Zamora era grueso jersey de cuello alto, toscas rodilleras,
botas rigurosas, gorra visera
un león.
Fue un precursor
el dandy postmoderno que era Domingo:
deslumbrantes jerseys, sin rodilleras, ni visera
una pantera.
Algo había roto Domingo.
Cambiaba la marginada estética.
Desaparecieron los postes cuadrados
-no me cabía en la cabeza lo de los postes redondos.
¡Qué absurdo recordar que pensé que
se perdía la virilidad del poste cuadrado!
¡Y la del banderín del córner que saltaba hecho astillas!
¡Y aquellas botas irreductibles!
Hoy se presentan las nuevas camisetas de temporada.
Todo cambia
y si los nadadores compiten con la antiestética piel de
tiburón
por mor de las prestaciones,
si los jugadores del rugby americano o los de hockey
sobre hielo
llevan indumentarias adecuadas a su deporte
¿por qué los diseñadores no fabrican un body absolutamente inasible?
¿porqué las camisetas y pantalones de los futbolistas se hacen cada vez más agarrables?
¿A quién favorece tan inexplicable circunstancia?
(Mi agradecimiento al Maestro Francisco J. Uriz quien, con toda generosidad, me envió su libro "Un rectángulo de hierba" de donde tomé este poema)
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