6 de mayo de 2010


Que el sempiterno hombre duro del fútbol alemán Lothar Matthäus y Stefan Effenberg no tenían por costumbre ir de vacaciones con sus respectivas era vox populi.
Quizá harto de vivir a la sombra de la leyenda tanto en el Bayern como en la selección, al rubio platino nunca le tembló la voz para ponerle las peras al cuarto al del brazalete eterno. Effenberg, en su autobiografía publicada en 2003, guarda un pequeño rincón forrado de seda para el gran Lothar y le tacha de cobarde por no querer lanzar el penalti decisivo en la final del Mundial 90 y por borrarse (en beneficio de Thorsten Fink) en la recordada final de Copa de Europa en Barcelona.
Incluso, con el sentido del humor de un Panzer, dedica un capítulo entero al capitán titulado "Lo que Lothar Matthäus sabe de fútbol". El episodio consiste en una hoja en blanco.

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