Era el 16 de Junio de 1938 y el encuentro entre Italia y Brasil en el estadio Velodrome en Marsella llevaba una hora de juego. Italia ganaba por 1 a 0 y tenía la oportunidad de aumentar a través de un penal. El jugador encargado para las tales situaciones normalmente era Guiseppe Meazza, pero tenía un problema: el elástico de sus pantalones se había roto.
Sin embargo, Meazza no se detuvo; con su mano izquierda sostuvo los pantalones, con la derecha colocó la pelota en el punto penal y no le dio ninguna oportunidad al arquero brasileño con su remate.
Italia ganaría el partido y avanzaría a la final donde defendería exitosamente su título.
Sin embargo, Meazza no se detuvo; con su mano izquierda sostuvo los pantalones, con la derecha colocó la pelota en el punto penal y no le dio ninguna oportunidad al arquero brasileño con su remate.
Italia ganaría el partido y avanzaría a la final donde defendería exitosamente su título.
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