filósofo", tendría que recordar que, entre varios miedos que rodeaban el tema de la altura para la Copa del Mundo de 1970, Neném Prancha predijo ante todo la conquista definitiva de la copa Jules Rimet con el tricampeonato brasileño de fútbol: "el jugador brasileño no va a tener problema en México, porque él ya sabe lo que es vivir en una favela y no se puede quejar entonces de la altura…¨

Fuentes consultadas
• Folha de Sao Paulo, 17 de Enero de 1976.
• Nunca hubo un hombre como Heleno, de Marcos Eduardo Neves, Ediouro (2006)

Traducción: Alejandro Sayago

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