Esta pequeña anécdota le ocurrió a Ángel Labruna, figura legendaria del fútbol argentino. Labruna fue principalmente un excelente goleador que marcó una época en el River Plate. Su vida está llena de anécdotas y de historias como la que sigue: A los 29 años Labruna enfermó de gravedad y como consecuencia dejó de jugar por seis meses. Al “feo” le habían recetado unos medicamentos equivocados y se le inflamó el hígado provocándole un derrame de bilis. Cómo el mismo dijo, "me salvé de casualidad".
Cuando pasó todo, volvió a la reserva, que se jugaba los jueves. En el periódico "La Razón" publicaron que el jugador estaba tan bajo que lo mejor que podía hacer era 'colgar las botas' (retirarse).
A Labruna le supo tan mal que su amor propio le obligó a trabajar como un loco para volver a ser el que había sido. Gracias a aquella nota en el periódico, Angelito pudo decir: "jugué trece años más en Primera División". Y es que Labruna se retiró a punto de cumplir los cuarenta y dos años.
Cuando pasó todo, volvió a la reserva, que se jugaba los jueves. En el periódico "La Razón" publicaron que el jugador estaba tan bajo que lo mejor que podía hacer era 'colgar las botas' (retirarse).
A Labruna le supo tan mal que su amor propio le obligó a trabajar como un loco para volver a ser el que había sido. Gracias a aquella nota en el periódico, Angelito pudo decir: "jugué trece años más en Primera División". Y es que Labruna se retiró a punto de cumplir los cuarenta y dos años.
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