21 de enero de 2010

El incomprendido (Ariel Alejandro Adera - Argentina)


El hombre mantenía un duelo con su rival, un duelo que hasta ese momento se había mantenido dentro de los límites de las reglas del juego, pero no sería él quién cruzará ese línea.

El defensor se arrojó al piso y barrió con todo, el atacante cambió instantáneamente de pierna de apoyo reduciendo así las consecuencias inevitables del golpe que se acercaba. El impacto fue duro y seco y si bien el agredido no perdió la vertical cerca estuvo de hacerlo.

Desde afuera se vio como una jugada normal, nadie advirtió la gravedad del impacto ni de la situación. Si no hubiese cambiado el peso de su cuerpo a la otra pierna podría haberle ocasionado una lesión permanente. Perdió el control y se le fue encima a increpar al agresor quien ya se había puesto de pie.

Los demás jugadores no comprendieron esta reacción ya que según su apreciación había sido una situación normal, entonces intervinieron para calmar al golpeado quien parecía fuera de sus casillas. Entonces miró a su alrededor y se dio cuenta que todo el mundo ahora lo increpaba a él, y lo acusaban de una reacción desmedida e injustificada que estaba arruinando el juego, un verdadero desubicado.

Se llenó de bronca y comprendió algo: él había sido el que recibió ese puntapié en el tobillo y solamente él sabía cuanto le dolía y solo él comprendía lo violento de la actitud de su rival, todos lo criticaban desde el desconocimiento y ahora subestimaban su juicio.

Se calmó y se alejo pensativo, 15 minutos después fue expulsado: roja directa por un codazo a la altura del mentón. Su víctima: su agresor.

(mi agradecimiento a la generosidad de Ariel, que permitió la publicación de este relato)

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