25 de noviembre de 2009


En 1959, San Lorenzo de Almagro se consagraba campeón del fútbol argentino y como tal, al año próximo le tocaba en suerte participar de la disputa de la primera Copa Libertadores de América.
Tras eliminar al Bahía (Brasil) por el Grupo II, su futuro rival, en semifinales, era Peñarol de Montevideo. Entre los aficionados argentinos, y particularmente en los hinchas de San Lorenzo, esta Copa no interesaba demasiado. No tenía mucha "prensa".
El primer partido se disputó en el estadio Centenario de Montevideo (foto), ante 55 mil espectadores. En Uruguay, las cosas se tomaron de una manera diferente. Allá, las expectativas eran muchas. Pero pese a todo, como San Lorenzo tenía un equipo muy fuerte, en especial en su ofensiva (Facundo, Ruiz, Oscar Rossi, Sanfilippo y Boggio) se logró un importantísimo empate. Linazza convirtió para los mirasoles y Boggio para los santos.
La revancha fue en Buenos Aires, en el estadio de Huracán, ante solo 10 mil personas. Muy poca gente para la época. Y fue empate en cero.
Como en esos tiempos no existía el gol de visitante para definir la paridad, tuvo que realizarse un tercer partido, en país neutral. Y ahí apareció la experiencia del recordado directivo de Peñarol, Washington Cataldi, viendo el negocio y el cierto desinterés del club argentino. Entonces, ofreció una suma de dinero (50 mil pesos de la época) para que la definición se realizara en el Estadio Centenario.
Los dirigentes de San Lorenzo aceptaron y Peñarol, nuevamente como local, y con dos tantos del ecuatoriano Alberto Spencer al arquero Vladimiro Tarnawski llegó a la final.
Finalmente, Peñarol ganó la primera Copa Libertadores al derrotar a Olimpia, quedando en la historia sudamericana.

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