15 de septiembre de 2009


Procedo de un país, Uruguay, donde una gran victoria lograda por valores futbolísticos (ganarle la final a Brasil en su propia tierra) fue vista como el elogio máximo a la virilidad; desde entonces perder es no ser tan hombre. Le hemos puesto a los jugadores para siempre el sayo de que si no son capaces de ser campeones del mundo no son tan hombres como aquellos de 1950, que a la vez se han quedado sin el reconocimiento de lo que valían como futbolistas.

(VÍCTOR HUGO MORALES, relator y periodista uruguayo)

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