Los estadígrafos del fútbol obtuvieron, hace algunos años, un dato realmente insólito, referido a los goles más rápidos de la historia del fútbol de Primera División en el orden mundial.
Lo original de este caso es que el gol en cuestión, fue... en contra.
Ocurrió el 3 de Enero de 1977, cuando se enfrentaron Torquay United y Cambridge United, por el torneo oficial de la Liga de Inglaterra.
El sorteo realizado por el árbitro permitió que el centrodelantero del Cambridge iniciara las acciones, tocando hacia adelante a un compañero, quien casi inmediatamente envió un centro por elevación hacia el área adversaria.
Allí, el defensor del Torquay, Pat Kruse (foto), intentando rechazar de cabeza, conectó hacia atrás, descolocando a su arquero, para abrir el marcador.
Fue un verdadero golazo, pero en contra, y a solo ¡6 segundos! de comenzado el partido. Todos los espectadores quedaron como paralizados por la insólita conquista.
Pat Kruse, el hombre que quedó en la historia del fútbol a raíz de ese hecho desafortunado, dicen que tuvo que ir a un psicólogo. Su récord, indudablemente, no le causó ninguna satisfacción personal, además de haber perdido la titularidad para el siguiente partido.
Lo original de este caso es que el gol en cuestión, fue... en contra.
Ocurrió el 3 de Enero de 1977, cuando se enfrentaron Torquay United y Cambridge United, por el torneo oficial de la Liga de Inglaterra.
El sorteo realizado por el árbitro permitió que el centrodelantero del Cambridge iniciara las acciones, tocando hacia adelante a un compañero, quien casi inmediatamente envió un centro por elevación hacia el área adversaria.
Allí, el defensor del Torquay, Pat Kruse (foto), intentando rechazar de cabeza, conectó hacia atrás, descolocando a su arquero, para abrir el marcador.
Fue un verdadero golazo, pero en contra, y a solo ¡6 segundos! de comenzado el partido. Todos los espectadores quedaron como paralizados por la insólita conquista.
Pat Kruse, el hombre que quedó en la historia del fútbol a raíz de ese hecho desafortunado, dicen que tuvo que ir a un psicólogo. Su récord, indudablemente, no le causó ninguna satisfacción personal, además de haber perdido la titularidad para el siguiente partido.
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