Cayeron los imperios, los reyes y los príncipes.
Cayeron las repúblicas, dictaduras y dioses.
Cayeron boxeadores y jefes de la mafa.
Cayeron los amantes de juventud hermosa.
Cayeron los hipócritas. La noche llega a todo.
Caerán tarde o temprano las catedrales nórdicas.
Todo caerá no hay duda. Si cayó -recordadlo,
recordad esa tarde que el estadio de Wembley
tembló cuando los húngaros su sexto gol marcaron-
la hasta entonces invicta selección de Inglaterra.
Cayeron las repúblicas, dictaduras y dioses.
Cayeron boxeadores y jefes de la mafa.
Cayeron los amantes de juventud hermosa.
Cayeron los hipócritas. La noche llega a todo.
Caerán tarde o temprano las catedrales nórdicas.
Todo caerá no hay duda. Si cayó -recordadlo,
recordad esa tarde que el estadio de Wembley
tembló cuando los húngaros su sexto gol marcaron-
la hasta entonces invicta selección de Inglaterra.
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