En los tiempos que hoy corren en nuestro bendito fútbol, cuando la fuerza física y la táctica quieren prevalecer sobre la técnica, cuando la pelota siente a cuentagotas el buen trato y la pincelada genial sobre su lomo, cuando el foul es un arma sistemática y cuando la ventaja deportiva aflora constantemente, queremos brindarle un homenaje al mejor jugador de la historia del fútbol mundial, retirando la camiseta número 10.
Qué enorme contrariedad. Una vez que erradicamos a los culpables de lo que mencionamos antes (Bilardo, Pachamé, Russo y otros de menor culpabilidad) queremos retirar el único símbolo dentro de una cancha que engloba la creatividad, la genialidad, el toque distinto, el estandarte de la gambeta, la inventiva en un segundo, la desfachatez del potrero; queremos retirar la camiseta que usaron algunas vez los Alonso, los Bochini, los Onega, los Willington, los Babington, los Kempes, los Riquelme y tantos otros.
Creo no equivocarme cuando digo en voz alta que la camiseta número 10 siempre tiene que lucirse en la Selección Argentina, sobre todo cuando Diego Armando Maradona la hizo cielo y estrellas. Nos llena de jerarquía y de orgullo mirarla y contemplarla se la ponga quien se la ponga. Pero la 10 siempre la llevará alguien que sienta el fútbol de otra manera, que sea capaz de ponerse el equipo al hombro con la técnica de aliada, que tire un sombrero, un caño o intente una gambeta donde solo sus portadores lo hacen.
No se equivoquen una vez más con una determinación como nos tienen acostumbrados los que dirigen este país en cualquier ámbito. No sigan ¡please! aconsejándolo mal a Diego. Ya es suficiente. Ya le han hecho mucho daño. El tendría que ser el primer opositor a esta intencionada medida y no que prime ese tufillo a raro egoísmo que los que pululan a su alrededor no se lo hacen notar.
En el centro de Munich los alemanes preservan en la actualidad un edificio destruido por la guerra. Está ahí tal como quedó para que todo teutón que pase por el lugar se acuerde de lo nefasto de la guerra. Dejemos entonces la camiseta 10 para recordar todas las alegrías y satisfacciones que, en mayor o en menor medida, nos otorgaron quienes la vistieron. Siempre con la misma convicción: la de jugar bien al fútbol.
(artículo del ex jugador argentino José "Pepe" Castro, publicado en el portal digital "El ático")
Qué enorme contrariedad. Una vez que erradicamos a los culpables de lo que mencionamos antes (Bilardo, Pachamé, Russo y otros de menor culpabilidad) queremos retirar el único símbolo dentro de una cancha que engloba la creatividad, la genialidad, el toque distinto, el estandarte de la gambeta, la inventiva en un segundo, la desfachatez del potrero; queremos retirar la camiseta que usaron algunas vez los Alonso, los Bochini, los Onega, los Willington, los Babington, los Kempes, los Riquelme y tantos otros.
Creo no equivocarme cuando digo en voz alta que la camiseta número 10 siempre tiene que lucirse en la Selección Argentina, sobre todo cuando Diego Armando Maradona la hizo cielo y estrellas. Nos llena de jerarquía y de orgullo mirarla y contemplarla se la ponga quien se la ponga. Pero la 10 siempre la llevará alguien que sienta el fútbol de otra manera, que sea capaz de ponerse el equipo al hombro con la técnica de aliada, que tire un sombrero, un caño o intente una gambeta donde solo sus portadores lo hacen.
No se equivoquen una vez más con una determinación como nos tienen acostumbrados los que dirigen este país en cualquier ámbito. No sigan ¡please! aconsejándolo mal a Diego. Ya es suficiente. Ya le han hecho mucho daño. El tendría que ser el primer opositor a esta intencionada medida y no que prime ese tufillo a raro egoísmo que los que pululan a su alrededor no se lo hacen notar.
En el centro de Munich los alemanes preservan en la actualidad un edificio destruido por la guerra. Está ahí tal como quedó para que todo teutón que pase por el lugar se acuerde de lo nefasto de la guerra. Dejemos entonces la camiseta 10 para recordar todas las alegrías y satisfacciones que, en mayor o en menor medida, nos otorgaron quienes la vistieron. Siempre con la misma convicción: la de jugar bien al fútbol.
(artículo del ex jugador argentino José "Pepe" Castro, publicado en el portal digital "El ático")
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