Se acuestan dos medias lunas
que bajan para juntarse
perfecta línea, que al darse,
cierra un siglo de fortuna.
Once barras,
blancas unas,
rojas otras.
No lo dudo,
me queda el pecho viudo
si me quito tu razón,
que más que mi corazón
a mí me late tu escudo.
Un símbolo manifiesto,
una clara identidad,
cuasi, cuasi santidad
para el que te lleva puesto.
Siempre tu orgullo enhiesto,
firme aquí, ajustado nudo.
Prefiero quedarme mudo
antes que negarte a tí
que lo mejor que sentí
lo sentí por este escudo.
¡Qué primavera destapa
este azahar rojiblanco!
¡Qué otoño si me lo arranco
del ojal de mi solapa!
Ninguna sombra lo tapa.
Nadie puede,
nadie pudo,
desteñir este menudo
símbolo de mi pasión.
Morirá mi corazón
pero quedará tu escudo.
que bajan para juntarse
perfecta línea, que al darse,
cierra un siglo de fortuna.
Once barras,
blancas unas,
rojas otras.
No lo dudo,
me queda el pecho viudo
si me quito tu razón,
que más que mi corazón
a mí me late tu escudo.
Un símbolo manifiesto,
una clara identidad,
cuasi, cuasi santidad
para el que te lleva puesto.
Siempre tu orgullo enhiesto,
firme aquí, ajustado nudo.
Prefiero quedarme mudo
antes que negarte a tí
que lo mejor que sentí
lo sentí por este escudo.
¡Qué primavera destapa
este azahar rojiblanco!
¡Qué otoño si me lo arranco
del ojal de mi solapa!
Ninguna sombra lo tapa.
Nadie puede,
nadie pudo,
desteñir este menudo
símbolo de mi pasión.
Morirá mi corazón
pero quedará tu escudo.
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