Paul Breitner nace en Baviera el 5 de Septiembre de 1951. Comenzó su carrera deportiva con 17 años en el SV Kolbermoor. Posteriormente pasa al ESV Freilassing y de ahí es fichado por el Bayern de Munich en 1970 con el que forma parte de un mítico equipo con jugadores como Müller, Beckenbauer, Heynckes, etc.
Con su peinado "afro", su mal genio y sus enfados, Paul Breitner fue conocido como el rebelde del fútbol de Alemania Occidental.
Recordado como uno de los mejores jugadores alemanes de la historia, era un mediocampista y defensor polivalente, muy laborioso de gran versatilidad.
Su rapidez -era considerado un falso puntero- y la potencia de sus disparos lo convirtieron en un "defensor-goleador", Era de esos jugadores que parecían estar en todas partes, un todoterreno con una gran llegada a gol.
Tras ganarlo todo, tanto en su club como en la selección, decide marcharse al Real Madrid donde también consigue dos títulos de liga dejando su sello de su gran versatilidad.
Con la selección alemana ha vivido momentos históricos y sus goles han resultado decisivos para la conquista tanto de la Eurocopa de Naciones de 1972, en la que marcó un gol en semifinales, como en la Copa del Mundo del 74 en la que marcó un golazo en semifinales desde 25 metros a Chile (video, al final del post) y otro en la final contra la selección holandesa. Aquella misma noche, Breitner dimitió por primera vez de la selección nacional, porque los dirigentes estaban todos en el banquete y las mujeres de los campeones mundiales no pudieron entrar.
Pese a sus éxitos, y producto de su fuerte personalidad, entra en conflicto con su compañero, el "Kaiser" Franz Beckenbauer. Además, recibía muchas críticas del entorno deportivo por su espíritu provocador. Entonces decide probar suerte en el Real Madrid. Y su paso por el club merengue no pasó desapercibido: 2 Ligas españolas y una Copa del Generalísimo fueron acumulándose a su palmarés.
Guarda muy gratos recuerdos de su etapa como jugador del Real Madrid, “fue una etapa maravillosa, yo era muy joven cuando llegué a España en 1974”, rememora, “tuve la oportunidad de vivir el cambio hacia la democracia, algo que siempre es inolvidable en una sociedad”. Además, uno de sus hijos es nacido en España.
En Madrid, fiel a sus ideas progresistas, Breitner llamó la atención por su donativo de medio millón de pesetas a unos huelguistas de la fábrica Standard, en los últimos años del franquismo.
Con la misma desfachatez con que desafiaba a los federativos alemanes, reaccionarios hasta la médula, y se declaraba maoísta, Breitner se enfrentaba al agónico franquismo con su donativo a los metalúrgicos madrileños.
En 1977 volvió a Alemania, para jugar una temporada en el modesto Eintracht Brunswick, y en 1978 retorna al Bayern Munich en donde se encuentra con un joven delantero llamado Karl Heinz Rumennigge con el que tiene una gran conjunción formando la popular asociación sobre el césped denominada "Breitnigge" por el periodismo deportivo de su país.
En 1978 en un partido de clasificación contra Grecia, para el Mundial de Argentina ’78, se retira oficialmente de la selección pero regresa en el 82 en el Mundial de España quedando subcampeón.
En España, y aunque perdieron el primer partido (2-1) frente a Argelia, la RFA logró llegar a la final, donde fue desbordada por la Italia de Paolo Rossi (3-1). Breitner tuvo que contentarse con reducir el marcador con un disparo de afuera del área, convirtiéndose de paso en el único jugador, junto a Vavá y Pelé, en haber marcado en finales diferentes de la Copa del Mundo.
Durante el Mundial de 1982, Paul Breitner marcó fuertemente la pauta del comportamiento insolente de los jugadores de la República Federal alemana durante el Mundial, con sus salidas de tono y declaraciones a la Prensa y televisión del estilo de "me importa un carajo", o "eso son gilipolleces".
Tras su retiro, en 1983, se convierte en presidente del Bayern Munich y tras dejar la presidencia se dedica al mundo de la televisión y a representar marcas deportivas.
Ha sido 48 veces internacional con la selección alemana marcando 11 goles. En la Bundesliga ha jugado 285 partidos marcando 93 goles y siendo nombrado mejor jugador de Alemania en la temporada 80/81.
Breitner fue blanco de las críticas por el mal estilo, dentro y fuera del campo, de la selección. No parecía importarle mucho, porque él siempre fue un individualista, acostumbrado a nadar contra la corriente.
Trayectoria
* 1970-1974: Bayern Munich
* 1974-1977: Real Madrid (España)
* 1977-1978: Eintracht Braunschweig
* 1978-1983: Bayern Munich
Palmarés
Torneos Nacionales
* Ligas Alemanas: 1972; 1973; 1974; 1980 y 1981
* Ligas españolas: 1975 y 1976
Torneos internacionales
* Copa de Europa: 1974
* Copa Mundial de Fútbol: 1974
* Eurocopa: 1972
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Paul Breitner (Alemania)
El maldito segundo de Heysel
Un miserable segundo separó al Atlético de Madrid de proclamarse campeón de Europa. Fue el 15 de Mayo de 1974 en el estadio "Heysel" de Bruselas. Enfrente tenía un buen equipo, pero asequible al conjunto rojiblanco: el Bayern de Munich de los Beckenbauer, Breitner, Hoeness y Müller.
El Atlético formó con Reina; Heredia, Eusebio, Capón; Adelardo, Luis, Irureta; Ufarte (Becerra), Gárate y Salcedo (Alberto). Al equipo de esta campaña se le conocía cariñosamente como el Atlético Buenos Aires. Y es que además del técnico Juan Carlos Lorenzo, había muchos jugadores argentinos: Rubén "Ratón" Ayala, Ramón "Cacho" Heredia, El "Panadero" Díaz, Benegas e Iselín Santos Ovejero.
Los rojiblancos habían controlado el centro del campo con su mayor calidad técnica y llevado las riendas del encuentro durante la mayor parte del tiempo. Los delanteros fueron sometidos a férreos marcajes (Heredia sobre el "Torpedo" Gerd Müller y Schwarzenbeck sobre Gárate) y el marcador no se movió.
En la prórroga siguió la misma tónica del partido. Pero a falta de seis minutos el colegiado belga Leraux señaló una falta en el borde al área alemana. Luis Aragonés, el "Sabio de Hortaleza", catedrático en el lanzamiento de golpes francos, lo vio muy claro. Golpeó el balón por encima del muro alemán y antes de que entrara ya estaba festejando el tanto. El portero Maier se quedó de piedra.
El partido parecía decidido en favor de los rojiblancos. Pero, cuando el colegiado ya miraba su cronómetro, un zapatazo desde 35 metros de Schwarzenbeck se coló entre una nube de piernas y llegó hasta la red atlética. Era el empate definitivo. No dio tiempo ni a sacar de centro. La fortuna le había dado la espala a los rojiblancos. En el fútbol, como juego que es, además de poner todos los medios a tu alcance para conseguir la victoria, hay que contar con la suerte. Y en lo referente a la diosa fortuna el Atlético siempre ha sido subcampeón. Los dados nunca le han sido favorables y aquella noche mucho menos.
Dos días después se jugó el partido de desempate. Pero el jarro de agua fría dejó congelada la moral atlética y los rojiblancos sucumbieron por 4-0 ante los muniqueses. La final ya se había perdido 48 horas antes. Cierto es que el partido no acaba hasta que el árbitro no pita el final..., pero no hay duda de que el campeón de Europa moral de 1974 vestía a rayas rojas y blancas, aunque la Copa "volara" de las vitrinas atlétlcas por un maldito y fatídico último segundo.
(extraido del libro "Los grandes clubes del fútbol mundial", pág. 127)