Marco Aurelio fue un destacado centrodelantero de Chacarita Juniors, -que más tarde pasaría a Vélez Sársfield-, que tenía un enorme sentido del humor.
En 1941, logró el ascenso a Primera División con el equipo funebrero. Y estando en Vélez, en 1944, junto al legendario arquero Miguel Rugilo, y delantero Ángel Fernández, decidió emigrar al fútbol mexicano, más precisamente al club León.
Según relata el periodista Luciano Wernicke, en su imperdible libro "Curiosidades futboleras" -1996-, en el León, los mencionados tuvieron a un técnico que utilizaba singulares métodos. Decía Aurelio: "el entrenador, en pleno partido, les daba instrucciones a sus jugadores utilizando pañuelos de diferentes colores. Si el técnico agitaba uno de color azul, todos debían ir al ataque. En cambio, si exhibía uno verde, los once integrantes del equipo tenían que defender. Y si el pañuelo elegido era el rojo, había que retener la pelota".
La novedosa estrategia se puso en práctica, pero las cosas no salían nada bien. Por más que se cambiaban los colores establecidos -más que nada los verdes-, los goles de los rivales llegaban unos tras otros.
En una ocasión, con el partido desfavorable por 5 a 1, Aurelio se acercó al banco y, dirigiéndose al técnico, le sugirió: "Maestro, ¿qué le parece si saca un pañuelo blanco y nos rendimos?" Marco Aurelio, inefable.
En 1941, logró el ascenso a Primera División con el equipo funebrero. Y estando en Vélez, en 1944, junto al legendario arquero Miguel Rugilo, y delantero Ángel Fernández, decidió emigrar al fútbol mexicano, más precisamente al club León.
Según relata el periodista Luciano Wernicke, en su imperdible libro "Curiosidades futboleras" -1996-, en el León, los mencionados tuvieron a un técnico que utilizaba singulares métodos. Decía Aurelio: "el entrenador, en pleno partido, les daba instrucciones a sus jugadores utilizando pañuelos de diferentes colores. Si el técnico agitaba uno de color azul, todos debían ir al ataque. En cambio, si exhibía uno verde, los once integrantes del equipo tenían que defender. Y si el pañuelo elegido era el rojo, había que retener la pelota".
La novedosa estrategia se puso en práctica, pero las cosas no salían nada bien. Por más que se cambiaban los colores establecidos -más que nada los verdes-, los goles de los rivales llegaban unos tras otros.
En una ocasión, con el partido desfavorable por 5 a 1, Aurelio se acercó al banco y, dirigiéndose al técnico, le sugirió: "Maestro, ¿qué le parece si saca un pañuelo blanco y nos rendimos?" Marco Aurelio, inefable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario