Qué pocos supieron verte
con la paz que da el domingo,
deleitándose en tu risa,
en tus gestos y en tu ritmo.
La impaciencia desbordaba
como un río de aguas bravas
al que añoraba un Mesías
desde épocas lejanas.
El contagio o la venganza
con desatada pasión
hervía en quien se empeñaba
mostrar su equivocación.
Te bautizaron “el Niño”
pero qué pocos veían
la comprensión y el cariño
que todos niños ansían.
Ellos están enzarzados
por ver quién tiene razón,
no tiene que ver contigo
su tozuda obstinación.
El fútbol no se ha inventado
para callar otras bocas,
sembrar asombro o elogios,
navegar en barcas rotas.
El fútbol, como la vida,
fluye por un ideal,
tan fuerte como una roca
tan profundo como el mar.
No quiero verte en portadas,
que digan que es tu Mundial,
lo que quiero que te lleve
a conquistar tu ideal.
con la paz que da el domingo,
deleitándose en tu risa,
en tus gestos y en tu ritmo.
La impaciencia desbordaba
como un río de aguas bravas
al que añoraba un Mesías
desde épocas lejanas.
El contagio o la venganza
con desatada pasión
hervía en quien se empeñaba
mostrar su equivocación.
Te bautizaron “el Niño”
pero qué pocos veían
la comprensión y el cariño
que todos niños ansían.
Ellos están enzarzados
por ver quién tiene razón,
no tiene que ver contigo
su tozuda obstinación.
El fútbol no se ha inventado
para callar otras bocas,
sembrar asombro o elogios,
navegar en barcas rotas.
El fútbol, como la vida,
fluye por un ideal,
tan fuerte como una roca
tan profundo como el mar.
No quiero verte en portadas,
que digan que es tu Mundial,
lo que quiero que te lleve
a conquistar tu ideal.
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