* dedicada al Torino Football Club
Sugerente elegancia,
sutilidad de diseño,
esculturas expresivas,
crear colores nuevos.
Algún conde italiano
soñando se inspiró
en un Renacimiento
con césped y balón.
Y en esa cordillera
que separaba el arte
del Sur y del Norte
se pintó un paisaje.
Personajes de leyenda
trazaron con realismo
escenas con una luz
de alegórico idealismo.
Ese eterno quattrocento
de momentos divinos,
de devoción ferviente
dibujada con brillo,
nos dejó en el lienzo
demasiados ángeles,
seguían en el cielo
y nadie podía verles.
Aunque nos quedamos
sin óleo ni pinceles,
paleta ni caballetes,
sin piedra ni cinceles,
nos quedará siempre
la fuerza del toro,
la que dio a la belleza
sus vitrinas de oro.
Sin ese único carácter
de bravura y de casta
la victoria no hubiera
sido la esposa granata.
La trompeta de Filadelfia
sigue llamando a vencer
al Toro en un grito:
“Forza Toro alé alé”.
sutilidad de diseño,
esculturas expresivas,
crear colores nuevos.
Algún conde italiano
soñando se inspiró
en un Renacimiento
con césped y balón.
Y en esa cordillera
que separaba el arte
del Sur y del Norte
se pintó un paisaje.
Personajes de leyenda
trazaron con realismo
escenas con una luz
de alegórico idealismo.
Ese eterno quattrocento
de momentos divinos,
de devoción ferviente
dibujada con brillo,
nos dejó en el lienzo
demasiados ángeles,
seguían en el cielo
y nadie podía verles.
Aunque nos quedamos
sin óleo ni pinceles,
paleta ni caballetes,
sin piedra ni cinceles,
nos quedará siempre
la fuerza del toro,
la que dio a la belleza
sus vitrinas de oro.
Sin ese único carácter
de bravura y de casta
la victoria no hubiera
sido la esposa granata.
La trompeta de Filadelfia
sigue llamando a vencer
al Toro en un grito:
“Forza Toro alé alé”.
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